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Una cuestión se plantea a la naturaleza de ese derecho medieval. ¿Qué fue ese
derecho y hasta qué punto se compuso de ingredientes germánicos, romanos,
costumbres jurídicas primitivas u otros elementos? ¿Cuál fue la vigencia del Liber
Iudiciorum en los territorios cristianos liberados en el período altomedieval?
A) Tesis Germanista
Hasta los años 50 se aceptó el carácter germánico del derecho medieval español.
Esta tesis viene a afirmar que los visigodos, pese a su legislación romanizada,
mantuvieron sus costumbres germanas. Siendo el ordenamiento de los reyes visigodos
una normativa teórica de escasa aplicación. Con la invasión árabe, ese derecho germano
afloró y se desarrolló en los reinos cristianos durante la Alta Edad Media.
- La venganza de la sangre.
- La responsabilidad colectiva de los miembros de la familia o la
comunidad en los delitos cometidos por los miembros.
- La existencia de cojuradores o juradores solidarios.
- La prenda extrajudicial o realizada por el acreedor sin decisión del juez.
- El duelo judicial para dirimir un conflicto.
A) El régimen visigótico
Cataluña
León
Toledo
C) Los Fueros
Los fueros constituyen la fuente por excelencia del derecho medieval español.
Pero el término fuero es ambiguo y difícil de precisar al tener diversos significados en el
tiempo y en el espacio.
La palabra fuero deriva del latín forum que, entre otros significados, alude al
Tribunal, a su jurisdicción y modo de actuar. La segunda acepción conlleva la idea de
privilegio (poder acogerse a la jurisdicción de un Tribunal).
¿Cómo, dónde y por qué aparecen los fueros? En Castilla y otros lugares primó
un derecho judicialista, las fazañas. Las fazañas respondían a casos concretos, las
colecciones que se fueron haciendo eliminaron lo episódico para conservar la norma de
carácter general, como apuntó Galo Sánchez de la sentencia se extrajo el precepto
jurídico abstracto “la fazaña se convirtió en fuero”. Si esto es así, que los fueros derivan
de las fazañas, debieron abundar donde dominó el derecho de libre albedrío y escasear
donde los jueces dispusieron de un código para juzgar. Hubieron fazañas y fueros en
relación inversa a la vigencia del Liber. A más Liber menos fueros y viceversa.
Caracteres generales
Desde el siglo XI los reyes suelen dictar normas de carácter general, pero
también comienza a fijarse por escrito el derecho consuetudinario de cada zona. Esta
tarea fue impulsada por instancias oficiales e incluso por los particulares.
Castilla y León se caracterizaron tanto por la implantación del Liber como del
libre albedrío en esta época. El primero es redescubierto en Toledo donde era derecho
personal de los mozárabes, pero se extendió como derecho local otorgado a varias
ciudades con lo que convierte en derecho territorial. Para esto fue fundamental la
traducción del Liber al romance, dando paso al Fuero Juzgo. Este texto sería otorgado
por Fernando III y Alfonso X a ciudades como Murcia, Sevilla o Córdoba.
Pero también se recogieron por escrito las fazañas dando paso al fuero, lo que
facilitó su difusión al otorgarse a varias localidades un mismo derecho con lo que se
territorializa. También aparecieron textos que pretenden fijar de modo directo el
derecho territorial sin referencia al lugar donde debía aplicarse. Desde el siglo XIII los
reyes castellanos pretendieron implantar un derecho general para todo el reino
superando el ámbito territorial, lo que originó conflictos.
Castilla condal
El texto más antiguo del condado castellano son los Fueros de Brañosera, carta
de población que concedió el conde Nuño Núñez a 5 pobladores. Se data en 824
(García-Gallo retrasa su fecha 60 años). Fue confirmado por los condes posteriores.
León
Entre 1017 Alfonso V dio una serie de decretos, que fueron revisados y
ampliados ese año o en 1020 que contienen las primeras leyes territoriales de la España
medieval, y han sido identificados tradicionalmente con el Fuero de León.
Sahagún
Asturias
El Fuero de Sahagún fue concedido (mediados siglo XI, Alfonso VII) a Oviedo
y Avilés.
La Rioja
Los primeros textos riojanos de la época Navarra son fueros de carácter agrario.
Algunos autores las califican como cartas vecinales (Martínez Díez), la más antigua es
la otorgada a Cirueña (972). Estos textos regulan las prestaciones de los vecinos a sus
señores, bien mediante trabajo personal o rentas en dinero o en especie.
Este fuero se siguió otorgando hasta una época muy tardía, cuando otros fueros
ya estaban en declive. El Fuero de Logroño se seguirá otorgando a ciudades junto al
Fuero Real o al Ordenamiento de Alcalá.
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Otros dos fueros a destacar son los de: Ocón de redacción original, y el de Haro que defiende la
autonomía municipal.
Sepúlveda
Unos cien años más tarde de la primera redacción del Fuero de Sepúlveda
(1179), el maestre de Santiago, con el acuerdo del rey, concedió a Uclés un fuero
compuesto en buena parte por el de Sepúlveda, que quedó como supletorio. A mediados
del siglo XIII hubo una segunda redacción del Fuero de Uclés con más de 200 capítulos,
que fue utilizado por la Orden de Santiago para repoblar algunos lugares de sus
dominios.
Toledo
Moros y judíos conservan su derecho aunque hay dudas de que fuese fijado por
escrito. La población mozárabe recibió un estatuto que fijaba su condición jurídica
(carta firmitatis). Se les reconocía la posibilidad de utilizar el Liber para las cuestiones
privadas y sus litigios privados. Pero las cuestiones penales y los pleitos entre
mozárabes y castellanos se regulaban por el derecho de los castellanos.
Para atraer a los castellanos de la Ribera del Duero, Alfonso VI les otorgó
numerosos privilegios y jurisdicción propia (Carta castellanorum). Esta carta, en una
redacción ampliada, fue utilizada para el Fuero de Escalona.
Soria
La importancia de este fuero viene dada por su relación con el Fuero Real. En
un principio se pensó que había sido fuente para esta obra de Alfonso X (Galo Sánchez,
1919). Gibert puso en duda esta hipótesis, defendiendo todo lo contrario: Soria debió
tener un fuero anterior a 1256; entonces, Alfonso X le concedió el Fuero Real,
derogando el anterior; al redactar el concejo el fuero de 1272, que conocemos, se tuvo
en cuenta el Fuero Real que sería fuente del Fuero de Soria y no a la inversa. Esta
hipótesis la desarrolló Martínez Díez.
Para ello cotejo ambos textos con el Liber. Pudo comprobar que son pocas las
coincidencias del texto soriano con la obra visigoda, en cambio el Fuero Real recoge
muchos preceptos del Liber. Es más, todos los pasajes sorianos donde consta la
influencia del Liber aparecen casi con la misma redacción que encontramos en el Fuero
Real. En definitiva, el Fuero Real es una versión más próxima al Liber y el Fuero de
Soria es más alejada. Esto confirma que el fuero alfonsino es anterior y que fue utilizado
por los redactores del Fuero de Soria.
Cuenca
García-Gallo afirmó que el Fuero de Cuenca fue obra de un jurista privado (no
de Alfonso VIII). Retrasa su elaboración a la primera mitad del siglo XIII (los códices
latinos son de esa época). En cuanto al rey Alfonso que se menciona como otorgante de
la primera concesión no sería Alfonso VIII (que “sólo” fue rey de Castilla) sino un
Alfonso que fue rey de Castilla y León, condición que cumplen Alfonso VI y Alfonso
VII (la cláusula que aparece se encuentra en otros fueros de la Extremadura leonesa).
Tampoco acepta que todos los fueros relacionados con el de Cuenca procedan de
él. Sostiene la existencia de un texto previo que sirvió de modelo, que habría de
acomodarse en distintas fechas a diversas ciudades. Se trataría de un formulario de
fueros susceptible de ser utilizado en tal o cual lugar utilizando el topónimo oportuno.
En ese formulario aprecia la gran fuerza motriz del uniformismo jurídico municipal de
la Baja Edad Media castellano-leonesa. Este formulario habría sido elaborado en
Cuenca, siendo un derecho tipo que se expande a Extremadura.
Esto influye en la relación del Fuero de Cuenca y otros fueros “de su familia”,
en especial con el Fuero de Teruel (para Ureña este fuero aragonés procedía del de
Cuenca; Caruana defendió la tesis inversa). La existencia del formulario se traduce en
una revisión global de las fuentes medievales de la Extremadura castellano-leonesa y en
especial con los textos relacionados con el Fuero de Cuenca (Fueros de Baeza, Úbeda,
Sabiote en Jaén, o Chinchilla y Alcaraz en Albacete).
El antiguo derecho de Castilla sufrió a fines del siglo XII importantes mudanzas.
Se desarrollaron los fueros municipales, que se fueron extendiendo a otras localidades.
Además las costumbres originarias de un lugar fueron asumidas por otros, y los
privilegios que tenían unos beneficiarios concretos al incluirse en el fuero afectaban a
otras personas. Todo supone una masa informe y dispersa de derecho territorial que a
mediados del siglo XIII comienza a fijarse por escrito. Esta tarea se desarrolla en la
comarca de Burgos, donde una serie de juristas recogen ese derecho disperso que se
aplica en la vida diaria y se recoge en diversos textos:
Devysas
La falta de seguridad en el medio rural y de una autoridad pública hizo que los
débiles buscasen la protección de los poderosos. Esta situación fue una constante
histórica. Esta protección generó diversas formas de encomendación o patrocinio, que
podemos reducir a dos tipos:
La situación de estos lugares en el siglo XIV con sus dueños, deviseros y gabelas
quedó recogido en el Libro becerro de las merindades de Castilla o más simplemente
Libro becerro, elaborado en 1352 tras la petición de los hidalgos en las Cortes de
Valladolid del año anterior.
Galo Sánchez apuntó la hipótesis de que esta obra se formó sobre una antigua
fuente antigua perdida (llamada X y que también lo fue del Fuero Viejo). Este modelo
pudo ser múltiple.
Este texto recoge también textos locales, apreciando cierta dosis de derecho
señorial en aquellos preceptos que comienzan “esto es por fuero de Castilla”.
El Fuero Viejo de Castilla
El Fuero Viejo asistemático (al que se hace referencia en el prólogo del Fuero
sistemático, algunos han dudado de su existencia), ha llegado a nosotros por tres
extractos:
Los dos últimos textos aparecen en el primer texto, de todos modos la relación y
naturaleza de estos textos no está clara.
4. 9. Aragón y Navarra.
Fuero de Jaca
4. 10. Cataluña.
La persistencia del derecho visigodo tiene lugar gracias al Liber que aparece
inflexible y anquilosado. Las nuevas disposiciones no se incorporan a su texto, cuya
renovación es prácticamente nula excepto algunas cuestiones eclesiásticas. A partir del
siglo XI surge un derecho complementario en un clima de violencia. Poco a poco se
difumina su aplicación, su agonía (según Iglesia), aunque la tradición jurídica visigoda
persista integrada en la propia catalana y se conceda como derecho supletorio de
algunas costums locales.
Estas cartas, tanto las de población como las de franquicia, comparadas con las
de otros territorios tienen un contenido más sucinto y restringido. La persistencia del
derecho visigodo y el derecho feudal explican que no se desarrollase un ordenamiento
extenso como sucedió en otros territorios de España. Son pocas las cartas que aparecen
como auténticos estatutos jurídicos locales, siendo la de Cardona el paradigma de las
cartas de grandes pretensiones (986). Ocasionalmente estas cartas remiten al
ordenamiento general, con lo que de alguna forma éste se concreta y cobra una mayor
vigencia en el ámbito local.
También hay que señalar la temprana e intensa recepción del derecho romano,
que se explica también por razones geográficas (las relaciones con Italia y el sur de
Francia). Los propios Usatges dan cabida a ciertos capítulos de derecho romano.