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Arritmias Cardiacas

Las arritmias o ritmos cardiacos anómalos pueden tener lugar en niños con corazones
estructuralmente normales, como característica de algunos defectos cardiacos congénitos y en
pacientes después de reparación quirúrgica de defectos cardiacos congénitos. También
pueden observarse en pacientes con miocardiopatía y con tumores cardiacos. Pueden ser
secundarias a trastornos metabólicos y de electrolitos. Se pueden clasificar de diferentes
modos, según la frecuencia cardiaca (bradicardia y taquicardia) y según el origen de la arritmia
en las aurículas o ventrículos. Algunas arritmias se toleran bien y se autolimitan. Otras pueden
causar disminución del gasto cardiaco con síntomas asociados. Algunas arritmias pueden
causar muerte súbita. El tratamiento depende de la causa de la arritmia y de su gravedad.

Se han hecho muchos avances en el diagnostico y tratamiento de las arritmias pediátricas en la


ultima década. Nuevos fármacos antiarrítmicos han demostrado y efectividad en niños. La
ablación con radiofrecuencia ha ofrecido cura para algunas arritmias, el desarrollo de técnicas
de ablación y la expansión de las capacidades de los marcapasos.

Evaluación diagnostica

El personal de enfermería debe estar familiarizado con los estándares de frecuencia cardiaca
normal para cada grupo de edad en particular. Una responsabilidad inicial del personal de
enfermería es el reconocimiento de latidos cardiacos anómalos ya sea en frecuencia o en
ritmo. Cuando se sospecha una arritmia, se cuenta la frecuencia apical por un minuto entero y
se compara con la frecuencia radial, la cual puede ser menos debido a que no todos los latidos
apicales se palpan. Consistentemente, las frecuencias cardiacas altas o bajas deben
considerarse sospechosas. Se debe colocar un monitor cardiaco al paciente con capacidad de
registro. Un electrocardiograma de 12 derivaciones arroja mayor información que el registro
del monitor y debe realizarse lo antes posible.

El procedimiento diagnostico básico es el ECG incluida una monitorización Holter de 24 horas.


Un estudio electrofisiológico permite la identificación de la alteración en la conducción e
investigar inmediatamente que fármaco podrían controlar la arritmia.

Las arritmias pueden clasificarse de acuerdo con varios criterios, según el efecto en la
frecuencia y el ritmo cardiacos, de la siguiente manera:

Bradiarritmias: frecuencia anormalmente baja.

Taquiarritmias: frecuencia anormalmente alta.

Trastornos de la conducción: frecuencia cardiaca irregular.


Bradiarritmias

La bradicardia sinusal (más lenta que la frecuencia normal) en los niños puede atribuirse a la
influencia del sistema nervioso autónomo, como en tonos hipervagales, o en respuesta a
hipoxia e hipotensión, se sabe que las bradicardias sinusales se desarrollan después de algunas
cirugías de reparación cardiaca complejas que involucran líneas de sutura auricular extensas. El
bloqueo auriculoventricular (AV) completo también se denomina bloqueo cardiaco completo.
Este puede ser congénito o adquirido después de cirugías de reparación de defectos cardiacos.
Los bloqueos AV se relacionan habitualmente con edema alrededor del sistema de conducción
y se resuelven sin tratamiento.

Algunos niños pueden precisar un marcapaso definitivo. El marcapaso se hace cargo o ayuda
en la función de conducción del corazón. El marcapasos consta de dos componentes básicos, el
generador de pulso y el cable que conduce las señales eléctricas

Taquiarritmias

La taquicardia sinusal (frecuencia anormalmente alta) secundaria a fiebre, ansiedad, dolor,


anemia, deshidratación o cualquier otro factor etiológico que requiera aumento del gasto
cardiaco, debe descartarse antes de hacer un diagnostico de frecuencia cardiaca alta o
patológica. La TSV es la taquiarritmia más común hallada en niños y hace referencia a una
frecuencia cardiaca rápida regular de 200-300 latidos por minuto. Hasta 1 de cada 250 niños
experimenta TSV es habitualmente súbito, la duración es variable y el ritmo puede finalizar de
manera abrupta y volver al ritmo sinusal normal. Los signos clínicos en los lactantes y niños
pequeños son: pobre alimentación, irritabilidad extrema y palidez. Los niños pueden
experimentar palpitaciones, mareos, dolor torácico y diaforesis. Si la TSV se mantiene, pueden
verse signos de IC.

El tratamiento de la TSV depende del grado de afectación impuesta por la arritmia, en algunos
casos las maniobras vágales, como aplicar hielo en el rostro, el masaje carotideo (solo en un
lado del cuello) o hacer que niños mayores realicen una maniobra de valsaba (ejemplo, inhalar
con la glotis cerrada, soplar en un dedo como si fuese una trompeta durante 30-60 s), pueden
terminar la TSV. Si las maniobras vágales fracasan o el niño está inestable
hemodinamicamente puede utilizarse la adenosina (una droga que bloquea la conducción AV)
la adenosina se administra rápidamente en bolo i.v seguida de un bolo de suero fisiológico de
arrastre del fármaco debido a su vida media muy corta. Si esto fracasa o el gasto cardiaco está
afectado, la sobreestimulación esofágica o la cardioversión sincronizada (administrar un
choque eléctrico al corazón) pueden utilizarse en el contexto de cuidados intensivos, para
ambos procedimientos es necesaria la sedación. La cardioversión nunca debe hacerse en un
paciente consiente. Los tratamientos farmacológicos a largo plazo incluyen la digoxina o
posiblemente el propanolol o la amiodarona para la TSV graves o recurrentes.

Un enfoque principal de la atención de enfermería es la educación de la familia sobre los


síntomas de TSV y su tratamiento. Las TSV pueden recurrir a pesar del tratamiento, se debe
enseñar a los padres a tomar el pulso radial durante un minuto completo, si se prescribe
medicación, se remarcarán las instrucciones sobre la dosis precisa y la importancia de
administrar la dosis correcta en los intervalos especificados.

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