Está en la página 1de 6

Las maracas de Manuel Rangel: entre lo

popular y lo clásico
POR Grace Lafontant
12/09/2020
El álbum King Mangoberry: music of Ricardo Lorenz (2019)
figura en los Pepsi Music Awards de este año gracias al trabajo
de un maraquero venezolano, quien interpretó, junto con la
Wind Symphony Band de la universidad de Michigan, Cinco
alegorías para sinfónica de vientos, El muro y Pataruco: concierto
para maracas venezolanas y orquesta, del compositor Ricardo
Lorenz.
Manuel Rangel se sorprendió al recibir la noticia de su nominación
para los Pepsi Music Awards en las categorías Mejor artista clásico
y Mejor tema clásico. Esto, gracias a su participación en el
álbum King Mangoberry: music of Ricardo Lorenz. El disco, grabado
en 2019 y producido por la disquera Blue Griffin Records, recopila
tres de los grandes temas del doctor en Música y compositor
Ricardo Lorenz.
–Es mi primera nominación como solista. Fue una sorpresa muy
bonita porque, además, las categorías son extrañas para mí. No soy
un músico clásico –comenta Rangel.
Sin embargo, explica que el álbum fue realizado junto con la Wind
Symphony Band de la Universidad Estadal de Michigan (MSU),
Estados Unidos y por ello figuró en esas categorías. El contraste es
imponente: suena música clásica cuando, de pronto, irrumpe el
son de un par de maracas venezolanas.
La historia del álbum se remonta a 2009 cuando, trabajando en
colaboración con el clarinetista Alcides Rodríguez,
descubrió Pataruco. Un concierto para maracas y orquesta cuyo
autor era Ricardo Lorenz. La obra jamás se había presentado en
Venezuela ni ejecutado por maraqueros, solo percusionistas. Sin
embargo, en Europa era muy popular. De hecho, Rodríguez le
envió un video con una presentación de la orquesta sinfónica de la
República Checa (1999). Rangel quedó fascinado.
De manera inmediata, el músico estudió las partituras y pidió a El
Sistema espacio para presentar Pataruco. Pero fue en 2017, bajo la
dirección de Cristian Vásquez y junto con la Orquesta Simón
Bolívar, cuando Manuel Rangel finalmente interpretó en
Venezuela la pieza de Lorenz.
Ese mismo año, publicó el libro 5 movimientos son la clave, en el
cual Rangel desarrolla una gramática musical para las maracas. Es
un manual académico para descubrir y aprender a tocar el
instrumento.
–Lorenz me invitó a presentar mi libro en la Universidad Estadal
de Michigan, donde es jefe de cátedra y realicé varias actividades
allí. Luego, di una gira por varias universidades en Estados Unidos
y, en 2019, regresé a la MSU, pero esta vez para grabar una nueva
versión de la pieza. Era una adaptación para viento y maracas que
hizo un estudiante de doctorado en la universidad y Lorenz quería
realizar el disco con un maraquero venezolano. Fue un sueño
hecho realidad –expone Rangel.
Durante su experiencia con la Wind Symphony Band, vivió nuevas
dinámicas de grabación y estudio. Asimismo, destaca haber
sentido un nivel de presión inédito, ya que tres personas tenían sus
ojos sobre él: el director y dos asistentes de dirección.
–El elemento de la perfección en el mundo clásico existe, pero la
música popular es lo opuesto: es una expresión cultural e
interpretativa. Adaptarse a eso no fue fácil –dice el maraquero.
Manuel Rangel no está detrás de premios o reconocimientos.
Simplemente persigue su pasión. Sin embargo, cuando llegan los
agasajos, los ve como abrigos que le indican que va en la dirección
correcta. Para esta nominación a los Pepsi Music Awards, comenta
Rangel, Ricardo Lorenz y la banda de la Universidad de Michigan
también celebran el logro.

Kevin L. Sedatole, Manuel Rangel y Ricardo Lorenz durante un


ensayo de la obra. Fotografía cortesía de Manuel Rangel
El maraquero obtuvo su primer premio, el Silbón de Oro, cuando
tenía 19 años. Allí compitió contra otros músicos venezolanos y
colombianos. Guarda, además, certificados de los Latin Grammy,
por su participación en el álbum de Ilan Chester, Tesoros de la
música venezolana (2009).
–Son momentos muy bonitos que te hacen ver y sentir que has
crecido a nivel profesional y personal. Creo que todos en la vida
buscamos reconocimiento hacia lo que hacemos. Cuando llega, lo
celebro –apunta Rangel.
Su formación comenzó en Barquismeto, su ciudad natal. Era parte
del coro de los Niños cantores de Lara y, cuando su voz se tornó
más grave, su maestra, Carmen Alvarado, le sugirió continuar con
la música. Tomó un par de maracas y continuó.
–Mi papá se dio cuenta de que ya no cantaba, sino que tocaba
maracas. Él, un melómano, amante de la música tradicional, fue el
primero en enseñarme. Años más tarde, el Ensamble Gurrufío
hizo una gira por el país Aprende y toca con Gurrufío. Ahí, tuve mi
primer contacto con el maestro maraquero Ernesto Laya. Con él
aprendí la técnica que manejo hoy: una moderna, depurada,
complicada y con una lógica profunda –añade Rangel.
Antes de estudiar con Laya, tocar maracas le parecía difícil por ser
un instrumento que se aprende de forma empírica. De hecho,
parte de la motivación de Rangel para escribir 5 movimientos son la
clave fue encontrarle una explicación a la música tradicional
venezolana. Su formación profesional fue en el Conservatorio
Vicente Emilio Sojo, en Barquisimeto, donde obtuvo el título de
guitarrista clásico.
Cuando Rangel recuerda sus años de estudio, lo hace con nostalgia
y agradecimiento.
–Para mí es muy importante recalcar de dónde uno viene. Gracias
a estas personas hice mi carrera musical: Carmen Alvarado,
directora del coro y mis maestros en el conservatorio: Behomar
Rojas, Valmore Nieves, Julieta Peraza y Luis Enrique Silva. Ellos
son los profesores que más atesoro porque jamás habría tenido la
valentía para enfrentarme a la música y al mundo sin su guía. Me
dieron mis más grandes herramientas –agrega.
Ricardo Lorenz & Manuel Rangel. Fotografía cortesía de Manuel
Rangel
En cualquier joropo sobresale, entre el arpa, el cuatro o el
bandolín, un sonido seco. Escobillao. Es el choque de semillas de
capacho con el envase de tapara que las contiene. El ejecutor debe
agarrar con firmeza el mango y reproducir sonidos armónicos para
acompañar la música. Es un aprendizaje empírico que el
maraquero Manuel Rangel llevó, en 2017, al mundo académico.
Desde entonces, se ha presentado en diferentes escenarios de
Estados Unidos y Europa.
Los viajes y la congregación de personas están prohibidos. Sin
embargo, mientras llegan los resultados de los Pepsi Music Awards
2020 (que se llevarán a cabo de manera virtual) Manuel Rangel se
mantiene activo, a pesar de que los planes que tenía para este año
se derrumbaron como consecuencia de la pandemia de covid-19.
En su defecto, trabaja en proyectos que, pensaba, no podía hacer
antes por falta de tiempo. Escribe la segunda parte de su libro y
colabora con una artista francesa en un producto
titulado Hilos donde la música, que acompaña algunas obras
plásticas, será de su autoría.
En su casa, en Caracas, se escucha el sonido de unas maracas
fabricadas en Guanare por el maestro Máximo Terba y se
reproducen canciones del Ensamble Gurrufío, Grupo Raíces de
Venezuela, Serenata Guayanesa, Reinaldo Armas, Ilan Chester,
jazz, música brasileña y, por supuesto, obras de Ricardo Lorenz.

GRACE LAFONTANT
https://prodavinci.com/las-maracas-de-manuel-rangel-entre-lo-
popular-y-lo-clasico/

También podría gustarte