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ECONOMÍA DEL CUIDADO: POLÍTICAS DE IGUALDAD DE GÉNERO A

TRAVÉS DEL USO DEL TIEMPO EN LA CIUDAD DE BOGOTÁ

GRUPO H

KATHERINE HERNÁNDEZ

LILIANA LEÓN

LEIDY INFANTE

ESUELA SUPERIOR DE ADMINISTRACION PÚBLICA “ESAP”

ESPECIALIZACION EN PROYECTOS DE DESARROLLO

Bogotá DC, septiembre 14 de 2020


ECONOMÍA DEL CUIDADO: POLÍTICAS DE IGUALDAD DE GÉNERO A TRAVÉS

DEL USO DEL TIEMPO EN LA CIUDAD DE BOGOTÁ

En noviembre de 2010 se expidió la Ley 1413, que tuvo como objetivo incluir la economía del

cuidado, conformada por el trabajo de hogar no remunerado en el Sistema de Cuentas Nacionales,

con el objeto de medir la contribución de la mujer al desarrollo económico y social del país y como

herramienta fundamental para la definición e implementación de políticas públicas. En esta

también se definió que la “economía del cuidado” hacer referencia al trabajo no remunerado que se

realiza en el hogar, relacionado con mantenimiento de la vivienda, los cuidados a otras personas del

hogar o la comunidad y el mantenimiento de la fuerza de trabajo remunerado.

A partir de la expedición de la Ley se utiliza como instrumento de medición metodológico la

Encuesta de Uso del Tiempo, la cual permite medir el tiempo dedicado por las personas a diferentes

actividades. Esta labor está a cargo del Departamento Nacional de Estadística y a su vez el

Ministerio de Hacienda y Crédito Público incluyen sus resultados en el Sistema de Cuentas

Nacionales, mediante una cuenta satélite y por último, la Consejería Presidencial para la Equidad de

Género, es la encargada de hacer seguimiento, vigilancia y control.

Desde entonces la población identificada por el DANE a través de la encuesta Nacional del Uso

del Tiempo categorizada como Trabajo no comprendido en el Sistema de Cuentas Nacionales.

Porque la implementación de la ley, solo ha avanzado en los datos de recolección hechos por el

DANE y que sirven para ser incluidos en las cuentas nacionales, pero no como herramienta para

definir políticas públicas, tal cual lo cita la ley.

Esto se ve reflejado de manera específica en la capital del país, en dónde recientes estudios

muestran que con base en los resultados de la ENUT, la discriminación fundamentada en la carga

laboral hacia las mujeres de menores ingresos se sigue presentando y no ha sido una tendencia

decreciente en los últimos años (Moreno, 2018). Por esto, es interesante analizar las estrategias que
han adelantado las diferentes administraciones distritales para dar aplicación a la Ley 1413, no sólo

en términos de la utilización de la ENUT, sino generando programas y estrategias en los planes de

desarrollo territoriales, para afrontar la discriminación en la carga de trabajo hacia las mujeres.

Adicionalmente, se puede señalar que los temas referentes a la economía del cuidado en la

determinación de políticas públicas no cuentan con una gran producción académica o bibliográfica

que sirva como insumo para que los tomadores de decisiones en el ámbito público, generen

programas, programas y proyectos pertinentes, que permitan revertir la tendencia de sobrecarga

hacia la mujer colombiana. De otra parte, se encuentra que la labor de seguimiento adelantada por la

Consejería Presidencial para la Equidad de Género, a la implementación de medidas de lucha contra

la discriminación femenina, se ha enfocado en el cumplimiento de la realización de la ENUT, pero

no ha buscado mecanismos de uso de esta herramienta para el diseño de políticas públicas en el

ámbito nacional.

Teniendo en cuenta lo anterior, el presente trabajo investigativo busca indagar sobre la siguiente

pregunta ¿Qué efectos ha tenido la expedición de la Ley 1413 de 2010 en el diseño de políticas

públicas en el Distrito Capital, que tengan en cuenta el concepto de economía del cuidado para

disminuir la discriminación laboral hacia las mujeres?

Para esto se adelanta una revisión bibliográfica enfocada en la exploración de la evolución teórico

conceptual de la “economía del cuidado” a nivel internacional y en Colombia, así como la

actualidad normativa de este concepto en el país, analizando los planes de desarrollo de los últimos

gobiernos distritales y enunciando algunos resultados sobre las problemáticas concernientes a la

distribución de la carga laboral entre hombres y mujeres. Esta revisión buscará diseñar elementos

críticos para evaluar el nivel de desarrollo de estas políticas en las administraciones de Bogotá.

La economía del cuidado es un tema con poco desarrollo en el país, desde su teoría hasta su

práctica, puesto que sus adelantos conceptuales no han tenido continuidad en el tiempo, por

tanto, resulta
interesante generar desde la academia con vista a la ley 1413 de 2010, donde se aborda el tópico

enunciado, una postura que permita aportar a limitados avances en dicha materia hasta la fecha

El concepto de la economía del cuidado

Desde comienzos del siglo XX, los movimientos sociales feministas han cuestionado sobre la

organización social del cuidado de las personas y su aporte a la producción económica de un país.

Primero se habló del trabajo reproductivo, señalando su relación con la reproducción de la fuerza de

trabajo en los hogares, es decir el cuidado de los hijos y la familia. Posteriormente se pasó a la

definición de economía del cuidado como aquellas labores que incluyen todas las actividades que

propenden por el cuidado de las personas y los espacios, sin importar si reciben remuneración ni el

lugar en que se llevan a cabo (Esquivel, 2011).

Esta concepción surge desde la interpretación de autores clásicos de la economía, que sostenían que

el trabajo doméstico contribuía a la generación de valor en los bienes de subsistencia que serían

finalmente consumidos por los trabajadores. Si bien, reconocían la importancia de este tipo de

trabajos, no hacían ningún acercamiento concreto a su medición o a su aporte a la economía de una

sociedad (Enríquez, 2005).

Los movimientos feministas también han resaltado que históricamente los trabajos que tienen que

ver con el cuidado del hogar han sido asignados de manera preponderante hacia la mujer, por su

condición de gestantes en el ciclo de vida y por las características asignadas al rol femenino. Esto

implicó que el trabajo femenino quedara relegado a un trabajo privado, mientras que el de los

hombres pasó a ser utilizado para le medición de la producción de valor agregado (Padilla, 2017).

De acuerdo con esto, Padilla (2017) resalta la importancia del análisis de esta división social del

trabajo desde una perspectiva interdisciplinaria, ya que esta no puede ser entendida sólo desde la

perspectiva económica.
La idea fundamental detrás de la economía del cuidado es que el trabajo doméstico y de cuidado no

remunerado, además de generar bienestar a las personas, también produce valor, por lo cual este

tipo de trabajo se puede considerar como un bien o servicio económico, pero este valor es invisible

a los cálculos estándar del valor generado por la economía. Se subraya que la economía del cuidado,

además de ser necesaria para sobrevivir genera valor debido a la producción de bienes y servicios,

solo que este valor es comúnmente ignorado en los indicadores macroeconómicos al no reconocer

su valor agregado DNP, 2014). En este estudio se define la economía del cuidado a partir del

significado del cuidado en sí mismo, esto es, lo concerniente a actividades al trabajo doméstico no

remunerado.

De esta forma, el interés por medir y cuantificar la economía del cuidado y el trabajo no

remunerado de las mujeres se inició a escala internacional en 1995 durante la Conferencia de las

Naciones Unidas para la Mujer, celebrada en Beijing. En esta conferencia, se tocaron temas

vinculados a las diferencias de género entre trabajo remunerado y no remunerado, y se mejoraron

métodos de medición para poder calcular con precisión el valor del aporte de la economía del

cuidado en las cuentas satélite (Peña y Uribe, 2013).

Así mismo, Peña y Uribe (2013) recuerdan que los gobiernos se comprometieron en 2007 en el

marco de la X Conferencia Regional de la Mujer de la Comisión Económica para el Desarrollo de

América Latina y el Caribe (Cepal), a realizar mediciones periódicas a través de encuestas de uso

del tiempo con el fin de visibilizar el trabajo no remunerado e incorporarlo al sistema de cuentas

nacionales para afinar instrumentos de política pública, puntualizando que el trabajo de cuidado es

todo aquel que nos permite vivir, toda vez que son actividades que nos permiten continuar día a

día.
La Ley 1413 de 2010 y la institucionalización de la economía del cuidado en Colombia.

Hasta antes de la expedición de la Ley 1413 de 2010, la economía del cuidado no se consideraba

como un tema de interés para la determinación de las políticas con enfoque de género. La

Procuraduría General de la Nación (2006) hace una reseña de la normatividad expedida hasta la

fecha en Colombia, que tenía como objetivo la garantía de los derechos desde una perspectiva de

género, con énfasis en mujeres y adolescentes. En esta revisión se enuncian Leyes, decretos,

sentencias, resoluciones y directrices que tienen que ver con igualdad de derechos civiles y

patrimoniales y de condiciones laborales y prestacionales, de medidas de apoyo a las mujeres

cabeza de hogar, de igualdad de oportunidades, entre otras. Sin embargo, en esta revisión normativo

todavía no se encuentra como concepto la economía del cuidado como un tema que determine

igualdad de derechos dentro del rango de acción de la política pública.

En noviembre de 2010, el Congreso de la República introduce el concepto de economía del cuidado

en el ordenamiento legal colombiano, a través de la expedición de la Ley 1413. Esta indica la

regulación de la inclusión de la economía del cuidado en las cuentas nacionales, con el objetivo de

medir la contribución de la mujer al desarrollo económico del país y que esto sirva como elemento

para la definición de políticas públicas. Así mismo ordena al estado colombiano establecer los

mecanismos y realizar las gestiones necesarias para planear, diseñar, aplicar y actualizar una

Encuesta de Uso del Tiempo, instrumento indispensable para obtener la información sobre Trabajo

de Hogar No Remunerado.

Así mismo, ordena al estado colombiano la definición de la forma de inclusión de la información

sobre trabajo de hogar no remunerado en el Sistema de Cuentas Nacionales, a través de la creación

de una Cuenta Satélite adscrita al sector correspondiente o como se estime conveniente para el

objeto de la ley.
A partir de su expedición, la ENUT busca generar información sobre el tiempo dedicado por la

población de 10 años y más a actividades de trabajo y personales. DANE (2018), describe mediante

su la población objeto de la encuesta y la fundamentación legal en la ley 1413 de 2010, que

concretamente busca incluir la información procedente de su aplicación al sistema de cuentas

nacionales a través de una cuenta satélite, e indica que el instrumento se aplica con una periodicidad

trienal.

Sepúlveda (2016), resalta que el principal cambio de acción de la ley 1413 de 2010 es la creación

de la cuenta satélite de economía del cuidado y la aplicación de la primera Encuesta Nacional de

Uso del Tiempo (enut) entre 2012 y 2013, brindando información que visibiliza el trabajo no

remunerado y sentando las bases para la formulación de la Política Pública Distrital de Mujer y

Géneros. La ley 1413 indica la regulación de la inclusión de la economía del cuidado en las cuentas

nacionales, con el objetivo de medir la contribución de la mujer al desarrollo económico del país y

que esto sirva como elemento para la definición de políticas públicas.

Ahora bien, con respecto a la implementación de la Ley, es preciso señalar que “El hecho de que la

oferta y demanda de cuidados al interior de los hogares no esté mediada por transacciones de tipo

mercantil y su contabilización no aparezca en los Sistemas de Cuentas Nacionales –SCN dificulta

su valoración. Por tanto, teniendo en cuenta que las actividades de cuidado requieren de

conocimientos, experticia, insumos, esfuerzo, capital y tiempo, y que las tres primeras variables

son de difícil medición al interior de los hogares, es a partir de la medición del tiempo cronológico

como un recurso escaso que se ha medido el costo de cuidar”, (Padilla, 2007).

En este sentido, Araya (2003) propone la utilidad de la información proveniente de las Encuestas

Nacionales del Tiempo, como un insumo que permita incluir en los indicadores económicos de cada

país, mediante cuentas satélites creadas para tal fin.


Políticas públicas en los Planes de Desarrollo Distritales 2012 - 2020

Como se señaló con anterioridad, en esta investigación se procedió a realizar una revisión de los

planes de desarrollo distritales en el periodo 2012 a 2020, buscando determinar la importancia que

se le da a la economía del cuidado y la distribución de la carga de trabajo entre hombres y mujeres

como un factor que determina la igualdad de oportunidades y condiciones de vida entre hombres y

mujeres.

En el plan de desarrollo de “Bogotá Humana” (2012-2016), no se incluye en ningún apartado

referencias específicas sobre estrategias para visibilizar las economías del cuidado o del uso de

datos de la ENUT. Para este plan de desarrollo, las estrategias formuladas se centran en otros

aspectos de igualdad de oportunidades y equidad de género para las mujeres, enfocándose en temas

como la disminución de las violencias hacia las mujeres y la igualdad en términos de participación y

representatividad, teniendo como eje central la creación de la Secretaría Distrital de la Mujer. Si

bien en el marco del Programa de apoyo a la economía popular, emprendimiento y productividad,

se indica que “se reconocerá el aporte social y económico de actividades de economía popular

invisibilizadas como es el caso de la economía del cuidado”; el documento de política no desarrolla

de manera específica programas que tengan relación directa con este objetivo.

De igual forma, la revisión del Informe de Rendición de Cuentas de 2015 muestra que no hay

referencias con respecto al cumplimiento de metas en términos de economía del cuidado, medición

del trabajo no remunerado o distribución de la carga laboral entre hombres y mujeres.

Posteriormente, el Plan de Desarrollo de “Bogotá mejor para todos 2016-2020 plantea de manera

más directa genera una línea de acción denominada “Mujeres protagonistas, activas y empoderadas

en el cierre de brechas de género”, en el cual se diagnostica que la persistencia de los roles

domésticos y de cuidado asignados culturalmente a las mujeres ha conllevando a que las mujeres no

accedan a las mismas oportunidades y condiciones para insertarse al mundo del trabajo, disfrutar
de la ciudad y el territorio y construir su propio proyecto de vida. En este sentido la concentración

de labores domésticas y de cuidado para las mujeres se ve profundizada por la falta de espacios

adecuados para el cuidado de niños, niñas, adultas, personas mayores y personas con discapacidad

que permitan a las mujeres vincularse al mercado laboral en condiciones de igualdad y dignidad

Esto se suma al no reconocimiento del aporte de ellas a la economía de Bogotá, por el trabajo

reproductivo y comunitario que realizan. En este sentido, se menciana que las mediciones sobre uso

del tiempo del DANE (2014) reportaban que las mujeres dedican en promedio 14,8 horas más que

los hombres a actividades domésticas no remuneradas.

De acuerdo con esto, este Plan de Desarrollo indica que “se debe propiciar la valoración del trabajo

del cuidado a través del reconocimiento del aporte de las mujeres a la economía. Por lo anterior, se

debe ampliar la oferta institucional para el cuidado (jardines nocturnos y de fin de semana, aumento

de jornada escolar, centros de cuidado para las y los personas mayores y las personas con

discapacidad); implementación de estrategias sociales orientadas a la generación de redes sociales

de apoyo para el cuidado, y estrategias pedagógicas que transformen los estereotipos asociados a

mujeres y hombres con respecto al cuidado, logrando que la responsabilidad sea compartida

paritariamente y un compromiso con la eliminación de las violencias contra las mujeres. Para ello es

necesario transformar las características machistas que se han asociado al ejercicio de la

masculinidad. Se busca que desde el Estado se introduzcan elementos para pensar la maternidad y la

paternidad como una opción libre, informada, autónoma y compartida”.

De acuerdo con lo anterior, plantea una meta de aumentar en al menos 1 hora el promedio de horas

a la semana dedicadas por los hombres a actividades domésticas no remuneradas (economía del

cuidado). Sin embargo, al observar el Informe de Rendición de Cuentas de la Alcaldía en 2019 no

se encuentra alusión al cumplimiento de dicha meta de resultado, ya que sólo se resaltan que en el

cuatrienio 2016 a 2019, cerca de 135 mil mujeres fueron atendidas en procesos de promoción,

reconocimiento y apropiación de sus derechos a través de Casas de igualdad de oportunidades. No


obstante, no se observa ninguna referencia al logro de indicadores sobre el tema de uso del tiempo

por parte de hombres y mujeres.

Ahora bien, el Plan de Desarrollo “Un Nuevo Contrato Social y Ambiental para la Bogotá del siglo

XXI”, recientemente aprobado para el cuatrienio 2020 a 2024, entrega un rol mucho más

preponderante a la economía del cuidado en su contenido, buscando “implementar el sistema

distrital de cuidado y su respectiva estrategia de transversalización de los enfoques de género y

diferencial como garantía de la igualdad de género, los derechos de las mujeres y el desarrollo de

capacidades de la ciudadanía en el nivel distrital y local”.

En este documento de planeación, la alcaldía Distrital señala que el cuidado está presente a lo largo

del ciclo vital de las personas. Desde el inicio hasta el final de la vida requerimos ser cuidados y

cuidamos a otras personas. Sin embargo, pese a que todos y todas requerimos cuidado para

sobrevivir, su provisión se ha dado de forma desequilibrada, configurando una división sexual del

trabajo que ha puesto a las mujeres en una situación desigual frente a los hombres.

En esta misma línea, argumenta que el cuidado hace referencia a las tareas domésticas como

limpiar, cocinar, lavar y planchar ropa y que también contempla el cuidado de los niños y niñas, de

los adultos y adultas mayores, y de las personas enfermas o que tienen alguna discapacidad. Una

gran parte de estas tareas se realizan en los hogares y en las comunidades a través de trabajo no

remunerado. Finalmente indica que en Bogotá, mientras 9 de cada 10 mujeres realiza trabajo

doméstico y de cuidado no remunerado, 6 de cada 10 hombres lo hace. Si se analiza el tiempo

promedio diario destinado a estas labores, las mujeres destinan 5 horas y 33 minutos, mientras los

hombres 2 horas y 22 minutos (DANE-ENUT,2017).

De igual forma diagnostica que si se analiza a las personas que realizan trabajo no remunerado y

trabajo remunerado de forma simultánea, se obtiene que la carga total de trabajo para las mujeres es

de 13 horas y 32 minutos en promedio al día, mientras que para los hombres es de 11 horas y 47
minutos en la ciudad. Esa diferencia se debe principalmente a que las mujeres asumen con mayor

preponderancia las cargas de trabajo doméstico y de cuidado no pago (DANE-ENUT,2017).

De acuerdo con estos planteamientos, el actual Plan de Desarrollo Distrital indica que asumir la

provisión del cuidado de manera desequilibrada limita la igualdad de oportunidades para las

mujeres en el acceso al trabajo remunerado. La tasa de ocupación de las mujeres es 13 puntos

porcentuales menor que la de los hombres (54% versus 67%). En los hogares cuya jefatura es

femenina el nivel de informalidad de dichos empleos es del 51%; el 60% se ocupan en servicios y

comercio, sectores altamente informales y con bajos salarios; el 96% son obreras o empleadas o

trabajadoras por cuenta propia o domésticas; el 44% no cotiza a salud y pensión; el 20% considera

que gana menos de lo que debería; y existe una brecha salarial cercana al 17% (las mujeres ganan

en promedio 300 mil pesos menos al mes respecto a los hombres). Para equilibrar la provisión de

cuidado entre hombres y mujeres y con el Estado, la sociedad civil y el sector privado, se creará un

sistema Distrital de Cuidado que reconozca y redistribuya el trabajo de cuidado”.

Para equilibrar la provisión de cuidado entre hombres y mujeres y con el Estado, la sociedad civil y

el sector privado, se creará un sistema Distrital de Cuidado que reconozca y redistribuya el trabajo
de cuidado. Este planteamiento centra su apuesta en que en el análisis de la diferencia de tiempo

dedicado a diferentes categorías de trabajo no remunerado permite destacar la preparación y

suministro de alimentos como el conjunto de acciones con mayor inequidad en la participación

entre hombres y mujeres. Por lo tanto, la estrategia para disminuir la cantidad de tiempo de las

mujeres dedicado a trabajos no remunerados de cuidado, se centraría en asumir prestación de

servicios alimentarios de poblaciones en extremas condiciones de vulnerabilidad, lo cual permitiría

que las mujeres de menores recursos puedan tener mayor disponibilidad de tiempo para acceder a

trabajos remunerados de oferta laboral.

De acuerdo con lo anterior, este instrumento de planeación se plantea una meta transformacional de

“Promover la redistribución del trabajo de cuidado no remunerado entre hombres y mujeres en el

distrito capital” llevándola a 48.8% en 2024. Ahora bien, teniendo en cuenta que el periodo de

gobierno en el que se desarrollará esta estrategia recién empezó este año y que el Plan de Desarrollo

fue recientemente aprobado, no se tiene información oficial disponible sobre los resultados de esta

estrategia.

Resultados con base en la ENUT

Con respecto a los resultados en términos de la distribución de la carga laboral entre hombres y

mujeres, teniendo en cuenta los resultados de la ENUT realizada por el DANE. En este campo, el

Observatorio de asuntos de género (2013), planteaba como reto que la primera fase de la cuenta

satélite de economía del cuidado ha hecho un gran avance con la aplicación de la ENUT. Sin

embargo, el mayor desafío de la cuenta satélite es la de proporcionar los elementos necesarios para

pasar de un reconocimiento simbólico a diseños y realizaciones en políticas para la economía del

cuidado. Desde esta perspectiva señalaba que era impostergable que la Comisión de Alto nivel

establecida por la ley 1413, pusiera manos a la obra en el diseño de políticas para la economía del

cuidado.
Tratando de evaluar los esfuerzos realizados en este sentido, DANE (2020) señala que “se puede

concluir que las mujeres son quienes realizan más de tres cuartas partes del trabajo no remunerado

que realizan los hogares colombianos. Que ellas son por lo general adultas jóvenes, en edades de

plena productividad laboral, que sin embargo se encuentran en elevada proporción fuera del

mercado de trabajo, lo que sugiere la existencia de barreras a la participación laboral asociadas a las

tareas de cuidado no remunerado. También se documentan reducciones considerables en el tiempo

que destinan al autocuidado, el ocio o la recreación. Esto, a su vez, puede generar limitaciones al

bienestar y desarrollo de las capacidades y talentos de las cuidadoras, además de afectar su

potencial de generación de ingresos, acceso a la protección y la seguridad social y, con ello, su

autonomía y posibilidades de sobrellevar o superar la pobreza”.

De otra parte, al analizar resultados de la ENUT para los últimos años en Colombia, se puede

observar que las regiones que presentan división sexual del trabajo son Bogotá, Oriental y Pacífica.

Esto explicado en la operacionalización de las variables y que existe una doble jornada laboral que a

su vez, indica que, las mujeres han reducido y redistribuido las tareas del cuidado aunque no en su

totalidad, pues como se evidencia para la Región Bogotá se presenta una disminución en las tareas

de cuidado y la tasa global de participación en el mercado laboral (Ramírez y Vargas, 2019).

No obstante lo anterior, estudios como el de Moreno (2018), en el cual se muestra que en un estudio

de los resultados de la ENUT en Bogotá, la división sexual del trabajo se ha reconfigurado: tanto

hombres como mujeres asumen trabajos remunerados y no remunerados. Sin embargo, esto se ha

dado con grandes limitaciones, pues aunque el trabajo de mercado se ha ‘democratizado’ y las

mujeres han alcanzado altos niveles de participación, todavía no ocurre lo mismo con el trabajo no

remunerado en los hogares, donde aún es mayoritaria la participación de las mujeres. En este

sentido, ser las principales responsables de este trabajo les representa costos muy altos: dobles

jornadas, trabajos informales, restricción de educación y bajos niveles de ingresos, que se traducen
en pobreza de tiempo y desigual desempeño respecto a los hombres en otros campos de interacción

social.

CONCLUSIONES:

El concepto de economía del cuidado ha venido tomando importancia a nivel internacional con

respecto a su medición en la producción económica de los países. En Colombia este concepto había

tenido muy poco desarrollo hasta la expedición de la Ley 1413 de 2010, en la cual se introduce este

concepto, se ordena la realización de la ENUT y se dispone que se deben tener en cuenta sus

resultados para el diseño y la ejecución de políticas a nivel nacional.

Si bien la Encuesta se ha realizado, se puede observar que hasta el momento no se ha explorado de

manera adecuada el uso de sus resultados como un insumo para la elaboración y ejecución de

políticas públicas que tengan como fin la disminución de la discriminación de las mujeres a través

de la carga laboral, al tener en cuenta el uso del tiempo en labores de cuidado del hogar y la familia.

Para el caso específico de estudio, en la ciudad de Bogotá, desde el año 2012 ha venido creciendo la

importancia del tema del uso del tiempo en labores de cuidado, como un condicionante del acceso

igualitario de las mujeres a trabajos remunerados. En este sentido, se puede observar que se ha

venido dando un proceso de maduración del concepto en la capital del país, pasando de apenas ser

mencionado en los instrumentos de planeación del comienzo de la década, a ser una de las piedras

angulares de las políticas de equidad de género de la actual administración distrital.

Este proceso se puede constatar con los resultados obtenidos de la ENUT en los años recientes en

Bogotá, en el cual se puede observar que han existido avances en la división del trabajo, pero que

todavía persisten condiciones importantes de discriminación hacia las mujeres, que les impiden

tener acceso igualitario a trabajos remunerados y mejores o iguales condiciones de vida que las del

género másculino.
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