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Lypovestky

Con la cultura de la modernidad, se produjo la primera revolución individualista.


Hoy, se atraviesa por una nueva fase del individualismo que es una fase de
cambio cultural que revoluciona lo cotidiano. Lypovestky la llama la segunda
revolución individualista
Esta postmodernidad llena de opciones para satisfacer los deseos de los
individuos, se vuelve cada vez mas plural.

En la sociedad postmoderna, se modifican los modelos de socialización y se


legitima al hedonismo individualista, la idea de progreso deja de tener fuerza como
tal, las ideas políticas ya no entusiasman a las masas, no hay ídolos ni tabús, no
hay ningún proyecto histórico movilizador, y reina la indiferencia social. Como lo
demuestra Lypovestky en su ensayo, estamos regidos por la era del vacío

Como hacemos dentro del aula para proponer actividades y materiales que
activen a los estudiantes según sus intereses para facilitar el aprendizaje en un
mundo tan individualista, global y hedonista.

Hay un abandono en el plano ideológico, una privatización en todo tipo de


actividades y una erosión de las identidades sociales. El proceso de
personalización lleva a una nueva manera de organización y a un nuevo modo de
gestionar los comportamientos con un mínimo de coaxiones, y un máximo de
elecciones privadas, con un mínimo de austeridad, y un máximo de deseo

La seducción como arma ilusoria a través de las redes sociales, donde las
actividades se hacen para que las vean los demás y no para el goce propio de las

mismas. Hay una necesidad de mostrar que hacemos a los demás? Porque? Es
que hacemos todo para mostrar al afuera en búsqueda de aprobación? Y si es así,
la educación tiene el mismo propósito? Tenemos necesidad de mostrar que nos
recibimos de docentes, arquitectos o demás? Educamos para eso.

La apatía y el desinteres. Mi frase favorita: Esto, los lleva a la Indiferencia por


exceso y no por privación.

La indiferencia no se identifica con la


, ausencia de motivación, se identifica con la escasez de motivación

El hombre cool no es ni el decadente pesimista de


Nietzsche ni el trabajador oprimido de Marx, se parece más al telespectador
probando por curiosidad uno tras otro los programas
de la noche, al consumidor llenando su carrito, al que está de vacaciones
dudoso entre unos días en las playas españolas y el camping
en Córcega.
El hombre indiferente no se aferra a nada, no tiene certezas absolutas, nada le
sorprende, y sus opiniones son susceptibles de modificaciones rápidas
Es esto por antagonismo ante el sistema? Si y no…mucha seducción o ilusión,
poca realidad.

Después de la deserción social de los valores e instituciones, la relación con


el otro es la que sucumbe, según la misma lógica, al proceso de
desencanto.
Cada uno exige estar solo, cada vez más solo y simultáneamente no se
soporta a sí mismo, cara a cara.

Es la revolucion de las necesidades y su ética hedonista lo que, al atomizar


gravemente a los individuos, al vaciar poco a poco las finalidades
sociales de su significado profundo, ha permitido que el discurso
psi se injerte en lo social, convirtiéndose en un nuevo ethos(forma común de
vida).
es el «materialismo
. Las instituciones se adaptan a estas nuevas motivaciones y deseos, y es así que
surgen nuevas perspectivas de lo personal manifestando una tendencia hacia la
humanización. Aparecen nuevos procedimientos inseparables de nuevos fines y
legitimidades sociales. Valores hedonistas, respeto a las diferencias, culto a la
liberación personal, culto al relajamiento y a la expresión libre. Todo esto no hace
más que romper con viejas ideas de sumergir al individuo en reglas uniformes. De
esta manera, se redefine y el concepto de autonomía. Hoy se defiende el derecho
a ser íntegramente uno mismo, a la legitimización del placer y al disfrute de la
vida. Los estilos de vida que vienen cambiando, más la revolución del consumo,
defiende el derecho de que cada individuo elija su modo de vida. Se puede afirmar
según lo dicho, que este es el lado positivo de la segunda revolución individualista,
lo cual de cierta manera termina en la muerte de lo colectivo y la pertenencia y el
antagonismo de clases se disuelve.

En la sociedad postmoderna, se modifican los modelos de socialización y se


legitima al hedonismo individualista, la idea de progreso deja de tener fuerza como
tal, las ideas políticas ya no entusiasman a las masas, no hay ídolos ni tabús, no
hay ningún proyecto histórico movilizador, y reina la indiferencia social. Como lo
demuestra Lypovestky en su ensayo, estamos regidos por la era del vacío. Sin
embargo esto no significa que no haya sentido, si no que el sentido es el individuo.
Esto no significa que el individuo de la era postmoderna sea a-social, si no que se
trata de reducir la carga emocional en el espacio público para transferirla a micro
redes colectivas con intereses miniaturizados de más especificad; o sea, todo tipo
de grupos de identificación. Esto resalta la importancia de encontrarse con otros
individuos que compartan los mismos intereses, preocupaciones, y deseos,
evitando litigar con diferentes.
El consumismo se transforma, con símbolos como la búsqueda de la calidad de
vida, pasión por la personalidad, pasión ecologista, y todos lo antes mencionado
puede cohabitar sin contradicciones ni perturbaciones. Pero cuanto más
escaparates tecnológicos existen para poder expresar cada uno sus ideas, menos
le importa a los demás escucharlas, si no el deseo propio de expresar su opinión
sin importar el interés por lo comunicado. Esto es comunicar por comunicar. Las
instituciones e ideas, como el saber, el trabajo, el esfuerzo y la familia, dejan de
resultar trascendentes. Cuando se pierde el sentido de familia y la protección que
la misma daba a los jóvenes mediante la educación enmarcada en la disciplina,
los jóvenes viven independientemente en el vacío, sin objetivos ni sentido.
Ahora bien, vale la pena preguntarnos, ¿Se puede vivir sin objetivos ni sentido?

El proceso educativo no es ajeno a todo este proceso. La apatía ya se puede


empezar a presenciar desde la escuela, donde el docente se encuentra fatigado
dentro del mismo sistema.
Los niños de hoy están expuestos a todo tipo de estímulos, información y alcance
de tecnologías que gratifican instantáneamente sus deseos. Esto, los lleva a la
Indiferencia por exceso y no por privación. Los adolescentes forman parte del
mismo sistema, como también lo hacen los adultos. Irónicamente, el capitalismo
postmoderno y las instituciones se basan en esta premisa para seguir
funcionando. Cuando más los políticos exponen sus proyectos, más expuestos y
ridiculizados quedan, cuanto más el docente fomenta a los estudiantes para leer,
menos leen. Esto no hace mas que generar apatía, deseperacion, la depresión y
el hartazgo.
Los medios son protagonistas de este sistema, y toman mayor y mayor poder
cuando los mismos nos bombardean constantemente de noticias rápidas,
impidiendo cualquier emoción duradera.
Todo lo expuesto se puede definir como una época narcisista la cual tiene dos
caras. Aparece el autoconocimiento con técnicas orientales que sustituye a la
conciencia de clase sin dejar el debate de la misma, pero suplanta la relación con
el otro. Por otro lado, se cuida la salud como estandarte, pero esto trae un culto a
lo físico, y a lo externo y por consiguiente el miedo a la vejez, generan el culto a
vivir en el aquí y en el ahora. La lógica narcisista lucha por el reconocimiento
estético, erótico y afectivo. Se intensifica el hecho se ser aceptado, escuchado,
tranquilizado y amado. Este mero hecho, lleva al individuo a luchar el solo contra
todos, y a la lucha interna por el éxito desmedido y objetivos inalcanzables que de
no ser logrados, se transforma en una dura crítica que genera el miedo a la
decepción, y lo priva de sentirse vulnerable, y de las emociones descontroladas,
mostrándose aparentemente estable pero con un sentimiento de vacío e
indiferencia y un crecimiento de la inseguridad. Este es el punto culmine donde la
propia realidad se vacía de sustancia sólida y se transforma en liquida como lo
menciona Bauman en su obra. En la era postmoderna se valoriza el todo ya. La
violencia ya no es como se veía en las películas por parte de bandas mafiosas, si
no que los propios individuos se manifiestan de esta forma, y el crimen juvenil
aumenta. La violencia de los llamados guetos se aparta de cualquier proyecto
histórico que es la pura representación del desempleo, de la marginación y del
vacío social.

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