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Cultura y Socialización
Por eso también problematizamos los procesos de socialización que se llevan a cabo desde la
cultura.
Esto significa que como humanos, necesitamos de la sociedad, de toda la construcción social y
cultural para humanizarnos.
Pero en cualquiera de las dos posiciones, los procesos de socialización son inevitables, ¿por
qué? Porque somos seres sociales, que nos desarrollamos a pleno como humanos solo dentro de
una sociedad.
Si enfocamos este análisis desde lo político, la reflexión nos conduce a recordar que esta
definición antropológica nos conduce a entendernos como animales políticos.
Desde la antigüedad, un gran filósofo griego, Aristóteles, se refería al Hombre como animal
político, porque la necesidad de organizarnos en sociedad se vuelve imperiosa al ser seres
sociales.
Desde la filosofía, nos enfocamos en el aspecto humano del proceso de socialización. Desde que
nacemos, somos inmersos en un mundo que nos recibe ya con una sociedad instalada y una
cultura establecida. Entonces pensamos en ese bebé que empieza a recibir toda esa forma de
vida, y empieza a recibirla desde el lenguaje fundamentalmente.
Por otro lado, tenemos al adulto, que intenta siempre integrar al niño a esa sociedad, transmitirle
todo lo que considera necesario para lograrlo. El adulto transmite y el menor recibe.
Pero la socialización es más que eso, la socialización consiste en lograr la integración, lograr
que cada individuo se forme, y sea parte de su persona esos rasgos culturales. No basta que
solamente conozcamos como vive una sociedad, eso no es socialización; socialización en vivir
la cultura, sentir y pensar esa cultura.
Cuando vivimos una cultura, normalizamos esa forma de vida, y aquí entra la problematización
filosófica; entender y pensar que el mundo excede lo cultural que yo como persona tengo
normalizada.
Existe una pluralidad de culturas, de modos de ser y vivir y sentir en sociedad. No todas las
formas de vivir son iguales, eso parece ser claro y entendible, pero, esto acaso nos conduce al
“relativismo cultural”, a la aceptación de la existencia de una pluralidad de formas de
relacionarnos los unos con los otros.
Qué pasa con el respeto hacia esas distintas formas de vivir, ¿todo es válido si está normalizado
culturalmente? Al instante se nos viene a la mente situaciones que no podrían estar abaladas
aunque estén normalizadas culturalmente. ¿Debe entonces existir algunas pautas culturales que
sean universalizables?
Con este análisis pretendemos comprender que todas las formas culturales son respetables
siempre y cuando no se violen ciertos principios, como los derechos humanos, la dignidad
humana, la libertad de la persona. Esa sería como una estructura cultural universal, luego el
contenido que cada cultura le ponga a esa estructura va a ser muy distinta una con la otra, y
serán todas respetables y tolerables.
Este respeto y tolerancia se logra si logramos comprender que todas las formas culturales son
una construcción humana y como tal puede ser cambiada, cuestionada, deconstruida en
cualquier tiempo presente para construir nuevos futuros. Porque en definitiva quién tiene la
respuesta a la pregunta ¿Cuál es la mejor forma de organizarnos en sociedad?