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Prof. Gissel Madruga.

Materiales para el curso de Filosofía


4to Año

Cultura y Socialización

¿Por qué estudiamos la cultura y el proceso de socialización en Filosofía?

Como ya sabemos, en Filosofía lo que hacemos es problematizar, problematizamos ideas,


conceptos, definiciones, construcciones, opiniones, creencias, conocimientos establecidos
científicamente, problematizamos hasta lo que más tenemos impregnado en nosotros desde el
sentido común.

Por eso también problematizamos los procesos de socialización que se llevan a cabo desde la
cultura.

Partimos de una premisa: El ser humano es un ser social.

Esto significa que como humanos, necesitamos de la sociedad, de toda la construcción social y
cultural para humanizarnos.

Recordemos la reflexión antropológica en este contexto, somos por definición “animales


racionales”, esto implica que tenemos una naturaleza dualista, por un lado tenemos una parte
animal (lo instintivo, agresivo, impulsivo,…) y por otro lado tenemos la parte racional (lo
disciplinado, normativo, reflexivo, analítico, lo pensado, calculado, inteligente…lo que excede
en definitiva a lo instintivo para la mera supervivencia).

Esa racionalidad, es la herramienta que nos posibilita la capacidad de comprender el mundo y


así transformarlo, en otras palabras crear cultura. Podremos problematizar si esa transformación
nos libera o nos oprime, para pensar en si nuestras creaciones transformadoras nos hacen bien o
mal, nos ayudan o nos perjudican.

Pero en cualquiera de las dos posiciones, los procesos de socialización son inevitables, ¿por
qué? Porque somos seres sociales, que nos desarrollamos a pleno como humanos solo dentro de
una sociedad.

Si enfocamos este análisis desde lo político, la reflexión nos conduce a recordar que esta
definición antropológica nos conduce a entendernos como animales políticos.

Desde la antigüedad, un gran filósofo griego, Aristóteles, se refería al Hombre como animal
político, porque la necesidad de organizarnos en sociedad se vuelve imperiosa al ser seres
sociales.

Si solamente nos desarrollamos humanamente en sociedad, entonces la reflexión sobre cómo


organizarnos en esa sociedad se vuelve imperiosa.

Lo importante de este punto es entender que podríamos sobrevivir en la plena naturaleza,


porque tenemos una parte animal; pero entonces ¿por qué necesitamos a la sociedad, al otro?..
Necesitamos al “otro” porque sin el “otro” no nos podemos reconocer como humanos, y por
ende no podríamos desarrollar esa segunda parte de nuestra antropología, la racionalidad.

Podríamos entonces preguntarnos ¿qué es lo que nos hace específicamente humanos?


Las respuestas son varias, podemos pensar en el lenguaje, ya sabemos qué es el lenguaje, y por
eso sabemos que el lenguaje nos habilita al pensamiento, y por eso nos habilita a la ciencia, al
arte, al cine, a la música, a la medicina, la física, la química, a TODO. Sin lenguaje no se podría
pensar humanamente.

Sin lenguaje no podríamos comunicarnos como humanos, no podríamos socializarnos, no


podríamos ni crear ni integrar una sociedad, una cultura.

Aquí entramos en el concepto de socialización, pero no desde el campo de saber de la sociología


que es la disciplina que se ocupa de estudiar el concepto de “socialización”.

Desde la filosofía, nos enfocamos en el aspecto humano del proceso de socialización. Desde que
nacemos, somos inmersos en un mundo que nos recibe ya con una sociedad instalada y una
cultura establecida. Entonces pensamos en ese bebé que empieza a recibir toda esa forma de
vida, y empieza a recibirla desde el lenguaje fundamentalmente.

Por otro lado, tenemos al adulto, que intenta siempre integrar al niño a esa sociedad, transmitirle
todo lo que considera necesario para lograrlo. El adulto transmite y el menor recibe.

Pero la socialización es más que eso, la socialización consiste en lograr la integración, lograr
que cada individuo se forme, y sea parte de su persona esos rasgos culturales. No basta que
solamente conozcamos como vive una sociedad, eso no es socialización; socialización en vivir
la cultura, sentir y pensar esa cultura.

Cuando vivimos una cultura, normalizamos esa forma de vida, y aquí entra la problematización
filosófica; entender y pensar que el mundo excede lo cultural que yo como persona tengo
normalizada.

Existe una pluralidad de culturas, de modos de ser y vivir y sentir en sociedad. No todas las
formas de vivir son iguales, eso parece ser claro y entendible, pero, esto acaso nos conduce al
“relativismo cultural”, a la aceptación de la existencia de una pluralidad de formas de
relacionarnos los unos con los otros.

Qué pasa con el respeto hacia esas distintas formas de vivir, ¿todo es válido si está normalizado
culturalmente? Al instante se nos viene a la mente situaciones que no podrían estar abaladas
aunque estén normalizadas culturalmente. ¿Debe entonces existir algunas pautas culturales que
sean universalizables?

En el proceso de socialización se distinguen básicamente dos etapas:

1- La fase primaria, es en el nacimiento, y las primeras etapas de la niñez, cuando


aprendemos lo básico de la convivencia social en el mundo que nos rodea. Aquí lo
fundamental es la internalización de los roles que cada uno cumple en la sociedad
(padre, madre, maestro, médico, adulto, niño, amigo…..) el respeto por los roles, la no
violencia, todo esto se va impregnando en la formación de la persona.
2- La fase secundaria, corresponde a la formación académica, a los aprendizajes que nos
llegan del mundo, de los otros, de los medios de comunicación. Esta fase no termina
nunca.

Integrarse plenamente a la sociedad, sin establecer ningún tipo de crítica, de análisis, es


sumamente peligroso desde el análisis filosófico. Si todos aceptáramos todo, seríamos todos
iguales, no habría creatividad, no habría diferencias entre todos, no habría personalidad creativa
espíritu crítico. Por eso no está mal pensar de forma diferente, siempre que tengamos capacidad
de reflexión y fundamento.

Distinto es el fenómeno de la a sociedad, cuando las personas son inadaptadas, rechazan la


sociedad, son anti sociales. Esto trae como consecuencia la marginación social, que es
perjudicial. Ser incapaz de convivir con los demás iría en contra de nuestra necesidad
antropológica.

Con este análisis pretendemos comprender que todas las formas culturales son respetables
siempre y cuando no se violen ciertos principios, como los derechos humanos, la dignidad
humana, la libertad de la persona. Esa sería como una estructura cultural universal, luego el
contenido que cada cultura le ponga a esa estructura va a ser muy distinta una con la otra, y
serán todas respetables y tolerables.

Este respeto y tolerancia se logra si logramos comprender que todas las formas culturales son
una construcción humana y como tal puede ser cambiada, cuestionada, deconstruida en
cualquier tiempo presente para construir nuevos futuros. Porque en definitiva quién tiene la
respuesta a la pregunta ¿Cuál es la mejor forma de organizarnos en sociedad?

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