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La infancia
Muy pocos casos se han dado en la literatura como el de Carmen Laforet, una escritora
que, con tan sólo 23 años y en plena época franquista, triunfó con una novela
sorprendente titulada Nada. Escrita desde una perspectiva femenina, llena de fuerza y
originalidad, consiguió la fama con el premio Nadal de 1944 y fue un éxito de ventas.
Pero veamos los rasgos más destacados de su biografía:
INFANCIA
JUVENTUD
MADUREZ
En 1946 se casa con el escritor Manuel Cerezales, con quien tiene cinco hijos,
dos de ellos también serán escritores (Cristina y Agustín Cerezales). Las labores
familiares la apartan de la escritura profesional.
La R.A.E. le concede el premio Fastenrath en 1948.
En 1951 padece una crisis que la lleva a abrazar la fe católica con gran
intensidad. Apenas dos años después, abandona el catolicismo.
En 1955 publica su novela La mujer nueva, fruto de su experiencia religiosa.
En 1962 publica La insolación. Su propósito inicial era escribir más novelas,
pero el afán de perfeccionismo y la obsesión por la calidad la obligó a revisar y
rehacer sus escritos hasta negarse a publicarlos.
ÚLTIMOS AÑOS
En 1970 se separa de su marido e inicia una vida solitaria, alejada del mundo
literario al que detestaba por sus partidismos. Realiza algunos viajes y se niega a
conceder entrevistas.
Entre 1975 y 1979 vive en Roma.
En los últimos años de su vida, padeció el mal de Alzheimer y su aislamiento fue
total.
Falleció en Madrid, en el año 2004. Poco tiempo después, sus hijos publicaron
su novela póstuma Al volver de la esquina.
Aunque Carmen Laforet siempre negó que la protagonista de la novela, Andrea, fuera la
propia autora, lo cierto es que coinciden muchos rasgos autobiográficos: ambas llegan a
Barcelona para estudiar en la universidad, se instalan en casa de la abuela, estudian y
conocen a amigas extranjeras, estudian, se relacionan con la clase alta, no triunfan en
sus estudios, abandonan Barcelona y se trasladan a Madrid. Muchos detalles con los que
podemos establecer paralelismos evidentes y que no deben pasarse por alto a la hora de
interpretar la novela. Seguramente, Carmen Laforet no es Andrea, pero Andrea tiene
mucho de Carmen Laforet.
. Textos
"Cuando Carmen escribe Nada, entre febrero y septiembre de 1944, a veces en casa de
su abuela y otras veces sentada en una de las mesas de la sala de lectura de la biblioteca
del Ateneo de Madrid, llamado entonces el Aula de Cultura, situado en la calle del
Prado, en pleno centro de la capital española, se inspira en ambientes y personas
conocidas: en la casa de la calle Aribau, de Barcelona, que es donde vivió con su familia
catalana, al trasladarse allí desde Las Palmas; en la personalidad de su abuela y sus tíos;
en su amiga Linka y en los parientes de ésta; en sus amigos de la universidad; en su
primer amor, Dick, y en sí misma. Es inevitable imaginar a la propia Carmen Laforet en
el personaje de Andrea, esa muchacha rebelde e independiente que llega a Barcelona
una noche, recién terminada la guerra, con una pesada maleta llena de libros en la
mano."
"Es inevitable poner en relación el principio de Nada con la llegada de la propia Carmen
Laforet a Barcelona. Como en Andrea, no hay duda de que en mi madre tuvo que darse
también el choque entre una persona sin guerra y una ciudad devastada por ella.
Contraste que le permitiría aislar el conflicto y ver cómo la guerra sigue latente,
enquistada como una larva en el ánimo y las costumbres de los hombres que la
rodeaban. Los tres años que pasa en Barcelona, alojada en la casa de sus abuelos
(muerto él y muy anciana ella), se caracterizan por un afianzamiento progresivo de su
personalidad en un medio hostil. (...) El marco de la universidad es en esos momentos el
único que le sustrae de los tintes trágicos. Ahí es donde hará sus primeras amistades."
a) Novelas: son seis y se suelen agrupar en dos triologías. Las estudiaremos en la página
siguiente.
b) Otras publicaciones:
1. El franquismo
El triunfo del franquismo en la Guerra Civil Española (1936-39) y en los casi cuarenta
años de posguerra conllevó un regreso a las costumbres de la España más tradicional y
un recorte drástico en los derechos de la mujer. Se anularon los avances conseguidos en
el período republicano (1931-39) y la mujer se sometió a las normas de la España
católica: esposa, madre, encargada de las labores del hogar, subyugada legalmente al
hombre y relegada a su papel matriarcal, lejos de trabajos (salvo domésticos, sanitarios
y escolares) y de estudios universitarios.
El franquismo propugnó la separación total de las funciones sociales masculinas y
femeninas. Las escuelas practicaron la separación entre niños y niñas; además, los
contenidos que aprendían las niñas estaban relacionados con su futuro papel de esposas
y madres (labores, cocina...). Incluso las lecturas estaban claramente diferenciadas: los
chicos leían historietas de héroes (El guerrero del antifaz, Roberto Alcázar...) y las
chicas revistas con consejos de cocina, higiene o labores.
Desde el punto de vista político, Franco había ganado la guerra y se había aliado con los
fascistas alemanes e italianos. Éstos prometían un nuevo mundo, puro y alejado del
comunismo, aunque en la práctica los resultados fueron dictaduras sangrientas, millones
de muertos y países enteros devastados por la guerra. En cuanto la balanza de la
Segunda guerra mundial se inclinó en favor de los aliados, Franco tuvo la habilidad de
convencer a los americanos e ingleses de su anticomunismo y mantuvo el poder durante
casi cuatro décadas más (murió en 1975). Ni siquiera sus principios monárquicos le
impidieron ejercer dictatorialmente sus poderes y se negó a restaurar la monarquía. Ni
Alfonso XIII (murió en Roma en 1941), ni su hijo heredero, Juan de Borbón, apartaron
al dictador de su férreo mandato, hasta el punto de que sólo la muerte le relegó del
poder.
Textos complementarios
"Nada apareció como una ráfaga de viento fresco en medio de una época de crisis
intelectual y artística. La recién terminada guerra civil tuvo consecuencias devastadoras
no sólo para la economía del país. Las áreas del arte y del pensamiento se vieron
doblemente afectadas: tanto por las secuelas del conflicto que desembocó en un éxodo
de gran parte de la élite intelectual, como por la recién instaurada dictadura. Franco
cerró España a las influencias extranjeras e hizo romper con la tradición anterior a la
guerra civil. Además, estableció todo un mecanismo de censura que vigilaba y perseguía
la menor señal de crítica o desobediencia hacia el gobierno. En aquellas condiciones era
muy difícil escribir algo que no fuese una alabanza de los valores predicados por la
Falange."
1. El contexto de Nada
Nada de Carmen Laforet aparece publicada pocos años después de la Guerra Civil
Española (1936-39), cuando la censura franquista estaba en su mayor apogeo y una
mayoría de intelectuales se habían exiliado por temor a las represalias franquistas. El
famoso asesinato de García Lorca hizo que muchos literatos se establecieran fuera de un
estado con un régimen político totalitario. Por otra parte, las circunstancias socio-
económicas propias de la posguerra rompen con las trayectorias novelísticas anteriores.
El impacto brutal de la guerra se refleja en las narraciones, que parten de una nueva
perspectiva y que incluyen nuevos estilos.
2. La novela de posguerra
b) Tremendismo: iniciado por Camilo José Cela con su novela La familia de Pascual
Duarte (1942), traza con estilo sorprendente el mundo de la violencia gratuita y de la
miseria postbélica.
e) Novela existencial: se puede afirmar que comienza con Nada de Carmen Laforet y
sigue con Miguel Delibes (La sombra del ciprés es alargada) y Gonzalo Torrente
Ballester ( Javier Mariño). En estas narraciones prevalece la frustración de la vida
cotidiana, la angustia por un tipo de vida no deseado, la tristeza y el ansia existencial.
Recogen las ideas filosóficas europeas del momento, concretamente el Existencialismo
de Sartre, y lo aplican a la amargura de la vida cotidiana. Elementos presentes en estas
novelas son el relato de la soledad, la frustración por una sociedad en decadencia, la
inadaptación, los personajes marginados o desarraigados y la muerte. Las causas de este
tipo de temática corresponden al contexto histórico, es decir, a la sociedad de la
posguerra española. Los años cuarenta estuvieron marcados por causas que son
fácilemente reconocibles en Nada:
c. La muerte (Román)
Pero también aquellos años sufrieron otras desgracias que no aparecen en la novela de
Carmen Laforet, ni en ninguna de sus coetáneas. Rasgos que no fueron denunciados por
las consecuencias propias de la censura intransigente:
Falta de libertades
Incultura
Injusticias sociales
Abusos de poder
Tampoco se puede afirmar que los novelistas de esta época formen una escuela o una
posible generación del 36, puesto que cada cual posee su propia técnica narrativa y su
personalidad definida e independiente. En efecto, Carmen Laforet no estuvo adscrita a
ningún movimiento o escuela literaria.
En ese contexto literario y con el empuje del premio obtenido de la primera edición del
premio Nadal (1944), Nada triunfó y se alzó como la novela más representativa y
sorprendente de los años cuarenta.
Nada es una novela sobrecogedora que refleja la realidad cotidiana de unos seres
angustiados, ubicados en la posguerra española y cuya existencia recuerda una pesadilla
llena de discordias, confrontaciones y frustraciones. El dolor y el pesimismo son ejes
vertebradores de la narración, que se reflejan en sus personajes y en el punto de vista de
Andrea, una muchacha que irá madurando a lo largo de su estancia en Barcelona. Las
relaciones entre los protagonistas de la novela dibujan una estructura que entronca con
el tremendismo literario y con el existencialismo filosófico.
"No es —como ninguna de mis novelas— autobiográfica, aunque el relato de una chica
estudiante —como yo fui en Barcelona— e incluso la circunstancia de haberla colocado
viviendo en una calle de esta ciudad donde yo misma he vivido, haya planteado esta
cuestión, más de una vez."
No sabemos exactamente cuándo escribe Andrea sus vivencias, pero podemos deducir
que es un período de tiempo similar al que dedicó Carmen Laforet a la escritura de su
novela (entre enero y septiembre de 1943). En todo caso, se trata de una novela con una
gran cantidad de elementos autobiográficos, aunque no sea propiamente una
autobiografía. Se trata de una obra literaria en la que la autora intercala libremente sus
pensamientos, sus vivencias, su fantasía y su visión personal del conflicto planteado. Y,
aunque la relación entre ambas vidas tiene muchos puntos de contacto, no cabe duda de
que una obra literaria se nutre de muchos elementos, algunos reales, otros
correspondientes a la ficción.
Nada es un relato lineal de técnica sencilla que transcurre en Barcelona durante un año,
en el que las estaciones climatológicas son un decorado acorde con los sentimientos de
la protagonista. Miguel Delibes dijo que se trata de una novela de retazos con zonas de
penumbra que el lector debe tejer para formar el relato.
1. El espacio
1. El espacio (continuación)
2. El tiempo
“El padre de Ena, que había venido a Barcelona por unos días, a la
1944
mañana siguiente me vendría a recoger para que le acompañase en su
viaje de vuelta a Madrid. (...) Unos momentos después, la calle de
Aribau y Barcelona entera quedaban detrás de mí. “ (Nada, cap.
XXV)
Ena es la gran amiga de Andrea. Su inteligencia y seguridad en sí misma atraerá a
Andrea, que verá en ella un modelo de conducta. Si bien su relación atraviesa por
altibajos y por interferencias –relación con Román-, Ena será la puerta abierta a las
clases sociales altas y al futuro lejos de la angustia familiar.
Juan, también tío de Andrea, es pintor pero sin el talento, ni el atractivo de su hermano
Juan. Muestra una frustración por su fracaso matrimonial, familiar y económico. Sus
relaciones conyugales –con presencia de maltratos- y fraternales son tortuosas, muestran
un carácter violento, brutal, despiadado y a veces repulsivo.
La abuela aparece como una figura maternal que acoge con ternura a Andrea, capaz de
sacrificios por la familia, religiosa y llena de fervor sincero, pero también es un ser
atormentado que calla ante las injusticias familiares y que muestra las crudas cicatrices
de la miseria, de la guerra y de la pérdida de su marido.
La madre de Ena, Margarita, aparecerá en escena con una sorprendente relación con
Román y con una charla que inspirará confianza a Andrea. Junto con su marido y la
voluntad de Ena, serán los agentes positivos de la novela que motivarán la partida de
Andrea hacia Madrid.
1. La estructura de la novela
La crítica que ha analizado la obra define su género como una novela bildungsroman, es
decir una obra narrativa de crecimiento personal, de búsqueda de la propia identidad o
de aprendizaje –recordemos la edad temprana en la que la autora la publicó-. Andrea, la
protagonista, necesita encontrarse a sí misma ante una sociedad hostil, depauperada por
la posguerra y llena de escollos. A lo largo de la narración se encuentra con múltiples
situaciones que la obligan a evaluarse y a aprender de sus experiencias.
Esta división se corresponde con los estados emocionales de Andrea, que podemos
clasificar en:
a. Primera parte: llegada, decepción y triunfo ante el problema que le plantea Angustias.
Los temas básicos que plantea en la estructura interna son variados, los más importantes
pueden catalogarse en: búsqueda de la libertad, deseo de liberación femenina, lucha
contra ciertos patrones de la sociedad, búsqueda de un modelo femenino, rechazo del
matrimonio y del amor romántico pero no de la maternidad, crítica a los tópicos
románticos, retrato de la sociedad catalana de la posguerra, la amistad, la violencia
doméstica, el gregarismo y la tiranía psicológica, etc. Por otro lado, destaca el
apoliticismo de la autora, dado el contexto franquista del momento (la familia se sitúa
en el bando de los vencedores pero apenas se nota que obtengan beneficios), parece
como si la autora no quisiera entrar en temas polémicos y practicara en su forma de
escribir una censura propia. Otras interpretaciones afirman que realiza un retrato social
como el reflejo de una sociedad vacía, sin esperanzas ni libertades.
3. El estilo de la novela
1. Comentario de texto
"No quise pensar más en lo que me rodeaba y me metí en la cama. La carta de Ena me
había abierto, y esta vez de una manera real, los horizontes de la salvación.
... Hay trabajo para ti en el despacho de mi padre, Andrea. Te permitirá vivir
independiente y además asistir a las clases de la universidad. Por el momento vivirás
en casa, pero luego podrás escoger a tu gusto tu domicilio, ya que no se trata de
secuestrarte. Mamá está muy animada preparando tu habitación. Yo no duermo de
alegría.
Era una carta larguísima en la que me contaba todas sus preocupaciones y esperanzas.
Me decía que Jaime también iba a vivir aquel invierno en Madrid. Que había decidido,
al fin, terminar la carrera y que luego se casarían.
No me podía dormir. Encontraba idiota sentir otra vez aquella ansiosa expectación que
un año antes, en el pueblo, me hacía saltar de la cama cada media hora, temiendo perder
el tren de las seis, y no podía evitarla. No tenía ahora las mismas ilusiones, pero aquella
partida me emocionaba como una liberación. El padre de Ena, que había venido a
Barcelona por unos días, a la mañana siguiente me vendría a recoger para que le
acompañase en su viaje de vuelta a Madrid. Haríamos el viaje en su automóvil.
Bajé las escaleras, despacio. Sentía una viva emoción. Recordaba la terrible esperanza,
el anhelo de vida con que las había subido por primera vez. Me marchaba ahora sin
haber conocido nada de lo que confusamente esperaba: la vida en su plenitud, la alegría,
el interés profundo, el amor. De la casa de la calle de Aribau no me llevaba nada. Al
menos, así creía yo entonces."
2. Contextualización
3. Contenido
Este texto recoge con trazos rápidos los momentos finales en la calle Aribau y los
pensamientos de Andrea sobre esas últimas horas. La estructura interna responde a un
esquema claro:
Andrea pasa la noche casi sin dormir por la emoción de su partida, un viaje que realiza
con todo el lujo de la familia adinerada de Ena, pero que es más que un desplazamiento,
es una nueva página que se abre en su vida. El mundo sórdido que deja atrás tiene como
epicentro la casa familiar de la calle Aribau, allí han transcurrido las cuatro estaciones
del año en consonancia con sus sentimientos, allí ha conocido las miserias de una
familia peculiar, liderada por el tío Román, y formada por miembros que le provocaban
todo tipo de ansiedades. Salir de esa casa es, como se ve en el propio texto, una especie
de excarcelación: “pero aquella partida me emocionaba como una liberación.”. Allí deja
también sus frustraciones y fracasos: “Me marchaba ahora sin haber conocido nada de
lo que confusamente esperaba: la vida en su plenitud, la alegría, el interés profundo, el
amor”. En efecto, no llega a la plenitud que ella esperaba, ni a las metas que se había
fijado, especialmente las relativas al amor, sea familiar (desencanto de Román) o de
pareja (decepción de Pons). Su marcha se produce con la emoción de quien cree que va
hacia una etapa mejor y deja atrás algo que aparentemente no le ha servido para
madurar. No obstante, las últimas palabras del texto son muy significativas, puesto que
denotan que la experiencia adquirida en el año de estancia en Barcelona sí le han
servido en la formación de su personalidad: “De la casa de la calle de Aribau no me
llevaba nada. Al menos, así creía yo entonces.”. Se puede deducir, por estas palabras,
que en el momento de escribir la novela, la protagonista –y acaso Carmen Laforet- sí ha
incorporado a su forma de ser el cúmulo de experiencias, sufrimientos, frustraciones y
soledades que se transcriben en la novela y que ya son parte importante de la historia de
su vida.
4. Forma
5. Conclusiones