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MODA DEL SIGLO XVII

Alrededor de la mitad del siglo XVII, el disfraz cambió. En los hombres, la


falda se reducía a una chaqueta de manga corta, visible a la camisa, los
pantalones eran anchos, los pantalones anchos se hacían, en la costura
lateral con adornos o similares, y en el dobladillo inferior estaban ocupados
con encajes.

El traje recibió su carácter a través de la Guerra de los Treinta Años, que


también dio forma a la moda. Estaba dominado por altas botas de cuero,
sobre las rodillas, que generalmente se dejaban en su color natural, con púas
o púas a lo largo de los bordes, y grandes espuelas en cueros de esporas
anchas, a menudo llenas de pies. A esto se añadía el sombrero holgazán, un
sombrero de fieltro suave con un frente más ancho, lados, parte trasera o
dos alas y con uno o más muelles decorados, uno ahora más abajo llegando a
la roca, sobre este último en forma de Koller igual de cuero, un ancho, el
cuello del collar de encaje que cubre los hombros, así como uno que se usa
en una amplia VandelierSword. Con aturdidores, este disfraz degeneró un
tanto; especialmente las botas altas en la frente por encima o por debajo de
la rodilla se voltearon (bragas), de modo que se podían ver los pantalones, o
las botas se empujaron hacia abajo hasta el momento.

Así, el conjunto habitual de la mujer de las clases populares


habría de consistir en un sayuelo, cuerpo muy escotado y sin
mangas, acompañado de basquiña y camisa, usualmente de
pechos, algún manto corto y un delantal que protegería la
ropa.

La pasión por la moda en Francia y en Inglaterra en el siglo


XVIII se puso de manifiesto a través de la pintura rococó y
hoy en día también se puede apreciar gracias al cine. María
Antonieta, reina consorte de Francia y Navarra y casada con
Luis XVI de Francia, marcó el ritmo de la moda en Versalles.
Considerada frívola y derrochadora, destacó por
su extravagancia y su pasión por la indumentaria. Años
antes, Jeanne-Antoinette Poisson, conocida como Madame
Pompadour, la amante más célebre del rey Luis XV de
Francia, fue una gran promotora de las artes, y, sobre todo,
de la moda. Por otro lado, en Inglaterra una de la mujeres
que más sobresalió por su belleza y su estilo en el vestir
fue Georgiana Cavendish, duquesa de Devonshire.
En este caso la librea, lejos de ser
considerada un regalo realizado a
los criados era más bien un
uniforme que tenía más que ver
con la organización de un grupo
de personas, para realizar una
actividad conjunta. Quien sigue
esta línea, ve directa conexión con
estas vestimentas y con lo que
posteriormente serían los
uniformes militares.

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