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TEMA DE INVESTIGACIÓN

Proyección que brindan los diferentes partidos políticos en la sociedad hondureña

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ÍNDICE

# Contenido Pág.

1 Introducción 4

2 Objetivos 5

3 Marco Teórico 6 - 10

4 Conclusiones 11

5 Recomendaciones 12

6 Referencias Bibliográficas 13 - 14

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INTRODUCCIÓN

En el presente proyecto de investigación se tomaron tópicos de mucha relevancia que


la sociedad vive a diario como lo es la función que tienen los diferentes partidos
políticos que existen en Honduras, y la manera que se proyectan en las familias
hondureñas cabe recalcar que los partidos políticos son instituciones inherentes a la
sociedad democrática. Pero, para que puedan cumplir eficazmente sus funciones
clásicas de representación e intermediación, deben ser estructuras que tengan un
funcionamiento abierto, plural, transparente, en una palabra, democrático.

Si los partidos políticos no son instituciones democráticas, difícilmente podrán contribuir


a la construcción de la democracia, si bien es cierto el funcionamiento interno de los
partidos políticos hondureños y su relación con el proceso de construcción de la
democracia. Indaga en el laberinto del sistema político, en sus mecanismos de
funcionamiento, en sus vicios y virtudes, tratando de encontrar las profundas razones
que subyacen bajo la superficie y explican el comportamiento público de la llamada
clase política.

Honduras es de los pocos países de la región latinoamericana que ha conservado por


décadas un sistema bipartidista. El Partido Liberal (PLH) y el Partido Nacional (PNH)
han mantenido siempre una posición central en el sistema político y han mostrado
desde su nacimiento, hace ya más de cien años, una gran capacidad de adaptación a
las circunstancias y transformaciones del mismo. Dicha estabilidad tiene mucho que ver
con la habilidad de las élites políticas de ambos partidos para negociar reformas
políticas y electorales, pactar en momentos de crisis y hacer frente a las luchas
intrapartidarias, que han sido relativamente frecuentes, por lo tanto, se puede decir que
el sistema de partidos hondureños es uno de los mejores ejemplos de la región de
institucionalización partidista asentada en vínculos clientelares y de patronazgo.

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OBJETIVOS

 Aprender acerca de los partidos políticos surgidos en Honduras para ver si estos
movimientos ayudan a Honduras a lograr un mejor desarrollo.

 Conocer la función que tienen los partidos políticos en la sociedad hondureña.

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MARCO TEÓRICO

2.1. Antecedentes del sistema Político en Honduras

Hasta las últimas décadas del siglo XIX los grupos políticos en Honduras podían ser
descritos como partidos solo en un sentido muy amplio. Más estrictamente definidos
eran facciones armadas bajo caudillos buscando controlar al Gobierno a través de la
fuerza. El anarquismo del período caudillista fue cuestionado seriamente por el
Presidente Soto en los años 1880s y para los 1890s los partidos políticos habían
entrado en una etapa más madura (Stokes: 188). En la fase de las facciones (1821-
1891), la lucha electoral aparece como un mecanismo marginal para la toma del poder
ya que el medio predilecto para obtener, conquistar y mantenerse en el poder es la
lucha armada y las elecciones fraudulentas. Las facciones las constituyen bandas de
hombres armados bajo la dirección de un caudillo organizado a nivel nacional y
expresan alianzas muy frágiles y precarias de caudillos, cuya estabilidad reposa en una
compleja red de lazos familiares y de compadrazgos (Paz: 45).

2.2. La persistencia del autoritarismo tradicional en el sistema de partidos


políticos y los desafíos hacia su democratización

Conocer en qué forma disputa y utiliza el poder estatal la élite política hondureña, así
como qué instituciones intervienen, es clave para comprender cómo se sostienen las
relaciones de poder político y, por tanto, las desigualdades económicas y políticas en la
población hondureña. Justamente, el estudio del sistema políticoi permite entender el
entramado del poder político que en países como Honduras no responden a los
intereses de las grandes mayorías populares. En las democracias, los partidos políticos
y la institucionalidad electoral son fundamentales, aunque no únicos, para el
entendimiento de la forma en cómo funciona un sistema político. En ese sentido,
tomando en cuenta las categorías que utilizó la extinta Comisión Internacional contra la
Impunidad en Guatemala (CICIG) para valorar el sistema político guatemalteco, a
continuación, se discuten algunas líneas de análisis aplicadas al sistema político

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hondureñoii . El conjunto del ordenamiento políticoiii hondureño es un modelo de falla
permanente entre legalidad y legitimidad, y a veces de ambas. Las élites políticas
hondureñas tienden a defender a ultranza la «legalidad» de sus acciones políticas,
aunque sean ilegales. Son ejemplos claros el golpe de Estado de 2009 y la reelección
presidencial de Juan Orlando Hernández.

2.3. Un sistema cerrado de partidos

Sí la fluidez de un sistema de partidos se explica en función a los cambios en los


partidos que postulan candidatos en cada proceso electoral, se puede entender un
sistema cerrado como aquel que presenta poco o nulos cambios de una elección a
otra. Honduras, a nivel centroamericano, se ha caracterizado, desde el inicio de la
transición democrática, por su hermético sistema de partidos. Durante el proceso de
elecciones del periodo 1980-1994, participaron cuatro partidos y a partir de 1997 a la
oferta electoral se incorporó un partido más, al Partido Unificación Democrática (PUD).
Este sistema organizado en cinco partidos perduró hasta las elecciones generales de
2009; año del golpe de Estado. En el contexto pos-golpe surgieron nuevas fuerzas
político electorales, siendo la más relevante el partido Libertad y Refundación (LIBRE).

Pero más allá de haber una oferta electoral amplia o reducida es importante considerar
los contextos sociopolíticos en que surgen y son incorporados estos partidos, es decir
legalizados e inscritos, el rol que juegan en el sistema político y a qué intereses
económicos responden. Hay tres factores que ayudan a explicar, en parte, el sistema
cerrado de partidos hondureño: el diseño institucional que se expresa en las reformas
político electoral, la cultura política y la acción de los grupos de poder económico.

En Honduras, las acciones de los partidos políticos en gobierno han expresado de


forma persistente una cultura política de tradición autoritaria. Esta es una cultura
política que ha perdurado y evolucionado a través del bipartidismo que guarda
herencias del autoritarismo cariísta — como el centralismo autoritario y el sometimiento
del partido al caudillo. Por otro lado, el bipartidismo se vio obligado a realizar cambios
internos en sus prácticas producto de la transición política de finales del decenio de
1970, que implicó el paso de gobiernos militares a gobiernos civiles. Sin embargo,
durante estas últimas tres décadas de procesos electorales se ha profundizado la

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relación del bipartidismo hacia el Estado como botín, la concentración no solo del poder
político, sino que, de bienes y riquezas, y la formación de redes complejas de
corrupción y narcotráfico.

2.4. La baja volatilidad electoral

En Honduras no es común que candidatos a cargos de elección popular pasen de un


partido político a otro durante cada proceso electoral. Este fenómeno marca la
tendencia del votante y determina que tan fragmentado e inconsistente será la
distribución del voto popular entre la oferta electoral. Por el contrario, la baja volatilidad
electoral se expresa en el alto arraigo de la ciudadanía hondureña hacia el
bipartidismo. Este sistema bipartidista ha condicionado las reglas del juego electoral y
el sistema político en general. Desde principios del siglo XX hasta 1980, el sistema
político se estructuró en torno a dos partidos bajo un régimen autoritario tradicional.
Esto, a pesar de las rupturas y crisis políticas transitadas durante y posterior a la
dictadura cariísta y los regímenes militares.

La baja volatilidad también se explica en el anticomunismo que históricamente se ha


aglutinado en torno al bipartidismo y que impidió hasta la década de 1990 la
legalización de partidos de izquierda. Sin embargo, ha sido desde facciones reformistas
y disidentes del Partido Liberal donde han existido alianzas y simpatías con los
movimientos de izquierda hondureña, e incluso con las organizaciones políticas
comunistas. El Partido Liberal ha sido también el ente político tradicional con un relativo
mayor fraccionamiento interno.

Aunque durante el período de elecciones 1980-2009, el sistema se estructuró en torno


al bipartidismo, dicho período está marcado por coyunturas sociopolíticas que
colocaron nuevas fuerzas en la contienda electoral. Por ejemplo, a la ley electoral de
1977 se debió que en las elecciones para elegir los diputados a la Asamblea Nacional
Constituyente de 1980 se haya inscrito tres candidaturas independientes. Además de la
inscripción del Partido Innovación y Unidad (PINU-SD) en calidad de aliado del Partido
Nacional. Es pertinente señalar que, en 1979, el Estado hondureño aprobó y ratificó la
Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer, adoptado por la Asamblea
General de las Naciones Unidas en 1952. No obstante, el cumplimiento de las

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regulaciones en torno a la participación política de las mujeres no ha sido una prioridad
del sistema político hondureño. Por ejemplo, durante el periodo de elecciones
generales 1981-2001 todavía no se superaba el 8% en la evolución de la presencia de
las mujeres en el Congreso Nacional.

2.5. La concentración de la oferta electoral en el centro y la derecha del espectro


político

En el caso hondureño, una característica compartida con el sistema de partidos


guatemalteco consiste en la concentración de la oferta electoral en el centro y la
derecha del espectro político ideológico. Honduras no ha sido la excepción a la
persecución de organizaciones políticas de izquierda y asesinato y exilio de militantes;
de hecho, esta persecución fue regional y no un fenómeno particular de un solo país.

En relación al peso de los poderes fácticos en el caso hondureño, las elites


empresariales consolidaron su proyecto político en torno al bipartidismo. Esta es una
diferencia fundamental con el caso guatemalteco en que las élites económicas no han
tenido la necesidad de consolidar su propio partido político porque mantienen su
predominio a través de una red de influencias que, en parte, explica la alta volatilidad
electoral del sistema de partidos guatemalteco.

En Honduras, las familias que conforman los grupos de poder económico, financiero y
mediático son de filiación liberal o nacionalista y en algunos casos ambos; como por
ejemplo, las familias Facussé, Atala y Agurcia. Estos grupos de poder junto con las
cúpulas religiosas — católica y evangélica —, el conjunto de los medios de
comunicación corporativo, más las redes del narcotráfico y el crimen organizado,
articulan una compleja red en el sistema político hondureño y por tanto en el Estado. Es
en este contexto que se desarrolla el financiamiento de la política y de campañas
electorales. Por último, y no menos importante, el sistema político hondureño ha sido
de los más estables en Centroamérica.

Esto se confirma en su sistema de partidos que es de los más antiguos en la región y


un bipartidismo robustamente enraizado en la sociedad; abstencionismo relativamente
bajo, aunque creciente si se compara porcentajes durante el periodo 1980-2009; y, baja

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volatilidad electoral. Cada ciclo electoral ha servido, efectivamente, para el reacomodo
del poder político entre el bipartidismo, redistribución de recursos y bienes del Estado y
el país mediante distintas modalidades, esencialmente neoliberales que profundizan el
7 deterioro de servicios públicos fundamentales como ser los servicios de salud,
educación y la soberanía alimentaria del país.

2.6. El sistema de partidos hondureño en democracia: muchas continuidades y


pocos cambios

La estabilidad ha sido probablemente la nota más destacada para el sistema de


partidos hondureño de las últimas tres décadas. La transición a la democracia y la lenta
consolidación que vivió el país desde los años ochenta no significaron demasiados
cambios del sistema de partidos, ni tampoco de la posición que en el nuevo régimen
debían tener sus dos principales protagonistas (Sieder 1996).

Desde las primeras elecciones libres, los patrones de competencia partidista han sido
regulares y bastante predecibles. Liberales y Nacionalistas han sido los partidos más
votados en todas las citas, alternándose, hasta 2009, dos victorias liberales con una
nacional (ver cuadro 1). Un promedio de número efectivo de partidos de 2,3, bajos
niveles de competitividad (12,3), altos niveles de concentración electoral (95,9) y una
de las tasas de volatilidad más bajas de la región, con un promedio de 7,1, son
diferentes dimensiones de un bipartidismo fuertemente asentado, y podríamos decir
que con visos de perdurabilidad, si no fuera por los hechos ocurridos en 2009.

La teoría ha señalado al clientelismo como una de las estrategias de vinculación entre


partidos y ciudadanos que puede subsistir durante largos períodos, siempre y cuando
el sistema tenga suficientes recursos para cubrir la demanda. Sin embargo, estos
vínculos son especialmente frágiles cuando no se combinan con programas o con otro
tipo de vinculación (Morgan 2011).

En Honduras los costes del clientelismo han ido aumentando en una sociedad cada vez
más numerosa y compleja, cuyas necesidades no han sido satisfechas. Las reformas
del Estado de los años noventa y las diferentes crisis económicas, además de reducir
el caudal de ingresos del Estado y el margen de maniobra para poner en marcha

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políticas, han mermado la capacidad del partido de turno para poder distribuir recursos,
afectando directamente a las prácticas clientelares y de patronazgo (Sieder 1996;
Torres 2011).

CONCLUSIONES

1. Uno de los aspectos que más llama la atención en el estudio de los partidos
políticos en Honduras es su desarrollo en términos de legislación y
reglamentación interna. La paradoja parece ser, a juicio de los expertos, que
todo el andamiaje de estructura, principios ideológicos, instancias de apelación,
formas de participación y acceso a las instancias de toma de decisiones, no se
traducen necesariamente en prácticas democráticas, sino que en muchos casos
podrían calificarse de letra muerta.

2. En Honduras las tareas pendientes en lo referente a mecanismos de inclusión


que garanticen la igualdad de oportunidades en el acceso a instancias de toma
de decisiones de diversos grupos poblacionales tradicionalmente excluidos de
las cúpulas partidarias, es todavía un desafío muy importante por enfrentar. Hay
que llamar la atención que el principal avance en este sentido viene dado en la
cuota muy baja para las mujeres, en cargos de elección popular.

3. Los partidos son instituciones permanentes que reflejan el pluralismo político,


promueven y encauzan la participación de los ciudadanos y contribuyen a la
formación y manifestación de la voluntad popular, con el objeto de acceder al
poder, a los cargos de elección popular y de influir en las decisiones políticas.

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RECOMENDACIONES

 La normativa jurídica, de los diferentes partidos políticos deben de enfocarse en


el desarrollo de las familias y comunidades que carecen de necesidades
económicas y que se encuentra en extrema pobreza.

 Oportunidades de empleos a la población hondureña, para la reducción de los


niveles de pobreza.

 Implementación de un plan estratégico para evitar la emigración de la población


hondureña.

 Incentivar con programas de becas a familias de escasos recursos económicos.

 Abastecer de medicamentos en hospitales públicos y centros de salud, para una


mejor atención al paciente.

 Desarrollar un plan de acción que ayude a reducir los niveles de criminalidad en


materia de seguridad.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. CIPRODEH. Análisis de la Participación Política en Honduras. Serie Derechos


Fundamentales, Vol 5, Tegucigalpa, Honduras, 1997.

2. Fúnes Matías. Vicisitudes y Posibilidades de la Izquierda Hondureña. En:


Frustraciones, Aspiraciones y Desafíos. Debates en torno a la relación sobre los
gremios, la sociedad civil y el partido político popular. Materiales de Estudio 3.
Fundación Friedrich Ebert, Tegucigalpa MDC, marzo 2002.

3. Gunder Maihold. Sociedad Civil, Nuevos Movimientos Sociales y Partidos


Políticos. En: Los Partidos Políticos y la Sociedad Civil. De la crisis a un nuevo
tipo de relación. FES/CEDAL, San José Costa Rica, 1992.

4. Instituto Centroamericano de Estudios Políticos. Informe Electoral, Honduras


elecciones 2001. Guatemala, noviembre de 2001.

5. Paz Aguilar Ernesto. Origen y Desarrollo de los Partidos Políticos en Honduras.


Cuadernos Liberales, Serie Policarpo Bonilla. Instituto de Educación Política del
Partido Liberal de Honduras. Tegucigalpa MDC, enero de 1990.

6. Programa de las Naciones Unidas. Informe de Desarrollo Humano 1998.

7. Programa de las Naciones Unidas. Informe de Desarrollo Humano 2000

8. Rodríguez E Olvin. Notas sobre la trayectoria ideológica del Liberalismo. En


Cuadernos Liberales, Serie Policarpo Bonilla. Instituto de Educación Política del
Partido Liberal. Tegucigalpa, MDC, 1990.

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9. Rodríguez E. Olvin. Brillo y Cenizas del Partido Liberal de Honduras. Graficentro
Editores. Tegucigalpa, Honduras, 1999.

10. Rodríguez E. Olvin. El Liberalismo y la Juventud. Ponencia presentada en el


Seminario Expectativas del Liberalismo para el año 2000. Graficentro Editores.
Tegucigalpa, MDC, 1991.

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