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¿Qué es la cefalización?

Definición y ejemplos
CIENCIABIOLOGÍA
En biología, y más específicamente en zoología, la cefalización es proceso evolutivo que tiende
a concentrar la mayor parte del sistema nervioso, la boca y los órganos sensoriales de un
animal con simetría bilateral en uno de los extremos del cuerpo.
Dicho en palabras más simples, se refiere a la aparición evolutiva de una cabeza donde se
concentra y centraliza la mayor parte del sistema nervioso en forma de un cerebro, y que también
contiene la boca, los ojos, la nariz y otros órganos sensoriales importantes para la supervivencia.
La mayoría de los organismos con simetría bilateral poseen un extremo anterior y un extremo
posterior. El primero se distingue justamente por la presencia de la cabeza y porque apunta hacia
la dirección preferida de movimiento o locomoción.
La cefalización aporta una serie de ventajas evolutivas particularmente importantes para animales
que gozan de buena movilidad, pero que no resultan tan importantes para algunas especies que no
se mueven, o para aquellas que se pueden mover indistintamente en cualquier dirección.
Estas ventajas han hecho de la cefalización una de las tendencias evolutivas más marcadas y
diseminadas a lo largo de una gran diversidad de especies animales.
   

Ventajas de la cefalización
Desarrollo de un cerebro
Una de las ventajas más importantes de la cefalización es que lleva a la concentración del sistema
nervioso en un solo órgano, es decir, el cerebro. Al tener todo el sistema nervioso concentrado en
un solo sitio, los impulsos nerviosos tienen que recorrer menos distancia, lo que hace que el
procesamiento de los estímulos de los órganos sensoriales y la producción de respuestas se haga
de forma mucho más rápida y eficiente.
También se crean redes neuronales mucho más complejas, lo que da origen a la inteligencia
característica de los vertebrados y otros animales.
Mayor eficiencia en la consecución de alimento
Tener concentrados en un mismo sitio el cerebro, los órganos sensoriales y la boca ayuda a que
los animales puedan analizar su entorno en busca de alimentos de forma más eficiente y efectiva,
lo que representa una clara ventaja evolutiva. Por ejemplo, los bigotes o vibrisas de los felinos les
ayudan a detectar presas en la oscuridad cuando están muy cerca y no las pueden ver.
Mejora la orientación y el desplazamiento direccional
Una de las características de los animales con simetría bilateral es que se mueven “hacia
adelante”, en la dirección del plano de simetría. La presencia de una cabeza con la mayoría de los
órganos sensoriales en la región anterior les confiere a los animales una visión más clara del lugar
hacia donde se dirigen.

La cefalización durante la gestación


La cefalización es un proceso tan arraigado en nuestro genoma, que el proceso de formación del
sistema nervioso central durante la gestación comienza muy pronto, solo dos semanas después de
la concepción. Es una de las tendencias de desarrollo más tempranas y fáciles de detectar en el
embrión en desarrollo.

Ejemplos de cefalización
Son incontables los ejemplos de especies animales que desarrollaron cabezas a lo largo de miles y
miles de años de evolución, y pertenecen a linajes muy variados, como se presenta a continuación:
Cefalización de los artrópodos
En los artrópodos son invertebrados que incluyen a los insectos, arácnidos, miriápodos y
crustáceos. La cefalización en estos animales ocurrió por medio de la incorporación progresiva de
segmentos del tronco hacia la región de la cabeza, lo que implicó el desarrollo de bocas más
efectivas al momento de conseguir comida. Entre los artrópodos, los insectos tienen un alto grado
de cefalización y una cabeza bien marcada, con un cerebro compuesto por la fusión de tres
ganglios.
Cefalización de los cefalópodos
Los moluscos cefalópodos son otro ejemplo de invertebrados con un alto grado de cefalización.
Incluyen a los pulpos y los calamares y son los que tienen el sistema nervioso más complejo y
evolucionado de todos los invertebrados, con una relación de masa cerebral a corporal comparable
a la de los vertebrados endotérmicos. Por ello, estos animales marinos incluyen algunos de los más
inteligentes del océano.
Cefalización de los vertebrados
Los vertebrados son el grupo de animales que incluyen a los que presentan el mayor grado de
cefalización y los sistemas nerviosos y sensoriales más complejos y especializados. Además de a
los seres humanos y los demás mamíferos, incluye a las aves, los reptiles, anfibios y los peces. La
cefalización en estos animales se caracteriza por el desarrollo de cerebros lobulares grandes, con
un inmenso número de interconexiones nerviosas que los hacen capaces de procesar una gran
cantidad de información de manera muy rápida.
Sin embargo, cabe resaltar que no todos los vertebrados tienen el mismo grado de cefalización. De
hecho, existe una especie de pez llamado anfioxo o pez lanceta (Branchiostoma lanceolatum),
naturalmente un vertebrado, pero que posee muy poca cefalización y una “cabeza” casi
indistinguible de la cola. Sin embargo, esto es más la excepción que la regla.

El tamaño del cerebro: cómo lo que fue una ventaja evolutiva se ha convertido en un riesgo de
extinción
“No sobrevive el más fuerte ni el más rápido, sino el que mejor se adapta a los cambios”, había
postulado Charles Darwin en El origen de las especies. Y el cerebro tenía mucho que ver: un tamaño
más grande permitió al hombre evolucionar y, aunque no tuviera ni garras, ni alas, ni fuerza ni
velocidad, pudo sobrevivir y al final impuso su voluntad sobre el planeta.

Pero la velocidad con que se están modificando los ecosistemas revierte la moneda: tener un
cerebro más grande, que era una ventaja evolutiva, ahora es una carga. Dicho de otra forma: los
mamíferos que tienen un cerebro grande –en comparación a la masa muscular- tienen más
posibilidades de extinción.

Un cerebro grande es negativo por un efecto indirecto: el coste de mantenimiento es muy

alto, y no compensa a la especie ”

Eloy RevillaBiólogo del CSIC

Esta es la conclusión a la que llegaron un grupo de científicos tras estudiar a más de 470 especies
de mamíferos, y que publicaron su estudio en la revista Evolution. Un miembro de este equipo, Eloy
Revilla, detalló a La Vanguardia que “en las condiciones actuales, ante el proceso de selección, un
cerebro grande es negativo por un efecto indirecto: el coste de mantenimiento es muy alto, y no
compensa a la especie”.
El cerebro es muy caro
Este científico, que trabaja para el Consejo Superior de Investigaciones Científicas en la estación
biológica de Doñana, detalla el lastre que supone este órgano: “no es que los animales con mayor
cerebro sean más perseguidos o respondan peor a los cambios ambientales. Lo que sucede es que
es muy caro: en los humanos, representa el 2% de la masa corporal, pero consume el 20% de
la energía”.

El punto es que esta energía que consume el cerebro no se puede ‘reciclar’ en otros órganos. Por
ende los grandes mamíferos (desde el hombre al gorila, o desde un tigre a un elefante) tienen un
desarrollo más dilatado, comparado con otras especies más pequeñas: se alarga el período de
gestación, el destete se retrasa y el período de dependencia de la madre se estira más tiempo. Y por
lógica, las camadas son más pequeñas.

Comparativa de tamaños de cerebros ( Frontiers in Neuroscience)


Un ejemplo sencillo: una mujer necesita nueve meses para tener un hijo, y, en contadas ocasiones,
puede dar luz a mellizos. Una perra requiere de unos 63 días para parir una camada de cinco a siete
crías, y una coneja, tras 30 días de gestación, puede traer al mundo a 8 o 10 conejitos.

Esta idea también se puede extrapolar a las sociedades humanas si observamos sus niveles de vida:
las que gozan de un alto bienestar, donde sus ancianos llegan a lo 80 años en muy buena forma,
apenas tienen uno o dos hijos. Es lo que le sucede a muchos países de Europa occidental, donde en
un futuro cercano habrá más viejos que niños. En cambio, en los países subdesarrollados con menor
tasa de bienestar y con una esperanza de vida menor a los 60 años, hay una alta tasa de natalidad (y
también altos índices de mortalidad infantil).

El ser humano y las consecuencias de sus acciones

Si bien hemos adaptado el planeta para considerarlo como nuestro hábitat óptimo, “los cambios que
aplicamos son tan fuertes que vamos a cruzar los umbrales que pueden complicarnos la
supervivencia de nuestra especie”
Eloy Revilla
Biólogo del CSIC

La extinción vendrá por otras vías


“El factor fundamental en la extinción, en estos momentos, es la pérdida del hábitat”, dice
Revilla. “Esto reduce el tamaño poblacional, porque quedan poblaciones fragmentadas, que sufren
de endogamia, la llegada de especies invasoras y la persecución”.

Frente a este panorama, en términos evolutivos, los animales con cerebro más grande tienen una
capacidad de respuesta más lenta, o sea, no se reproducen con la velocidad suficiente para
garantizar la supervivencia.

“Esto ha pasado con las diferentes extinciones masivas de la historia: los que desaparecen son los
animales de mayor tamaño. Si eliminas al 90% de una especie con pocos ejemplares, se extingue. Si
quitas el 90% de una especie que tiene muchos ejemplares, tiene un número suficiente para
regenerarse y vivir en nuevas condiciones”, detalla el científico.

Comparativa de tamaños de cerebros | Frontiers in Neurosicence


¿Y qué pasa con el ser humano?

Al ser el responsable de este desaguisado evolutivo, el hombre también debería sufrir las
consecuencias de un mayor riesgo de extinción. Pero si bien hemos adaptado el planeta para
considerarlo como nuestro hábitat óptimo, “los cambios que aplicamos son tan fuertes que vamos
a cruzar los umbrales que pueden complicarnos la supervivencia de nuestra especie”, dice Revilla.

Para este científico, han sido tan drásticos y radicales los cambios del hombre que, ante una escala
evolutiva, que cuenta con plazos de millones de años, no hay forma de revertir el proceso. La
ventaja, entonces, está del lado de los mamíferos pequeños.

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