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Ciudadanos:

PRESIDENTE Y DEMÁS MAGISTRADOS DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL DEL


TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
Su Despacho. -

Quien suscribe, ÁNGEL EMIRO GONZÁLEZ PARRA, venezolano, mayor de edad,


identificado con la cédula de identidad número V-13.495.254, inscrito en el
Inpreabogado bajo el N° 83.273, actuando con el carácter de apoderado judicial del
ciudadano IVÁN ENRIQUE OCANDO GUTIÉRREZ, venezolano, mayor de edad,
identificado con la cédula de identidad número V-3.644.158, domiciliado en el municipio
Maracaibo del estado Zulia, así como de la sociedad mercantil DRAGAS DEL SUR,
C.A. (DRAGASUR), inscrita ante el Registro Mercantil Tercero de la Circunscripción
Judicial del estado Zulia, en fecha diez (10) de diciembre de mil novecientos noventa y
nueve (1999), anotada bajo el N° 16, Tomo 12-A; carácter el mío que consta según
Poderes Penales Especiales otorgados ante la Notaría Pública Cuarta del municipio
Maracaibo del estado Zulia, en fecha nueve (09) de junio de dos mil veintidós (2022),
anotados bajo los N° 35 y 36, respectivamente, Tomo 21, Folios 115 hasta el 120 de los
libros de autenticación llevados por la referida notaría pública; acudo ante su
competente autoridad, con el debido respeto que se merece, a los fines de interponer el
presente ACCIÓN DE AMPARO CONSTITUCIONAL, contra las actuaciones realizadas
por la CORTE DE APELACIONES DEL CIRCUITO JUDICIAL PENAL DEL ESTADO
ZULIA, que violan las garantías constitucionales de Acceso a la Justicia, Tutela Judicial
Efectiva, Debido Proceso y al principio Pro Actione, vale decir, al no sacrificio de la
Justicia por la Omisión de Formalidades no esenciales, establecidos en los artículos 26,
49 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, vulnerando así
derechos colectivos y difusos, como consecuencia de la negativa sin fundamento
jurídico de admitir la QUERELLA interpuesta por mis representados en contra de los
ciudadanos VÍCTOR JOSÉ DE JESÚS VARGAS IRAUSQUIN, ANTONIEDO DE
JESÚS FERRER MOLLER y EVA ZORAIDA LUGO DE MADURO, venezolanos,
mayores de edad, identificados con las cédulas de identidad números V-9.002.883, V-
4.743.148 y V-4.539.663, respectivamente, domiciliados en el municipio Maracaibo del
estado Zulia; a título personal, por la comisión de los delitos de ESTAFA, previsto y
sancionado en el artículo 462 del Código Penal; CAPTACIÓN INDEBIDA, previsto y
sancionado en el artículo 212 de la Ley de Instituciones del Sector Bancario; y,
ASOCIACIÓN PARA DELINQUIR, previsto y sancionado en el artículo 37 de la Ley
Orgánica contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento del Terrorismo. En tal
sentido, este escrito se somete en atención a las siguientes consideraciones:

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-I-
LOS HECHOS

En primer lugar, a los fines de esclarecer las violaciones a las garantías


constitucionales del Acceso a la Justicia, Tutela Judicial Efectiva, Debido Proceso y al
principio Pro Actione, se considera necesario efectuar un breve recuento de las
actuaciones procesales, en el siguiente sentido:

En fecha catorce (14) de junio de dos mil veintidós (2022), esta representación
judicial actuando en nombre del ciudadano IVÁN ENRIQUE OCANDO GUTIÉRREZ, así
como de la sociedad mercantil DRAGAS DEL SUR, C.A. (DRAGASUR), presentó ante
la Unidad de Recepción y Distribución de Documentos (URDD) del Circuito Judicial
Penal del estado Zulia QUERELLA ACUSATORIA interpuesta en contra de los
ciudadanos VÍCTOR JOSÉ DE JESÚS VARGAS IRAUSQUIN, ANTONIEDO DE
JESÚS FERRER MOLLER y EVA ZORAIDA LUGO DE MADURO por la comisión de
los delitos de ESTAFA, previsto y sancionado en el artículo 462 del Código Penal;
CAPTACIÓN INDEBIDA, previsto y sancionado en el artículo 212 de la Ley de
Instituciones del Sector Bancario; y, ASOCIACIÓN PARA DELINQUIR, previsto y
sancionado en el artículo 37 de la Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada y
Financiamiento del Terrorismo; la cual fue distribuida en la misma fecha recayendo el
conocimiento de la causa al Tribunal Décimo Segundo (12°) de Primera Instancia en
Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del estado Zulia, siendo finalmente
recibido por dicho órgano jurisdiccional en fecha quince (15) de junio de dos mil
veintidós (2022).

Posteriormente, en fecha siete (07) de julio de dos mil veintidós (2022), vale decir,
luego múltiples escritos presentados por esta representación judicial solicitando
pronunciamiento sobre la admisión de la querella y vencido de sobremanera el lapso de
tres (03) días de despacho previsto en el artículo 161 del Código Orgánico Procesal
Penal para que los órganos de administración de justicia de la jurisdicción penal emitan
actuaciones escritas; finalmente el Tribunal Décimo Segundo (12°) de Primera Instancia
en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del estado Zulia, se pronunció al
respecto ordenando SUBSANAR, lo siguiente:

«[…]
 Las direcciones suministradas para las notificaciones no se
encuentran debidamente especificadas, se ordena subsanar.
 Los hechos narrados en el escrito de querella no se adecuan a
los tipos penales señalados, se ordena subsanar.
 La jurisdicente considera que los hechos señalados en el
escrito de querella no son precisos, se ordena subsanar. […]»

2
En tal sentido, en fecha doce (12) de julio de dos mil veintidós (2022), a los fines de
cumplir con lo ordenado por el tribunal se presentó escrito a través del cual se
detallaron de forma pormenorizada los elementos ordenados a subsanar.

A pesar de lo anterior, en fecha trece (13) de julio de dos mil veintidós (2022), el
Tribunal Décimo Segundo (12°) de Primera Instancia en Funciones de Control del
Circuito Judicial Penal del estado Zulia mediante decisión N° 376-2022 decretó
RECHAZAR LA QUERELLA por considerar que la misma no cumplía con los requisitos
de admisibilidad establecidos en el artículo 276 del Código Orgánico Procesal Penal,
sin realizar el debido análisis lógico-jurídico para llegar a dicha conclusión, y, a su vez,
adelantó opinión al fondo al considerar de forma expresa que no existe delito alguno en
la presente causa usurpando funciones propias del Ministerio Público, siendo este el
encargado de determinar si existe o no delito a través de la investigación que se
suscite.

En razón de ello, en fecha veintiuno (21) de julio de do mil veintidós (2022), fue
ejercido RECURSO DE APELACIÓN contra la decisión antes referida, al cual se le dio
entrada ante la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del estado Zulia, en
fecha veintiocho (28) del mismo mes y año; siendo admitida en fecha dos (02) de
agosto de dos mil veintidós (2022).

Finalmente, en fecha diez (10) de agosto de dos mil veintidós (2022), la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal del estado Zulia dictó sentencia N° 208-2022, a
través de la cual se pronunció sobre el recurso de apelación interpuesto, declarando
SIN LUGAR el mismo y extendiendo su dictamen al declarar la FALTA DE
JURISDICCIÓN VENEZOLANA para conocer del presente asunto, lo cual, es
totalmente contrario a derecho y violenta de sobremanera las garantías constitucionales
de Acceso a la Justicia, Tutela Judicial Efectiva, Debido Proceso y al principio Pro
Actione, establecidos en los artículos 26, 49 y 257 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela; evidenciándose con todo lo anterior como los Tribunales del
Circuito Judicial Penal del estado Zulia, se niegan a permitirle mis representados el
acceso a la actividad jurisdiccional para hacer valer sus derechos.

-II-
COMPETENCIA

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El artículo 7 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, establece:

«Artículo 7.- Son competentes para conocer la acción de amparo,


los Tribunales de Primera Instancia que lo sean en la materia afín con
la naturaleza del derecho o de la garantía constitucionales violados o
amenazados de violación, en la jurisdicción correspondiente al lugar
donde ocurrieren el hecho, acto u omisión que motivaren la solicitud de
amparo.
En caso de duda, se observarán, en lo pertinente, las normas sobre
competencia en razón de la materia.
Si un Juez se considera incompetente, remitirá las actuaciones
inmediatamente al que tenga competencia.
Del amparo de la libertad y seguridad personales conocerán los
Tribunales de Primera Instancia en lo Penal, conforme al procedimiento
establecido en esta Ley.»

En conformidad con lo antes transcrito, en principio las acciones de amparo


constitucional deberán ser introducidas por ante el Tribunal de Primera Instancia
competente por la materia y el territorio.

Al respecto, se observa que el caso objeto de análisis es competencia de la


jurisdicción penal, por cuanto las actuaciones realizadas por parte de la CORTE DE
APELACIONES DEL CIRCUITO JUDICIAL PENAL DEL ESTADO ZULIA, le cercena
al ciudadano IVÁN ENRIQUE OCANDO GUTIÉRREZ, así como de la sociedad
mercantil DRAGAS DEL SUR, C.A. (DRAGASUR), su derecho de acudir a los
Tribunales de la República Bolivariana de Venezuela, a los fines de hacer valer sus
derechos e intereses, lo cual, se traduce en violaciones de derechos colectivos y
difusos, previstos en los artículos 26, 49 y 257 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.

Ahora bien, el artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías


Constitucionales, dispone:

«Artículo 4.- Igualmente procede la acción de amparo cuando un


Tribunal de la República, actuando fuera de su competencia, dicte una
resolución o sentencia u ordene un acto que lesione un derecho
constitucional.
En estos casos, la acción de amparo debe interponerse por ante un
tribunal superior al que emitió el pronunciamiento, quien decidirá en
forma breve, sumaria y efectiva.»

En conformidad con la anterior disposición, será competencia de los tribunales


superiores conocer de las acciones de amparo interpuestas contra actos o decisiones
emitidas por el tribunal inmediatamente inferior jerárquicamente.

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En razón de todo lo anterior, se afirma que la presente ACCIÓN DE AMPARO
CONSTITUCIONAL interpuesta en contra de las actuaciones realizadas por parte de la
CORTE DE APELACIONES DEL CIRCUITO JUDICIAL PENAL DEL ESTADO ZULIA,
mediante sentencia N° 208-2022 dictada en fecha diez (10) de agosto de dos mil
veintidós (2022) que violan las garantías constitucionales de Acceso a la Justicia, Tutela
Judicial Efectiva, Debido Proceso y al principio Pro Actione, establecidos en los
artículos 26, 49 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, a
través de la cual ratifican la decisión proferida por el a-quo quien usurpó funciones del
Ministerio Público; le corresponde por la materia y el territorio, a la Sala de Casación
Penal del Tribunal Supremo de Justicia, por ser el órgano jurisdiccional inmediato
jerárquicamente superior.

-III-
MEDIOS PROBATORIOS

Al presente recurso de amparo constitucional se acompañan los siguientes medios


probatorios:

1. Copia fotostática certificada del Expediente N° 12C-30.977-2022 de la


nomenclatura interna llevada por el Circuito Judicial Penal del estado Zulia.

Dentro del referido expediente, se puede evidenciar las diferentes actuaciones


realizadas por el Tribunal Décimo Segundo (12°) de Primera Instancia en Funciones de
Control del Circuito Judicial Penal del estado Zulia, así como por la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal del estado Zulia, realizando especial énfasis en
la decisión N° 208-2022 dictada en fecha diez (10) de agosto de dos mil veintidós
(2022) por dicho Tribunal de Segunda Instancia, la cual se trata de la sentencia
lesionadora de los derechos y garantías constitucionales de mis representados, siendo
que ratificó la decisión N° 376-2022 dictada en fecha trece (13) de julio de dos mil
veintidós (2022), por el Tribunal Décimo Segundo (12°) de Primera Instancia en
Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del estado Zulia.

-IV-
DERECHO

En razón de todo lo anteriormente expuesto, se procede a efectuar el análisis jurídico


para la procedencia del presente RECURSO DE AMPARO CONSTITUCIONAL, para lo
cual, se realizan las siguientes consideraciones:

5
El artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, establece
lo siguiente:

«Artículo 49.- El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones


judiciales y administrativas; en consecuencia:
(…)
8. Toda persona podrá solicitar del Estado el restablecimiento o
reparación de la situación jurídica lesionada por error judicial, retardo u
omisión injustificados. Queda a salvo el derecho del o de la particular
de exigir la responsabilidad personal del magistrado o de la magistrada,
del juez o de la jueza; y el derecho del Estado de actuar contra éstos o
éstas.»

El artículo antes citado hace referencia al Debido Proceso que debe regir todas las
actuaciones judiciales y administrativas llevadas a cabo por los diferentes órganos,
siendo un deber del Estado restituir o restablecer cualquier situación lesiva de derechos
constitucionales, al estado en que se encontraba la misma antes de la configuración de
la situación jurídica vulnerada o amenazada de violación.

Asimismo, el artículo 27 de nuestra Carta Magna, sobre el mecanismo idóneo para


garantizar el goce de los derechos y garantías constitucionales, establece lo siguiente:

Artículo 27.- Toda persona tiene derecho a ser amparada por los
tribunales en el goce y ejercicio de los derechos y garantías
constitucionales, aun de aquellos inherentes a la persona que no
figuren expresamente en esta Constitución o en los instrumentos
internacionales sobre derechos humanos.
El procedimiento de la acción de amparo constitucional será oral,
público, breve, gratuito y no sujeto a formalidad, y la autoridad judicial
competente tendrá potestad para restablecer inmediatamente la
situación jurídica infringida o la situación que más se asemeje a ella.
Todo tiempo será hábil y el tribunal lo tramitará con preferencia a
cualquier otro asunto.
La acción de amparo a la liberta o seguridad podrá ser interpuesta
por cualquier persona, y el detenido o detenida será puesto o puesta
bajo la custodia del tribunal de manera inmediata, sin dilación alguna.
El ejercicio de este derecho no puede ser afectado, en modo alguno,
por la declaración del estado de excepción o de la restricción de
garantías constitucionales.

La referida disposición constitucional, establece la acción de amparo constitucional


como el método idóneo para la restauración de cualquier situación jurídica a través de
la cual se violen derechos o garantías constitucionales, así como derechos humanos no
establecidos expresamente en la norma, debiendo tramitarse inmediatamente y de
forma expedita por los Tribunales de la República, sin menoscabo de los estados de
excepción o restricciones de garantías constitucionales.

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Aunado a lo anterior, cabe destacar que, los artículos 1, 2, 3 y 4 de la Ley Orgánica
de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, al respecto disponen lo
siguiente:

«Artículo 1.- Toda persona natural habitante de la República, o


persona jurídica domiciliada en ésta, podrá solicitar ante los Tribunales
competentes el amparo previsto en el artículo 49 de la Constitución,
para el goce y el ejercicio de los derechos y garantías constitucionales,
aún de aquellos derechos fundamentales de la persona humana que no
figuren expresamente en la Constitución, con el propósito de que se
restablezca inmediatamente la situación jurídica infringida o la situación
que más se asemeje a ella.
La garantía de la libertad personal que regula el habeas corpus
constitucional, se regirá por esta Ley.
Artículo 2.- La acción de amparo procede contra cualquier hecho,
acto u omisión, provenientes de los órganos del Poder Público
Nacional, Estadal o Municipal. También procede contra el hecho, acto u
omisión originados por ciudadanos, personas jurídicas, grupos u
organizaciones privadas que hayan violado, violen o amenacen violar
cualquiera de las garantías o derechos amparados por esta Ley.
Se entenderá como amenaza válida para la procedencia de la acción
de amparo aquella que sea inminente.
Artículo 3.- También es procedente la acción de amparo, cuando la
violación o amenaza de violación deriven de una norma que colida con
la Constitución. En este caso, la providencia judicial que resuelva la
acción interpuesta deberá apreciar la inaplicación de la norma
impugnada y el Juez informará a la Corte Suprema de Justicia acerca
de la respectiva decisión.
(…)
Artículo 4.- Igualmente procede la acción de amparo cuando un
Tribunal de la República, actuando fuera de su competencia, dicte una
resolución o sentencia u ordene un acto que lesione un derecho
constitucional.
En estos casos, la acción de amparo debe interponerse por ante un
tribunal superior al que emitió el pronunciamiento, quien decidirá en
forma breve, sumaria y efectiva.
Artículo 5.- La acción de amparo procede contra todo acto
administrativo, actuaciones materiales, vías de hecho, abstenciones u
omisiones que violen o amenacen violar un derecho o una garantía
constitucional, cuando no exista un medio procesal breve, sumario y
eficaz acode con la protección constitucional.
Cuando la acción de amparo se ejerza contra actos administrativos
de efectos particulares o contra abstenciones o negativas de la
Administración, podrá formularse ante el Juez Contencioso-
Administrativo competente, si lo hubiere en la localidad conjuntamente
con el recurso contencioso administrativo de anulación de actos
administrativos o contra las conductas omisivas, respectivamente, que
se ejerza. En estos casos, el Juez, en forma breve, sumaria, efectiva y
conforme a lo establecido en el artículo 22, si lo considera procedente
para la protección constitucional, suspenderá los efectos del acto
recurrido como garantía de dicho derecho constitucional violado,
mientras dure el juicio (…)»

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Las disposiciones antes citadas, hacen referencia al mecanismo de protección de
derechos constitucionales previsto en la antes referida norma constitucional, conocido
como el Recurso de Amparo Constitucional, el cual, podrá ser solicitado ante cualquier
tribunal de la nación que sea competente para conocer por la materia y el territorio,
como método de restablecer de forma breve, sumaria y eficaz la situación jurídica
vulnerada o amenazada de violación, procedente en cualquiera de los siguientes
supuestos:

1. Por cualquier hecho, acto u omisión de la Administración Pública en cualquiera


de sus niveles que viole o atente contra las normas y garantías
constitucionales o derechos humanos;
2. Por cualquier hecho, acto u omisión de personas naturales y/o jurídicas que
viole o atente contra las normas y garantías constitucionales o derechos
humanos;
3. Por conflicto o violación de algún derecho como consecuencia de una norma
incompatible con la Constitución;
4. Por sentencia, resolución u orden dictada por cualquier órgano jurisdiccional
fuera de su competencia y atente o lesione algún derecho constitucional; y,
5. Por cualquier otro acto administrativo, actuaciones materiales, vías de hecho,
abstenciones u omisiones que atente o lesionen derechos y/o garantías
constitucionales.

Asimismo, se debe destacar que el último de los artículos supra transcritos,


establece expresamente que la acción de amparo constitucional solo es procedente
«(…) cuando no exista un medio procesal breve, sumario y eficaz acode con la
protección constitucional (…)», vale decir, cuando no exista otro medio ordinario o
preferente para la protección y/o restitución del derecho y/o garantía constitucional
lesionado o amenazado.

Dicho criterio ha sido ratificado reiteradamente por la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, destacándose en otras la sentencia N° 963 de fecha cinco (05) de
junio de dos mil uno (2001), a través de la cual se estableció lo siguiente:

«(…) es criterio de esta Sala, formado al hilo de los razonamientos


precedentes, que la acción de amparo constitucional, opera en su tarea
específica de encauzar las demandas contra actos, actuaciones,
omisiones o abstenciones lesivas de derechos constitucionales, bajo
las siguientes condiciones:
1. Una vez que los medios judiciales ordinarios han sido agotados y
la situación jurídico constitucional no ha sido satisfecha; o

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2. Ante la evidencia de que el uso de los medios judiciales ordinarios,
en el caso concreto y en virtud de su urgencia, no dará
satisfacción a la pretensión deducida.
La disposición del literal a), es bueno insistir, apunta a la comprensión
de que el ejercicio de la tutela constitucional por parte de todos los
jueces de la República, a través de cualquiera de los canales
procesales dispuestos por el ordenamiento jurídico, es una
característica inmanente al sistema judicial venezolano; por lo que, en
consecuencia, ante la interposición de una acción de amparo
constitucional, los tribunales deberán revisar si fue agotada la vía
ordinaria o fueron ejercidos los recursos, que de no constar tales
circunstancias, la consecuencia será la inadmisión de la acción sin
entrar a analizar la idoneidad del medio procedente, pues el carácter
tuitivo que la Constitución atribuye a las vías procesales ordinarias les
impone el deber de conservar o restablecer el goce de los derechos
fundamentales, por lo que bastaría con señalar que la vía existe y que
su agotamiento previo es un presupuesto procesal a la admisibilidad de
la acción de amparo.
La exigencia del agotamiento de los recursos a que se refiere el aludido
literal a), no tiene el sentido de que se interponga cualquier recurso
imaginable, sino sólo los que permitan reparar adecuadamente lesiones
de derechos fundamentales que se denuncian. No se obliga, pues, a
utilizar en cada caso todos los medios de impugnación que puedan
estar previstos en el ordenamiento procesal, sino tan sólo aquellos
normales que, de manera clara, se manifiesten ejercitables y
razonablemente exigibles. En consecuencia, por ejemplo, ante el
agotamiento de la doble instancia en un juicio civil, el actor tendrá la
posibilidad de recurrir en casación o en amparo constitucional, pues es
sabido que aquélla constituye una vía extraordinaria de revisión.
De cara al segundo supuesto, relativo a que la acción de amparo puede
proponerse inmediatamente, esto es, sin que hayan sido agotados los
medios o recursos adjetivos disponibles, el mismo procede cuando se
desprenda de las circunstancias fácticas o jurídicas que rodean la
pretensión que el uso de los medios procesales ordinarios resultan
insuficientes al restablecimiento del disfrute del bien jurídico lesionado.
Alguna de tales circunstancias podría venir dada cuando, por ejemplo,
la pretensión de amparo exceda del ámbito intersubjetivo para afectar
gravemente al interés general o el orden público constitucional; en caso
de que el recurrente pueda sufrir una desventaja inevitable o la lesión
devenga irreparable por la circunstancia de utilizar y agotar la vía
judicial previa (lo que no puede enlazarse el hecho de que tal vía sea
costosa o menos expedita que el procedimiento de amparo); cuando no
exista vía de impugnación contra el hecho lesivo, o ésta sea de
imposible acceso; cuando el peligro provenga de la propia oscuridad o
complejidad del ordenamiento procesal; o ante dilaciones indebidas por
parte los órganos judiciales, tanto en vía de acción principal como en
vía de recurso (debe recordarse, no obstante, que el concepto de
proceso sin dilaciones indebidas es un concepto jurídico indeterminado,
cuyo contenido concreto deberá ser obtenido mediante la aplicación, a
las circunstancias específicas de cada caso, de los criterios objetivos
que sean congruentes con su enunciado genérico. Podrían
identificarse, como ejemplo, de tales criterios objetivos: la complejidad
del litigio, los márgenes ordinarios de duración de los litigios del mismo
tipo, la conducta procesal del interesado y de las autoridades
implicadas y las consecuencias que de la demora se siguen para los
litigantes. Así pues, criterios de razonabilidad pesarán sobre la decisión
que se tome en cada caso concreto)»

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De la misma forma, la sentencia N° 2524 dictada por la misma Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia en fecha doce (12) de septiembre de dos mil tres
(2003), se fijó lo siguiente:

«(…) Apunta esta Sala que la acción de amparo constitucional en


ningún modo puede ser sustitutiva de las vías judiciales ordinarias o de
los medios y procedimientos establecidos en la Ley, y ella solo procede
cuando dichos recursos no son el medio idóneo y eficaz para el
restablecimiento de la situación jurídica infringida, lo que determina el
carácter extraordinario y residual de la acción de amparo, tal y como se
ha sostenido, entre otras oportunidades, en sentencias del 8 de febrero
de 2000 (Caso: Venezolana de Alquileres C.A (VENECA), 9 de marzo
de 2000 (Caso: Edgar Enrique Taborda Chacín) y 28 de julio de 2000
(Caso: Luis Alberto Baca) (…)»

En más reciente data, mediante sentencia N° 08 dictada por la Sala Constitucional


del Tribunal Supremo de Justicia, en fecha treinta (30) de enero de dos mil diecisiete
(2017), se señaló lo siguiente:

«(…) con fundamento en lo establecido en el fallo supra transcrito,


debe precisarse que el empleo de la acción de a.c. con el fin de
satisfacer las pretensiones del accionante que no ha agotado los
recursos previstos en el procedimiento ordinario, omitiendo el derecho
de ejercer el recurso de apelación contra el fallo que presuntamente ha
vulnerado sus derechos constitucionales, no sólo desnaturalizaría la
finalidad propia del amparo cual es solventar la situación que tiende a
hacerse irreparable, protegiendo el goce y el ejercicio de los derechos y
garantías constitucionales cuando éstos han sido violados, sino que
quebranta el carácter extraordinario que caracteriza a la acción de
amparo, impidiéndosele a este Supremo Tribunal cumplir con los
requisitos de admisibilidad previstos en la ley que deben ser verificados
en cada caso concreto a fin de determinar la procedencia de la tutela
contra una determinada actuación judicial.
Respecto a lo anterior, cabe señalar que conforme a la norma
rectora y la jurisprudencia, se requiere de la inexistencia de otro medio
de defensa eficaz e inmediato que permita precaver la ocurrencia del
perjuicio irremediable, de donde se desprende que sea un deber
ineludible del accionante el agotamiento previo de todos los recursos
judiciales ordinarios para la defensa de sus derechos fundamentales
(…)»

Esto es así, por cuanto este mecanismo de defensa contra amenazas y violaciones
de derechos y garantías constitucionales, no puede ser utilizado para suplantar vías
ordinarias idóneas para la resolución del asunto especifico, de lo contrario, se
desvirtuaría el carácter excepcional de la acción de amparo constitucional. Sin
embargo, la jurisprudencia patria ha sido conteste en la posibilidad de ejercer este
recurso extraordinario, sin haberse agotado previamente los medios ordinarios de
defensa.
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En tal sentido, la admisibilidad del recurso de amparo dependerá del cumplimiento de
uno de los siguientes supuestos, a saber, 1°) el agotamiento de las vías judiciales
ordinarias, sin que se haya podido restablecer la situación jurídica infringida; 2°) la
inexistencia de vías ordinarias para el asunto especifico; o 3°) que, existiendo métodos
y procedimientos ordinarios para la satisfacción de la pretensión, se alegue y
compruebe la no idoneidad e insuficiencia de los mismos.

 ADMISIBILIDAD DEL AMPARO

Así las cosas, ciudadanos Magistrados, el caso cuya tutela constitucional se solicita
por medio de la presente, se encuentra enmarcado dentro del primer supuesto antes
señalado, siendo que, la vía judicial ordinaria se agotó en el presente asunto con el
ejercicio del recurso de apelación contra la decisión N° 376-2022 dictada por el Tribunal
Décimo Segundo (12°) de Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito
Judicial Penal del estado Zulia, en fecha trece (13) de julio de dos mil veintidós (2022);
recurso este que finalizó con el pronunciamiento de la decisión N° 208-2022 dictada en
fecha diez (10) de agosto de dos mil veintidós (2022) por dicho Tribunal de Segunda
Instancia, la cual se trata de la sentencia lesionadora de los derechos y garantías
constitucionales de mis representados.

Es el caso que contra dicha decisión no existe ningún otro recurso que pueda ser
ejercido, por cuanto, la ley adjetiva en materia penal solo prevé el Recurso de Casación
contra las decisiones que le pongan fin al proceso penal, ello en conformidad con lo
dispuesto en el artículo 451 del Código Orgánico Procesal Penal. De manera que, al
existir ante el Ministerio Público una investigación abierta sobre los delitos denunciados
mediante querella acusatoria, mal se puede decir, que la decisión del ad-quem le haya
puesto fin al proceso penal, siendo inviable ejercer un recurso de casación contra la
decisión que ratificó la inadmisión de dicha acusación privada, por lo que,
consecuentemente la Acción de Amparo Constitucional es el único recurso con el que
cuentan mis representados para hacer valer sus derechos e intereses.

 PROCEDENCIA DEL AMPARO

En efecto, retomando los supuestos de procedencia de la acción de amparo


constitucional, en el caso de marras, se encuentra inmersa dentro del cuarto supuesto,
vale decir, por sentencia, resolución u orden dictada por cualquier órgano jurisdiccional
fuera de su competencia y que atente o lesione algún derecho constitucional , esto como

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consecuencia de la decisión N° 208-2022 dictada en fecha diez (10) de agosto de dos
mil veintidós (2022), dictada por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial del estado
Zulia, mediante la cual decreta la FALTA DE JURISDICCIÓN VENEZOLANA y a su
vez ratifica la decisión N° 376-2022 dictada por el Tribunal Décimo Segundo (12°) de
Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del estado Zulia,
en fecha trece (13) de julio de dos mil veintidós (2022), cuya Juez usurpó funciones de
los Fiscales del Ministerio Público y declaró que los hechos narrados no revisten
carácter penal, sin darle apertura la investigación necesaria para ello y sin efectuar la
debida motivación que explicara el razonamiento de su decisión. Sin mencionar que el
presente procedimiento desde sus inicios ha estado repleto de retardos procesales sin
justificativo por parte de los órganos jurisdiccional que han conocido del asunto; todo lo
cual, viola las garantías constitucionales de Acceso a la Justicia, Tutela Judicial
Efectiva, Debido Proceso y al principio Pro Actione, establecidos en los artículos 26, 49
y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Estimados Magistrados, al momento de efectuar un análisis del presente


procedimiento podrán apreciar que la QUERELLA interpuesta por el ciudadano IVÁN
ENRIQUE OCANDO GUTIÉRREZ conjuntamente con la sociedad mercantil DRAGAS
DEL SUR, C.A. (DRAGASUR), en contra de los ciudadanos VÍCTOR JOSÉ DE JESÚS
VARGAS IRAUSQUIN, ANTONIEDO DE JESÚS FERRER MOLLER y EVA ZORAIDA
LUGO DE MADURO, por la comisión de los delitos de ESTAFA, previsto y sancionado
en el artículo 462 del Código Penal; CAPTACIÓN INDEBIDA, previsto y sancionado en
el artículo 212 de la Ley de Instituciones del Sector Bancario; y, ASOCIACIÓN PARA
DELINQUIR, previsto y sancionado en el artículo 37 de la Ley Orgánica contra la
Delincuencia Organizada y Financiamiento del Terrorismo; cumple a cabalidad con los
requisitos establecidos en el artículo 276 del Código Orgánico Procesal Penal.

A tales efectos y a los fines de ser exhaustivos, a continuación, se procede a


transcribir uno por uno el cumplimiento de dichos requisitos, así como de la
subsanación ordenada y cuyo análisis fue omitido por el ad-quem, en la sentencia
lesiva de las garantías constitucionales de mis representados.

1. El nombre, apellido, edad, estado, profesión, domicilio o residencia de él o la


querellante, y sus relaciones de parentesco con el querellado o querellada.

«…Querellante: IVAN ENRIQUE OCANDO GUTIÈRREZ, venezolano,


mayor de edad, de profesión Ingeniero Civil, identificado con la cédula
de identidad número V-3.644.158, de 72 años de edad, (la dirección
se omite por mandato del último aparte del artículo 276 COPP, y
será debidamente consignada por separado). De igual forma se
12
deja expresa constancia que nuestro representado –no posee grado de
parentesco por consanguinidad con los aquí querellados.
Querellante: Empresa DRAGAS DEL SUR, C.A. (DRAGASUR), la
cual está debidamente inscrita por ante el Registro Mercantil Tercero de
la Circunscripción Judicial del estado Zulia, en fecha diez (10) de
Diciembre de mil novecientos noventa y nueve (1.999), anotada bajo el
N° 16, Tomo 12-A (Exp. 6.426), e inscrita en el Registro de Información
Fiscal signado con el Nro. J-070501804, cuya última modificación
consta en Acta de Asamblea Extraordinaria de Accionistas celebrada
en fecha 06 de marzo de 2019 y registrada por ante el Registro
Mercantil Tercero de la Circunscripción Judicial del estado Zulia en
fecha 28 de octubre de 2019, anotado bajo el No. 15, Tomo 68-A…»
(Página 2 del escrito de Querella).

2. El nombre, apellido, edad, domicilio o residencia del querellado o querellada


(Primer Requisito ordenado Subsanar).

«…Con respecto al primer ítem, señalo que el primer Querellado:


VÍCTOR JOSÉ DE JESÚS VARGAS IRAUSQUIN, venezolano, mayor
de edad, identificado con la cédula de identidad número V-9.002.883,
de 70 años de edad, domiciliado en la Quinta San Judas, Avenida
Principal del Country Club, Municipio Chacao del Distrito Capital,
cuya Vivienda Principal está detrás del Preescolar Step, en los
Chorros, en la ciudad de Caracas. Celulares: (+58)-(0414)-245.2369,
(+58)-(0414)-170.4021, +1(305)-794.1776, respectivamente. Correos:
victorvargas@bod.com.ve y vjvargasi@gmail.com.
El segundo Querellado: ANTONEIDO DE JESUS FERRER MOLLER,
venezolano, mayor de edad, identificado con la cédula de identidad
número 4.743.148, de 69 años de edad, domiciliado en la Avenida 2 El
Milagro, en el Conjunto Residencial La Vereda, Casa Nro. 04, del
municipio Maracaibo del estado Zulia. Punto de Referencia: 1era
etapa de la Vereda del Lago. Celulares: (+58)-(0414)-624.2197,
(+58)-(0412)-791.10344, +1(602)-884.7538, respectivamente.
Correos: aferrer@bod.com.ve ; ferreranto78@gmail.com y
antoneido@gmail.com, respectivamente.
La tercera Querellada: EVA ZORAIDA LUGO DE MADURO,
venezolano, mayor de edad, identificado con la cédula de identidad
número V-4.539.663, de 67 años de edad, domiciliada en la
Urbanización Monte Bello, Calle MN, con Avenida 14, Quinta Ana
Sofía, Nro. 14-09, del municipio Maracaibo del estado Zulia.
Celular: (+58)-(0414)-361.7728. Correo: emaduro@boibank.com...»
(Página 2 del escrito de Subsanación de la Querella).

3. El delito que se le imputa, y del lugar, día y hora aproximada de su perpetración


(Segundo Requisito ordenado Subsanar).

«…Ahora bien, en lo que respecta al segundo ítem, esta


representación judicial deja expresa constancia que la norma adjetiva
penal no exige bajo ninguna circunstancia llevar a cabo una subsunción
del tipo penal a los hechos, ya que solo establece lo siguiente: 3º. El
delito que se le imputa, y del lugar, día y hora aproximada de su
perpetración…”, por consiguiente NO ES REQUISITO SINE QUA
13
NON, más sin embargo, mediante el presente escrito se realizará dicha
subsunción a los fines de aclarar todo, siendo las cosas así, de una
simple lectura de la Querella, específicamente en el Capítulo II
denominado “EL DELITO QUE SE LE IMPUTA, Y DEL LUGAR, DÍA Y
HORA APROXIMADA DE SU PERPETRACIÓN”, por ende, cumplo
con indicar lo siguiente: en el caso sub iudice se configuraron los delitos
de ESTAFA CONTINUADA, prevista y sancionada en el artículo 462
del Código Penal Venezolano, CAPTACIÓN INDEBIDA, prevista y
sancionada en el artículo 212 de la Ley De Instituciones del Sector
Bancario y ASOCIACION PARA DELINQUIR, previsto y sancionado en
el artículo 37 de la Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada y
Financiamiento al Terrorismo, con un perjuicio irreparable a mi
poderdante y al propio estado venezolano.
Con relación al primer delito, la ESTAFA, la misma está prevista y
sancionada en el artículo 462 del Código Penal Venezolano, el cual
reza lo siguiente: “El que, con artificios o medios capaces de
engañar o sorprender la buena fe de otro, induciéndole en error,
procure para sí o para otro un provecho injusto con perjuicio
ajeno, será penado con prisión de uno a cinco años”. Por tanto, es
indudable que los querellados de autos mediante el empleo de artificios
y engaños, obrando de mala fe estafaron a mis representados, por
cuanto le hicieron creer que eran ejecutivos honrados y que le
responderían por el negocio pactado. De igual modo, inducen en error a
mis poderdantes, lo cual se subsume en el caso sub iudice cuando los
ciudadanos VÍCTOR JOSÉ DE JESÚS VARGAS IRAUSQUIN,
ANTONEIDO DE JESUS FERRER MOLLER y EVA ZORAIDA
LUGO DE MADURO, respectivamente, hacen creer que tenían la
posibilidad de garantizar el negocio propuesto y por ende, que
honrarían el compromiso comercial adquirido, en el sentido de
permitirle a mi representado retirar las cantidades de dinero
correspondientes a los productos financieros previamente adquiridos.
Por otra parte, es evidente que los aquí querellados, obtuvieron un
provecho injusto, ocasionándole a mis representados con ello perjuicios
económicos e incluso morales, con la falsa promesa de entregarles las
correspondientes ganancias a futuro de cada uno de los productos
financieros comprados, cuyo monto asciende a la cantidad de VEINTE
TRES MILLONES SETECIENTOS CUARENTA Y NUEVE MIL
OCHOCIENTOS SESENTA Y OCHO DOLARES AMERICANOS CON
SETENTA Y OCHO CÉNTAVOS ($ 23.749.868,78).
Así mismo, en lo que respecta al segundo delito, la CAPTACIÓN
INDEBIDA, prevista y sancionada en el artículo 212 de la Ley De
Instituciones del Sector Bancario, que señala lo siguiente: “Serán
sancionados con prisión de ocho a doce años, quienes sin estar
autorizados, practiquen la intermediación financiera, la actividad
cambiaria, capten recursos del publico de manera habitual, o
realicen cualesquiera de las actividades expresamente reservadas
a las instituciones sometidas al control de la Superintendencia de
las Instituciones del Sector Bancario”. De modo pues, la misma se
configuró cuando los hoy querellados valiéndose de sus altos cargos
dentro del ente financiero rector, es decir, el Banco Occidental de
Descuento (B.O.D), sin estar debidamente autorizado para ello, captó
recursos a mis poderdantes, tanto a título personal como jurídico
(empresa DRAGASUR, C.A.), e igualmente, realizó a través de los
ejecutivos hoy querellados, actividades expresamente reservadas a las
instituciones sometidas al control de la Superintendencia de las
Instituciones del Sector Bancario (SUDEBAN), por cuanto, les
exigieron a mis representados diversas cantidades de dinero en

14
Bolívares, para ser posteriormente transformadas en otra divisa
(DÓLAR AMERICANO), -EJERCIENDO ILEGALMENTE
OPERACIONES DE CASA DE CAMBIO, -y con ello poder concretar la
compra de tres (03) productos financieros ofrecidos, tales como: 1)
Certificados de Depósitos (CD), 2) Depósitos a la Vista y 3) Silver
Trade B.V, respectivamente, contando –supuestamente para ello con
el aval de un grupo de bancos internacionales, los cuales eran: BOI
BANK CORPORATION, BANCO DE LAS AMERICAS
(BANCAMERICA), BANCO DEL ORINOCO, N.V, ALL BANK CORP,
respectivamente, propiedad del ciudadano VÍCTOR JOSÉ DE JESÚS
VARGAS IRAUSQUIN. En tal sentido, este tipo penal se subsume al
caso de marras por cuanto el Banco B.O.D. fungió como casa de
cambio sin estar legalmente autorizado para ello.
Por último, con relación al tipo penal de ASOCIACIÓN PARA
DELINQUIR, previsto y sancionado en el artículo 4 numeral 9° y el 37
de la Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento
al Terrorismo(LOCDOFT), que establece que: “Artículo 4. A los
efectos de esta Ley, se entiende por: 9. Delincuencia organizada:
la acción u omisión de tres o más personas asociadas por cierto
tiempo con la intención de cometer los delitos establecidos en
esta Ley y obtener, directa o indirectamente, un beneficio
económico o de cualquier índole para sí o para terceros.
Igualmente, se considera delincuencia organizada la actividad
realizada por una sola persona actuando como órgano de una
persona jurídica o asociativa, con la intención de cometer los
delitos previstos en esta Ley. Artículo 37. Quien forme parte de un
grupo de delincuencia organizada, será penado o penada por el
solo hecho de la asociación con prisión de seis a diez años”. Con
lo cual, podemos señalar que este delito se configura porque los
ciudadanos VÍCTOR JOSÉ DE JESÚS VARGAS IRAUSQUIN,
ANTONEIDO DE JESUS FERRER MOLLER y EVA ZORAIDA LUGO
DE MADURO, respectivamente, actuaron de forma concertada y
deliberada con pleno conocimiento de estar cometiendo estos delitos, y
además, se valieron de sus funciones como altos ejecutivos del Banco
Occidental de Descuento (B.O.D), vale recordar, el primero como
Presidente, el segundo como Vice-Presidente Comercial y la tercera
como Gerente del Departamento de Operaciones Internacionales,
respectivamente; -para cometer los ilícitos denunciados, por ende,
utilizaron la referida persona jurídica para formar parte de un grupo de
delincuencia organizada, entendiéndose por ésta la acción u omisión de
asociarse por cierto tiempo, para un fin contrario a ley. Toda vez que,
cada uno de los aquí mencionados cumplió un rol fundamental en la
estructura delincuencial constituida -con el único propósito de estafar a
mis representados…» (Páginas 2-4 del escrito de Subsanación)

4. Una relación especificada de todas las circunstancias esenciales del hecho


(Tercer Requisito ordenado Subsanar).

«…En este orden de ideas, con referencia al tercer ítem, se puede


afirmar que los hechos señalados en el escrito de querella si son
precisos, ya que los delitos arriba señalados se cometieron
precisamente cuando a mi representado tanto a título personal como
jurídico (DRAGASUR) le fueron expedidos los instrumentos
correspondientes a los tres (03) productos financieros suscritos, para
ser transformados los bolívares suministrados a otra divisa (Dólar

15
Americano), siendo así, estos productos los siguientes: 1) Certificados
de Depósitos (CD), 2) Depósitos a la Vista y 3) Silver Trade B.V,
respectivamente, siendo que, con referencia al primer producto
financiero, es decir, a los Certificados de Depósitos, todo fue en las
siguientes fechas y horas: 1) día lunes 5/11/2018 aproximadamente
a las 08:00 a.m., a nombre de IVAN OCANDO G, por el monto de $
1.682.000,00 del BANCO DEL ORINOCO N.V.; 2) día viernes
18/05/2018 aproximadamente a las 10:30 a.m., a nombre de IVAN
OCANDO G, por el monto de $ 250.000,00 de BANCAMERICA; 3) día
viernes 04/11/2016 aproximadamente a las 08:30 a.m., a nombre de
IVAN OCANDO G, por el monto de $ 250.000,00 de BANCAMERICA
y 4) día viernes 04/11/2016 aproximadamente a las 09:35 a.m., a
nombre de IVAN OCANDO G, por el monto de $ 250.000,00 de
BANCAMERICA. Así las cosas, las reuniones para persuadir a mi
poderdante y lograr materializar dicho producto financiero se llevaron a
cabo en las instalaciones de la  Sede Principal del BOD, piso 10,
Oficina de Presidencia, ubicado en la Calle 77 (5 de Julio) con la
Avenida 17, del municipio Maracaibo, Estado Zulia.
Ahora bien, con relación al segundo producto denominado
Depósitos a la Vista, se suscribieron en las siguientes fechas y
horas: 1) día lunes 26/08/2019 aproximadamente a las 11:30 a.m., a
nombre de DRAGASUR, por el monto de $ 36.344,80; 2) día lunes
26/08/2019 aproximadamente a las 10:00 a.m., a nombre de
DRAGASUR, por el monto de $ 481,51; 3) día lunes 26/08/2019
aproximadamente a las 08:45 a.m., a nombre de DRAGASUR, por el
monto de $ 14.803.924,26; 4) día lunes 26/08/2019
aproximadamente a las 09:35 a.m., a nombre de IVAN OCANDO G,
por el monto de $ 481,51; 5) día lunes 26/08/2019 aproximadamente
a las 12:35 p.m., a nombre de IVAN OCANDO G, por el monto de $
1.335.628,37 del BANCO DEL ORINOCO N.V.; 6) día lunes
26/08/2019 aproximadamente a las 02:35 p.m., a nombre de IVAN
OCANDO G, por el monto de $ 1.065.771,45, y 7) día lunes
26/08/2019 aproximadamente a las 02:00 p.m., a nombre de IVAN
OCANDO G, por el monto de $ 60.000,00, respectivamente. De modo
que, las reuniones para persuadir a nuestro poderdante y lograr
materializar dicho producto financiero se llevaron a cabo en las
instalaciones de la  Sede Principal del BOD, piso 10, Oficina de
Presidencia, ubicado en la Calle 77 (5 de Julio) con la Avenida 17,
del municipio Maracaibo, Estado Zulia.
Por otra parte, como tercer producto financiero, tenemos al
Silver Trade B.V, de los cuales se suscribieron en las siguientes
fechas: 1) día miércoles 27/01/2016 aproximadamente a las 11:35
a.m., a nombre de IVAN OCANDO G, por el monto de $ 1.335.888,00;
2) día lunes 30/01/2017 aproximadamente a las 09:35 a.m., a
nombre de IVAN OCANDO G, por el monto de $ 1.335.888,00 y 3) día
miércoles 31/01/2018 aproximadamente a las 10:45 a.m. a nombre
de IVAN OCANDO G, por el monto de $ 1.335.888,00,
respectivamente. Las reuniones para persuadir a mi poderdante y
lograr materializar dicho producto financiero se llevaron a cabo en las
instalaciones de la  Sede Principal del BOD, piso 10, Oficina de
Presidencia, ubicado en la Calle 77 (5 de Julio) con la Avenida 17,
del municipio Maracaibo, Estado Zulia…» (Página 4 del escrito de
Subsanación).

Verificado lo anterior, se puede apreciar de una revisión de la sentencia aquí


impugnada que el ad-quem en ningún momento verificó el contenido del escrito de

16
subsanación, ni tampoco efectuó un renovado análisis a los fines de determinar si la
querella interpuesta cumple con los requisitos establecidos en la ley adjetiva penal, al
contrario, simplemente ratificó lo dictaminado por el a-quo señalando sin explicar la
motivación lógica-jurídica por la cual dichos hechos no revisten carácter penal,
limitándose a señalar lo siguiente:

«…Quienes aquí deciden observan que el Tribunal de Instancia en


base a los criterios de la sana crítica, la lógica jurídica y las máximas de
experiencia, logró determinar que la querella no cumplía con los
requisitos necesarios para su admisibilidad, en virtud de que los hechos
que fueron narrados en ella, no especifican las circunstancias de modo,
tiempo y lugar en que se llevaron a cabo los mismos para que la juez a
quo pudiera observar que se adecuan a los tipos penales ut supra
señalados…» (Página 18 de la Sentencia de la Corte).

En otras palabras, la Corte de Apelaciones complementó la fundamentación del a-


quo -la cual es inexistente- al señalar que este se basó en la sana crítica, la lógica
jurídica y las máximas de experiencia para llegar a la conclusión de los que los hechos
narrados no se subsumían en los delitos denunciados; cuando esto en ningún momento
fue explicado por el Tribunal de Primera Instancia. De la misma forma, continua el ad-
quem expresando que no se especificaron las circunstancias de modo, tiempo y lugar
en la que se llevaron a cabo los delitos, lo cual, demuestra una severa falta de atención
a la labor jurisdiccional que se encuentra realizando, siendo que ello evidencia que
efectivamente no le prestó mayor atención a la querella, ni al escrito de subsanación,
debiéndose destacar que a través de este último se especificaron detalles sobre los
días, las horas y los lugares en los cuales se cometieron los delitos acusados, tal y
como se puede apreciar de las transcripciones realizadas en párrafos anteriores.

Lo anterior resulta agravante si se toma en cuenta que la Corte de Apelaciones del


Circuito Judicial del estado Zulia, ratificó una decisión en la cual el Juez de Control que
dictó la misma usurpó funciones del Ministerio Público, siendo que adelantándose a
cualquier investigación a la cual se pudiera dar apertura con la admisión de la querella,
determinó de forma tajante que los hechos narrados no revestían carácter penal.

Es necesario destacar que el Tribunal de Control únicamente esta llamado a verificar


el cumplimiento de los requisitos de admisibilidad de la querella, a los fines de dar inicio
al trámite pertinente y no a efectuar un análisis de fondo como si se tratase de la
decisión que debe adoptar al final de la fase intermedia del proceso penal, a través de
la cual ordene la apertura a juicio; o como si se tratase de la decisión del Juez de Juicio
sobre el fondo del asunto, ni mucho menos a asumir funciones del Ministerio Público y
dictaminar si existe delito o no, cuando todavía no se ha abierto la investigación ni

17
recabado los elementos de convicción. De lo contrario, estaría suplantando defensas
propias de los querellados, quienes de conformidad con lo establecido en el artículo 278
del Código Orgánico Procesal Penal, podrán oponer las excepciones que consideren
pertinentes sobre la admisión de la querella.

Máxime, si se considera que a la hora de analizar la admisión o inadmisión de algún


asunto, recurso, solicitud, etc., el Juez conocedor del asunto, debe atender al principio
pro actione, establecido en el artículo 252 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela como reflejo de la garantía constitucional de acceso a la justicia, el cual
se traduce en que al momento de interpretar los requisitos de admisibilidad establecidos
en la ley, dicha interpretación debe ser lo más favorable y obsequiosa a la admisión del
asunto propuesto, y que no imposibilite de manera injustificada el ejercicio del derecho
de acción para la postulación de la pretensión, vale decir, evitar que los formalismos
innecesarios impidan al justiciable el acceso al servicio de administración de justicia.
Al respecto, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia de
fecha diecinueve (19) de junio de dos mil doce (2012), señaló lo siguiente:

«…El alcance del principio pro actione (a favor de la acción) ha


sido objeto de un sistemático tratamiento por parte de esta Sala.
La conclusión que se puede extraer de las decisiones que han
considerado el tema, es que las condiciones y requisitos de
acceso a la justicia no deben imposibilitar o frustrar
injustificadamente el ejercicio de la acción a través de la cual se
deduce la pretensión, toda vez que “el propio derecho a la tutela
judicial efectiva garantiza la posibilidad de ejercicio eficiente de los
medios de defensa, así como una interpretación de los mecanismos
procesales relativos a la admisibilidad que favorezca el acceso a los
ciudadanos a los órganos de justicia” (S.S.C. Nº 1.064/00).
Asimismo, ha señalado esta Sala que el derecho al debido
proceso comprende el acceso a la justicia, al juzgamiento con las
debidas garantías y a la ejecución del fallo; y al respecto,
establecido lo siguiente:
“Por otra parte, este Tribunal Superior de Justicia, en sentencia del 8
de agosto de 2000 dictada por la Sala Político-Administrativa, ha
precisado que el derecho al debido proceso (artículo 49 de la
Constitución de 1999) es un derecho complejo que encierra un conjunto
de garantías que se traducen en una diversidad de derechos para el
procesado entre los que figuran el derecho a acceder a la justicia, a ser
oído, a la articulación de un proceso debido, de acceso a los recursos
legalmente establecidos, a un tribunal competente, independiente e
imparcial, a obtener una resolución de fondo fundada en derecho, a un
proceso sin dilaciones indebidas, a la ejecución de las sentencias, entre
otros que se vienen configurando en la jurisprudencia. Todos estos
derechos se desprenden de la interpretación de los ocho ordinales que
consagra el artículo 49 de la Carta Fundamental. (Sentencia nº 1.614
del 29.08.01).”
 Por otro lado, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, en sentencia N° 708/01, caso “Juan Adolfo Guevara y otros”,

18
interpretó con carácter vinculante los artículos 26 y 257 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, así:
 “Observa esta Sala, que el artículo 26 de la Constitución vigente,
consagra de manera expresa el derecho a la tutela judicial efectiva,
conocido también como la garantía jurisdiccional, el cual encuentra su
razón de ser en que  la justicia es,  y debe ser, tal como lo consagran
los artículos 2 y 3 eiusdem, uno de los valores fundamentales presente
en todos los aspectos de la vida social, por lo cual debe impregnar todo
el ordenamiento jurídico y constituir uno de los objetivos de la actividad
del Estado, en garantía de la paz social. Es así como el Estado asume
la administración de justicia, esto es, la solución de los conflictos que
puedan surgir entre los administrados o con la Administración misma,
para lo que se compromete a organizarse de tal manera que los 
mínimos imperativos de la justicia sean  garantizados y que el acceso a
los órganos de administración de justicia establecidos por el Estado, en
cumplimiento de su objeto, sea expedito para los administrados.
El derecho a la tutela judicial efectiva, de amplísimo contenido,
comprende el derecho a ser oído por los órganos de administración de
justicia establecidos por el Estado, es decir, no sólo el derecho de
acceso sino también el derecho a que, cumplidos los requisitos
establecidos en las leyes adjetivas, los órganos judiciales conozcan el
fondo de las pretensiones de los particulares y, mediante una decisión
dictada en derecho, determinen el contenido y la extensión del derecho
deducido, de allí que la vigente Constitución señale que no se
sacrificará la justicia por la omisión de formalidades no esenciales y que
el proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de
la justicia (artículo 257). En un Estado social de derecho y de justicia
(artículo 2 de la vigente Constitución), donde se garantiza una justicia
expedita, sin dilaciones indebidas y sin formalismos o reposiciones
inútiles (artículo 26 eiusdem), la interpretación de las instituciones
procesales debe ser amplia, tratando que si bien el proceso sea una
garantía para que las partes puedan ejercer su derecho de defensa, no
por ello se convierta en una traba que impida lograr las garantías que el
artículo 26 constitucional instaura.
La conjugación de artículos como el 2, 26 ó 257 de la Constitución
de 1999, obliga al juez a interpretar las instituciones procesales al
servicio de un proceso cuya meta es la resolución del conflicto de
fondo, de manera imparcial, idónea, transparente, independiente,
expedita y sin formalismos o reposiciones inútiles.
En este orden de ideas, considera esta Sala, que la decisión de un
tribunal de última instancia mediante la cual se declare inadmisible una
acción, basada en un criterio erróneo del juzgador, concretaría una
infracción, en la situación jurídica de quien interpone la acción, del
derecho a la tutela judicial efectiva, lo cual si bien no ha sido alegado
por los accionantes, puede ser analizado de oficio por el juez
constitucional, tal como ya lo ha dicho esta Sala en numerosos fallos”.
(Subrayado añadido).
 Así pues, de las reseñas efectuadas supra se desprende, que los
derechos a la tutela judicial efectiva, a la defensa, al debido
proceso, y el principio pro actione, están ampliamente protegidos
por nuestra legislación, y tal resguardo ha sido ratificado por este
Máximo Tribunal, en aras de salvaguardar dichas garantías
superiores, tendiendo en esencia, a su amparo como gran recelo.
 Sin embargo, la protección de los derechos constitucionales antes
referidos, no está reñida con el criterio de la legalidad de las normas
procesales, el cual le permite al legislador el establecimiento de normas
adjetivas que regulan los requisitos de procedencia, modo, tiempo y

19
lugar, entre otros, de diversas acciones con las que se pretendan la
satisfacción de una pretensión específica y la obtención de una
decisión ajustada a derecho.
 Efectivamente, el principio de legalidad de las formas procesales
impera, aún y cuando el artículo 257 constitucional impone para la
realización de la justicia, la instauración de un proceso libre de
formalismos inútiles; pues, ello no desdice de la necesidad de
permanencia de aquellas formas que sustentan la propia validez de los
actos procesales y que son reflejo del principio de transparencia
esencial en el ejercicio de la función pública. En este sentido, esta Sala
en sentencia dictada el 14 de diciembre de 2005, (caso: “Unidad Miguel
Ángel Villalobos Fuenmayor”), precisó:
 “En tal sentido, la Sala destaca que uno de los principios rectores en
materia adjetiva es el principio de la legalidad de las formas procesales,
según el cual los actos del proceso deben practicarse de acuerdo con
las formas consagradas en el ordenamiento jurídico, para producir los
efectos que la ley le atribuye; al respecto, el artículo 11 de la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo dispone que ‘los actos procesales se
realizarán en la forma prevista en la ley (...)’. Vistas las consideraciones
anteriores, es necesario precisar que, si bien del artículo 257
constitucional deriva el principio antiformalista, según el cual no se
sacrificará la justicia por formalismos inútiles, el mismo ‘no quiere decir
que las formas procesales carezcan de significación en la ordenación
del proceso, pues no puede dejarse al arbitrio de las partes ni su
cumplimiento ni la decisión del momento en que van a cumplirlas’. (Cf.
F. Garrido Falla y otros: Comentarios a la Constitución, 3ª edición
ampliada, Madrid, Civitas Edic., 2001, p. 539)”.
 Lo señalado anteriormente permite destacar lo primordial de las
formas procesales como elementos consustanciales que otorgan
integridad y linealidad al proceso, por lo que en contra de los llamados
formalismos proscritos por el artículo 257 constitucional, prevalecen
aquellos requisitos imprescindibles e inherentes a su naturaleza
procesal, y sin cuya presencia, perdería el proceso su finalidad como
instrumento dirimente de los problemas judiciales entre las partes,
primordial para la paz social.
 De lo anterior, debe concluirse que las leyes procesales buscan dar
protección a los sujetos del proceso, otorgando, además de seguridad
jurídica, certeza, al disponer reglas previamente establecidas que fijen
un orden en el proceso a objeto que la acción interpuesta obtenga el fin
perseguido, sin permitir que los involucrados en la causa olviden la
existencia de los requisitos predeterminados por la ley; por lo que no
siempre las exigencias de requisitos, presupuestos procesales, o el
establecimiento de causales de inadmisibilidad en determinadas
acciones, ocasionan per se un perjuicio al derecho de acción de los
justiciables…» (Negrita y subrayado propio).

En atención a la jurisprudencia supra transcrita, se concluye entonces que la


interpretación de las normas procesales no debe constituirse en una traba que impida el
acceso a la justicia, sin que por ello se deban relajar las mismas, permitiendo así todo
tipo de actuaciones indebidas, por lo que si bien se les debe dar una amplia
interpretación, garantizando el derecho de las partes involucradas, a saber, el derecho
de acción, el derecho a la defensa, el debido proceso, la tutela judicial efectiva, la
seguridad jurídica, entre otros, no se deben obviar los requisitos expresamente

20
establecidos en la Ley, lo cual no implica que por la falta de algún formalismo
innecesario se le cause algún perjuicio a la parte.

Ahora bien, en el presente asunto es necesario destacar que el a-quo requirió


formalismos innecesarios para la admisión de la querella como es el hecho de que
necesariamente efectuáramos una subsunción detallada de los hechos narrados dentro
de los delitos denunciados, tal y como fue señalado en el recurso de apelación, dicho
requisito no es necesario para determinar la admisión de la querella, al contrario, el
ordinal 3° del artículo 276 del Código Orgánico Procesal Penal, es claro y conciso al
requerir únicamente «…El delito que se le imputa, y del lugar, día y hora aproximada de
su perpetración…»; lo cual constaba suficientemente descrito en la querella, empero,
vista la orden de subsanación del a-quo esta representación judicial cumplió a todo
evento con lo requerido excepcionalmente por el tribunal, a pesar de que este se
encontraba en una fase preliminar al inicio de la investigación, requiriendo elementos
propios del fondo del asunto.

No obstante, dicho cumplimiento asume esta representación judicial fue insuficiente a


criterio del Tribunal, por cuanto procedió inmediatamente a inadmitir la querella a través
de una sentencia que carece totalmente de motivación alguna, utilizando como único
fundamento que los hechos no le resultaban claros y que tampoco se adecuaban a los
tipos penales señalados, sin profundizar en los motivos que le llevaron a dicha
conclusión; todo lo cual, fue ratificado en iguales términos por la Corte de Apelaciones,
la cual en ningún momento se detuvo a efectuar un análisis del asunto objeto de
apelación en los términos planteados en la apelación, a los fines de determinar si la
querella efectivamente cumplía o no con los requisitos de admisibilidad, simplemente se
circunscribió a esgrimir alegatos en defensa del a-quo expresando que este se había
fundamentado en la sana critica, la lógica jurídica y las máximas experiencias para
llegar a dicha decisión, cuando de un riguroso análisis de la sentencia recurrida en
apelación no se evidencia en ningún extremo que esa haya sido la fundamentación del
Tribunal de Primera Instancia.

En tal sentido, resulta más que evidente que la Corte de Apelaciones en su sentencia
lesionó derechos y garantías constitucionales, actuando además totalmente en contra
del principio Pro Actione, al ratificar la negativa de admisión de la querella,
fundamentándose en la falta de cumplimiento de requisitos innecesarios para la
admisión de la misma, aún y cuando estos requisitos extraordinarios igualmente fueron
cumplidos por esta representación judicial al momento de subsanar la querella, y lo
cual, fue totalmente omitido en el análisis del ad-quem en la decisión aquí impugnada,

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trayendo como consecuencia la imposibilidad de mis representados de tener acceso a
la justicia, así como irrumpiendo con las garantías procesales del debido procesa y la
tutela judicial efectiva.

Aunado a todo lo anterior, se debe traer a colación que la Corte de Apelaciones del
Circuito Judicial del estado Zulia en la decisión N° 208-2022 dictada en fecha diez (10)
de agosto de dos mil veintidós (2022), objeto de amparo constitucional, extendió su
pronunciamiento y decretó increíblemente la FALTA DE JURISDICCIÓN
VENEZOLANA para conocer del presente asunto.

A través de dicho pronunciamiento el ad-quem radicalmente y totalmente de forma


infundada dictaminó que no podía ser interpuesta denuncia alguna contra
representantes de las entidades financieras Banco del Orinoco, Bancamerica, Boi Bank
y All Bank, siendo que dichas instituciones se encuentran domiciliadas en el extranjero;
situación esta que no hace solo sino agravar las lesiones a las garantías
constitucionales de acceso a la justicia, al debido proceso y a una tutela judicial
efectiva, por cuanto, demostrando la falta de decoro y revisión a la que se encuentra
obligada la Corte para pronunciarse sobre el recurso de apelación, ignoró a todas luces
que la querella interpuesta se encontraba dirigida a título personal únicamente contra
los ciudadanos VÍCTOR JOSÉ DE JESÚS VARGAS IRAUSQUIN, ANTONIEDO DE
JESÚS FERRER MOLLER y EVA ZORAIDA LUGO DE MADURO por los delitos que
cometieron dentro de la República Bolivariana de Venezuela, valiéndose indebidamente
del cargo que poseían dentro del Banco Occidental de Descuento (B.O.D); los cuales
se encuentran suficientemente explicados tanto en la querella como en el escrito de
subsanación.

En ningún momento se señaló en la querella, ni en su subsanación que la misma iba


dirigida contra las mencionadas entidades financieras, al contrario, siempre se
estableció de forma expresa que esta iba dirigida a título personal contra los
ciudadanos referidos en el párrafo anterior.

Encontrándonos en este particular, se desea traer a colación lo establecido en el


artículo 56 del Código Orgánico Procesal Penal, al establecer lo siguiente:

«Artículo 56.- Corresponde a los tribunales ordinarios el ejercicio de


la jurisdicción para la decisión de los asuntos sometidos a su
conocimiento, conforme a lo establecido en este Código y leyes
especiales, y de los asuntos penales cuyo conocimiento corresponda a
los tribunales venezolanos según el Código Penal, los tratados,

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convenios y acuerdos internacionales suscritos y ratificados por la
República Bolivariana de Venezuela.»

La señalada disposición adjetiva penal establece que para determinar la jurisdicción


de los Tribunales de la República Bolivariana de Venezuela en la materia dependerá de
lo establecido en las leyes nacionales, así como los convenios y tratados
internacionales suscritos y ratificados.

Para el caso que nos ocupa, resulta conducente precisar lo establecido en el artículo
3 del Código Penal Venezolano, el cual, dispone:

«Artículo 3.- Todo el que cometa un delito o una falta en el espacio


geográfico de la República, será penado con arreglo a la ley
venezolana».

Dicha normativa sustantiva expresamente señala que todo delito que sea cometido
dentro de las fronteras del territorio venezolano se regirá conforme a las leyes
nacionales y por ende recae dentro de la jurisdicción venezolana conocer de tales
asuntos, siendo conocido esto como el principio de la territorialidad de la ley penal, a
través del cual, se entiende que todos los delitos cometidos dentro de un espacio
geográfico determinado serán resueltos por la jurisdicción correspondiente a dicho
territorio.

Así las cosas, no cabe dudas de que el Estado Venezolano goza de jurisdicción a
través de los Tribunales Penales para conocer del presente asunto, por tratarse de
delitos que fueron cometidos por personas naturales de nacionalidad venezolana dentro
del espacio geográfico venezolano.

En razón de todo lo anterior, resulta evidente que la actuación cometida por la Corte
de Apelaciones del Circuito Judicial del estado Zulia mediante decisión N° 208-2022
dictada en fecha diez (10) de agosto de dos mil veintidós (2022), lesionó los derechos y
garantías constitucionales del Acceso a la Justicia, Tutela Judicial Efectiva, Debido
Proceso y al principio Pro Actione, vale decir, al no sacrificio de la Justicia por la
Omisión de Formalidades no esenciales, establecidos en los artículos 26, 49 y 257 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; siendo que ratificó la decisión
N° N° 376-2022 dictada en fecha trece (13) de julio de dos mil veintidós (2022), por el
Tribunal Décimo Segundo (12°) de Primera Instancia en Funciones de Control del
Circuito Judicial Penal del estado Zulia, quien además de solicitar requisitos
excepcionales para la admisión de la querella, actuó en una etapa preliminar a la
investigación y decidió el fondo de la causa decidiendo inmediatamente que no existían

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los tipos penales denunciados en el presente asunto, ello sin efectuar la debida
fundamentación jurídica a través de la cual explicara la deducción lógica-jurídica para
llegar a dicha conclusión.

De manera que se le solicita muy respetuosamente a esta Sala de Casación Penal


del Tribunal Supremo de Justicia que reestablezca la situación jurídica infringida y
declare la NULIDAD de la decisión N° 208-2022 dictada en fecha diez (10) de agosto
de dos mil veintidós (2022) por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial del estado
Zulia, así como de la decisión N° 376-2022 dictada en fecha trece (13) de julio de dos
mil veintidós (2022), por el Tribunal Décimo Segundo (12°) de Primera Instancia en
Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del estado Zulia; y, que ORDENE la
ADMISIÓN de la QUERELLA interpuesta por el ciudadano IVÁN ENRIQUE OCANDO
GUTIÉRREZ, así como por la sociedad mercantil DRAGAS DEL SUR, C.A.
(DRAGASUR), en contra de los ciudadanos VÍCTOR JOSÉ DE JESÚS VARGAS
IRAUSQUIN, ANTONIEDO DE JESÚS FERRER MOLLER y EVA ZORAIDA LUGO DE
MADURO a título personal, por la comisión de los delitos de ESTAFA, previsto y
sancionado en el artículo 462 del Código Penal; CAPTACIÓN INDEBIDA, previsto y
sancionado en el artículo 212 de la Ley de Instituciones del Sector Bancario; y,
ASOCIACIÓN PARA DELINQUIR, previsto y sancionado en el artículo 37 de la Ley
Orgánica contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento del Terrorismo

-V-
PETITUM

En razón de todo lo expresado anteriormente en el cuerpo del presente escrito,


solicito se reestablezca la situación jurídica infringida y se declare lo siguiente:

1. La RESTITUCIÓN DE LA SITUACIÓN JURÍDICA INFRINGIDA mediante la


NULIDAD de la decisión N° 208-2022 dictada en fecha diez (10) de agosto de
dos mil veintidós (2022) por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial del
estado Zulia, así como de la decisión N° 376-2022 dictada en fecha trece (13) de
julio de dos mil veintidós (2022), por el Tribunal Décimo Segundo (12°) de
Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del estado
Zulia; y,

2. Se ordene la ADMISIÓN de la QUERELLA interpuesta por el ciudadano IVÁN


ENRIQUE OCANDO GUTIÉRREZ, venezolano, mayor de edad, identificado con
la cédula de identidad número V-3.644.158, domiciliado en el municipio
Maracaibo del estado Zulia, así como por la sociedad mercantil DRAGAS DEL

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SUR, C.A. (DRAGASUR), inscrita ante el Registro Mercantil Tercero de la
Circunscripción Judicial del estado Zulia, en fecha diez (10) de diciembre de mil
novecientos noventa y nueve (1999), anotada bajo el N° 16, Tomo 12-A; en
contra de los ciudadanos VÍCTOR JOSÉ DE JESÚS VARGAS IRAUSQUIN,
ANTONIEDO DE JESÚS FERRER MOLLER y EVA ZORAIDA LUGO DE
MADURO, venezolanos, mayores de edad, identificados con las cédulas de
identidad números V-9.002.883, V-4.743.148 y V-4.539.663, respectivamente,
domiciliados en el municipio Maracaibo del estado Zulia; a título personal, por la
comisión de los delitos de ESTAFA, previsto y sancionado en el artículo 462 del
Código Penal; CAPTACIÓN INDEBIDA, previsto y sancionado en el artículo 212
de la Ley de Instituciones del Sector Bancario; y, ASOCIACIÓN PARA
DELINQUIR, previsto y sancionado en el artículo 37 de la Ley Orgánica contra la
Delincuencia Organizada y Financiamiento del Terrorismo.

-VI-
DOMICILIO PROCESAL

A los fines de dar cumplimiento a lo establecido en el artículo 174 del Código de


Procedimiento Civil, se establece como domicilio procesal el siguiente: Escritorio
Jurídico Vidal & Asociados, ubicado en la Av. 8, entre calles 80 y 81, Quinta Ave María,
N° 81-11, municipio Maracaibo del estado Zulia, el cual subsistirá para todos los efectos
legales ulteriores.

Es justicia, en Caracas, a la fecha de su presentación.

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