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-I-
LOS HECHOS
En fecha catorce (14) de junio de dos mil veintidós (2022), esta representación
judicial actuando en nombre del ciudadano IVÁN ENRIQUE OCANDO GUTIÉRREZ, así
como de la sociedad mercantil DRAGAS DEL SUR, C.A. (DRAGASUR), presentó ante
la Unidad de Recepción y Distribución de Documentos (URDD) del Circuito Judicial
Penal del estado Zulia QUERELLA ACUSATORIA interpuesta en contra de los
ciudadanos VÍCTOR JOSÉ DE JESÚS VARGAS IRAUSQUIN, ANTONIEDO DE
JESÚS FERRER MOLLER y EVA ZORAIDA LUGO DE MADURO por la comisión de
los delitos de ESTAFA, previsto y sancionado en el artículo 462 del Código Penal;
CAPTACIÓN INDEBIDA, previsto y sancionado en el artículo 212 de la Ley de
Instituciones del Sector Bancario; y, ASOCIACIÓN PARA DELINQUIR, previsto y
sancionado en el artículo 37 de la Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada y
Financiamiento del Terrorismo; la cual fue distribuida en la misma fecha recayendo el
conocimiento de la causa al Tribunal Décimo Segundo (12°) de Primera Instancia en
Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del estado Zulia, siendo finalmente
recibido por dicho órgano jurisdiccional en fecha quince (15) de junio de dos mil
veintidós (2022).
Posteriormente, en fecha siete (07) de julio de dos mil veintidós (2022), vale decir,
luego múltiples escritos presentados por esta representación judicial solicitando
pronunciamiento sobre la admisión de la querella y vencido de sobremanera el lapso de
tres (03) días de despacho previsto en el artículo 161 del Código Orgánico Procesal
Penal para que los órganos de administración de justicia de la jurisdicción penal emitan
actuaciones escritas; finalmente el Tribunal Décimo Segundo (12°) de Primera Instancia
en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del estado Zulia, se pronunció al
respecto ordenando SUBSANAR, lo siguiente:
«[…]
Las direcciones suministradas para las notificaciones no se
encuentran debidamente especificadas, se ordena subsanar.
Los hechos narrados en el escrito de querella no se adecuan a
los tipos penales señalados, se ordena subsanar.
La jurisdicente considera que los hechos señalados en el
escrito de querella no son precisos, se ordena subsanar. […]»
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En tal sentido, en fecha doce (12) de julio de dos mil veintidós (2022), a los fines de
cumplir con lo ordenado por el tribunal se presentó escrito a través del cual se
detallaron de forma pormenorizada los elementos ordenados a subsanar.
A pesar de lo anterior, en fecha trece (13) de julio de dos mil veintidós (2022), el
Tribunal Décimo Segundo (12°) de Primera Instancia en Funciones de Control del
Circuito Judicial Penal del estado Zulia mediante decisión N° 376-2022 decretó
RECHAZAR LA QUERELLA por considerar que la misma no cumplía con los requisitos
de admisibilidad establecidos en el artículo 276 del Código Orgánico Procesal Penal,
sin realizar el debido análisis lógico-jurídico para llegar a dicha conclusión, y, a su vez,
adelantó opinión al fondo al considerar de forma expresa que no existe delito alguno en
la presente causa usurpando funciones propias del Ministerio Público, siendo este el
encargado de determinar si existe o no delito a través de la investigación que se
suscite.
En razón de ello, en fecha veintiuno (21) de julio de do mil veintidós (2022), fue
ejercido RECURSO DE APELACIÓN contra la decisión antes referida, al cual se le dio
entrada ante la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del estado Zulia, en
fecha veintiocho (28) del mismo mes y año; siendo admitida en fecha dos (02) de
agosto de dos mil veintidós (2022).
Finalmente, en fecha diez (10) de agosto de dos mil veintidós (2022), la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal del estado Zulia dictó sentencia N° 208-2022, a
través de la cual se pronunció sobre el recurso de apelación interpuesto, declarando
SIN LUGAR el mismo y extendiendo su dictamen al declarar la FALTA DE
JURISDICCIÓN VENEZOLANA para conocer del presente asunto, lo cual, es
totalmente contrario a derecho y violenta de sobremanera las garantías constitucionales
de Acceso a la Justicia, Tutela Judicial Efectiva, Debido Proceso y al principio Pro
Actione, establecidos en los artículos 26, 49 y 257 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela; evidenciándose con todo lo anterior como los Tribunales del
Circuito Judicial Penal del estado Zulia, se niegan a permitirle mis representados el
acceso a la actividad jurisdiccional para hacer valer sus derechos.
-II-
COMPETENCIA
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El artículo 7 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, establece:
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En razón de todo lo anterior, se afirma que la presente ACCIÓN DE AMPARO
CONSTITUCIONAL interpuesta en contra de las actuaciones realizadas por parte de la
CORTE DE APELACIONES DEL CIRCUITO JUDICIAL PENAL DEL ESTADO ZULIA,
mediante sentencia N° 208-2022 dictada en fecha diez (10) de agosto de dos mil
veintidós (2022) que violan las garantías constitucionales de Acceso a la Justicia, Tutela
Judicial Efectiva, Debido Proceso y al principio Pro Actione, establecidos en los
artículos 26, 49 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, a
través de la cual ratifican la decisión proferida por el a-quo quien usurpó funciones del
Ministerio Público; le corresponde por la materia y el territorio, a la Sala de Casación
Penal del Tribunal Supremo de Justicia, por ser el órgano jurisdiccional inmediato
jerárquicamente superior.
-III-
MEDIOS PROBATORIOS
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DERECHO
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El artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, establece
lo siguiente:
El artículo antes citado hace referencia al Debido Proceso que debe regir todas las
actuaciones judiciales y administrativas llevadas a cabo por los diferentes órganos,
siendo un deber del Estado restituir o restablecer cualquier situación lesiva de derechos
constitucionales, al estado en que se encontraba la misma antes de la configuración de
la situación jurídica vulnerada o amenazada de violación.
Artículo 27.- Toda persona tiene derecho a ser amparada por los
tribunales en el goce y ejercicio de los derechos y garantías
constitucionales, aun de aquellos inherentes a la persona que no
figuren expresamente en esta Constitución o en los instrumentos
internacionales sobre derechos humanos.
El procedimiento de la acción de amparo constitucional será oral,
público, breve, gratuito y no sujeto a formalidad, y la autoridad judicial
competente tendrá potestad para restablecer inmediatamente la
situación jurídica infringida o la situación que más se asemeje a ella.
Todo tiempo será hábil y el tribunal lo tramitará con preferencia a
cualquier otro asunto.
La acción de amparo a la liberta o seguridad podrá ser interpuesta
por cualquier persona, y el detenido o detenida será puesto o puesta
bajo la custodia del tribunal de manera inmediata, sin dilación alguna.
El ejercicio de este derecho no puede ser afectado, en modo alguno,
por la declaración del estado de excepción o de la restricción de
garantías constitucionales.
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Aunado a lo anterior, cabe destacar que, los artículos 1, 2, 3 y 4 de la Ley Orgánica
de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, al respecto disponen lo
siguiente:
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Las disposiciones antes citadas, hacen referencia al mecanismo de protección de
derechos constitucionales previsto en la antes referida norma constitucional, conocido
como el Recurso de Amparo Constitucional, el cual, podrá ser solicitado ante cualquier
tribunal de la nación que sea competente para conocer por la materia y el territorio,
como método de restablecer de forma breve, sumaria y eficaz la situación jurídica
vulnerada o amenazada de violación, procedente en cualquiera de los siguientes
supuestos:
Dicho criterio ha sido ratificado reiteradamente por la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, destacándose en otras la sentencia N° 963 de fecha cinco (05) de
junio de dos mil uno (2001), a través de la cual se estableció lo siguiente:
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2. Ante la evidencia de que el uso de los medios judiciales ordinarios,
en el caso concreto y en virtud de su urgencia, no dará
satisfacción a la pretensión deducida.
La disposición del literal a), es bueno insistir, apunta a la comprensión
de que el ejercicio de la tutela constitucional por parte de todos los
jueces de la República, a través de cualquiera de los canales
procesales dispuestos por el ordenamiento jurídico, es una
característica inmanente al sistema judicial venezolano; por lo que, en
consecuencia, ante la interposición de una acción de amparo
constitucional, los tribunales deberán revisar si fue agotada la vía
ordinaria o fueron ejercidos los recursos, que de no constar tales
circunstancias, la consecuencia será la inadmisión de la acción sin
entrar a analizar la idoneidad del medio procedente, pues el carácter
tuitivo que la Constitución atribuye a las vías procesales ordinarias les
impone el deber de conservar o restablecer el goce de los derechos
fundamentales, por lo que bastaría con señalar que la vía existe y que
su agotamiento previo es un presupuesto procesal a la admisibilidad de
la acción de amparo.
La exigencia del agotamiento de los recursos a que se refiere el aludido
literal a), no tiene el sentido de que se interponga cualquier recurso
imaginable, sino sólo los que permitan reparar adecuadamente lesiones
de derechos fundamentales que se denuncian. No se obliga, pues, a
utilizar en cada caso todos los medios de impugnación que puedan
estar previstos en el ordenamiento procesal, sino tan sólo aquellos
normales que, de manera clara, se manifiesten ejercitables y
razonablemente exigibles. En consecuencia, por ejemplo, ante el
agotamiento de la doble instancia en un juicio civil, el actor tendrá la
posibilidad de recurrir en casación o en amparo constitucional, pues es
sabido que aquélla constituye una vía extraordinaria de revisión.
De cara al segundo supuesto, relativo a que la acción de amparo puede
proponerse inmediatamente, esto es, sin que hayan sido agotados los
medios o recursos adjetivos disponibles, el mismo procede cuando se
desprenda de las circunstancias fácticas o jurídicas que rodean la
pretensión que el uso de los medios procesales ordinarios resultan
insuficientes al restablecimiento del disfrute del bien jurídico lesionado.
Alguna de tales circunstancias podría venir dada cuando, por ejemplo,
la pretensión de amparo exceda del ámbito intersubjetivo para afectar
gravemente al interés general o el orden público constitucional; en caso
de que el recurrente pueda sufrir una desventaja inevitable o la lesión
devenga irreparable por la circunstancia de utilizar y agotar la vía
judicial previa (lo que no puede enlazarse el hecho de que tal vía sea
costosa o menos expedita que el procedimiento de amparo); cuando no
exista vía de impugnación contra el hecho lesivo, o ésta sea de
imposible acceso; cuando el peligro provenga de la propia oscuridad o
complejidad del ordenamiento procesal; o ante dilaciones indebidas por
parte los órganos judiciales, tanto en vía de acción principal como en
vía de recurso (debe recordarse, no obstante, que el concepto de
proceso sin dilaciones indebidas es un concepto jurídico indeterminado,
cuyo contenido concreto deberá ser obtenido mediante la aplicación, a
las circunstancias específicas de cada caso, de los criterios objetivos
que sean congruentes con su enunciado genérico. Podrían
identificarse, como ejemplo, de tales criterios objetivos: la complejidad
del litigio, los márgenes ordinarios de duración de los litigios del mismo
tipo, la conducta procesal del interesado y de las autoridades
implicadas y las consecuencias que de la demora se siguen para los
litigantes. Así pues, criterios de razonabilidad pesarán sobre la decisión
que se tome en cada caso concreto)»
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De la misma forma, la sentencia N° 2524 dictada por la misma Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia en fecha doce (12) de septiembre de dos mil tres
(2003), se fijó lo siguiente:
Esto es así, por cuanto este mecanismo de defensa contra amenazas y violaciones
de derechos y garantías constitucionales, no puede ser utilizado para suplantar vías
ordinarias idóneas para la resolución del asunto especifico, de lo contrario, se
desvirtuaría el carácter excepcional de la acción de amparo constitucional. Sin
embargo, la jurisprudencia patria ha sido conteste en la posibilidad de ejercer este
recurso extraordinario, sin haberse agotado previamente los medios ordinarios de
defensa.
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En tal sentido, la admisibilidad del recurso de amparo dependerá del cumplimiento de
uno de los siguientes supuestos, a saber, 1°) el agotamiento de las vías judiciales
ordinarias, sin que se haya podido restablecer la situación jurídica infringida; 2°) la
inexistencia de vías ordinarias para el asunto especifico; o 3°) que, existiendo métodos
y procedimientos ordinarios para la satisfacción de la pretensión, se alegue y
compruebe la no idoneidad e insuficiencia de los mismos.
Así las cosas, ciudadanos Magistrados, el caso cuya tutela constitucional se solicita
por medio de la presente, se encuentra enmarcado dentro del primer supuesto antes
señalado, siendo que, la vía judicial ordinaria se agotó en el presente asunto con el
ejercicio del recurso de apelación contra la decisión N° 376-2022 dictada por el Tribunal
Décimo Segundo (12°) de Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito
Judicial Penal del estado Zulia, en fecha trece (13) de julio de dos mil veintidós (2022);
recurso este que finalizó con el pronunciamiento de la decisión N° 208-2022 dictada en
fecha diez (10) de agosto de dos mil veintidós (2022) por dicho Tribunal de Segunda
Instancia, la cual se trata de la sentencia lesionadora de los derechos y garantías
constitucionales de mis representados.
Es el caso que contra dicha decisión no existe ningún otro recurso que pueda ser
ejercido, por cuanto, la ley adjetiva en materia penal solo prevé el Recurso de Casación
contra las decisiones que le pongan fin al proceso penal, ello en conformidad con lo
dispuesto en el artículo 451 del Código Orgánico Procesal Penal. De manera que, al
existir ante el Ministerio Público una investigación abierta sobre los delitos denunciados
mediante querella acusatoria, mal se puede decir, que la decisión del ad-quem le haya
puesto fin al proceso penal, siendo inviable ejercer un recurso de casación contra la
decisión que ratificó la inadmisión de dicha acusación privada, por lo que,
consecuentemente la Acción de Amparo Constitucional es el único recurso con el que
cuentan mis representados para hacer valer sus derechos e intereses.
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consecuencia de la decisión N° 208-2022 dictada en fecha diez (10) de agosto de dos
mil veintidós (2022), dictada por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial del estado
Zulia, mediante la cual decreta la FALTA DE JURISDICCIÓN VENEZOLANA y a su
vez ratifica la decisión N° 376-2022 dictada por el Tribunal Décimo Segundo (12°) de
Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del estado Zulia,
en fecha trece (13) de julio de dos mil veintidós (2022), cuya Juez usurpó funciones de
los Fiscales del Ministerio Público y declaró que los hechos narrados no revisten
carácter penal, sin darle apertura la investigación necesaria para ello y sin efectuar la
debida motivación que explicara el razonamiento de su decisión. Sin mencionar que el
presente procedimiento desde sus inicios ha estado repleto de retardos procesales sin
justificativo por parte de los órganos jurisdiccional que han conocido del asunto; todo lo
cual, viola las garantías constitucionales de Acceso a la Justicia, Tutela Judicial
Efectiva, Debido Proceso y al principio Pro Actione, establecidos en los artículos 26, 49
y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
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Bolívares, para ser posteriormente transformadas en otra divisa
(DÓLAR AMERICANO), -EJERCIENDO ILEGALMENTE
OPERACIONES DE CASA DE CAMBIO, -y con ello poder concretar la
compra de tres (03) productos financieros ofrecidos, tales como: 1)
Certificados de Depósitos (CD), 2) Depósitos a la Vista y 3) Silver
Trade B.V, respectivamente, contando –supuestamente para ello con
el aval de un grupo de bancos internacionales, los cuales eran: BOI
BANK CORPORATION, BANCO DE LAS AMERICAS
(BANCAMERICA), BANCO DEL ORINOCO, N.V, ALL BANK CORP,
respectivamente, propiedad del ciudadano VÍCTOR JOSÉ DE JESÚS
VARGAS IRAUSQUIN. En tal sentido, este tipo penal se subsume al
caso de marras por cuanto el Banco B.O.D. fungió como casa de
cambio sin estar legalmente autorizado para ello.
Por último, con relación al tipo penal de ASOCIACIÓN PARA
DELINQUIR, previsto y sancionado en el artículo 4 numeral 9° y el 37
de la Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento
al Terrorismo(LOCDOFT), que establece que: “Artículo 4. A los
efectos de esta Ley, se entiende por: 9. Delincuencia organizada:
la acción u omisión de tres o más personas asociadas por cierto
tiempo con la intención de cometer los delitos establecidos en
esta Ley y obtener, directa o indirectamente, un beneficio
económico o de cualquier índole para sí o para terceros.
Igualmente, se considera delincuencia organizada la actividad
realizada por una sola persona actuando como órgano de una
persona jurídica o asociativa, con la intención de cometer los
delitos previstos en esta Ley. Artículo 37. Quien forme parte de un
grupo de delincuencia organizada, será penado o penada por el
solo hecho de la asociación con prisión de seis a diez años”. Con
lo cual, podemos señalar que este delito se configura porque los
ciudadanos VÍCTOR JOSÉ DE JESÚS VARGAS IRAUSQUIN,
ANTONEIDO DE JESUS FERRER MOLLER y EVA ZORAIDA LUGO
DE MADURO, respectivamente, actuaron de forma concertada y
deliberada con pleno conocimiento de estar cometiendo estos delitos, y
además, se valieron de sus funciones como altos ejecutivos del Banco
Occidental de Descuento (B.O.D), vale recordar, el primero como
Presidente, el segundo como Vice-Presidente Comercial y la tercera
como Gerente del Departamento de Operaciones Internacionales,
respectivamente; -para cometer los ilícitos denunciados, por ende,
utilizaron la referida persona jurídica para formar parte de un grupo de
delincuencia organizada, entendiéndose por ésta la acción u omisión de
asociarse por cierto tiempo, para un fin contrario a ley. Toda vez que,
cada uno de los aquí mencionados cumplió un rol fundamental en la
estructura delincuencial constituida -con el único propósito de estafar a
mis representados…» (Páginas 2-4 del escrito de Subsanación)
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Americano), siendo así, estos productos los siguientes: 1) Certificados
de Depósitos (CD), 2) Depósitos a la Vista y 3) Silver Trade B.V,
respectivamente, siendo que, con referencia al primer producto
financiero, es decir, a los Certificados de Depósitos, todo fue en las
siguientes fechas y horas: 1) día lunes 5/11/2018 aproximadamente
a las 08:00 a.m., a nombre de IVAN OCANDO G, por el monto de $
1.682.000,00 del BANCO DEL ORINOCO N.V.; 2) día viernes
18/05/2018 aproximadamente a las 10:30 a.m., a nombre de IVAN
OCANDO G, por el monto de $ 250.000,00 de BANCAMERICA; 3) día
viernes 04/11/2016 aproximadamente a las 08:30 a.m., a nombre de
IVAN OCANDO G, por el monto de $ 250.000,00 de BANCAMERICA
y 4) día viernes 04/11/2016 aproximadamente a las 09:35 a.m., a
nombre de IVAN OCANDO G, por el monto de $ 250.000,00 de
BANCAMERICA. Así las cosas, las reuniones para persuadir a mi
poderdante y lograr materializar dicho producto financiero se llevaron a
cabo en las instalaciones de la Sede Principal del BOD, piso 10,
Oficina de Presidencia, ubicado en la Calle 77 (5 de Julio) con la
Avenida 17, del municipio Maracaibo, Estado Zulia.
Ahora bien, con relación al segundo producto denominado
Depósitos a la Vista, se suscribieron en las siguientes fechas y
horas: 1) día lunes 26/08/2019 aproximadamente a las 11:30 a.m., a
nombre de DRAGASUR, por el monto de $ 36.344,80; 2) día lunes
26/08/2019 aproximadamente a las 10:00 a.m., a nombre de
DRAGASUR, por el monto de $ 481,51; 3) día lunes 26/08/2019
aproximadamente a las 08:45 a.m., a nombre de DRAGASUR, por el
monto de $ 14.803.924,26; 4) día lunes 26/08/2019
aproximadamente a las 09:35 a.m., a nombre de IVAN OCANDO G,
por el monto de $ 481,51; 5) día lunes 26/08/2019 aproximadamente
a las 12:35 p.m., a nombre de IVAN OCANDO G, por el monto de $
1.335.628,37 del BANCO DEL ORINOCO N.V.; 6) día lunes
26/08/2019 aproximadamente a las 02:35 p.m., a nombre de IVAN
OCANDO G, por el monto de $ 1.065.771,45, y 7) día lunes
26/08/2019 aproximadamente a las 02:00 p.m., a nombre de IVAN
OCANDO G, por el monto de $ 60.000,00, respectivamente. De modo
que, las reuniones para persuadir a nuestro poderdante y lograr
materializar dicho producto financiero se llevaron a cabo en las
instalaciones de la Sede Principal del BOD, piso 10, Oficina de
Presidencia, ubicado en la Calle 77 (5 de Julio) con la Avenida 17,
del municipio Maracaibo, Estado Zulia.
Por otra parte, como tercer producto financiero, tenemos al
Silver Trade B.V, de los cuales se suscribieron en las siguientes
fechas: 1) día miércoles 27/01/2016 aproximadamente a las 11:35
a.m., a nombre de IVAN OCANDO G, por el monto de $ 1.335.888,00;
2) día lunes 30/01/2017 aproximadamente a las 09:35 a.m., a
nombre de IVAN OCANDO G, por el monto de $ 1.335.888,00 y 3) día
miércoles 31/01/2018 aproximadamente a las 10:45 a.m. a nombre
de IVAN OCANDO G, por el monto de $ 1.335.888,00,
respectivamente. Las reuniones para persuadir a mi poderdante y
lograr materializar dicho producto financiero se llevaron a cabo en las
instalaciones de la Sede Principal del BOD, piso 10, Oficina de
Presidencia, ubicado en la Calle 77 (5 de Julio) con la Avenida 17,
del municipio Maracaibo, Estado Zulia…» (Página 4 del escrito de
Subsanación).
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subsanación, ni tampoco efectuó un renovado análisis a los fines de determinar si la
querella interpuesta cumple con los requisitos establecidos en la ley adjetiva penal, al
contrario, simplemente ratificó lo dictaminado por el a-quo señalando sin explicar la
motivación lógica-jurídica por la cual dichos hechos no revisten carácter penal,
limitándose a señalar lo siguiente:
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recabado los elementos de convicción. De lo contrario, estaría suplantando defensas
propias de los querellados, quienes de conformidad con lo establecido en el artículo 278
del Código Orgánico Procesal Penal, podrán oponer las excepciones que consideren
pertinentes sobre la admisión de la querella.
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interpretó con carácter vinculante los artículos 26 y 257 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, así:
“Observa esta Sala, que el artículo 26 de la Constitución vigente,
consagra de manera expresa el derecho a la tutela judicial efectiva,
conocido también como la garantía jurisdiccional, el cual encuentra su
razón de ser en que la justicia es, y debe ser, tal como lo consagran
los artículos 2 y 3 eiusdem, uno de los valores fundamentales presente
en todos los aspectos de la vida social, por lo cual debe impregnar todo
el ordenamiento jurídico y constituir uno de los objetivos de la actividad
del Estado, en garantía de la paz social. Es así como el Estado asume
la administración de justicia, esto es, la solución de los conflictos que
puedan surgir entre los administrados o con la Administración misma,
para lo que se compromete a organizarse de tal manera que los
mínimos imperativos de la justicia sean garantizados y que el acceso a
los órganos de administración de justicia establecidos por el Estado, en
cumplimiento de su objeto, sea expedito para los administrados.
El derecho a la tutela judicial efectiva, de amplísimo contenido,
comprende el derecho a ser oído por los órganos de administración de
justicia establecidos por el Estado, es decir, no sólo el derecho de
acceso sino también el derecho a que, cumplidos los requisitos
establecidos en las leyes adjetivas, los órganos judiciales conozcan el
fondo de las pretensiones de los particulares y, mediante una decisión
dictada en derecho, determinen el contenido y la extensión del derecho
deducido, de allí que la vigente Constitución señale que no se
sacrificará la justicia por la omisión de formalidades no esenciales y que
el proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de
la justicia (artículo 257). En un Estado social de derecho y de justicia
(artículo 2 de la vigente Constitución), donde se garantiza una justicia
expedita, sin dilaciones indebidas y sin formalismos o reposiciones
inútiles (artículo 26 eiusdem), la interpretación de las instituciones
procesales debe ser amplia, tratando que si bien el proceso sea una
garantía para que las partes puedan ejercer su derecho de defensa, no
por ello se convierta en una traba que impida lograr las garantías que el
artículo 26 constitucional instaura.
La conjugación de artículos como el 2, 26 ó 257 de la Constitución
de 1999, obliga al juez a interpretar las instituciones procesales al
servicio de un proceso cuya meta es la resolución del conflicto de
fondo, de manera imparcial, idónea, transparente, independiente,
expedita y sin formalismos o reposiciones inútiles.
En este orden de ideas, considera esta Sala, que la decisión de un
tribunal de última instancia mediante la cual se declare inadmisible una
acción, basada en un criterio erróneo del juzgador, concretaría una
infracción, en la situación jurídica de quien interpone la acción, del
derecho a la tutela judicial efectiva, lo cual si bien no ha sido alegado
por los accionantes, puede ser analizado de oficio por el juez
constitucional, tal como ya lo ha dicho esta Sala en numerosos fallos”.
(Subrayado añadido).
Así pues, de las reseñas efectuadas supra se desprende, que los
derechos a la tutela judicial efectiva, a la defensa, al debido
proceso, y el principio pro actione, están ampliamente protegidos
por nuestra legislación, y tal resguardo ha sido ratificado por este
Máximo Tribunal, en aras de salvaguardar dichas garantías
superiores, tendiendo en esencia, a su amparo como gran recelo.
Sin embargo, la protección de los derechos constitucionales antes
referidos, no está reñida con el criterio de la legalidad de las normas
procesales, el cual le permite al legislador el establecimiento de normas
adjetivas que regulan los requisitos de procedencia, modo, tiempo y
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lugar, entre otros, de diversas acciones con las que se pretendan la
satisfacción de una pretensión específica y la obtención de una
decisión ajustada a derecho.
Efectivamente, el principio de legalidad de las formas procesales
impera, aún y cuando el artículo 257 constitucional impone para la
realización de la justicia, la instauración de un proceso libre de
formalismos inútiles; pues, ello no desdice de la necesidad de
permanencia de aquellas formas que sustentan la propia validez de los
actos procesales y que son reflejo del principio de transparencia
esencial en el ejercicio de la función pública. En este sentido, esta Sala
en sentencia dictada el 14 de diciembre de 2005, (caso: “Unidad Miguel
Ángel Villalobos Fuenmayor”), precisó:
“En tal sentido, la Sala destaca que uno de los principios rectores en
materia adjetiva es el principio de la legalidad de las formas procesales,
según el cual los actos del proceso deben practicarse de acuerdo con
las formas consagradas en el ordenamiento jurídico, para producir los
efectos que la ley le atribuye; al respecto, el artículo 11 de la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo dispone que ‘los actos procesales se
realizarán en la forma prevista en la ley (...)’. Vistas las consideraciones
anteriores, es necesario precisar que, si bien del artículo 257
constitucional deriva el principio antiformalista, según el cual no se
sacrificará la justicia por formalismos inútiles, el mismo ‘no quiere decir
que las formas procesales carezcan de significación en la ordenación
del proceso, pues no puede dejarse al arbitrio de las partes ni su
cumplimiento ni la decisión del momento en que van a cumplirlas’. (Cf.
F. Garrido Falla y otros: Comentarios a la Constitución, 3ª edición
ampliada, Madrid, Civitas Edic., 2001, p. 539)”.
Lo señalado anteriormente permite destacar lo primordial de las
formas procesales como elementos consustanciales que otorgan
integridad y linealidad al proceso, por lo que en contra de los llamados
formalismos proscritos por el artículo 257 constitucional, prevalecen
aquellos requisitos imprescindibles e inherentes a su naturaleza
procesal, y sin cuya presencia, perdería el proceso su finalidad como
instrumento dirimente de los problemas judiciales entre las partes,
primordial para la paz social.
De lo anterior, debe concluirse que las leyes procesales buscan dar
protección a los sujetos del proceso, otorgando, además de seguridad
jurídica, certeza, al disponer reglas previamente establecidas que fijen
un orden en el proceso a objeto que la acción interpuesta obtenga el fin
perseguido, sin permitir que los involucrados en la causa olviden la
existencia de los requisitos predeterminados por la ley; por lo que no
siempre las exigencias de requisitos, presupuestos procesales, o el
establecimiento de causales de inadmisibilidad en determinadas
acciones, ocasionan per se un perjuicio al derecho de acción de los
justiciables…» (Negrita y subrayado propio).
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establecidos en la Ley, lo cual no implica que por la falta de algún formalismo
innecesario se le cause algún perjuicio a la parte.
En tal sentido, resulta más que evidente que la Corte de Apelaciones en su sentencia
lesionó derechos y garantías constitucionales, actuando además totalmente en contra
del principio Pro Actione, al ratificar la negativa de admisión de la querella,
fundamentándose en la falta de cumplimiento de requisitos innecesarios para la
admisión de la misma, aún y cuando estos requisitos extraordinarios igualmente fueron
cumplidos por esta representación judicial al momento de subsanar la querella, y lo
cual, fue totalmente omitido en el análisis del ad-quem en la decisión aquí impugnada,
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trayendo como consecuencia la imposibilidad de mis representados de tener acceso a
la justicia, así como irrumpiendo con las garantías procesales del debido procesa y la
tutela judicial efectiva.
Aunado a todo lo anterior, se debe traer a colación que la Corte de Apelaciones del
Circuito Judicial del estado Zulia en la decisión N° 208-2022 dictada en fecha diez (10)
de agosto de dos mil veintidós (2022), objeto de amparo constitucional, extendió su
pronunciamiento y decretó increíblemente la FALTA DE JURISDICCIÓN
VENEZOLANA para conocer del presente asunto.
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convenios y acuerdos internacionales suscritos y ratificados por la
República Bolivariana de Venezuela.»
Para el caso que nos ocupa, resulta conducente precisar lo establecido en el artículo
3 del Código Penal Venezolano, el cual, dispone:
Dicha normativa sustantiva expresamente señala que todo delito que sea cometido
dentro de las fronteras del territorio venezolano se regirá conforme a las leyes
nacionales y por ende recae dentro de la jurisdicción venezolana conocer de tales
asuntos, siendo conocido esto como el principio de la territorialidad de la ley penal, a
través del cual, se entiende que todos los delitos cometidos dentro de un espacio
geográfico determinado serán resueltos por la jurisdicción correspondiente a dicho
territorio.
Así las cosas, no cabe dudas de que el Estado Venezolano goza de jurisdicción a
través de los Tribunales Penales para conocer del presente asunto, por tratarse de
delitos que fueron cometidos por personas naturales de nacionalidad venezolana dentro
del espacio geográfico venezolano.
En razón de todo lo anterior, resulta evidente que la actuación cometida por la Corte
de Apelaciones del Circuito Judicial del estado Zulia mediante decisión N° 208-2022
dictada en fecha diez (10) de agosto de dos mil veintidós (2022), lesionó los derechos y
garantías constitucionales del Acceso a la Justicia, Tutela Judicial Efectiva, Debido
Proceso y al principio Pro Actione, vale decir, al no sacrificio de la Justicia por la
Omisión de Formalidades no esenciales, establecidos en los artículos 26, 49 y 257 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; siendo que ratificó la decisión
N° N° 376-2022 dictada en fecha trece (13) de julio de dos mil veintidós (2022), por el
Tribunal Décimo Segundo (12°) de Primera Instancia en Funciones de Control del
Circuito Judicial Penal del estado Zulia, quien además de solicitar requisitos
excepcionales para la admisión de la querella, actuó en una etapa preliminar a la
investigación y decidió el fondo de la causa decidiendo inmediatamente que no existían
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los tipos penales denunciados en el presente asunto, ello sin efectuar la debida
fundamentación jurídica a través de la cual explicara la deducción lógica-jurídica para
llegar a dicha conclusión.
-V-
PETITUM
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SUR, C.A. (DRAGASUR), inscrita ante el Registro Mercantil Tercero de la
Circunscripción Judicial del estado Zulia, en fecha diez (10) de diciembre de mil
novecientos noventa y nueve (1999), anotada bajo el N° 16, Tomo 12-A; en
contra de los ciudadanos VÍCTOR JOSÉ DE JESÚS VARGAS IRAUSQUIN,
ANTONIEDO DE JESÚS FERRER MOLLER y EVA ZORAIDA LUGO DE
MADURO, venezolanos, mayores de edad, identificados con las cédulas de
identidad números V-9.002.883, V-4.743.148 y V-4.539.663, respectivamente,
domiciliados en el municipio Maracaibo del estado Zulia; a título personal, por la
comisión de los delitos de ESTAFA, previsto y sancionado en el artículo 462 del
Código Penal; CAPTACIÓN INDEBIDA, previsto y sancionado en el artículo 212
de la Ley de Instituciones del Sector Bancario; y, ASOCIACIÓN PARA
DELINQUIR, previsto y sancionado en el artículo 37 de la Ley Orgánica contra la
Delincuencia Organizada y Financiamiento del Terrorismo.
-VI-
DOMICILIO PROCESAL
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