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Fue durante la década de los 90 que se dio el resurgimiento del interés hacia el
empleo de Políticas de Competitividad Industrial; sin embargo, las limitaciones para
el desarrollo económico e industrialización eran demasiados, esto a causa de que
se tratase de políticas direccionadas a competir en un contexto globalizado
acompañado de una revolución tecnológica; la necesidad de participar
económicamente hablando en un mercado mundial era latente, no obstante, la
planeación y empleo de estas estrategias para impulsar a los países fueron distintas
respecto de cada uno ya que como afirma el autor, estas siempre dependerían del
tamaño, estructura económica e incluso del enfoque sobre el alcance que de la
intervención del estado en dicha economía.
Por otro lado, al hablar de políticas de competitividad Industrial en los 90s, enfocadas
en la región de América Latina y el Caribe (tratándose los países analizados en el
libro: Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Jamaica, México y Uruguay)
se posicionan únicamente como un complemento para lograr la competitividad y el
crecimiento.
Según en el autor, los países de la región no fueron capaces de emplear las políticas
de competitividad industrial de la manera correcta y esto debido a varios problemas,
entre ellos: la distinción entre el diseño y ejecución, la descentralización de las
políticas, la ineficiencia administrativa y la falta de una entidad líder para la
implementación, de las cuales sorprendentemente se desprenden aún más. Ahora
bien, no todo ha sido malo pues se han implementado políticas de competitividad en
áreas como: la tecnológica, de recursos humanos, de fomento a la exportación, entre
otras. Además, se ha propuesto fortalecer las cámaras empresariales en
combinación con esfuerzos públicos para hacer más eficaces actividades como la
implementación y evaluación de las políticas.
El PDNI fue el primer plan empleado sin embargo su política fue descontinuada al
iniciar la crisis de 1982. Pasado un año se formó el Pronafice, este combinaba un
diagnóstico y una estrategia estructuralista con políticas cercanas a un modelo de
mercado. Se centró en tres tipos de políticas: racionalización de la protección e
impulso de exportaciones, fomento industrial y regularización. A pesar de ello, este
programa fue insuficiente, tenía carencias técnicas, incapacidad para evaluar sus
resultados, impresión para consolidar el esfuerzo exportador y demás. Después de
todo, la necesidad de continuar con la búsqueda del correcto diseño y empleo de
Políticas de Competitividad Industrial sigue, además de la visible participación y
compromiso del sector empresarial.
Peres, W., Bonelli, R., Labarca, G, Martínez, A. Buitelaar, R., Fuentes, J., Van Riel,