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“AÑO DEL FORTALECIMIENTO DE

LA SOBERANIA NACIONAL”

DOCTOR : CLINDER TORRES PINEDO.

ALUMNA : KAREN JHUSNERY AREVALO

SILVA.

CURSO :COMPORTAMIENTO ÉTICO.

TEMA : LA DIGNIDAD.

CICLO : V.

AÑO : 2022
MENCIONAR Y EXPLICAR LOS VALORES BÁSICOS SUPERIORES DE LA DIGNIDAD.
Es por tanto esencial que los valores que se elijan y que se persigan en la propia vida se
correspondan con la realidad del hombre, es decir, sean verdaderos. Porque sólo los valores
verdaderos pueden conducir a las personas a un desarrollo pleno de sus capacidades naturales.
Puede afirmarse que, en el terreno moral, un valor será verdadero en función de su capacidad
para hacer más humano al hombre.
VALORES UNIVERSALES
Se trata de aquellos valores que se fundamentan en la dignidad incondicionada de todo ser
humano. Una dignidad que -como puede deducirse de su propia génesis, no admite ser
relativizada, no puede depender de ninguna circunstancia (sexo, edad, salud , calidad de vida y
demás cualidades).
LA DIGNIDAD HUMANA, UN VALOR FUNDAMENTAL
La dignidad propia del hombre es un valor singular que fácilmente puede reconocerse. Lo
podemos descubrir en nosotros o podemos verlo en los demás. Pero ni podemos otorgarlo ni está
en nuestra mano retirárselo a alguien. Es algo que nos viene dado. Es anterior a nuestra voluntad y
reclama de nosotros una actitud proporcionada, adecuada: reconocerlo y aceptarlo como un valor
supremo (actitud de respeto) o bien ignorarlo o rechazarlo.
Este valor singular que es la dignidad humana se nos presenta como una llamada al respeto
incondicionado y absoluto. Un respeto que, como se ha dicho, debe extenderse a todos los que lo
poseen: a todos los seres humanos. Por eso mismo, aún en el caso de que toda la sociedad
decidiera por consenso dejar de respetar la dignidad humana, ésta seguiría siendo una realidad
presente en cada ciudadano.

Valores Básicos Superiores de la Dignidad.


valores superiores no es metodológicamente correcta, puesto que éstos son los caminos
para ser real y efectiva la dignidad humana”.
En consecuencia, la dignidad se convierte en el atributo “de un ser racional que no
obedece a ninguna otra ley que la que él mismo se da”, como afirma Kant. Por lo tanto, la
autonomía sirve como fundamento de la dignidad de la naturaleza humana o de toda
naturaleza racional. Así, “cuando algo tiene precio, en un lugar puede colocarse algo
diferente como equivalente; en cambio, aquello que está por encima de todo precio y, por
tanto, no tiene ningún equivalente, posee dignidad”, y la “persona no puede ser tratada
como un medio sino que tiene que ser en todo momento utilizada al mismo tiempo como
fin; en ello consiste la dignidad”].
Por lo que la idea de la dignidad humana, o valor atribuido a cada persona humana, no
puede ser sustituida por ninguna otra. Sin embargo, sus limitaciones pueden verse en los
propios valores básicos que la erigen, como lo son la autonomía, la seguridad, la libertad o,
inclusive, igualdad.
EXPLICAR POR QUÉ LA DIGNIDAD HUMANA ES UN VALOR FUNDAMENTAL
DE LA SOCIEDAD.
Sin duda, el ser humano se ha caracterizado porque su vida gira en torno a un ámbito
social, por lo que debe establecerse un orden normativo, económico y social que esté al
servicio del mismo y que le permita a cada hombre cultivar su propia dignidad. Por eso, la
dignidad humana requiere que el hombre actúe según su conciencia y su libre elección; por
lo que los hombres siendo más conscientes de su propia dignidad, podrán respetarse unos
a otros.

Así, la dignidad humana, en la modernidad, aparece en un contexto intelectual que ha


superado los avatares históricos, ubicándose en un proceso de humanización y de
racionalización que acompaña a la persona y a la sociedad. Para lo cual, cuando se hace la
reflexión de la dignidad dentro de un ámbito que corresponde a una sociedad bien
ordenada, no se describe la realidad, sino el deber ser de la misma. De ahí que la dignidad
humana sirva como un referente inicial, un punto de partida y también un horizonte final,
un punto de llegada, por lo que podría llamarse un derecho positivo justo.
PLANTEAR UN CONCEPTO CLARO DE DIGNIDAD.
La dignidad es idea de larga genealogía intelectual, pero solo en la Ilustración se configura
como propiedad inmanente de lo humano, sin más fundamento que la humanidad misma,
a la luz del convencimiento, expresado por Tocqueville, de que ahora “nada sostiene ya al
hombre por encima de sí mismo”. Somos los hombres quienes nos reconocemos unos a
otros la dignidad; es decir, mutuamente nos concedemos por convención un valor
incondicional, no sujeto a convenciones.
Es irrenunciable, imprescriptible, inviolable, aquello que siendo inmerecido merece un
respeto y coloca en cierto modo al resto de la humanidad en situación de deudora. Es
única, universal, anónima y abstracta, por lo que prescinde de las determinaciones (cuna,
sexo, patria, religión, cultura o raza) en las que se fundaban el surtido variado de las
antiguas dignidades, una dignidad cosmopolita, la misma por igual para todos los hombres
y mujeres del planeta. Pues ahora nos parece una verdad evidente que nadie es más que
nadie y que, como dijo Juan de Mairena, “por mucho que un hombre valga, nunca tendrá
valor más alto que el de ser hombre”.
El hombre vale por lo que el mismo es, por su ser. Ya hemos visto que lo que caracteriza al
hombre es su ser persona. Persona de naturaleza racional y libre, por tanto, con voluntad.

La dignidad de la persona se funda en ella misma, en su ser persona. De aquí nacen todos
los derechos humanos y la igualdad en cuanto ser de hombre y mujer.

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