Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Los derechos humanos se definen como: “es un código moral universal que busca
defender la libertad y la autonomía del individuo frente a la arbitrariedad y tiranía
de las colectividades cualquiera que éstas sean”∙
1.-‐‑Libertad-‐‑responsabilidad
2.-‐‑Igualdad-‐‑solidaridad.
3.-‐‑Tolerancia
“La dignidad humana es aquella condición especial que reviste todo ser humano por
el hecho de serlo, y lo caracteriza de forma permanente y fundamental desde su
concepción hasta su muerte”.
Esta frase nos deja muy en claro que la dignidad humana es una condición
inherente al ser humano, es decir, que no se puede renunciar a esta; ¿qué es? Y
¿porqué existe? Dicha condición que resulta ser tan importante tanto para la
sociedad como para el ordenamiento jurídico; pero del mismo modo, podemos
darnos cuenta de que la razón por la cual existe la protección a esta condición es el
simple hecho de que el ser humano exista y se mueva dentro de un grupo social
que, de una u otra manera lo determina con el paso del tiempo como un ser
humano acaba, con todo lo que el es y con todo lo que el ser humano implica.
Por ello, decimos que la dignidad humana como condición de ser humano, es el
hecho de acceder sin ningún costo o remuneración económica a los derechos y las
obligaciones que poco a poco, se van generando con el paso del tiempo y de
acuerdo a las condiciones sociales en las que normalmente se mueve por el hecho
de estar o pertenecer a un grupo social; esto implica pues, un respeto mutuo de
sus derechos como son a tener una vida digna, con un honor, con una buena
reputación, sin ser de ninguna manera objeto de ultrajes o humillaciones.
De otra parte, la dignidad humana existe porque el ser humano se distingue de los
animales precisamente por el hecho de tener autodeterminación y a su vez, una
igualdad frente a los seres de su misma especie con respecto al trato; pero
respetando siempre, de una u otra forma, las diferencias que les dan la esencia de
ser humano como tal que hace que la convivencia entre la sociedad misma se haga
interesante, productiva y constructiva.
Así pues, por último y como forma de reflexión solamente me queda añadir y
preguntar; siendo el ser humano un sujeto susceptible de derechos y obligaciones
capaz de convivir de manera respetuosa e inteligente dentro de la sociedad, ¿Cómo
es posible que exista la discriminación, los ultrajes y la humillación en su ser
integral? ¿Cómo puede explicarse que seres humanos consintieran y efectuaran los
actos que tuvieron lugar en Auschwitz o en otros campos de concentración? Hay
abundantes supuestos de violaciones de la dignidad humana y no por ello se
pueden reputar normales (guerras de Yugoslavia, los agravios en Irak por marines
americanos, los miles de muertos provocados por el terrorismo, etc.).
Kant fue uno de los defensores de la dignidad humana. Recordemos que para Kant
la dignidad es un valor intrínseco de la persona moral que no admite equivalentes,
esto es, la dignidad no puede confundirse con ninguna otra cosa, con ninguna
mercancía, dado no que se trata de nada útil o intercambiable. Lo que puede ser
intercambiado o sustituido no posee dignidad sino precio. Cuando a una persona se
le pone precio se la trata sin dignidad, como mera mercancía (esclavitud). Además,
el ser humano, como ser dotado de razón y voluntad libre, es un fin en sí mismo,
un ser capaz de hacerse preguntas morales y discernir entre lo justo e injusto,
entre las acciones morales e inmorales y de obrar según principios morales. Así los
seres humanos moralmente imputables son seres autónomos. La autonomía moral
es el fundamento de la dignidad humana y lo que caracteriza al ser humano,
diferenciándolo de los animales. Así dirá Kant que nuestra obligación con nosotros
mismos es no negar la dignidad de la humanidad en nuestra propia persona, pues
negando o lesionando la dignidad de otro estoy afectando a mi propia dignidad
moral como ser humano.
Habermas por el contrario entiende que los embriones carecen de dignidad humana
aunque no por ello no deben ser objeto de respeto y no ser manipulados, ya que
puede generar una desensibilización en el trato de la naturaleza humana. No
obstante, para dicho autor sólo tienen dignidad los nacidos, no obstante entiende
que la vida humana no debe ser instrumentalizada, es indisponible, no debe ser
tratada como una cosa y ser objeto de manipulación. Los embriones aún sin
dignidad tendrían un estatus especial y ser considerados indisponibles.
En sentido ético o moral el valor más básico que sería el valor de toda vida
humana, de todo ser humano, es decir, su dignidad humana, de él se deriva el
principio primero y fundamental en el que se basan todos los demás: la actitud de
respeto que merece por el mero hecho de pertenecer a la especie humana, es
decir, por su dignidad humana.
Este valor singular que es la dignidad humana se nos presenta como una llamada al
respeto incondicionado y absoluto que tienen todos los individuos en razón de su
mera condición humana independientemente de cualquier característica particular
que pueda tener. Un respeto que, como se ha dicho, debe extenderse a todos los
que lo poseen: a todos los seres humanos. Por eso mismo, aún en el caso de que
toda la sociedad decidiera por consenso dejar de respetar la dignidad humana, ésta
seguiría siendo una realidad presente en cada ciudadano. Aún cuando algunos
fueran relegados a un trato indigno, perseguidos, encerrados en campos de
concentración o eliminados, este desprecio no cambiaria en nada su valor
inconmensurable en tanto que seres humanos.
Principio de Respeto
«En toda acción e intención, en todo fin y en todo medio, trata siempre a cada uno
- a ti mismo y a los demás- con el respeto que le corresponde por su dignidad y
valor como persona»
Todo ser humano tiene dignidad y valor inherentes, solo por su condición básica de
ser humano. El valor de los seres humanos difiere del que poseen los objetos que
usamos. Las cosas tienen un valor de intercambio. Son reemplazables. Los seres
humanos, en cambio, tienen valor ilimitado puesto que, como sujetos dotados de
identidad y capaces de elegir, son únicos e irreemplazables.
Dado que los seres humanos son libres, en el sentido de que son capaces de
efectuar elecciones, deben ser tratados como fines, y no únicamente como meros
medios. En otras palabras: los hombre no deben ser utilizados y tratados como
objetos. Las cosas pueden manipularse y usarse, pero la capacidad de elegir propia
de un ser humano debe ser respetada.
Un criterio fácil que puede usarse para determinar si uno está tratando a alguien
con respeto consiste en considerar si la acción que va a realizar es reversible. Es
decir: ¿querrías que alguien te hiciera a ti la misma cosa que tu vas a hacer a otro?
Esta es la idea fundamental contenida en la Regla de Oro: «trata a los otros tal
como querrías que ellos te trataran a ti».
Los derechos humanos son un referente deontológico que fundamenta dos tipos de
deberes profesionales. Por una parte, son fuente de requisitos de conducta que
todo profesional debe satisfacer y que condicionan su actividad, ya sea poniéndole
límites negativos o ya sea obligándole positivamente. Por otra parte, son fuente de
objetivos, metas o fines a los que todo profesional debe aspirar y que deben
orientar su actividad.
Algunos derechos humanos no se limitan a guiar conductas, sino que trazan límites
a lo que se puede hacer o dejar de hacer. Así entendidos, los derechos humanos
establecen el umbral de la conducta correcta.
Por otra parte, los derechos humanos son fines o metas, en cuanto que presentan
un ideal moral que debe ser perseguido, pero que no fijan necesariamente una
conducta concreta debida.
Entre los distintos colectivos profesionales hay una clara percepción de que el
respeto de los derechos humanos es una obligación deontológica. Los derechos
humanos tienen también una significativa influencia jurídica sobre la deontología
profesional. Como ya se recordó y es bien conocido, los derechos humanos no son
sólo ideas éticas y convicciones sociales, sino que algunos han llegado a ser
también derechos subjetivos de naturaleza jurídica.
Los derechos humanos protegidos por el Derecho son una evidente fuente de
deberes en el ejercicio de cualquier profesión.
Nos basta con dejar sentado que los deberes –éticos y jurídicos– que tienen su
causa en los derechos humanos son también deberes requeridos por el respeto de
la dignidad humana.
Y una tercera idea, en fin, es que la dignidad humana justifica el deber de secreto
profesional. “Tener dignidad humana significa ser un ser individual que no está
subsumido completamente en comunidades mayores. No sólo somos sujetos de
una historia, es nuestra historia, y la dignidad humana exige que no seamos
forzados a contarla como un instrumento de nuestra propia condena. Luban
sostiene que el deber de secreto profesional del abogado no procede cuando el
cliente es una organización, sin dignidad humana que deba ser protegida, pues el
secreto facilita tapaderas que cuestan demasiado a la sociedad.
Artículo 1.
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados
como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con
los otros.
Artículo 2.
Artículo 3.
Artículo 4.
Artículo 5.
Título del artículo 1 introducido por Anejo, conforme establece el artículo 2.2 del
Protocolo 11 al Convenio para la protección de los derechos humanos y de las
libertades fundamentales, hecho en Roma el 4 de noviembre de 1950 («B.O.E.» 26
junio 1998).
TÍTULO I
Derechos y libertades
1. El derecho de toda persona a la vida está protegido por la Ley. Nadie podrá ser
privado de su vida intencionadamente, salvo en ejecución de una condenada que
imponga pena capital dictada por un tribunal al reo de un delito para el que la ley
establece esa pena.
Título del artículo 2 introducido por Anejo, conforme establece el artículo 2.2 del
Protocolo 11 al Convenio para la protección de los derechos humanos y de las
libertades fundamentales, hecho en Roma el 4 de noviembre de 1950 («B.O.E.» 26
junio 1998).
Título del artículo 3 introducido por Anejo, conforme establece el artículo 2.2 del
Protocolo 11 al Convenio para la protección de los derechos humanos y de las
libertades fundamentales, hecho en Roma el 4 de noviembre de 1950 («B.O.E.» 26
junio 1998).
-‐‑Especialización
Convención sobre toda eliminación de discriminación racial, 1969
Convención sobre prevención del delito y tratamiento del delincuente, 1975.
Convención sobre eliminación de todas las formas de discriminación de la mujer,
1981
Convención de los Derechos del niño, 1990
Convención sobre los trabajadores migratorios, 1990
Art. 10.1.
“La dignidad de la Persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre
desarrollo de la personalidad, el respeto a la Ley y a los derechos de los demás son
fundamento del orden político y de la paz social”
Art.10.2.
Los Derechos Humanos son la principal referencia que debe tener en cuenta toda
actuación en el ámbito de la seguridad tanto pública como privada. Cualquier
vulneración de derechos, cualquier ataque a la dignidad de la persona supondrá
una deslegitimación y una pérdida de profesionalidad a los ojos de los ciudadanos
y, tal vez, a los ojos de los profesionales de la seguridad.
EL PRINCIPIO ÉTICO DE DIGNIDAD HUMANA EN LAS DIFERENTES
PROFESIONES.
a) En las profesiones de seguridad privada.
Por su parte el artículo 30 del proyecto de LSP enumera los siguientes principios
de actuación:
Por lo que respecta a la tortura o penas o tratos inhumanos (SAP las Palmas 1-12-
2000) se indica que como valor derivado del artículo 15 Constitución aparece el
rechazo más absoluto para cuanto represente o suponga menosprecio a la dignidad
humana en cualquier caso y sean cuales fueran las circunstancias. El trato
degradante no tiene porqué ser inexcusablemente elemento constitutivo de la
tortura, los malos tratos definen una actitud general y amplia, son un plus de
perversidad y maldad que acoge variadas conductas de mayor o menor entidad.
Pero dentro de esos malos tratos son evidentemente diferentes el trato degradante
y la tortura. El trato degradante implica quizás una conducta desde la habitualidad,
conducta repetida más en relación a situaciones de menor entidad, aunque siempre
hirientes a la dignidad porque suponen en todo caso menosprecio o humillación. La
tortura supone por el contrario una conducta más intensa, aunque también se
castigue como excepción más atenuada el interrogatorio con intimidación o
violencia física.
De este modo las conductas que supongan un registro, cacheo o similares que sean
vejatorios o humillantes (p.ej. por obligar a desnudarse a la persona) se consideran
desproporcionados y contrarios a la dignidad humana.
STS de 24 febrero 2000 indica que también el concepto de honor deriva del propio
concepto de la dignidad humana, en el sentido que es la dignidad personal reflejada
en la consideración de los demás y en el sentimiento de la propia persona,
concepto que comprende un aspecto interno (subjetivo, dimensión individual) y un
aspecto externo (objetivo, dimensión o valoración social), debiendo compaginarse
ambos aspectos.
Teniendo en cuenta la amplia variedad de conductas que pueden atentar el honor
de las personas, es imposible definir el honor que sirva para tipificar cada caso
concreto de vulneración. El concepto de honor no es subjetivo puro, pues daría
lugar a que cada persona tuviera una idea distinta de honor dependiendo de su
subjetividad, ni tampoco es puramente objetivo que permitiría dar parámetros
abstractos a los que adecuar la conducta humana. Hay que tener en cuenta, por
último que a efectos de considerar vulnerado el honor de una persona deben
efectuarse unas delimitaciones: 1) por el contexto en que se efectúan las
expresiones frente a una persona 2) la proyección pública de la persona ofendida y
3) la gravedad objetiva de las expresiones.
El Tribunal Constitucional ha considerado que los cacheos que suponen que los
presos deban desnudarse íntegramente, después de un vis a vis, no son lícitos por
vulnerar su dignidad (intimidad personal) y no resultar proporcionado, pues la
medida de aseguramiento del interés público que se quiere proteger no es
imprescindible (se puede lograr de otro modo) y el perjuicio a la intromisión de la
intimidad personal del recluso es elevada. (STC 7 octubre 2013).