No poseen una estructura ordenada de largo alcance. Son lo
opuesto a lo que se conoce por un sólido cristalino. Sus partículas se asocian de un modo desordenado, parecido al de los líquidos, pero con la fuerza suficiente para que cohesionen en una estructura sólida. Este carácter amorfo es más común de lo que se pudiera pensar; es de hecho, uno de los estados posibles que puede adoptar la materia condensada. Con esto se entiende que cualquier compuesto capaz de solidificar y, por ende, cristalizar, puede asimismo aglomerarse de manera desordenada si las condiciones experimentales lo permiten. Lo anterior dicho aplica usualmente para las sustancias puras, sean elementos o compuestos. Pero también es válido en el caso de las mezclas. Muchas mezclas sólidas resultan amorfas, tal como sucede con el algodón de azúcar, el chocolate, la mayonesa o el puré de patatas. El que un sólido sea amorfo no lo vuelve menos valioso que uno cristalino. El desorden estructural en ocasiones lo dota de propiedades únicas que no exhibiría en una condición cristalina. Por ejemplo, en la industria fotovoltaica se prefiere el silicio amorfo antes que el cristalino para ciertas aplicaciones de pequeña escala.
La estructura de un sólido amorfo es desordenada; carece de
periodicidad o de un patrón estructural. La imagen superior ilustra este punto. A corresponde a un sólido cristalino, mientras B representa un sólido amorfo. Nótese que en B los rombos morados se disponen arbitrariamente, aun cuando tanto en A como en B existan el mismo tipo de interacciones.
Si se observa además a B, se verá que hay espacios que
parecieran estar vacíos; es decir, la estructura presenta defectos o irregularidades. Por lo tanto, parte del desorden microscópico o interno de un sólido amorfo se debe a que sus partículas se “acomodan” de tal modo que la estructura resultante tiene muchas imperfecciones.
Al principio se hizo mención del alcance en el grado de
ordenamiento de los sólidos amorfos. En B apenas hay un par de rombos que parecen alineados ordenadamente. Puede haber regiones ordenadas; pero solo a corto alcance.
Se dice entonces que un sólido amorfo está hecho de
inconmensurables cristales diminutos de distintas estructuras. La sumatoria de todas estas estructuras termina volviéndose laberíntica y sin sentido: la estructura global se torna amorfa, compuesta por un sinfín de bloques cristalinos desparramados por doquier.
Bibliografía Volivar, G. (21 de 2 de 2020). Lifeder. Obtenido de https://www.lifeder.com/ejemplos-solidos- amorfos/