Está en la página 1de 6

SINCERIDAD

gría, en el olvido de sí mismo, es la mejor simulado, taimado, astuto»... –Cerraste el


prueba de amor” (ECP, 19). libro, mientras pedías al Señor que nunca
pudiesen aplicarte esos calificativos, y te
Voces relacionadas: Caridad; Economía; Fami- propusiste afinar aún más en esta virtud
lia, Santificación de la; Justicia; Paz; Política; sobrenatural y humana de la sinceridad”.
Solidaridad; Trabajo, Santificación del. Así escribe san Josemaría en el punto 337
de Surco. Interesa fijarse en el binomio que
Bibliografía: AD, 73-93; CONV, 10, 73-120; se establece: virtud humana y sobrenatu-
ECP, 39-56, 102-116; F, 138-152; Carlos Cavallé
ral. Es muy característico de nuestro autor
- Nuria Chinchilla (eds.), El trabajo al servicio de
la persona y de la sosiedad, GVQ, XI, passim.
considerar que “la vida del cristiano debe
consistir en una armonía de las virtudes
Belén RAMÍREZ LANDAETA humano-naturales y cristiano-sobrenatu-
rales, no por una yuxtaposición postiza y
artificial, sino por una elevación que es el
efecto de la abnegación y la generosidad”
SINCERIDAD
(Fabro, 1993, p. 44). Para san Josemaría
1. Virtud humana y sobrenatural. 2. Sinceri- las virtudes humanas son base sobre la
dad de vida. 3. Sinceridad con Dios, since-
que se apoyan las virtudes sobrenatura-
ridad en la dirección espiritual, sinceridad
les: la gracia santifica lo humano. Era muy
con los demás.
de su gusto la consideración del símbolo
En los escritos de san Josemaría Quicumque, que nos dice de Jesucristo
abundan las referencias a la sinceridad. que es perfectus Deus, perfectus homo.
Surco contiene un capítulo completo sobre Así san Josemaría ve que el cristiano debe
esta virtud, uno de los cinco que en esta ser, como Cristo, un hombre cabal. En este
obra se dedican a los deberes de justicia contexto debe entenderse la importancia
respecto de la verdad (cfr. Del Portillo, que da a las virtudes humanas, en general,
1992, p. 154). Así queda de manifiesto la y, en particular, a la sinceridad.
sintonía de san Josemaría con la tradición
Su aprecio por la sinceridad arrai-
del pensamiento cristiano que ha conside-
ga, en parte, en su propio temperamento
rado esta virtud parte potencial de la jus-
ticia (cfr. S.Th., 2-2, q. 109, a. 3). En sus y educación: “Soy aragonés y, hasta en
restantes obras hay también abundantes lo humano de mi carácter, amo la since-
referencias al tema. ridad: siento una repulsión instintiva por
todo lo que suponga tapujos” (ECP, 70).
Lo que san Josemaría dice de la sin-
Sin embargo, hunde sus raíces en razones
ceridad puede organizarse en torno a tres
teológicas profundas: la verdad tiene algo
contextos que se entrelazan: la sinceridad
de sagrado porque es reflejo de la Verdad
como virtud humana, muy estrechamente
Suma, por eso la más pequeña mentira no
relacionada con la veracidad; la rectitud
es ni pequeña, ni inocua, porque es una
de vida, ligada a la sencillez o transparen-
ofensa a Dios (cfr. S, 577) y, en consecuen-
cia que san Josemaría nombra alguna vez
como “sinceridad de vida”; y el ejercicio de cia, es preciso estar dispuesto a sufrir por
la virtud de la sinceridad en el contexto de la verdad antes que hacer sufrir a la verdad
la oración, del examen de conciencia, del en ventaja propia (cfr. S, 567).
sacramento de la penitencia y de la direc- San Josemaría considera, además,
ción espiritual. que la franqueza y la sinceridad, que se
oponen a la hipocresía, a la ambigüedad,
1. Virtud humana y sobrenatural a la astucia y a la doblez, son realidades
“Leías en aquel diccionario los sinó- esenciales para el adecuado desarrollo de
nimos de insincero: «ambiguo, ladino, di- la vida social en todos sus niveles. Y tam-

1158

Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei


SINCERIDAD

bién cualidades indispensables para atraer reza de corazón, que se refleja en las obras,
a otros a Cristo: “Naturalidad, sinceridad, en la conducta y en las palabras, es califi-
alegría: condiciones indispensables, en el cada por san Josemaría como sencillez o
apóstol, para atraer a las gentes” (S, 188). transparencia. Esta actitud, o mejor, virtud
Esta contraposición sinceridad-doblez –la sencillez–, es parte de la sinceridad de
como actitudes opuestas, aparece en mu- vida y es compatible con los errores prácti-
chos de sus textos que nos invitan a “esfor- cos y los defectos, pues mueve a no ocul-
zarnos, para que de nuestra parte no quede tarlos y rectificarlos sin admitir la doblez o
ni sombra de doblez” (AD, 243), o animan hipocresía. Es una cualidad del cristiano,
a obrar “siempre con sencillez” (AD, 160). que san Josemaría considera de profunda
San Josemaría relaciona esta sinceri- raíz evangélica: “Mira: los apóstoles, con
dad con la sencillez y simplicidad caracte- todas sus miserias patentes e innegables,
rísticas de la infancia: el cristiano debe te- eran sinceros, sencillos..., transparentes.
ner por virtud la falta de doblez que el niño Tú también tienes miserias patentes e inne-
tiene por cualidad natural (cfr. C, 868). De gables. –Ojalá no te falte sencillez” (C, 932).
este modo entronca con un tema querido La sinceridad de vida implica cohe-
de la Patrística: la prevención contra la dip- rencia entre la vida y la doctrina: “«Coepit
sychia (la doblez de alma) y la exhortación facere et docere» –comenzó Jesús a hacer
a la sencillez: “Procura la sencillez y sé ino- y luego a enseñar: tú y yo hemos de dar
cente, y serás como los niños pequeños, el testimonio del ejemplo, porque no po-
que no conocen la maldad, destructora de demos llevar una doble vida: no podemos
la vida de los hombres” (Pastor de Hermas: enseñar lo que no practicamos. En otras
Ruiz Bueno, 2002, p. 759). palabras, hemos de enseñar lo que, por lo
menos, luchamos por practicar” (F, 694). Es
2. Sinceridad de vida recurrente en la predicación de san Jose-
maría la referencia al pasaje de los Hechos
“El cristiano ha de manifestarse autén-
de los Apóstoles (Hch 1, 1) citado en ese
tico, veraz, sincero en todas sus obras. Su
punto para ilustrar la idea de que la sinceri-
conducta debe transparentar un espíritu: el
dad de nuestra fe exige que a las palabras
de Cristo. Si alguno tiene en este mundo
acompañen las obras: “No somos sincera-
la obligación de mostrarse consecuente,
mente creyentes, si no nos esforzamos por
es el cristiano, porque ha recibido en de-
realizar con nuestras acciones lo que con-
pósito, para hacer fructificar ese don, la
fesamos con los labios” (AD, 268).
verdad que libera, que salva. Padre, me
preguntaréis, y ¿cómo lograré esa since- La noción de sinceridad de vida como
ridad de vida?” (AD, 141). En el trato con rectitud, sencillez y coherencia es cercana
Dios Padre, en la imitación de Cristo, en la a los términos bíblicos que se usan para
docilidad al Espíritu Santo, responde san traducir esas palabras, haplotes y tamim.
Josemaría. En el pasaje encontramos una En efecto, indican una cualidad del cora-
sucinta descripción de lo que el fundador zón del hombre que vive su fe, su relación
del Opus Dei entiende por “sinceridad de con Dios, sin duplicidad, y que es justo:
vida”: la rectitud, la sencillez, la coherencia puro de corazón (cfr. De Andia, 1990, cols.
del cristiano que busca, con la ayuda de la 892-894).
gracia, poner en línea su conducta con su
conciencia bien formada. 3. Sinceridad con Dios, sinceridad en la
La sinceridad de vida manifiesta la rec- dirección espiritual, sinceridad con los
titud y se opone a la doblez que nace de un demás
corazón que no busca con pureza a Dios En algunos de sus escritos, san Jose-
en todo (cfr. Bosch, 2004, pp. 102). La pu- maría, en un contexto que hace referencia

1159

Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei


SINCERIDAD

al progreso espiritual, pero también a la cialmente en la espiritual, se funda, según


vida ordinaria del hombre, habla de since- san Josemaría, en el sentido de la filiación
ridad con Dios; sinceridad en la dirección divina: Dios lo conoce todo (cfr. S, 326) y,
espiritual, sinceridad con los demás hom- sobre todo, lo perdona todo: “Dios no se
bres. Así, por ejemplo, lo hace en Surco: escandaliza de los hombres. Dios no se
“Sinceridad: con Dios, con el Director, con cansa de nuestras infidelidades” (ECP, 64).
tus hermanos los hombres. –Así estoy se- Por eso, el cristiano que se sabe hijo de
guro de tu perseverancia” (S, 325), es decir, Dios no lo considera ni “un Dominador ti-
de completar con plenitud la vida cristiana. ránico ni un Juez rígido e implacable” (ibi-
dem) y no lo teme ni a Él ni a los hombres
a) Sinceridad con Dios que lo representan: “Tener miedo a algo o
En relación al conocimiento propio, a alguien, pero especialmente a quien diri-
san Josemaría alerta contra el peligro de ge nuestra alma, es impropio de un hijo de
la falta de objetividad (cfr. S, 329), reco- Dios” (F, 242). La sinceridad presupone un
mienda –con expresión muy frecuente contexto de libertad y de confianza.
en su predicación– “sinceridad salvaje” y
b) Sinceridad con los demás hombres
suele usar la comparación con la salud fí-
sica: conocer los síntomas que aparecen En relación a la sinceridad entre los
en nuestra alma como haríamos con los hombres, san Josemaría recalca la im-
del cuerpo: “Ten sinceridad «salvaje» en el portancia del clima de confianza que todo
examen de conciencia; es decir, valentía: ser humano debe crear a su alrededor y,
la misma con la que te miras en el espejo, especialmente, quien está en la posición
para saber dónde te has herido o dónde te de educar u orientar a otros, e insiste en
has manchado, o dónde están tus defec- la importancia del binomio sinceridad-con-
tos, que has de eliminar” (S, 148). fianza: a la confianza se responde con sin-
ceridad; y al revés: la sinceridad refuerza la
La sinceridad con Dios tiene, como
confianza. La vida social –ya lo decíamos
una de sus manifestaciones principales,
antes– no puede desplegarse de modo
la sinceridad en el sacramento de la Pe-
conveniente si falta la confianza, esa con-
nitencia. De acuerdo con la enseñanza de
ciencia de estar en relación con personas
la Iglesia sobre este sacramento (cfr. CCE,
sinceras, a las que se puede prestar fe y de
nn. 1456, 1458), san Josemaría considera
las que uno se puede fiar. Esto, que es ne-
que la sinceridad en la confesión es indis-
cesario a todos los niveles (el comprador
pensable para la unión con Dios: sin ella
confía en que el vendedor no le engañe), lo
no se puede poseer o recuperar su amis-
es especialmente cuando se trata de rela-
tad. Y en consonancia con el tono pastoral
ciones más íntimas y, en particular, cuando
presente en sus escritos, se refirió alguna una de las personas en relación ocupa de
vez a esa sinceridad total en la confesión, algún modo una posición de responsabi-
aunque suponga un esfuerzo, acudiendo a lidad. En ese sentido –el ejemplo podría
una expresión castiza: “soltar el sapo”. “La valer para otras situaciones–, dirigiéndo-
sinceridad es indispensable para adelantar se a padres y educadores, san Josemaría
en la unión con Dios. –Si dentro de ti, hijo les aconsejaba fiarse, aun a riesgo de que
mío, hay un «sapo», ¡suéltalo! Di prime- pudieran ser engañados alguna vez, como
ro, como te aconsejo siempre, lo que no base fundamental para su tarea educati-
querrías que se supiera. Una vez que se va, que sólo puede realizarse si los hijos
ha soltado el «sapo» en la Confesión, ¡qué (o educandos) confían en ellos y adoptan
bien se está!” (F, 193). una disposición de sinceridad: el bien no
Señalemos también que la sinceridad, se puede imponer, sino inspirar, es decir,
en cualquiera de sus dimensiones, espe- impulsar a amarlo con el propio corazón.

1160

Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei


SINCERIDAD

“Escuchad a vuestros hijos, dedicadles bre el “demonio mudo” (cfr. Lc 11, 14-26):
también el tiempo vuestro, mostradles “Si el demonio mudo –del que nos habla
confianza; creedles cuanto os digan, aun- el Evangelio– se mete en el alma, lo echa
que alguna vez os engañen; no os asus- todo a perder” (F, 127). “Id a la dirección
téis de sus rebeldías, puesto que también espiritual con el alma abierta: no la cerréis,
vosotros a su edad fuisteis más o menos porque –repito– se mete el demonio mudo,
rebeldes; salid a su encuentro, a mitad que es difícil de sacar. Acordaos de aquel
de camino, y rezad por ellos, que acudi- pobre endemoniado, que no consiguieron
rán a sus padres con sencillez –es seguro, liberar los discípulos; sólo el Señor obtuvo
si obráis cristianamente así–, en lugar de su libertad, con oración y ayuno. En aque-
acudir con sus legítimas curiosidades a un lla ocasión obró el Maestro tres milagros:
amigote desvergonzado o brutal. Vuestra el primero, que oyera: porque cuando nos
confianza, vuestra relación amigable con domina el demonio mudo, se niega el alma
los hijos, recibirá como respuesta la since- a oír; el segundo, que hablara; y el tercero,
ridad de ellos con vosotros” (ECP, 29). que se fuera el diablo” (AD, 188). Este pa-
saje es un ejemplo de cómo san Josemaría
c) Sinceridad en la dirección espiritual descubre en el Evangelio aspectos nuevos
Un ámbito donde la necesidad de la a través de su continua meditación (cfr. Del
sinceridad se hace sentir con particular Portillo, 1992, p. 113). Su tipo de lectu-
intensidad es la dirección espiritual. San ra de la Sagrada Escritura “corresponde
Josemaría utiliza también aquí el símil de substancialmente al tipo de lectura hecha
la medicina: acudir para nuestra ayuda es- por los Padres y con gran tradición en la
piritual a quien puede ayudarnos porque vida de la Iglesia” (Morujao, 2003, p. 313).
nos conoce y no a un “médico de ocasión” En efecto, san Josemaría encuentra en el
(cfr. F, 128). texto un nuevo sentido, más allá del literal:
Los textos de san Josemaría que se la mudez física aparece ligada en el pasaje
refieren a la sinceridad en el contexto de evangélico a la posesión diabólica; él rela-
la relación entre el director y quien acude ciona también con el diablo la insinceridad:
para recibir ayuda espiritual se basan en una “mudez espiritual” que lleva a cerrar el
una rica experiencia pastoral (cfr. Bosch, alma a la ayuda de Dios a través del direc-
2004, p. 112) y por eso reflejan consejos de tor. Esa “mudez espiritual” es obra de Sa-
experimentado guía de almas: la sinceridad tanás, el padre de la mentira, el que separa
con quien dirige el alma es camino de per- y calumnia, y por eso es calificada como
severancia en la fe y en la propia vocación un “meterse el demonio mudo” en el alma.
personal (cfr. S, 325); la apertura total de la
intimidad –“sinceridad salvaje” (cfr. F, 127; Voces relacionadas: Contemplativos en medio
AD, 188) – conduce a la victoria sobre el del mundo; Dirección espiritual; Mística; Ora-
enemigo del alma y, en cambio, el oculta- ción; Penitencia, Virtud y sacramento de la;
miento de las dificultades y tentaciones es Sencillez; Veracidad; Virtudes: Consideración
aliarse con el enemigo: tener “un secreto a general.
medias con el demonio” (S, 323). Para con-
seguir esa sinceridad que desarma al de- Bibliografía: S, 323-339; Ysabel de Andia - Vin-
monio interesa referir primero lo que supo- cent Desprez - Michel Dupuy, “Simplicité”, en
ne mayor dificultad, “aquello que querrías DSp, XIV, 1990, cols. 892-922; Vicente Bosch,
“Para una «Teología de la sinceridad» a través
que no se supiera” (S, 327; cfr. F, 126).
de los escritos del Beato Josemaría Escrivá”, en
En referencia a la falta de sinceridad en GVQ, V/I, pp. 99-113; Cornelio Fabro, “El tem-
la dirección espiritual, san Josemaría acu- ple de un Padre de la Iglesia”, en Cornelio Fa-
de a una exégesis espiritual del pasaje so- bro - Salvatore Garofallo - Mª Adelaide Raschini,

1161

Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei


SOCIEDAD

Santos en el mundo. Estudios sobre los escritos 1. La sociedad, ámbito de la realización


del Beato Josemaría Escrivá de Balaguer, Ma- de la persona y de su solidaridad
drid, Rialp, 1993, pp. 23-135; Geraldo Morujão,
“«Lectio divina» de las Sagradas Escrituras en El hombre “no es un verso suelto”
los escritos del Beato Josemaría Escrivá”, en (ECP, 111). No nace solo y no muere solo.
GVQ, II, pp. 301-315; Álvaro del Portillo, Una La vida de cada persona “se entrelaza con
vida para Dios. Reflexiones en torno a la figura de otras vidas” (ECP, 111). Llega al mundo en
Monseñor Josemaría Escrivá de Balaguer. Dis- el seno de la familia, que es el fundamento
cursos, Homilías y otros escritos, Madrid, Rialp, de toda la sociedad. Recibe alimento,
1992; Padres Apostólicos y apologistas griegos formación y cultura en la sociedad y
(siglo II), Introducción, notas y versión española
tiene que corresponder con espíritu de
por Daniel Ruiz Bueno, Madrid, BAC, 2002.
solidaridad y servicio hacia sus hermanos.
Cruz GONZÁLEZ-AYESTA Desinteresarse del conjunto de los com­
ponentes de la sociedad en la que se vive,
o de algunos de ellos, sería contrario a la
naturaleza humana y contrario también a la
SOCIEDAD vocación cristiana. La convivencia humana
1. La sociedad, ámbito de la realización de constituye como una tela formada por el
la persona y de su solidaridad. 2. Respon- cruzarse de relaciones que configuran
sabilidad respecto a la sociedad y al espí- nuestra identidad. La convivencia es
ritu de servicio. 3. Tono humano y cristiano ocasión de encuentro y de colaboración,
en las diversas esferas de la sociedad. de apreciar a los demás como personas,
dotadas de dignidad. “Has de convivir, has
Por sociedad suele entenderse la de comprender, has de ser hermano de tus
agrupación natural o pactada de personas hermanos los hombres, has de poner amor
que forman una comunidad que permite –como dice el místico castellano– donde
alcanzar, mediante la mutua cooperación, no hay amor, para sacar amor” (F, 457).
todos o algunos de los fines de la vida. Cada
ser humano se encuentra en medio de una Dado que el hombre sólo se puede
red de relaciones que constituyen el ámbito realizar plenamente en Cristo (GS, 22),
en el que se desarrolla y en el que influye. hasta el punto de que tiene que llegar a
La sociedad es, en este sentido, una tarea, ser “alter Christus, ipse Christus” (cfr. ECP,
en cuanto que cada hombre se encuentra 104), el cristiano sabe que su encuentro con
llamado a contribuir a vitalizar todos los los demás, en cualquiera de los ámbitos de
sectores de la sociedad que le incumben, la actividad social, es ocasión, no sólo de
para que sean cada vez más un lugar de convivir humana y cristianamente, sino de
libertad, de convivencia y de paz. Todas convivir según Cristo, sabiendo reconocer
las relaciones entre los hombres, tanto a Cristo en los demás y haciéndose Cristo
las relaciones de empresa, de escuela, para ellos. La convivencia social, en cuanto
de universidad y de trabajo, como las de llamada a encontrar a Cristo y hacerse
entretenimiento, diversión, deporte, arte y Cristo, ofrece la posibilidad de santificarse
cultura, son elementos constitutivos de la y de contribuir a santificar a los demás,
sociedad en la que el hombre está llamado dándoles a conocer a Cristo, de forma que,
a vivir de acuerdo con la naturaleza que a libremente, puedan abrirse a la fe en Él. De
cada una de estas relaciones le es propia. este modo, la sociedad está a la altura de
En ellas, el cristiano aporta, respetando la dignidad del ser humano y facilita a todo
siempre lo propio de los diversos órdenes hombre y a toda mujer no sólo que viva
temporales, la luz y el impulso que vienen de manera adecuada a su naturaleza, sino
de Cristo. Esta es la perspectiva desde la que realice el destino trascendente al que
que san Josemaría considera la sociedad. Dios le encamina al conferirle la gracia y la

1162

Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei


Aviso de Copyright

Cada una de las voces que se ofrecen en esta Biblioteca Virtual


forma parte del Diccionario de San Josemaría Escrivá de Balaguer y
son propiedad de la Editorial Monte Carmelo, estando protegidas
por las leyes de derecho de autor.

Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei

También podría gustarte