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CARISMAS

4. Caridad, comprensión, perdón y justicia Voces relacionadas: Amor a Dios; Fraternidad;


Servicio, Espíritu de.
Considera también san Josemaría que
la misericordia, el perdón y la comprensión
son elementos integrantes de la caridad Bibliografía: AD, 222-237; C, 440-469; Salva-
sobrenatural. “–Me pondría de rodillas, sin dor Bernal, “Un gran amigo”, Nuestro Tiempo,
570 (2002), pp. 30-33; Carlos Cardona, “Camino,
hacer comedia –me lo grita el corazón–,
una lección de amor”, en José Morales (coord.),
para pediros por amor de Dios que os que-
Estudios sobre Camino, Madrid, Rialp, 1988, pp.
ráis, que os ayudéis, que os deis la mano, 173-179; Javier Echevarría, Itinerarios de vida
que os sepáis perdonar” (F, 454). Enseña cristiana, Madrid, Planeta, 2001; Id., “Mons. Es-
que la misericordia es más que mera com- crivá de Balaguer, un corazón que sabía amar”,
pasión. “La misericordia se identifica con en Aa.Vv., La personalidad del Beato Josemaría
la superabundacia de la caridad que, al Escrivá de Balaguer, Pamplona, EUNSA, 1994,
mismo tiempo, trae consigo la superabun- pp. 243-261; Javier Hervada, “El hombre y su
dancia de la justicia. Misericordia significa dignidad en palabras de Mons. Escrivá de Ba-
mantener el corazón en carne viva, humana laguer”, Fidelium Iura, 2 (1992), pp. 11-26; José
Luis Illanes, “Trabajo, caridad, justicia”, ScrTh,
y divinamente transido por un amor recio,
26 (1994), pp. 571-607; José Miguel Pero-Sanz,
sacrificado, generoso” (AD, 232). La capa-
“Acogida universal”, en José Morales (coord.),
cidad de perdonar nace también como un Estudios sobre Camino, Madrid, Rialp, 1988, pp.
momento interno a la propia caridad. “De- 67-78; Álvaro del Portillo, Rendere amabile la
cía –sin humildad de garabato– aquel ami- verità. Raccolta di scritti di Mons. Alvaro del Por-
go nuestro: «no he necesitado aprender a tillo, pastorali, teologici, canonistici, vari, Città
perdonar, porque el Señor me ha enseñado del Vaticano, Libreria Editrice Vaticana, 1995;
a querer»” (S, 804). San Josemaría ve en la Giambattista Torelló, “«Pazzo d’amore». La
comprensión una de las primeras manifes- personalità del Beato Josemaría Escrivá”, Stu-
taciones de la caridad. “Más que en «dar», di Cattolici, 389-390 (1993), pp. 420-428; José
María Yanguas, “Amar «con todo el corazón» (Dt
la caridad está en «comprender»” (C, 463).
6, 5). Consideraciones sobre el amor del cris-
Afirma que la forma mejor de tratar al próji-
tiano en las enseñanzas del Beato Josemaría
mo es “la de comprender a todos, convivir Escrivá”, Romana. Boletín de la Prelatura de la
con todos, disculpar a todos; no crear di- Santa Cruz y Opus Dei, 26 (1998), pp. 144-157.
visiones ni barreras; comportarse –¡siem-
pre!– como instrumentos de unidad” (AD, Juan Ignacio RUIZ ALDAZ
233). A la vez, san Josemaría aclara que
la comprensión no significa abstencionis-
mo, ni indiferencia, sino actividad (cfr. F,
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282; S, 864), porque conduce también a
actuar para el auténtico bien de todos (cfr. 1. Concepto de carisma. 2. Diversidad de
S, 803). Hay que tratar con afecto al que carismas en la Iglesia. 3. El carisma funda-
yerra, pero sabiendo defender la verdad y cional del Opus Dei.
la fe (cfr. F, 863), porque la verdad salva, y
defenderla es también un reflejo del amor San Josemaría recibió de Dios un ca-
de Dios (cfr. S, 764). risma específico para que hiciera nacer en
la Iglesia la realidad del Opus Dei. Al servi-
En resumen, la doctrina sobre la ca-
cio de ese carisma dedicó su vida.
ridad presenta en san Josemaría, por así
decir, un carácter sinfónico, que integra en
una visión unitaria la pluriforme realidad 1. Concepto de carisma
del amor humano con el amor que Cristo El término “carisma” viene del griego
nos ha manifestado y la vocación a identi- charisma (de charis: don/gracia con el su-
ficarse con Él. fijo -ma que indica en griego el efecto de

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una acción). En el Nuevo Testamento es quienes compete sobre todo no apagar el


usado dieciséis veces en las cartas de san Espíritu, sino probarlo todo y quedarse con
Pablo y una en la primera de san Pedro. lo bueno (cfr. 1 Ts 5, 19-21)” (LG, 12).
Con esta palabra, san Pablo menciona las
gracias especiales, concedidas a determi- 2. Diversidad de carismas en la Iglesia
nados fieles, para que contribuyan a la edi-
San Pablo, a la vez que recalca la “di-
ficación de la Iglesia. El criterio fundamen-
versidad de dones” (1 Co 12, 41), subra-
tal para que los carismas sean fructíferos
ya que los carismas son manifestaciones
se encuentra en la caridad: “Si hablara…,
particulares del mismo Espíritu Santo, que
tuviera…, conociera…, repartiera…, pero
los distribuye “a cada uno según quiere”
no tuviera caridad, de nada me aprovecha-
(1 Co 12, 11). Sus cartas ofrecen cuatro
ría” (1 Co 13, 1-3).
elencos de carismas que, sin pretender ser
La teología escolástica, con santo To- exhaustivos, muestran la riqueza y la va-
más de Aquino a la cabeza, ha distinguido riedad de la acción del Espíritu (cfr. 1 Co
la gracia gratis data (dada para el bien co- 12, 8-10; 1 Co 12, 28-30; Rm 12, 6-8; Ef 4,
mún), de la gracia gratum faciens (la que se 11). El servicio al que son destinados los
da en orden a la salvación de quien la reci- carismas mencionados por el Apóstol tie-
be). Los carismas pertenecen a las gracias ne por objeto realidades muy variadas: la
gratis datae. En el curso de los siglos se evangelización, la enseñanza, la profecía,
afianzó la tendencia a considerar los caris- el gobierno, la curación, el don de lenguas
mas como “dones extraordinarios, llamati- y los milagros. El criterio que regula el ejer-
vos y transitorios, recibidos principalmente cicio de los diversos carismas está formu-
por la Iglesia en sus orígenes” (cfr. Romano, lado en 1 P 4, 10: “Que cada uno ponga al
1992, p. 424). A partir del Concilio Vaticano I servicio de los demás el don que ha reci-
–y, sobre todo, con Pío XII–, se inició una bido, como buenos administradores de la
superación gradual de esa postura reduc- multiforme gracia de Dios”.
cionista.
El tema de la variedad de carismas en
El Concilio Vaticano II, en virtud de una la unidad de la Iglesia estuvo muy presen-
mayor atención al actuar del Espíritu San- te en las reflexiones del Concilio Vaticano
to, realzó especialmente el papel de los II. Una de las ideas centrales del Concilio
carismas en la Iglesia. Enseña el Concilio es la de la comunión. Este asunto apareció
que, en el diseño de salvación del Padre, de nuevo en la Cart. Communionis Notio
la Iglesia “toma su origen de la misión del (28-V-1992) de la Congregación para la
Hijo y del Espíritu Santo” (AG, 2). El Pa- Doctrina de la Fe, cuyo capítulo cuarto se
ráclito, “con diversos dones jerárquicos y titula “Unidad y diversidad en la comunión
carismáticos dirige y enriquece con todos eclesial”. Comienza con unas palabras
sus frutos a la Iglesia (cfr. Ef 4, 11-12; 1 Co de Juan Pablo II: “La universalidad de la
12, 4 y Ga 5, 22)” (LG, 4). El Concilio tam- Iglesia, de una parte, comporta la más
bién ha reconocido que el Espíritu “reparte sólida unidad y, de otra, una pluralidad y
entre los fieles de cualquier condición in- una diversificación, que no obstaculizan
cluso gracias especiales, con que dispone la unidad, sino que le confieren en cambio
y prepara para realizar variedad de obras y el carácter de comunión” (CN, 15). El va-
de oficios provechosos para la renovación lor positivo de la variedad fue subrayado
y una más amplia edificación de la Iglesia” por el entonces cardenal Ratzinger en su
(LG, 12). El párrafo dedicado a los caris- ponencia Los movimientos eclesiales y su
mas concluye diciendo que “el juicio so- colocación teológica, del 28 de mayo de
bre su autenticidad y sobre su aplicación 1998. Dirigiéndose a los obispos recordó
pertenece a los que presiden la Iglesia, a “que no les está permitido ceder a una uni-

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formidad absoluta en las organizaciones y escatológica” de los consagrados. Durante


programas pastorales. No pueden ensalzar los siglos, se ha desarrollado notablemente
sus proyectos pastorales como medida de la reflexión teológica sobre la vida religiosa
aquello que le está permitido realizar al y, en buena medida, la sacerdotal, así como
Espíritu Santo: ante meros proyectos hu- sobre tareas y carismas que con ellas se
manos puede suceder que las Iglesias se relaciona. Mucho menos desarrollada esta-
hagan impenetrables al Espíritu de Dios, a ba la vida espiritual de los fieles laicos. Y,
la fuerza que las vivifica. No es lícito pre- es justamente al servicio de su vocación-
tender que todo deba insertarse en una misión eclesial donde se sitúa el carisma
determinada organización de la unidad; recibido por el fundador del Opus Dei.
¡mejor menos organización y más Espíritu San Josemaría recordó con frecuencia
Santo!”. la importancia de la docilidad a la acción
Entre los diversos dones carismáticos, del Espíritu, exhortando a la oración per-
el Concilio habla de las llamadas “gracias sonal, en la que se perciben y acogen sus
de estado”, dadas a los fieles para ayu- inspiraciones. Así, será posible “ser sensi-
darles a vivir su propia vocación-misión bles a lo que el Espíritu divino promueve a
en la Iglesia, así como de otros carismas nuestro alrededor y en nosotros mismos:
relacionados con determinados ministe- a los carismas que distribuye, a los movi-
rios y/o sacramentos, el carisma del celi- mientos e instituciones que suscita, a los
bato o de la virginidad, y otros dones con afectos y decisiones que hace nacer en
los que el Espíritu Santo hace posible que nuestro corazón” (ECP, 130). “Él es quien
algunos fieles cumplan peculiares misio- nos empuja a adherirnos a la doctrina de
nes al servicio de las almas. “Además, el Cristo y a asimilarla con profundidad, quien
mismo Espíritu Santo no sólo santifica y nos da luz para tomar conciencia de nues-
dirige el Pueblo de Dios mediante los sa- tra vocación personal y fuerza para realizar
cramentos y los misterios y le adorna con todo lo que Dios espera. Si somos dóciles
virtudes, sino que también distribuye gra- al Espíritu Santo, la imagen de Cristo se
cias especiales entre los fieles de cualquier irá formando cada vez más en nosotros”
condición, distribuyendo a cada uno según (ECP, 135).
quiere (1 Co 2, 11) sus dones, con los que San Josemaría vio muy claro que los
les hace aptos y prontos para ejercer las carismas que cada uno recibe deben ser
diversas obras y deberes que sean útiles vistos con profundidad y sentido eclesia-
para la renovación y la mayor edificación les, lo que le hizo fácil amar todos los ca-
de la Iglesia” (LG, 12). “Los carismas –se- rismas en la Iglesia y también la libertad de
ñala el Catecismo de la Iglesia Católica– se los cristianos, huyendo de cualquier acti-
han de acoger con reconocimiento por el tud exclusivista. Al mismo tiempo señaló
que los recibe, y también por todos los que los carismas que presuponen fidelidad
miembros de la Iglesia. En efecto, son una y humildad, reclaman correspondencia y
maravillosa riqueza de gracia para la vitali- poner en juego las capacidades humanas
dad apostólica y para la santidad de todo en servicio de lo que Dios pide, de ahí que
el Cuerpo de Cristo” (CCE, 800). dijera que no se debe ser “milagreros” (C,
583) y advirtiera frente a la tentación de ser
En el seno de esta variedad de caris-
“carismáticos sin doctrina” (CONV, 2).
mas, se pueden señalar algunas grandes
líneas que se desarrollan en torno a los
tres modos diferentes con los que los fie- 3. El carisma fundacional del Opus Dei
les participan en la misión de la Iglesia: la La vida de san Josemaría estuvo ra-
secularidad específica de los laicos, la mi- dicalmente marcada por un hecho sobre-
nisterialidad de los pastores, y la “tensión natural acaecido el 2 de octubre de 1928.

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Desde ese día puso todas sus fuerzas al siglos, se había difundido la idea de que la
servicio de la misión que el Señor le había santidad exigía un alejamiento de las reali-
confiado con una “iluminación sobre toda dades temporales, para abrazar el estado
la Obra” (Apuntes íntimos, n. 306: AVP, religioso, definido como “estado de per-
I, p. 293), según él mismo atestiguó. En fección”. De acuerdo con ese esquema,
aquella luz vio la esencia de la Obra como se pensaba –al menos inconscientemen-
Dios la quería a lo largo de los siglos: un te– que los laicos no podían aspirar a una
fenómeno pastoral y apostólico destinado verdadera plenitud de vida cristiana, sino
a promover la santidad entre los cristianos sólo a una santidad de rango inferior. Esta
corrientes, para los cuales el trabajo y las postura entraba en contradicción con el
ocupaciones ordinarias se transformarían hecho de que toda la Iglesia es un “pueblo
en medio de santificación. Una luz que le mesiánico” que “tiene por cabeza a Cris-
permitió ver la grandeza y las exigencias to”; que pone como condición la “dignidad
de la vocación cristiana, vivida en las en- y libertad de los hijos de Dios, en cuyos
trañas de la sociedad y –de manera espe- corazones habita el Espíritu Santo como
cial– en el trabajo profesional. en un Templo” (LG, 9); y en la que todos
Aquella iluminación adquirió mayores los fieles están llamados a “la misma santi-
matices y profundizaciones con otras lu- dad”, cultivándola en los múltiples géneros
ces que san Josemaría fue recibiendo en de vida y ocupaciones (cfr. LG 31).
años posteriores. Las más importantes, en En uno de sus primeros escritos, san
las siguientes fechas: el 14 de febrero de Josemaría señala que “cuando Dios Nues-
1930, cuando Dios le hizo entender que tro Señor proyecta alguna obra en favor
aquel mensaje debía extenderse también de los hombres, piensa primeramente en
entre las mujeres; el 7 de agosto de 1931 las personas que ha de utilizar como ins-
(fiesta entonces de la Transfiguración), trumentos... y les comunica las gracias
cuando en la santa Misa –levantando la convenientes” (Instrucción, 19-III-1934, n.
Sagrada Hostia– vino a su pensamiento 48: AVP, I, p. 576). Estas palabras, dirigi-
una frase de la Escritura “et ego si exal- das a los primeros fieles del Opus Dei, se
tatus fuero a terra, omnia traham ad me aplican plenamente a su persona y misión.
ipsum” (Jn 12, 32), y entendió “que serán Como fundador había recibido unas luces,
los hombres y mujeres de Dios, quienes un carisma, que le hacían penetrar en el
levantarán la Cruz con las doctrinas de misterio de Cristo con particular hondura,
Cristo sobre el pináculo de toda actividad mostrando con fuerza los rasgos e impli-
humana… Y vi triunfar al Señor, atrayen- caciones del espíritu que debía transmitir.
do a Sí todas las cosas” (Apuntes íntimos, El carisma fundacional –cuyo núcleo he-
nn. 217 y 218: AVP, I, p. 381); el día 16 de mos recordado sucintamente–, le permitió
octubre de 1931, en el que tuvo una pro- concretamente valorar de modo particular
funda experiencia de la filiación divina que, en el misterio de Cristo aquellos aspectos
según él mismo declaró, iba a constituir que iluminan la existencia de los cristianos
“el fundamento del espíritu del Opus Dei” inmersos en las realidades seculares. En
(ECP, 64); y el 14 de febrero de 1943, cuan- síntesis, se trata de identificarse con Cristo
do quedó configurada institucionalmente como:
la presencia del ministerio sacerdotal en el – Hijo del Padre, contemplando con
Opus Dei mediante la Sociedad Sacerdotal amor todas las cosas que han salido
de la Santa Cruz. de las manos de Dios Padre Creador,
El valor del carisma recibido por san y cumpliendo cada cosa –también el
Josemaría puede comprenderse mejor si trabajo– en el espíritu de la filiación di-
se tiene presente que, durante bastantes vina y, por tanto, con todas sus carac-

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terísticas: fe, esperanza, caridad, paz, ha dado lugar al Opus Dei como “partecica
serenidad, alegría… de la Iglesia”. Desde su origen (doble mi-
– Verbo encarnado, descubriendo a la sión del Hijo y de su Espíritu), en la Iglesia
luz de su Encarnación el valor de las todo es para la misión. Por consiguiente,
realidades terrenas. en aquel carisma se pueden distinguir dos
dimensiones: un mensaje, y una comuni-
– Hijo del artesano, que sigue el ejemplo
dad eclesial animada y al servicio de aquel
de su vida con la que ha revelado el
mensaje. Las dos dimensiones –profética
valor redentor de la vida ordinaria y del
e institucional– están tan íntimamente im-
trabajo.
plicadas, que constituyen un único evento
– Sacerdote (mediador entre Dios y los divino, percibido por san Josemaría “en su
hombres), transformando todo en una total unidad y son llevadas a la práctica en
ofrenda agradable a Dios en virtud de un único movimiento de su espíritu” (Rodrí-
la participación en su sacerdocio. guez, “El Opus Dei como realidad eclesio-
– Apóstol (enviado) del Padre, recono- lógica”, en OIG, p. 37).
ciéndose al cristiano un apóstol con la Conviene también destacar la firmeza
misión de transformar todas las reali- con la cual san Josemaría supo no sólo vi-
dades temporales desde dentro, para vir este carisma, sino también defenderlo
santificar el mundo como fermento en de posibles incomprensiones, y transmitir-
la masa. lo. Lo atestigua el largo y complejo itine-
Se puede además considerar parte del rario jurídico de la Obra, impulsado por su
carisma fundacional la integración de estos extrema fidelidad a la luz recibida de Dios
diversos aspectos en una profunda unidad en 1928 y por su deseo de coherencia con
de vida, en la cual confluyen y se unen aquella inspiración originaria que iba gra-
contemplación y acción, vida interior y dualmente desplegando sus virtualidades.
apostolado. San Josemaría lo describió en La novedad del carisma le obligó a abrir y
modo sintético: “Unir el trabajo profesional a trazar nuevos cauces jurídicos, contan-
con la lucha ascética y con la contempla- do siempre con la autoridad de la Iglesia,
ción –cosa que puede parecer imposible, consciente de que sólo en ella “hay garan-
pero que es necesaria, para contribuir a tía de verdad, y sólo en y por la Iglesia toda
reconciliar el mundo con Dios–, y conver- concreta misión cristiana puede alcanzar
tir ese trabajo ordinario en instrumento de su objetivo” (IJC, p. 15).
santificación personal y de apostolado.
¿No es éste un ideal noble y grande, por el Voces relacionadas: Formación: Consideración
que vale la pena dar la vida?” (Instrucción, general; Iglesia.
19-III-1934, n. 33: AGP, serie A.3, 90-1-1).
Al mismo tiempo san Josemaría enten- Bibliografía: AVP, passim; Antonio Aranda, “El
dió que el carisma recibido pedía ser vivido bullir de la sangre de Cristo”. Estudio sobre el
con naturalidad, y que no debía dispensar cristocentrismo del Beato Josemaría Escrivá,
del empeño para adquirir una sólida forma- Madrid, Rialp, 2001; Arturo Cattaneo, La varietà
ción cristiana y de ejercitarse en las virtu- dei carismi nella Chiesa una e cattolica, Cinisello
des humanas, entre las cuales destacaba Balsamo, San Paolo, 2007; Fabio Ciardi, I fon-
la laboriosidad. Aspectos estos que tienen datori uomini dello Spirito. Per una teologia del
especial relieve en una espiritualidad radi- carisma di fondatore, Roma, Città Nuova, 1982;
José Luis Illanes, La santificación del trabajo. El
calmente secular como la promovida por él.
trabajo en la historia de la espiritualidad, Madrid,
El carisma fundacional constituye la Palabra, 200210 rev. y act.; Id., “Datos para la
raíz de un amplio fenómeno pastoral que comprensión histórico-espiritual de una fecha”,
desde entonces se ha ido desarrollando y CCEDEJ, VI (2002), pp. 105-147; Id., Existencia

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CARTAS (obra inédita)

cristiana y mundo. Jalones para una reflexión De los dos grupos de Cartas nos ocu-
teológica sobre el Opus Dei, Pamplona, EUNSA, paremos en la presente voz, siguiendo un
2003; Ramiro Pellitero, “Carisma”, en César Iz- orden cronológico, empezando, en con-
quierdo (dir.) - Jutta Burgraff - Félix María Aroce-
secuencia, por los escritos que integran
na, Diccionario de Teología, Pamplona, EUNSA,
el “ciclo de las Cartas”. Advirtamos, antes
2006, pp. 115-121; Antonio Romano, “Carisma”,
en Ermanno Ancilli - Pontificio Istituto di Spiri-
de entrar en materia, que la denomina-
tualità del Teresianum (eds.), Dizionario Enciclo- ción de Cartas proviene de san Josemaría,
pedico di Spiritualità, Roma, Città Nuova, 19922, que acudió a ese vocablo, que tiene cla-
pp. 422-430; Id., I fondatori profezia della storia. ras resonancias familiares, para designar
La figura e il carisma dei fondatori nella rifles- tres breves Cartas circulares que envió en
sione teologica contemporanea, Milano, Anco- 1938 y 1939 a los miembros del Opus Dei
ra, 1989; Antonio Sicari, Gli antichi carismi de- cuando, estando cercano el fin de la Guerra
lla Chiesa. Per una nuova collocazione, Milano, Civil española, podía pensarse en redoblar
Jaca Book, 2002; Albert Vanhoye, “Carisma”, en el impulso apostólico. Consta además que
Pietro Rossano et al. (eds.), Nuevo diccionario de
había pensado en ese término desde co-
Teología Bíblica, Madrid, San Pablo, 20012, pp.
mienzos de la década de 1930, con vistas
282-288.
a escritos provocados no por situaciones
Arturo CATTANEO circunstanciales sino por realidades per-
manentes y dando a esa palabra un signifi-
cado análogo al que tiene en bastantes au-
tores de la época clásica y, después, en la
CARTAS (obra inédita) tradición eclesiástica. Es decir, exposición
1. Hacia la preparación del ciclo de las Car-
detenida y detallada de un tema, o de una
tas. 2. La redacción del ciclo de las Cartas. serie de temas relacionados entre sí, redac-
3. Descripción de conjunto del ciclo de las tada con el tono propio del género episto-
Cartas. 4. Las Cartas posteriores a 1965. lar, pero dirigida no a una persona determi-
nada, sino a todo un conjunto de personas.
San Josemaría designó con el nombre
de Cartas un conjunto de escritos dedica-
1. Hacia la preparación del ciclo de las
dos a la formación de los fieles del Opus
Cartas
Dei. Dentro de ese conjunto cabe distinguir
dos grupos, distintos entre sí, tanto por la En los años inmediatamente posterio-
fecha de su redacción como, al menos en res al 2 de octubre de 1928, al comenzar
parte, por su tono. El primer grupo está la labor apostólica encaminada a poner en
constituido por lo que el propio san Jose- práctica la misión para la que Dios le con-
maría calificó en diversas ocasiones como vocaba, san Josemaría preparó algunos
“el ciclo de las Cartas”: escritos destina- textos que pudieran servir de apoyo a su
dos a exponer el espíritu y la labor apos- acción sacerdotal. Vieron así la luz Santo
tólica del Opus Dei, tarea a la que puso Rosario y Consideraciones espirituales,
punto final en 1965 y, en algún caso, en cuyas primeras versiones datan de 1931 y
1966. El segundo grupo, formado por es- 1932.
critos redactados entre 1967 y 1974, está Paralelamente advirtió la necesidad de
íntimamente relacionado con la situación preparar además escritos dirigidos espe-
de la Iglesia en esos años y con la espe- cíficamente a quienes se estaban incor-
cial intensidad con que san Josemaría, porando al Opus Dei. De comienzos de la
consciente de que el fin de su vida terrena década de 1930 datan algunos pasajes de
podía encontrarse ya cercano, afrontó la sus Apuntes íntimos, en los que habla de
responsabilidad que en ese contexto le co- la preparación de textos que pudieran ayu-
rrespondía como fundador del Opus Dei. dar, a quienes se iban uniendo a la Obra, a

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