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La Declaración de Independencia de Estados Unidos (1776)

En 1776, Thomas Jefferson, escribió la Declaración de Independencia Americana.


El 4 de julio de 1776, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Declaración de
Independencia. Su autor principal, Thomas Jefferson, escribió la Declaración como una
explicación formal de por qué el Congreso había votado el 2 de julio para declarar la
Independencia respecto a Gran Bretaña, más de un año después del estallido de la Guerra
de la Revolución de Estados Unidos, y cómo la declaración anunciaba que las trece
Colonias Americanas ya no eran parte del Imperio Británico. El Congreso publicó la
Declaración de Independencia de varias formas. Inicialmente se publicó como un impreso
en gran formato que fue distribuido ampliamente y leído al público.
Filosóficamente, la declaración hace énfasis en dos temas: derechos individuales y el
derecho de revolución. Estas ideas llegaron a ser ampliamente aceptadas por los
estadounidenses y también influenció en particular a la Revolución Francesa.
La Declaración de Independencia, documento firmado por las Trece Colonias el 4 de julio
de 1776, supuso la ruptura de estas con la Corona británica.
La Declaración de Independencia de Estados Unidos es, para muchos historiadores y
especialmente para aquellos del mundo anglosajón, uno de los documentos más
importantes de la Historia Moderna. Su proclamación supuso no solo la creación (tras la
guerra) de los Estados Unidos de América sino que marcó el comienzo de la segunda gran
revolución burguesa de la historia, posterior a la Gloriosa de 1668 en Inglaterra, y  delineó
el camino a seguir por una nación que se convertiría en la primera democracia
ilustrada del mundo.
El principal objetivo de la Declaración de Independencia era, como su propio nombre
indica, declarar la independencia de las Trece Colonias y romper aquellos lazos que los
unían a la Corona británica y los sometían a su gobierno desde hacía años. Los elementos
desencadenantes del proceso son, en fondo, los mismos que los de cualquier proceso
independentista: con el tiempo la relación colonia-metrópoli se deteriora y los primeros
empiezan a ver en sus gobernantes al otro lado del mar como simples interesados que les
saquean y se aprovechan de ellos. La existencia de un sistema político y administrativo
funcional suele llevar a las colonias a pensar que no necesitan a la metrópoli para
organizarse y que les iría mejor por su cuenta ya que así mirarían solo a sus propios
intereses.
Partiendo de esta base, la Declaración de Independencia es un documento que busca
argumentar y reunir todos los motivos que justifican el delito de traición y rebelión que las
Trece Colonias estaban cometiendo al separarse de Gran Bretaña, ya fuese a través de
hechos objetivos o apelando a grandilocuentes causas de justicia y derecho. De hecho, el
texto comienza señalando lo siguiente:
Cuando en el curso de los acontecimientos de la humanidad, se hace necesario que
un pueblo disuelva los lazos políticos que lo han unido a otro, y que asuma entre los
poderes de la tierra, la separada e igual situación a la que las Leyes de la Naturaleza
y de la Naturaleza de Dios les da derecho, un respeto decente a las opiniones de la
humanidad requiere que declaren las causas que los impulsan a la separación.
Tras señalar la necesidad de justificar sus actos, el texto plantea una serie de “verdades
evidentes” y categóricas con una intención universal, sin entrar en su propio caso o en
otro ejemplo histórico conocido, queriendo así hacer de la Declaración de Independencia
un documento contra la tiranía en general y planteando unos principios derivados del
pensamiento ilustrado que ya en la época habrían sido aceptados por una considerable
mayoría de la población en cualquier país occidental. Es en este primer apartado donde
introducen la célebre afirmación de que “todos los hombres son creados iguales, que su
Creador les otorga ciertos Derechos inalienables, entre los que están la Vida, la Libertad y
la búsqueda de la Felicidad”. Con todo, asuntos como el de la continuación del modelo
esclavista apenas suscitaron debate entre los fundadores de los Estados Unidos.
Esta primera parte del documento limita la dirección que tomarían las colonias tras su
independencia con afirmaciones como que “los gobiernos son instituidos por los hombres,
derivando sus justos poderes del consentimiento de los gobernados”. Toda la idea de la
independencia se asentaba en que Gran Bretaña oprimía a las colonias y que estas
estaban en su legítimo derecho de liberarse de su tiranía:
Cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, que persiguen invariablemente el
mismo Objeto evidencian un plan para reducirlo bajo el Despotismo absoluto, es su
derecho, es su deber, deshacerse de ese Gobierno y proporcionar nuevos
Guardianes para su futura seguridad.  
El documento insiste en dos ideas de forma cuasi permanente. Por un lado, pretende
erigir a sus firmantes como los defensores y guardianes del pueblo y de valores tan
atractivos (y abstractos) como la libertad, la felicidad o la lucha contra el mal. Por otro,
presenta la intentona independentista como un último recurso, necesario e inevitable, ante
los continuos y prolongados abusos por parte de la Corona británica, que habría
demostrado no tener intención de corregir su comportamiento y que habría empujado a las
Trece Colonias a la rebelión.

Los pecados del rey Jorge III


Dejando atrás esta primera declaración de intenciones y autojustificación, la segunda parte
del texto se compone de una enumeración “objetiva” de todas las afrentas e insultos
cometidos por la Corona británica y por el rey Jorge III contra las colonias, que serían las
que les llevaron a declarar su independencia. El listado se compone de 27 hechos
cometidos por el rey Jorge y su gobierno que probarían sus “repetidos perjuicios y
usurpaciones, todos con el objetivo directo del establecimiento de una Tiranía en los
Estados”.
Las quejas de los colonos se podrían enmarcar en las categorías de políticas,
económicas y militares.
Las primeras hacen referencia a los constantes obstáculos impuestos por Gran
Bretaña al sistema legislativo de las colonias con el fin de entorpecer su desarrollo y
correcto funcionamiento. Podríamos destacar hechos como la negativa del rey a ratificar
leyes aprobadas por los organismos legislativos coloniales, la manipulación del sistema
judicial, la disolución de las Cámaras de Representantes o la prohibición de nombrar a
nuevos representantes debido al crecimiento de la población y la expansión por nuevos
distritos. En materia económica las quejas vendrían por los excesivos impuestos y
tasas establecidas, las limitaciones comerciales que les impedían vender sus productos
en mercados más competitivos y las trabas para la naturalización de extranjeros que
llegaban a las colonias queriendo asentarse y trabajar. En el aspecto militar las colonias
protestaban por la presencia permanente de tropas inglesas aun en tiempos de paz ,
sus constantes provocaciones contra los pueblos nativoamericanos cuyas represalias
pagaba el pueblo, la impunidad con la que abusaban de su autoridad y cometían crímenes
y la desmedida respuesta de las supuestas fuerzas del orden a la más mínima señal de
protesta o contradicción con el orden impuesto por los británicos.
La enumeración de los agravios terminaba explicando cómo sus “repetidas peticiones
habían sido respondidas solo con repetidos insultos” y que era precisamente esta situación
y los desaires del rey Jorge III los que llevaban a las colonias a romper lazos con  Gran
Bretaña.

Primeros años de la guerra de independencia de EEUU


La Guerra de Independencia de los Estados Unidos fue un conflicto bélico que comenzó
en 1775 y terminó en 1783, y cuya conclusión hizo que las Trece Colonias se
independizaran de Gran Bretaña.
El inicio de la guerra se dio en abril de 1775 cuando unos soldados ingleses salieron de
Boston y fueron a tomar un depósito de armas colono en la ciudad de Concord. En el
pueblo de Lexington se enfrentaron a los colonos y este enfrentamiento dio inicio a la
guerra. Los británicos tomaron Concord y Lexington, pero poco después fueron atacados
por voluntarios de Massachusetts, lo cual causó las primeras muertes de la guerra y poco
después los soldados colonos comenzaron el asedio a Boston.
Un mes después del inicio del conflicto se reunió el Segundo Congreso Continental en
Filadelfia, quien asumió las competencias de gobierno. Entre las medidas que se tomaron
estuvo el nombramiento de 14 generales, la invasión a Canadá y el nombramiento como
comandante en jefe a George Washington.
El principio de la guerra fue horrible para los colonos, los cuales habían formado un ejército
con mucha gente que no estaba entrenada para el combate, y que no eran amigos de
obedecer órdenes. Por ello en el primer año de contienda no hubo apenas grandes
victorias de los colonos.
Todo esto no cambió lo inevitable, y 4 de julio de 1776 el Congreso aprobó la Declaración
de Independencia de los Estados Unidos. Esto fue muy importante, dando un verdadero
valor a la guerra, e iniciando las relaciones con potencias extranjeras como iguales. Los
derechos e igualdades que promulgaba el texto hicieron que mucha más gente se uniera al
bando colono, y por ello la guerra comenzó a dar la vuelta.
En octubre de 1776 tuvo lugar la primera gran victoria colona, la llamada Batalla de
Saratoga. En esta batalla un ejército británico se rindió contra los colonos, dándoles el
optimismo que necesitaban. Esta batalla es consideraba como una de las grandes razones
de la victoria en la guerra.

Conclusión y firma
La Declaración de Independencia de los Estados Unidos concluye insistiendo en que las
colonias intentaron recomponer los lazos que les unían a Gran Bretaña haciéndoles llegar
los problemas que vivían y su descontento con la situación pero que, a falta de respuesta y
de intención verdadera de cambio, se veían obligados a “anunciar su Separación, y
sostenerlos, como sostienen al resto de la humanidad, Enemigos en la Guerra, Amigos
en la Paz”. El último párrafo hace efectiva la ruptura de cualquier lazo político con Gran
Bretaña, devolviendo la capacidad de decisión en aspectos como el comercio o las
alianzas militares al nuevo gobierno de los autoproclamados Estados Unidos de América.
El documento termina con la firma de los principales representantes (entre ellos los padres
fundadores) de las entonces Trece Colonias (Georgia, Carolina del Norte, Carolina del
Sur, Massachusetts, Maryland, Virginia, Pennsylvania, Delaware, Nueva York, Nueva
Jersey, New Hampshire, Rhode Island y Connecticut).

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