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Nuestra imagen de los 

psicópatas está muy distorsionada por el cine y la literatura. Nos


los imaginamos como monstruos capaces de cualquier cosa, pero los psicólogos nos
dicen que eso solo resulta cierto en un porcentaje muy pequeño de los afectados por este
trastorno mental, que lleva a quienes lo padecen a sentir indiferencia por los
sentimientos y el bienestar del prójimo, al que manipulan sin escrúpulos en beneficio
propio. 

La compleja mente de los psicópatas continúa siendo un misterio. Aparentemente, no


les importan otros seres humanos, y eso ha llevado a pensar a los especialistas que son
incapaces de ponerse en la piel de los demás y comprender cómo ven el mundo sus
semejantes. Sin embargo, a menudo son personas simpáticas, convincentes y
manipuladoras, comportamientos que exigen una aguda conciencia de los
pensamientos ajenos. ¿Cómo solucionar esta desconcertante paradoja?

Una indiferencia a la carta


Las investigaciones empíricas demuestran que, pese a su comportamiento antisocial,
los psicópatas predicen correctamente las ideas y sentimientos de sus semejantes. Lo
que viene a decir un nuevo trabajo de psicólogos de la Universidad de Yale es que no
pueden ponerse automáticamente en la piel de los demás (algo que sí hace la gente
corriente, de forma inconsciente), pero que sí son capaces de hacerlo si se lo proponen.
Es decir, que sí pueden empatizar, pero que carecen de la propensión a hacerlo. 

Arielle Baskin-Sommers, autora principal de este trabajo, publicado en la revista


científica Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of
America, obtuvo el permiso de las autoridades de Connecticut para trabajar con
delincuentes recluidos en prisiones de máxima seguridad. Los sujetos estudiados
jugaron a un videojuego en el que debían completar una tarea desde su propia
perspectiva o desde la de un avatar que aparecía en una pantalla vestido de preso, como
ellos. 

Durante el experimento, algunos de los reclusos mostraron mayor dificultad para actuar
desde el punto de vista del avatar. Significativamente, eran sobre todo los encarcelados
por delitos violentos. Sin embargo, cuando a estos mismos individuos se les pedía
expresamente que actuaran como lo habría hecho ese avatar, lo lograban sin mayor
dificultad.

Conclusión: los psicópatas poseen la capacidad de considerar los pensamientos y


emociones de los demás, pero solo cuando hay de por medio un objetivo que
alcanzar. Según Baskin-Sommers, tienen un déficit cognitivo que no había sido
observado aún y que explicaría sus comportamientos antisociales y destructivos. 

Los investigadores de Yale esperan que este descubrimiento permita crear terapias que
ayuden a los individuos psicopáticos a desarrollar estrategias para comprender a los
demás, aunque parece muy difícil: según Robert D. Hare, psicólogo y profesor emérito
de la Universidad de Columbia Británica (Canadá), el 1 % de la población mundial
es psicópata. No parece mucho, pero estos sujetos son los responsables de más de la
mitad de los crímenes violentos en los países desarrollados.

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