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Vida cristiana
Profesor: Wilson Garay
Integrantes:
Carlos Duarte
Osmar Britez
Stifer Melgarejo
Daniel Gómez
Ejercicio:
Cultura es cuanto realiza el hombre para fundar con lo real circundante vínculos fecundos de
colaboración, modos relevantes de unidad, en este espacio surge el poder creador del hombre
que necesita de proyectos para subsistir. Cada acción humana, si ha de tener sentido, debe
contribuir a instaurar con el entorno formas de integración fecundas, modos de unidad no
fusional sino «lúdica». Los modos de unidad que establece el hombre constituyen de muy
diversos tipos y muestran grado de calidad dispares.
El encuentro
Los modos más relevantes de unidad constituyen el fenómeno del encuentro, este comienza
con el dialogo, cuando se entreveran dos realidades que superan la condición de
meros objetos. La Biología subraya que el hombre es un «ser de encuentro», ser que vive
como persona, se desarrolla y perfecciona estableciendo relaciones de encuentro.
Exige apertura de espíritu, disponibilidad, sencillez, etc. Porque una mutua reserva no permite
ofrecerse sinceramente posibilidades de colaboración; cierra el camino al encuentro. Para
encontrarnos debemos poner en juego las actitudes espirituales que hacen posible la
fundación de un modo elevado de unidad.
El individualismo egoísta es provocado por un vacío interior que cuando me salga al paso una
realidad que me ofrece grandes posibilidades de gratificación inmediata, tenderé a dejarme
fascinar por ella.
El egoísta tiende a considerarse como el centro del universo, lo reduce todo -cosas, personas,
instituciones, etc. Quiere poseer a las personas para poner a su servicio para fines interesados
al darse cuenta de que el dominio que tiene sobre la persona no se desarrolla, siente
decepción, y, por tanto, tristeza. Recordemos que el hombre se perfecciona creando
encuentros, y, cuando advierte que no está en camino de plenitud, siente pesar.
Este tipo de vértigo es la angustia, la impresión de estar en grave peligro. No es sólo miedo,
sino angustia, la sensación de que todo se desmorona. Cuando tal situación es irreversible
porque no tiene fuerza de voluntad para cambiar su actitud básica de egoísmo, la angustia
degenera rápidamente en desesperación.