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UNICESMAG – FACULTAD DE EDUCACIÓN – LICENCIATURA EN EDUCACIÓN FÍSICA

GUÍA PEDAGÓGICA – PSICOLOGÍA EDUCATIVA CAPÍTULO 4


FACTORES COGNOSCITIVOS, AFECTIVOS Y SOCIALES DEL APRENDIZAJE

“Educar es, primeramente, suscitar en los estudiantes el interés


por el descubrimiento, de manera que ellos mismos
sean artífices de sus conocimientos
en el proceso de buscar la verdad”.
Padre Guillermo de Castellana
COMPONENTE DE FUNDAMENTACIÓN
Qué es la estructura cognitiva?

Es un proceso mental que los individuos utilizan para procesar y comprender la información. Organizan información para aprender y
recordar. Las estructuras cognitivas, son parte integrante de la comprensión y la memoria.
Se definen también, como los conocimientos que ya se tiene y la forma en que cada persona los almacena en su memoria. Por esta razón, al
preguntar a diferentes personas en qué piensan cuando se habla de aprender, volar, o crear, cada una dirá una cosa distinta, debido a que
cada quien, piensa de acuerdo a sus estructuras cognitivas, cada nueva experiencia, aporta más posibilidades de hacer conexiones.

Con el pasar del tiempo, se adquieren aprendizajes a través de la experiencia, se va asimilando un gran conjunto de conceptos e ideas. Se
sabe, que es un círculo, lo que fue el 9 de abril en Colombia, o lo que significan los términos libertad y democracia. También se sabe, lo que
es una resta y que se tiene que aplicar este concepto, cuando se recibe el cambio.

Esa información la ordena cada persona en su memoria a su manera. Cada vez que se adquiere un nuevo conocimiento, se busca un lugar
para guardarlo. Lo más habitual, es buscar similitudes con conocimientos previos y se guarden juntos y relacionados.

Tipos de estructura cognitiva:

1. Estructura de pensamiento comparativo, como memorización y clasificación.


2. Estructura de representación simbólica, como matemáticas, gestos, danza y música.
3. Estructura de razonamiento lógico, como razonamiento, causa y efecto, evaluación y resolución de problemas.

Es así como la estructura cognitiva no es rígida, sino que va evolucionando a medida que se adquiere nuevos conocimientos, o se encuentra
una nueva relación entre dos conocimientos que ya se tenía. Quizá ha pasado alguna vez, que te cuando se habla de un tema que ya se
conoce y de repente, se piensa: “¡Claro! ¡Esto se hace, por aquel, u otro motivo!”. En esos momentos uno siente orgullo, una sensación de
alegría por haber conectado dos ideas. Lo que está pasando en el cerebro, es que se está creando una nueva relación entre dos conceptos de
la estructura cognitiva. Quizá ahora, es mucho más difícil olvidar el concepto porque cuantas más asociaciones se haga entre ideas, más
ancladas quedan en la memoria.

En todo este proceso, es la cognición la que participa de manera activa

¿Qué es la cognición?

La información sola es nada. No sirve. No es inteligente. Una enciclopedia almacena información, pero no sirve si esa información no se
usa para algo, igual pasa con internet. Así pues, es la cognición, la capacidad que los sujetos tienen para procesar, difundir y valorar la
información. Así pues, la cognición son los procesos como el aprendizaje, la memoria, el razonamiento, la resolución de problemas o la
toma de decisiones. En todos estos procesos, se usa la información – objetiva –, pero para procesarla usas elementos subjetivos como la
percepción, la intuición o la experiencia.

Otro aspecto que juega un papel importante en estos procesos, es la parte afectiva y social que se vinculan con las motivaciones y
expectativas de cada una de las personas, en el acto de aprender. De ahí la importancia que el maestro debe dar a los estilos de aprendizaje
y a los estilos de enseñanza para comprender que cada estudiante tiende a desarrollar ciertas preferencias, tendencias globales, estrategias
directas e indirectas que caracterizan sus particularidades.

¿Qué es la motivación?
El acto de aprsender, se ha direccionado por distintos matices, y en ellos, distintas definiciones teóricas de acuerdo a los requerimientos de
aprendizaje. Las estrategias de aprendizaje también llamadas didácticas, se clasifican en dos grandes grupos (Oxford, 1990 citado en Marins,
2010) las estrategias directas y las estrategias indirectas; las estrategias directas se definen desde las subcategorías de: memoria (para retener
y acordarse de las nuevas informaciones), cognitiva (para dar sentido al aprendizaje y producir el lenguaje), compensatoria (para ayudar al
estudiante a vencer lagunas de conocimiento y continuar la comunicación). Y el grupo de las estrategias indirectas, que abarca las siguientes
subcategorías: metacognitivas (para coordinar el proceso de aprendizaje), afectivas (para regular las emociones) y sociales (para que el
estudiante aprenda con los demás aumentando su nivel de interacción con los demás).
Dentro de las estrategias indirectas, el componente de la motivación tiene una importancia neural; si hay motivación, la persona tiende a
desarrollar conexiones y si las posee, las utiliza y le funcionan habrá una mayor motivación (Marins, 2010). De otro lado, la motivación
incluye una conjugación perfecta entre las emociones y la cogniciós, lo que quiere decir en palabras de Williams y Burden (1999 citado en
Marins, 2010) que dicho componente “puede ser representado a partir de un estado de activación cognitiva y emocional” (p.128).

Se entiende también, que motivación es el proceso que induce a una persona, a tomar un camino entre varios, a andar con cierta intensidad
y a mantener un rumbo, es decir la motivación impulsa una decisión, pero también la sostiene en el tiempo. La aplicación de la motivación
en la academia, puede crearse a partir de escenarios, en donde las relaciones sociales entre profesor, alumno y compañeros, creen lazos, a
partir de los cuales se fortalezca el deseo por cooperar y avanzar todos juntos.

La motivación puede estar en función de factores externos (influencia de otras personas o sucesos), o internos (interés o curiosidad) por lo
cual puede clasificarse en intrínseca o extrínseca; en integradora o instrumental. La motivación extrínseca se da cuando hay un deseo por
conseguir una recompensa, por evitar algún castigo y es externa a la actividad de aprendizaje, la motivación intrínseca implica que la
actividad del aprendizaje es la propia recompensa; hay ausencia de premio externo, llevan adherido el interés, implica actividades
intrínsecamente interesantes y desafiantes y están basadas en las necesidades psicológicamente innatas (Marins, 2010, Cázares, 2009).

En este mismo orden de ideas, para Manassero y Vásquez (s/f citados en Fernández, Pérez, Coronado & Quiroga, 2008) existen tres niveles
de motivación que posibilitan el aprendizaje: la motivación intrínseca, la cual se crea de forma natural, pues se dice que, el deseo de
participación y el de competencia son innatos del ser humano. La motivación extrínseca, que se crea, cuando la decisión y el actuar de un
individuo, se da por un motivo dado, y no por la búsqueda de una satisfacción o deseo natural, en oposición a esto la desmotivación, que es
el estado en el cual un individuo, no tiene motivación, pues toma decisiones, pero los resultados de tales decisiones no son consecuentes
con las acciones que ha realizado.

En relación a los estilos de aprendizaje, Adar (1969 citado en Fernández et al., 2008) pretende aclarar el concepto de motivación desde la
óptica del aprendizaje, donde se proponen cuatro tipos predominantes de aprendizaje: la necesidad de logro, la necesidad de satisfacer la
curiosidad, la necesidad de cumplir un deber, la necesidad de unirse con otras personas. En lo que refiere a la necesidad de logro, se habla
del estudiante logrador, el cual se caracteriza, por buscar el éxito o lo que es lo mismo, por evitar el fracaso. La necesidad de satisfacer la
necesidad, se explica en el estudiante curioso, el cual tiende a examinar minuciosamente lo conocido y a indagar lo desconocido. La
necesidad de cumplir un deber se representa en el estudiante concienzudo, quien se caracteriza por ser una persona responsable y con reglas
de moral muy claras. Por último, la necesidad de unirse a otras personas, se representa en el estudiante sociable, quien tiene una necesidad
de aceptación, que puede ser encerrada en dos tendencias: la tendencia a la búsqueda de la aceptación, y la tendencia a evitar el rechazo
(Fernández et al., 2008).

Indagar sobre lo motivacional, se centran en concienciar a los educadores, de que no existe una metodología exacta y universal en la relación
profesor, alumno y contenido y; por lo tanto, tampoco hay una manera universal de organizar el clima de clase. Debe saberse que cada
persona tiene preferencias por diferentes ambientes motivacionales, o bien de aprendizaje, en tal virtud, las actividades motivadoras para
unos, pueden ser desmotivadoras para otros.

Dentro de la motivación, se habla del motivo del logro, lo que en el ámbito educativo hace referencia al impulso por conseguir metas
escolares en función del periodo evolutivo del niño o del joven (Menéndez et al., 2013), además se tienen en cuenta, factores como: sexo,
cultura, estrato social, personalidad y origen étnico (Navas, Escamilla, Arias & García, 2011). El motivo del logro a la vez, se divide en
tres componentes:

Impulso afiliativo: Este impulso está presente en la etapa escolar y primaria y hace referencia a que el niño o la niña se esfuerzan y estudian
más con el objetivo de agradar a los adultos, en especial, a los padres y profesores, más que por un interés en los estudios. (Menéndez et
al., 2013).

Impulso de mejoría del yo. Este impulso data, mayormente, de la etapa de la pubertad, donde el joven gusta de los elogios y premios, y
busca, constantemente, la aprobación de los mayores. Se despierta, en el joven, un interés creciente por sus pares, lo que hace que haya un
impulso cada vez mayor por competir y demostrar a sus compañeros/as que sabe, que domina en ciertas materias y que tiene habilidades.
El nivel de aprovechamiento o conocimiento le dará cierto estatus al estudiante (Menéndez et al., 2013; Navas, Escamilla, Arias & García,
2011).

Impulso cognoscitivo. El o la adolescente, en este impulso, empiezan a desarrollar un interés por el aprendizaje en si, por conocer en su
academia. La necesidad aquí, es adquirir conocimientos, saber y por ende obtener una recompensa (Menéndez et al., 2013; Navas,
Escamilla, Arias & García, 2011).

Respecto a las expectativas, para la real academia Española presenta tres definiciones de las cuales se mencionarán dos en virtud de que
son las más relevantes. Del latín exspectātum, que significa mirado o visto, las expectativas son la esperanza de realizar o conseguir algo.
Son entendidas como la posibilidad razonable de que algo suceda. Las expectativas son una suposición, individual o conjunta, según la cual
el futuro se puede presentar de cierta manera, es decir son la esperanza que se tiene de que un hecho pase como se espera, puede o no ser
realista. Desde los supuestos de economía ortodoxa, las expectativas que pueden tener las personas no siempre corresponden a tendencias
racionales, en la medida en que lo que se espera que pase tiene bajas probabilidades de pasar.
Para Marrugo & Pérez (2011), la expectativa es la convicción que posee la persona de que el esfuerzo con que trabaje producirá el efecto
deseado, dependen en gran medida de la percepción que tenga la persona de sí misma: “Si la persona considera que posee la capacidad para
lograr el objetivo le asignará al mismo una expectativa alta; en caso contrario, le asignará una expectativa baja” (p. 19). Por su parte,
Cristiani, A. (2009) retoma la teoría del modelo de expectativas de Vroom (1964) y las posturas de Porter y Lawler (1968) quienes afirman
que una persona antes de realizar una determinada acción o la toma de decisión con respecto a algo evalúa primordialmente tres preguntas;
la primera va encaminada a reconocer la relación esfuerzo-desempeño, es decir identificar la probabilidad de logro de un comportamiento
en función del esfuerzo invertido en dicho comportamiento ¿Si me esfuerzo, qué probabilidad tendré de logro?; la segunda pregunta va
enfocada a la relación desempeño-resultado, ¿Qué probabilidad existe de que el desempeño deseado traiga algún tipo de consecuencia?; y
por último la identificación de los niveles de valor del logro alcanzado, esto en función de la satisfacción de necesidades y/o motivos
personales, es decir, (relación de resultado–necesidades personales = valencia).

Con base en esto, Cristiani, A. (2009) afirma que los estudiantes antes de comenzar cada acción de aprendizaje, de forma más o menos
automática, calculan: si lograrán tener éxito, si dicho éxito tendrá algún tipo de consecuencia, y si dicha consecuencia tiene algún valor o si
es importante para ellas. Después de este análisis deciden actuar o no; en efecto, podemos evidenciar que la motivación está asociada a tres
condiciones; expectativa, recompensa y valencia, para entenderlo mejor, en términos matemáticos, podemos decir que cada variable debe
estar presente en cierto grado, y que el producto de cada una de estas “fuerzas” se identificaría como la fuerza motivacional.

Los alumnos con un alto nivel de motivación responden mejor después de un fracaso, que después de lograr el éxito. Por el contrario, los
alumnos con un bajo nivel de motivación y temor al fracaso reaccionan positivamente ante el éxito, el aliento del maestro o de sus
compañeros.

BIBLIOGRAFÍA: Coffer, C. y Appley, M. (1979). Psicología de la motivación, Cristiani, A. (2009). Una vez más ¿la magia de los
incentivo$?, Fernández, Y., Coronado, F., Pere, L. & Quiroga, L. (2008). Los estilos de aprendizaje y las categorías motivacionales, Gagné,
Robert (1986). La instrucción basada en la investigación sobre el aprendizaje, García, E. (2013). Andragogía, Aprendizaje Y Motivación,
García, J. (2008). Teoría Clásica Para La Explicación De La Motivación Para El Rendimiento Escolar. García JJ. (2003). Didáctica de las
ciencias. Resolución de problemas y desarrollo de la creatividad, Narváez, J. (2018) Rasgos afectivos en los estilos de aprendizaje.

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