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EVALUACIÓN EDUCATIVA: Una tendencia a la mejora no al

estancamiento.
Cuando hablamos de evaluación nos referimos a la valoración de aspectos, factores o
variables que forman parte de la situación, objeto o persona evaluada. Esta valoración se
realiza de forma imperceptible o bien, bajo un riguroso plan evaluativo que pretende darle
un valor ya sea cualitativo o cuantitativo a lo que se evaluará. De forma cotidiana
realizamos esta valoración de cuanto nos rodea, por ejemplo, que tan agradable está el
clima y puede ser cuantitativo (en grados centígrados) o cualitativo (soleado, nublado,
muy frio, templado…) o que tan bien nos cae una persona y aunque generalmente esta
evaluación está regida bajo nuestra percepción y estándares personales no deja de ser
importante para nuestros juicios o conductas que llevaremos a cabo tomando en cuenta
esas valoraciones.
Ahora bien, dentro del ámbito de la educación evaluar permite, como uno de los objetivos,
identificar la capacidad de retención del conocimiento de los alumnos, bajo este referente
surgen diversos temas de interés, por ejemplo, si solo se espera un aprendizaje
memorístico a partir de la trasmisión del conocimiento mediante la solución de un examen
momentáneo ya sea escrito u oral entonces estaremos aplicando una evaluación
cuantitativa donde los resultados numéricos nos permitirán identificar a aquel alumno que
“si ha aprendido” y aquellos que “no aprenden nada”. Pero cuando lo más importante
como evaluadores es identificar la gestión de dicho conocimiento y aprendizajes mediante
proyectos, objetivos, competencias y metas dispuestas, entonces estaremos aplicando
una evaluación cualitativa, donde a partir de escalas o estándares estaremos identificando
si nuestro alumno ha cumplido con estos requerimientos y además estaremos
identificando posibles áreas de oportunidad que nos permitirán idear distintos planes de
acción que permitan que los alumnos se involucren en estrategias y desarrollen sus
habilidades poniendo en práctica su imaginación, creatividad y demás competencias que
incluso ellos desconocen pero con las que cuentan y forman parte de sus
individualidades.
La evaluación debe ser un factor de motivación para todos nuestros alumnos, así que vale
totalmente la pena evaluar mediante enfoques cualitativos y cuantitativos, pero también
enseñar de manera tradicional, pero complementando con estrategias innovadoras, esto
nos servirá para que los alumnos pongan parte de su esfuerzo atendiendo los objetivos
que el evaluador ha plasmado y posteriormente complementar lo anterior con la aplicación
de sus características individuales. Por lo tanto, la evaluación del aprendizaje implica la
interrelación entre el alumno y el docente con el contenido y conocimiento plasmado o
adquirido, de esta manera se lleva a cabo esa valoración a partir de los criterios que se
quieren evaluar, estableciendo el proceso que se aplicará y determinando el tiempo en
que se llevara a cabo, todo esto para tomar decisiones que favorezcan el desarrollo y
desempeño de los alumnos evaluados, por ejemplo, un maestro de sexto de primaria que
enseña historia, determina que al final del bimestre hará su examen de conocimientos,
durante las clases explica los temas de historia, pero al final de la semana lleva a sus
alumnos a la sala de medios audiovisuales mostrándoles videos o películas que
ejemplifiquen el tema revisado en clase, además les pide que realicen una historia donde
ellos formen parte del acontecimiento o tema histórico explicado resaltando los puntos
importantes y esto puede ser presentado como el alumno prefiera (un escrito, un vídeo,
una obra de teatro, un audio, una maqueta, una exposición…), así pues, evaluará y
determinará una calificación cuantitativa en su examen, pero además es probable que
obtenga buenos puntajes, pues los alumnos han representado los temas vistos de la
manera en que ellos prefirieron, generando aspectos cualitativos que tomará en cuenta
para próximas actividades.
Finalmente, en todo proceso de evaluación debe definirse lo que pretendemos evaluar y
obtener de esa evaluación mediante criterios o estándares que estén alineados a los
objetivos plasmados y sobre todo tomando en cuenta las individualidades de los
evaluados, a partir de esto vamos a determinar la técnica que vamos a utilizar y que esté
relacionada con el instrumento de evaluación acertado que permita la eficaz recogida de
información que nos arroje a ese análisis y asignación de valores llevando a los
resultados finales, resultados que servirán de comprobante y guía para futuras
evaluaciones y estrategias de retroalimentación con fin de buscar que los alumnos y
personas evaluadas den lo mejor de sus habilidades para la solución de problemas en
todos los ámbitos.
La importancia de evaluar es impresionante, de forma personal lleva a una introspección
de la que se rescatan los aspectos que nos hacen ser eficientes, pero también se
identifican aquellos que requieren de un trato especial para conocerlos, fortalecerlos y
utilizarlos en el logro de diversos objetivos. La evaluación permite también, acreditar o
aceptar instituciones o programas educativos, por ejemplo, existen organizaciones cuyo
fin es evaluar programas educativos de la licenciatura en psicología, tales como el CNEIP,
cuyo uno de sus principales objetivos es fomentar la cultura de la evaluación y hacer que
la institución logre el reconocimiento, de esta manera los alumnos recibirán una educación
de calidad. La evaluación es para mejorar no para resaltar debilidades, es tender al
cambio y perfeccionamiento, no para encasillarse a determinaciones que no permitan el
desarrollo personal, profesional o institucional.

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