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LA PRETENSIÓN

PERMANECE
Primera Parte: En el corazón del problema Iglesia
SEGUNDA PREMISA: LA DIFICULTAD ACTUAL PARA
ENTENDER EL SIGNIFICADO DE LAS PALABRAS CRISTIANAS
Capítulo Tercero
TOMAR
CONCIENCIA
de una dificultad
FALTA DE SINTONÍA

En el primer capítulo se trató de la


dificultad de la época contemporánea
para afrontar el tema religioso.

Es un obstáculo para la comprensión.

Nietzsche afirmaba que los hombres de los


tiempos modernos tienen la inteligencia
obtusa que no les permite captar el sentido
del lenguaje cristiano (cf. Más allá del bien
y del mal).

¿Por qué le es difícil al hombre actual


entender las palabras del discurso
cristiano?

La dificultad radica en la falta de sintonía


original con la Iglesia.
FACTOR RELIGIOSO
DETERMINANTE
En este apartado se verá, de modo sucinto, la
génesis histórica de la perplejidad moderna
para reconocer la religiosidad de la vida, y
por tanto, una propuesta que plantea
fundamentar la vida en el señorío de Dios.

El hombre contemporáneo siente extrañeza


de asumir el factor religioso como
determinante de la propia vida, de todo
(Ej: Trompetas y cánticos medievales en Asís
invitaban a la ciudad a la vigilancia para
defenderse del maligno).

En la antigüedad, las palabras propias de la


experiencia cristiana se acogían con fuerzas
frescas, en cambio, en la actualidad, dichas
palabras son como una pared rocosa que nos
encuentra ya agotados antes de escalarla.
LA EDAD MEDIA
bajo la perspectiva de la extensión de una mentalidad
CULTURA MEDIEVAL

La causa primera de la mayor sintonía


con las palabras cristianas es la
cultura medieval.

Esta época favorecía la formación de


una religiosidad auténtica.

Dios era considerado el horizonte


totalizador de cada acto humano.

Lo divino era algo pertinente a


todos los aspectos de la vida,

en cualquier experiencia humana, sin


exclusión de ninguna, siendo el ideal
unificador de todo.
LO SEGLAR Y RELIGIOSO
EN LA SOCIEDAD
Las guildas medievales realizaban
actividades seglares y religiosas en un
mismo local (C. Dawson, La religión y
el origen de la cultura occidental).

Guilda es una corporación de


comerciantes en la Baja Edad Media.

Dichas guildas tenían capillas para


actos litúrgicos como oraciones, misas
de difuntos, etc. y para espectáculos de
grandes fiestas, banquete común. Se
regulaba el trabajo y el salario, se
visitaba a los enfermos, se ayudaba a
gobernar la ciudad. Había una vida
colectiva más cabal (Id.).
LA VIDA IMPREGNADA DE
DIOS

El hombre medieval vivía su religiosidad


todo el día, de inicio a fin: santiguarse,
orar y venerar a los santos (A. Regales, La
mentalidad actual y la mentalidad
medieval a la luz de la literatura).

El calendario litúrgico y sus fiestas regían


las labores del año. Se bendecían animales
y alimentos en las fiestas patronales.
Habían ritos religiosos-mágicos para las
etapas de la vida (Ej: espada contra los
demonios para el neonato). Los hombres
construían iglesias y catedrales sin salario.
El arte de las iglesias servía para inculcar
las nociones religiosas (Id.).
“REGRESO” ANTES QUE
“PROGRESO”
En la Edad Media no existe la idea de
“progreso”como hoy la conocemos. Se
cree más bien en un “regreso”. La
verdad está en el pasado, en la Biblia o
en los Padres de la Iglesia y no en el
futuro. La sabiduría popular se asienta
en los antepasados y refranes. El hombre
medieval no era esclavo del principio “el
tiempo es oro”. Las ciencias y las técnicas
avanzaban lentamente, porque no había
la necesidad del progreso. Baste
comparar la moda actual, que cambia
cada año, con la moda de la Edad Media,
cuyo cambio se daba por décadas y, en la
época carolingia, por siglos (Id.).
DIOS, CONSISTENCIA DE
LA VIDA
¿Qué implica una mentalidad que concibe a
Dios como tal, es decir, alguien al que nada
le es ajeno?

Es considerarlo de manera apropiada, como


una especie de irrupción invasora: "No
cae una hoja sin que Dios lo quiera" (adagio
italiano). "Hasta los cabellos de su cabeza
están contados" (Mt 10, 30).

Dios, cual consistencia última de la vida,


es creíble, porque todos los aspectos de la
existencia son vinculados a Él como valor
global determinante.

La Edad Media es interesante no porque


todos eran piadosos y buenos, sino por su
mentalidad unitaria.
DIOS ES MAYOR QUE LO
PENSADO
“Luego Señor, tú que das el
entendimiento a la fe, dame de
entender, tanto como consideres
bueno, que tú eres como creemos
y lo que creemos. Y bien, creemos
que tú eres algo mayor que lo
cual no puede pensarse cosa
alguna. Ahora, ¿acaso no existe
esta naturaleza, porque ‘dijo el
necio en su corazón: no hay
Dios’ (Sal 13, 1)?” (Anselmo de
Canterbury, Proslogio, cap. II).
LAS COSAS SON
DIRIGIDAS A UN FIN
“La existencia de Dios puede ser
probada de cinco maneras distintas... La
quinta se deduce a partir del
ordenamiento de las cosas. Pues
vemos que hay cosas… que obran por un
fin… De donde se deduce que, para
alcanzar su objetivo, no obran al azar,
sino de modo intencional. Las cosas que
no tienen conocimiento no tienden al fin
sin ser dirigidas por alguien con
conocimiento e inteligencia, como la
flecha por el arquero. Por lo tanto, hay
alguien inteligente por el que todas
las cosas son dirigidas al fin. Le
llamamos Dios” (Tomás de Aquino,
Summa Theologiae, q. 2, art. 3).
UNA RELIGIOSIDAD
EXTENDIDA
La formación de la propia personalidad desde
una Realidad viviente era, para la conciencia,
el criterio de ver las cosas y de cómo
comportarse.

Una civilización cristiana no es perfecta, sino


simplemente aquella sociedad que ha
aceptado el estilo de vida cristiana como
normal (C. Dawson, Cristianesimo e civiltà).

En la Edad Media existía, en modo general,


una mentalidad religiosa.

Ello permitía entender la religiosidad como el


significado último de la vida.

Dios era el origen de la personalidad humana


y el factor determinante de su evolución.
ANTINOMIAS EN EL
MEDIOEVO
Por esta razón se pueden entender algunos
fenómenos en apariencia contradictorios,
como antinomias, en la misma sociedad
medieval de corte religioso:

El anuncio de la paz (el franciscanismo) y


la declaración de la guerra (las cruzadas).

La exaltación de la libertad del hombre


ante el Infinito y la coacción de su
voluntad con la violencia (la inquisición),
etc.

Estas antinomias no deben ser estudiadas


sólo desde lo negativo, como lo hizo la
modernidad, sino buscando discernir el
origen de sus aspectos y matices.
LA PAZ EN EL
CRISTIANISMO
La paz es equilibrio estable de las partes de
una realidad social o personal. Es armonía
interna por ausencia de odio, ansia o pena. Es
sosiego, ataraxia. En la Biblia es don y tarea:

“Que el Señor te descubra su rostro y te


conceda la paz” (Nm 6, 26; cf. 2 Ts 3, 16).

“Felices los que trabajan por la paz, porque


serán llamados hijos de Dios” (Mt 5, 9). “Les
doy mi paz, pero no como la da el mundo” (Jn
14, 27). “¡La paz esté con ustedes! Como el
Padre me envió, yo los envío” (Jn 20, 21).

“La paz de Cristo reine en sus corazones…,


porque somos un solo Cuerpo” (Col 3, 15).
“Tengan paz con todos y santidad, pues sin
ella nadie verá al Señor” (Hb 12, 14).
LAS CRUZADAS

Las Cruzadas fueron expediciones religioso-


militares entre 1095 y 1291 realizadas por
los reinos cristianos del Occidente europeo
hacia el Medio Oriente con el objetivo de
liberar los Santos Lugares (Tierra Santa)
de la dominación mahometana (A. Garland
Barrón, La verdad sobre las Cruzadas).

Un cruzado que aceptaba la llamada de los


Papas para dicho peregrinaje epopéyico
sabía que su muerte era casi segura. Éste
debía dejar todo en regla, muchas veces se
despedía para siempre de su familia. Se
endeudaba no poco para costear esa
aventura. Pocos cruzados regresaron con
alguna fortuna y con salud a Europa (Id.).
UNA CAMPAÑA COSTOSA
Y ESPIRITUAL
Las pruebas o evidencias que las Cruzadas
hayan sido un porvenir para hijos que las
propiedades no podían sostener o un destino
de feudos para caballeros sin tierra son
escasas. Era más bien oneroso para un clan
que uno de los suyos hiciese esta campaña. Es
difícil creer que muchos cruzados tuvieran
motivos materialistas. La costosa inversión por
un feudo en un lugar lejano, a unas 2,000
millas, habría sido una empresa estúpida (J.
Riley-Smith, The Crusades. A short history).

El cruzado aspiraba el “fruto espiritual” (T.


F. Madden, The Real History of the Crusades).
El fin era expiar faltas y pecados. Al cruzado se
le prometía la indulgencia y el perdón de sus
culpas. Pero no bastaba ir a la Cruzada, debía
haber espíritu de penitencia y arrepentimiento.
LIBERAR TIERRA SANTA

Los reinos cristianos en Oriente más que


colonias europeas eran plazas fuertes que
garantizaban la defensa de la ruta a
Tierra Santa. Dichos reinos se mantenían
con la ayuda de Occidente, pues no eran
autosuficientes; recibían contribuciones
costosas de soldados y bienes. El motivo
de ese apoyo era en su esencia religioso y
no se esperaba retribución (A. Garland
Barrón, o.c.).

Los cruzados veían a los musulmanes en


Oriente como usurpadores del
territorio cristiano. Consideraban injusto
que ellos impidieran las peregrinaciones
pacíficas a los Lugares Santos (Id.).
URBANO II CONVOCA LA
PRIMERA CRUZADA
En 1095 Urbano II convocó un concilio en
Clermont-Ferrand, reino de Francia, donde
proclamó la Cruzada (Id.). Su frase de
llamada fue “Deus vult” (“Dios lo quiere”).
El Papa invocó el derecho a la defensa
propia, por el cual una nación injustamente
atacada podía protegerse legítimamente.

Los turcos y los árabes habían atacado y


conquistado territorios cristianos del
antiguo imperio Bizantino en Asia Menor y
los Balcanes europeos. “Han matado y
capturado a muchos cristianos y han
destruido las iglesias. Si permitimos que
siga así esta injusticia, los fieles de Dios
seguirán siendo agredidos” (Pope Urban II,
Speech at Council of Clermont).
MENTALIDAD
INTEGRADORA
Las Cruzadas son fruto de la mentalidad de
una civilización que integraba valores
temporales y espirituales (A. Garland
Barrón, o.c.).

No se realizaban por entusiasmo, gloria o


fortuna, sino por la fe en Dios y el deseo de
complacerle recuperando y venerando los
Santos Lugares (Id.).

Entre los cruzados, gente ruda de diversas


culturas y naciones, se mezclaban personas
honorables venidas por un voto, héroes
caballerescos y aventureros inmisericordes,
pero la mayoría poseía convicciones
religiosas. Es verdad que hubieron
injusticias y errores, mas no representaron
el espíritu cruzado (Id.).
LA LIBERTAD CRISTIANA

La libertad es autodeterminación,
autonomía. Es facultad de pensamiento,
elección y acción según la voluntad. Es libre
quien no está sometido y es responsable de
sus actos. En lo social, es actuar según la ley
y las buenas costumbres.

El cristianismo afirma que el hombre es


libre a semejanza de Dios: su libertad es
parcial y la divina omnímoda. La persona
obra el bien por amor y el mal por egoísmo.

“Quien peca es esclavo del pecado” (Jn 8,


34). Cristo liberó al hombre del pecado y
del mal (cf. Jn 8, 36). Por la libertad de
Cristo hay que estar firmes para no caer de
nuevo en la esclavitud (cf. Ga 5, 1).
LA INQUISICIÓN

La Inquisición comenzó en Francia contra el


catarismo, herejía gnóstica en Europa
occidental de mitad del siglo X al XII. Dicho
movimiento, de corte maniqueo, proclamaba
el bien y el mal como principios eternos. Por
esta razón se creó la Inquisición medieval
en 1184 para terminar con dicha doctrina.

Debido al avance de los cátaros, la Iglesia


recurrió a la corona francesa para darle fin
proclamando la Cruzada Albigense en 1209.
Dicha inquisición fracasó por falta de
administración central.

El papa Gregorio IX en 1231 fundó la


Inquisición Pontificia encargándola a los
dominicos. Ésta funcionó al sur de Francia y
norte de Italia.
LA INQUISICIÓN
ESPAÑOLA
La Inquisición española fue introducida
en Castilla en 1478 por los reyes
católicos, con aprobación del papa
Sixto IV mediante la bula Exigit
sinceras devotionis affectus, para
mantener la unidad religiosa de sus
reinos luchando, en materia doctrinal,
contra los apóstatas, los herejes, los
judaizantes (judeoconversos). Duró
unos 350 años.

La Inquisición española, aunque


integrada por funcionarios eclesiásticos,
no dependía del Papa, sino de la corona,
por ello era un organismo religioso al
servicio del Estado, no de la Iglesia.
LA IGLESIA INTERVIENE

El papa luchó por tener algo de control e


injerencia sobre esa institución real, pero no
lo logró, también luchó por el derecho de
los acusados de apelar al papa pidiendo
clemencia, pero los reyes españoles
bloquearon la práctica de ese derecho bajo
amenaza de pena de muerte si lo intentaban.

El hecho que los eclesiásticos conformaran


estos tribunales permitió suavizar la
crueldad y arbitrariedad de la forma de
administrar justicia de la época.

Para obtener la verdad del acusado se


utilizaron tres torturas más comunes en lo
civil y eclesiástico: el potro, la toca y la
garrucha. Otras formas atribuidas a la
Inquisición son falsas.
EN QUÉ CONSISTÍA LA
INQUISICIÓN
El Santo Oficio fue un tribunal clemente, no
pretendía hacer justicia rígida y automática,
sino reconciliar al pecador.

El Inquisidor era padre confesor y juez que


buscaba el retorno de la oveja perdida. El
fin no era el castigo del cuerpo, sino la
salvación del alma, por ello se exigía pedir
perdón en la Confesión.

Pocas veces se llegaba a la tortura y siempre


bajo la supervisión de un inquisidor y un
médico para evitar daños. Las muertes en la
hoguera fueron mínimas, la pena capital era
para casos graves. Los castigos comunes
eran multas, cárcel, azotes, humillación
(sambenitos), peregrinajes, amonestación.
UNA INSTITUCIÓN MÁS
BENIGNA
La Inquisición fue mucho más benigna que
los tribunales de la época:

Conmutó la pena de muerte por


penitencias cuando el reo se arrepentía
(en lo civil no era así)

Abolió la pena de azotes para las mujeres


y los fugados de las cárceles

Suprimió la argolla para las mujeres .

Limitó a cinco años la pena a galeras


según la edad (en lo civil era perpetua)

Suavizó el tormento más que los


tribunales civiles (F. Ayllon, El Tribunal
de la Inquisición de la Leyenda a la
Historia).
DOS MODOS DE
APLICACIÓN
Un caso: Un señorón contrata cuatro esbirros
para que rapten a una monja. Éstos, antes de
hacerlo, rezan un Avemaría para tener éxito.

Hay conciencia que Dios tiene que ver con todo.


Pero se hace una mala aplicación: no se puede
pedir el auxilio divino para acciones malas en sí.

Otro caso: Un clérigo de camino con un amigo


convertido del anticlericalismo y de la no creencia
por la caridad de unas Hermanitas a su esposa.
Se cruzaron unos jóvenes insultando al padre. El
amigo tumbó de un golpe a uno de ellos.

La acción se juzgaría como violencia en nombre


de la religión. Sin embargo, se comprende la
actitud como justa convicción en defensa de la fe,
pero la reacción fue tosca y desproporcionada.
UN CRITERIO INCULCADO
POR LA IGLESIA
En la cultura medieval existió una
mentalidad religiosa muy extendida que
produjo un criterio que, una vez
asimilado, podía aplicarse bien o mal.

Dicho criterio, aunque fuera alterado en


su aplicación, era la respuesta a las
exigencias elementales que sólo la
Iglesia suscitaba y desarrollaba en su
formación.

Se tenía una idea viva y real de Dios por


las catedrales y los frailes, pero también
condicionada a eventos que motivaban
tipos de vida que eran contradictorios.
CONTRASTE
PRINCIPIOS-VIDA
Ninguna formación asegura que no se
caiga en contradicciones.

Hay diferencia entre los principios


morales de una sociedad y la vida
moral de sus individuos (C. Dawson,
o.c.).

Si los principios son altos, es mayor el


contraste; es lo que se dio en el
cristianismo (Ib.).

Los valores morales y espirituales


influyen en la cultura a través de
instituciones, símbolos, literatura, arte
y por la conducta personal (Ib.).
RECAPITULACIÓN EN
CRISTO
La mentalidad religiosa en la Edad
Media facilitaba la adhesión y
convicción religiosa.

Dios era concebido como lo que es


en verdad: fuente de todas las cosas
y presencia suprema en todos los
aspectos de la vida (cf. Sal 139, 1-16:
omnipresencia y omnisciencia; Lc 1,
37: omnipotencia).

Todo se recapitula en Cristo: Él es


consistencia y sentido de todo; es el
centro del universo (cf. Ef 1, 10).
VISIÓN UNITARIA DE LA
VIDA
En la Edad Media habían dos
elementos antinómicos: la
educación del alma dada por la
Iglesia y la gran tosquedad del
momento histórico que hacía que los
valores de dicha formación no se
desarrollaran.

La idea del Dios viviente que


educaba la Iglesia generaba en las
personas una concepción unitaria
de la vida.

Por este motivo existía mayor


sensibilidad hacia lo religioso.

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