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TEOLOGÍA II

CURSO
Una realidad comunitaria sociológicamente identificable.

Semana: 12

Docente: Wilmer Altamirano Cubas SEMESTRE 2023-I


Una realidad comunitaria sociológicamente identificable.

Abordemos ahora los tres factores que constituyen el hecho


«Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a
cristiano como fenómeno, tal cual aparece en el escenario de
la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones.
la historia. O sea, preguntémonos: un contemporáneo de los
comienzos que observase desde fuera aquel hecho que surgía,
El temor se apoderó de todos, pues los apóstoles
¿qué elementos habría señalado para describirlo? ¿Cuáles son
realizaban muchos prodigios y señales. Todos los
las características ante las que inevitablemente se habría
creyentes vivían unidos [...] Acudían al templo todos los
encontrado?.
días [...], partían el pan [...], alababan a Dios y gozaban de
la simpatía de todo el pueblo.
1. Una realidad comunitaria sociológicamente identificable.
En el capítulo cuarto de los Hechos de los Apóstoles se
El hecho cristiano se presenta en la historia, es decir, la Iglesia
encuentra una expresión que, de modo sintético y
se presenta al observador, ante todo como comunidad. Esta es
conmovedor, describe también la naturaleza comunitaria
la primera característica que llama la atención cuando se
de la primera cristiandad: «La multitud de los creyentes
aborda la cuestión cristiana.
no tenía sino un solo corazón y una sola alma».
Al leer los Hechos de los Apóstoles, primer documento
histórico de la vida cristiana primitiva, se topa uno enseguida,
Y solían estar todos con un mismo espíritu en el pórtico
en el capítulo segundo, con una imagen inmediata de esta
de Salomón».
connotación comunitaria de los cristianos.
Una realidad comunitaria sociológicamente identificable.

Este detalle nos indica que los cristianos se reunían también


en el templo, como todos los judíos, añadiendo el dato de
que solían encontrarse «bajo el pórtico de Salomón».

Imaginémonos entonces, durante el período pascual, cuando


los judíos repartidos por todo el mundo trataban en la
medida de lo posible de ir en peregrinación a Jerusalén, la
reacción de uno de estos peregrinos que, al ir al templo
durante algunos días seguidos, notara todas las veces la
presencia del mismo grupo de gente bajo aquel pórtico.

El primer día habría seguido probablemente su camino sin


curiosidad y quizá también el segundo, pero llegado un
momento determinado le habría preguntado a alguien:
«Pero, ¿quiénes son ésos que veo siempre juntos ahí?».
Una realidad comunitaria sociológicamente identificable.

Y le responderían: «Son los seguidores de Jesús de Nazaret». En efecto, este primer factor nos lleva a considerar un
Pues bien, la Iglesia comenzó así literalmente a «dejarse ver» concepto base del Antiguo Testamento: Israel como pueblo
bajo el pórtico de Salomón, a presentar ante los demás un de Yahvé. Observa De Lubac: «El carácter nacional del Reino
primer brote visible, una primera percepción de la misma que de Yahvé, que contradecía aparentemente su carácter
es inevitable calificar como comunitaria. universal [...], impedía además toda interpretación
individualista.
Así pues, el primer factor que la Iglesia exhibe al presentarse
como una realidad es el de ser un grupo reconocible, un Espiritualizado, universalizado según el anuncio mismo de
fenómeno sociológicamente identificable, un conjunto de las profecías, el judaísmo trasmite al cristianismo su
personas que están unidas entre sí. concepción de una salvación esencialmente comunitaria.

Este carácter primordial de la connotación comunitaria Si bien la Iglesia por parte de la gran mayoría de sus fieles
muestra, por lo demás, su lógica a quien está atento a la viene a ser sobre todo de los gentiles —Ecclesia ex
realidad en medio de la cual surgía aquel fenómeno, una gentibus—, la idea de la Iglesia viene sobre todo de los
realidad y una tradición para las que el movimiento de Dios judíos».
en la historia requiere como algo fundamental esa dimensión
comunitaria.
Una realidad comunitaria sociológicamente identificable.

Jesús mismo vivió como hombre en esta tradición, y fue Él


quien propuso a sus discípulos llegar hasta el fondo del
método que había nacido en ella, el método con el que Dios
se puso en relación con el hombre.

Como observa De Lubac: «Creer en ese Dios único era al


mismo tiempo creer en un Padre común de todos, unus Deus
et Pater omnium. Desde sus primeras palabras lo proclamaba
la plegaria enseñada por Cristo: el monoteísmo no podía ser
sino una fraternidad».

Así pues, la primera característica de la fisonomía de la Iglesia


que un observador hubiera podido fotografiar era ese visible
«nosotros».
Una realidad comunitaria sociológicamente identificable.

a) Antigua y nueva conciencia: la elección de Dios.


Igual que dice Dios en el Levítico: «Estableceré mi morada
Tratemos de confrontar ahora la conciencia que la antigüedad en medio de vosotros y no os rechazaré. Me pasearé en
judía tenía de sí misma con la conciencia que estos judíos medio de vosotros [...] y vosotros seréis para mí un
convertidos en seguidores de Cristo tenían de su grupo. pueblo»; y repite en el libro de Ezequiel:

En el Éxodo se dice, recogiendo la comunicación de Dios a «Mi morada estará junto a ellos, seré su Dios y ellos serán
Moisés: «Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi pueblo», así también Pablo en una carta, combinando
mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre todos las dos citas anteriores junto con otras sacadas de los
los pueblos, porque mía es toda la tierra; seréis para mí un profetas y los salmos, hace decir a Dios:
reino de sacerdotes y una nación santa».
«Habitaré en medio de ellos y andaré entre ellos; yo seré
Es impresionante en todo caso la analogía de esto con lo que su Dios y ellos serán mi pueblo. Por tanto, salid de entre
Pablo dice a Tito en su carta, refiriéndose a Jesús: «El cual se ellos y apartaos, dice el Señor. No toquéis cosa impura y
entregó por nosotros a fin de rescatarnos de toda iniquidad y yo os acogeré. Yo seré para vosotros padre, y vosotros
purificar para sí un pueblo que fuese suyo». seréis para mí hijos e hijas».
Una realidad comunitaria sociológicamente identificable.

Los que se reunían bajo el pórtico de Salomón eran el primer


Nosotros vivimos todavía las consecuencias de aquella
indicio de esto. Aquel incipiente grupo de personas se
revolución, aunque no alcancemos nunca a tener conciencia
presentaba como quien, al gozar de la presencia viva de
exacta de sus orígenes.
Cristo, proseguía casi fisiológicamente su realidad, y estaba
unido a esa presencia viva con una implicación concreta,
Hay tres pasajes del Nuevo Testamento que quisiera citar
familiar y cotidiana:
para mostrar cómo influyó esta revolución en la idea de
pertenencia a un pueblo reservado a Yahvé, estableciendo
aquel naciente grupo llevaba dentro de sí la conciencia de
una diferencia clamorosa entre la conciencia de ser
prolongar, más aún, de comunicar realizándola, la verdad de
propiedad de Dios que tenía este nuevo pueblo,
todo lo que en el Antiguo Testamento había constituido la
cuantitativamente pequeño, y la que tenía el pueblo judío.
historia de Israel; de estar construyendo, en definitiva, el
verdadero y definitivo pueblo de Dios en el mundo.
Pablo se expresa así en su carta a los cristianos gálatas:
«Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. En
Todo esto sirve para poner de relieve que en ninguna época
efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de
de la historia se puede hablar con tanto derecho como en
Cristo: ya no hay judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni
aquélla de la existencia de una revolución cultural.
hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo
Jesús.
Una realidad comunitaria sociológicamente identificable.

Y si sois de Cristo, ya sois descendencia de Abrahán, Esta es la diferencia clamorosa: para el pueblo judío, el
herederos según la Promesa». Luego repite el mismo que formaba parte de él lo hacía por el hecho de haber
concepto en la carta a los cristianos de Colosas: «No hay nacido en su seno, es decir, participaba de una unidad
griego y judío; circuncisión e incircuncisión; bárbaro, escita, étnica elegida por Dios, una unidad establecida por una
esclavo, libre, sino que Cristo es todo y en todos». historia en la que Dios había intervenido y que definía sus
fronteras.
E igualmente dice a los cristianos de Corinto: «Porque en un
solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar b) El valor cultural de un concepto nuevo de la verdad.
más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos
hemos bebido de un solo Espíritu». El nuevo fenómeno que se estaba produciendo tenía una
correspondencia sorprendente con sus raíces: se trata de
La revolución cultural más profunda que denotan los la imagen que la tradición judeo-semítica tenía de la
primeros documentos cristianos, por lo que se refiere a la verdad.
conciencia de formar un pueblo, consiste en que ese grupo
que se iba agrandando, aun reconociéndose pueblo y pueblo Aquí la novedad era sobre todo para quien tenía como
de Dios dentro de la tradición de sus padres, afirmaba que no referencia el mundo greco-latino.
tenía un origen étnico o una unidad sociológica establecida
por acontecimientos históricos.
Una realidad comunitaria sociológicamente identificable.

Por consiguiente también para nosotros, que hemos


heredado el legado de aquel mundo. ¿Cuál es, en el mundo
occidental, la metáfora que más fácilmente se emplea para
designar la verdad? La luz, la luminosidad de lo verdadero,
donde la certeza se basa en la evidencia de lo que vemos.

Se acentúa así el aspecto persuasivo de la verdad: cuando hay


luz se ve, no se puede dejar de ver. Es, pues, una evidencia
que pone en juego nuestra propia mirada, nuestra capacidad
de visión, y la verdad es objeto de esa evidencia potencial.

Esto no hay por qué rechazarlo, y el mismo evangelista Juan


utilizará de hecho esta metáfora, dado que la situación del
cristianismo en el mundo había sufrido una gran evolución,
pues había penetrado ya en la realidad greco-romana y
estaba preparado para asumir todas las categorías de ésta
que fueron asumibles.
Una realidad comunitaria sociológicamente identificable.

En la tradición bíblica, sin embargo, la definición y alusión a la


El uso de esta metáfora revela que el mejor método para
verdad que se empleaba con más frecuencia se encuentra en
conocer la verdad en la mentalidad semítica no era tanto el
una metáfora distinta: la «roca» o «peña».
poder ver con los propios ojos cuanto el poder referirse a
algo seguro y estable. En efecto, la palabra «amén» tiene la
Los semitas, originalmente nómadas y habitantes del
misma raíz en hebreo que la palabra verdad, y esta raíz
desierto, eran particularmente sensibles a ese punto de
significa estabilidad, permanencia. Pues la palabra «amén»
referencia que constituía toda formación rocosa y estable,
es precisamente una afirmación de seguridad: esto se
frente a la arena y al polvo que el viento movía y dispersaba.
sostiene, y por eso es verdadero, es así.
Por eso, en la historia de la conciencia semítica, la aspiración
En hebreo se usa también la misma raíz para señalar al
humana a un lugar seguro, a algo sólido, que condujese a la
hombre como ser voluble y efímero y para el concepto de
estabilidad y, en consecuencia, al agua, a la comida, al abrigo,
«mentira». Lo efímero es mentira; la verdad es
a poder edificar, se refirió pronto a la imagen de la roca para
permanente. La idea de mentira no se emplea
identificar lo divino, con el fin de esclarecer lo que significaba
necesariamente en un sentido ético, sino en el sentido
lo divino para el hombre: aquello en lo que éste puede
propiamente gnoseológico (la teoría del conocimiento).
apoyarse, sobre lo que puede edificar, que le puede dar un
sentido.
Una realidad comunitaria sociológicamente identificable.
Todavía hoy la Iglesia utiliza en su oración oficial los Salmos,
que atraviesan la tradición judía a lo largo de muchos siglos, y
en los que se encuentran expresiones como: La figura del testigo auténtico implica la adhesión de toda
tu persona, mientras que ver con tus ojos implica sólo una
«Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza, Señor, mi roca, mi parte. Insistimos en observar que ambos métodos no
alcázar, mi libertador. Dios mío, peña mía, refugio mío». están, por lo tanto, en contradicción: pero uno es más
completo que el otro.
«Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza, Señor, mi roca, mi
alcázar, mi libertador. Dios mío, peña mía, refugio mío». Ser testigo es poner toda la personalidad en juego y por
eso toda la personalidad del oyente está llamada a ponerse
Y recordemos finalmente esta estupenda expresión: «Se también en juego con aquélla: la luminosidad de una
consumen mi corazón y mi carne por Dios, mi lote perpetuo, evidencia representa sólo un aspecto de la personalidad. El
roca de mi corazón». testimonio es una unidad viviente, una unidad existencial.

Pues bien, querría señalar que esta tradición bíblica de la c) El término empleado: ecclesia Dei.
imagen de la roca como metáfora de la verdad se basa en una
experiencia humana más completa que la que supone la Hemos dicho que el fenómeno cristiano aparece en el
metáfora de la luz, ya que con ella se indica también la forma escenario de la historia en forma de grupo, como una
más adecuada de comunicar, descubrir y escuchar la verdad. comunidad.
Una realidad comunitaria sociológicamente identificable.

El término judío con el que se designaba la realidad de Israel


en tanto que pueblo de Dios era qahal. Este término indicaba
una realidad compuesta por muchos individuos, pero unidos,
que expresaban su unidad reuniéndose en asamblea.

Ahora bien, aquel grupo que se reunía al principio bajo el


pórtico de Salomón y que luego fue poco a poco creciendo y
multiplicándose, comenzó a denominar su propia realidad, al
reunirse en ambientes ya helenizados, con el término
ekklesia.

El término en griego significa literalmente asamblea, reunión


de personas. Era, por tanto, una palabra que se aplicaba a
realidades normales de la vida social, una llamada a reunirse
que podía atañer no sólo a los cristianos, sino que podía
producirse para finalidades y por motivaciones muy distintas
en cualquier ciudad.
Una realidad comunitaria sociológicamente identificable.

La definición de la asamblea cristiana (ekklesia en griego,


ecclesia en latín), retomando la idea judía de la qahal Yahvé,
se caracteriza y completa su definición mediante el genitivo
Dei: ecclesia Dei, la comunidad de Dios.

Lo que se trata es conocer el origen de la fórmula, que Dios


mismo reúne a la comunidad, que es Dios quien reúne a los
que son «suyos», según la expresión que usa a menudo el
Nuevo Testamento. Así pues, ecclesia Dei quiere decir los
reunidos por Dios.

¿Cuáles son las categorías que están implícitas en esta


fórmula tan original de la primitiva comunidad cristiana? Ante
todo la categoría, a la que ya hemos aludido, de la
preferencia, de la elección de Dios, que encontramos de
nuevo aquí aplicada al pueblo que se estaba formando, un
pueblo perfectamente identificable aunque no por sus
confines étnicos.
Una realidad comunitaria sociológicamente identificable.

Decíamos antes que este método es motivo de escándalo, y


lo es mucho más para nosotros hoy que estamos tan llenos Recordemos al llegar a este punto el célebre pasaje de
de dificultades para darnos cuenta del significado que tiene el Mateo en el que Jesús pregunta a los discípulos acerca de
lenguaje cristiano auténtico. lo que piensa la gente de Él y sobre lo que ellos mismos
piensan de su identidad. Y Pedro responde: «Tú eres el
El concepto de elección, de que Dios escoja, es el caso en que Cristo, el Hijo de Dios vivo».
más clamorosamente constatamos dentro de nosotros la
lejanía para comprender, pues no hay nada que sea más Jesús le dice: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás,
contradictorio con el racionalismo en que hemos sido porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi
formados y con el igualitarismo o el democratismo que son Padre que está en los cielos»; y añade: «Tú eres Pedro, y
consecuencia de él. sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del
Hades no prevalecerán contra ella».
Y, sin embargo, esto es precisamente lo característico de la
iniciativa que Dios toma y que ha tomado en la historiacon Así pues, el término con el que las primeras comunidades
relación al hombre: comenzó a hacerse conocer directamente denominaban sus reuniones expresaba su convicción de
mediante el pueblo judío, y ha proseguido su obra con este que eran el cumplimiento pleno de las qahal Yahvé,
mismo método. justamente porque vivían como asamblea reunida por Dios
en Jesucristo, signo de una elección que no era suya.
Una realidad comunitaria sociológicamente identificable.

Como subraya Pablo: «Y así los puso Dios en la Iglesia, Pero el mismo término se usa también en plural: «Las
primeramente como apóstoles; en segundo lugar como iglesias [ekklesiai], pues, se afianzaban en la fe y crecían en
profetas; en tercer lugar como maestros»35. Es decir: es Dios número de día en día».
quien actúa en la Iglesia, con la Iglesia. Dios elige y reúne a
los suyos desde siempre. La comunidad no tiene valor como Ahora bien, hay un pasaje en el que se encuentra un
tal comunidad, sino por la acción de Dios que «elige», singular distinto de los otros, y que no es simple resultado
acercando y uniendo entre sí a los elegidos. de un elenco o de una suma. Se trata de la última estancia
de Pablo en Asia Menor, poco antes de su partida para
d) La Iglesia y las «iglesias”. Roma, donde le matarían.

Los primeros documentos cristianos emplean muchas veces El pasaje de los Hechos recoge el saludo de Pablo a los
el término ecclesia en singular. Por ejemplo: «La noticia llegó jefes de la comunidad: «Tened cuidado de vosotros y de
a oídos de la iglesia de Jerusalén», o: «Le llevó a Antioquía. toda la grey, en medio de la cual os ha puesto el Espíritu
Estuvieron juntos durante un año entero en aquella iglesia», Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios,
o también: «Marchó a saludar a la iglesia de Jerusalén». que él se adquirió con su propia sangre».
Una realidad comunitaria sociológicamente identificable.

Por consiguiente, la expresión ecclesia Dei representa en su


sentido más pleno al pueblo de Dios en su totalidad,
precisamente por tener que referirse inevitablemente al
gesto de Dios, a su elección libre y total. En este sentido,
como afirma De Lubac, la ecclesia «es convocatio antes que
congregatio».

La Iglesia total, por tanto, no está formada por una suma de


comunidades, tal como la concibe el movimiento protestante
al afirmar la autonomía y la autogénesis de cada una de las
comunidades; me refiero al congregacionalismo, una
tentación que se deja hoy sentir también en la Iglesia católica.

Muy al contrario, cualquier comunidad, por pequeña que sea,


tomando su valor de la Iglesia total, la representa por entero,
encarnando el Misterio de aquella llamada que estaba tan
presente en la conciencia de los primeros cristianos.
Una realidad comunitaria sociológicamente identificable.

Es conmovedor en este sentido releer el último capítulo de la


carta a los Romanos, que Pablo dedica casi exclusivamente a
saludar, uno por uno, a los pertenecientes a la comunidad de
Roma. En un momento concreto dice: «Saludad a Prisca y
Aquila, colaboradores míos en Cristo Jesús. Ellos expusieron
su cabeza para salvarme. Y no soy yo solo en agradecérselo,
sino también todas las iglesias de la gentilidad; saludad
también a la iglesia que se reúne en su casa».

Trata del mismo modo a las grandes comunidades del Asia


Menor que al pequeño grupo que se reunía en casa de
aquellos amigos, como atestigua claramente también esta
otra despedida familiar de una carta de Pablo: «Las iglesias de
Asia os saludan.
Una realidad comunitaria sociológicamente identificable.

Para los hombres de todo el mundo, la Iglesia se identifica Sin ellos, es como si no existiera la Iglesia en ese
con Jesucristo que se comunica al mundo. En este sentido, ambiente: la Iglesia local tiene valor en la medida en que
¿qué representan cinco o seis cristianos que se reúnen en emerge de la Iglesia total, la cual no viviría sin aquélla la
una casa? La misma cosa: Jesucristo comunicándose al concreción histórica.
mundo mediante ese ámbito de personas.
La reflexión sobre el término ecclesia nos ha ayudado a
Por tanto, el modo de aprender qué es la Iglesia toda es ir comprender el tipo de conciencia que tenían los primeros
hasta el fondo de la experiencia eclesial con la que uno se ha cristianos del valor de su comunidad: eran sabedores de
encontrado, siempre que esa experiencia tenga que su valor derivaba totalmente por entero de su
características de verdadera eclesialidad. participación en la única Iglesia regida por los apóstoles.

¿Cómo se puede comunicar a Cristo en un ambiente dado si


no es a través de un grupo de cristianos auténticamente
conscientes de su pertenencia a la misma Iglesia? .
MUCHAS
GRACIAS

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