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realizar el trabajo que me habían encargado. De esa forma, a media tarde podría
emprender el regreso a casa y no tenía que hacer noche en ninguna parte. Las
Evelyn, mi esposa, me dijo que la lavadora se había averiado y que si podía echarla
un vistazo.
Accedí pensando que sería cosa de poco y la cuestión fue que la casa terminó
El cielo comenzó a adquirir los tonos rojizos y dorados del atardecer y el sol, inició su
Tenía que pasar por una carretera sin asfaltar en un corto trayecto, eso me
farola para alumbrar ese solitario y lejano paraje. Fijé mis ojos todo lo que pude en
El sonido de las primeras gotas de una tormenta se mezcló con el extraño ruido del
motor de mi cuatro por cuatro que comenzó a reducir por sí mismo su velocidad y a
Giré hacia un lado y paré el coche entre la maleza de un lado del camino.
A unos metros, vi una pequeña luz y suspiré aliviado. Divisé una pequeña casa de
Los árboles que rodeaban la casa sacudían con fuerza sus ramas dibujando
─Quizás podrían prestarme ayuda ─pensé según me iba acercando─. Advertí que
había luz, una luz mortecina y amarillenta que salía de una de las ventanas sin
bien el porqué, tal vez estaría contenta de ver a alguien en medio de ese lugar
desierto.
de prestarme alguna?
sonrisa─.
Ella entonces me hizo paso para entrar a la reducida y polvorienta casa de una
la sombra de alguien que cruzaba ambas ventanas. Supuse que eran las ramas
al sótano para invitarme a bajar las escaleras que crujieron bajo mis pies. El lugar
Una hilera de cuerpos desnudos colgados por el cuello. Los ojos colgando con sus
nervios por fuera de sus cuencas, otros ya con solo los huecos. La carne había sido
Cuando lancé un grito de horror, la voz de la anciana sonó desde arriba con un
─ ¿No encuentra las herramientas, joven? No se preocupe, ahí le envío a mis perros
***
hacerlo.
Si yo hubiera sido devorado por esos perros que la anciana soltó con la esperanza
de que yo les sirviera de cena... ¿quién entonces hubiera podido contar mi historia?
nosotros cuando nos encontramos en una situación límite, de manera tal, que a
instantes podemos actuar como esos héroes de película a los que siempre hemos
anhelado imitar. Yo, un tipo simple que jamás había matado ni a una mosca me
volví tan loco como esos perros rabiosos. Pero este tipo simple e inofensivo no iba a
permitir que ni Evelyn ni mis dos pequeñitos se quedaran solos. Los dos perros se
pelaje alrededor de éstas con muestras de la misma sangre seca y oscura que yo
Actuando con rapidez, descolgué uno de esos cadáveres tirando de él con fuerza,
hasta desprender su carne putrefacta del gancho y lo eche encima de uno de los
perros, mientras pateaba con fuerza al otro para evitar que me devorara las
piernas. Golpee su hocico con todas las fuerzas de que mis piernas eran capaces,
en un rápido vistazo, descubrí aliviado que el otro se entretenía con el cadáver que
yo había descolgado, para arrancarle delante de mis ojos un brazo de cuajo. Esto
tiempo que me hacían sentir con las fuerzas suficientes para defenderme.
En esos momentos solo pensaba en sobrevivir. Actuando con rapidez tiré del
gancho metálico y punzante que unos momentos antes había tenido sujeto al
cadáver por el cuello. Cuando uno de ellos se acercó, sentí sus colmillos clavarse
animal, una vez, y otra, y otra mientras gritaba enloquecido. El animal quedó
mí de manera decidida.
Con la rapidez de un rayo se abalanzó sobre mí. Intenté arrastrarme hacia atrás
tela blanca de mi camisa y llegó hasta mi mano, escurriéndose por mis dedos. Sentí
sus patas en mi pecho, su aliento sobre mi cara y aun con mis pocas fuerzas agarré
el hocico del animal cerrándolo con ambas manos, de una fuerte patada le lancé
cadáver como mi arma más poderosa. Me había dado cuenta de que el olor a
sangre seca era irresistible para él. El perro comenzó a olisquear y a lamer lo que
quedaba de los miembros inferiores del cadáver. Eso me dio tiempo para buscar la
escudriñé aquel nauseabundo lugar, una chispa de esperanza resurgió al ver que
Tenía que conseguir subir ahí a cualquier precio. En un rincón descubrí algo que
podía ser mi salvación. Una pesada pala de hierro. Aproveché mientras el animal
comenzaba a devorar el brazo de una de sus víctimas que había quedado suelto
pudo levantarse. Comencé a hacer huecos en el ladrillo del sótano para poder
introducir mis pies a modo de escalera. Casi estaba arriba cuando sentí el mordisco
por el suelo, cogí al animal por el cuello y apreté con fuerza, entre ahogados
alaridos el animal quedó tan debilitado que por fin pude quitármelo de encima.
Totalmente maltrecho, conseguí subir por los huecos que había hecho un momento
Una vez ahí, me introduje como pude y rodé hasta salir de nuevo al exterior. El aire
frío de la noche inundó mis pulmones, arrancando aquel olor desagradable que se
llegar de nuevo a la carretera. El trayecto hasta mi coche era corto, pero costoso a
Tembloroso y herido, abrí como pude la cerradura y me senté echando los seguros
El reflejo de unos faros con las luces largas me alumbró desde atrás, haciéndome
En esa delgada línea que separa la realidad del mundo de los sueños, vi el
centellear de las luces rojas y azules colocadas en el techo. Por el espejo retrovisor
vi como ambas puertas delanteras se abrían y como dos policías fornidos y altos
─ Caballero ─me dijo uno de ellos─ abra la ventana por favor. Obedecí mirándolo
─ Pues verá... ─Comencé cubriéndome los ojos con uno de mis brazos─, el coche
se averió y...
nombre.
─ ¿Cómo iba a decírselo?, ella murió hace más de dos años devorada por sus
─ ¡No! ─repetí enloquecido─, fueron sus perros los que me atacaron a mí.
─ ¿Entonces, qué? ─dijo el policía con un tono de voz más impaciente aún─.
había intervenido─, sabes que en todos los casos es así, y este no va a ser la
mano.
─ La llave ─exigió─.
El policía rodeó el coche para tomar la llave, dirigiéndose con ella a la parte de
─ No hay nada sospechoso ─contestó el otro con voz tranquila─. Lo único que veo