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Prologo

En las colinas floreadas de Cadbury, al oeste de Londres, un hermoso y majestuoso castillo


se ubicaba en el centro de las montañas, prístina y limpia a primera vista. Torres en forma
de aguja ocupan parte de los cielos, piedra blanca y mármol encantados con magia antigua,
son los materiales de construcción que se ocuparon en aquel majestuoso castillo, el castillo
de Camelot.

Dentro de este majestuosa fortaleza, más concretamente en la habitación de la mesa


redonda, dos jóvenes se encontraban charlando, el primero era nada más y nada menos que
Arturo Pendragon el rey de este reino. De cabellos rubios como el sol y de ojos celestes
como el cielo. Vestía una armadura plateada con prendas azules de bajo. Este joven era
conocido por su gran corazón y por su determinación inquebrantable, sin embargo, en estos
momentos su mirada denotaba angustia.

Al lado de él se encontraba una joven de cabellos largos y dorados similar a los de Arturo,
pero sus ojos eran de un color verde semejante a una esmeralda. Vestía de la misma forma
que Arturo una armadura plateada con prendas azules por debajo, pero con un agregado,
una enorme falda que sobresalía de la armadura. La joven era la hermana del rey y segunda
reina al mando, Altria Pendragon, una mujer bondadosa y amigable, pero que no temblaba
a la hora de hacer lo que se debe. Ella estaba sentada de brazos cruzados, con una mirada de
enojo.

-Arturo, sabes que es la única manera de detenerla, si ella sigue con vida solo traerá caos y
destrucción al imperio.

Con una voz firme, Altria mira a su hermano a los ojos.

-Tenemos que matarla.

Arturo se queda en silencio unos momentos.

-No podemos hacerlo…ella es nuestra hermana.

Dice con un tono de tristeza.


-Debe de haber otra forma…quizas podremos salvarla, podríamos pedir ayuda a uno de
nuestros hechize-

Altria golpea fuertemente a la mesa.

-¡Nuestra “hermana”, asesino a la mitad de nuestros mejores hechiceros Arturo!, no


solamente eso, las aldeas y pueblos vecinos ya fueron destruidos, aunque sea nuestra
hermana ella debe de pagar. ¿Somos los reyes verdad?, ¡Entonces tenemos que hacer algo!

-Solo se paciente un poco más Altria…Lancelot, Tristan y los demás caballeros de la mesa
redonda volverán pronto, con ellos aquí podremos hacer una mejor estrategia.

Arturo sostiene la mano de su hermana, con una mirada de tristeza en su rostro.

-Solo dame ese tiempo hermana…por favor…hazlo por mí.

Con enfado, Altria quita la mano de su hermano. Con una mirada desafiante, la reina de
Camelot afirma.

-No esperare más tiempo, voy a juntar a los caballeros de la vanguardia, y partiremos a la
vuelta del sol.

Altria camina hacia la salida. La personalidad de la reina de los caballeros era fuerte, jamás
cambiaria de parecer, cuando algo se le metía en la cabeza, nada ni nadie podría hacerla
cambiar de opinión, ni siquiera su propio hermano.

Arturo se queda pensando detenidamente en sus opciones. Antes que la reina abriese la
puerta, Arturo habla.

-No.

Dice el rey.

Altria se voltea con extrañeza.


-La vanguardia debe de quedarse aquí para proteger al reino, yo pensare en algo, tienes
razón nuestra hermana ya hizo demasiados desastres, pero no podemos mandar a todos
nuestros caballeros, aun no tenemos el panorama completo.

-¿Entonces que tienes en mente?

-Es un plan que llevo pensando hace tiempo, es la mejor y única opción que tengo.

Altria da un paso al frente.

-Bien, dilo.

-Formemos un grupo de guerreros, pero que no sean de este reino, si no que vengan de
diferentes partes, les daremos dinero como paga para que se infiltren en territorio enemigo
y a su vez que defiendan el reino.

-Ósea, ¿mercenarios?

-Algo así…de hecho sí.

Altria suspira con algo de enfado.

-Confiare en ti Arturo, pero si esto falla, nuestra hermana Lefay sentirá la ira de Excalibur.

Dicho esto, Altria sale de la habitación.

Arturo se sienta en su trono plateado, dando un enorme suspiro de relajo.

-Bien…tengo trabajo que hacer, ¡Manos a la obra!

Con una sonrisa decidida este rápidamente comienza los preparativos para su plan.
CAPITULO 1: ROBIN HOOD

-¿Te parece ir a la taberna al final de la jornada?, siéndote sincero me aburre bastante el hecho de
rodear el bosque una y otra y otra vez.

Con un tono de cansancio en su voz, el guardia del reino de Camelot observa

-te parece ir a la taberna después de terminar la jornada?.- pregunta uno de los guardias del
imperio de Camelot.- siéndote completamente sincero, me aburre bastante el hecho de rodear el
bosque, una y otra y otra vez.

-son ordenes del Rey, recuerda que últimamente han estado atacando múltiples zonas de del
imperio, ahora cierra la boca y sigue las ordenes.- responde el otro guardia.

-agh, maldigo a Lefay y a su sequito de idiotas.-reclama el guardia el cual golpea fuertemente el


suelo una y otra vez con sus pies.

Ambos guardias se encontraban rondando por el bosque, el cual era conocido por ser un lugar
maravilloso a la vista, lleno de magia y de vida. Los soldados habían sido mandados por
avistamientos extraños, los mas probable es que fueran esbirros de Lefay, por ello la Reina Altria
ordeno vigilar la zona. Los guardias caminaron hasta llegar a lo que parecía un rio, un hermoso rio
de agua cristalina, el cual estaba escondido entremedio de unos majestuosos árboles, esto
acompañado de una hermosa vista a las flores y matorrales que adornaban el Mágico paisaje.

-te parece descansar aquí Will?.- pregunta el guardia, el cual hace no mucho se encontraba
reclamando sobre su trabajo.

-como quieras Frederick, eres un holgazán.- con un tono de broma, el guardia se sienta frente
aquel mágico rio.

Will toma asiento cerca del rio y Frederick se apoya en uno de los árboles, el viento resopla
pacíficamente, era el lugar perfecto para descansar o incluso dormir una pequeña siesta, pero algo
no andaba bien, Frederick sentía que alguien lo observaba desde la lejanía, pero gracias al
hermoso paisaje este lo deja pasar, eso fue un grave error.

-oye Frederick, no quieres sentarte un momento?

-no, no es necesario, no estoy tan cansado como tu.- dice burlescamente

-lo dice el que casi llora por darnos esta tarea.- Will ríe

-Will tiene razón, deberías descansar un poco.

Frederick y Will se levantan rápidamente, una voz desconocida es escuchada.

-Quien eres? ¡Sal de donde Estés!.- grita Frederick este desenvaina su espada y se pone en
posición de combate, Will por su parte se queda en silencio observando cada zona de donde
puede aparecer.
-Lo siento, pero creo que no podre decirles, solo digamos que llevan unas muy lindas cosas, me
interesa bastante esa bolsa de monedas de plata que tienes en tu pantalón.- la voz era algo
burlona, inspira confianza y desconfianza al mismo tiempo.

Will intenta averiguar de donde viene la voz, Frederick por su parte queda sorprendido, como sabe
que lleva una bolsa con monedas de plata?, este no aguanta la duda.

-Co…como sabes que llevo una bolsa con monedas?

-ups, lo siento, pero creo que eso es un secreto, en fin, lo lamento, pero creo que tendré que
robártela, lo siento de antemano.

Desde arriba de un árbol, aparece un joven con una Túnica de color verde, su cara no se veía con
claridad. Aquel joven cae encima de Will, propinándole una patada, Frederick intenta acertar un
golpe al misterioso encapuchado, pero este las esquiva con demasiada facilidad, Hood levanta su
mano derecha haciendo ver una ballesta, este comienza a disparar flechas pequeñas que van a
una gran velocidad, Fredrick se cubre de las flechas, el encapuchado aprovecha de tomar la bolsa
de monedas de Fredrick y rápidamente escapa del lugar. Will se reincorpora y comienza a seguir al
misterioso joven, Fredrick sigue a su compañero. Luego de un par de minutos, el encapuchado se
da media vuelta y comienza disparar nuevamente, Will cubre a Frederick y este ultimo aprovecha
para atacar con su espada, Hood da un gran salto y este cae arriba de la espada, Frederick logra
ver un poco el rostro del sujeto, en su boca tenia una especie de hoja o semilla, el encapuchado
rápidamente salta nuevamente hacia atrás, este escupe lo que tenia en la boca en los pies de los 2
guardias, aquel sujeto se postra frente a ellos.

-¡ARBOL SAGRADO LIBERATE!.- tras gritar, la semilla rápidamente crece atrapando a ambos
guardias en sus ramas engulléndolos y dejándolos inmovilizados, un gran árbol de tronco café y de
hojas verdes había crecido de esa semilla, Will Grita.

-¡QUIEN DIABLOS ERES!

-esta bien, me presentare, tómenlo como una pequeña deuda por haberles robado y dejarlos
atrapados en mi árbol, me conocen por muchos nombres, algunos me llaman el forajido del
bosque, otros me llaman el cobarde de las plantas, el cual si soy sincero es el que menos me
agrada, también me llaman el ladrón del bosque, pero mi apodo es Hood, Robin Hood, le robo a
los ricos y adinerados, para dárselo a los pobres más necesitados, creo que estoy en el mural de
los mas buscados del imperio de Camelot, no estoy seguro, bueno, me retiro ¡ADIOS!.- este
desaparece en un soplido de hojas.

-¡MOMENTO SACANOS DE AQUÍ! ¡OYE! ¡MALDITO! .- grita desesperadamente Frederick

-tranquilos, el árbol echara raíces dentro de una o dos horas aproximadamente, mientras tanto
hagan vida social, quizás gracias a mi se vuelvan grandes amigos, bueno ahora sí, ¡NOS VEMOS
LUEGO!

Las pisadas de Hood se dejan de escuchar, eso significa que ya se había retirado, Will y Frederick
quedan atrapados en el árbol.

-bueno…y dime te gustan los hámsteres?.- pregunta Frederick


-solo…solo cállate.- dice Will con un tono molesto.

Luego de caminar por un largo tiempo en el profundo hermoso bosque, Hood desactiva su
habilidad sigilo, y camina normalmente, saca la bolsa de monedas y empieza a contar.- “bueno,
una, dos, tres, cuatro, wau, saque la Lotería, son mas de 15 monedas de plata y una hermosa
moneda de oro, con esto será mas que suficiente para que los niños puedan comer, la moneda de
oro me la dejare para mí, si, será para mí”.- mientras que Hood se encontraba imaginando que
hará con la moneda de oro, este choca con un niño, el niño se disculpa, Hood lo mira con una
sonrisa y le da una de las 15 monedas de plata.

-gástatelo en lo que quieras

-mucha…muchas gracias, señor Hood

-no me digas señor, solo tengo 17 años de edad.- dice Hood con una sonrisa, pero a la vez con ojos
de tristeza, esto claro, por sentirse mayor.

Hood camina por otro minuto más para al fin llegar a su pequeña aldea, una aldea llena de vida
natural y fauna, al igual que el rio cristalino, la Aldea de Hood, esta rodeada por unos árboles
majestuosos que tapaban levemente la luz del sol, un pequeño rio rodea a los árboles, era una
aldea oculta, no muchos sabían del lugar, la aldea tenía una población de 50 habitantes
aproximadamente, todos se conocen, las casas eran de madera de mármol y eran pequeñas, una
pieza y un baño, así eran las casas, los habitantes comen todos juntos en el centro de la ciudad.
Hood era el mayor sustento de la ciudad, este siempre llegaba con comida, monedas de plata y
armas, todo robado, pero el mentía al respecto, los habitantes de la aldea eran de corazón noble,
jamás robarían algo a otra persona, por ello siempre son estafados por aventureros que iban de
visita, Hood era el único con sentido común del lugar. Hood va directamente con el jefe de la
aldea.

-14 monedas de plata, eso es lo que pude conseguir, los trabajos comunitarios en el imperio están
muy escasos, es una lástima.- dice Hood con una fingida cara de tristeza, pero convincente a la
vez.

-tranquilo muchacho estamos acostumbrados a la pobreza, muchas gracias por hacer esto por
nosotros, ya que, tu ni siquiera naciste en esta aldea en primer lugar.- dice aquel anciano, vestido
con prendas verdes, cara arrugada como pasa y su voz tiritona por la edad.

-cuantas veces le he dicho, no me lo agradezca, quizás no nací aquí, pero me crie en esta aldea y
debo ayudarla en todo lo que pueda, al fin y al cabo, mis padres fueron salvados por ustedes
cuando la necesitaron, es hora de devolverles el favor, no cree?.- dice Hood con una sonrisa.

Mientras que ambos conversaban, alguien toca la puerta, Hood se levanta a abrirla, era una joven
amiga de este, su nombre era Lucy, una chica de ojos verdes como el pasto y pelo largo y café
como el chocolate, con una vestimenta de campesina común. Esta mira Hood y dice.

-oye Robin, alguien del imperio de Camelot te busca.- dice Lucy la cual apunta a las afueras de la
aldea.

-alguien…alguien del imperio?


-si, es una chica, parece ser de la vanguardia

-de…de la ¡VANGUARDIA! .- grita Hood de manera impresionada

-EH!, si…me asustaste idiota.- dice Lucy la cual lo empuja levemente

-lo..lo siento, voy enseguida, quédate aquí cuidando al viejo.

Hood sale nervioso de la pequeña casa, mientras que caminaba, pensaba sobre lo que hizo,
aunque llevase demasiado tiempo robando, jamás lo habían atrapado, en su mente se entraban
una serie de acontecimientos que podrían pasar si verdaderamente lo atrapasen. Al llegar a las
afueras del boscoso pueblo se encontró con una de las vanguardias imperiales de Camelot, de pelo
oscuro y lentes ópticos, una mirada fría y escalofriante, de armadura plateada con toques
azulados, una enorme lanza que sostenía en su mano derecha y un formidable escudo con el logo
del imperio en su mano izquierda. Robin estaba preparado para el castigo, la vanguardia lo
observa por unos segundos.

-…tu eres el forajido del bosque…no es así?.- pregunta firmemente

-antes de responder a eso, dime, quien eres tú? ¿Y cómo encontraste esta aldea?.- contra
pregunta Hood, con un tono de voz serio pero que denotaba cierto temor.

-tienes razón, como código de un caballero, debo de presentarme adecuadamente.-esta apoya su


escudo en el pasto, para luego poner su mano empuñada en su pecho.- soy Nicolete Winchester,
caballero y vanguardia del imperio de Camelot, estoy aquí, para reclutar al llamado Forajido del
bosque, se te solicita inmediatamente por órdenes del rey Arturo Pendragon.- dice con voz firme y
elevada

Hood queda en silencio por unos segundos, aquella mujer parada frente a él, esperaba una
presentación a su nivel, pero en cambio Robin dice:

-en ese caso, soy yo, el forajido del bosque, un placer conocerla joven caballera, digo, caballero.-
Hood responde con un tono burlón.- lo siento, pero creo que no podre acompañarte, esta aldea
me necesita-

Nicolete, apunta su enorme lanza hacia el cuerpo de Hood.- lo siento, pero creo que esa respuesta
no es la que esperaba, necesito que vengas conmigo inmediatamente.- con un tono un poco más
agresivo con el de antes, Hood levanta ambas manos, denotando una rendición.-eso pensé, ven,
vamos inmediatamente al imperio.

-yo…no recuerdo haberte dicho que iría.- Hood lanza una semilla de su boca al suelo.- ¡ARBOL
SAGRADO LIBERATE!

Rápidamente el árbol empieza a crecer, pero antes de que este toque a Nicolete, esta salta en
dirección a Hood para contratacar, la glamurosa lanza estuvo a centímetros de perforar el cuerpo
de Robin.

-no te apetece calmarte un poco?.- dice Hood reponiéndose del susto, aquel caballero se
mantiene firme y prepara otra estocada hacia el.- al tal parecer no quieres conversar, en ese caso,
supongo que no me contendré contigo.
Hood empieza a disparar una serie de flechas con su ballesta, aunque todas las flechas acertaron,
no hicieron retroceder a Nicolete. Una fuerte de luz empieza a engullir el cuerpo del caballero.

-por mi orgullo, por mi deber y por la gloria que me espera, dios del sol, dame energía para
derribar a mi oponente.- su enorme lanza empieza emitir partículas de color dorado.-la fuerza de
sol te hará perecer y las llamas te calcinaran.- los ojos cafés de Nicolete se volvieron de un color
dorado, comparado al mismo color del sol.-…ve ¡LANZA SAGRADA DE HELIOS!

Al terminar el conjuro, desde la punta de la majestuosa lanza, un brillo equiparable a la misma luz
del sol se hace presente, para traer consigo una enorme esfera cubierta por las llamas del mismo
infierno, Hood no le quedaba de otra más que buscar un escondite, la gran esfera de fuego
empieza a moverse lentamente hacia Robin, sin más opción, este tendrá que liberar su máximo
poder.

-hace tiempo que no ocupo esto.- Hood retrocede lo suficiente para estar fuera del rango, pero la
esfera cada vez se va moviendo más rápido.- llamada de la naturaleza, dame visión de tu mundo y
permíteme verlo todo, modo conexión natural…clarividencia.- la pupila de Hood se convierte de
un color verde oscuro. Esta habilidad le permite ver todo el bosque a través de las plantas.- bien,
necesito ver, en qué lugar puedo atacarla por sorpresa, Espalda?, ¿no es demasiado obvio,
lateral?, no puede, bloquearme con su escudo…ya se por arriba, si, por arriba será.- Hood
rápidamente empieza a saltar entre los viejos árboles, escabulléndose por los matorrales, al
mismo tiempo la esfera de fuego se vuelve cada vez más grande y más veloz.- prepárate…!
METAMORFO

-AYUDA!

-EH?.- a la lejanía Hood escucha un grito, parecía ser un niño.- mierda, ¡CLARIVIDENCIA!.- El
forajido del bosque empieza a ver los alrededores y se encuentra con aquel niño que le dio la
moneda de plata, este se encontraba en el rio, en un radio preciso como para recibir el ataque de
Nicolete.-debe de ser un maldita broma.- Robin rápidamente cancela su estrategia y va en
búsqueda del pequeño niño, al mismo tiempo, Nicolete empieza a seguirlo.

-enserio te escaparas?, aun así, mi esfera sagrada te encontrara de todos modos, no tienes
¡ESCAPATORIA!.- la noble caballera arroja su lanza hacia Hood, este intenta cubrirse, pero su mano
izquierda es fuertemente lastimada por el impacto.

La persecución continua por unos minutos, la esfera ya se había vuelto increíblemente rápida,
tanto la Caballero como la esfera estaban pisándole los talones a Hood. Robin al fin logro
encontrar al niño, este rápidamente toma al muchacho.- hagas lo que hagas, no se te ocurra
soltarme oíste?.- pregunta Hood el cual no duda en seguir corriendo. La caballero no había visto al
niño, esta apunta su lanza hacia Hood y conjura

-quémalo…!BOLA DE FUEGO!.- de la punta de su lanza una pequeña esfera de fuego es lanzada


hacia el forajido, esta impacta de lleno con su espalda dejándolo malherido. Nicolete había
alcanzado a Hood, al mismo tiempo la esfera gigante se acercaba a toda velocidad

-estas acabado, no se porque el rey quería tu presencia, pero veo que no eres más que un cobar…
de.- Nicolete queda sorprendida al ver que Hood tenía en sus brazos a un pequeño niño, la
orgullosa caballero rápidamente se pone en frete de ellos y cubre Hood con su escudo, la esfera
choca directo con el escudo de la vanguardista, las llamas ígneas no pudieron atravesar tal
fortaleza, el fuego intentaba cubrir levemente el cuerpo de aquella noble caballero, pero su
armadura extingue el fuego al instante. Hood aprovecha la distracción para escapar junto con el
niño, el fuego se disipa por completo, Nicolete da media vuelta, pero se da cuenta de que Hood
había escapado, observa unos segundos, para luego sonreír.

-creo que no eras un cobarde después de todo al parecer te subestime…forajido del bosque, te
llevare al imperio cueste lo que me cueste.-dice la formidable caballero la cual procede a caminar
en dirección al imperio perdiéndose lentamente entre en el gigantesco bosque

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