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¿Qué esconden los problemas del

control de esfínteres? A propósito de un


casoLos trastornos del control de esfínteres son uno de los problemas más
comunes en la consulta del pediatra de Atención Primaria. Se expone un caso
clínico de un niño de cuatro años que presenta encopresis funcional por rechazo a
utilizar el inodoro, así como la intervención llevada a cabo en conjunto por
Pediatría y Psicología Clínica. La exposición de este caso muestra cómo la misma
manifestación puede esconder distintos problemas que requerirán diferentes
abordajes terapéuticos. Asimismo, se pone de manifiesto la necesidad de prestar
atención a los diversos contextos que rodean al niño (familia, escuela,
profesionales), así como valorar la interacción y la influencia mutua de los
síntomas de este con la actitud de los padres y con otros factores externos para
entender y abordar el problema de forma más precisa y global.

Palabras clave: Trastornos de la eliminación. Encopresis. Control de esfínteres.

Introducción

Los hitos evolutivos relacionados con la adquisición del control de esfínteres son
procesos complejos que tienen lugar durante el periodo entre los 18 y los 36
meses de edad en un niño normal. Generalmente, la secuencia de adquisición de
la continencia sigue el patrón siguiente: fecal nocturna → fecal diurna → urinaria
diurna → urinaria nocturna; aunque muchos niños adquieren el control fecal y
vesical de forma simultánea1,2. Es a partir de los 12 meses cuando el niño
comienza a desarrollar las habilidades motoras necesarias y existe un acuerdo
generalizado de que hasta el año y medio no se logra la madurez biológica que
permite ejercer un control voluntario sobre los músculos que controlan la micción
y la defecación3,4.

Además de la maduración biológica como requisito para el control de esfínteres,


existen múltiples factores que influyen en esta adquisición: la madurez
socioemocional del niño, su capacidad intelectual, los determinantes culturales y
las interacciones psicológicas entre el niño y sus padres. En cuanto a esta última
variable, uno de los aspectos más estudiados en la literatura médica está
relacionado con el entrenamiento en el uso del inodoro y la dificultad de los
padres y los profesionales para juzgar el momento adecuado para comenzar y
establecer qué prácticas facilitan esta adquisición2,3.

A pesar de que la mayoría de los niños están entrenados en el uso del inodoro a
los 30 meses, los estudios muestran que entre el 2 y el 10% de los niños no lo
está a los cuatro años1. Durante el proceso de entrenamiento, un 20% de los
niños desarrolla rechazo a usar el retrete. Este comportamiento está asociado a
consecuencias negativas como retención de heces y orina, riesgo de desarrollar
trastornos de la eliminación como enuresis y encopresis, y otras dificultades
psicológicas y fisiológicas derivadas. En caso de producirse, todas ellas pueden
llegar a requerir la intervención profesional del pediatra o incluso la derivación al
psicólogo clínico del Equipo de Salud Mental.

En todos los casos es imprescindible explorar los distintos factores que influyen
en la aparición de este problema y ajustar la intervención según las
características de cada paciente. Se presenta un caso clínico que permite una
mayor reflexión acerca de estos trastornos, comunes en la consulta de Atención
Primaria (AP), y la idoneidad de una intervención individualizada y un abordaje
interdisciplinar con el objetivo de lograr la mejoría del paciente 5.
a intervención psicológica consistió en exposiciones diarias y sistemáticas
reforzando la conducta de aproximación del niño al retrete, trabajar con los
padres para que este colaborara en la limpieza tras las deposiciones en lugares
inadecuados, así como disminuir las interacciones negativas entre ambos y, en
definitiva, establecer hábitos de eliminación adecuados.

El pediatra tiene un papel fundamental, ya que será el primero en detectar el


problema y evaluar la existencia de otros comportamientos alterados: en caso de
presencia de incumplimiento de normas, rabietas o conductas de desobediencia, o
en caso de que el niño muestre micciones o deposiciones voluntarias, esto puede
indicar la presencia de conductas oposicionistas y de desafío a los adultos y
puede ser pertinente la derivación a Salud Mental o al psicólogo clínico de AP, en
caso de existir esta figura en el centro de salud. Un trabajo interdisciplinar y
coordinado aumentará la probabilidad de éxito terapéutico 5.

El control de esfínteres no sólo está relacionado con el nivel madurativo,


sino también con el aspecto emocional, hay muchos niños y niñas que
después de haber hecho el aprendizaje del control de esfínteres hacen un
retroceso, y en la mayoría de las ocasiones éste, está unido a algo que les ha
sucedido.
El control de esfínteres o aprendizaje de “ir al baño” es el proceso por el
cual se enseña a los niños a controlar la vejiga y los intestinos. Si bien la
mayoría de los niños alcanzan este logro entre los 2 y los 4 años de edad,
cada niño se desarrolla a su propio ritmo.
Una de las muchas cosas que el niño/a debe aprender durante su desarrollo,
es el control de los esfínteres,es decir, la capacidad de orinar y defecar
voluntariamente en el momento apropiado y en el sitio correcto.

El trastorno de la excreción llamado encopresis se define como la excreción


repetida de heces en lugares inapropiados como la ropa o el suelo, ya sea de
manera voluntaria o involuntaria, en niños de 4 años de edad o más, y que no
es debido a una afectación médica.
Es una gran conquista mental. Además al favorecer la maduración del
sistema nervioso el niño estará más maduro para aprender otras cosas
incluso de tipo cognitivo. Aprender a hacer pis, como aprender a leer, aportan
madurez al cerebro. Desde luego: ¡NUNCA hay que obligar al niño a hacer
algo que no puede!
Un niño que padece encopresis puede experimentar varias emociones,
entre ellas, vergüenza, frustración, culpa e ira. Si tu hijo es objeto de burlas
por parte de sus amigos o es criticado o castigado por los adultos, puede
sentirse deprimido o tener autoestima baja.25 sept 2021

De¿Qué son las


Dificultades en el control de esfínteres en los niños? finición:

Una de las muchas cosas que el niño/a debe aprender durante su desarrollo,
es el control de los esfínteres,es decir, la capacidad de orinar y defecar
voluntariamente en el momento apropiado y en el sitio correcto. En las
dificultades del control de esfínteres, podemos hablar de la enuresis; el caso
de que se trate de la emisión involuntaria de orina por el día, por la noche, o
en los dos momentos, más allá de los cuatro años. Cuando se trata de la
emisión involuntaria de heces por el día, por la noche o en los dos momentos,
más allá de los cuatro años, hablaremos de encopresis.

El control de esfínteres no sólo está relacionado con el nivel madurativo, sino


también con el aspecto emocional, hay muchos niños y niñas que después de
haber hecho el aprendizaje del control de esfínteres hacen un retroceso, y en
la mayoría de las ocasiones éste, está unido a algo que les ha sucedido.

Síntomas
Físicos
¿Qué síntomas físicos puede experimentar el niño o adolescente con Dificultades en el
control esfínteres?

Los síntomas físicos que pueden presentar son los siguientes:

 Estreñimiento
 Irritación en zonas íntimas
 Dolores de barriga y espalda
 Orinar con más frecuencia de lo habitual

Síntomas
Cognitivos
¿Qué síntomas cognitivos puede experimentar el
niño o adolescente con Dificultades en el control
esfínteres?
Los síntomas cognitivos hacen referencia al conjunto de creencias,
pensamientos y imágenes. A nivel cognitivo los síntomas que pueden
presentar son:

 Baja autoestima
 Sentimientos de culpa
 Sentimiento de vergüenza
Síntomas
Conductuales
¿Qué tipos de comportamientos puede tener el niño o adolescente con Dificultades
control esfínteres?

Los síntomas conductuales de los niños y adolescentes con dificultades en el


control de esfínteres, no son siempre evidentes, y se pueden atribuir por error
a otras causas. Algunos de los síntomas conductuales que pueden presentar
son los siguientes:

 Agresividad
 Ira
 Negarse a dormir fuera de casa
 Rechazo a utilizar el retrete
 Pide que le pongan el pañal
Cómo se tratan las
Dificultades en el control esfínteres en niños/as y/o
adolescentes
Evaluación y tratamiento específico

Es muy importante realizar una correcta evaluación y un adecuado


diagnóstico diferencial de cada etapa de desarrollo. Como edad orientativa,
podemos hablar que a los cuatro años aproximadamente debería existir ese
control (de día y de noche), pero siempre debemos tener en cuenta que cada
niño/a tiene su ritmo.

Cuando llegado la edad adecuada no se haya conseguido, o bien sí se haya


conseguido durante más de seis meses y después vuelvan estas dificultades,
es necesario hacer una evaluación para saber qué y por qué está pasando.

El tratamiento psicológico conlleva un trabajo terapéutico que abarcaría las


siguientes líneas generales:

 Psicoeducación a los padres y a los/as niños/as y/o adolescentes


 Orientación a los padres para intervenir
 Procedimiento para enseñar a controlar la defecación/micción
 Tratamiento específico del trastorno

El control de esfínteres no sólo está relacionado con el nivel madurativo,


sino también con el aspecto emocional, hay muchos niños y
niñas que después de haber hecho el aprendizaje del control de
esfínteres hacen un retroceso, y en la mayoría de las ocasiones éste, está
unido a algo que les ha sucedido.
Es una gran conquista mental. Además al favorecer la maduración del
sistema nervioso el niño estará más maduro para aprender otras cosas
incluso de tipo cognitivo. Aprender a hacer pis, como aprender a leer, aportan
madurez al cerebro.

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