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Beneficios que la Fiscalía General de la Nación les otorga a los procesados por medio de los preacuerdos
debido a la colaboración con la justicia

Presentado por: Américo Cabezas Molina

Universidad Cooperativa de Colombia

Facultad de Ciencias Sociales


Programa Derecho

Cali – Valle del Cauca


2019
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Beneficios que la Fiscalía General de la Nación les otorga a los procesados por medio de los
preacuerdos debido a la colaboración con la justicia

Américo Cabezas Molina

Proyecto presentado para optar el título de Abogado

Orlando Echeverry Salazar

Universidad Cooperativa de Colombia


Facultad de Ciencias Sociales
Programa Derecho

Cali – Valle del Cauca

2019
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Contenido

1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA ............................................................................. 5


2. ESTADO DEL ARTE ........................................................................................................... 9
3. OBJETIVOS ....................................................................................................................... 12
3.1. Objetivo general ............................................................................................................... 12
3.2. Objetivos específicos ................................................................................................... 12
4. METODOLOGIA ............................................................................................................... 13
5. MARCO DE REFERENCIA.............................................................................................. 15
5.1. Marco teórico ................................................................................................................... 15
5.1.1. Teoría de la pena ....................................................................................................... 15
5.2. Marco legal y jurisprudencial ..................................................................................... 20
5.2.1. Ley 599 de 2000 ................................................................................................... 20
5.2.2. Ley 906 de 2004 ................................................................................................... 21
5.2.3. Constitución Política 1991 ................................................................................... 21
5.2.4. Jurisprudencia de la Corte Constitucional sobre los preacuerdos ..................... 22
5.3. Marco conceptual ........................................................................................................ 23
5.3.1. Preacuerdos ......................................................................................................... 23
5.3.2. Pena...................................................................................................................... 23
5.3.3. Derecho penal ...................................................................................................... 24
6. DESARROLLO .................................................................................................................. 25
6.1. Lineamientos jurisprudenciales que se han planteado en torno a los acuerdos y preacuerdos
con la fiscalía. .......................................................................................................................... 25
6.2. La humanización de las penas y la celeridad del aparato judicial, en torno a los acuerdos y
preacuerdos que suscribe la Fiscalía con los procesados. ...................................................... 30
6.3. Restricciones jurídicas impuestas a las negociones, acuerdos y preacuerdos del proceso con la
fiscalía. .................................................................................................................................... 35
7. CONCLUSIONES .............................................................................................................. 42
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ....................................................................................... 44
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LISTADO DE TABLAS

Tabla 1: Evolución de la pena ………………………………………………………………………………………………….14

Tabla 2: Características de los acuerdos y preacuerdos en el sistema penal acusatorio………….25


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RESUMEN

Esta investigación se enfoca fundamentalmente en establecer los beneficios que la Fiscalía

General de la Nación le otorga a los procesados que se acojan a la figura jurídica de los

preacuerdos, teniendo como punto de partida la colaboración con la justicia. Para ello, se recurrió

a analizar los lineamientos jurisprudenciales que se han planteado en torno a los acuerdos con la

fiscalía, así como también el comprender el papel que juega la humanización de las penas y la

celeridad del aparato judicial. Además, se desarrolló un apartado en el cual se identifican cuáles

son los delitos sucesibles de acuerdos y preacuerdos y cuáles no otorgan beneficio alguno a los

procesados.

PALABRAS CLAVES: Acuerdos, preacuerdos, negociación, derechos humanos, humanización


de las penas, celeridad.

ABSTRACT

This investigation focuses primarily on the benefits of the Office of the Attorney General of the

Nation grants to the defendants that become the legal figure of the principles, having as a starting

point the collaboration with the justice. To do this, also consult the jurisprudential guidelines that

have been raised around the agreements with the prosecution, as well as the role played by the

humanization of ideas and the speed of the judicial system. In addition, in the same sense they

are identified in the time frames.

KEYWORDS: Agreements, pre-agreements, negotiation, human rights, humanization of


sentences, speed.
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1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Dentro de la Constitución Política de 1991 y por ende dentro del ordenamiento jurídico

colombiano en general, se han consagrado una serie de garantías procesales que deben ser

tenidas en cuenta al momento de la administración de justicia, constituyéndose de esta forma una

postura proteccionista del Estado y al mismo tiempo planteándose un derecho penal premiante,

por medio del cual se busca no sólo la justicia y la reparación de las víctimas, sino que al mismo

tiempo se pretende la humanización de las penas y la descongestión de los despachos judiciales.

En este escenario, diferentes autores destacan que la implementación del sistema penal

acusatorio es una de las transformaciones más importantes que en materia penalista se ha

concretado en el país, toda vez que así se hace el traslado de un sistema rígido en lo escritural y

formal, a un nuevo sistema donde prima el derecho sustancial tanto de las víctimas como de los

procesados (Pinilla, M., Isaza, López, & Vargas, 2010). Siendo así, la figura del preacuerdo ha

sido conceptualizada de la siguiente forma:

El preacuerdo es un convenio sobre los términos de la imputación, la aceptación total o

parcial de los cargos, o diferente tipificación de la conducta, celebrado entre el fiscal

delegado281 y el imputado o acusado asistido por su defensor, que tiene como objetivo

específico la rebaja de la pena. (Fiscalía Genera de la Nación, 2009, pág. 225)

La aceptación de los cargos que se formulan por parte de la fiscalía debe realizarse de

manera libre, consciente y voluntaria, estando el procesado integralmente asistido por un

abogado defensor de su confianza o de oficio. Por ello, el acusado, si se encuentra en la

audiencia de acusación, o imputado, si es de manera anterior a ella, puede acogerse a dicha

figura por medio de una negociación previa con la Fiscalía General de la Nación. La
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importancia que tienen los preacuerdos o negociaciones, al igual que el principio de oportunidad,

radica en que se constituyen como un soporte fundamental de la eficacia del sistema acusatorio.

Debe tenerse en cuenta que la diferencia de estas dos figuras radica, en que el preacuerdo

genera sentencia condenatoria, mientras que el principio de oportunidad genera la extinción,

suspensión o interrupción de la acción penal, implicando por tanto la renuncia de las funciones

de la Fiscalía. Cabe destacar que, en estos casos, la fiscalía no logra agotar la toda la etapa

investigativa si presenta el preacuerdo, ahorrando de esta forma el despliegue y el desgaste del

aparato judicial y contribuyendo al mismo tiempo a la descongestión de los despachos judiciales.

Autoras como Coronado (2009) han hecho énfasis en que dentro de la justicia

colombiana, se ha venido aumentando la congestión judicial, causando esto una lenta actuación

por parte de las instituciones jurídicas, debido a que el personal y el material humano encargado

de administrar justicia, no logra dar abasto con la demanda de conductas punibles que se

comenten diariamente, conllevando ello a que se presenten fenómenos negativos como los

hacinamientos carcelarios, las excesivas penas fijadas para los procesados y la necesidad de

ampliar la rama judicial.

De acuerdo con lo anterior, el sistema judicial colombiano necesita herramientas que

permitan aumentar la confianza en las instituciones y al mismo tiempo proteger los derechos

fundamentales de los condenados y las víctimas, por lo que en este sentido surge el

cuestionamiento acerca de determinar cuáles pueden ser los posibles beneficios que trae la figura

del preacuerdo en materia penal para el proceso penal dentro del sistema penal acusatorio.
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2. ESTADO DEL ARTE

Inicialmente, se tiene en cuenta el trabajo realizado Escalante y Hernández (2015), los

cuales hicieron un análisis al límite de la figura del preacuerdo en el delito del feminicidio que

contempla la ley 1761 de 2015. Para ello, se plantearon como objetivo examinar los establecidos

en los referentes teóricos y la normatividad penal sobre los preacuerdos; identificar las

circunstancias que deberán concurrir para que se castigue la muerte de una mujer por su

identidad de género de acuerdo a la legislación y la jurisprudencia en Colombia, y por último,

establecer si es consecuente o no lo contemplado en el artículo 5 de la Ley 1761 de 2015, frente a

los fines que la Ley 906 de 2004, establecer con respecto a los acuerdos y preacuerdos.

Por consiguiente, los autores concluyen que uno de los aspectos más importantes de la

Ley 1761 de 2015, es lo que se encuentra esgrimido en su artículo 5, puesto que por medio de

este de prohíbe la celebración de preacuerdos sobre los hechos imputados y sus consecuencias,

es decir que no podrá haber rebajas en las penas por este delito. No obstante, la aceptación de la

comisión del feminicidio dentro de la audiencia de imputación permite conceder una rebaja de la

pena hasta de un cuarto, lo cual es un beneficio que se encuentra consagrado en la Ley 906 de

2004.

Baquero (2017), ha planteado una investigación sobre la aplicabilidad del preacuerdo en

la justicia penal militar, teniendo en cuenta que esta figura jurídica opera en búsqueda de la

descongestión de los despachos judiciales, por medio de una alternativa que bien aplica, puede

favorecer no sólo al procesado, sino también a la administración de justicia, porque además de

buscar la reparación y el resarcimiento del daño, se disminuye el desgaste en la administración

de justicia, por lo que en la actualidad es la figura más utilizada para culminar los procesos

penales.
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Siendo así, el autor concluye que, con respecto a la justicia penal militar, la

jurisprudencia ha dejado en claro que, para la implementación de los preacuerdos, debe

respetarse el debido proceso y los diferentes principios constitucionales que rigen la

administración de justicia, afirmándose al mismo tiempo que los mecanismos de negociación

anticipada, incluidos los contemplados en la legislación penal militar, deben respetar los

derechos de las víctimas y su reparación.

Por otra parte, Pinilla, et al. (2010), realizaron una investigación sobre los preacuerdos,

negociaciones y aceptación de cargos en el sistema penal acusatorio del distrito de Manizales.

Para ello, se plantearon como objetivo general el Determinar la manera en que la tasación de la

pena en los preacuerdos, negociaciones y aceptación de cargos ha originado un tratamiento

disímil a nivel judicial y jurisprudencial desde la implementación del Sistema Penal Acusatorio,

así como también el poder aclarar las posibles confusiones que en el tratamiento de los

preacuerdos se han originado con respecto a la rebaja de penas.

Así mismo, tuvieron en cuenta el determinar las posibles consecuencias que trae para el

sistema judicial el entregar pronunciamientos disimiles a casos análogos cuando de preacuerdos,

negociaciones y aceptación de cargos se trata, y el establecer los efectos judiciales y

jurisprudenciales sobre los vacíos legales en cuanto a preacuerdos, negociaciones y aceptación

de cargos.

De esta manera, concluyeron que la legislación colombiana cuanta con los lineamientos

claramente definidos con respecto a los límites de la tasación de la pena y descuentos a la misma

cuando en un proceso penal haya estado la presencia de preacuerdos, negociaciones y aceptación

de cargos.
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Flórez, Rendón y Ramírez (2011), construyeron un trabajo sobre la legalidad de los

preacuerdos realizados por la fiscalía con el imputado en materia penal, trazando como objetivo

general el determinar por qué los preacuerdos presentados por la Fiscalía pueden llegar a ser

improbados por el Juez de Conocimiento. Como objetivos específicos se tuvo en cuenta

establecer si existe concordancia entre los preacuerdos presentados por la fiscalía y la ley penal

vigente y determinar la importancia que otorga la Ley a las víctimas para la aprobación de un

preacuerdo.

Los autores concluyeron que debido al incremento punitivo ordenado por la ley 890 de

2004, se han propiciado los numerosos preacuerdos que se han presentado a la fecha dentro del

sistema penal acusatorio, por lo que sostienen que es preciso anotar que lo más delicado en la

implementación de esta figura, es la falta de política criminal y pautas coherentes por parte del

Estado para su correcta utilización.

Finalmente, Montoya y Manríquez (2018), plantearon un proyecto donde se estudia a las

víctimas y los preacuerdos, recurriendo para ello a la contextualización de conceptos, contextos y

posibilidades, por medio de una mirada a la práctica judicial en la ciudad de Medellín. De esta

forma, sostienen que en el ordenamiento jurídico colombiano la víctima no es parte sino un

interviniente especial, por lo que es función de la fiscalía garantizar los derechos que le asisten a

la víctima los cuales son los de verdad, justicia y reparación.

Así, concluyeron que el cambio jurisprudencial con respecto al concepto de víctima es

positivo, toda vez que, en primer lugar, se compadece con los instrumentos de derechos

internacionales y al mismo tiempo no sólo concibe el daño directo de la víctima, sino que

también tiene en cuenta el daño indirecto, ampliando y reconociendo otros derechos en ellos

como los económicos.


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3. OBJETIVOS

3.1. Objetivo general

 Identificar los beneficios que la Fiscalía General de la Nación les otorga a los procesados

por medio de los preacuerdos debido a la colaboración con la justicia.

3.2. Objetivos específicos

 Analizar los lineamientos jurisprudenciales que se han planteado en torno a los acuerdos

y preacuerdos con la fiscalía.

 Comprender el papel que juega la humanización de las penas y la celeridad del aparato

judicial, en torno a los acuerdos y preacuerdos que suscribe la Fiscalía con los

procesados.

 Identificar cuáles son los delitos susceptibles de acuerdos y preacuerdos, y cuáles no

otorgan beneficio alguno por parte de la Fiscalía.


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4. METODOLOGIA

De acuerdo con los diferentes aspectos con los cuales cuenta la presente propuesta de

monografía, se ha planteado la necesidad de realizarla por medio de un tipo de estudio de

carácter descriptivo, puesto que por medio de su acertada implementación, se contribuye a inferir

cuáles son los posibles beneficios que tiene para los procesados la figura jurídica del preacuerdo

o la negociación con la fiscalía, teniendo como marco el sistema penal acusatorio sobre el cual se

desarrolla el proceso penal.

En este orden de ideas, por medio del tipo de estudio descriptivo, se pretende el

conocimiento integral de la figura del preacuerdo y la negociación, por lo que, junto con la

recolección de datos e información necesaria, se podrá tener el conocimiento de los elementos

con los que se debe contar por parte de la defensa y la fiscalía para poder realizar con éxito esta

figura.

De la misma forma, de acuerdo con el direccionamiento de la problemática planteada, se

considera pertinente la utilización de un tipo de estudio exploratorios, ya que a través de este se

puede obtener no sólo una visión general del espectro del sistema penal acusatorio, sino que se

obtendrá un sesgo aproximativo en razón a los beneficios que otorga al procesado o acusado la

negociación previa o los preacuerdos que realice con la Fiscalía General de la Nación. A su vez,

con la utilización de estas herramientas metodológicas, es espera generar un acercamiento mayor

entre el sector académico y las problemáticas que en terma penal se presentan dentro del aparto

judicial colombiano.
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La metodología cualitativa se utilizará para poder describir de manera objetiva y

coherente el objeto de análisis, lo cual se puede realizar a través de una investigación integral,

donde se reúnan los diferentes lineamientos y requerimientos que se plantean por la

jurisprudencia de la sala de casación penal de la Corte Suprema de Justicia, en torno a la figura

del preacuerdo y de la negociación previa.

Con respecto a las fuentes de información, el presente trabajo recurrirá a la utilización de

fuentes primarias, lo cual se da debido a que estas contienen información nueva y original que se

da como resultado del trabajo intelectual de un autor. Por tanto, se implementará la información

suministrada por libros, revistas científicas y de entretenimiento, periódicos, diarios, documentos

oficiales de instituciones públicas, informes técnicos y de investigaciones de instituciones de

carácter públicas y privadas.

No obstante, no se dejará a un lado la importancia y utilidad que pueden tener las fuentes

secundarias para poder alcanzar los objetivos planteados, toda vez que como es sabido, estas

contienen información organizada y elaborada que se obtiene como producto de un análisis,

extracción o reorganización de documentos primarios originales. Así, se aprovechará la

información encontrada en enciclopedias, antologías, libros o artículos que interpretan otros

trabajos o investigación.

Además de lo anterior, se recurrirá a la utilización de los pronunciamientos

jurisprudenciales que hayan sido emanados por la sala de casación penal de la Corte Suprema de

Justicia y por la Corte Constitucional, específicamente en lo relativo al alcance de los

preacuerdos, a los limitantes que impone la ley y la protección que debe tenerse de las víctimas,

respetando sus derechos a la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición.


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5. MARCO DE REFERENCIA

5.1. Marco teórico

5.1.1. Teoría de la pena

Dentro de los ordenamientos jurídicos democráticos, el Estado ha adquirido la potestad

de poder castigar a las personas que transgreden o vulneran las normas establecidas, buscando

para ello ejercer acciones encaminadas a garantizar la convivencia social. Bajo este escenario,

debe tenerse en cuenta que el derecho penal y su legislación en general, ha venido presentado

diferentes cambios evolutivos, toda vez que ha modificado sus conceptos en la aplicación de las

teorías de las penas, destacándose para ello diferentes elementos como los siguientes:

 Humanización de las penas

 Supresión de la ejecución de la pena

 Garantismo penal

 Abolicionismo

Para autores como Cortés (2018), la pena en la justicia colombiana ha sido prevista como

la consecuencia obligada de un delito, puesto que esta consiste en la supresión o limitación

forzosa de los bienes jurídicos impuestos por el Estado. Igualmente, la pena puede venir

acompañada de una limitación a derechos civiles y políticos, presentando al mismo tiempo

limitaciones de índole patrimonial.

Así mismo, partiendo de términos generales, se ha estipulado con un amplio consenso

doctrinal, que la pena en la justicia supone la limitación de los derechos personales que le asisten

a una persona, lo cual se realiza por medio de una sanción impuesta por el Estado y que tiene se
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produce como consecuencia de un proceso previo adelantado por la autoridad competente, por lo

que en caso de que el procesado sea declarado responsable de una conducta punible, este puede

llegar a presentar restricciones en su libertad y en sus derechos civiles, sociales y políticos. De

acuerdo con lo anterior, se trae a colación el siguiente cuadro dentro del cual se precisa la

evolución que ha tenido la pena dentro de los diferentes ordenamientos sociales y jurídicos de la

historia:

Tabla 1:

Evolución de la pena

Conductas Conceptualización histórica


Venganza Por medio de esta figura, se realizó la
primera manifestación del hombre como
consecuencia de haber padecido o recibido
un mal o daño de parte de otra persona, por
lo que en caso de que alguien fuese
ofendido, este o su grupo familiar serían
los responsables de determinar la manera
en la cual se ejercía la venganza conforme
al daño sufrido.
De esta forma, las maneras más comunes
de aplicar la violencia eran por medio de
maltratos corporales, mutilaciones, trabajos
forzosos, destierros y torturas, por lo que
comúnmente estas eran desproporcionadas.
Ley del Talión Con esta figura se presenta la primera
manifestación de la pena, por lo que
remplazando la venganza, se tuvo en
cuenta el daño cometidos contra un sujeto
o su grupo familiar, para de esta misma
manera aplicar un castigo de igual
envergadura.
Compositivo Esta medida tuvo su función por medio de
la posibilidad de otorgarle al criminal una
propuesta económica de transacción, por
medio de la cual se pretender resarcir los
daños que se causen al infringir una norma
penal. De esta manera, el autor del delito
buscaba evadir la venganza del ofendido o
la víctima.
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Nacimiento de la prisión Esta medida surgió en el siglo XVIII como


fundamento de una ideología liberal donde
se pretendía evitar la explotación del sujeto
castigado, sino que por lo contrario se
buscaba
la corrección de este. De esta forma, el
origen de la prisión ha respondido a un
proceso que se enfocó en el ámbito
disciplinar de los reclusos, comprendido
para ello el espacio, tiempo y trabajo como
mecanismos de normalización del
comportamiento de estos. En este sentido,
la prisión se concibe como una orientación
correctora que busca la dominación
corporal y física del del cuerpo.
La pena como medio de resocialización En el siglo XIX surge la concepción de ver
la pena como un medio de resocialización
del individuo, entiendo así que la pena de
prisión impuesta a los condenados es un
medio efectivo para que se resocialice,
reivindique y pueda incluirse nuevamente
en la sociedad. No obstante, en muchos
países y ordenamientos sociales se
presentan dificultades en el sistema
penitenciario, no permitiendo ello que se
hiciera fácil adaptar a los infractores a la
vida social.
Fuente: Creación propia a partir de (Cortés, 2018)

En este panorama, autores como Amado y Peña (2014) han establecido que el derecho

penal no es ajeno al ordenamiento jurídico estatal, por lo que de esta forma afirman que la pena

no es ajena a la estructura del Estado, sino que por lo contrario corresponde a un modelo de

control que el Estado adopta. Siendo así, la pena tiene un carácter aflictivo y siempre termina

afectando los derechos fundamentales de las personas, puesto que al ser una persona condenada

se le restringen los siguientes derechos:

 Libertad

 Igualdad
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 Trabajo

 Familia

 Movilidad

En este escenario, debe tenerse en cuenta que dentro de un Estado social de derecho el

objeto primario no es otro que el individuo, por lo que la dignidad humana se emerge como el

valor fundamental y del cual se desprenden los demás derechos fundamentales.

De esta forma, la persona humana se encuentra en el centro del orden jurídico, por lo que

como consecuencia se tiene que el Estado de derecho pasa a un segundo plano. Así, se ha

establecido de manera universal que el Estado puede llegar a castigar a las personas cuando se

transgreden las normas establecidas para permitir la convivencia social, por lo que el derecho

penal se concibe como una herramienta represiva para conservar el orden, aunque su concepción

dogmática ha sufrido diferentes cambios en los últimos años con la aparición de figuras jurídico-

sociales como:

 La humanización de la pena

 La supresión de la ejecución de la pena

 El garantismo penal

 Funcionalismo penal

 Derecho penal del enemigo

 Abolicionismo

Así, Galvis (2003) ha destacado las diferentes teorías que han surgido alrededor de la

pena, explicando para ello las teorías absolutistas, relativas y mixtas sobre la función de la pena.

De este modo, dentro de las teorías absolutistas se considera que la pena no es un fin en sí
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mismo, sino que se castica debido a que se busca la realización de la justicia. En este panorama

se cuenta con la teoría de la reparación y la retribución.

Con respecto a la teoría de la reparación, se ha planteado que el delito ocasiona un daño

tanto al individuo como a la colectividad, por lo que este debe ser reparado con el dolor que la

pena le produce al delincuente. Por otro lado, la teoría de la retribución es considerada como la

respuesta justa al delito, destacándose la ley penal como un imperativo categórico y la pena

como la retribución necesaria que se inspira en el concepto de justicia absoluta (Córdoba & Ruíz,

2016).

Dentro de las teorías relativas, se ha planteado generalmente a la pena como un medio

para poder alcanzar otras metas, dentro de las cuales se destaca la prevención, resocialización y

la defensa social. Así, se encuentra las denominadas teoría preventiva, teoría correccionalista y

teoría positiva.

La teoría preventiva es aquella por medio de la cual la pena pretende evitar que se

cometan nuevos delitos, por lo que así se orienta a crean en la conciencia ciudadana el temor al

delito utilizando para ello sus consecuencias. De esta forma, se busca impedir que los

delincuentes reincidas en sus actos criminales.

Por otra parte, la teoría correccionalista ha sido prevista como aquella en la cual el

delincuente es visto como un sujeto anormal, por lo que en este escenario requiere de un

tratamiento educativo que le permita corregir las fallas que lo conducen al delito, y así pueda

regresar a la sociedad cuando se encuentre recuperado. Finalmente, dentro de las teorías relativas

se encuentra la teoría positiva, por medio de la cual se estipula que la función de la pena es no
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sólo lograr la resocialización del delincuente por ser anormal, sino también la de defender y

proteger a la sociedad de la conducta peligrosa mostrada por este (Gil, Medina, & Abadía, 2013).

Finalmente se destacan las teorías mixtas, a través de las cuales se considera que la pena

tiene un carácter absoluto, pero así mismo tiene una finalidad de carácter relativo, ya que vincula

tanto a la prevención y la corrección. De esta manera, se destaca que el fin primario de la pena es

el restablecimiento del orden social perturbado, sin perjuicio de su función intimidadora y de su

objetivo específico de remedio (Galvis, 2003).

5.2. Marco legal y jurisprudencial

5.2.1. Ley 599 de 2000

Por medio de esta norma, el Congreso de la República ha expedido el código penal

colombiano, destacando que su principal fundamento es el respeto por la dignidad humana. En

este orden de ideas, se ha dispuesto igualmente una serie de principios para la imposición de las

sanciones penales, destacándose los principios de necesidad, proporcionalidad y razonabilidad.

En este sentido, la norma ha dispuesto que el sentido de necesidad se debe entender dentro del

marco de la prevención y conforme a las instituciones que la desarrollan (Ley 599, 2000). En

este panorama, para concebir la función de la pena se ha establecido que esta se ejecutará para:

 Prevención general

 Retribución justa

 Prevención especial

 Reinserción social
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 Protección del condenado

Además, se han desarrollado una serie de principios que regulan el aspecto penal en

colombiano, destacándose entre otros los principios de legalidad, igualdad, prohibición de la

doble incriminación, la conducta punible, la tipicidad, la antijuridicidad, la culpabilidad y las

normas rectoras y la fuerza normativa. Cabe destacar que para que se configure un delito en la

legislación colombiana, la conducta realizada debe ser típica y antijurídica.

5.2.2. Ley 906 de 2004

Por medio de esta legislación, el Congreso de la República ha expedido el código del

procedimiento penal, el cual dentro de sus primeros artículos se ha encargado de desarrollar una

serie de principios rectores y garantías procesales, dentro de las cuales se destaca la dignidad

humana, la libertad, la prelación de tratados internacionales, la igualdad, la imparcialidad, la

legalidad, la presunción de inocencia, la defensa y la oralidad. Además, se han desarrollado otros

principios elementales para ejercer el derecho a la defensa, dentro de los cuales se encuentra la

lealtad, la intimidad, la contradicción, la inmediación, la concentración, la publicidad, el juez

natural, la doble instancia y la cosa juzgada.

5.2.3. Constitución Política 1991

A través de la Carta rectora, la Asamblea Nacional Constituyente ha dictaminado que la

dignidad humana es el principio fundante del Estado social y democrático de derecho, por lo que,

en esta medida, el artículo 29 de la misma ha proferido todo lo relacionado con el debido

proceso, el cual es de obligatorio cumplimiento en toda clase de actuación tanto judicial como

administrativa (Constitución Política, 1991). En este orden de ideas, la Constitución nacional ha

proferido que nadie puede ser juzgado sino conforme a las leyes y normas preexistentes al
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momento de cometer la conducta, afirmando igualmente que, en materia penal, la ley más

favorable o beneficiosa debe aplicarse de manera preferente en relación con la más restrictiva o

desfavorable. Cabe destacar que este postulado puede ser aplicado, aunque la norma sea de

carácter posterior. Igualmente, la norma superior ha señalado que toda persona debe presumirse

como inocente mientras no haya sido declarado de forma judicial como culpable.

5.2.4. Jurisprudencia de la Corte Constitucional sobre los preacuerdos

Por medio de este pronunciamiento, la Corte Constitucional como máximo órgano de la

jurisdicción constitucional, y encargada de salvaguardad la integralidad de la Constitución

Nacional y los derechos fundamentales de los colombianos, ha establecido que, para configurar

los preacuerdos y negociaciones en el sistema penal acusatorio, es necesario reconocer que el

acuerdo o la negociación compartan los siguientes elementos:

 La existencia de un fundamento fáctico y probatorio sobre el cual se produce el acuerdo.

 La renuncia libre, consciente, voluntaria y debidamente informada del imputado al juicio

oral, público, concentrado y contradictorio.

 Los descuentos punitivos derivados del acuerdo

De la misma forma, la Corte Constitucional definido una serie de características que

poseen los acuerdos y preacuerdos en el sistema penal acusatorio, destacando inicialmente que

por medio de esta figura no se vulnera el derecho fundamental al debido proceso. Igualmente, a

través de esta providencia se dispone que el fiscal no cuenta con la libertad absoluta al momento

de adecuar la conducta punible, así que de igual forma a los hechos invocados en la alegación

conclusiva, el fiscal no les debe dar sino la calificación jurídica que corresponda de acuerdo con

la ley existente.
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Así, sobre el rol que juegan las víctimas en los acuerdos y preacuerdos, se ha dispuesto

que su intervención debe ser compatible con los rasgos elementales del sistema penal acusatorio,

así como también se ha establecido que no existe una necesaria coincidencia entre los intereses

de la víctima y la fiscalía, por lo que dicha situación debe ser analizada en los preacuerdos

(Sentencia C 059, 2010).

5.3. Marco conceptual

5.3.1. Preacuerdos

Los preacuerdos y negociaciones con la fiscalía son una figura jurídica por medio de la

cual se busca la descongestión de los despachos judiciales, utilizando para ello una alternativa

que bien implementada puede llegar a favorecer no sólo al procesado sino también a la

administración de justicia. En este sentido, se cuenta que además de buscar la reparación, resarcir

el daño de forma rápida y disminuir el desgaste de la administración judicial, es la figura más

utilizada para culminar los procesos penales (Corporación jurídica de Colombia, 2015).

5.3.2. Pena

La pena es una figura jurídica que consiste en la limitación de los derechos personales de

un sujeto, lo cual es impuesto única y exclusivamente por el Estado, debido a la realización de un

proceso adelantado por la rama jurisdiccional, por ello, esta se aplica sólo cuando una persona es

declarada responsable de una conducta definida de forma inequívoca por parte de las normas

(Galvis, 2003).
24

5.3.3. Derecho penal

El derecho penal es conocido generalmente como la rama del derecho que contiene las

reglas jurídicas establecidas por el Estado, las cuales se al crimen como un hecho y a la pena

como una legitimación de la consecuencia. Igualmente, ha sido concebido como las normas que

regular la potestad punitiva del Estado, por medio de la vinculación de la protección efectiva de

bienes jurídicos tutelados (Gómez, 2014).


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6. DESARROLLO

6.1. Lineamientos jurisprudenciales que se han planteado en torno a los acuerdos y


preacuerdos con la fiscalía.

Con la promulgación de la Constitución Política de 1991, el ordenamiento jurídico y

jurisprudencial colombiano tuvo un cambio radical que consistió en la centralización de la

dignidad humana y los derechos fundamentales de la persona, en contraposición de cualquier

formalidad jurídica que pudiera obstaculizar la consumación y el goce pleno de los derechos

constitucionales. Bajo este escenario, el Estado colombiano ofreció diferentes principios que

sustentan el sistema penal acusatorio, dentro de los cuales se destaca:

 La dignidad humana

 Igualdad de armas

 Debido proceso

 Legalidad

 Favorabilidad

 Derecho a la defensa

No obstante, a través de la Carta Política de navegación se creó la denominada Corte

Constitucional como la garante y defensora de los derechos fundamentales que se encontraban

constitucionalmente reconocidos, siendo esta igualmente constituida como la corte de cierre de la

jurisdicción de los asuntos constitucionales. Por otra parte, la Corte Suprema de Justicia, la cual

ya existía con anterioridad por hacer sido creada a través de la Constitución de 1886, se

constituyó como el máximo órgano de la jurisdicción ordinaria, siendo para ello dividida en las

siguientes salas:
26

 Sala penal

 Sala laboral

 Sala civil y agraria

 Sala de gobierno

En este sentido, las sentencias de la sala penal de la Corte Suprema de Justicia se

emergen como formadoras de precedente, siendo ellas vinculantes al momento en que los jueces

penales de la República profieran sus decisiones. En este sentido, se trae a colación los

principales pronunciamientos de las altas cortes con respecto al tema de los preacuerdos y

negociaciones con la fiscalía.

Inicialmente, se tiene en cuenta lo esbozado por la Corte Constitucional por medio de la

sentencia C 059 (2010) dentro de la cual ha considerado que en materia de acuerdos y

preacuerdos debe tenerse en cuenta una serie de elementos y situaciones propias que lo acreditan,

resumiéndose estas en el siguiente cuadro:

Tabla 2. Características de los acuerdos y preacuerdos en el sistema penal acusatorio

Con respecto al debido proceso Debe tenerse claridad en que la existencia


de esta figura no vulnera, per se, el derecho
fundamental al debido proceso que se
encuentra protegido en el artículo 29 de la
Constitución Nacional.
Restricción de la fiscalía El ente acusador en cabeza del fiscal, no
cuenta con una libertad absoluta al
momento de poder adecuar la conducta
punible
Principio de legalidad Con respecto a los supuestos fácticos que
se invoquen en la alegación conclusiva, el
fiscal no le puede dar sino la calificación
jurídica que corresponda conforme a la ley
penal preexistente.
Rol de la víctima La intervención de las víctimas dentro de
los preacuerdos debe encontrarse en
27

conformidad con los rasgos esenciales del


sistema penal acusatorio.
División de intereses de la víctima y la Debe tenerse en cuenta que no existe una
fiscalía coincidencia necesaria de intereses entre la
víctima y la fiscalía al momento de
efectuarse la negociación y el preacuerdo
entre las partes.
Derecho de la víctima en los preacuerdos y Aunque la víctima no cuente con poder de
negociaciones veto de los acuerdos celebrados entre las
partes, es decir fiscalía y defensa, esta tiene
derecho a ser oída e informada acerca de su
celebración.
Papel del juez de conocimiento en la En lo atinente a la valoración del
negociación de acuerdos y preacuerdos preacuerdo, el juez de conocimiento debe
velar porque el mismo no quebrante las
garantías fundamentales del imputado y de
la víctima.
Restricción y prohibición de preacuerdos En algunos casos, el legislador en cabeza
del Congreso de la República puede
restringir y prohibir la celebración e
acuerdos y preacuerdos en el proceso
penal.
Fuente: Creación propia a partir de Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, (2010)

En este orden de ideas, la Sentencia C 516 (2007) ha establecido que los artículo 348, 350

y 352 de la Ley 906 de 2004, contenían omisiones legislativas en lo atinente a no establecerse si

las víctimas podrían pronunciarse de forma negativa o positiva frente a los preacuerdos que se

llevan a cabo entre la fiscalía y los imputados, por lo que así la Corte Constitucional sostuvo que

esta norma no contemplaba un mecanismo de participación para las víctimas en dichas instancias

procesales.

Igualmente, la Corte esbozó que no había cabida a una razón objetiva y suficiente que

pudiera justificar la aludida omisión, toda vez que se trata de actuaciones que se desarrollan

dentro de una fase anterior al juicio oral, con el propósito de evitar que dicha etapa se realice por

medio de una sentencia anticipada.


28

En este sentido, a través de la sentencia C 031 (2018) la Corte indicó que la intervención

de la víctima en la fase de negociación de preacuerdos entre las partes, no tiene la potencialidad

para poder alterar los rasgos estructurales del sistema adversarial, por lo que a la víctima no se le

modifica la calidad de interviniente especialmente protegido. Además, este pronunciamiento

esboza que el papel de la víctima tampoco puede comportar afectaciones algunas a la autonomía

que tiene el fiscal para poder investigar y acusar dentro de las actuaciones de un proceso penal.

Igualmente, la sentencia C 108 (2017) ha sido enfática en afirmar que atendiendo los

diferentes fundamentos que cubren y constituyen el sistema penal acusatorio en lo relativo a los

mecanismos de negociación y preacuerdos, debe tenerse en cuenta que esta figura jurídica busca

no sólo el beneficio de los acusados o imputados, sino que igualmente beneficia la

administración de justicia.

Por otra parte, la sala penal de la Corte Suprema de Justicia (2006) ha proferido diferentes

fallos en lo relativo a la configuración de acuerdos y preacuerdos entre las partes dentro del

proceso penal, por lo que, para ello, ha establecido que el objeto de estos no es otro que el fijar

los términos de la imputación, lo cual conlleva o implica la admisibilidad por parte del imputado

para aceptar. Cabe destacar, que en estos momentos la decisión del procesado debe cumplir las

siguientes características:

 Una decisión formada libremente

 Ser una decisión tomada de forma consciente

 Que la decisión se revista de espontaneidad

 Que la decisión sea voluntaria y libre de vicios.


29

Igualmente, la Corte de cierre de la jurisdicción ordinaria, ha establecido que además de

gozar del amparo legal y constitucional, los preacuerdos y negociaciones cuentan con un mínimo

de respaldo probatorio, por lo que el acuerdo debe determinar sin duda alguna la imputación

fáctica y jurídica por la que se ha de proferir una condena (Sentencia 25-248, 2006).

Igualmente, la sala penal de la Corte Suprema de Justicia ha hecho una interpretación

jurídica y sistemática del artículo 349 de la Ley 906 de 2004, estableciendo que para poder

insistir en las previsiones de dicho articulado, no en todos los casos en los cuales se produce un

incremento patrimonial producido por la conducta punible, existe un correlativo detrimento para

una persona determinada, así como tampoco en todos los eventos en los cuales esto ocurre, llega

a ser posible realizar dichos actos de disposición (Sentencia 24-817, 2006)

Por otra parte, la Sentencia 167-312 (2017) ha recordado dentro de sus lineamientos la

postura jurisprudencia de la sala penal de la Corte Suprema de Justicia, en lo relativo a la

imposibilidad que tienen los jueces de conocimiento para poder ejercer control material de la

adecuación típica que se encuentra definida en los preacuerdos.

Por lo anterior, se tiene en cuenta que producida la acusación por parte del ente

investigador o una vez materializado el acuerdo entre las partes, el juez no podrá tener ninguna

injerencia en ella, por más que su criterio le indique que cierta adecuación típica es la que mejor

corresponde a los supuestos fácticos que sean imputados. No obstante, esta regla tiene su

excepción en los casos en los cuales se presente un distanciamiento entre lo fáctico y lo jurídico

que raye con la ilicitud o que resulte trasgresor de las garantías fundamentales mínimas

(Sentencia 167-312, 2017).


30

En este orden de ideas, la Corte de cierra ordinaria, ha establecido que la justicia premial

debe otorgar, necesariamente, un margen de maniobra al fiscal para que este puede adelantar su

labor de forma efectiva, teniendo para ello la connotación de que en los casos de los preacuerdos

se trata de una forma de composición del conflicto en la cual el juez interviene única y

exclusivamente de forma adjetiva, para así poder vigilar que no se vulneren los mínimos de

legalidad, teniendo ello la finalidad de garantizar la autonomía de la voluntad y el respeto por los

derechos fundamentales de los intervinientes.

6.2. La humanización de las penas y la celeridad del aparato judicial, en torno a los
acuerdos y preacuerdos que suscribe la Fiscalía con los procesados.

En la historia de la humanidad, el derecho penal ha venido padeciendo diferentes

alteraciones por medio de los avances del tiempo, por lo que en un primer momento se

presentaba la imposición de penas corporales que se traducían en un tormento o sufrimiento por

parte del condenado. Progresivamente, y gracias a autores como Rousseau, Voltaire, Kant y

Becaria, se empezó a proyectar y materializar un cambio estructural dentro del pensamiento

social, lo que llevo a la imposición de nuevas sanciones donde el ser humano pasaba a ser el

centro de la imposición de la pena.

Con la promulgación de la Constitución Política de 1991, la Asamblea Nacional

Constituyente se encargó de darle al sistema jurídico colombiano un enfoque proteccionista y

garantista de los derechos fundamentales de las personas, por lo que de esta manera, se propuso

la creación de instituciones que tuvieran funciones específicas en la protección de los derechos,

llevando a que a través del artículo 250 superior, se estableciera que la Fiscalía General de la
31

Nación tiene la función de presentar escritos de acusación ante el juez respectivo, teniendo para

ello la obligación de cumplir todas las garantías procesales (Constitución Política, 1991), las

cuales además de las establecidas en el artículo 29 de la Carta Política se caracterizan por ser las

siguientes:

 Publicidad

 Oralidad

 Inmediación

 Contradicción

 Concentración

Siendo así, el derecho penal colombiano se ha encuentra constituido por medio del

derecho penal premial o la justicia premial, la cual es comprendida como toda manera de

atenuación de la pena sobre el imputado o acusado, con el fin de que este colabore con

información esencial y valiosa para el proceso penal, lo cual podría llevar a una terminación

anticipada del proceso penal.

En este sentido, se ha establecido que la terminación anticipada del proceso se desprende

o depende en sí de la aceptación de responsabilidades por parte de los procesados, siendo esta de

forma unilateral sin que medie la figura del allanamiento, o de una forma bilateral cuando medie

la participación de la fiscalía y del procesado, lo cual tiene como resultado un preacuerdo o

negociación (Omaña, Villamizar, & Ortiz, 2016).

De esta manera, en la legislación y el ordenamiento jurídico colombiano en general, se

han venido estableciendo una serie de beneficios para los procesados, los cuales se desarrollarán

en posteriores apartados, pero que cabe resaltar que dependen exclusivamente de la etapa en la
32

cual se encuentre el proceso penal, y por tanto del desgaste judicial que haya tenido las

autoridades competentes.

Con la humanización del derecho penal, se han venido desarrollando diversas teorías

doctrinales y jurídicas donde la rehabilitación del hombre sea el motivo central de las penas, por

lo que de estas manera, autores como Niño (2015) han argumentado sobre los preacuerdos, que,

con el fin de humanizar la pena y la actuación procesal, así como para obtener una pronta y

cumplida justicia, la solución y reparación integral de los perjuicios que sean ocasionados por

una conducta punible, se encuentran en cabeza de los preacuerdos y negociaciones entre la

fiscalía y los imputados.

Bajo este escenario, las respectivas legislaciones procesales en materia penal, han tenido

como precedente fundamental las atribuciones con las cuales cuenta le órgano acusador,

planteándose así la iniciación e impulso de las conductas que se tipifiquen como delitos e

incluso, la facultad para que en virtud de la economía, la celeridad y la oportunidades procesal,

se de continuidad y aplicación al derecho penal premial, siendo para ello utilizado los

preacuerdos que permiten una terminación anticipada del proceso, sin llegar a desnaturalizar la

administración de justicia, toda vez que el juez de conocimiento profiere la sentencia de acuerdo

con los hechos y los antecedentes que se encuentran previamente vinculados al proceso.

Por consiguiente, el artículo 350 del Código de Procedimiento Penal, ha establecido que

desde la audiencia de formulación de imputación y hasta antes de la presentación del escrito de

acusación, la fiscalía y el imputado pueden llegar a un preacuerdo sobre los términos de la

imputación, por lo que obteniendo este preacuerdo el fiscal se lo presentará al juez como escrito

de acusación (Ley 906, 2004). De esta manera, el fiscal delegado y el imputado por medio de su
33

defensor, pueden negociar si el imputado se declara culpable del delito imputado, teniendo una

pena menor a cambio de que el fiscal elimine de su acusación la causal punitiva más grave.

Además, el artículo 301 de la Ley 906 de 2004, ha establecido las modalidades para la

configuración de los preacuerdos, estableciéndose que la aceptación de los cargos en la audiencia

de formulación de imputación comporta una rebaja de la pena hasta de la mitad, lo cual debe

constar dentro del escrito de acusación.

En el mismo sentido, la legislación colombiana ha establecido que tanto el fiscal como el

imputado, pueden llegar a establecer un preacuerdo sobre los hechos que sean objeto de

imputación, así como también de sus consecuencias, por lo que si en dicho caso se presenta un

cambio favorable para el imputado con relación a la pena que se debe imponer, esto debe llegar a

constituir la única rebaja compensatoria por el acuerdo.

Igualmente, la norma ha sido clara al establecer que cuando el ente acusador, por motivo

de nuevos elementos materiales probatorios, evidencia física o información legalmente obtenida,

proyecte el formular cargos diferentes y más gravosos a los que se encuentran establecidos en la

formulación de imputación, los preacuerdos deben hacer referencia a estos nuevos y posibles

delitos.

Cabe resaltar que en pro de la humanización de las penas y de la celeridad y economía

procesal, los preacuerdos que se celebren entre fiscalía y acusado obligan al juez de

conocimiento, salvo que dentro de ellos se desconozco o quebranten derechos o garantías

fundamentales.

No obstante, la Ley 906 de 2004 también ha establecido que los preacuerdos pueden

llegar a efectuarse con posterioridad a la presentación del escrito de acusación, por lo que, al
34

inicio del juicio oral, el acuerdo puede aceptar su responsabilidad y podrá realizar preacuerdos

con la fiscalía. No obstante, por haber avanzado el proceso hasta este momento, la pena a

imponer se podrá reducir solo en una tercera parte.

De esta forma, Martínez (2017) ha planteado que la figura de los preacuerdos no sólo es

una figura para terminar de manera anormal los procesos, sino que de igual manera deja a

decisión de las partes la definición anticipada de las controversias, por lo que de esto se

desprende de igual forma factores como la humanización de las penas como beneficio para el

procesado, y la celeridad y economía procesal como beneficio para el aparato judicial

colombiano.

Niño (2015) por su parte, ha establecido que la humanización de la pena tiene no sólo un

fundamento sino también un objetivo, por lo que lo explicado por medio del papel que juega el

Estado Social y Democrático de derecho en lo relativo a las funciones de la pena. Así, se ha

planteado que los cambios en la política pública, la consolidación de los derechos fundamentales

y sociales, la creación de órganos y entidades que velan por los ciudadanos y los bienes

colectivos, son las expresiones neo-constitucionales que se crean dentro de un Estado con dichas

características. Para ello, es menester destacar que con respecto a la humanización de la pena y

los castigos se ha establecido que:

La atenuación de la severidad penal en el transcurso de los últimos siglos es un fenómeno

muy conocido de los historiadores del derecho. Pero durante mucho tiempo, se ha tomado

de una manera global como un fenómeno cuantitativo: menos crueldad, menos

sufrimiento, más benignidad, más respeto, más “humanidad”. De hecho, estas

modificaciones van acompañadas de un desplazamiento en el objeto mismo de la


35

operación punitiva. ¿Disminución de intensidad? Quizá. Cambio de objetivo,

indudablemente. (Foucalt, 2002)

De acuerdo con lo anterior, se ha encontrado que dentro del principio de la humanización

de la pena se supone el pensar de forma más beneficiosa para el ser humano, ya que se ofrece

una alternativa pensando en el bienestar de los procesados. Por consiguiente, Franco (2017) ha

esbozado que la humanización de la pena y en general del derecho penal, se ha robustecido por

medio de un proceso lento que hace parte de la historia de las civilización, toda vez que en dicho

sentido se fueron sustituyendo penas atroces por otras menos lesivas para la integridad del ser

humano

No obstante, cabe destacar que los lineamientos de la sala penal de la Corte Suprema de

Justicia en la Sentencia 47-630 (2017), han sido claros al establecer que el Estado colombiano y

en general el ordenamiento jurídico del ámbito penal, se encuentre derivado de la concepción

premial y transaccional de la justicia, por lo que en pro de la practicidad y la eficiencia de la

actuación penal, se facilita la terminación anticipada del proceso por la vía de la aceptación de

culpabilidad, encontrándose esto a cambio de la obtención de beneficios expresados en una

respuesta punitiva menor del Estado.

6.3. Restricciones jurídicas impuestas a las negociones, acuerdos y preacuerdos del proceso
con la fiscalía.

Los preacuerdos en Colombia, constituyen la facultad de la Fiscalía General de La

Nación, para negociar la responsabilidad penal a través de la imputación fáctica y jurídica, por

lo que trae inmersa la posibilidad de realizar variaciones no solo frente al tipo de responsabilidad

como autor o participe; el grado de ejecución del delito como atentado o tipo consumado sino
36

también, frente al carácter subjetivo de la imputación, es decir si se actuó con dolo, culpa o

preterintención (Fiscalia General de la Nación , 2017), por lo que esta figura se consolida como

un aliado para quien se encuentra en curso de un proceso penal y contribuye indudablemente con

la celeridad y el movimiento fluido del aparato judicial .

Sin embargo, los acuerdos que se suscriban por la Fiscalía General de la Nación deben ser

coherentes y guardar fidelidad con los principios de legalidad, tipicidad y transparencia que

busca el sistema Penal acusatorio en Colombia, razón por cual esta clase de prerrogativas se han

ajustados a ciertas restricciones, que de conformidad con la constitución y la ley, son pertinentes

en el sentido en que desarrollan preceptos de jerarquías superiores, donde ni la colaboración del

imputado puede hacer menos severo o gravoso el desarrollo de la pena.

Así, en todos los procesos penales donde se involucra el abuso sexual, es poco frecuente

encontrar prerrogativas dirigidas a favorecer al procesado bajo el precepto de que este último

colabore con la materialización de la justicia, por lo que en el concurso de delitos le está

prohibido al Fiscal hacer acuerdos que desconozcan los delitos de tal naturaleza, atendiendo ello

que en Colombia no se puede invisibilizar conductas de abuso sexual, lo que ha llevado a la

fiscalía a propender que los preacuerdos se encaminen (i) a indemnizar los perjuicios que se le

pudieren generar a la víctima (ii) restablecer sus derechos y (iii) ofrecer protección y medidas

para prevenir la repetición (Fiscalia General de la Nación , 2017).

Directrices encaminadas a favorecer en mayor medida las pretensiones de reconocimiento

de las víctimas de abuso sexual en Colombia y a fortalecer los modelos de respuesta de la

justicia, toda vez que el endurecimiento de las consecuencias por esta clase de delitos, puede

funcionar como un medio coactivo efectivo.


37

Así, conductas relacionadas con abuso sexual en menores edad, niños, niñas y

adolescentes es de características aún más especiales y prevalentes, en razón a los artículos

constitucionales como el 44, donde no solo se destacan sus derechos esenciales como lo son la

vida, la integridad física, la salud, la seguridad social, la alimentación equilibrada, a un nombre,

nacionalidad, familia, el cuidado, amor, la educación y la cultura, la recreación y la libre

expresión de su opinión, sino la prevalencia de sus derechos sobre los derechos de los demás.

(constitución Nacional Colombiana, 1991).

Por lo que para delitos donde se involucren niños, niñas o adolescentes no es procedente

la rebaja de pena (Ley 1098, 2006) , por tratarse de un delito que atenta contra la formación e

integridad sexual de una persona que no está en capacidad psicológica de afrontar una

perturbación de esta magnitud, como si podría asimilarlo con mayor facilidad un adulto. Por

consiguiente, es admisible afirmar, que:

Acorde con el numeral 7 del artículo 199 del Código de la Infancia y la Adolescencia

(Ley 1098 del 2006), no es posible realizar preacuerdos o negociaciones que generen la

rebaja de pena cuando se encuentre comprometida la libertad, integridad y formación

sexual de niños y adolescentes” (Ambito Juridico , 2018)

De esta manera, beneficios y mecanismos sustitutivos no son aplicables ni en delitos de

homicidio o lesiones personales bajo modalidad dolosa, delitos contra la libertad, integridad y

formación sexuales, o secuestro, cometidos contra niños, niñas y adolescentes, por lo que rebajas

de pena, preacuerdos o negociaciones entre la fiscalía y el imputado y/o acusado previstas en los

artículos 348 a 351 de la Ley 906 de 2004


38

Por otro lado, en concordancia con la ley 1098 de 2006, en los procesos de

responsabilidad penal para adolescentes es inadmisible la celebración de preacuerdos, pues según

el artículo 157 de código de la Infancia y la Adolescencia:

En los procesos de responsabilidad penal para adolescentes no proceden los acuerdos

entre la Fiscalía y la Defensa. Cuando el adolescente aceptare los cargos en la audiencia

de legalización de la aprehensión o de imputación se procederá a remitir el asunto al

juez de conocimiento para que fije la fecha para la audiencia de imposición de la

sanción. El juez instará a la Defensoría de Familia para que proceda al estudio de la

situación familiar, económica, social, sicológica y cultural del adolescente y rinda el

informe en dicha audiencia…” (Ley 906, 2004)

Razón por la cual existe una prohibición especial de la ley, que por consiguiente excluye

la aplicación de preacuerdos e impone para este tipo de responsabilidad una estructura más

formalista, que no admite la celebración de preacuerdos, consolidando esta última restricción una

limitante genérica ajustable a todos los tipos penales que se configuren bajo este sistema de

responsabilidad penal.

Por lo que sigue, manteniendo la línea de los casos donde no es procedente la realización

de preacuerdos, es necesario indicar también, que el feminicidio constituye en Colombia otra de

las restricciones impuestas para la aplicación de los preacuerdos, ya que imposibilita la

negociación en el ámbito concerniente a la tipicidad, lo que implica una disminución en la pena,

pero el tipo penal no puede ser modificado en busca de uno más favorecedor. En consecuencia,

en caso de celebrar un preacuerdo cuando concursen delitos de violencia sexual y feminicidio,

solo se podrá aplicar el beneficio establecido en el Art. 351 de la Ley 906 de 2004, guardando

correlación con el Articulo 5 de la ley 1761 de 2015, donde se expone que la persona que incurra
39

en el delito de feminicidio, solo se le podrá aplicar un medio del beneficio, el 351 de la Ley 906

de 2004. (ley 1761, 2015)

En Palabras de la fiscalía General de la Nación, para este tipo de delitos “no podrá

celebrarse preacuerdos sobre los hechos imputados y sus consecuencias Solo podrá ser negociada

la pena a imponer y nunca lo relativo a la imputación fáctica y jurídica” (Fiscalia General de la

Nación , 2017)

En cuanto al principio de oportunidad, donde es admisible que Fiscalía General de la

Nación suspenda, interrumpa o renuncie al ejercicio de la acción penal, en base a la preexistencia

de las causales positivizadas en el Artículo 324 de la Ley 906 de 2004, este último no es

aplicable en la violencia sexual cuando los hechos causales de la acción penal configuren

infracciones del Derecho Internacional Humanitario (DIH), delitos de lesa humanidad, crímenes

de guerra o genocidio graves violaciones a los derechos humanos (C-936, 2010)

Por lo que, en el mismo sentido, cuando el indiciado fue beneficiario del principio de

oportunidad dentro de los cinco años anteriores, y es reincidente en delitos de violencia sexual,

no será aplicable el principio en relación, teniendo en cuenta el artículo 16 de la Res. 4155 de

2016 Fiscalía General de la Nación. Esta restricción no aplica para las causales 2, 3, 4, 5, 8, 9,

14,16, 18 del Art. 324 de la Ley 906 de 2004, ni para los casos del sistema de responsabilidad

penal para adolescentes. (Fiscalia General de la Nación , 2017)

por consiguiente, a partir de lo señalado, puede denotarse un creciente interés en la

administración por fortalecer las políticas dirigidas a contrarrestar la consecución de los tipos

penales con características claramente dirigidas a atentar contra la formación sexual.


40

Finalmente, retomando las causales para la improcedencia de los preacuerdos en

Colombia, es interesante la prohibición expresa del artículo 349 de la Ley 906 del 2004, que

expresa que, en aquellos delitos donde el sujeto activo de la conducta punible incremente su

patrimonio, no se podrá celebrar acuerdos con la Fiscalía hasta tanto se reintegre, por lo menos,

el cincuenta por ciento del valor equivalente al incremento percibido y se asegure el recaudo del

remanente. (Ley 906, 2004), teniéndose a la fecha un nuevo avance jurisprudencial al respecto

gracias a la Honorable Corte Suprema de Justicia, que aclaró que son los hechos de cada caso y

no las particulares encontradas en cada tipo penal, las que deben servir como guía para

determinar si durante la consecución de un delito, existe un acrecentamiento de características

patrimoniales (Corte Suprema de Justicia, 2011). Llegando a concluirse, con tipos como el

prevaricato, que:

La Corte negó que solo las conductas punibles que en su descripción típica incluyen la

consecución o la intención de obtener un beneficio patrimonial sean las idóneas para

generar un incremento en el patrimonio del sujeto activo. A su juicio, delitos como la

indebida celebración de contratos o el tráfico de estupefacientes demuestran que

conductas punibles que no tienen esa descripción pueden generar grandes beneficios

económicos. (Ambito Juridico , 2011)

Por consiguiente, es importe comprender que la figura del preacuerdo de Colombia, al

igual que muchas otras figuras jurídicas que buscan mejorar y contribuir a la celeridad del

aparato judicial, evitando el desgaste de la rama en la consecución de un proceso, cuando el

implicado advierte la capacidad de hacerse parte de este y contribuir con la imposición de la

pena, colaborando para el esclarecimiento de los hechos; presenta excepciones o circunstancias a


41

partir de las cuales no puede aplicarse, cediendo su existencia a derechos de características

superiores, ya sea por orden legal o constitucional.


42

7. CONCLUSIONES

Primeramente, los lineamientos desarrollados en el presente trabajo permiten concluir que

la humanización de la pena y del derecho pena en general, se ha venido fortaleciendo a lo largo

del tiempo a través de la intervención de autores como Becaría y Rousseau, aunque al mismo

tiempo, en la época actual este modelo se ha desarrollado por medio de diferentes convenciones

internacionales de derechos humanos que han contribuido enormemente a esta tarea.

De esta forma, la función de la pena ha dejado de estar guiada por la mera tortura, sino

que se ha visto alineada por la recuperación y rehabilitación social del individuo, destacando la

dignidad humana y las cualidades del ser para recuperar sus funciones y cualidades para el

servicio del desarrollo social. En este sentido se destaca la labor que tiene la justicia

transaccional y el derecho penal premiante que impera dentro del sistema penal acusatorio que

rige el derecho pena colombiano.

Igualmente, se concluye que la figura de los preacuerdos en el ordenamiento jurídico

colombiano, se ha desarrollado por medio de los lineamientos de la humanización de la pena y la

economía procesal, permitiendo ello que se pueda ofrecer un sistema penal premiante y

beneficioso por medio del cual el ser humano, y fundamentalmente el procesado, obtenga

beneficios en lo relativo a su condena e imputación gracias a una colaboración con la justicia que

le brinda economía procesal al aparato judicial.

Por otra parte, se concluye los preacuerdos otorgan beneficios debido a que son

constituidos gracias a la justicia premia, la cual otorga un margen de maniobra al fiscal para que

este puede adelantar su labor de forma efectiva, teniendo para ello la connotación de que en los

casos de los preacuerdos se trata de una forma de composición del conflicto en la cual el juez
43

interviene única y exclusivamente de forma adjetiva, para así poder vigilar que no se vulneren

los mínimos de legalidad, teniendo ello la finalidad de garantizar la autonomía de la voluntad y

el respeto por los derechos fundamentales de los intervinientes.

Finalmente, se concluye que los beneficios que otorga la fiscalía general de la Nación a

los procesados por medio de los preacuerdos se encuentran esencialmente constituidos a través

de las rebajas de penas y sanciones, las cuales se pueden efectuar gracias a la modificación del

delito que se imputa o de la conducta que se establece por medio del escrito de acusación.

En este sentido, el principal beneficio que se le otorga a los procesados que pre acuerdan

con el ente acusador, se encuentra estructurados de forma elemental a través de la humanización

de la pena, la cual conlleva a que se les garantice a los procesados otras garantías fundamentales

como lo es el respeto por la dignidad humana.

Finalmente es importante indicar que la posibilidad de realizar preacuerdos, es una

prerrogativa que cuenta con excepciones o salvedades para su aplicación, por lo que de

conformidad con la constitución y la ley su existencia es condicionada a ciertos tipos penales,

donde se encuentre comprometida la libertad, integridad y formación sexual de niños y

adolescentes; delitos donde el sujeto activo de la conducta punible incremente su patrimonio;

delitos de violencia sexual y feminicidio; y en los procesos de responsabilidad penal para

adolescentes.
44

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