Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Compartir
¿Será que a los colombianos nos gustan las peleas? Según cifras de la línea de
emergencia 123, durante 2015 se registraron 1.280 riñas al día. Solo en
Bogotá. Y si no le gusta la evidencia cuantitativa, está la cualitativa: darse en
la jeta, irse a los traques, los kines, romperse, cascarse, reventarse, y todo un
glosario que tenemos para referirnos al acto de golpear a otra persona con la
mano cerrada, son prueba del papel protagónico que las peleas tienen en
nuestra cultura.
PUBLICIDAD
No es por hacer apología a los miles de gallitos finos que día a día
pronuncian las frase "entonces arreglémoslo a los traques, papi", pero así
como existen razones legítimas para no ser razonables, existen razones
jurídicas para darle a alguien en la jeta. Por eso decidimos preguntarle a
Jacques Simhon, nuestro abogado penalista de confianza, cuándo y hasta
dónde es legal darle a alguien en la jeta, papi.
Simhon afirma que la injuria por vías de hecho se configura cuando una
persona ataca la honra de otra con un insulto, una acusación falsa o algo aun
mas guache, como un escupitajo. Cuando esto sucede el Código autoriza a la
víctima de la injuria a detener el ataque físicamente, por ejemplo, a través de
un puño en la boca. El Código también lo autoriza a usted a detener
físicamente los ataques contra la honra de terceros, que pueden ser su
pareja, sus padres, amigos o hasta un perfecto desconocido.
Ahora, eso no significa que la ley lo autorice para moler a pata y puño a
cualquiera que lo insulte a usted y a los suyos. Según Simhon, una vez se
detenga el ataque hacia su honra o la del tercero en discordia, usted ya no
tiene justificaciones para usar la fuerza física contra esa persona. El penalista
también fue bastante enfático en señalar que la ley no lo autoriza a causarle
lesiones graves a la persona que lo injurió por vías de hecho.
El Código Penal distingue tres tipos de lesiones personales: las primeras son
las atenuadas, que son las que dan una incapacidad médico legal de 15 días o
menos (se distingue de la médica porque eso es lo que, efectivamente, se
demora su cuerpo en recuperarse). Dentro esta categoría suelen entrar
rasguños, raspones, moretones y todo tipo de lesiones superficiales.
Luego vienen las lesiones básicas, que son aquellas que dan incapacidades de
15 a 45 días pero que no dejan secuelas permanentes. Y, por último, están las
lesiones con secuelas. Estas son aquellas que crean un daño irreversible,
daño que puede ir desde la perdida de una parte del cuerpo o de la
funcionalidad de la misma hasta una deformidad facial.
Según Simhon, mientras que los dos primeros tipos de lesiones suelen ser
castigados con multas, las lesiones que dejan secuelas suelen traer castigos
más serios, como el caso de las lesiones que producen deformidad en el
rostro (por ejemplo, un tabique desviado) cuya pena puede llegar a ser de 16
años de cárcel.
2. Defensa personal
3. Riesgo permitido
Evidentemente usted tiene todo el derecho del mundo a darle en la jeta a una
persona que se para frente a usted en un ring de boxeo. Según Simhon, esto
se conoce como riesgo permitido, es decir, al participar de algunas
actividades (como el boxeo) corro el riesgo de sufrir lesiones y hasta perder
la vida, pero lo hago igual. Pero, ¿qué pasa con actividades en las que darse
en la jeta no es el objetivo principal pero sí un escenario probable?
Según Simhon, el riesgo permitido cubre el tipo de lesiones a las que una
persona se expondría normalmente al participar de una práctica
determinada. Quienes acceden a jugar un partido de fútbol se atienen a
recibir patadas, codazos y hasta cabezazos en la disputa del balón, pero
nunca un puñetazo en la cara. Asimismo, quienes acceden a participar de un
pogo están corriendo el riesgo permitido de recibir uno o varios golpes en la
cara, pero no de que una o varias persona se encarnicen contra ellos y lo
cojan a golpes en el suelo.
En cambio, cuando dos o más personas se citan para darse en la jeta las
consecuencias de la pelea podrían estar cubiertas por riesgo permitido. Eso
depende, como todo en el derecho, de las sutilezas. Según Simhon, cuando
una persona accede a darse en la jeta con otra persona en un lugar
determinado se atiene a recibir uno o varios puños y patadas, pero no a que
le fracturen ambas piernas con una varilla. "a menos que desde antes se
hayan puesto de acuerdo para pelear con varillas", aclaró Simhon.
***
A Sebastián no le gusta pelear a los puños con la gente. Pero está dispuesto
a casar cualquier pelea por acá.
https://www.vice.com/es_co/article/7byngd/cuando-es-legal-pegarle-a-alguien
SENTENCIA 11679 DE 26 DE JUNIO DE 2002
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
Sentencia 11679 de junio 26 de 2002
•CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN PENAL
LEGÍTIMA DEFENSA
“...es obvio que una cosa es aceptar una pelea o buscar la ocasión de
que se desarrolle y otra muy distinta estar apercibido para el caso en que
la agresión se presente. Con lo primero pierde la defensa una
característica esencial para su legitimidad, como es la inminencia o lo
inevitable del ataque, pero ningún precepto de moral o de derecho
prohíbe estar listo para la propia tutela, es más, elemental aconseja a
quien tiene peligros, precaverse a tiempo y eficazmente contra ellos. ~o~
(...).
Acreditado entonces el error de apreciación probatoria denunciado por el
casacionista, con el cual se descarta que la muerte de Martín Quintero
Galvis hubiere acaecido en el marco de una riña voluntariamente
acordada o aceptada por el procesado Torres Zárate, resta a la Corte
determinar su trascendencia a efecto de establecer si no obstante la
configuración del desacierto en el fallo, se da lugar a mantener o
modificar los supuestos fácticos a partir de los cuales fue proferido, y por
lo mismo la declaración de justicia contenida en su parte resolutiva.~o~
(...).
Estos relatos coinciden en lo fundamental sobre las circunstancias en
que el hecho tuvo realización, esto es, que el autor de la lesión que
ocasionó la muerte de Martín Quintero Galvis fue precisamente el
procesado Antonio Torres Zárate, que previo a este episodio aquél hizo
ademanes amenazantes a éste; que en razón de ello y de los
antecedentes de enemistad y de agresión física y verbal de que había
sido objeto, Torres encomendó a su amigo Basto Gómez que “le
guardara la espalda”; que Quintero, cuchillo en mano, se lanzó en contra
de Torres en cuyo camino se interpuso Basto Gómez a quien lesionó en
un brazo; y que luego se dirigió hacia Torres para agredirlo con el
propósito de darle muerte con el arma que portaba, sólo que este
procesado se anticipó en el golpe y le propinó una herida en el abdomen
que le ocasionó la muerte.~o~
(...).
Descartado entonces, como así lo declaró el tribunal, el mérito
persuasivo de los testimonios de Ramiro Pedraza y las hermanas Gloria
Isabel, Rubiela, Myriam y Guillermina Jurado León, por las
contradicciones en que incurren sobre la manera en que ocurrieron los
hechos, el interés de pervertir los acontecimientos derivado de los
vínculos afectivos que los unen entre sí y con el occiso, y, por no guardar
correspondencia con la prueba técnica practicada por medicina legal
donde se describe la herida recibida por Basto Gómez que de suyo
descarta que la lesión hubiere sido ocasionada por el procesado Torres
Zárate en un solo acto cuando hirió en e abdomen a Martín Quintero
Galvis, no existe posibilidad probatoria distinta de reconocer que los
hechos tuvieron realización conforme fueron reseñados por Antonio
Torres Zárate, Nelson Javier Basto Gómez, Liliana Saavedra Basto, Raúl
Méndez y Álvaro Ramírez Pedraza, que desde el punto de vista jurídico
se ubican en el ámbito de operancia de la legítima defensa objetiva. ~o~
Así pues, descartado que Antonio Torres Zárate haya sido provocador de
una riña, o que voluntariamente se hubiera involucrado en ésta, y
estando acreditado, a partir de lo testimoniado por Nelson Javier Basto
Gómez, Liliana Saavedra Basto, Raúl Méndez, y Álvaro Pedraza —
quienes corroboran hasta en sus mínimos detalles la versión del
procesado en cuyo favor se recurre—, la agresión actual y el riesgo para
la integridad personal y la vida en que fue puesto por Martín Quintero
Galvis, para la Corte resulta procedente reconocer que actuó al amparo
de la causal excluyente de responsabilidad penal de la legítima defensa
objetiva.~o~
__________________________________
http://legal.legis.com.co/document/Index?
obra=jurcol&document=jurcol_75992041cef6f034e0430a010151f034
Todos los involucrados en una riña, deben
responder penalmente de manera
independiente de los daños ocasionados
Respuesta a la consulta:
Manifiesta usted su preocupación por el hecho de que la amante de su esposo, luego
de verse inmiscuida con ustedes en una discusión que llegó a los golpes e insultos, la
ha denunciado penalmente, por el plausible riesgo de la correspondiente condena que
puede ocurrir.
La descripción de los hechos realizada por usted en la consulta, nos hace concluir que
tanto la amante de su esposo, como él y usted, se vieron envueltos en lo que se
denomina “riña” o “reyerta”, término que determina a quienes se lían a golpes de
manera recíproca y reiterada, luego de la provocación de uno de los inmiscuidos en
ella. El diccionario de la lengua española la define como aquella pelea en que “se
acometen varias personas confusa y mudamente, de manera que no cabe distinguir
muy fácilmente los actos de cada una”
Por tal razón, la consecuencia jurídica de la riña, es que cada uno de los involucrados
en ella, debe responder penalmente de los daños que de manera individual le
ocasionó a los otros, independientemente de que haya sido cualquiera de ellos el que
hubiere iniciado o provocado la reyerta o pelea. En pocas palabras, en el caso de la
riña, no vale la excusa de que “la pelea la inició fulanita, y por eso ella es la culpable,
y no nosotros”, ni tampoco la de que “es que yo obre en legítima defensa”.
Como consecuencia de eso, es claro que todos los involucrados en la pelea en que
desgraciadamente ustedes se vieron envueltos, deberán responder con relación a los
daños que a título personal le ocasionaron a los otros. Por eso, quizás la provocadora
la haya denunciado penalmente a usted por lesiones personales, si usted la golpeó en
el momento de la riña, pues tiene pleno derecho a eso. Correlativamente, tanto usted
y su esposo, tienen el mismo derecho de poner en conocimiento de la fiscalía
mediante denuncia penal, los hechos constitutivos de lesiones personales contra
ustedes, en el evento en que la conducta de la mencionada señora el día de la pelea,
les hubiera ocasionado algún daño físico y/o moral.
Respondida:
Si