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CUESTIONES PARA PREPARAR EL EXAMEN FINAL DEL ESTADO DEL BIENESTAR

Tema 2.- Exponer las aportaciones llevadas a cabo por La Doctrina Social de la Iglesia;
Los Pactos de Toledo; y el Fuero del Trabajo.

Aportaciones Doctrina Social de la Iglesia

La doctrina social de la Iglesia católica es un conjunto de normas y principios referentes a la


realidad social, política y económica de la humanidad basados en el Evangelio y en el
magisterio de la Iglesia católica. El compendio de la doctrina social de la Iglesia y
el catecismo católico la definen como un cuerpo doctrinal renovado, que se va articulando a
medida que la Iglesia en la plenitud de la palabra de Dios revelada por Jesucristo y mediante la
asistencia del Espíritu Santo, lee los hechos según se desenvuelven en el curso de la historia.

La interpretación de la Doctrina Social de la Iglesia postulaba que la economía debía estar


supeditada a la moral. Las retribuciones del capital y del trabajo no debían ser el resultado del
juego entre oferta y demanda, sino de la calidad social de las personas que intercambiaban los
bienes, ya que cada clase tenía derecho a remuneraciones distintas según lo exigía su estatus.
Sin embargo, el capitalista debía hacer patente sus muestras de caridad y benevolencia
detrayendo de sus ganancias un suplemento para los trabajadores. Un Estado de "patronos
generosos y comprensivos junto a obreros patriotas y leales", pero en realidad la generosidad
patronal y el gran proyecto de la obra social se limitaban, según decía el propio Franco, a "dar
un poco más de alegría y de pan a todas las familias españolas". Familias que, sin mencionarse
explícitamente, correspondían a los estratos bajos y medios de la sociedad española de la
época. A cambio, el obrero debía hacer gala de disciplina y espíritu de servicio. Los principios
de esta doctrina son:

Dignidad de la persona humana: Según la Doctrina Social de la Iglesia, la persona humana, por
estar hecha a imagen y semejanza de Dios, posee una dignidad que la hace superior a los
demás seres creados.
Primacía del bien común: Un sentido de pensar en el bien de todos los individuos, sin quitar ni
el sentido de sociedad, ni de unicidad.
Destino universal de los bienes, solidaridad, y respeto a la propiedad privada: El respeto a la
propiedad privada nace principalmente de dos Mandamientos del Decálogo: "No robar" y "No
codiciar los bienes ajenos". Condena las formas de: comunismo, socialismo, socialismo
democrático, y libre mercado en forma desmedida.
Principio de subsidiariedad: Se refiere a la protección a las sociedades intermedias,
especialmente a la familia. Con este criterio se pretende reducir la acción del Estado a lo que la
sociedad civil no puede alcanzar por sí misma.
Participación social: Consiste principalmente en un compromiso del cristiano, en promover una
sociedad más conforme con los designios de Cristo.
Cultura de la vida y de la calidad de vida: Condena a toda forma de atentado contra la vida
humana: aborto -incluso en caso terapéutico-, eutanasia, genocidio, homicidio, suicidio, etc.
Y promueve que la persona tenga todas las condiciones necesarias para vivir: educación,
trabajo, alimentación, salud, etc.
La existencia de la ley moral: Para la Iglesia, la ley moral se deriva de tres fuentes:
la revelación, el magisterio social, y la conciencia. Las personas, por su misma dignidad, deben
conservarla, cumpliendo con sus deberes, amando a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo
como a sí mismo.

Aportaciones Pactos de Toledo

El pacto de Toledo fue suscrito por la práctica totalidad de los partidos políticos con
representación parlamentaria en el Congreso de los Diputados en aquel momento, 1995. Se
encargó la elaboración de un informe donde se analizasen los problemas estructurales del
sistema de Seguridad Social y se indicasen las principales reformas que deberían acometerse
en los siguientes años para garantizar la viabilidad del sistema público de pensiones y evitar
mayores déficits en el presupuesto del Estado.

Para supervisar la aplicación de las recomendaciones del Pacto de Toledo, se creó la Comisión
no Permanente para la valoración de los resultados obtenidos por la aplicación de las
recomendaciones del Pacto de Toledo.

Dichas recomendaciones conformaron la evolución del sistema de pensiones, comenzando a


tener efecto en 1996.

En primer lugar realiza una separación entre las diferentes fuentes de financiación de las
prestaciones, dejando las llamadas prestaciones no contributivas y universales a cargo de la
imposición general y las pensiones contributivas a cargo de un sistema de cotizaciones
sociales, esto es un cambio importante en cuanto que se pasa de un sistema de reparto puro a
un sistema en el que se cobra en función de lo cotizado.

Para solucionar las fluctuaciones de las contribuciones, se crean fondos de reserva durante
periodos de bonanza destinados a eliminar la necesidad de aumentar las contribuciones para
mantener las prestaciones en tiempos de crisis. Estos fondos son títulos públicos adquiridos en
los mercados oficiales.

Las bases de cotización se homogeneizan y se busca unificar los diferentes regímenes


especiales de modo que iguales cotizaciones equivalgan a iguales prestaciones salvo para el
caso de sectores como la minería del carbón, agrario y pesquero. Por otra parte, dentro de la
homogeneización existe trato diferenciado para situaciones que requieran excepcional celo
protector como por ejemplo la ampliación de la edad para recibir pensiones de orfandad.

Mejora de los medios de recaudación, lucha contra el fraude y contra la economía sumergida,
se contempla también en el documento como una estrategia para aumentar la eficiencia del
sistema. Mejoras en la gestión y la fiscalización de las pensiones, especialmente las bajas por
enfermedad y seguro de desempleo.

En cuanto a la evolución de las cotizaciones, se propone una dinamización del sector público
mediante una bajada de las cotizaciones en determinados sectores con gran intensidad de
mano de obra o trabajos de alta cualificación, siempre dentro de un criterio de equilibrio del
sistema.

La edad de jubilación se mantiene en 65 años pero se incentiva que aquellos que lo deseen
mantengan sus empleos.

Se impone al congreso la creación de una ponencia sobre la evolución del sistema de


pensiones.

Aportaciones Fuero del Trabajo

El Fuero del Trabajo, promulgado en 1938 en plena Guerra Civil, fue un híbrido entre dos
modelos de estado: el corporativo-tradicionalista, apoyado por los católicos y los carlistas, y el
corporativo-fascista abogado por la Falange Española y de las J.O.N.S. Las diferencias
fundamentales entre uno y otro giraban en torno al papel del estado. Los católicos,
amparándose en el principio de subsidiariedad, exigían un amplio espacio de actuación para
las instituciones sociales tradicionales mediante las cuales la Iglesia basaba su
adoctrinamiento. Estas 'requerían' de generosas subvenciones públicas para el desarrollo de
sus actividades. Para los falangistas, al contrario, los intereses de la Iglesia debían supeditarse
a los del Estado, el cual debía reglar tanto las relaciones económicas como las sociales.

Un aspecto a resaltar del Fuero del Trabajo franquista era la consideración que realizaba de la
situación social de la mujer. "El nuevo Estado debe sacar a la mujer del taller y retornarla al
hogar", aseveraban las proclamas franquistas. Para ello, y en un intento de mantener a la
mujer en el reducto hogareño, se estableció, entre otras medidas, el subsidio familiar. A este
respecto, la política del Régimen fue siempre extremadamente conservadora: el aborto y el
divorcio eran palabras anatemizadas. Al estar la Seguridad Social española orientada a la
protección de aquellos trabajadores cotizantes con actividad laboral, la situación de la mujer
quedaba desprotegida fuera del ámbito familiar y de su relación de subordinación al marido o
al padre. Además, las prestaciones por menores de edad se concedían sólo en los casos en que
uno de los progenitores estuviera asegurado, dejando a las familias más desprotegidas sin
prestaciones para sus hijos. En la España franquista el derecho no era del menor, sino el de sus
padres casados, a los cuales se compensaba económicamente por sus cargas familiares.
Los derechos y deberes que el Fuero establece:

- Derecho y deber del trabajo


- Derecho al descanso
- Derecho a una retribución justa del trabajo
- Derecho al subsidio familiar
- Derecho a la seguridad y continuidad en el trabajo
- Derecho a la seguridad en el infortunio y a los seguros sociales
- Derecho al acceso a la propiedad
- Deber de la lealtad y solidaridad en el trabajo y en la producción
Tema 3.- Situación de la mujer en el Estado del Bienestar actual: Este tema debéis
desarrollarlo en función de tres artículos: uno escrito por vosotros y dos más escritos
por vuestro compañeros.

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