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DE PABLO IGLESIAS

Arde Chihuahua

Playa nudista. Frida y Martina paradas con salidas de baño mirando muy atentas
hacia adelante y a los costados. Frida impresionada con gesto tenso. Martina, más
natural. Ambas con bolsitos y sillas plegadizas de playa.

Martina: ¿Bueno, nos sacamos?


Frida: ¡Ni loca!
Martina: Pero habíamos estado de acuerdo en venir.
Frida: En venir sí, pero en quedarme en tarlipes nunca te dije.
Martina: Y pero entonces vamos a quedar como unas mironas.
Frida: No, eso ni loca, volvamos entonces.
Frida amaga con irse, Martina la retiene.
Martina: ¡Pará, pará! ¿Adónde vas qué recién llegamos?
Frida: No me tires de la salidita que no tengo nada abajo, che.
Martina: Pero esa es la idea, además acá nadie te mira. Y si no fijate esas dos parejas
con sus hijos charlando lo más bien y todos están en bolas.
Frida: ¿Ves? Si vos estás mirando, todos deben hacer lo mismo.
Martina: Pero nadie mira con intención de mirar, no sé si me explico.
Frida: No, para nada… En serio, Martina, me quiero ir.
Martina: Ese es tu problema, ¿ves?
Frida: ¿Cuál?
Martina: Nada, dejá.
Frida: No, ahora decís.
Martina: Olvidate, ya fue, vamos. Mala idea venir, tenés razón.
Frida: ¿Además por qué asumís que yo tengo un problema?
Martina la mira y le hace caras.
Frida: ¿Y esa cara, qué?
Martina: Ya está, te dije, hablé por hablar. Mala mía. Vamos, dale.
Frida: Ahora me quiero quedar.
Martina: ¿Te vas a sacar entonces?
Frida: No, me quedo así.
Frida despliega una sillita de playa y se sienta.

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Martina: No sé si nos podemos quedar vestidas, eh.


Frida: ¿Y quién te lo prohíbe?
Martina: ¿Y si viene el guardavidas y nos raja por romper las reglas?
Frida: Yo no estoy rompiendo nada. ¿Además qué guardavidas decís?
Martina: Ese que tiene el pito colgando.
Frida: ¡Todos lo tienen colgando, Martina!
Martina: Ese del silbato me refiero.
Martina señala a un punto. Frida mira con gesto de sorpresa.
Frida: Ah, ¿Ese morocho vos decís que es el bañero?
Martina: Y sí, sino que otra cosa va a hacer un tipo desnudo con un silbato colgado del
cuello.
Frida mira obsesivamente hacia un punto. Martina despliega otra sillita y se sienta.
Martina: Bueno, pero si nos rajan, yo te avisé.
Frida también despliega su sillita, se sienta y se pasa protector solar en las piernas y
en la cara y sigue mirando de manera obsesiva hacia dónde se supone está el
guardavidas.
Frida: ¿Y si alguien se está ahogando el tipo ese se mete así a rescatarlo?
Martina: ¿Así cómo?
Frida: Así… Con el coso al aire.
Martina (ríe): ¡El coso! ¿Se lo podés mirar pero no nombrar?
Frida: Yo no le estoy mirando nada… Es que… bueno… ¡Resalta!
Martina: Si, la verdad que sí… El flota flota ya lo tiene incorporado…
Frida se pasa protector por la cara, abstraída mirando al guardavidas.
Frida: ¡Ay, la puta madre! ¡Me entró protector!
Frida se refriega el ojo.
Martina: Dejame que te soplo, a ver...
Frida abre grande el ojo. Martina le sopla.
Martina: ¿Mejor?
Frida (esquiva): No, me arde un montón.
Martina: Tanto mirarle “el coso” al tipo ese…
Frida avergonzada se vuelve a refregar el ojo.
Martina: Vamos a emparcharte ese ojo, mejor, dale. No conviene que lo sigas forzando.
Frida: No estoy forzando nada.

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Martina: Él solo hecho de tener que hacer esfuerzos para ver con un ojo que está
enfermo es lo más heavy del mundo.
Frida: Basta, la enferma sos vos con esa obsesión que tenés por la… Ya sabés…
Martina: Che, en serio ¿por qué no te querés sacar? Si es lo más natural del mundo.
Frida: Mi cuerpo opina lo contrario.
Martina: Que digas que tu cuerpo opina es más ridículo que estemos en una playa
nudista tapadas hasta el cuello.
Frida: Que vos no escuches al tuyo no quiere decir que el mismo no opine.
Martina: Si vos escucharas al tuyo, en caso de confirmar tu teoría de que el cuerpo
habla, no estarías así.
Frida: ¿Así, cómo?
Martina: Sola.
Frida: Estoy con vos.
Martina: Vos me entendés, en general te digo, nos conocemos hace mil quinientos años
y nunca te vi pareja.
Frida: Que no me hayas visto no quiere decir que nunca haya tenido. Soy reservada, lo
sabés.
Martina: Vamos, Frida, dale. Si ni siquiera podés decir la palabra “pija”
Frida: ¡Callate, ordinaria!
Martina: ¿Qué? ¿Tenés miedo que nos oiga alguno de todos esos tipos que están en
pija?
Frida: ¡Me importa un silbato! Yo no me saco nada y punto, si te gusta bien y si no, nos
vamos.
Martina ríe.
Martina: El miembro masculino… ¿Así te parece bien qué diga?
Frida: Completá tu idea, a ver…
Martina: El miembro masculino a nuestra edad es como la gripe A, después de tanta
peste, ya no asusta a nadie.
Frida: Ese me parece un comentario muy desafortunado que roza la cosificación de los
modelos sociales que quiere imponer este sistema capitalista sobre nuestros cuerpos
como objetos de consumo.
Martina: ¿Pero qué tiene que ver el culo con masticar chicle?
Frida: Que yo antes de estar con alguien que no me gusta prefiero estar sola.
Martina: Yo no dije que tenés que estar con alguien que no te guste.

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Martina la mira con gesto de sorpresa.


Martina: ¿No será que a vos no te gustan los…?
Frida: ¡No, che! ¿Qué decís? Solo dije que preferiría estar sola antes que con alguien
que…
Frida enojada se interrumpe.
Frida: Además no sé qué hablás tanto vos que también estás sola.
Martina: Yo elijo estar sola ahora.
Frida: Vos estás sola porque te dejaron.
Martina tocada. Silencio tenso, Frida con gesto culposo.
Frida: Perdón, no quise decir lo que dije.
Martina: Pero lo dijiste.
Frida: Tenés razón, perdoname.
Martina: Es verdad que Diego me dejó, pero yo lo empujé mucho para que lo haga. No
sé… cómo que no le vi voluntad de decontruirse, ¿viste?
Frida: ¿Se fue con la del club?
Martina: Se fue con la del club…
Las dos incómodas miran hacia adelante y cambian de tema.
Frida: Che, mirá esa chica las pechugas que tiene, casi que le llegan al ombligo. ¿Debe
tener como doscientos de busto, no? O por ahí estará amamantando…
Martina: ¿A vos no te preocupa no tener hijos todavía?
Frida la mira desconcertada.
Martina: Nada, dejá, no me des bola.
Frida: Yo no siento que tener hijos sea un mandato para la mujer, si tienen que venir,
que vengan y si no, no. Mi vida pasa por lo que yo hago de ella, no por lo que esta
sociedad machista dice que debo hacer. Cero preocupación por tema cigueña.
Martina se pone de pie.
Martina: Bueno, yo me voy a meter.
Frida: ¿Así con la batita?
Martina: No.
Frida: ¿Te vas a sacar?
Martina: Sí, pero en la orilla ¿Venís?
Frida: Ni loca.
Martina: Vos te lo perdés, como tantas otras cosas…
Martina sale. Frida mira atenta a ella metiéndose al agua.

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Frida: Pero mirala que… (con deseo solapado) Que cochina, che… Y esa no es la orilla,
te faltan como diez pasos… Diez pasos que hace moviendo el traste como una vedette,
¿a vos te parece? Que blanquito lo tiene y no se puso protector…
Frida mira muy atenta mientras se ventila el cuello.
Frida: ¿Pero te tenés que poner a hacer la plancha en el agua, Martina? ¡Se te ve todo lo
de adelante!
Mira preocupada.
Frida: Salí, dale. Que te zambulliste hace un montón, no me preocupes… No me hagas
ir hasta ahí… Pero… Ahí está, sacudiendo el pelo y las bubis como una sirena… Mirá
el degenerado ese del bañero como la mira con ese silbato enorme colgándole (Se
alarma) Ahí sale, ¿por qué corre? ¿Qué le pasa? ¡Qué asco, Martina! ¿Cómo te vas a
hacer milanesa? ¡Se te va a llenar la pochola de arena, querida!
Llega Martina dolorida y con la bata puesta.
Martina: ¡Frida, Frida, ayúdame!
Frida: ¿Qué te pasa?
Martina: ¡Me picó una aguaviva! Me pasé arena mojada pero no se me pasa.
Frida: ¿Un aguaviva?
Martina: Sí, la vi, era enorme, tenía como una cruz roja en la panza.
Frida: ¡Ay, nena, pero esa es una medusa re peligrosa! La vi en un documental, te
puede hacer pico de fiebre.
Martina: ¡Ay, me arde, me arde mucho!
Frida: ¿Y dónde te pico?
Martina se señala la entrepierna.
Frida: ¡Ay, no! ¿Y ahora qué hacemos?
Martina: Soplame.
Frida: ¿Queeeeé?
Martina se da media vuelta dándole supuestamente la espalda a la gente de la playa y
se abre la bata. Frida corre la cara pero la mira de costado.
Frida: ¿Pero qué hacés, che?
Martina: Fijate si no me quedó un filamento pegado.
Frida: ¡Y fíjate vos!
Martina: No puedo mirar, me da impresión. Creo que me están viniendo chuchos.
Frida: ¡La fiebre!
Martina: Hace algo, por favor.

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Frida: Bueno, a ver… Te miro.


Martina: ¡Dale, por favor! Decime como tengo.
Frida mira, le gusta pero disimula incómoda.
Frida: Y… tenés bastante rojo. ¡Eso te pasa por depilarte! ¿No sabés que el vello sirve
de protección para muchas cosas?
Martina: ¿Muy rojo tengo?
Frida: Tenés como una raya… Como otra raya digamos… ¡Como la camiseta de River
te quedó, digamos!
Martina se vuelve a cerrar la bata y mira al frente con desesperación.
Martina: ¡Me arde mucho, Frida! Me baja la presión… Me desmayo. No me puedo
enfermar ahora.
Frida: Bueno, para che, no seas tan hipocondríaca.
Martina: No es de hipocondríaca es que… ¡Vos me dijiste que esa aguaviva era
peligrosa!
Frida: Bueno, peligrosa tanto como peligrosa…Te va a arder un rato nada más, mirame
a mí, ya se me pasó lo del ojo. El ardor siempre es pasajero, yo te… soplo, pero va a
quedar como el traste si la gente nos mira, van a pensar que somos… Ya sabés…
Abrite, dale… La batita digo…
Frida se agacha.
Martina: (interrumpe): ¡Es que estoy embarazada, Frida!
Shock en Frida que la mira desde abajo.
Martina: Mirá que Diego no sabe nada, eh. Veníamos buscando hace rato y no se nos
daba, y con tal mala suerte que vine a quedar justo cuando se terminó. Por eso me
preocupa la picadura.
Martina: ¿Y ya tenés padrinos para la criatura?
Frida (incómoda): Eh, no, todavía no, es… ¡muy pronto! Ni lo pensé. ¡Frida me muero
del ardor!
Martina se va a tocar pero Frida la detiene.
Frida: ¡No te toques, no te toques que es peor! A ver, esperá.
Frida revuelve su cartera y saca una revista tipo “Gente” o “Caras” y le ventila la
entrepierna.
Frida: ¿Y lo tenés que pensar mucho?
Martina: ¿Qué cosa?
Frida: Lo de los padrinos para la criatura.

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Martina: Y no es como comprar un lavarropas. Pero igual es demasiado pronto.


Frida: ¿Pronto cuánto?
Martina: Estoy de siete semanas.
Frida: Bueno, no tan poco… ¿Y no me pensabas contar?
Martina: No te lo iba a decir justo este finde pero como recién dijiste que no te
interesaba tener hijos entendí que no te iba a pegar mal.
Frida: No dije que no me interesa, dije que no es prioridad en mi proyecto de vida
¿Igual por qué pensás que me iba a pegar mal?
Martina hace una mueca. Frida deja de abanicarla con el libro y disimula estar
ofendida.
Frida: Se me cansa el brazo, che.
Martina se pone de cuclillas, dolorida.
Martina: Tengo miedo, Frida.
Frida: Y vámonos entonces, te metés en la bañera con agua fría mientras yo voy a la
farmacia y te compro pancután, algún antialérgico, la pastilla del día después, lo que
quieras.
Martina la mira incrédula. A Frida le cuesta disimular sus celos.
Martina: ¿A vos te jode que yo…?
Frida: ¿Qué decís, nena? Somos amigas de toda la vida, tu felicidad es mi felicidad.
Martina: Ah… Me está dejando de arder un poco, che.
Frida: Cuanto me alegra.
Martina: ¿Y el ojo ese?
Frida: Como si nada ya…
Martina: No digo el de aquel que te está guiñando como loco.
Frida: ¿El canoso del maní?
Martina: Sí.
Frida: ¿Levantamos campamento mejor?
Martina: Dale, mañana vamos a la Brava como Dios manda.
Frida: A la Mansa mejor que vos en tu estado, no estás para sacudidas.
Recogen las cosas.
Martina: Frida…
Frida: ¿Qué?
Martina (ambigua): Una sacudida no se le niega a nadie…
Se sonríen en complicidad y salen.

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Apagón.

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