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El amante indiscreto

Personajes: Marta, Jorge, Rodrigo

ACTO ÚNICO

Se abre el telón mostrando un dormitorio matrimonial. En él se encuentran Marta y


Rodrigo, besándose apasionadamente. Ella va vestida con un camisón ligero y él se encuentra
en calzoncillos.

Rodrigo: ¿Estás seguro de que tú marido no vendrá temprano hoy, Martita?

Marta: Qué no Rodrigo, me ha dicho que se quedaba hasta tarde para terminar sus pendientes. (Lo
abraza y vuelve a besarlo). Así que tenemos varias horas por delante para nosotros solos.

Rodrigo: Pobre cornudo, no sabe lo que tiene en su casa.

Ambos ríen maliciosamente y se vuelven a besar. De pronto, se escucha a lo lejos el


sonido de unas llaves y una puerta abriéndose. Los amantes se separan sobresaltados.

Rodrigo: ¿Qué es eso? ¿Tu esposo está aquí?

Marta: ¡Pero si me dijo que hoy no llegaba temprano!

Rodrigo se pone de pie y empieza a dar vueltas, buscando donde esconderse.

Marta: ¡Rápido! ¡Métete debajo de la cama!

Rodrigo: ¡Pero si ahí apenas y quepo!

Marta: ¡Haz lo que te digo!

Rodrigo se mete bajo la cama justo cuando Jorge, el esposo de Marta, abre la puerta
violentamente.

Jorge: ¡Ajá! ¡Sabía que aquí pasaba algo!

Marta (nerviosa): Jorge, mi amor, ¿qué haces aquí? Pensé que hoy salías tarde del trabajo.

Jorge frunce el ceño y comienza a mirar por todos los rincones.

Marta: ¿Qué buscas?

Jorge: Me pareció oír que estabas con alguien.

Marta: ¡Ay, como crees! Era solamente la televisión.

Jorge: No tenemos televisión en la recámara.


r ecámara.
Jorge se tira de un salto a la cama y Rodrigo se queja oculto.

Jorge: ¡¿Qué ha sido eso?!


Marta: El vecino mi amor, el vecino. Ya sabes que ese hombre no sabe hacer otra cosa que no sea
gritar.

Jorge: Al menos él hace algo, no como esa lacra que vive enfrente.

Marta: ¿Rodrigo?

Jorge: Ese idiota. Treinta y seis años y aún vive con su madre, ¿no es patético?

Aun escondido, Rodrigo hace un gesto de odio.

Marta: Je je je je, sí, mi amor…

Jorge: Además hay que ver que maña que tiene, dicen por ahí que juega del otro bando.

Marta: ¿El otro bando?

Jorge: Pues sí, ¡qué es un maricón! ¿O por qué crees que nunca se le ha visto con ninguna novia?

Marta: Yo… este…

Jorge: Estás demasiado rara, ¿me estás ocultando algo?


a lgo?

Marta: ¿Yo? ¡No, para nada!

Jorge: Mira Marta, yo sé que algo te traes entre manos, no soy ningún estúpido. Si descubro que me
estás engañando, ya verás la que te espera.

Marta: ¡Pero, mi vida! ¿Cómo crees?

Jorge: ¿Quién es, eh? ¿Es ese escandaloso del vecino de al lado que se la pasa gritando? Es él,
¿verdad? ¡Ni modo que sea con ese idiota que vive enfrente! Si a ese no es más que un pobre diablo.

Harto, Rodrigo sale de la cama.

Rodrigo: ¡Pues este pobre diablo se ha estado dando a tu mujer! Y otra cosa, ¡yo no vivo con mi
madre, es ella quien vive conmigo!

Ambos comienzan a pelearse mientras Marta escapa lentamente.

FIN
Una novia insoportable

Personajes: Cristina, Marta, Dora

ACTO ÚNICO

Dora y Marta se encuentran sentadas en una habitación. Las dos llevan vestidos
largos de color rosa y se encuentran, la una frente al tocador maquillándose y la otra, junto a
la ventana, poniéndose lápiz labial. De pronto, la puerta se abre con estrépito. Por allí entra
Cristina, llorando de rabia y con la cabeza llena de bucles.

Cristina (histérica): ¡Miren lo que ha hecho esa estúpida peluquera! ¡Le dije que no lo quería así!
(Patalea en el piso, haciendo un berrinche).

Sus amigas acuden junto a ella, alarmadas.

Marta: Pero cálmate mujer, que seguro podemos hacer algo.

Cristina (gritando y moviendo las manos): ¡¿Y qué demonios se supone que va
vamos
mos a hacer?!

Dora: Tranquilízate, amiga. No en el día de tu oda. (La hace sentarse). Voy a por la secadora y un
poco de agua.

Cristina se derrumba sobre la cama llorando.

Cristina: ¡Se suponía que todo fuera perfecto! ¡No puedo llegar al altar así! ¡¿Qué van a decir mis
amistades?!

Marta le palmea la espalda, tratando de tranquilizarla.

Marta: Tranquila amiga, que Dora sabe lo que hace. Ven, vamos a ponerte el vestido.

Saca del armario un vestido blanco envuelto en una funda. Cristina se pone de pie y
se quita la falda y la blusa. Luego, se coloca su vestido y Marta trata de cerrárselo.

Cristina: ¡¿Qué?! ¡¿Qué pasa?!

Marta: Uy amiga, es que… (Trata de subir el cierre), no te cierra. Te dije que no te comieras esos
camarones anoche.

Cristina: ¡Es tu culpa por no haber insistido más! ¡Tiene que cerrarme!

Marta: Calma, que seguro tengo unos seguritos por aquí. (Busca en el tocador).

Dora vuelve a aparecer llevando un secador de cabello y un rociador con agua, con el que empieza a
mojar el pelo de Cristina.

Dora: Lo mojamos un poquito y le damos forma en un dos por tres.

Marta regresa a su espalda con seguros en la boca y con mucho esfuerzo, intenta
cerrar con ellos el vestido, apretando a Cristina y cortándole la respiración. Mientras tanto,
Dora le moja el cabello, que cae escurriendo por su frente.
Cristina: ¡Pero más cuidado, tontas! ¡Qué me van a echar a perder el look!

Dora enciende la secadora y le dispara aire caliente en la cara. Mientras tanto, Marta
tira del vestido y este se rompe por la gordura de Cristina, quien grita alarmada.

Cristina: ¡Mi vestido!

Marta: ¡Perdona, amiga! Solo estaba intentando cerrarlo…

Cristina les da un empujón a sus amigas encolerizadas. Tiene el vestido roto y el pelo
hecho un desastre.

Cristina: ¡Un par de estúpidas! ¡Eso es lo que son! ¡Mi cabello y mi ropa están arruinados! (Se echa
en la cama a llorar de nuevo). ¡Yo solo quería que todo fuera perfecto! ¡Perfecto!

Marta y Dora la miran indignadas.

Marta: ¡Pues nosotras nos vamos, si tan estúpidas nos consideras!

Dora: ¡Hasta nunca, desagradecida! Y para que sepas, ese modelito siempre te quedó horrendo.

Las dos se marchan dando un portazo. Cristina patalea en el colchón, emitiendo


alaridos.

FIN
Las oportunidades no esperan

Personajes: Marina, Andrea Mesonero Productor

Ambientación: Cafetería de un canal de televisión.

ACTO UNICO

Andrea espera a Marina en la cafetería para presentarse en un casting para participar


en una telenovela. Al ver que no llega la llama por teléfono.

Andrea (Tomando su teléfono y marcando el número de Marina): ¿Marina, donde estás? Ya casi es la
hora del casting y aun no llegas, entraré sin ti, no quiero perder esta oportunidad.

Marina (Respondiendo desde la calle, muy distraída y sin prisa): Ya estoy cerca, deja el estrés, esas
cosas siempre tardan, ya verás que tendremos que esperar mucho, tomate un café que yo ya voy
llegando.

Andrea (Molesta): Oportunidades como estas se dan poco Marina, si no llegas pronto, entro sin ti
aunque te moleste, siempre tan impuntual.

Marina (Irónica): Tú siempre llegas antes de la hora y aún no he visto que te suceda algo bueno por
eso, cálmate que ya estoy cerca, hablamos al llegar, besos amiga.

Mesonero (Acercándose a la mesa donde este Andrea):


A ndrea): ¿Quiere algo más?

Andrea (Acomodándose en el asiento): Si por favor ¿me trae otro café?

El mesonero se va por el café y Andrea sigue hablando sola

El mesonero regresa

Mesonero: Aquí está su pedido. ¿Quiere algo


al go más?

Andrea (Lo mira incomoda) Si, tal vez un pequeño muffin.

Mesonero: Con gusto señorita.

El mesonero se va por el muffin y Andrea sigue hablando sola


El mesonero regresa

Mesonero: Aquí está su muffin. ¿Quiere algo más?

Andrea (Lo mantiene mirando) No gracias.

Mesonero: ¿Quiere algo más?

Andrea (Lo mantiene mirando) Dije “No” gracias.

Mesonero: Entonces, un helado ¿Fresa o vainilla?

Andrea: (Resignada) Fresa

Mesonero: Con gusto señorita.


Andrea (Hablando en voz alta pero para sí misma): No sé qué tiene Marina en la cabeza es tan
irresponsable, pero lo siento por ella, yo…

Regresa el mesonero

Mesonero: Aquí está su helado. ¿Quiere algo


a lgo más?

Andrea (perpleja) Primero déjeme terminar todo lo que me ha traído por favor

Mesonero: ¿Quiere algo más?

Andrea: Si, esta bien, si quiero algo mas: Quiero un café con hielo

Mesonero: Con gusto señorita.

Andrea: Todo esto por esperar a la irresponsable de Marina, ¡Ah no! este casting no lo voy a perder,
si no llega a tiempo, es su problema.

Mesonero (Acercándose con el pedido): Aquí está el café seño…

Andrea: Ya no quiero nada entiende!

Mesonero: Esta bien, solo le traía su café. (Se va)

Andrea vuelve a ver la hora en su teléfono y golpea la mesa con los dedos de la
impaciencia.

En ese momento entra un hombre con un atuendo algo estrambótico, mirando a


todos lados.

Productor (Algo exaltado): ¡Dios! ¡Ambas enfermas! Necesito dos chicas para hacer de extra en una
escena y es urgente.

Sigue mirando a todos lados y fija su vista en Andrea, acercándose a ella.

Productor (Señalándola): A ver chica, tú, levántate, necesito dos extras y supongo que tú estás aquí
buscando una oportunidad, o… ¿me equivoco?

Andrea (Gratamente sorprendida): ¿yo?


Productor: Si niña ¿Quién más? Tú, levántate ¿o no quieres?

Andrea: Claro, si quiero, vamos.

Andrea se levanta y comienza a caminar detrás del productor, pero se detiene

Andrea (Tocando el hombro del productor) Deme un segundo, ya le alcanzo.

Andrea se dirige al mesonero, hablando con


c on el rápidamente y sale de nuevo detrás
del productor. En el instante que se van, Marina entra a la cafetería, sentándose en una
mesa.

Mesonero: ¿Es usted la señorita Marina?


Marina (Extrañada): Si, soy yo
Mesonero: La señorita Andrea le dejo dicho que gracias a que no llego a tiempo perdió la
oportunidad de participar en una escena que graban, que fue escogida para extra y que la llama
cuando este desocupada, y que es una lástima que no llegara a tiempo.

Marina (Boquiabierta): ¿Qué se fue a dónde? Bueno, bueno, gracias ¿usted que puede saber?

Mesonero: Por nada señorita, permiso. Por cierto, ¿se le ofrece algo de tomar?

Marina: Si, tráeme un vaso con agua, estoy cansada.

Mesonero: Aquí está su pedido. ¿Quiere algo


al go más?

Marina (Lo mira incomoda) Si, tal vez un pequeño muffin.

Mesonero: Con gusto señorita.

El mesonero se va por el muffin y Marina empieza marcar dígitos en su teléfono. El


mesonero regresa y no la deja llamar

Mesonero: Aquí está su muffin. ¿Quiere algo más?

Marina (Lo mantiene mirando) No gracias.

Mesonero: ¿Quiere algo más?

Marina se levanta de la mesa gritando y sale molesta de la cafetería.

Mesonero: … Mujeres.

FIN
Una pelea para morirse…
de risa

Personajes: Camila Humberto

(Se abre el telón y aparecen en escena Camila y Humberto a cada extremo de escenario con la
mirada molesta hacia un costado)

Camila: (Con los brazos cruzados y golpeando con el pie el piso) ¡La verdad es que ya no te soporto!

Humberto: (Mirándola) Pues tú para mí no eres “una cerecita”.

Camila: (Camina hacia él, molesta) ¿¡Qué dijiste!? ¡A ver, repíteme eso en mi cara! ¡Dímelo!

Humberto: (Acerca su cara a la de ella) ¿¡No me escuchaste!? (Le mete el dedo en el oído)

Camila: (Le quita el dedo de su oído) ¡Saca tu dedo cochino de ahí! (Se limpia el oído y se lo limpia)
¡Lleno de microbios y… cochinadas!

Humberto: (Sonriendo) Como tú.

Camila: (Sorprendida) ¿¡¡¡Qué dijiste!!!? (Se apega a él, molesta)

Humberto: (Con sarcasmo) Como tú…comprenderás, “mi amorcito” (Le jala el cachete de un lado a
otro)

Camila: (Tratando de quitar su mano) ¡Sueeel…taaaa…me! (Se zafa de él) ¿¡Crees que mi cara es
“pelota anti estrés” o qué!?

Humberto: Bueno no pelota anti estrés pero… sí que relaja.

Camila: ¡Anda que te relaje tu abuela! (Se va caminando por el escenario)

Humberto: (Yendo tras ella) ¡Cómo mi abuelita no te metas! (Pone la mano en su pecho) Ella es una
santa.

Camila: Pero le encanta.


Humberto: (Con sorpresa) ¿¡Qué dijiste!? ¿¡Qué le encanta!?

Camila: No, nada. Dije que como ella no hay tantas.

Humberto: Ah, más te vale (La mira fijamente)

Camila: (En tono desafiante) ¿¡Más me vale, qué!? ¿¡Más me vale, qué!?

Humberto: (Retrocediendo) ¡No, nada!

Camila: (Camina hacia Humberto) ¡No, no! ¡Quiero que ahora me digas ahora mismo qué quisiste
decir con eso de, “Más te vale”! (Grita) ¡¡¡Y rápido!!! (Cruza los brazos) Ya, te escucho.

Humberto: (Se queda pensando por un momento) No… prefiero reservarme mi opinión (Se va
caminando por el escenario)
Camila: (Lo sigue) ¡No, no! ¡Quiero me digas qué quisiste decir! ¡¡¡Humberto!!! ¡¡¡Humberto!!! ¡Ven
acá! No me dejes con la palabra en la boca porque… ¡No te vayas! (Lo persigue por todo el escenario)

Humberto: ¡Ya, déjame en paz! (Sigue huyendo de ella)

Camila: ¡Cobarde!

Humberto: ¡Loca!

Camila: (Sorprendida) ¿¡Qué me dijiste!? (Se sube las mangas) Ah no, a este me lo sueno pero con
ganas.

Humberto: (Retrocediendo) ¡Espera, espera! Recuerda que en el altar acordamos que hasta que “la
muerte nos separe”.

Camila: Pues al parecer te salteaste hasta la parte final (Se acerca a él) ¡Ven acá!

Humberto: (Escapando de Camila) ¡No, no! ¡Espera! (Continúa la “correteadera”) (Toma una silla y la
pone adelante para protegerse) ¡Mi capullito! ¡Mi cerecita! ¡Mi caramelito!

Camila: ¡Mi, nada! ¡Mi, tu abuela en camisón! ¡Ahora vas a ver lo que es bueno! (Se detiene) ¡Bueno,
ya basta! ¡Ya basta!

Humberto: (Con la silla adelante para su protección) ¡Eso digo yo! ¡Debemos hacer el amor!

Camila: Ahh… (Sorprendida) ¿¡¡¡Qué!!!?

Humberto: ¡Pero déjame terminar! ¡Cuando digo que hay que hacer el amor, quiero que decir que
debemos estar en paz!

Camila: ¡Ahh….! ¡Pero yo no quiero hacer el amor contigo! (Humberto la mira sorprendido) ¡Digo, la
paz! ¡Y ya no quiero seguir hablando contigo! (Sonríe) ¡Ya sé quién puede ayudarme!

Humberto: (Preocupado) ¿Ah, sí? ¿Quién?

Camila: (Mira al público) Mi madre, Zoila (Saca su celular)

Humberto: ¿¡Qué!? ¿¡Tú madre Zoila!?

Camila: Sí.

Humberto: ¿¡Zoila que friego, Zoila que me meto y Zoila que no te aguanto!?

Camila: (Mirándolo) No, te expreses así de mi madre. ¡Y mejor me voy al cuarto porque tu voz me
estresa! (Se retira de escena)

Humberto: Y a mí me estresa ella. (La sigue mientras sale de escena) ¡Por favor, Camila! ¡Camila!
¡¡¡Camila!!! ¡¡¡No la soporto….!!!

FIN
La Manta

ACTO UNICO

(En la escena vemos una casa en un extremo y en el otro una farola. Estamos en el exterior de una
calle cualquiera, de un pueblo cualquiera).
(Entran el Marido y la Esposa).

MARIDO.- Mi padre lleva viviendo con nosotros 14 años. Ya no lo soporto más.


ESPOSA.- Pero es tu padre…
MARIDO.- Él eligió ser padre y cuidó de mí 25 años. Yo no elegí ser hijo y ya llevo 14 cuidando de él.
Es insoportable.
ESPOSA.- No debes olvidar que es tu padre.
MARIDO.- Porque es mi padre llevo cuidándolo tantos años. Y yo voy a morir pronto si continúa
viviendo con nosotros. Me es imposible sufrir por más tiempo.
ESPOSA.- No puedes echarlo a la calle…
MARIDO.- Pues lo tengo decidido. O él o yo.

(Entran ambos en la casa).


(El Abuelo y el Marido salen de la casa. Primero el Abuelo, que camina renqueante y luego el

otro).
MARIDO.- Padre, salid ya de mi casa. Te he mantenido por más de 12 años. Vete a donde quieras.
ABUELO.- Hijo, no me eches. SoyS oy viejo y estoy enfermo.
MARIDO.- El tiempo ya pasó, padre. Vete y no vuelvas.
ABUELO.- Dame al menos una manta para abrigarme. Si no, moriré de frío.
MARIDO.- Accedo a eso, para que veas que buen corazón tengo. -¡Hijo, ven aquí!
HIJO.- (En off). -¡Espera que estoy ocupado con algo!
MARIDO.- -¡Qué salgas de una vez te digo!
HIJO.- (En off). -¿No prefieres que entre?
MARIDO.- -¡Que salgas, alcornoque! (Sale el Hijo de la casa).
HIJO.- Tranqui, papa. Haberme dicho antes que estabas enfadao…
MARIDO.- Entra en casa…

HIJO.- Pero-¡Santa
MARIDO.- papa, sipaciencia
acabo delasalir.
mía!-¿Me
Ve al haces salir
armario para una
y coge decirme que
manta vuelva
y se la dasa al
entrar?
abuelo.
HIJO.- -¿Y pa’qué?
ABUELO.- Tu padre me echa de casa.
HIJO.- -¡Anda, será bruto!
MARIDO.- Y date prisa con la manta, si no quieres que te eche a ti también.

(Y dicho esto Marido entra en la casa).

HIJO.- Mi padre es bruto.


ABUELO.- Sí, hijo; pero date prisa con la manta, que voy a terminar congelándome. Ya no hay nada
que hacer.
HIJO.- Espera, abuelo; voy a por la media manta.

(Entra el Hijo en la casa).

ABUELO.- -¿Media manta?


(Sale el Hijo de la casa).
HIJO.- Aquí tienes la media manta. Ve y sé feliz. Y no te olvides de darme las gracias cuando termine
el cuento.
ABUELO.- -¿Qué dices?
HIJO.- Que quiero que te alejes. Por lo menos, hasta donde la farola.
ABUELO.- No te entiendo.
HIJO.- Tú, arrea…

(El Abuelo, sin entender nada, se aleja del muchacho en dirección a la farola).
HIJO.- -¡Papá, ven pa’cá, pa’que veas que buen hijo soy!
(El Marido sale de la casa).
MARIDO.- -¿Qué quieres?
HIJO.- Que ya le he dado al abuelo la media manta.
MARIDO.- -¿Qué has hecho?, ve a donde está y dale también la otra mitad.
HIJO.- Ni harto de bizcochos. La otra mitad la guardo para cuando tu seas tan viejo como el abuelo y
te eche también de mi casa.
MARIDO.- -¿Qué dices?
HIJO.- Que me has enseñado la lección. Cuando seas viejo, te marcharás de mi casa para que no me
molestes.
(Y sin decir nada más, el Hijo entra en la casa).

(El
de Abuelo
la casa).al ver que su nieto entra en la casa, se separa de la farola y comienza a alejarse aún más
MARIDO.- (Para si mismo) -¿Qué he hecho?
(El Abuelo está a punto de salir de la escena).
MARIDO.- Padre, espere, no se vaya. (Se acerca al trote hasta el Abuelo). Tiene que perdonarme,
padre; no sé qué es lo que me ha pasado. Por favor, vuelva usted a casa.
ABUELO.- -¿Estás seguro?
MARIDO.- No he estado tan seguro de algo en toda mi vida. Vamos a casa, que le prepararé una
buena sopa para cenar.
(Los dos se acercan hasta la casa y al llegar el Marido entra en la casa).
MARIDO.- Voy a hacerle una sopa estupenda.
(Entra en la casa).
(Sale el Hijo).
HIJO.- -¿A qué tienes un nieto listo?
ABUELO.- No puedo creer que tuvieses un plan así.
HIJO.-Me lo enseñaste tu cuando me contaste el cuento aquel del Salomón que cortó por la mitad a
un bebé que tenía dos madres.
ABUELO.- No era exactamente así.
HIJO.- Lo mismo da, abuelo; el truco salió, -¿no?; -¿y qué tienes que decir ahora?
ABUELO.- Muchas gracias, nieto.
HIJO.- Eso está mejor, y esta noche, en recompensa, me contarás el cuento aquel del cerdo que se
comía a los tres lobitos.
ABUELO.- No es exactamente así, nieto.
HIJO.- Bueno, da igual; la cosa es que me cuentes uno de esos cuentos que tú sabes…
(Y entran ambos en la casa)

FIN

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