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Relacion entre la sociedad anónima y

los administradores
La sociedad anónima es una organización jurídica compuesta de un
patrimonio hecho por sus aliados, y que para obrar frente a los terceros
requiere tener una capacidad o personalidad jurídica, la cual le viene dada
por sus órganos, cuya funcionalidad va a ser llevar a cabo el fin social que
esa sociedad sigue. En tal sentido, se proponen adentrarse y examinar el
parentesco que enlaza a el individuo moral con su órgano de gestión y sus
miembros, por medio de la ley No. 479-08, examinando la naturaleza
jurídica.

Naturaleza jurídica
La naturaleza jurídica que enmarca la interacción de la sociedad anónima
con su órgano de gestión, fue objeto de consideraciones distintas, hay
quienes comprenden que esa interacción que existe entre los
administradores y el individuo moral poseen un carácter de naturaleza
contractual, lo cual define que la sociedad actúe por medio de
representantes; y otros que comprenden que esa interacción obedece a
un carácter orgánico, donde quienes trabajan por la sociedad, son sus
propios órganos, constituyendo una sola persona moral. De lo anterior
tenemos la posibilidad de deducir que la ideología asume y defiende
primordialmente estas 2 posturas, por lo cual precederemos a intentar, en
primera instancia, la teoría contractualista y en segundo sitio la teoría
orgánica.

Teoría Contractualista
Alrededor de esta teoría parte importante de la ideología dice que la
interacción del órgano de gestión de la sociedad y su titular deviene en un
comercio jurídico bilateral de carácter contractual, compuesto por 2
declaraciones de voluntad: la denominación a causa de el comité general y
el asentimiento del administrador, integradas por figuras de precepto,
arrendamiento de servicios e incluso de trabajo. En la situación del
administrador hablamos de un contrato de carácter particular, que tiene
por objeto la prestación de trabajo en sentido extenso, cuyo contenido es
de actividad preferentemente jurídica, y que en algunas ocasiones es de
soberanía y en otros de subordinación. Es por esta razón que la
concepción clásico aplica a los administradores y representantes sociales
las normas del contrato de precepto y asigna a los individuos que
desempeñan tales funcionalidades la calidad de presidentes, aseverando
que el individuo moral actúa en el cosmos jurídico por medio de sus
representantes.

Nuestro código de negocios, reconocido por esta norma, define al


administrador como presidente de la sociedad, es nombrado y removido
por las asambleas, y lo ejerce el representante, según lo establece el
artículo 31.

“Las sociedades anónimas son administradas por uno o más mandatarios


temporales, remunerados o no, o sean accionistas. Estos agentes pueden
delegar sus poderes en todo o en parte si los estatutos lo permiten, pero
son responsables frente a la compañía de los actos de las personas a
quienes las deleguen”.

Bajo nuestra ley, El administrador es tratado como mandatario de la


sociedad y tienen las mismas responsabilidades, dadas sus atribuciones
administrativas, también trae algunos beneficios legales. partiendo de la
relación que guardan los administradores con la sociedad, y también la
responsabilidad legal a través de la representación de la persona moral
frente a los terceros.

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