Por: José Guadalupe Contreras Torres | 1° de Filosofía
La proliferación de la tecnología de internet durante las últimas décadas ha influido la cultura de los jóvenes y el desarrollo de adolescentes en múltiples maneras diferentes, el mayor acceso que tienen los adolescentes a internet creó oportunidades sin precedentes para la educación sexual, el aprendizaje y el crecimiento. Todo ello sin embargo, también permitió un acceso más fácil y omnipresente a material sexualmente explícito. Se afirma que los jóvenes que ve pornografía en internet tienen más probabilidades de sufrir daños fisiológicos y psicológicos a largo plazo porque la exposición tuvo lugar en un periodo en el que sus cerebros aún no habían terminado de desarrollarse. El término “pornografía” fue definido por Owens et al. Como “todo material que en su mayoría sexualmente explícito y destinado principalmente a la excitación sexual”. Algunos estudios realizados en los Estados Unidos descubrieron que ver material sexualmente explícito es considerado por muchos jóvenes como una manera aceptable de expresar la propia sexualidad, se sostiene que el contexto cultural que rodea el consumo de pornografía se normalizó en gran medida en los últimos años. Una investigación sueca sostiene la conclusión de que los hombres que ven frecuentemente material sexualmente explicito tienen actitudes más liberales que los que ven pornografía menos frecuentemente. Un estudio realizado en Taiwán demostró que la exposición a contenido sexualmente explicito aumentaba la probabilidad de que los adolescentes tengan conductas sexuales permisivas. El riesgo asociado con el consumo de pornografía es un asunto complicado, se ha descubierto que la exposición a material sexualmente explicito durante la niñez, en la ausencia de experiencias de la vida real con parejas sexuales, puede contribuir a la internalización de visiones pornográficas distorsionadas de las sexualidad humana, y a su vez, a acciones inadecuadas. La bibliografía indica que existe algún tipo de correlación entre el consumo de pornografía por parte de los adolescentes y el auto-concepto. El material pornográfico refuerza el mensaje de que las mujeres con muchas parejas son promiscuas, mientras que los hombres en la misma situación son venerados. Varios estudios abordan el impacto del material sexualmente explícito en el desarrollo social, el apego y las relaciones interpersonales de los adolescentes. Se podría decir que la pornografía es experta en distorsionar lo que se involucra en una relación humana real. La evidencia sugiere que los adolescentes con mayores grados de interacción social y vinculación emocional no eran tan propensos a consumir material sexualmente explicito como lo eran sus pares menos conectados socialmente, descubriendo así que el mayor consumo de pornografía es más prevalente en los jóvenes con menores grados de interrelación social. Los niños que consumen material sexualmente explícito en internet tienen más probabilidad de exhibir síntomas clínicos de depresión y menores grados de vinculación con las personas que los cuidan que los que ven pornografía a través de otros medios. Muchas personas sostienen que los adolescentes tienen un mayor riesgo de desarrollar un consumo adictivo y problemático de la pornografía, si se exponen a contenido sexualmente explicito durante estos años vulnerables de la adolescencia. La evidencia demuestra que los estímulos pictóricos, como la pornografía, se pueden codificar en regiones del cerebro de manera más imborrable cuando se compara con otros estímulos. Por otra parte, la relación de los niños con las personas que los cuidan es un factor importante en estimación de probabilidad de informar la exposición a la pornografía. Una manera relativamente nueva y muy popular de “exponerse a sí mismo” es la llamada selfie. Éstas parecen que representan imágenes cotidianas aparentemente normales de las personas y no necesariamente las muestran desnudas, se consideran el ejemplo de exhibicionismo digital que no conoce ningún límite ni control, permitiendo así a personas pedófilas abusar de niños y adolescentes a miles de kilómetros y graben o exhiban desnudos frente a la cámara web, generalmente a cambio de una remuneración. Muchos investigadores coinciden que los usuarios de internet Jóvenes y regulares, qué informan intencionalmente que buscan pornografía pueden estar atravesando muchos desafíos personales y sociales. Los profesionales de la salud y la niñez y demás personas que interactúan con personas jóvenes necesitan ser sensibles a la posibilidad de que al menos para algunas personas, buscar pornografía, ya sea en internet o en otros medios tiene implicaciones más allá de su desarrollo sexual.