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mundo.

Los europeos del frente atlántico se abren acceso al resto de


la tierra, destruyen Imperios inmensos en América e imponen a los
Imperios asiáticos relaciones comerciales y espirituales muy poco de-
seadas por ellos.
E ! descubrimiento de América, en 1492, por Cristóbal Colón y la apertura de
la ruta de E l Cabo, en 1498, por Vasco de Gama deben señalarse como los acon-
tecimientos más determinantes de la historia de Europa en la era moderna. Sin
embargo, no hay que exagerar su importancia en la expansión económica de la
primera parte del siglo xvi. E n efecto, «la conquista y la explotación de nuevos CAPÍTULO I I
mundos en América y en el océano Indico no suponen ninguna ruptura con los
tiempos pasados» (J. Heers). No insistiremos sobre el origen de los grandes des-
cubrimientos, ya estudiados en otro volumen de esta colección. Por otra parte,
Europa toma conciencia bastante lentamente de la existencia de esos nuevos mundos. E l medio económico: reconstrucción y expansión
N i los viajes de Cristóbal Colón, de John Cabot a E l Labrador en 1497, de
Cabral al Brasil y de Américo Vespucio a Venezuela en 1500, ni el de Vasco de
MAPAS: I , II y VI
Gama modificaron el concepto que se tenía de la Tierra. E n 1507, el editor ale-
mán Waidseemuller lanza la palabra América para designar el Nuevo Mundo, una
simple etiqueta. Habrá que esperar a que Balboa atraviese el istmo de Panamá,
en 1513, para que se sospeche la existencia de un océano que separa América de
Asia, y al viaje de Magallanes (1519-1522) para obtener la prueba de que ambos
continentes están en efecto separados y de que la Tierra es redonda (véase mapa I ) . E n una época en que los medios técnicos son todavía limitados, el
Los geógrafos registraron este descubrimiento con mucho retraso.
número de trabajadores cuenta más que hoy en la vida económica.
U n a vez realizada la conquista de los Imperios mexicano y peruano, conquista
acompañada del pillaje de sus tesoros, América deja de presentarse como un ase-
Reglamenta la producción más que el consumo, ya que éste es redu-
quible Eldorado. L a explotación de las minas de plata de Potosí hacia mediados cible hasta el hambre, y el movimiento de los salarios tanto como el
de siglo presta un nuevo interés al Perú. E l Extremo Oriente impone con mayor de los precios ( F . Mauro). E l afán de lucró individual fue uno de los
rapidez su influencia en la economía europea. Los portugueses están ya instalados
en la costa de Guinea y extraen oro de las minas de San Jorge de la Mina. L a aguijones de la expansión económica europea del siglo xv, pero lo fue
Compañía de Guinea, fundada en 1508, controla el comercio de la costa africana. en rebelión contra la moral, recordada sin cesar por la Iglesia, que
Pero los portugueses encuentran dificultades para introducirse en el mundo asiático,
donde el comercio de las especias se halla en manos de los árabes, que, haciéndolas
condena ciertas formas de ese lucro, y por las autoridades civiles, que
pasar por Suez, las venden a venecianos y genoveses. Albuquerque piensa entonces tratan de aminorar la competencia. E l número de hombres importa
que, para dominar la ruta de las Indias, los portugueses necesitan poseer bases en más que sus aptitudes. Para una familia se considera como una ben-
tierra firme. Se apodera en consecuencia de Ormuz (1508), y más tarde (1510)' de
Goa con la ayuda de los indios. E n I51I, se instala en Malaca, después en las dición el tener muchos hijos, y para un príncipe, el reinar sobre n u -
Molucas. Pero al chocar con los Imperios chino y japonés, los portugueses no logran merosos subditos.
fundar más que una base en Extremo Oriente: Macao, y deben contentarse con
comerciar a través de Cantón y Nagasaki. No obstante, son ellos los que dominan
la ruta de E l Cabo, con sus establecimientos de Mozambique, Ormuz, D i u , Calicut,
Goa, Cochin, Ceilán, Malaca, y sus principales proveedores de especias son A m - EL AUMENTO D E L A POBLACION
boina y Timor. Dado que se trata de una mercancía de gran demanda en E u -
ropa, las especias portuguesas desempeñan en seguida un gran pape! en la econo-
mía europea. Sin embargo, sólo hacia 1520 los efectos económicos de los grandes E l estudio demográfico de las poblaciones europeas a finales del
descubrimientos se muestran como verdaderamente determinantes.
siglo XV y comienzos del x v i se apoya en los limitados sondeos que pue-
den efectuarse en las únicas series de registros parroquiales que poseen
los países más favorecidos a este respecto (Italia, Castilla) y en ciertos
índices de índole diversa.
Aspectos generales
A pesar de las migraciones observadas localmente, la mezcla entre
las poblaciones y la exogamia parecen bastante restringidas. Las dife-
rencias de matiz son muy pronunciadas de una región a otra y aun.
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momentáneamente, de un pueblo a otro. «La natalidad se halla limi- cuerdan los actuales barrios en decadencia que sirven de refugio a
tada exclusivamente por el número de mujeres y su agotamiento fi- capas de población mal integradas en la ciudad.
siológico.» Pero hay que añadir también la prolongada duración de Los movimientos migratorios tienen a veces una amplitud distinta.
las lactancias, que establece un espacio intergenésico medio superior a Algunos son involuntarios. L a expulsión de los judíos de Castilla y
los dos años. Por último, el celibato eclesiástico tiene probablemente Portugal en 1492, de Sicilia en 1493, de Ñapóles en 1509, y la de los
un peso considerable. A causa de la moralidad reinante, la natalidad musulmanes de Granada (1502) fue posible gracias a la abundancia
depende en muy amplia medida de la nupcialidad y refleja, por con- de hombres llegados para reemplazarlos. E n el período siguiente, los
siguiente, las catástrofes que impiden o retrasan los matrimonios: gue- viajes a ultramar testimonian en el mismo sentido.
rras, pestes, hambres. Pero quizá dependa más todavía de la morta-
lidad. Los fallecimientos prematuros son frecuentes entre los hombres,
e igualmente entre las mujeres, para las cuales, a causa de la falta de Distribución de la población
higiene, la maternidad resulta con frecuencia fatal. Los efectos demo-
gráficos se ven agravados por un tenaz prejuicio contra un nuevo ma- E s difícil hacerse una idea exacta de la población de ciudades, provincias y
Estados y de las densidades alcanzadas.
trimonio de las viudas. L a mortalidad provocada por la peste y el
Con todas las reservas, y en orden de importancia, viene primero el reino de
hambre se lleva sobre todo a los niños y los ancianos. Si el índice de Francia, dentro de los límites que poseía en aquella época, con unos 15 millones
natalidad (en relación al número de supervivientes) es verosímilmente de habitantes a principios de siglo, luego Italia (11 millones), Alemania (10 millo-
nes), la parte europea del Imperio otomano (¿8 millones?), España (de 5 a 7 mi-
elevado, el número de hijos conservados por pareja no tiene nada de llones), las Islas Británicas (4 millones), los Países Bajos (Holanda, Bélgica y
desmesurado. Sin embargo, antes de la reanudación de las guerras y Luxemburgo) y Portugal (1 millón). L a población del norte de Europa es escasa.
de la aceleración de la emigración a ultramar, el número de adultos Hacia el año 1500, Noruega debía de contar unos 300 000 habitantes, y Suecia poco
más. E n conjunto, sin contar Rusia, Europa tendría unos 60 millones de almas,
varones es lo bastante considerable para permitir una expansión de- contra los 300 millones actuales.
mográfica y económica real. Las densidades son muy desiguales. L a cifra media de 30 habitantes por kiló-
metro cuadrado parece aceptable, pero sin gran significación. Es la densidad que
podría encontrarse en el conjunto de los reinos de Francia e Inglaterra. E n ciertas
regiones, que forman una especie de rosario discontinuo a partir de Flandes, pasando
por los bordes del R i n y algunos cantones de Suiza hasta el norte de Italia, se
La expansión demográfica alcanzan densidades superiores, iniciando así la formación de la gran espina dorsal
que va del noroeste al sureste, señalada en lo que respecta al siglo xvii por P. C h a u -
Gradualmente, se vuelven a ocupar los lugares devastados y aban- nu y que caracteriza la Europa actual. E n ella aparerecían con frecuencia densi-
dades de 40 habitantes por kilómetro cuadrado. E n cambio, 15 habitantes por
donados durante las guerras, y el movimiento se prosigue más allá del kilómetro cuadrado parece ser la densidad tanto de España como de Polonia.
retorno de los refugiados. Se efectúan roturaciones de landas o de bos-
ques, desecaciones de lugares pantanosos y cultivo permanente de tie-
rras que hasta entonces lo habían sido de manera intermitente. Las Las ciudades
abadías no toman ya parte en esta expansión sino de modo limitado.
Los montañeses, que se han hecho demasiado numerosos, inician un Mayor importancia que la población total de los Estados tiene la
movimiento de descenso hacia las laderas y las llanuras vecinas de de las ciudades, centros de civilización y de expansión económica.
Italia, Alemania del sur y Borgoña. Dificultades de abastecimiento, razones de seguridad (todas las ciuda-
Ciertas zonas campesinas se encuentran a su vez superpobladas. L a des están rodeadas de murallas), etc., limitan la extensión de las ciu-
abundancia de mano de obra facilita la revalorización de las tierras y dades. A u n así, muchas de ellas duplican su población durante el
permite la instalación de talleres rurales dependientes de las industrias siglo XVI.
urbanas. L a burguesía compra terrenos en las proximidades de las gran-
des ciudades, por ejemplo en la región parisiense, o desarrolla la i n - Las ciudades mediterráneas van a la cabeza. L a tradición antigua de vida ur-
dustria en los pueblos de Flandes, el obispado de Lieja, en las cerca- bana y de administración ha mantenido en las ciudades a nobles y patricios.
A pesar del renacimiento del comercio y la industria en el siglo x i n , las ciudades
nías de las ciudades de la Alemania del oeste y del sur y en Ingla- del Norte no han conseguido aún superar el retraso.
terra. Donde falta una burguesía rica y activa, los hombres emigran U n a clasificación burda, siguiendo criterios poco seguros, de las ciudades a prin-
igualmente del campo a la ciudad, en busca de trabajo o caridad. Los cipios del siglo X V I nos daría: en cabeza, Constantinopla, con más de 500 000 ha-
bitantes; después Ñapóles (150 000), Venecia, Milán y París (más de 100 000). E n
patios de monipodio que se extienden por ciertas ciudades nos re- seguida, en un orden poco seguro y alrededor de los 50 000 habitantes, Florencia,
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Genova, Palermo, Roma, Lisboa, Londres, Amberes, Lyon. Entre 30 000 y 40 000 de verano: cebada, avena, llamados marzales, tremés o tremesinos, de barbecho...,
habitantes, Colonia, Brujas, Granada, Sevilla, Mesina, Ruán, Toulouse, Tours, O r - pero no se les alterna a voluntad, ni siquiera regularmente, como se hará más
leans. Entre 20 000 y 30 000, Lübeck, Praga, Barcelona, Marsella, Amiens. Después^ tarde. Ciertos terrenos de buena calidad permiten el cultivo del trigo; otros han de
Hamburgo, Basilea, Lille... ser dedicados al centeno o incluso son incapaces de dar otra cosa que trigo sarra-
Clasificación tanto más dudosa cuanto que no tiene en cuenta el dinamismo de ceno o mijo.
tales ciudades. Algunas de ellas alcanzan un ritmo de crecimiento avasallador, como Existen pocos alimentos complementarios. Los más comunes son probablemente
Amberes y, más tarde, Londres; otras se estancan, como Ruán, o incluso declinan, la carne de cerdo, las aves de corral, la leche y los huevos. L a caza sigue siendo
como Brujas. el privilegio de aquellos que se reservan el derecho de cazar. Se consume pescado
en toda la Europa cristiana, aun donde las condiciones físicas debieran excluirlo.
E l lugar ocupado por la alimentación vegetal complementaria es reducido: garban-
zos, habas, arvejas, rábanos, coles. E n cambio, la recogida de frutos silvestres ocupa
LAS SUBSISTENCIAS un lugar importante. Se recurre a los bosques y a los matorrales que, salvo en
algunas regiones como Flandes, se evita destruir por completo. Además de las dife-
rentes maderas, la cama y el pasto para el ganado, el bosque proporciona al hom-
E l problema de las subsistencias es la preocupación primordial de bre bellotas, hayucos, bayas, setas, y por tanto la posibilidad de preparar alimentos
y bebidas. L a explotación del bosque por la comunidad está sometida a reglas muy
ricos y pobres, de campesinos y ciudadanos. Su gravedad es mayor si estrictas.
se piensa que la técnica agrícola de Europa no es superior a la de las
otras partes del mundo civilizado y que el transporte y la conservación Así, cada pueblo constituye una célula organizada para vivir por
de los géneros alimenticios ofrece sólo posibilidades limitadas. Así, pese sus propios medios o, todo lo más, en asociación con algunos pueblos
a los antagonismos, que en las épocas de escasez toman el aspecto de vecinos, a los que el carácter del terreno impone una especialización
una lucha por la vida, existe en casi todas partes una solidaridad pro- relativa, y con l a ciudad más cercana.
funda, que se afirma por la existencia de prácticas comunitarias.
El abastecimiento de las ciudades
Carácter comunitario de la economía rural
L a ciudad no puede vivir sin el campo que la rodea, al que con-
L a economía rural interesa a toda la sociedad. Con frecuencia los sidera su campo. De él obtiene su subsistencia, en forma de cánones
habitantes de las ciudades trabajan la tierra o proporcionan una mano (diezmos, derechos señoriales), de rentas en especie pagadas por los
de obra extra en la época de la recolección. Dadas las condiciones na- aparceros o de los excedentes que el campesino debe llevar obligato-
turales, el individualismo agrario resulta casi inconcebible, a no ser riamente al mercado de la ciudad. A la inversa, los campesinos van
en las proximidades de las grandes ciudades de la Europa occidental a la ciudad a efectuar sus mediocres compras y, sobre todo, en caso
o mediterránea. Todos los hombres, productores o no, señores, burgue- de hambre, a mendigar una parte en las distribuciones de víveres que
ses o campesinos, aceptan, a reserva de hacerlos actuar en su provecho, efectúan, cuando pueden, las autoridades municipales y las abadías.
los usos comunitarios, sin los cuales la sociedad no podría subsistir. De otra parte, la especialización entre campo y ciudad es menos
Esos usos establecen un equilibrio entre agricultura y ganadería que profunda de lo que parece. Las ciudades albergan trabajadores agrí-
sólo es susceptible de lentas variaciones. Reglamentan las labores, las colas y los pueblos cuentan con artesanos que trabajan para los co-
siembras, la alternancia de cultivos y cosechas, siguiendo un orden que merciantes de la ciudad. Más aún, se intenta conservar al abrigo de
varía poco. De este modo, el fallo de uno de los miembros se compensa las murallas jardines, huertos e incluso campxjs, cuya utilidad resulta
más fácilmente con la ayuda de los otros. Por regla general, los pro- manifiesta en caso de sitio, y aun rebaños, que el pastor saca a pacer
gresos no pueden ser más que colectivos. E s decir, son raras las expe- por la mañana fuera de los muros y vuelve a traer por la tarde. «Hay
riencias y tentativas que se salen de la rutina. una especie de solidaridad entre la ciudad y el campo, que nace de
una misma obsesión: comer» ( M . Vénard).
Se procede normalmente a dos o tres labores. L a siega del trigo se hace en dos
tiempos: recolección de las espigas con la hoz; luego, de la paja con la guadaña.
L a paja no sólo sirve de cama a los animales, sino que se utiliza tanto en el Escasez del rendimiento
arreglo interior como en el techo de las casas. Cuando espigas y paja han sido
retiradas de los campos, éstos se convierten momentáneamente en colectivos y
quedan entregados a los derechos de uso: espigueo y pasto libre para el ganado Puesto que el hombre actúa poco sobre la naturaleza, debe con-
perteneciente a los habitantes de la comunidad. tentarse con un escaso rendimiento, que en los cereales es como tér-
Los cultivos son muy poco variados. Se distingue bien entre los áridos ( = cerea-
mino medio del cuatro por uno con respecto a la semilla empleada.
les) de invierno: trigo, centeno, comuña (trigo mezclado con centeno), y los áridos
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3. Corvisier.
E n ciertos sectores limitados de la cuenca de Londres, de Flandes y más importante de los cuales es el trigo. L a ciudad es un mercado, y
de Francia, ese rendimiento es superior, pero son mucho más vastas en primer término, un mercado de trigo. E n todas partes, las autori-
las tierras en que es todavía inferior. Siendo tan bajo el nivel de pro- dades municipales y locales vigilan el comercio del trigo. Venecia posee
ducción, una mala cosecha supone un duro golpe. Si se reduce a la incluso un «servicio del trigo», que «controla sus entradas, los mer-
mitad, no queda para la alimentación más que una cantidad equiva- cados, las existencias [...] y vela por la calidad y el peso del pan».
lente a la reservada para la siembra, es decir un tercio de lo habitual. Para luchar contra la especulación, hay que proceder a reajustes cons-
Si se reduce aún más, se corre el peligro de no poder efectuar la siem- tantes de su cotización. L a mayoría de las ciudades exponen listas en
bra del año siguiente. Dos malas cosechas consecutivas significan la que se anotan esas cotizaciones. Sólo se permite la exportación de gra-
catástrofe. nos cuando existen excedentes y los graneros están llenos. E n caso de
escasez, se llevan a cabo requisas, tasaciones de precio y racionamien-
A pesar de todo, el hombre intenta mejorar los resultados. Las correcciones del tos. A pesar de ese control, bastante aleatorio, pero quizá más eficaz
terreno (adición de marga y cal) no son desconocidas. E n Flandes se aprovechan las de lo que se ha dicho, el comercio del trigo se desarrolla con el pro-
basuras caseras de las ciudades. Se recurre sobre todo a la estercoladura, condu-
ciendo el ganado a los rastrojos y dejándolo sobre el terreno. Y aunque este pro- greso de las rutas marítimas, fluviales e incluso terrestres.
cedimiento es menos eficaz que la producción de estiércol en el establo, no resulta
inoperante.
Se trata, en primer lugar, de un com.ercio bastante caprichoso en el seno de
E n las llanuras abiertas de la Europa del noroeste, donde se elabora lenta-
una provincia o entre provincias vecinas. E l sentido de la corriente cambia de una
mente la rotación de cultivos trienal, el laboreo se ha convertido en un arte com-
recolección a otra. E n general, los intercambios se realizan en pequeñas cantidades.
plicado. E l arado trabaja los campos, estrechos y alargados, de tal modo que se
Pero existe también un comercio a mayor escala, con destino a zonas normalmente
permita el desagüe por las «orillas». Los principales tipos de arado parecen estar
deficitarias (Portugal y Castilla), de gran consumo (ciudades de Italia) o de aque-
ya bien fijados, así como las áreas geográficas de su empleo.
llas, todavía raras, que se han liberado de la economía de subsistencia y se orien-
Señores y burgueses se preocupan mucho de las rentas de la tierra. L a im-
tan hacia una cultura de tipo industrial.
prenta favorece la creación de toda una literatura agronómica. Citemos, por ejem-
plo, el Boofc of Husbandry de John Fitzhebert (1523). L a publicación de obras E l trigo comienza a afluir de países de escasa población, donde se impone a
antiguas demuestra el gusto de la gente culta por las cosas de la tierra, pero tiene menudo al campesinado una alimentación de segundo orden. Las ciudades italia-
el inconveniente de hacer publicar compilaciones carentes de originalidad, que nas lo traen de Túnez, de Chipre, del archipiélago. A finales del siglo xv, nace un
mantienen frecuentemente una rutina apoyada en la autoridad de los antiguos y mercado del trigo, de brillante porvenir, en las costas meridionales del Báltico,
perjudican la verdadera investigación. A despecho de todos sus esfuerzos, el culti- Alemania del Norte y, sobre todo, Polonia en las cercanías de los puertos, espe-
vador continúa desarmado ante los fenómenos meteorológicos, los insectos y las cialmente Danzig. A I este del Elba, los grandes señores feudales se convierten en
enfermedades de las plantas. Sólo puede paliar sus efectos dispersando los cultivos. los «barones del trigo». Ese trigo se transporta en barcos y se encamina hacia E s -
candinavia, las ciudades de la Hansa y los Países Bajos. Llega incluso a la Europa
occidental, que lo compra en caso de hambre.
E l aumento de l a producción procede ante todo de la extensión de Sin embargo, el comercio del trigo está sometido a muchas vicisitudes, como las
los cultivos, a expensas más de los eriales que de los bosques, celosa- guerras o los peajes abusivos. Y cuando hay hambre, no siempre llega a su des-
tino. Las autoridades de los países que atraviesa o de los puertos de escala ins-
mente defendidos por soberanos y señores. Por tanto, las roturaciones peccionan y requisan los cargamentos. Pero el comercio es bastante lucrativo y
tienen lugar la mayor parte de las veces en los terrenos de pasto. Así bastante importante para mantenerse durante el turbio período que sigue.
se hace en Castilla, pese a la asociación de ganaderos denominada la
Mesta, que cuenta con el apoyo del rey. E n Alemania del Norte y E l problema de las subsistencias despierta, pues, las energías y
del Este y en Polonia, las roturaciones se deben a la iniciativa de los rompe el estrecho marco de las relaciones habituales. Pero al mismo
señores productores de trigo. E l desecamiento de tierras continúa en tiempo desvía esas energías de otras muchas actividades y de otros
la costa del mar del Norte, en Flandes, Holanda e Inglaterra, y en las progresos. Señalemos, no obstante, que los países donde los productos
riberas del Po. Claro está que tales tentativas dan lugar a la oposición de la mar constituyen una alimentación menos dependiente de la me-
de intereses divergentes, pero, al parecer, la tensión no alcanza el grado teorología están menos obsesionados por la propia subsistencia y pue-
de acritud que caracterizará al período siguiente. den dedicarse con mayor intensidad a la industria y a un comercio
más variado. ¿Fue esto lo que permitió a Flandes transformar su
agricultura? E n alternancia con los cereales, se cultivan las plantas
El comercio del trigo forrajeras, el trébol y el nabo. E l lino, que proporciona a la vez una
fibra textil y un aceite, está muy difundido. L o mismo ocurre con el
Para compensar las malas cosechas, se intenta recurrir a la impor- lúpulo. L a agricultura es ya más bien una horticultura. Necesita mucha
tación. Ahora bien, el comercio de géneros alimenticios de fuera de mano de obra, pero nutre a mucha gente.
la localidad se limita por fuerza a ciertos productos de excepción, el
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LA INDUSTRIA n¡/.ación recibe el nombre de cofradía o gremio y posee el monopolio
(li'l oficio. N i operarios ni maestros pueden trabajar fuera del gremio
Si bien los productos agrícolas europeos, en especial el trigo, pue- V. para entrar en él, los primeros deben pasar por un aprendizaje y
den dar lugar a un comercio importante, no constituyen un factor los segundos presentar una obra maestra. Por otra parte, las condicio-
decisivo en la creación de los mercados, la apertura de las rutas y el nes de acceso no son las mismas para todos los individuos. Se consi-
perfeccionamiento de los procedimientos comerciales. Las especias de
dera legítimo favorecer a los postulantes que son hijos del cuerpo y
Oriente, y sobre todo los productos industriales, representan un factor
(le acuerdo con el grado de sus relaciones con él. Cada corporación
más importante en la expansión del comercio.
llene el poder de reglamentar su producción: organización de los ta-
lleres, condiciones de trabajo, calidad de los productos. Bajo el arbitraje
de las autoridades municipales o señoriales, cada gremio discute con
Función de la madera en la economía
los gremios vecinos el precio de compra de las materias primas y el
de venta de los productos fabricados. Los oficios urbanos se caracte-
L a industria de la madera, vinculada al suelo, da lugar raramente a intercam-
bios de gran envergadura. L a mayor parte de los oficios relacionados con ella se rizan, pues, por una reglamentación, muchas veces minuciosa y ruti-
ejercen en el mismo bosque. Son muy variados y frecuentemente de temporada naria, pero que asegura una producción de calidad, a la que no se
(leñadores, cortadores de troncos, hombres que trabajan en el combado de la ma-
pueden comparar los bastos objetos fabricados por los campesinos.
dera, almadreñeros...). E l uso del carbón de madera está muy extendido. Consti-
tuye un buen combustible, fácilmente transportable, puesto que en la combustión E l artesanado es inseparable del comercio. E l maestro compra la
incompleta la madera pierde las tres quintas partes de su peso. Por eso se prepara • materia prima y vende los productos de su taller. L a preocupación de
el carbón de madera en los bosques para alimentar las fraguas y las vidrierías
vecinas y para abastecer de combustible a las ciudades (M. Devéze). Los carboneros procurarse la una y vender los otros hace que ciertos oficios participen
preparan también cenizas con la leña menuda. E n efecto, la ceniza es un pro- en el gran comercio. Iguales en principio dentro de la ciudad, los gre-
ducto indispensable para la colada y para la fabricación del vidrio y de la pólvora.
mios están en realidad jerarquizados. H a y oficios clave, como la cor-
E l bosque es también el lugar ideal para los oficios que exigen mucho combustible
(tejar, alfarería, calera, vidriería y forja). E l bosque francés está sometido a una poración de pañeros que tiende a subordinarse las demás corporacio-
explotación agrícola e industrial tan intensiva que retrocede de manera inquietante, nes que participan en la industria de la lana, cardadores, hilanderos,
hasta que la realeza promulga en 1517 un verdadero «código penal forestal».
L a madera y los restantes productos del bosque son objeto de un importante
tejedores... Los que las practican son más bien comerciantes que fa-
comercio. L a mayoría de los carpinteros, carpinteros de obra, toneleros y curtidores bricantes. Las instituciones municipales reconocen esta jerarquía y
(la casca que estos últimos emplean se extrae de la corteza de la encina) trabajan distinguen a las corporaciones privilegiadas reservándoles la adminis-
en las ciudades. L a madera entra no sólo en la construcción de las armazones,
sino también en la de los techos y las paredes en entramado. E n madera se cons- tración de la ciudad. Así ocurre, por ejemplo, con las «seis corpora-
truyen los vehículos y las máquinas, como grúas y tornos de mano. E n fin, el ciones» de París o las «artes mayores» de Florencia, que controlan la
desarrollo de la industria naval establece entre puertos y bosques una corriente
comercial regular. Se organiza ya el transporte por flotación de la madera en di-
industria y la economía.
rección a las ciudades. Ciertos astilleros, especialmente en Flandes y Holanda, son Pero en ningún lugar está más avanzada esta organización que en
grandes consumidores de madera de obra y toman la costumbre de hacerla venir algunas ciudades italianas, en Inglaterra y en Flandes, lo mismo que
en cantidades considerables de Escandinavia a través del Báltico.
en ciertos oficios, que han adquirido ya las características del capita-
lismo comercial, es decir, una organización en que los comerciantes
Por tanto, la madera es a la industria lo mismo que el trigo es a
compran la materia prima, la hacen manipular por las diversas cor-
la alimentación: elemento fundamental del consumo, dependiente del
poraciones y venden los productos fabricados. Los maestros de oficio
suelo, pero susceptible de cierto comercio.
poseen aún los instrumentos de trabajo, pero ya no son dueños del
mercado. Se convierten en artesanos económicamente dependientes.
Y en algunos casos ni siquiera les pertenecen las herramientas.
Artesanado y capitalismo comercial
E l resto de las industrias pertenece a las ciudades. Los talleres
La industria textil
pueden estar instalados en el interior de las murallas, a menudo en
barrios especializados, o en los campos vecinos, pero dependiendo de
L a industria textil está considerada como la industria piloto. Sus
algunos ciudadanos ricos.
transformaciones dan ejemplo a las demás. Cierto que no debe des-
Casi siempre los artesanos se agrupan en corporaciones. Su orga-
preciarse el papel de la producción local, ya que en todas partes se
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cria la oveja y se hila y teje la lana, pero hay ciertas zonas que, bajo (le alcance internacional. Las plantas tintóreas: rubia (rojo), gualda
el dominio del capitalismo comercial, se transforman en grandes pro- y azafrán (amarillo), hierba pastel (azul), se preparan en el mismo
ductoras de lana (España e Inglaterra) o de paños y en polos de la lugar de cultivo. Los comerciantes de Toulouse se convierten en maes-
actividad económica de Europa. tros en la producción del pastel del Lauraguais y su transformación
en tinte.
«Florencia aparece como la capital del paño» (F. Mauro). L a pañería se en-
cuentra en manos del arte de la lana, que compra la lana en bruto, el aliunbre
necesario para desengrasarla y los tintes indispensables. 1.a lana se prepara en los
almacenes del arte o en ciertos talleres pertenecientes a sus miembros más pode- Las restantes industrias
rosos, como los Médicis. U n a vez cardada, se entrega a mujeres de la ciudad o del
campo para hilarla y pasa después a manos de los tejedores instalados en la ciu-
dad, que entregan a los comerciantes las piezas tejidas. Se procede entonces al
L a hulla se explota ya en el principado de Lieja, que hacia 1530
tintado en los talleres del arte o en los de los Médicis. Las últimas operaciones de sigue siendo el principal productor, con algunas decenas de millares
acabado se realizan en talleres familiares particularmente controlados. Factory sys- de toneladas. E l desarrollo de la industria hullera en Europa se opera
tem (fábrica) y domestic system se hallan íntimamente asociados. E l capitalismo
comercial reviste así una de sus formas más avanzadas, la del cártel entre comer- sobre todo en la segunda mitad del siglo x v i . L a siderurgia está más
ciantes, los más importantes de los cuales son los Médicis. avanzada.
L a pañería inglesa es una creación real del siglo xiv, destinada a liberar Ingla-
terra del monopolio que ejercen las «ciudades pañeras» de Flandes. T r i u n f a : I.°, por-
Los altos hornos de fuelle, movidos frecuentemente mediante ruedas hidráulicas,
que se encuentra próxima a la materia prima; 2.°, porque, rural desde un principio,
aparecen a principios del siglo xvi. Con ellos se pueden obtener hasta I2(X) kilos
escapa a la estrecha reglamentación de las antiguas corporaciones urbanas; 3.°, por-
diarios de fundición, que en seguida se transforman en hierro por martilleo. E l
que se orienta hacia la producción de paños de calidad corriente y de mejor
combustible empleado es la madera. Sin embargo, las dispersas «forjas catalanas»
precio, que responden mejor a las necesidades de una clientela cada vez más extensa.
asumen todavía por doquier la mayor parte de la producción. L a especialización
Flandes reacciona a fines del siglo xv siguiendo la misma política. Los gobier-
de las tareas es atón escasa. Los mismos hombres son mineros, carboneros o herre-
nos de la dinastía de Borgoña, más tarde de la dinastía de los Habsburgo, des-
ros de manera alternativa, y su trabajo es temporal. E l principado de Lieja se
confiando de las antiguas ciudades pañeras, se dedican a desarrollar los talleres
halla a la cabeza, con una producción en 1509 de un millón de libras. Durante
rurales, que fabrican paños ligeros, sargas comunes, sargas ligeras, sargas mezcla-
el reinado de Gustavo Vasa (1523), la siderurgia sueca adquiere gran reputación
das con seda, mediante procedimientos simplificados. L a nueva industria se instala
gracias a la calidad de sus minerales. E n Inglaterra y la Alemania renana, la side-
en torno a Amberes y Hondschoote. E n Amberes, los comerciantes, dueños de la
rurgia está aún en manos de los pequeños maestros forjadores. Otro tanto sucede
materia prima, dirigen la producción. E n Hondschoote, la corporación de pañe-
con la industria del estaño en Comuailles.
ros, que participa aún en la producción, es la que ejerce el mismo control sobre
los restantes oficios relativos a la fabricación de las sargas, mientras que los mer- Por el contrario, el cobre da nacimiento a una industria capitalista, a la que
caderes se encargan de las relaciones comerciales con el exterior. Pañeros y mer- se une el nombre de mercaderes célebres de la época: los Fugger de Augsburgo, que
caderes se reparten los beneficios. Algunas de las antiguas ciudades pañeras de explotan las minas de cobre argentífero de la Alta Hungría. E l mineral es some-
Flandes consiguen una reconversión. Lille, Valenciennes, Mons, Verviers y Lieja tido a un primer tratamiento sobre el terreno, confiado a subtratantes. Después se
fabrican a su vez sargas comunes y sargas mezcladas con seda. dirige a los talleres de fusión, donde se separan el cobre y la plata, de acuerdo
con el destino que se reserva al metal. A la producción de plata va unida la del
mercurio, que sirve para separar la primera de los otros metales con los que entra
E l resto de las industrias textiles son en su mayor parte industrias en composición en los diversos minerales. Las principales minas de mercurio se
antiguas, vinculadas a los lugares de producción de la materia prima. encuentran en Almadén (España). Los Fugger se aseguran su dominio.
T a l es el caso del lino, producido y trabajado en las zonas húmedas de Italia
L a imprenta ha tomado rápidamente un carácter muy peculiar.
del Norte, del pasillo del Ródano, el sur de Alemania, los países Bálticos, Inglaterra, Es capitalista, porque necesita fondos para la compra del herramen-
Flandes, y también el del cáñamo, cultivado especialmente en el Maine y las más tal y porque la venta de su producción no está siempre asegurada. E s
de las veces cerca de los puertos, a los que abastece en cordajes. L a industria de
la seda es reciente en Europa. A principios del siglo xvi, se la encuentra sobre todo artesana, por el cuidado que se pone en muchas de sus producciones.
alrededor de Florencia, Milán y Venecia, en el reino de Ñapóles y en Sicilia. Los Tiene naturaleza de arte, porque trabaja para las universidades y la
Médicis controlan y dirigen la mayoría de los talleres de Florencia y proveen de
sedería a las principales cortes europeas. De Italia, la seda pasa a ciertas ciudades
gente culta. E n fin, está controlada por las autoridades eclesiásticas y
de España y a Tours. Se establece en Lyon en 1536. políticas. E l papel representa la parte más importante de los gastos
de edición. Los perfeccionamientos técnicos de la imprenta son mu-
Hay otras industrias relacionadas con la textil, como la del alum- chos en la primera mitad de siglo. Talleres como los de Aldo Manucio
bre, destinada al «mordentado» de las telas, operación indispensable en Venecia, Froben en Basilea y los hermanos Estierme en París, a l -
para el teñido. A partir de 1460, se explotan las minas de Tolfa, en canzan una reputación universal.
los Estados Pontificios. Verdadero monopolio, la explotación de esas
minas es arrendada por el papa. E l alumbre da lugar a un comercio
38 39
LA ECONOMIA D E INTERCAMBIO A los obstáculos naturales se suman los obstáculos jurídicos, los más molestos
(le los cuales no son precisamente las fronteras entre los Estados. E n efecto, los
listados-naciones son todavía muy jóvenes, y sus límites demasiado complejos para
U n a parte importante de la producción, no sólo de víveres, sino suscitar una voluntad de aislamiento. L a principal dificultad proviene de la mul-
de diversos objetos, no está comercializada. Señores, burgueses, artesa- tiplicidad de los peajes establecidos por los señores o de las «barreras» impuestas
nos, campesinos tratan de vivir «sobre el terreno» en la medida de lo ]X)r las ciudades. Estos derechos de paso son particularmente numerosos en Fran-
cia, y se multiplicarán aún hasta el reinado de Luis xiv, a pesar de las ordenan-
posible. Sin embargo, el comercio es omnipresente, incluso en los pue- zas reales. Los mercaderes se asocian para defenderse y soportar los gastos de peaje.
blos donde predomina una economía de subsistencia. Todos los europeos
están sometidos a la evolución de los precios. L a escasez se debe ante L a intervención de los soberanos aporta en ocasiones sus frutos. Las
todo a la falta de trigo, pero también a su carestía, a la tentación del rutas imperiales facilitan las comunicaciones entre Italia, Alemania y
acaparamiento y de la especulación. Ciertos productos naturales y los los Países Bajos. Son relativamente densas en Alemania del Sur. E n
productos manufacturados son, en fin, objeto de un comercio entre co- Francia, los «grandes caminos» toman poco a poco un aspecto coor-
marcas cada vez más alejadas. Dicho comercio se extiende tímidamente dinado a escala del reino. De hecho, sólo algunos tramos, los más
por el campo y entre los pobres, y de manera más resuelta en las ciu- próximos a ellas como es lógico, son cuidados de manera regular por
dades y entre los ricos. las ciudades. Los más concurridos son los que unen los ríos entre sí,
como la ruta París-Orleans y la ruta Lyon-Roanne, por las que pasan
Las rutas verdaderos convoyes de vehículos.
Teniendo en cuenta las posibilidades de vencer la distancia, E u - Las postas universitarias transportan a los estudiantes y les traen las noticias
y el dinero que les envían sus familias. E n ocasiones, cuidan también de hacer
ropa es más vasta para el hombre del siglo x v i que para el del xx. encargos para particulares. A finales del siglo xv, se crean los correos estatales. Los
Pero es preciso matizar. E l mar es más favorable para el transporte Habsburgo arriendan los de sus posesiones alemanas a la familia T u m , que por
de mercancías; la tierra, para el del correo y de los hombres en pe- esta razón se llamó T u r n und Taxis. Luis X I organiza un correo real. Otros sobe-
ranos siguen el ejemplo. Pero el público disfruta sólo de manera excepcional de
queño número. estos correos estatales. Las casas de comercio importantes prefieren contar con sus
propios mensajeros y sus corresponsales.
Los progresos de la navegación permiten seguir mejor las rutas, marchar contra
el viento. No obstante, aun en el Mediterráneo, se prefiere costear. Por el Medi- A causa de las dificultades con que tropieza y de la imposibili-
terráneo circulan barcos de vela venecianos, genoveses o ragusianos, que alcanzan
las 1000 toneladas. Pero los armadores continúan empleando navios más pequeños,
dad de llevar grandes cantidades, los transportes son muy costosos y
más rápidos, que les permiten dividir los riesgos. E n el océano, se prefieren los su uso depende del valor de la mercancía transportada. Unicamente
veleros pequeños, de 100 toneladas, más manejables y que presentan la ventaja de el mar y los ríos permiten el transporte de mercancías pesadas. Sin
remontar los estuarios.
embargo, a finales del siglo x v y principios del x v i , hay cierta mejoría
Los transportes terrestres, lejos de ofrecer las mismas posibilidades, están de-
terminados por la existencia de ríos. E l barcaje revela una ingeniosidad y una en los transportes. Se asiste a un «empequeñecimiento del espacio eu-
paciencia difíciles de imaginar hoy en día. L a «red navegable» permanente o de ropeo». Pero sigue siendo imposible prever el momento de la llegada.
estación no desdeña, pues, casi ningún río.
Se concibe, en consecuencia, la importancia de las confluencias de
Los mercados
los ríos, como la de Lyon, o los triunfos que la concentración de vías
de agua proporciona a París. Los principales puertos son los situados A l iniciarse los tiempos modernos, existe ya una organización co-
en los estuarios, por regla general bien adentrados en tierra o en ríos mercial bastante avanzada. E l mercado es casi siempre la ciudad, con
tan poco importantes que corren el riesgo de quedar cegados por la sus tiendas, donde el artesano vende los productos que fabrica y los
arena (Brujas). Los antepuertos, como el de Cádiz o el de E l Havre, comerciantes, los merceros por ejemplo, revenden. Consiste sobre todo
construido en 1517, son todavía excepcionales. en la reunión periódica, generalmente semanal, de muestrarios, a me-
Los caminos tienen la apariencia de pistas más recorridas por las nudo expuestos sobre el mismo suelo, de todos aquellos que poseen un
bestias de carga que por las carretas. Cruzar los ríos constituye una excedente de producción para ofrecerlo al consumo local. E n ellos se
operación difícil, que se soluciona normalmente aprovechando los v a - encuentra trigo, víveres de todas clases y, excepcionalmente, objetos
dos o mediante barcazas. Fuera de las ciudades, los puentes son raros manufacturados, aunque casi siempre éstos se fabrican por pedido. Las
y frágiles. autoridades señoriales o municipales reglamentan en forma estricta el
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mercado. H a y que asegurar en primer término la satisfacción de las de San Jorge de la Mina, fundado por los portugueses en la costa de
necesidades locales. Los mercaderes, los extraños a la comunidad sólo Guinea. L a abundancia de oro provoca su depreciación con respecto
son admitidos después de los habitantes. II la plata y una elevación del precio de la plata evaluada en oro. De
Según su importancia, las ferias abarcan una región, u n conjunto ahí la intensificación de las prospecciones y de la producción de las
de regiones o incluso toda Europa. Como son una fuente de riqueza, minas de plata de Austria y Hungría, facilitadas también por el per-
los reyes las protegen, por ejemplo concediendo exenciones a las mer- feccionamiento del procedimiento de amalgamación. A l comienzo del
cancías destinadas a ellas. Las más célebres de la época son las de siglo XVI, Alemania ha conquistado una plaza de elección en el mer-
Medina del Campo, en Castilla, y las de Ginebra, suplantadas, gracias cado de los metales preciosos. Vienen a continuación los países que
a los esfuerzos, primero, de Luis X I y, luego, de Francisco I , por las reciben el oro del Sudán: la península ibérica e Italia. Esta situación
de Lyon. explica la prosperidad de las casas de comercio de Augsburgo, a cuya
Desde fines del siglo xv, existen bolsas de mercancías, que son en cabeza figuran los Fugger, al menos hasta la aparición del producto
realidad ferias permanentes (Lonjas de Castilla o Beurs de Flandes). de las minas de oro americanas, que tiene lugar después de 1530. Antes
Tales bolsas exigen l a instalación de importantes almacenes. E n ellas de esta fecha, el oro de América procede tan sólo del pillaje de los
se practica cada vez más la venta sobre muestra. Con la apertura de tesoros indígenas, una llamarada que se extingue pronto.
la nueva Bolsa de Amberes, en 1533, el carácter financiero de estos Claro está que el oro y la plata no irrigan enteramente la econo-
establecimientos comenzó a prevalecer sobre su carácter comercial. mía europea, ya que interviene siempre el atesoramiento en forma de
objetos de arte, menos por parte de las iglesias, dañadas por la guerra
y el bandolerismo, que por la munificencia de las cortes principescas.
La moneda
E l papel de la moneda es menor que en la actualidad. E l autocon-
sumo, la comunidad de producción, el trueque, los salarios y rentas en El crédito
especie, la caridad pública, incluso la mendicidad y el bandolerismo,
limitan mucho su empleo. F . Mauro calcula que estos medios equivalen Desde el siglo x i i i , la moneda no es el único instrumento de cam-
a las tres cuartas partes del gasto global. bio en Europa. E l riesgo y las dificultades de transporte del dinero en
L a organización monetaria se basa en la distinción entre moneda metálico hacen aparecer l a letra de cambio, e incluso el «recambio»,
real de oro, plata o vellón (cobre), y moneda de cuenta. Por ejemplo, que disfraza un préstamo a interés (véase Historia de la Edad Media,
Francia tiene dos monedas de cuenta: libra tornesa y libra parisina. páginas 221, 222). E n los países del Norte, sobre todo en las ciudades
Esta última desaparecerá en el transcurso del siglo x v i . Como mone- de la Hansa, se utiliza la célula de obligación, reconocimiento de deuda
das reales, posee el escudo sol de oro, la pistola y el testón, en plata, que representa el mismo papel. Existen aún otras formas de crédito,
y el sueldo y el ochavo, que son de vellón. como el préstamo con hipoteca o con garantía mobiliaria. L a más
común es la renta constituida mediante dinero. Consiste por parte del
L a relación entre moneda de oro y moneda de plata es fija, generalmente de 12
acreedor en comprar una parte o la totalidad de la renta de un bien
a 1. Por el contrario, los reyes modifican a veces la relación entre moneda de inmobiliario, a cambio de una suma pagada al contado.
cuenta y moneda real, según los pagos que tienen que efectuar o las entradas de
dinero que esperan. L a «mutación de las monedas» es, sin embargo, menos frecuente
Los empréstitos públicos son autorizados por la Iglesia, pese a pro-
que en el siglo xiv. E n fin, el soberano modifica a veces el título de ciertas piezas ducir interés, porque revierten en el bien común. Las ciudades mues-
y retira otras de la circulación, lo que se llama la depreciación de la moneda. tran el camino a los reyes. Por ejemplo, las ciudades italianas suelen
Circulan también un número considerable de monedas extranjeras: ducados de
España, florines de Alemania, «nobles de la rosa» de Inglaterra. Por esta razón, arrendar la percepción de sus rentas a empresas o Monti, mediante el
el poder de los reyes sobre la moneda de sus Estados es muy limitado. L a multi- pago inmediato de una gran cantidad de dinero. Los arrendatarios
plicidad de las monedas hace aún necesario el cambista, que las pesa todavía, aun- perciben la parte correspondiente a la suma pagada por cada uno de
que esta práctica va desapareciendo gracias a la mejor calidad de las piezas y a
la represión feroz de los monederos falsos. ellos. Se trata de verdaderas obligaciones, cuyo interés está asegurado
por deducción sobre las rentas percibidas.
L a provisión de oro aumenta en Europa a finales del siglo xv, de- Quienes manejan el dinero son los cambistas, que desempeñan a
bido a la corriente que se establece con el Sudán, ya sea a través del veces el papel de bancos de depósito, y sobre todo los comerciantes
Sahara, Africa del Norte, Italia o España, ya sea por el establecimiento que por medio de la letra de cambio se inmiscuyen en el tráfico del
42 43
dinero. Gracias al comercio, se establecen las grandes bancas floren- de 1530, la proporción de rentas constituidas aumenta. Las grandes
tinas de los Médicis y los Strozzi, las de Zaragoza, Medina del Campo rentas se incrementan, pero el volumen de las pequeñas no se redu-
y Barcelona, las de Augsburgo, dominadas por algunas familias —los ce, y aquéllas padecen la competencia de los empréstitos del Estado
Fugger, los Weltzer—, las de Brujas, Amberes y, más tarde, Lyon, (F. Mauro). Así ocurre especialmente en Francia hacia 1555, después
que experimentarían gran desarrollo en el período siguiente. Por el con- de las emisiones de renta sobre el Ayuntamiento. No obstante, el mer-
trario, las bancas públicas son raras (Casa de San Jorge en Genova o cado de la renta tiene escasos contactos con el mundo de los negocios.
Banca Municipal de Barcelona). L a subida de los precios aprovecha a los que pueden vender y
Así pues, al comenzar el siglo x v i , el comercio está dotado ya de la origina un aumento de las ganancias, que a su vez se invierten con
mayoría de los instrumentos que va a utilizar. Su desarrollo a finales frecuencia en los negocios. Sin embargo, esta expansión se ve turbada
del siglo XV y hasta poco más o menos 1530, testimonia una expansión por las crisis del crédito. L a de 1559-1560 afecta a las grandes casas
económica sensible, pero relativamente ordenada y mesurada, que no de carácter patrimonial o familiar. De esta fecha data el ocaso de los
provoca un alza exagerada de los precios. Fugger y los Médicis.
Los establecimientos europeos de ultramar tienen una importancia
creciente en la economía europea, ya que proporcionan no sólo el oro,
NUEVAS CARACTERISTICAS D E L A EXPANSION sino también diversos productos coloniales: especias propiamente di-
E C O N O M I C A D E 1520 A 1560 chas, maderas tintóreas (Brasil). E l rey de Portugal ejerce un mono-
polio casi absoluto sobre ellos de 1504 a 1516 y conserva una parte
L a expansión continúa a partir de 1520 a un ritmo rápido, pero preponderante hasta 1540 aproximadamente. Pero como los portugue-
irregular. Ello se debe a todo un conjunto de factores, como la exten- ses provocan una gran diferencia en el precio de la pimienta entre la
sión de las guerras y las revueltas, la secularización y la puesta en India y Europa, los mercaderes árabes se sienten tentados por el trá-
venta de los bienes de la Iglesia, provocadas por la Reforma. E l rasgo fico de las especias y, con la complicidad de los venecianos, consiguen
más sobresaliente es el aumento de los precios. volver a abrir la ruta de Suez. A partir de 1550, los españoles se ponen
Los precios habían aumentado ya en España desde principios de a la cabeza del mercado del oro, al comenzar a agotarse las minas de
siglo. De 1520 a 1550, se duplican. E l alza afecta sobre todo a los Guinea. Desde entonces, los portugueses vuelven más su atención hacia
precios agrícolas. Hoy sabemos que la causa es el aumento de pro- Brasil.
ducción de metales preciosos en proporción superior a los bienes de
consumo. Antes de 1530, la explotación de las minas de plata de la
Europa central y la llegada de una parte de los tesoros confiscados a CONSECUENCIAS D E LA EXPANSION ECONOMICA
los indígenas americanos son las que provocan ese aumento. A la con-
quista de México (1521) y del Perú (1533), sigue el descubrimiento y Gracias al comercio, nace una Europa económica en el momento
la explotación de las minas de oro y, sobre todo, de plata. Pero fue mismo en que se rompe la Europa cristiana y antes de que las nacio-
preciso el descubrimiento de las minas de Potosí (1545) y, más aún, nes ya formadas alcen entre si barreras económicas. Las consecuen-
la aplicación a los minerales argentíferos del procedimiento de la amal- cias sociales son igualmente importantes. E n una sociedad que posee
gamación (1552) para que los metales preciosos llegasen de América todavía un carácter feudal, comienzan a apuntar ciertos esbozos de cla-
en gran cantidad. De otra parte, la plata supera al oro en estas im- ses sociales. Por último, la formación de los Estados modernos se rea-
portaciones. Entre los periodos de 1493-1520 y 1545-1560, la produc- liza no sólo sobre bases políticas, sino también sobre bases económicas.
ción mundial de oro pasa de 5800 a 8510 kilogramos; la de plata,
de 47 000 a 311 600 kilogramos.
Con el alza de los precios, se extienden las formas más flexibles de La Europa económica
financiación, aunque subsisten las constituciones de renta. E s más, se
asiste a una nueva boga de las rentas en especie. Las rentas en géne- H a y que desconfiar de toda ilusión. E l parcelamiento, la yuxtapo-
ros constituyen para los burgueses un medio de evitar la depreciación sición de horizontes locales limitados a la pequeña ciudad y el campo
y asegurarse el abastecimiento en cualquier circunstancia. Les concede que la rodea son la regla. U n horizonte más vasto sólo existe para un
igualmente la posibilidad de revender el trigo y de especular. Después pequeño número de hombres, dirigentes políticos y comerciantes prin-
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de Contratación, creada en Sevilla, en 1503, y la Casa da India de Lisboa son
típales, los únicos aptos para aprovechar el dinamismo europeo. Pero organizaciones estatales, a las que se concede el monopolio del comercio con los
lo esencial es que ese horizonte más amplio existe. países recién descubiertos. Portugueses y españoles eligen Amberes como escala
E n primer lugar, hay que distinguir los grandes sectores geográ- para su comercio en el Norte. A sus relaciones con Lisboa y Sevilla, Amberes une
las que sostiene con el Báltico y, por vía terrestre, con Lyon, Augsburgo y aun
ficos de la economía europea: mediterráneo, báltico, de Europa central Venecia y Florencia. E l éxito se debe a su situación geográfica, a la actividad del
y de la vertiente atlántica. interior, a la flexibilidad de sus organizaciones corporativas, liberadas de ciertas
reglas y a su pertenencia al conjunto de las posesiones de los Habsburgo.
E l sector mediterráneo se abre hacia el Oriente. Está en relaciones con el I m -
perio otomano, que une países pertenecientes a la Europa balcánica, a Asia occi- Es fácil ver hasta qué punto los cuatro sectores económicos eu-
dental y a Africa del Norte, y con el Extremo Oriente, de donde vienen las especias ropeos están interrelacionados. L a unidad de la Europa mercantil se
por las Escalas de Levante, las caravanas de Asia central y la navegación árabe por
el océano Indico. U n a vez abierta por Vasco de Gama en 1498 la ruta de E l
intensifica aún más jpor la constitución de organizaciones comerciales,
Cabo, el comercio de las especias en el Mediterráneo se derrumba. Pero, paciente- que a menudo no hacen el menor caso de soberanías ni fronteras.
mente, los mercaderes venecianos y de otros puertos mediterráneos reanudan las
relaciones con sus asociados habituales y recuperan su lugar en el mercado de las
especias. Venecia, Genova y Ragusa se hallan a la cabeza de este comercio. Los Italia fue su cuna. L a Commenda, esbozo de sociedad en comandita destinada
países mediterráneos conservan una producción industrial importante: armas y a adelantar a los mercaderes itinerantes la mayor parte de las cantidades que nece-
cañones (Milán), cristalería (Venecia), paños (Florencia), sedería (Florencia, G e - sitan, se limita generalmente a un solo viaje y no agrupa más que a un pequeño
nova), y las bancas son numerosas y activas. Sin embargo, no pueden vivir ais- número de suscriptores originarios de la ciudad. E n el límite, la Commenda supone
lados. C o n frecuencia poseen excedentes de vino, de artículos de lujo e incluso de el «préstamo a la gruesa» (beneficios considerables en caso de éxito, pérdida total
trigo, pero tienen que abastecer ciudades populosas, sobre todo en Italia. Venecia en caso de fracaso), que fue el procedimiento de financiación más extendido entre
es el principal polo del comercio mediterráneo, porque está en contacto a la vez las empresas comerciales en los puertos del oeste de Europa hasta el siglo xix.
con el Oriente, a través de las posesiones que la Serenísima República ha conser- L a compañía va más lejos. E s un esbozo de sociedad de nombre colectivo, fir-
vado en las costas del Mediterráneo, y con Europa central, a través de la ruta del mada en general por tres años, de hecho renovada incesantemente (la banca de
Brennero. los Médicis duró 97 años). Algunas de estas compañías están muy centralizadas,
E l Báltico es el teatro de las actividades de la Hansa, organización mercantil como la fundada por Jacobo Fugger el Rico (1459-1525), que cuenta con numerosas
que agrupa una cincuentena de ciudades. L a Hansa opera entre la Europa del sucursales, dirigidas por un factor, simple agente de la casa central. Otras, como
norte y del este, de una parte, y la Europa central y occidental, de otra. Se inter- las de los Médicis, más descentralizadas, toman el aspecto de sociedades con filia-
cambian las materias primas proporcionadas por la primera: madera, alquitrán, pez, les, verdaderos holdings (R. de Roover). A la casa Médicis se unen en 1458 las
pieles, cueros, cáñamo, así como el trigo polaco, contra las materias y objetos de filiales de Pisa, Milán, Roma, Venecia, Aviñón, Ginebra, Brujas y Londres. Hacia
precio procedentes de la segunda: sal, vinos, especias, paños, armas, papel. Lübeck 1525, los Fugger de Augsburgo tienen agencias en Nuremberg, Francfort, Maguncia,
es la «ciudad piloto» de la Liga hanseática, pero el tráfico más intenso se realiza Colonia, Leipzig, Innsbruck, Viena, Budapest, Breslau, Cracovia, Danzig, Amberes,
en Danzig. Sin embargo, la Hansa depende de Dinamarca, «portero del Báltico», Sevilla, Lisboa, Madrid, Ñapóles, Roma, Milán, Venecia... Su nombre es conocido
que percibe los peajes de Elsinor. Además, esta organización, creada muy pronto, al menos en todos los países del Imperio de Carlos V .
apenas ha evolucionado. No es capaz de impedir la penetración en el área báltica
de los mercaderes de la Europa central y occidental.
L a actividad de la Europa central se ordena alrededor de las ciudades de Alema-
nia del sur, en primera fila de las cuales se sitúan Augsburgo y Nuremberg. Dichas Consecuencias sociales y políticas
ciudades están en contacto directo con Venecia y el mundo mediterráneo a través
de la ruta del Brennero. Los productos mediterráneos son distribuidos en toda la
Europa continental por las ciudades de Alemania del Sur. Las principales corrien-
Son considerables. Dentro del marco señorial y feudal de la socie-
tes conducen hacia los Países Bajos y Amberes por Francfort y Colonia, y hacia dad y del marco corporativo de la producción, se afirman y se extien-
el Báltico por el mundo eslavo y Leipzig. Además, las grandes casas comerciales den entre los hombres lazos económicos nuevos: asociaciones entre
del sur de Alemania dominan la producción de las minas de hierro, cinc, plomo,
cobre y plata, que abundan cerca de los macizos de la Europa central. L a metalurgia mercaderes, rentas que unen deudores y acreedores, formas nuevas de
es particularmente activa, así como la industria textil en los campos vecinos. Del asalariado, con ejemplos de disociación entre capital y trabajo. Estas
mismo modo, en contacto con el Mediterráneo a través del Ródano, Lyon comienza
a beneficiarse de su pertenencia a un reino relativamente unificado, cuyas provin-
transformaciones hacen crecer la tensión social entre ricos y pobres.
cias occidentales participan en el despertar de la vertiente atlántica europea. A prin- Los predicadores denuncian la usura, no sólo porque condenan sus
cipios de siglo, Lyon no es más que la sede de las principales ferias de Europa, principios, sino también porque pueden comprobar sus efectos, en par-
pero se prepara para convertirse en un gran centro bancario e industrial.
A partir de 1530, la vertiente atlántica somete a su dinamismo el resto de ticular en las ciudades más activas. Sin embargo, puesto que las pér-
Europa. Ya antes de los grandes descubrimientos, los puertos atlánticos participan didas demográficas no han sido aún completamente reparadas, no
de una misma actividad, que drena los productos del interior: vinos de Burdeos y existen apenas excedentes de mano de obra, y ésta conserva su valor.
Andalucía, sal de Setúbal y Brouage, bacalao y arenques del mar del Norte y la
Mancha, lanas sin refinar de Inglaterra y Castilla, sargas mezcladas con seda de Hasta 1520, los salarios son relativamente decorosos en relación con
Flandes. L a apertura de la ruta de E l Cabo, luego la lenta organización de un los precios, teniendo en cuenta el concepto vigente de las condiciones
comercio atlántico, intervienen después para asegurar la hegemonía económica.
Lisboa y Sevilla se convierten en los centros del comercio de ultramar. L a Casa sociales.
46 47
E l lujo de las cortes y el perfeccionamiento de las armas acrecien- Démographie historique (col. « U » ) , 1970. R . E H R E N B E R G , Le siecle des Fugger (tra-
ducido del alemán), 1955. L . ScHicac, Un grand homme d'affaires au debut du
tan la acción indirecta de los reyes sobre la economía. Durante mucho XVI' siecle, Jacob Fugger, 1957. P. JEANNIN, Les marchands au XVI' siecle (col. «Le
tiempo no se han atrevido a intervenir en ella sino con fines fiscales: temps qui court»), 1957. H . L A P E Y R E , Une famille de marchands, les Ruiz (colección
mutación de la moneda, creación de peajes, de tasas como la gabela. «Affaires et gens d'affaires»), 1955. E . COORNAERT, La draperie-sayetterie d'Hond-
schoote, XIV'-XVIII' siecles, 1930.
Más tarde, se atreven a tomar medidas que favorecen a sus subditos
a expensas de los extranjeros. Las expulsiones de los judíos de Por- T e x t o s y documentos; Comptes et dépenses de la construction du cháteau de
tugal y Castilla se deben en parte a las mismas preocupaciones. Por Gaillon, publicado por A. D E V I L L E , 1850. C H . ESTIENNE, La guide des chemins de
último, se les ve asumir el monopolio de ciertos productos y reservarse Frunce, 1 5 5 1 , editado por J . BONNEROT, 1935. Dr. V . LEBLOND, Documents relatifs á
l'histoire de Beauvais et du Beauvaisis au XVI' siecle, extraits des minutes notariales,
su beneficio. E n Francia, la gabela se ha convertido en un monopolio 1925.
sobre la sal, acompañado, por lo demás, de todo tipo de derogaciones.
E l rey de Portugal se arroga el monopolio de las esix-cias.
E n resumidas cuentas, esas medidas refuerzan la autoridad del
Estado. Pero la creciente necesidad de dinero empuja a los soberanos
a pedirlo prestado y a ponerse en manos de los banqueros. Así lo
hacen los dos candidatos a la elección imperial de 1519. Carlos V ,
elegido gracias al apoyo de los Fugger, les estará obligado durante toda
su vida. Francisco I , consciente de la escasa confianza que inspira su
garantía, pide prestado a los administradores de las finanzas reales:
tesoreros de Francia y generales de Hacienda. Sólo consigue liberarse
de su poder haciendo uso de sus prerrogativas reales (condena a muerte
de Semblangay en 1523).
L a presión económica afecta incluso a la Iglesia. Los papas recu-
rren ya a los buenos oficios de los banqueros, los Médicis, por ejemplo,
que consiguen ver a uno de los suyos en el trono de San Pedro en 1513.
Los prelados comendatarios compran y acumulan obispados y abadiaz-
gos como se compran señoríos. Alberto de Brandeburgo, arzobispo de
Magdeburgo y Halberstadt, se convierte así en arzobispo de Maguncia.
Roma autoriza tan escandalosa acumulación a cambio de la suma de
24 000 ducados, que Alberto de Brandeburgo pide prestados a los
Fugger. Para liberarse de su deuda, obtiene del papa una parte del
producto de la indulgencia predicada en Alemania en 1517 para la
reconstrucción de San Pedro. E l emperador Maximiliano da su apro-
bación a cambio del pago de 1000 florines. E s cosa sabida que el es-
cándalo de las indulgencias fue una de las causas de l a rebelión de
Lutero.
A través de ese entrelazado en aumento de los factores económi-
cos con los sociales, políticos e incluso espirituales, puede medirse el
camino recorrido por la Europa occidental durante el fructuoso período
de relativa paz que va desde mediados del siglo xv al segundo cuarto
del XVI.
B i b l i o g r a f í a : P. C H A U N U , La expansión europea (siglos XIII-XIV) (col. «Nueva
Clio», E d . Labor), 1972. F. MAURO, Europa en el siglo XVI. Aspectos económicos
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