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Presentación

Nombre

Julio Ángel Hernández Gómez

Matricula

2021-0913
Asignatura

Historia Universal
Sección

Grupo 4

Tema

La Batalla de Barranquita
Profesor/a

Elisia Yoelkis
Gerónimo Burgos
Fecha

24/10/2021
Introducción
Estaremos hablando sobre la guerra patriota de nominada la batalla de

barranquita donde explicaremos las causas, donde se llevo a cabo, cuales

fueron sus personajes destacados y finalizando su consecuencia sobre la

misma.
La Batalla de Barranquita

El 15 de mayo del 1916, desembarcaron las primeras Tropas

norteamericanas en las proximidades de la ciudad de Santo Domingo bajo

las órdenes del Contralmirante William Caparon. Días después hacían lo

mismo en San Pedro de Macorís, y el 1 de junio en Puerto Plata y

Montecristi.

Desde Puerto Plata y Montecristi las fuerzas invasoras tenían como

objetivo a ocupar la ciudad de Santiago para controlar los principales

puntos políticos y económicos de la República Dominicana. Los

norteamericanos habían recibido poca resistencia fruto del desorden y la


anarquía imperante en el país, pero en Mao y en pequeñas comunidades del

noroeste Como Doña Antonia, la situación fue muy distinta. El comandante

del puesto militar de Mao, el general Carlos Daniel Grullón, junto al

sacerdote Eliseo Echevarría, el síndico Rafael (Fofo) Madera y el

presidente del Ayuntamiento Don Efraín Reyes, decidieron asumir la

defensa de la Patria.

Sin más estímulo que su patriotismo y sin idea de la superioridad del

enemigo, el grupo de 80 hombres encabezados por el general Carlos Daniel

salieron de Santa Cruz de Mao a un punto del Camino Real (es decir la

antigua vía que comunicaba a las ciudades de Montecristi y Santiago,

conocido además como el camino viejo para emboscar las tropas de

ocupación.

El lugar fue el cerro de la Barranquita, próximo a los entonces era parajes

de Guayacanes y Maizal, a unos 6 kilómetros de la ciudad de Mao. Al día

siguiente, se les unió el capitán Máximo Cabral, miembro del Ejército

dominicano, quien fuera dejado libre por el ministro de Guerra General

Desiderio Arias cuando éste llego a Santiago desde Santo Domingo y al

decidir no combatir a las fuerzas invasoras.

Del otro lado, estaba el coronel Joseph Pendentlon, comandante de las

fuerzas enemigas de ocupación, salió de Montecristi el 25 de junio de ese

1916 con 24 oficiales y 837 soldados. De ese modo, del lado de las fuerzas
norteamericanas se contaban con 867 hombres con una guardia de Infantes

de Marina montados a caballo, seguido de un cuerpo principal formado por

la infantería y la artillería, un hospital móvil y las provisiones.

Disponían de 24 carretas haladas por mulas, 7 camiones, 2 carretas y un

vagón con agua, así como un tractor arrastrando 4 casas remolques y 11

automóviles marca Ford, según el parte de la época. Entre sus armas había

cañones de artillería, rifles, ametralladoras y pistolas. Todo un moderno

arsenal y tropas probadas en la primera guerra mundial en la que los

Estados Unidos habían participado en Europa.

Las armas de los dominicanos en la Barranquita, por el contrario, eran

rifles Máuser de uno y seis tiros, Pero la batalla se inició en función la

bravura, que era el único elemento en que superaban a las tropas invasoras.

Cuentan que, en más de un momento de la batalla, se hizo retroceder al

poderoso enemigo. En sentido el Capitán Fuller escribió sobre la batalla de

la Barranquita, junto al señor Graham Cosmas, el libro “Los Marines en la

Republica Dominicana 1916- 1924”, obra revisada y aprobada por el

Museo de Historia de los Estados Unidos. “El 3 de Julio, en Guayacanes,

los insurgentes hicieron su segunda resistencia importante contra las

fuerzas del coronel Pendentlon.

En éste, el combate decisivo del avance hacia Santiago, los americanos

enfrentaron a un enemigo atrincherado, y una aproximación al través de


unos arbustos muy espesos. Esta vez la artillería no fue capaz de encontrar

la posición desde la cual observar y disparar al enemigo, no pudo soportar

el ataque, y la infantería y los que operaban las ametralladoras tuvieron que

llevar la carga principal del combate. Los ametralladores desplegaron una

actividad en que se lucieron en una forma muy particular. Arrastraron sus

armas marca Colt y Benet - Merciersal a través de las malezas unas 200

yardas de la línea opuesta (las trincheras enemigas) y les dispararon

estallando el fuego concentrado en un esfuerzo por silenciar los rifles de los

enemigos.

El cabo Joseph Glowin arregló y se colocó su fusil detrás de una leña que

estaba en el suelo, y empezó a disparar hasta que fue herido dos veces,

cuando otros infantes de marina, con mucho esfuerzo le arrastraron hasta la

guardia para curar sus heridas, y otro infante de marina cuya escopeta se

había atascado, le sustituyó. El primer Sargento Roswell Williams,

luchando con una pistola Colt que tenía tendencia a atascarse, desde una

posición en la que estaba expuesto al peligro, se levantó bajo el fuego, para

tratar de quitar el obstáculo de la pistola y mantuvo su arma en acción. Por

esta hazaña llegó a ser el primer hombre en el Cuarto Regimiento en

obtener la medalla de honor”.

Continúa diciendo el capitán invasor que, “mientras la infantería de la

marina y las ametralladoras presionaban el ataque en el frente de la Sexta


Compañía, bajo el mando del Capitán Julian Smith, un futuro teniente

General, atacó y disparó a las fuerzas rebeldes que se habían deslizado por

el flanco de la columna para atacar el sector de las provisiones. Finalmente,

el enemigo se dispersó y escapó dejando a los infantes de marina que ya

habían tenido un muerto y 10 heridos, en posesión de las trincheras,

probándose así la superioridad de la puntería de los fusiles de los infantes

de Marina y del tiroteo de las ametralladoras. Los rebeldes perdieron por lo

menos 27 hombres y dejaron 5 prisioneros en las manos de Infantería de la

Marina”, termina diciendo Fuller. Un hecho relevante y digno de resaltar es

el caso, el heroísmo del anciano dos veces héroe, pues también combatió

las guerras de las Restauración, Francisco (Pancho) Peña quien fusil en

manos se unió a los combatientes de la Barranquita dejando allí su

existencia.

Otra hazaña singular fue la de Demetrio Frías, a quien era el síndico de

Mao, le entregó la Bandera Nacional con la encomienda de volverla a traer

y cuando la dejó por olvido en el campo de batalla ya abandonado por

nuestros patriotas y ocupado por las fuerzas invasoras, se devolvió a

buscarla penetrando el área ya controlada por el enemigo hasta rescatarla y

hacerla llegar desde donde salió con ella.

El poeta Juan de Jesús Reyes describió la a los héroes como hombres

valientes y astutos, por el uso de las abejas como estrategia militar


concebida por el comandante, el General Carlos Daniel, quien estimuló al

pueblo joven a la defensa de la Patria pisoteada. El médico que vino desde

Santiago fue el doctor Geraldo Ellis Cambiazo, para curar y cuidar de los

heridos hasta sanarlos.

Los combatientes de la batalla de La Barranquita del 1916 demostraron que

cuando de defender la patria se trata no importa la cantidad de hombres ni

la calidad de las armas, simplemente es un compromiso de cada hombre

que se sienta comprometido con la obra de Duarte y los miles dominicanos

que en sus respectivos momentos lo han dado todo por su patria. La

participación militar de los pueblos del noroeste ha sido vital para la

defensa de la soberanía de la República en los diferentes momentos

históricos. Sus mejores hijos abonaron con su sangre y fiereza, con

machetes en manos, la zapata donde se levantaría la República

Dominicana.

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