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Consumo e identidad
A diferencia de la modernidad solida, que se basaba en la producción industrial
de bienes de consumo, la modernidad liquida se basa en el consumo rápido y
constante de bienes de consumo y servicios.
Bauman afirma que esta transición de la producción al consumo es la
consecuencia lógica de la disolución de las estructuras sociales en las que se
anclaba la identidad personal durante la modernidad so lida, como el empleo y
la nacionalidad. En la modernidad liquida, en cambio, la identidad la conciencia
de sí mismo-no es tan consistente: está fragmentada, es inestable, con
frecuencia carece de coherencia in terna y, muy habitualmente, no es mas que
la suma de las elecciones de consumo que le construyen y, a la vez la
representan En la modernidad liquida desaparece el limite entre el auténtico yo
y la representación del yo mediante las elecciones de consumo Según
Bauman, somos Jo que compramos y nada más. El significado profundo y el
superficial se han fusionado, y resulta imposible separarlos.
Identidades fluidas
La importancia del consumo en la construcción de la identidad perso- nal va
mucho más allá de la mera adquisición de productos. A falta de los referentes
identitarios inmutables que proporcionaba la modernidad sólida las personas
buscan orien- tación estabilidad y ayuda en una variedad cada vez más amplia
de fuentes alternativas, como coaches de estilo de vida, psicoanalistas,
terapeutas sexuales, expertos holísticos y otros gurús.