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Instituto de Filosofía Jiménez Niebla José Guillermo

Filosofía de la Cultura 13 de febrero de 2022

ZYGMUNT BAUMAN Y LA CULTURA

En el presente ensayo, abordaremos el concepto de modernidad líquida de Zygmunt Bauman,


junto con una valoración y buscando confrontarlo con expresiones del hombre hoy. Comenzaremos
exponiendo la postura del autor:

La sociedad sólida es caracterizada por procesos estables cuyos no pierden un carácter y se


mantienen con el transcurrir del tiempo. Hay un valor muy importante en el que toma sentido este
tipo de sociedad y tiene que ver con los compromisos, en varios valores, pero vale la pena destacar
cuatro principales, que son: el poder, el conocimiento, los bienes y la educación. La estructura
sólida mantiene inalterable la tradición, la capacidad de términos a largo plazo y la familia, no
dejando lugar a la improvisación o a cambios constantes.

Al pensar en esta cuestión de la solidez, cabía preguntarnos sobre qué era aquello que la sostenía
en la sociedad, caíamos en cuenta de que era Dios y la razón, cosas que caen con la afirmación de
la muerte de Dios, de la muerte del hombre y cuando entra el campo de la afectividad a los
estudios científicos y en las ciencias humanas. Se pone en peligro la solidez de la sociedad con la
incertidumbre que trae el negar cosas que estaban al centro de nuestro pensamiento y,
principalmente, cuando estas cosas no alcanzan a contestar todo cuestionamiento en el hombre,
cuando se ve en jaque. La sociedad sólida se ve afectada cuando la sociedad civil se ve enmarcada
por cuestiones meramente económicas, cuando las grandes corporaciones se ven en la capacidad
de cambiar leyes y con ello la vida de muchas personas, así como por flujos migratorios tan
grandes, cuyos afectan, sin adjetivar, a procesos culturales y económicos de los países.

A continuación, se expondrá la postura del autor sobre la liquidez en su obra Vida líquida1:

La vida líquida es una vida precaria y vivida en condiciones de incertidumbre constante. […] La vida
líquida es una sucesión de nuevos comienzos, pero, precisamente por ello, son los breves e
indoloros finales –sin los que esos nuevos comienzos serían imposibles de concebir- los que suelen
constituir sus momentos de mayor desafío y ocasionan nuestros más irritantes dolores de cabeza.2
La información que más necesitan los practicantes de la vida moderna líquida no es la de cómo
empezar o inaugurar, sino la de cómo terminar o clausurar. […] Lo que se enfatiza en todo
momento es el olvidar, el borrar, el dejar y el reemplazar.3

1
BAUMAN, Zygmunt; Vida líquida, Paidós, Barcelona, 2006.
2
BAUMAN, Zygmunt; Vida líquida, Paidós, Barcelona, 2006, p. 10.
3
Idem.
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Filosofía de la Cultura 13 de febrero de 2022
La cultura líquida moderna ya no siente que es una cultura de aprendizaje y acumulación, como las
culturas registradas en los informes de historiadores y etnógrafos. A cambio, se nos aparece como
una cultura del desapego, discontinuidad y del olvido4

Los sólidos cancelan el tiempo, en los líquidos, por el contrario, lo que importa es el tiempo.

Bajo la pretensión de hacer un breve vínculo con los procesos, las expresiones y los materiales de
las artes plásticas, las usaremos como un ejemplo donde esto se realiza. Este lazo como un fruto de
entender estas memorias con los procesos que el hombre vive en su individualidad, como en su
proceso con lo otro. La pretensión de las artes en sus inicios era necesariamente cargada de razón,
con una fuerza y precisión importantísima y, claro, la cuestión de la durabilidad.5

De lo último mencionado, hacemos una puntualización que consideramos importante. Parecía


que en la antigüedad, las expresiones artísticas adquirían valor por lo que eran capaces de durar,
cosa que vemos expresada en las corrientes propias de sus épocas. Como un ejemplo, en la edad
media imperaba el románico y el gótico6, los fines por los que se crearon eran, en su mayoría,
religiosos y para personas analfabetas, el fin era la evangelización, cuyos templos, pinturas y
esculturas son, hoy, reliquias importantísimas.

Por otro lado nos acercamos a la modernidad y la importancia que tomó el ser humano en las
artes, alejándose de una visión y fines puramente religiosos. Cuando se da un lugar tan importante
a la razón por medio de la cultura, la filosofía y los intelectuales de la época, el punto importante
es captar la humanidad, o el ideal de ella, de una manera precisa. Contrapuesto a esta corriente
encontramos al Manierismo, en donde los artistas dejan de lado la proporción y la exactitud para
orillar lo objetivo y los cánones artísticos hacia cierta incertidumbre y extravagancia.

Con lo respectivo a las expresiones en la época contemporánea, sabemos que se ve afectada,


principalmente, por la revolución industrial y las guerras mundiales. Encontramos como las
principales corrientes al surrealismo o cubismo, aunque también surgen movimientos como el pop
art o el dadaísmo, cosas que entendemos que pueden encajar en este concepto de liquidez.

Ahora bien, hacemos el vínculo en estas tres épocas que se han mencionado con los materiales a
manera de poder entender con mayor claridad las expresiones de los hombres en sus momentos
de sociedad sólida o líquida. Es importante explicitar que los materiales son las herramientas con

4
Ibid., p.12.
5
Cfr. Ibid., p. 16-21.
6
El material más usado en las esculturas, fue la piedra y el mármol.
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Filosofía de la Cultura 13 de febrero de 2022

las que se logran estas expresiones, permiten conocer y apropiarse de técnicas y procedimientos,
como también objetivar la cultura de la época. Cuando hablamos del medioevo, entendemos a una
sociedad sumamente sólida y con la claridad de tener a Dios y la cuestión religiosa como una
seguridad que brindaba esa solidez moral, de pensamiento y social; hallamos también en la
modernidad, la cuestión escultórica sumamente marcada por la cuestión de la razón como otro
elemento que brindaba esa solidez a la sociedad; es en la época contemporánea en donde
encontramos cierta incertidumbre en cuestiones como lo material, la técnica e incluso, el uso del
ready made.

Algunos aspectos que han cambiado con la liquidez son el consumo, la identidad y las relaciones.
En estas sociedades el consumo es basto, ya no es la utilidad el único criterio de ello, sino que lo es
la experiencia misma o la incesante búsqueda de nuestra individualidad; la identidad, asimismo, se
nos muestra como cambiante y fluida, nuestras creencias religiosas, políticas o la misma identidad
sexual parecen verse sumamente afectadas por el sentimiento de acartonamiento, definido o bajo
adjetivos de los que pareciera no me puedo mover; ahora bien, la cuestión relacional también
tiene afecciones, ya que al cambiar lugares de residencia por motivos laborales, familiares e incluso
de violencia o huida nuestras relaciones o compromisos ‘’para siempre’’ dan algo de vértigo.

Alcanzamos a percibir algunos de los elementos que Zygmunt Bauman hace con su propuesta de la
sociedad líquida en este ejemplo de las artes como una expresión de la vida misma del hombre
hoy. Es decir, ya no parece ser del todo importante lograr expresiones que duren años o hacerlas
durar por el valor que viene con ellas, incluso su expresión es tan cambiante como el hombre lo
decida.7 Ya no hay algo que probar con estas expresiones, como un omni-respeto a una figura
religiosa o mostrar la máxima capacidad intelectual o racional del hombre.

Al hacer este recorrido, nos surgía la pregunta sobre los valores que suceden en nuestra época,
negamos su no existencia, pero queda la pregunta sobre qué es lo que se encuentra al centro del
hombre que no alcanza a dar esa solidez motivo de la crítica del autor, ya que pareciera un tanto
atractivo la incertidumbre de la liquidez antes que el dogmatismo de la solidez. Y nos planteamos
una última pregunta, ¿No será más bien que somos sujetos sólidos en una estructura líquida?

7
Nos referimos con particularidad a las expresiones urbanas, como aquellas que cambian, mutan, se
destruyen o duran con el ritmo de la misma urbe, por ello, el ritmo del hombre.
Instituto de Filosofía Jiménez Niebla José Guillermo
Filosofía de la Cultura 13 de febrero de 2022

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

BAUMAN, Zygmunt; Vida líquida, Paidós, Barcelona, 2006.


Instituto de Filosofía Jiménez Niebla José Guillermo
Filosofía de la Cultura 13 de febrero de 2022

RODRIGO

Estimado José Guillermo,

Agradezco esta reflexión sobre Zygmunt Bauman y la Cultura. Sin duda un ensayo

muy pertinente para analizar la cultura de nuestro tiempo; una cultura que se fue

alejando de los sólido y entrando en una situación líquida, fugaz, efímera, que al

mismo tiempo deja al ser humano con la impresión de que todo es desechable, nada

dura eternamente. Eso lleva atener una suerte de vértigo porque entonces estamos

en una realidad líquida, que finalmente no nos da el sustento que queremos, nada en

qué poder sostenernos. Se trata de una realidad como la que usted describe: “… ya no

parece ser del todo importante lograr expresiones que duren años o hacerlas durar

por el valor que viene con ellas, incluso su expresión es tan cambiante como el

hombre lo decida.[1] Ya no hay algo que probar con estas expresiones, como un

omni-respeto a una figura religiosa o mostrar la máxima capacidad intelectual o

racional del hombre”.

En general su texto está bien escrito. Usted cuida los aspectos ortográficos y

sintácticos. Sólo debo decirle que en el segundo párrafo de la tercera página, usted

escribió “basto” (a propósito del consumo) cuando en verdad tendría que ser “vasto”.

Fuera de este detalle, su texto es de muy buena calidad.

Saludos cordiales,

Rodrigo Alcántara

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