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La utopía es lo que le falta a la ética, a la justicia y a la verdad para enseñorearse del mundo.
Un realista es quien dice: eso no es posible; es decir, confiéselo o no, es aquél que se ha
resignado a vivir en un mundo feo, incoherente, explotador, injusto. El utopista, al menos
como yo lo concibo, no es ingenuo: sabe que entre la. teoría de la justicia y la justicia que se
practica en el mundo, hay una distancia abismal. Es escéptico, en el sentido moderno, piensa
que por más que se haga jamás la eticidad de la vida corriente alcanzará la eticidad
construida en el discurso. Utopista es quien no se deja arredrar por esa evidencia: sabe que
la teoría es normativa, que es una propuesta abierta, que no apela a la coerción y que por
eso no puede imponerse; pero sabe igualmente que la razón, la sensibilidad y la imaginación
son honestas y que, por tanto, muchos individuos, los mejores, pueden libremente acogerla.
Vivimos en una época saturada de violencia, en la cual se confunde la efectividad de una
teoría social con la capacidad de coerción para imponerla. La superficialidad dominante
ignora que nada que deba imponerse merece subsistir. Sólo aquello que apunta a la eticidad
y a la libertad del individuo y que, en consecuencia, puede ser acogido o -rechazado, tiene la
virtualidad eventualmente de conquistar la imaginación y la conciencia de los individuos y, en
esa medida, construir una nueva realidad. La utopía para mí, es el rechazo de una realidad
alienada y brutal y la posibilidad de construir una realidad nueva. La Utopía no es en manera
alguna la irrealidad, sino la realidad posible que no hemos tenido todavía la imaginación o el
coraje de construir.
Darío botero Uribe
INTRODUCCION·
Pag. 3El sustantivo "Utopía" se utiliza en este libro en un sentido original e inconmutable con
otras acepciones del mismo. Utopía, en el sentido en que lo utilizo en este texto, no es lo
imposible sino lo posible; no es lo irrealizable sino lo realizable; no es irracional, sino que se
trata de una razón a la cual aún no se le ha otorgado carta de ciudadanía; no es idealista en
el sentido filosófico, sino más bien "realista". Sólo que no es realista en la significación
estrecha, limitativa:. No acepta el mundo como es: recusa la fealdad, la brutalidad, la
explotación. Se apoya en la perfectibilidad humana. La vida social no es algo que deba
padecerse fatalmente. […]
Pag. 4 Siempre nos encontramos con un mundo construido, que no podemos cambiar a
voluntad. Si es difícil plantearse metas y realizarlas como proyección de una conducta
individual, a nivel de toda la sociedad, es mucho más complejo y difícil, no sólo porque los
obstáculos son más consistentes, sino porque no podemos jamás mover todas las máquinas
humanas al unísono. Hay que contar con individuos que desconfían, que no se compenetran
con los planes, que por multitud de razones, que sería imposible contemplar en abstracto, no
colaboran o no lo hacen con la misma conciencia de otros.
1
Botero Uribe Darío. El derecho a la utopía. Ecoe Ediciones Santafé de Bogotá. 1994
La sociedad es normativa: lo que va quedando de ella como historia es facticidad. Pero la
sociedad no puede ser plenamente, comprendida a partir de la empiria. Una teoría social que
quiera comprender la vida social en su movimiento no puede limitarse a documentar los
sucesos, lo que ocurre efectivamente. […]
Pag. 5 La Utopía opera con la libertad y la eticidad. No impone nada. Pienso quela razón
histórica, la que guía la vida social es estrecha, es el resultado de transacciones y de
imposiciones .. Habermas habla de razón instrumental, la que domina el proceso histórico en
la actualidad, para oponerIa a la razón comunicativa (ética, política). 3
Pag. 9La razón no puede acrecerse más que a partir de la no-razono Quienes piensan con la
diada racionalidad-irracionalidad no tienen salida: No pueden ser más que espectadores más
o menos conscientes o más o menos preocupados por lo que el proceso histórico produzca.
La Utopía ofrece una salida al atolladero de la filosofía contemporánea: la categoría de no-
razón. 4/ No razón es una negación categorial de la razón: es una categoría con contenido,
que representa lo otro, un mundo muy vasto frente a la razón. Lo que sostengo en el texto y
aduzco varios ejemplos al respecto, es precisamente que como la razón histórica es siempre
unilateral, muchos procesos, formas sociales y culturales que al comienzo son rechazados
por la razón, con el tiempo al realizarse la dialéctica razón-no razón redefinen la razón, la
enriquecen. La razón se puede enriquecer sólo a partir de la no-razón, de ninguna manera a
partir de la irracionalidad. La irracionalidad es una negación puntual de la razón.
Irracionalidad es todo aquello que subestima las previsiones de la razón sin ofrecer una
alternativa válida. Es irracional el despilfarrador que pone en peligro efectivamente o somete
a la indigencia a su familia, debido a la imprevisión. Es irracional quien delinque buscando
ventajas para sí o para otros, sin verse precisado a hacerla por un estado de fuerza mayor o
caso fortuito.
Pag. 7Frente a la represión pulsional impuesta por necesidades reales o imaginarias del
sistema productivo, hoy no es irracional buscar una gratificación de la energía libidinal. El
inconsciente de Nietzsche y Freud no es irracional sino que pertenece al mundo de la no-
razón. Por eso, el inconsciente enriquece la razón, y de esta manera ha llegado a ser la
nueva racionalidad. Esto me condujo a crear el concepto de no-razón, para comprender todo
aquello que sin ser irracional no pertenece a la razón histórica: el mito, el inconsciente, la
naturaleza, el arte, la sensibilidad, etc. La Utopía piensa que hay una dialéctica entre razón-
no razón, sin caer en la irracionalidad.
Defiendo la razón, como patrón aceptado de pensamiento y acción. Pienso que si bien nos
vemos hoy abocados a pensar y actuar con una razón que se ha vuelto instrumental, esto no
tiene por qué ser así. Todo el proceso social y político ha quedado prisionero de la jaula de
hierro de su propia racionalidad.
3
Consúltese Jürgen Habermas: “Teoría de la acción comunicativa”. Madrid, Taurus, 1987, I,P. 367
capitalista, no garantiza siquiera la supervivencia de la especie. La razón en tanto logos
también está prisionera de un discurso racionalista y morali ista.
Pag. 9 Muchas personas tienen de la utopía el concepto escolar de algo irrealizable, de algo
que tiene una fascinación especial, pero que salta por encima de las condiciones históricas;
de una perfección inalcanzable, producto de elucubraciones sin bases sólidas. Cuando se
dice de un producto, de una obra, de una propuesta que son utópicos se alude a que carecen
de condiciones de viabilidad que permitan discutidos científicamente, son la proyección de
mentes febricitantes o de ilusos que no conocen la realidad, que la simplifican en extremo o
que la olvidan deliberadamente, dando a sus construcciones intelectuales un viso de
irrealidad.
Pag. 14Sólo que ahora el lector y quien escribe este libro, tendríamos que reconocer que la
educación, por lo menos la nuestra, está diseñada para repetir, no para pensar.
Pensar es reconocer el mundo de la utopía, es saber que hay algo posible -muchas
relaciones y posibilidades- no reconocido, no establecido, no registrado. Sólo los utopistas
piensan, los realistas repiten las miradas gastadas, los caminos trasegados.
Pag. 17La utopía es el refugio de la estética en un mundo feo, sucio, incoherente, brutal. La
utopía es el mundo de quienes pensamos que todo lo que existe, la naturaleza, la vida social,
el amor, el trabajo, la creación… tienen una exigencia de belleza.
Pag. 18La utopía busca subvertir, en primer lugar, la cotidianidad: es una simpleza querer
cambiar la vida social basándose en categorías económicas y políticas, sin modificar la vida
cotidiana. Si no cambiamos la vida cotidiana, los cambios sociales son flatulencia, verborrea
mentirosa. Pongamos a cada sujeto social y a cada interacción una exigencia de belleza y
habremos empezado a cambiar el mundo. […]
Pag. 20 Todos los logros de la vida son finitos, cuestionables ... La única posibilidad de escapar
a la finitud es la creación, es el resquicio que nos permite rebasar el esto, el aquí y el ahora;
es la perspectiva singular de plasmar el hombre total, de unir en un solo acto, en un solo
momento, en un solo haz de luz, el goce del espíritu, la despreocupación de lo lúdico, el
placer sensual, la fuerza de la razón… Pero no quiero apresurarme a concluir: no es sólo el
arte.
La estética es `por eso la única posibilidad de cambiar la vida … La política puede cambiar
algo pero es demasiado carente de espíritu: rinde excesivo culto a la coyuntura; está muy
ligada al orden y a la fuerza necesaria para conseguirlo; sacrifica siempre o casi la lucidez a
la efectividad. Es demasiado poder y demasiado carente de espíritu para ser capaz de
cambiar la vida.[…]
La utopía entiende la vida humana como una recreación indefinida, como una invención de
símbolos, de caracteres, de proyecciones, de miradas, de formas de vida.. No hay nada
establecido […]