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GRAVÁMENES AL COMERCIO
EXTERIOR
Ponente
Doctor Ricardo Xavier Basaldúa
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RICARDO XAVIER BASALDÚA
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I. CONCEPTO DE GRAVÁMENES 5
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I. CONCEPTO DE GRAVÁMENES
Ambos tienen una acepción amplia, que los caracteriza como un gé-
nero frente a las distintas especies en que se manifiestan los gravámenes
o tributos.3
1
El vocablo “gravamen” según el Diccionario de la Lengua Española de la Real Acade-
mia Española significa “carga, obligación que pesa sobre alguno de ejecutar o con-
sentir una cosa”; o también “carga impuesta sobre un inmueble o sobre un caudal”. Se
advierte que esta expresión tiene un alcance muy amplio y, por ende, impreciso.
2
Véase Corominas, Joan, Diccionario Crítico Etimológico de la Lengua Castellana, ed.
Gredos, Madrid, 1976, voz “atribuir”.
3
Sobre el concepto jurídico de “tributo”, puede verse, entre otros: Berliri, Antonio, Principios
de Derecho Tributario, Editorial de Derecho Financiero, Madrid, vol. I (1964), págs. 307 a
320; Casás, José Osvaldo, Derechos y garantías constitucionales del contribuyente, Ad-
Hoc, Buenos Aires, 2002, págs. 507 a 516; Cortés Domínguez, Matías, Ordenamiento
Tributario Español, Civitas, 4ª ed., Madrid, 1985, págs. 159 a 173; D’Amati, Nicola, Derecho
tributario. Teoría y crítica, Editorial de Derecho Financiero, Madrid, 1989, págs. 20 a 22;
Galli, Guillermo Pablo, “Recursos públicos”, Cap. III del Manual de Finanzas Públicas, AZ
Editora, Buenos Aires, 1997, págs. 190 a 195; Giannini, Achille Donato, Instituciones de
Derecho Tributario, Editorial de Derecho Financiero, Madrid, 1957, págs. 41 a 44; Giuliani
Fonrouge, Carlos M., Derecho Financiero, 9ª ed. actualizada por Susana C. Navarrine y
Rubén O. Asorey, La Ley, Buenos Aires, 2004, tomo I, nº 165, págs. 249 a 252; Jarach,
Dino, El hecho imponible, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1971, págs. 9 a 13; Schindel,
Ángel, Tratado de Tributación, Astrea, Buenos Aires, 2004, tomo I, vol. 1 (director García
Belsunce, H.) págs. 565 a 569; Plazas Vega, Mauricio A., “Estudio preliminar. La definición
de tributo”, en Historia del Derecho de la hacienda pública y del derecho tributario en
Italia, de Amatucci, Andrea, y D’Amati, Nicola, Temis, Bogotá, 2004, págs. 1 a 76; Spisso,
Rodolfo R., Derecho constitucional tributario, Depalma, 2ª ed., Buenos Aires, 2000, págs.
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Sobre el carácter de impuestos de los “derechos aduaneros” puede verse: Alais,
Horacio, quien expresa que “Pueden definirse como impuestos aduaneros todos aque-
llos que tienen como objeto el tráfico internacional de mercaderías. Estos tributos
tradicionalmente se han denominado derechos de aduana o rentas de aduana” (“Los
impuestos aduaneros argentinos”, Cap. VI de Impuestos sobre el comercio internacio-
nal, coordinada por V. Uckmar, A. C. Altamirano y H. Taveira Tôrres, ed. Ábaco, Buenos
Aires, 2003, pág. 201); Armella, Sara, “Los impuestos aduaneros”, en Curso de Dere-
cho Tributario Internacional (coordinador Víctor Uckmar), Temis, Bogotá, 2003, tomo II,
págs. 465 a 468; Basaldúa, Ismael, Legislación penal aduanera, Ed. Vaska Ekin, Bue-
nos Aires, 1948, pág. 7; Bielsa, Rafael, Compendio de Derecho Público constitucional,
administrativo y fiscal, tomo III Derecho Fiscal, Buenos Aires, 1952, págs. 41 y 53;
Clavijo Hernández, Francisco, quien sostiene que “...cualquiera que sea el hecho
imponible de este impuesto, es evidente que se trata de una actividad del sujeto
pasivo, sin que la Administración colabore en su realización”, por lo que descarta que
se trate de una tasa (“Impuestos aduaneros”, Capítulo XIII del Curso de Derecho Tribu-
tario. Parte especial, Sistema tributario: los tributos en particular, de Clavijo Hernández,
Francisco, Ferreiro Lapatza, José Juan, Martín Queralt, Juan, Tejerizo López, José Ma-
nuel, y Pérez Royo, Fernando, ed. Marcial Pons, 18ª ed., Madrid, 2002, págs. 753 y 754);
Cortés Domínguez, Martín, Introducción al Derecho Aduanero, revista “Aduanas”, Ma-
drid, 1967, nº 160, pág. 11; Cutrera, Achille, Principii di diritto e política doganale, Cedam,
Padova, 1941, pág. 45; De Juano, Manuel, ob. cit., tomo III, págs. 221 y 222; García
Vizcaíno, Catalina, ob. cit., tomo III, 3ª. ed., 2005, pág. 442; Giannini, Achille Donato, ob.
cit., págs. 65 y 523; Giuliani Fonrouge, Carlos M., ob. cit., tomo II, nº 458, págs. 766 a
768; Gómez Piedrahita, Hernán, Fundamentos de Derecho Administrativo Aduanero,
Ediciones Librería del Profesional, Bogotá, 1984, pág. 47; Gual Villalbí, Pedro, Teoría y
técnica de la política aduanera y de los tratados de comercio, Juventud, Barcelona,
1943, tomo I, págs. 196 y 197; Jarach, Dino, quien expresa: “Los impuestos aduaneros
(el nombre usado comúnmente de derechos de aduana no excluye su encuadre entre
los impuestos) constituyen gravámenes a la importación y exportación de bienes”
(Finanzas..., cit., pág. 803; igualmente, El hecho imponible, cit., pág. 171); Martín Queralt,
Juan, Lozano Serrano, Carmelo, Casado Ollero, Gabriel, y Tejerizo López, José M.,
Curso de Derecho Financiero y Tributario, Tecnos, 11ª ed., Madrid, 2000, págs. 661 y
662; Sortheix, Juan J. A., “La estructura del hecho gravado por los derechos de impor-
tación”, revista Derecho Aduanero, Ediciones Contabilidad Moderna SAIC, Buenos
Aires, 1973, tomo V-A, pág. 294 y nota 10; Villegas, Héctor B., ob. cit., págs. 294 y 295.
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expresa que “El impuesto es una prestación pecuniaria que un ente público tiene
derecho a exigir en virtud de su potestad de imperio, originaria o derivada, en los
casos, en la medida y según los modos establecidos en la ley, con el fin de conseguir
un ingreso”, más adelante advierte que la finalidad de procurar un ingreso al Estado
“...no constituye siempre el motivo único de la imposición. El impuesto, en efecto, es un
medio que se presta a ser manejado para la consecución de objetivos no fiscales”
(ob. cit., págs. 46 y 64); Giuliani Fonrouge, Carlos M., quien expresa: “...son impuestos
las prestaciones en dinero o en especie, exigidas por el Estado en virtud del poder de
imperio, a quienes se hallen en las situaciones consideradas por la ley como hechos
imponibles” (ob. cit., tomo I, nº 166, pág. 255); Jarach, Dino, advierte: “Otra cuestión
vinculada con la definición del impuesto consiste en determinar si es elemento nece-
sario de ese concepto la finalidad de obtener un ingreso para el público erario (...) La
opinión adversa al fin de obtener un ingreso, que hemos compartido en otra oportuni-
dad (cita en nota al El hecho imponible, pág. 23 y sigtes.) se funda en que la finalidad
de obtener un ingreso puede no existir, como se verifica en los impuestos limitativos o
prohibitivos de ciertas actividades consideradas contrarias a determinados intereses
públicos como, por ejemplo, los derechos aduaneros protectores” (Finanzas..., cit.,
págs. 258 y 259); Plazas Vega, Mauricio A., quien señala “El impuesto debe guardar
una relación directa y permanente con los fines del Estado, los cuales no necesaria-
mente se concretan en la obtención de un ingreso, o al menos no de manera inmedia-
ta” (Derecho de la Hacienda Pública y Derecho tributario, Temis, Bogotá, 2000, págs.
715 y 722); Uckmar, Víctor, quien señala que “Como conclusión, puede decirse que la
jurisprudencia norteamericana tiende a reconocer la legitimidad de los impuestos con
fines extrafiscales teniendo en cuenta que el poder de aplicarlos también puede ser
ejercido con aranceles aduaneros proteccionistas, que para alcanzar su verdadera
finalidad no deberían generar ninguna obligación de pago” (Principios comunes del
Derecho Constitucional Tributario, Temis, Bogotá, 2002, pág. 27); Villegas, Héctor B.,
que define al impuesto como “...el tributo exigido por el Estado a quienes se hallan en
las situaciones consideradas por la ley como hechos imponibles, siendo estos he-
chos imponibles ajenos a toda actividad estatal relativa al contribuyente” (ob. cit., pág.
58). En la Ley General Tributaria de España de 2003 se expresa: “Impuestos son los
tributos exigidos sin contraprestación cuyo hecho imponible está constituido por nego-
cios, actos o hechos que ponen de manifiesto la capacidad económica del contribu-
yente” (art. 2, inc. c). Consideramos que el agregado relativo a la capacidad económica
del contribuyente no se compadece con el concepto amplio que se brinda en el párrafo
1 de ese mismo artículo, ya que dicho elemento no interesa en el supuesto de los
tributos puramente extrafiscales. En cambio, mencionan la finalidad de obtener recur-
sos, entre otros: Bielsa, Rafael: “Es impuesto la cantidad de dinero o parte de riqueza
que el Estado (Nación, provincia o entidad pública que tiene poder impositivo) le exige
obligatoriamente al contribuyente con el objeto de costear los gastos públicos” (ob.
cit., pág. 262); Griziotti, Benvenuto, ob. cit., pág. 152.
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Sobre el carácter de impuestos indirectos de los derechos aduaneros, puede verse,
entre otros: Alsina, Mario A., Basaldúa, Ricardo Xavier, y Cotter Moine, Juan Patricio,
Código Aduanero, Comentarios. Antecedentes. Concordancias, Abeledo-Perrot, Bue-
nos Aires, tomo IV, 1985, pág. 150, y tomo VI, 1990, pág 56; Álvarez Gómez-Pallete, José
Mª., La Aduana en el Mercado Común, Banco Exterior de España, Madrid, 1985, pág.
189; Armella, Sara, que señala “Es una opinión común que los impuestos aduaneros
están comprendidos en la clasificación general de los impuestos indirectos al consu-
mo, por cuanto los mismos son trasladables económicamente al consumidor” (ob.
cit., pág. 468); Bidart Campos, Germán J., quien enseña: “Los impuestos indirectos se
dividen en dos rubros: a) indirectos externos, y b) indirectos internos. Los indirectos
externos son los aduaneros” (Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino,
EDIAR, Buenos Aires, 2001, tomo I-B, Cap. XX “La tributación y el poder tributario”, pág.
438); Clavijo Hernández, Francisco, ob. cit., pág. 755; De Juano, Manuel, ob. cit., tomo
II, pág. 222; De Vedia y Mitre, Mariano, El régimen tributario de la Argentina, Imprenta de
la Universidad, Buenos Aires, 1925, pág. 160; Ekmekdjian, Miguel Á., quien precisa
que se trata de impuestos indirectos “externos” (Manual de la Constitución Argentina,
Depalma, Buenos Aires, 1991, pág. 341); Griziotti, Benvenuto, ob. cit., págs. 175 y 179;
Plazas Vega, Mauricio Alfredo, “La clasificación de los impuestos en directos e indirec-
tos...”, cit., tomo II, págs. 417 y 421; Stuart Mill, John, quien enseñaba: “Al productor e
importador de una mercancía se le exige que pague un impuesto sobre la misma no
con la intención de imponerle una contribución especial, sino con la de gravar por su
intermedio a los consumidores del artículo, de quienes se supone que recabará él
importe mediante un aumento de precio” (ob. cit., págs. 813 y 858 (1951, pág. 704);
Terry, José A., Finanzas, 3ª ed., Jesús Menéndez editor, Buenos Aires, 1918, págs. 171
y 345, Villegas, Héctor B., ob. cit., pág. 294.
Con referencia a los derechos de exportación y su posible traslación, puede verse:
Barreira, Enrique C., Algunas consideraciones sobre los derechos de exportación, revis-
ta Guía Práctica del Exportador e Importador, Buenos Aires, marzo de 1983, nº 315, págs.
XII a XXXIIII; Jarach, Dino, Finanzas..., cit., págs. 803 y 804.
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Puede afirmarse que todos los tributos que recayeren sobre las im-
portaciones o las exportaciones constituyen, en general, gravámenes al
comercio exterior.
Ahora bien, cabe distinguir entre los gravámenes que tengan por pre-
supuesto de hecho exclusivo las importaciones y las exportaciones de aque-
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llos otros que, si bien se perciben con motivo o con ocasión de las mis-
mas, no tienen por objeto principal gravar esas operaciones.
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El Estatuto Aduanero de la República de Colombia del 28 de diciembre de 1999 en su
artículo 1º, relativo a las “Definiciones para la aplicación de este decreto”, define a los
“gravámenes arancelarios” expresando que “Son los derechos contemplados en el
arancel de aduanas”. Cabe señalar que en dicho Estatuto no se define que se entien-
de por “arancel de aduanas”.
23
Berr, Claude J., y Trémeau, Henri, advierten que “...la complejidad creciente de las
reglamentaciones al comercio internacional hizo perder a la tributación aduanera pro-
piamente dicha una parte de su nitidez y la condujo progresivamente a fundirse en el
seno de una vasta operación de imposición de los movimientos de las mercaderías
que hace intervenir numerosas consideraciones que no son aduaneras” (Le droit
douanier communautaire et national, 4ª ed. Economica, París, 1997, pág. 83).
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La Organización Mundial de Aduanas (O.M.A.) se creó, bajo el nombre de Consejo de
Cooperación Aduanera (Conseil de Cooperation Douanière - Customs Co-operation
Council), mediante la Convención internacional suscrita el 15 de diciembre de 1950,
en Bruselas. Este sigue siendo por ahora el nombre oficial del organismo internacio-
nal, pues así surge del Tratado que le dio origen y que no fue modificado, a pesar de
que desde hace unos años se emplea oficiosamente el nombre de Organización
Mundial de Aduanas.
25
La O.M.A. cuenta hoy en día con 162 países miembros.
26
Berr, Claude J., y Trémeau, Henri, ob. cit., pág. 83.
27
Conf. Gual Villalbí, Pedro, ob. cit., tomo I, págs. 196 y 197.
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El Estatuto Aduanero colombiano en su artículo 1º define a los “derechos de aduana”
del siguiente modo: “Son todos los derechos, impuestos, contribuciones, tasas y
gravámenes de cualquier clase, los derechos antidumping o compensatorios y todo
pago que se fije o se exija, directa o indirectamente, por la importación de mercancías
al territorio aduanero nacional o en relación con dicha importación, lo mismo que toda
clase de derechos de timbre o gravámenes que se exijan o se tasen respecto de los
documentos requeridos para la importación o, que en cualquier forma, tuvieren rela-
ción con la misma. No se consideran derechos de aduana, el impuesto sobre las
ventas, ni los impuestos al consumo causados con la importación, las sanciones, las
multas y los recargos al precio de los servicios prestados”. Nótese que esta definición
tan amplia se aparta del concepto consagrado a nivel internacional.
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Por otra parte, la finalidad extrafiscal del arancel surge clara de las
razones que fundamentan las numerosas rebajas concedidas y las exen-
ciones de los derechos aduaneros otorgadas. Así se celebran tratados que
prevén preferencias arancelarias recíprocas, se dictan normas contem-
vizan su función proteccionista, buscando, dentro de la línea del liberalismo económi-
co, equiparar los precios internos a los niveles del mercado internacional” (Comentários
à lei aduaneira, Ediçoes Aduaneiras, Sao Paulo, 1998, pág. 205, nº 276); Terry, José A.,
ob. cit., págs. 375 a 379; Tixier, Gilbert, y Gest, Guy, quienes señalan: “Los derechos de
importación tienen por objetivo proteger la producción interior contra la concurrencia
extranjera y proveer al Estado recursos fiscales complementarios. Estos dos objetivos
son, por otra parte, en cierto modo, contradictorios porque, en la medida en que esos
derechos desalientan la importación de los productos que gravan, el Tesoro percibe
menos recursos” (ob. cit., pág. 127); Villegas, Héctor B., ob. cit., págs. 294, 297 y 298.
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Destacan que en los derechos aduaneros prevalece la finalidad extrafiscal, entre otros:
Alsina, Mario A., Basaldúa, Ricardo Xavier, y Cotter Moine, Juan Patricio, ob. cit., tomo VI,
pág. 119; Álvarez Gómez-Pallete, José Mª., ob. cit., págs. 34 a 37; Baleeiro, Aliomar,
Direito tributário brasileiro, Editora Forense, Río de Janeiro 1996, pág. 126; Barreira,
Enrique A., La obligación tributaria aduanera y el hecho gravado por los derechos de
importación, Revista de Estudios Aduaneros, I.A.E.A., nº 12, 1998, págs. 88, nota 3, y
128; Basaldúa, Ricardo Xavier, Derecho Aduanero, Parte General. Sujetos, Abeledo-
Perrot, Buenos Aires, 1992, pág. 234; Berr, Claude J., y Trémeau, Henry, ob. cit., págs.
3 y 10, nros. 5 y 16; Clavijo Hernández, Francisco, quien afirma que “Es un impuesto
protector por su finalidad: se exige a las mercancías que se importan con el objeto de
proteger a las de la misma naturaleza que se fabriquen o produzcan dentro del territo-
rio aduanero comunitario” (ob. cit., pág. 754); Galera Rodrigo, Susana, Derecho Adua-
nero español y comunitario, Civitas, Madrid, 1995, pág. 55; Galli, Guillermo Pablo, ob.
cit., págs. 194 y 195; Garre, Felipe, “Importación, mercancía, territorio..”, en Estudios
Aduaneros, cit., pág. 152; Giannini, Achille Donato, ob. cit., págs. 64 y 65; Jarach, Dino,
Finanzas..., cit., págs. 804 y 805; Plazas Vega, Mauricio A., quien señala que “Los
derechos de aduana y los derechos antidumping, por ejemplo, persiguen el objetivo
fundamental de intervenir en la circulación de los bienes en el territorio de un país, sea
por políticas relacionadas con la protección de la industria o de la producción del país,
posible aun en el marco de la globalización, sea para impedir las prácticas internacio-
nales de competencia desleal” (“Estudio preliminar. La definición de tributo”, en Histo-
ria del Derecho de la hacienda..., cit., pág. 32); Sortheix, Juan J. A., La estructura del
hecho gravado..., cit., tomo V-A, pág. 294, nota 10; Tixier, Gilbert, y Gest, Guy, ob. cit.,
pág. 493; Yebra Martul-Ortega, Perfecto, ob. cit., pág. 376. Al respecto, cabe señalar que
la Constitución de la República Oriental del Uruguay de 1967 (con las reformas de
1989 y 1994) establece en su art. 50 que “El Estado orientará el comercio exterior de la
República protegiendo las actividades productivas cuyo destino sea la exportación o
que reemplacen bienes de importación. La ley promoverá las inversiones destinadas
a este fin, y encauzará preferentemente con este destino el ahorro público”.
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Siendo así, los hechos gravados por los derechos aduaneros no se-
rán establecidos en función de una presunta manifestación de riqueza o de
capacidad contributiva o económica del eventual importador o exportador,
que son los sujetos gravados por estos tributos. Por contrario, a veces los
derechos elevados tendrán por finalidad disuadir las importaciones y, por
ende, perseguirán –paradójicamente– que el hecho gravado no llegue a
configurarse.32
31
Jarach, Dino, El hecho imponible, cit., pág. 83.
32
Cabe señalar que el Código Aduanero argentino prevé en su artículo 666 que “El Poder
Ejecutivo, en ejercicio de las facultades conferidas en el apartado 1 del artículo 664, no
podrá establecer derechos de importación que excedieren del equivalente al seiscien-
tos por ciento del valor en aduana de la mercadería, cualquiera fuere la forma de
tributación”. Este artículo no innova, sino que reproduce la facultad hasta entonces
prevista en el art. 125 de la Ley de Aduana. La alícuota máxima autorizada tiene un claro
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propósito disuasivo. Debe señalarse que en el art. 665 se establece que “Las faculta-
des otorgadas en el apartado 1 del art. 664 deberán ejercerse respetando los conve-
nios internacionales vigentes”, entre los que se destacan obviamente los compromi-
sos asumidos en las negociaciones multilaterales en el marco de la O.M.C., de la
A.L.A.D.I. y del Mercosur. Nótese que el Poder Legislativo no tiene en el orden jurídico
interno limitación alguna en relación a las alícuotas y que, al respecto, la Corte Supre-
ma de Justicia de la Nación declaró que si el Estado puede prohibir la introducción de
mercaderías, del mismo modo debe considerárselo autorizado para arribar a un re-
sultado semejante mediante el ejercicio del poder tributario (in re “Montarcé, Marcelo
A.”, sentencia del 17-9-1974, Fallos 289:443). Naturalmente, también aquí se aplican
las limitaciones emergentes de los compromisos internacionales.
33
La “importación para consumo” ha sido definida en la O.M.A. del siguiente modo: “Por
‘despacho a consumo’: el régimen aduanero en virtud del cual las mercaderías impor-
tadas pueden permanecer definitivamente dentro del territorio aduanero. Este régimen
implica el pago de los derechos e impuestos que puedan exigirse a la importación y el
cumplimiento de todas las formalidades aduaneras inherentes” (Convención para la
simplificación y la armonización de los regímenes aduaneros -denominada usual-
mente Convención de Kyoto-, elaborada en 1973 y revisada en 1999 -, Anexo B. Impor-
tación, Cap. 1 Despacho a consumo; y Glosario de Términos Aduaneros Internaciona-
les). En el Código Aduanero argentino, el art. 233 precisa que “La destinación de
importación para consumo es aquella en virtud de la cual la mercadería importada
puede permanecer por tiempo indeterminado dentro del territorio aduanero”. En el
Estatuto Aduanero de Colombia, se la denomina “importación ordinaria” (art. 116, inc.
a ) y se la define del siguiente modo: “Es la introducción de mercancías de procedencia
extranjera al territorio aduanero nacional con el fin de permanecer en él de manera
indefinida, en libre disposición, con el pago de los tributos aduaneros a que hubiere
lugar y siguiendo el procedimiento que a continuación se establece” (art. 117).
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Así lo preveían, entre otras, las legislaciones aduaneras española y francesa y actual-
mente se halla contemplado en los arts. 122, 137 y 143 del Código Aduanero Comuni-
tario. Igualmente, el Código Aduanero argentino en su art. 256, ap. 2, que se inspiró en
la Convención de Kyoto, Anexo E.5, donde la práctica recomendada 38 expresa: “Las
mercancías, que no sean las mencionadas en las prácticas recomendadas 35 y 37,
que se destinen a su utilización temporal con fines tales como la producción, la realiza-
ción de obras o los transportes en tráfico interno, deberían beneficiarse de la importa-
ción temporal con suspensión parcial de los derechos e impuestos de importación”.
Posteriormente, se elaboró la Convención relativa a la importación temporaria, deno-
minada usualmente Convención de Estambul, cuyo art. 2º prevé la posibilidad de una
imposición parcial. Sobre la legislación aduanera argentina, puede verse a Barreira,
Enrique C., Código Aduanero. Comentarios.., cit., tomo II-B, pág. 70.
40
El “régimen de depósito de aduanas” ha sido definido en la O.M.A. del siguiente modo:
“régimen aduanero con arreglo al cual las mercaderías importadas se almacenan
bajo el control de la Aduana en un lugar designado a este efecto (depósito de aduana)
sin el pago de los derechos e impuestos de importación” (Convención de Kyoto (1999),
Anexo D. Depósitos de aduana y zonas francas, Cap. 1 Depósitos de aduana; y Glosa-
rio de Términos Aduaneros Internacionales). En Argentina, el Código Aduanero en su
art. 285 establece que “La mercadería sometida al régimen de depósito provisorio de
importación previsto en la Sección III, Título I, Capítulo Noveno, puede ser objeto de la
destinación suspensiva de depósito de almacenamiento con los requisitos estableci-
dos en este código”, y en el artículo 286 se precisa que “La destinación de depósito de
almacenamiento es aquella en virtud de la cual la mercadería importada puede que-
dar almacenada bajo control aduanero por un plazo determinado, para ser sometida a
otra destinación autorizada”. En Colombia, el Estatuto Aduanero define en su art. 1º al
“Almacenamiento” expresando que “Es el depósito de mercancías bajo el control de la
autoridad aduanera en recintos habilitados por la aduana”.
41
La O.M.A. en su Glosario de Términos Aduaneros Internacionales incluye las siguien-
tes definiciones: “Importación: acción de introducir en un territorio aduanero una mer-
cadería cualquiera” y “Exportación: acción de extraer del territorio aduanero una mer-
cadería cualquiera”. El Código Aduanero argentino prevé en su artículo 9º “.1. Importa
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Por otra parte, señala este autor que “...el legislador, al configurar el
presupuesto, puede atenerse a un solo elemento material o a una plurali-
dad de ellos, y que éstos pueden, a su vez, combinarse entre sí de las más
diversas maneras”.44
43
Sáinz de Bujanda, Fernando, ob. cit., tomos II, pág. 296, y IV, pág. 342.
44
Sáinz de Bujanda, Fernando, ob. cit., tomo IV, pág. 345.
45
Falçao, Amilcar de Araújo, El hecho generador de la obligación tributaria, Depalma,
Buenos Aires, 1964, págs. 95 a 97, nº 38.
46
Sobre el hecho gravado por el derecho aduanero como un hecho complejo, puede
verse: Alsina, Mario A., Basaldúa, Ricardo Xavier, y Cotter Moine, Juan Patricio, ob. cit.,
tomo IV, págs. 164 y 165; Basaldúa, Ricardo Xavier, “La territorialidad en los impuestos
aduaneros”, en la obra Impuestos sobre el comercio internacional, coordinada por V.
Uckmar, A. C. Altamirano y H. Taveira Tôrres, cit., págs. 181 a 198; Sortheix, Juan J. A.,
ob. cit., t. V-A, pág. 399.
47
Conf. Código Aduanero argentino, arts. 638, inc. a), y 727, inc. a).
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G.A.T.T., Arts. II, XXV, XXVIII y XXVIII bis. Sobre la consolidación de los derechos aduane-
ros, puede verse, entre otros: Ávila, Antonio María, Castillo Urrutia, Juan A., y Díaz Mier,
Miguel Ángel, Regulación del comercio internacional tras la ronda Uruguay, Tecnos,
Madrid, 1994, págs. 110 a 115; Carreau, Dominique, y Juillard, Patrick, Droit International
Économique, Librairie Générale de Droit et de Jurisprudence, 4ª ed., París, 1998, págs.
216 a 218, nros. 533 a 538; Díaz Mier, Miguel Ángel, Del G.A.T.T. a la Organización
Mundial del Comercio, Síntesis, Madrid, 1996, págs. 115 y 116; Flory, Thiébaut,
L’organisation mondiale du commerce. Droit institutionnel et sustantiel, Bruylant,
Bruxelles, 1999, págs. 40 y 42, nros. 84 y 85; Jackson, John H., World Trade and the Law
of GATT. A Legal Analysis of the General Agreement on Tariffs and Trade, The Bobbs-
Merill Company, Charlottesville, Virginia, The Michie Company, Law Publishers, 1969,
Cap. 9, pág. 193, y Cap. 10, págs. 201 a 238; Luff, David, Le droit de l’Organisation
Mondiale du Commerce. Analyse critique, Université Libre de Bruxelles, Collection de
la Faculté de Droit, Bruylant, Bruselas, y L.G.D.J., París, 2004, págs. 64 a 78.
29
RICARDO XAVIER BASALDÚA
Por otra parte, con relación a las tasas debe tenerse presente que el
Artículo VIII, párrafo 1 a), del G.A.T.T. establece que “Todos los derechos y
cargas de cualquier naturaleza que sean, distintos de los derechos de im-
portación y de exportación y de los impuestos a que se refiere el artículo III,
percibidos por las partes contratantes sobre la importación o la exporta-
ción en conexión con ellas, se limitarán al coste aproximado de los servi-
cios prestados y no deberán constituir una protección indirecta de los pro-
ductos nacionales ni gravámenes de carácter fiscal aplicados a la importa-
ción o a la exportación”.
49
En el orden jurídico argentino, la Constitución Nacional reconoce en el artículo 14 el
derecho de comerciar, que en el artículo 20 también se garantiza a los extranjeros, por
lo que tal derecho no puede ser cercenado, aunque si reglamentado y de este modo
condicionado. Por otra parte, conforme al artículo 27 de la misma, el Gobierno federal
está obligado a afianzar sus relaciones de comercio con los demás países.
50
Alberdi, Juan Bautista, expresaba: “¿Qué es la aduana en el sentido de la Constitución
argentina? Sus palabras textuales lo declaran: Un derecho de importación y exportación,
es decir, un impuesto, una contribución, cuyo producto concurre a la formación del
Tesoro, destinado al sostenimiento de los gastos de la Nación (arts. 4 y 64). Fuera de
ese rol y carácter, la aduana no tiene otro en las rentas argentinas. Luego ninguna ley
de aduana, orgánica de la Constitución, en ese punto, puede hacer de la aduana un
30
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
31
RICARDO XAVIER BASALDÚA
Antonio María, Castillo Urrutia, Juan A., y Díaz Mier, Miguel Ángel, ob. cit., págs. 138 a 142
y 154; Carreau, Dominique, y Juillard, Patrick, ob. cit., págs. 244 a 253, nros. 615 a 641;
Díaz Mier, Miguel Ángel, ob. cit., págs. 91 a 120, 143 a 146 y 256; Flory, Thiébaut, ob. cit.,
págs. 91 a 106, nros. 216 a 252; Fratalocchi, Aldo, y Zunino, Gustavo, El comercio interna-
cional de mercaderías. Su regulación en la Organización Mundial de Comercio, Omar D.
Buyatti, Buenos Aires, 1997, págs. 95 a 180; González, Flavio Floreal, Dumping y subsi-
dios en el comercio internacional, Ad-Hoc, Buenos Aires, 2001; Jackson, John H., ob. cit,
Cap. 16, “Antidumping and countervailing duties” (art. VI) págs. 401 a 438; Luff, David, ob.
cit., págs. 128, 129 y 513 a 554; Messerlin, Patrick, La nouvelle organisation mondiale du
commerce, IFRI, Dunod, París, 1995, págs. 133 a 171.
32
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
53
Sobre la naturaleza jurídica de los derechos antidumping, puede verse: Armella, Sara,
que se refiere a ellos como “derechos aduaneros adicionales” (ob. cit., pág. 284);
Carreau, Dominique, y Juillard, Patrick, quienes afirman que se trata de una “surtaxe
douanière” (ob cit., pág. 248, nº 627); Luff, David, quien señala que se trata de “dere-
chos aduaneros complementarios” (ob. cit., pág. 129; Messerlin, Patrick, que precisa
que los derechos antidumping pueden ser derechos ad valorem o específicos (ob. cit.,
págs. 143 y 144).
54
Conf. Alsina, Mario A., Basaldúa, Ricardo Xavier, y Cotter Moine, Juan Patricio, ob. cit.,
tomo V, pág. 61
33
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34
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
Cabe advertir que, según el párrafo 5 de este Artículo VI, los dere-
chos antidumping y los derechos compensatorios resultan excluyentes,
por lo que no pueden acumularse.
35
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36
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37
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57
Aristóteles enseñaba que “...en lo que se refiere a los víveres, se debe conocer cuántos
y cuáles son los gastos suficientes para la ciudad, lo que la misma produce y lo que
importa, y qué cosas necesitan exportar o importar los demás pueblos, a fin de hacer
tratados y convenir con ellos...” (...) “...es imprescindible, a la verdad, conocer todo esto
en orden a la seguridad...” (El arte de la retórica, Libro Primero, Capítulo IV, Eudeba,
Buenos Aires, 1979, págs. 63 y 64).
39
RICARDO XAVIER BASALDÚA
58
Al respecto, cabe remitir al Capítulo II, “Investigación histórica”, de nuestra obra Intro-
ducción al Derecho Aduanero, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1988, págs. 19 a 139.
59
Sobre el concepto de “tasa”, puede verse: Alsina, Mario A., Basaldúa, Ricardo Xavier, y
Cotter Moine, Juan Patricio, ob. cit., tomo VI, págs. 53 a 55; Baleeiro, Aliomar, ob. cit.,
págs. 291 y sigtes.; Bielsa, Rafael, ob. cit., tomo III, págs. 360 a 367; Berliri, Antonio, ob.
cit., vol. I, págs. 312 a 315 y 423 a 469; Cortés Domínguez, Matías, Ordenamiento..., cit.,
págs. 199 a 222; De Juano, Manuel, ob. cit., tomo II, págs. 643 a 675; García Vizcaíno,
Catalina, ob. cit., tomo I, págs. 99 a 114; Giannini, Achille Donato, ob. cit., págs. 50 a 52;
Giuliani Fonrouge, Carlos M., ob. cit., tomo II, nros. 522 a 526, págs. 859 a 876; Griziotti,
Benvenuto, ob. cit., págs. 133 a 138; Jarach, Dino, Finanzas..., cit., págs. 234 a 241;
Sáinz de Bujanda, Fernando, ob. cit., tomo II, págs. 401 a 411. Cabe recordar que la Ley
General Tributaria española de 2003 precisa en su artículo 2, apartado a) que “Tasas
son los tributos cuyo hecho imponible consiste en la utilización privativa o el aprove-
chamiento especial del dominio público, la prestación de servicios o la realización de
actividades en régimen de derecho público que se refieran, afecten o beneficien de
modo particular al obligado tributario, cuando los servicios o actividades no sean de
solicitud o recepción voluntaria para los obligados tributarios o no se presten o realicen
por el sector privado. Se entenderá que los servicios se prestan o las actividades se
realizan en régimen de derecho público cuando se lleven a cabo mediante cualquiera
de las formas previstas en la legislación administrativa para la gestión del servicio
público y su titularidad corresponda a un ente público”. En el Modelo de Código Tribu-
tario para América Latina de 1967 su artículo 16 expresa: “Tasa es el tributo cuya
obligación tiene como hecho generador la prestación efectiva o potencial de un servi-
cio público individualizado en el contribuyente. Su producto no debe tener un destino
ajeno al servicio que constituye el presupuesto de la obligación. No es tasa la
contraprestación recibida por el usuario en pago de servicios no inherentes al Estado”.
40
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
60
Sostienen que en las tasas debe existir un servicio público divisible, entre otros: De
Juano, Manuel: “Por tasa debemos entender la suma de dinero que pagan los benefi-
ciarios de un servicio público divisible, en contraprestación de ese servicio, o en fun-
ción de la ventaja individual que reciben, para contribuir a sufragar el costo de ese
servicio (ob. cit., tomo I, pág. 231); Jarach, Dino: “La tasa es un tributo caracterizado por
la prestación de un servicio individualizado hacia el sujeto pasivo” (Finanzas..., cit.,
pág. 234); Griziotti, Benvenuto: “Las tasa son tributos que consisten en
contraprestaciones obligatorias pagadas al Estado (o a un ente público menor) por
quien solicita en modo particular servicios jurídico-administrativos, cuya prestación es
inherente a la soberanía del Estado” (ob. cit., pág. 133).
61
Giannini, Achille Donato, ob. cit., págs. 51 y 52.
62
Bielsa, Rafael, ob. cit., tomo III, pág. 335.
41
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63
Galli, Guillermo Pablo, ob. cit., pág. 211.
64
Berr, Claude J., y Trémeau, Henri, ob. cit., nº 135, pág. 91 y nota 22.
65
Sobre el concepto de tasa de estadística, puede verse, entre otros: Alsina, Mario A.,
Basaldúa, Ricardo Xavier, y Cotter Moine, Juan Patricio, ob. cit., tomo VI, págs. 53 a 71;
Bielsa, Rafael, ob. cit., tomo III, pág. 335; Fernández Lalanne, Pedro, ob. cit., tomo I,
pág. 357; Ferro, Carlos A., Código Aduanero Comentado, Depalma, Buenos Aires,
1982, págs. 525 y 526; García Vizcaíno, Catalina, ob. cit., tomo III, págs. 480 a 483; Gual
Villalbí, Pedro, ob. cit., tomo I, págs. 216 y 217.
42
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
66
Sobre la consideración de la tasa de estadística como un tributo de efecto equivalente
a los derechos aduaneros, puede verse: Berr, Claude J., y Trémeau, Henry, ob. cit.,
nros. 134 y 135, págs. 89 a 91; Mattera, Alfonso, El Mercado Único Europeo. Sus reglas.
Su funcionamiento, Civitas, Madrid, 1990, págs. 62. Cabe señalar que el Tribunal de
Justicia de las Comunidades Europeas fue elaborando una jurisprudencia referida a
lo que debe entenderse por “tributos de efecto equivalente”. Ya en 1962 definió un
impuesto de efecto equivalente como “...un derecho unilateralmente establecido, sea
al momento de la importación, sea ulteriormente, y que, gravando específicamente un
producto importado de un país miembro con exclusión del producto nacional similar,
tiene por efecto, alterando su precio, lograr sobre la libre circulación de los productos
la misma incidencia que un derecho de aduana” (Asuntos acumulados 2 y 3 de 1962,
sentencia del 14-XII-62 “Comisión CEE c/ Gobiernos belga y luxemburgués”, Rec. VIII,
pág. 813). En 1970 ese Tribunal precisó que es “...un tributo de efecto equivalente todo
tributo impuesto en el cruce de la frontera que no constituye un tributo compensatorio
de una imposición interior (regida por el art. 95 del Tratado C.E.E.) y que no es la
contrapartida de un servicio efectivamente prestado por la administración al operador
económico” (Asunto 8/70 del 18-XI-70, «Comisión c/República Italiana», Rec. 1970,
págs. 961 a 968, Cabe acotar que en Italia se cobraba 0,50% de un tributo únicamente
a los productos importados).
43
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67
Conf. Alsina, Mario A., Basaldúa, Ricardo Xavier, y Cotter Moine, Juan Patricio, ob. cit.,
tomo VI, pág. 35
68
Conf. Alsina, Mario A., Basaldúa, Ricardo Xavier, y Cotter Moine, Juan Patricio, ob. cit.,
tomo VI, pág. 48.
44
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69
Conf. Alsina, Mario A., Basaldúa, Ricardo Xavier, y Cotter Moine, Juan Patricio, ob. cit.,
tomo VI, pág. 44.
70
En una posición crítica respecto a la creación de fondos especiales, puede verse:
Alsina, Mario A., Basaldúa, Ricardo Xavier, y Cotter Moine, Juan Patricio, quienes seña-
lan que con su creación se afecta el principio de unidad del presupuesto y la decisión
de revisar anualmente la composición de los gastos. Agregan que estas contribucio-
nes con afectación especial “...transforman a las reparticiones o dependencias desti-
natarias de los mismos en verdaderos feudos, que pueden realizar con esos fondos
gastos que a lo mejor en un momento dado no resultan prioritarios frente a otros que
no puede afrontar adecuadamente el Poder Administrador por carencia de recursos.
Se pierde con ellos la visión global que brinda un presupuesto general que responda
a los principios de unidad y universalidad, que resulta fundamental para una buena
asignación de prioridades en los gastos a realizar” (ob. cit., tomo VI, pág. 17); Cortés
Domínguez, Matías, que expresa “La afectación de los ingresos supone que los recur-
sos obtenidos por unos determinados tributos han de destinarse al cumplimiento de
determinadas obligaciones del Estado, previamente fijadas por la ley. De este modo,
el Estado no puede distribuir todos sus ingresos entre todos sus gastos, sino que
ciertos ingresos habrán de cubrir ciertos gastos –los que se nutren con los ingresos
afectados- dependerá, a su vez, de la cuantía de los ingresos obtenidos por las fuen-
tes de financiación exclusivas que le han sido destinadas. La doctrina española ha
expresado su repulsa a estos sistemas de distribución de los ingresos tributarios que
recuerdan adorables costumbres de las amas de casa” (Ordenamiento..., cit., ed.
1970- pág. 184; asimismo, ed. 1985, pág. 171); Sáinz de Bujanda, Fernando, quien
afirma: “Parece indudable que la aplicación del producto de ciertos impuestos a des-
tinos determinados, sin posibilidad de que ninguna parte de su rendimiento pueda
destinarse a cubrir otras atenciones, provocará en cierto sentido una petrificación o
anquilosamiento de la legislación reguladora de tales exacciones. No se imagina
fácilmente como podrá el legislador ordinario llevar a cabo una vigorización de los
citados tributos, manteniéndose rígidamente afectado su producto a unas finalidades
específicas fijadas de antemano. Sería inconcebible que un aumento significativo de
las cifras recaudatorias pudiera llevarse a cabo sin aplicar el incremento producido a
la cobertura de otras necesidades públicas, en el caso de que aquéllas a las que
aparezca legalmente vinculado el rendimiento de los impuestos queden plenamente
satisfechas con niveles recaudatorios inferiores” (ob. cit., tomo III, pág. 258).
45
RICARDO XAVIER BASALDÚA
Ello ocurre con los tributos que gravan las transferencias a título one-
roso realizadas en el interior del territorio nacional, como por ejemplo, el im-
puesto al valor agregado o los denominados impuestos internos (“accises”
en idioma francés), todos los que encuadran en la calificación de impuestos
indirectos. En la economía de tales tributos, se suele prever que las merca-
derías extranjeras que se importen para consumo y que, por ende, van a
competir en el mercado interno con las similares nacionales, se equiparen
con éstas en cuanto a la tributación que deben soportar. A tal fin, se equipara
la importación para consumo a una transferencia a título oneroso realizada
en el territorio nacional. Si esta última está gravada, por extensión, también
debe estar gravada la importación de mercadería idéntica o similar.
71
Tixier, Gilbert, y Gest, Guy, ob. cit., pág. 451.
72
En la legislación argentina, por ejemplo, la ley 23.349 de 1986 (t.o. 1997) relativa al
impuesto al valor agregado, en su artículo 1º, inc. c), dispone que están alcanzadas
con el mismo “las importaciones definitivas de cosas muebles”. En la Ley de Impues-
tos Internos relativa al tabaco, bebidas alcohólicas, cervezas, bebidas analcohólicas,
jarabes, extractos y concentrados, y automotores y motores gasoleros (ley 24.674, t.o.
en 1979 y sus modificaciones), en el artículo 2º se expresa que recae “...sobre el
expendio de los bienes gravados, entendiéndose por tal, para los casos en que no se
fije una forma especial, la transferencia a cualquier título, su despacho a plaza, cuando
46
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
se trate de importación para consumo -de acuerdo con lo que como tal entiende la
legislación aduanera- y su posterior transferencia por el importador a cualquier título”.
Con relación a la legislación española, José Manuel Tejerizo López, después de seña-
lar que “El Impuesto sobre el Valor Añadido es un impuesto indirecto que grava el
consumo”, precisa “El IVA es un impuesto que tiene un presupuesto de hecho múltiple,
en modo tal que somete a gravamen un gran número de hechos, actos o negocios.
Con todo, se pueden distinguir tres grupos de operaciones sometidas al impuesto,
distinción que, incluso desde el punto de vista formal, ha quedado mucho más clara
en la Ley actual. Los tres grupos son las operaciones interiores, las adquisiciones
intracomunitarias y las importaciones”. Más adelante advierte que “...el concepto de
importación se refiere exclusivamente a bienes corporales. No existe el concepto de
importación de servicios” (“Impuesto sobre el valor añadido”, Cap. XI del Curso de
Derecho Tributario, de Clavijo Hernández, Francisco, y otros, cit., págs. 600 y 604).
73
Commentaire Mégret. Le droit de la C.E.E., nº 5, “Dispositions fiscales. Raprochement
des legislations”, Calleja, Daniel, Vignes, Daniel, y Wagenbaur, Rolf, Etudes
Europeénnes, Editions de l’Université de Bruxelles, 2ª ed. 1993, pág. 15.
47
RICARDO XAVIER BASALDÚA
La parcela del orden jurídico que tiene por objeto la regulación de los
tributos conforma una rama del Derecho denominada “Derecho tributario”.
Por otra parte, del estudio de cada Derecho tributario nacional puede
inferirse la existencia de ciertos principios específicos que rigen en su sis-
tema tributario.
74
Enseña Fernando Sáinz de Bujanda que “A la confusión normativa ha contribuido,
además, otra circunstancia aún más directamente asociada al procedimiento de ela-
boración de las disposiciones fiscales. Se trata de lo que, en forma condensada,
podría denominarse, el ‘método de las modificaciones tributarias asistemáticas’. Con
el irreprochable designio de adaptar los tributos a las cambiantes circunstancias so-
ciales y económicas del país, el legislador ha modificado, año tras año (...), muchos de
los preceptos aplicables en materia fiscal. Pero en vez de hacerlo en forma sistemáti-
ca –esto es, dando nueva regulación a los impuestos afectados, mediante textos
autónomos o nueva redacción a los preceptos modificados, con subsistencia de los
textos preexistentes- lo ha hecho, salvo raras excepciones, estableciendo una nueva
regulación parcial para cuestiones tributarias contempladas en otras leyes, sin deter-
minación de los cambios que habrían de introducirse en la redacción y estructura de
éstas últimas, es decir, confiando al buen criterio de los órganos administrativos y
jurisdiccionales la ardua tarea de coordinar, para su aplicación a cada caso, materia-
les legislativos abundantes, dispersos y contradictorios. La operación de superponer
unas normas a otras, sin el ajuste técnico indispensable, se ha producido, a veces,
varias veces sobre la misma figura tributaria y en un breve período de tiempo” (ob. cit.,
tomo III, págs. 343 y 344). Por su parte, José Juan Ferreiro Lapatza advierte que”...la
expresión ‘sistema tributario’ parece exigir y así lo ha entendido la doctrina de forma
unánime, algo más que la simple yuxtaposición de tributos (“Introducción” al Curso de
Derecho tributario, Parte Especial, de Clavijo Hernández, Francisco, y otros, cit., pág.
14). Asimismo, sobre el significado de “sistema tributario”, puede verse a Mauricio A.
Plazas Vega, quien expresa: “La expresión ‘sistema’ sugiere un conjunto coordinado e
independiente de partes que conforman un todo cuyos lineamientos generales dan
sentido a cada uno de sus componentes. En materia fiscal, la doctrina alude al ‘siste-
ma’ para referirse a un conjunto de tributos que responde a una serie de característi-
cas, fundamentos y objetivos comunes al todo y a las partes” (Derecho de la Hacien-
da..., cit., págs. 576 a 600).
48
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
75
Smith, Adam, Investigación de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones,
Londres, 1776, Libro V “De las rentas del soberano o de la República”, Cap. II “De la
fuente originaria o fondo de donde sale la renta pública y general de la sociedad”, Parte
II “De los tributos” (edición empleada Bosch, Barcelona, 1947, vol. III, págs. 116 a 119).
49
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50
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
51
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52
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
ria fiscal); De Juano, Manuel, ob. cit., tomo I, págs. 355 a 402 (principios generales
del Derecho Tributario); Ekmekdjian, Miguel Á., ob. cit., págs. 342 a 345 (principios
constitucionales que regulan la potestad tributaria); Gandra da Silva Martins, Ives,
“As limitaçoes constitucionais ao poder de tributar”, en el Curso de Direito Tributário,
CEJUP, Sao Paulo, 1997, págs. 33 a 41; García Belsunce, Horacio A., ob. cit., págs.
75 a 131 (limitaciones constitucionales al poder de imposición); García Vizcaíno,
Catalina, ob. cit., tomo I, págs. 269 a 299 (limitaciones constitucionales al poder
tributario: garantías del contribuyente); Giuliani Fonrouge, Carlos M., ob. cit., tomo I,
págs. 291 a 301, nros. 180 a 184 (principios constitucionales de la tributación);
Jarach, Dino, Finanzas..., cit., págs. 299 a 314 (principios de la imposición) y 315 a
335 (principios de la imposición en el Derecho Constitucional argentino); Luqui,
Juan Carlos, Derecho constitucional tributario, cit., págs. 23 a 78 (garantías constitu-
cionales de los contribuyentes); Plazas Vega, Mauricio A., Derecho de la Hacienda
Pública..., cit., págs. 600 a 607; Queralt, Juan Martín, Lozano Serrano, Carmelo, Ca-
sado Ollero, Gabriel, y Tejerizo López, José M., Curso de Derecho Financiero y Tribu-
tario, Tecnos, 11ª ed., Madrid, 2000, págs. 105 a 128 (principios constitucionales del
Derecho Financiero); Spisso, Rodolfo R., ob. cit., págs. 253 a 444; Telerman de
Wurcel, Graciela L., “Principios y garantías constitucionales”, Capítulo XI del Tratado
de Tributación, cit., tomo I, vol. 2, págs. 75 a 121; Uckmar, Victor, ob. cit.; Villegas,
Héctor B., ob. cit., págs. 91 a 110 (Limitaciones al poder tributario. Principios jurídi-
cos de los tributos); Yamashita, Douglas, “Limitaçoes constitucionais ao Poder de
Tributar”, Cap. IV del Curso de Direito Tributário –coord. Rodrigues do Amaral, Anto-
nio Carlos-, ed. Celso Bastos, Sao Paulo, 2002, págs. 67 a 90. La Ley General
Tributaria española de 2003 contempla en su art. 3 los “Principios de la ordenación
y aplicación del sistema tributario” y dispone: “1. La ordenación del sistema tributario
se basa en la capacidad económica de las personas obligadas a satisfacer los tribu-
tos y en los principios de justicia, generalidad, igualdad, progresividad, equitativa
distribución de la carga tributaria y no confiscatoriedad. 2. La aplicación del sistema
tributario se basará en los principios de proporcionalidad, eficacia y limitación de
costes indirectos derivados del cumplimiento de obligaciones formales y asegurará
el respeto de los derechos y garantías de los obligados tributarios”.
53
RICARDO XAVIER BASALDÚA
80
La Declaración Universal de Derechos Humanos de la Asamblea General de las
Naciones Unidas del 10 de diciembre de 1948 expresa en su art. 1º que “Todos los
seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están
de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.
81
La Constitución de Argentina dispone en su artículo 19 que “Las acciones privadas de
los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen
a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistra-
dos. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni
privado de lo que ella no prohíbe”. Asimismo, puede verse la Constitución de Brasil,
artículo 5º, inc. II.
82
Sobre el principio de legalidad en materia tributaria, puede verse: Alais, Horacio, ob.
cit., págs. 206 a 214; Berliri, Antonio, ob. cit., vol. I, págs. 49 y 350; Bidart Campos,
Germán J., ob. cit., págs. 413 a 416; Calmon Navarro Coelho, Sacha, “El principio de la
legalidad. El objeto de la tutela”, Cap. XIII de Estudios de derecho tributario constitucio-
nal e internacional (coord. Pistone, P., y Taveira Tôrres, H.), cit., págs. 337 a 354; Casás,
José O., Derechos y garantías..., cit., y “Principios jurídicos de la tributación”, Capítulo IV
del Tratado de Tributación, cit., tomo I, vol. 1, págs. 229, 259 a 288, y en Principios
Comunes..., de V. Uckmar, cit., págs.133 a 156; Cortés Domínguez, Martín, quien seña-
la “El principio de legalidad, que se encuentra originariamente vinculado al principio de
la autoimposición, es a la vez una limitación al poder del Estado, en cuanto los im-
puestos han de ser establecidos por Ley, y una garantía de los ciudadanos, ya que así
podrán aprobar los impuestos que han de pagar” (Ordenamiento..., cit., págs. 83 a 88;
De Juano, Manuel, ob. cit., tomo I, págs. 357 a 361; Fedele, Andrea, “La reserva de ley”,
Capítulo V del Tratado de Derecho tributario, dirigido por A. Amatucci, cit., tomo I, págs.
158 a 203; Galera Rodrigo, Susana, ob. cit., págs. 52, 53 y 56; García Belsunce, Horacio
A., ob. cit., págs. 78 a 89; García Vizcaíno, Catalina, ob. cit., tomo I, págs. 271 a 277;
Giuliani Fonrouge, Carlos M., ob. cit., tomo I, págs. 291 a 294, nº 181; Jarach, Dino,
Finanzas..., cit., págs. 299 a 301 y 316 a 319, Hecho imponible, cit., págs. 9 a 13, y
54
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55
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56
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
El aforismo latino nullum tributum sine lege (no hay tributo sin ley)
expresa este principio y se enlaza así con el principio de reserva de ley, que
rige en Derecho penal.
57
RICARDO XAVIER BASALDÚA
85
Sáinz de Bujanda, Fernando, ob. cit., tomo II, pág. 154.
86
Señalan la crisis o la declinación que ha sufrido este principio -entendido como una
atribución exclusiva del Congreso- en los ordenamientos tributarios de los distintos
países, entre otros: García Belsunce, Horacio A., ob. cit., págs. 82 a 89 y 129; García
Vizcaíno, Catalina, ob. cit., tomo I, págs. 275 a 277; Giuliani Fonrouge, Carlos M., quien
afirma: “...es indudable que hay una crisis general del principio” (ob. cit., tomo I, págs.
292 y 293, nº 181); Lobo Torres, Ricardo, quien señala que “La deslegalización, que
excluye el principio de reserva de la legalidad, ocurre cuando la propia Constitución
autoriza al Legislativo a otorgar al Ejecutivo la competencia para crear normas comple-
mentarias de imposición tributaria. Así ocurre, por ejemplo, con los impuestos discrimi-
nados en el art. 153, incs. I, II, III, IV y V (Importación, Exportación, IPI y IOF), que pueden
tener sus alícuotas reducidas o elevadas por acto del Ejecutivo, dentro de los parámetros
trazados por ley (art. 153, 1, Constitución Federal de Brasil)” (“Legalidad tributaria y
armonía entre los poderes del Estado”, Cap. IX de la obra Estudios de derecho tributario
constitucional e internacional, cit., págs. 254 a 260 y 263; Navarrine, Susana Camila, y
Asorey, Rubén O., ob .cit., pág.15; Ruan Santos, Gabriel, “¿Se encuentra en crisis el
principio de legalidad?”, Cap. XV de la obra Estudios de derecho tributario constitucional
e internacional, cit., págs. 389 a 405; Sáinz de Bujanda, Fernando, ob. cit., tomo II, págs.
151 a 161, y tomo V, pág. 290; Spisso, Rodolfo R., ob. cit., págs. 267 a 273, nº 59; Tixier,
Gilbert, y Gest, Guy, ob. cit., págs. 8 a 10; Trotabas, Louis, y Cotteret, Jean-Marie, quienes
señalan que “Después del siglo XIX se asiste a un envilecimiento de este principio, que
parece haber perdido su vigor y su eficacia...” y agregan que “La utilización del impuesto
con una finalidad extrafiscal no hizo sino acentuar esta evolución” (Droit Fiscal, cit., págs.
93 y 94, nº 58; asimismo, en Finances..., cit., págs. 496 a 498, nº 278); Valdés Costa,
Ramón, ob. cit., págs. 231 a 234.
87
Sobre la flexibilización del principio legalidad en materia de la regulación del Arancel
Aduanero, puede verse: Alais, Horacio, ob. cit., págs. 209 a 217; Alsina, Mario A., Basaldúa,
Ricardo Xavier, y Cotter Moine, Juan Patricio, quienes expresan: “Se ha sostenido que,
para preservar el sistema de división de poderes o funciones que hace a la esencia del
régimen de gobierno republicano adoptado por nuestra Constitución, el Congreso no
58
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
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RICARDO XAVIER BASALDÚA
60
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
cit., págs. 102 a 104; García Etchegoyen, Marcos F., El principio de capacidad contributi-
va, Ábaco, Buenos Aires, 2004, págs. 214 a 223; García Vizcaíno, Catalina, ob. cit., tomo
I, págs. 48 a 55, 295 y 296; Jarach, Dino, Finanzas..., cit., pág. 325; Curso superior...,
cit.,.págs. 135 y 136; Luqui, Juan Carlos, Derecho constitucional tributario, cit., págs. 61
a 70; Plazas Vega, Mauricio Alfredo, Derecho de la Hacienda Pública..., cit., págs. 601 a
605, y en la presentación de la obra Principios comunes del Derecho Constitucional
Tributario, cit., de V. Uckmar, págs. XV a XIX; Rodhe Ponce, Andrés, ob. cit., vol. 1, págs.
272 y 273; Yebra Martul-Ortega, Perfecto, ob. cit., pág. 385.
90
Cabe recordar que en el artículo 38.2 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia se
consagra expresamente este principio general del Derecho.
91
Enseñaba Aristóteles que “...lo equitativo es en verdad justo, pero no según la ley, sino
que es un enderezamiento de lo justo legal. La causa de esto está en que toda ley es
general, pero tocante a ciertos casos no es posible promulgar correctamente una dispo-
sición en general. En los casos, pues, en que de necesidad se ha de hablar en general,
por más que no sea posible hacerlo correctamente, la ley tomó en consideración lo que
más ordinariamente acaece, sin desconocer por ello la posibilidad de error. Y no por ello
es menos recta, porque el error no está en la ley ni en el legislador, sino en la naturaleza
del hecho concreto, porque es tal, directamente, la materia de las cosas prácticas. En
consecuencia, cuando la ley hablare en general y sucediere algo en una circunstancia
fuera de lo general, se procederá rectamente corrigiendo la omisión en aquella parte en
que el legislador faltó y erró por haber hablado en términos absolutos, porque si el
legislador mismo estuviera ahí presente, así lo habría declarado, y de haberlo sabido,
así lo habría legislado”. Y precisa: “Y ésta es la naturaleza de lo equitativo: ser una
rectificación de la ley en la parte en que ésta es deficiente por su carácter general” (Ética
Nicomaquea, Libro V De la justicia, apartado X, Porrúa, México, 1967, traducción de
Antonio Gómez Robledo, pág. 71). Así, por equidad ha de entenderse, según Aristóteles,
un “enderezamiento de lo justo legal”, vale decir una adecuación de la norma al caso
concreto en que debe aplicarse. En este sentido, James Madison señala que: “Todas
las nuevas leyes, a pesar de que se formulan con la mayor habilidad técnica y de que
son aprobadas después de amplia y madura deliberación, se consideran más o menos
equívocas y oscuras hasta que su significación se depura y se fija mediante una serie de
discusiones y resoluciones judiciales en casos concretos” (El Federalista, XXXVII, 1788,
Fondo de Cultura Económica, México, 1957, pág. 150).
61
RICARDO XAVIER BASALDÚA
62
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
por medio del tributo” (ob. cit., pág. 344); García Belsunce, Horacio A., ob. cit., págs.
103 y 104; Jarach, Dino, Curso..., cit., pág. 136. En la jurisprudencia argentina, C.S.J.N.,
Fallos 98:20.
94
Señalan que es equitativa cuando se aplica en forma igualitaria: Luqui, Juan Carlos,
que sostiene: “La igualdad del art. 4º se vincula más bien con la generalidad y la
igualdad con que deben aplicarse los tributos en la República” (Derecho constitucio-
nal tributario, cit., pág. 61); Plazas Vega, Mauricio A., quien expresa: “La condición de
equidad impone al sistema el requisito de afectar con el mismo rigor a quienes se
encuentren en la misma situación, de forma tal que pueda afirmarse que es igual para
iguales y desigual para desiguales. En términos hacendísticos, son las exigencias de
equidad horizontal y vertical las que han de informar la estructura del conjunto armó-
nico de los tributos. Al fin y al cabo, la equidad deriva del latín aequitas y significa sin
desigualdades; esto es, de forma horizontal, que no se inclina hacia ningún lado” (en
la presentación de la obra Principios comunes del Derecho Constitucional Tributario,
cit., de V. Uckmar, pág. XVIII).
95
Jarach, Dino, Curso..., cit., págs. 135 y 136, donde cita los siguientes antecedentes
jurisprudenciales de la C.S.J.N.: Fallos: 100:51; 153:46; 166:383 y 193:463.
63
RICARDO XAVIER BASALDÚA
64
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
96
Cortés Domínguez, Martín, Ordenamiento..., cit., pág. 100.
97
Sobre el principio de igualdad en materia tributaria, puede verse: Alais, Horacio, ob. cit.,
págs. 214 y 215; Basaldúa, Ricardo Xavier, Derecho Aduanero, cit., págs. 235 y 236; Bidart
Campos, Germán J., ob. cit., págs. 416 y 417; Casás, José O, “Principios jurídicos de la
tributación”, Capítulo IV del Tratado de Tributación, cit., tomo I, vol. 1, págs. 229, 230 y 288 a
306, y en Principios Comunes..., de V. Uckmar, cit., págs.157 a 170; Cortés Domínguez,
Martín, Ordenamiento..., cit., págs. 91 y 100; Dalla Vía, Alberto R., ob. cit., págs. 260 a 263;
De Juano, Manuel, ob. cit., tomo I, págs. 362 a 370; Fernández Lalanne, Pedro, quien
afirma: “La igualdad fiscal en materia de derechos de aduana se cumple cuando, en
condiciones análogas, se imponen gravámenes iguales. De allí que no puede exigirse a
unos lo que no se requiere a otros en iguales circunstancias” (Derecho Aduanero, Depalma,
Buenos Aires, 1966, tomo I, pág. 307); García Belsunce, Horacio A., ob. cit., págs. 89 a 102;
García Etchegoyen, Marcos F., ob. cit., págs. 164 a 206; García Vizcaíno, Catalina, ob. cit.,
tomo I, págs. 290 a 295; Giuliani Fonrouge, Carlos M., ob. cit., tomo I, págs. 294 a 297, nº
182; Jarach, Dino, Finanzas..., cit., págs. 301 a 304 y 319 a 325; Curso superior..., cit., págs.
115 a 135; Lejeune Valcárcel, Ernesto, ob. cit., págs. 221 a 239; Luqui, Juan Carlos,
Derecho constitucional tributario, cit., págs. 42 a 53; Menéndez Moreno, Alejandro (director)
y colaboradores, 1.3. Principio de igualdad, de la Lección 3 “Los principios constituciona-
les del Derecho Financiero”, de la obra Derecho Financiero y Tributario. Parte General, Lex
Nova, Valladolid, 2000, págs. 78 y 79; Navarrine, Susana Camila, y Asorey, Rubén O., ob.
cit., págs. 22 a 24; Queralt, Juan Martín, Lozano Serrano, Carmelo, Casado Ollero, Gabriel,
y Tejerizo López, José M., ob. cit., págs. 111 a 114; Spisso, Rodolfo R., ob. cit., págs. 323 a
347; Stuart Mill, John, ob. cit., págs. 794, 795 y 803; Telerman de Wurcel, Graciela L., ob. cit.,
tomo I, vol. 2, págs. 111 a 121; Trotabas, Louis, y Cotteret, Jean-Marie, ob. cit., págs. 103 a
107 y 369 y 370; nros. 61 y 62; Uckmar, Victor, Principios comunes..., cit., págs. 157 a 172;
Villegas, Héctor B., ob. cit., págs. 92 a 95.
65
RICARDO XAVIER BASALDÚA
Así, Juan Carlos Luqui afirma que: “La igualdad tributaria es distinta
de la igualdad ante la ley general” y explica que: “La igualdad tributaria no
tiene en cuenta a la persona por la persona en sí, porque ésa fue la capita-
ción, que era la más injusta de las igualdades, desde el punto de vista
tributario. La igualdad se relaciona aquí a la capacidad contributiva más
que a las personas”.100
98
Sobre la relación entre la igualdad y la capacidad contributiva o económica, puede
verse: Ekmekdjian, Miguel Ángel, quien con relación a la “igualdad fiscal” expresa:
“Esto no significa la identidad aritmética del monto del tributo para todos los contribu-
yentes. Por el contrario, conforme al principio acuñado desde antiguo por la Corte
Suprema de Justicia, “igualdad fiscal” significa que se debe dar a las personas el
mismo trato en las mismas condiciones. En otras palabras, no se puede imponer el
pago de la misma suma de dinero a personas con distinta capacidad económica (tal
es el caso de los impuestos al consumo), porque el tributo, que sería leve para unos,
resultaría excesivamente oneroso para otros” (ob. cit., pág. 343). En el mismo sentido:
García Belsunce, Horacio A., ob. cit., págs. 89 a 102; García Etchegoyen, Marcos F., ob.
cit., págs. 192 a 206; Lejeune Valcárcel, Ernesto, quien sostiene que “...el principio de
capacidad contributiva es un prius del de igualdad. No puede, en efecto, afirmarse, sin
más, que todos, sin excepción, están sometidos al tributo si a un mismo tiempo no se
afirma que todos, sin excepción, tienen capacidad contributiva, lo cual no siempre es
así. El sometimiento de todos los ciudadanos al tributo solo puede ser rectamente
entendido por referencia a todos los que tienen capacidad contributiva, con exclusión
de los que carecen de ella. Por ello, por sobre todo, el principio de capacidad contribu-
tiva acaba erigiéndose en el gran principio de la distribución justa de las cargas
tributarias”. Aunque advierte: “Pero la identificación de la capacidad contributiva con la
justicia tributaria solo fue posible mientras el tributo fue concebido como un instru-
mento jurídico, cuya única finalidad era allegar fondos al erario público para la financia-
ción de sus gastos” (ob. cit., pág. 225); Luqui, Juan Carlos, La obligación tributaria,
cit., pág. 94, nº 65.
99
Afirman que la igualdad se relaciona con la generalidad o la proporcionalidad: Bidart
Campos, Germán J., ob. cit., pág. 416; Cortés Domínguez, Martín, Ordenamiento..., cit.,
pág. 92; Spisso, Rodolfo R., quien expresa: “La proporcionalidad y la progresividad,
más que principios propiamente dichos, son técnicas mediante las cuales se satisfa-
ce el principio de igualdad como principio inspirador del sistema tributario, al servicio
de la efectiva igualdad de hecho. La igualdad tributaria no puede ser entendida en
sentido de igualdad matemática, es decir, que todos paguen la misma contribución,
como en el impuesto de capitación. La igualdad impone cuanto menos que sea pro-
porcional a la capacidad económica...” (ob. cit., págs. 335 a 337). Sostienen que la
igualdad se relaciona con la progresividad: Bidart Campos, Germán J., ob. cit., pág.
416; Lejeune Valcárcel, Ernesto, quien afirma que “...la progresividad del sistema tribu-
tario no es sino una exigencia ineludible del principio de igualdad” (ob. cit., pág. 230).
100
Luqui, Juan Carlos, La obligación tributaria, cit., pág. 94, nº 65.
66
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
67
RICARDO XAVIER BASALDÚA
ble, por lo que aquellas personas que se hallen en idéntica situación y que
reúnan las mismas condiciones que la beneficiaria de la medida de excep-
ción podrán invocar que también se les aplique la exención. Semejante crite-
rio también deberá seguirse en materia de excepciones a prohibiciones a la
importación o a la exportación (v. gr., concesión de licencias, monopolios,
etc.).
Por otra parte, su corolario, nadie debe dejar de hacerlo, veda las ex-
cepciones, que en la medida que atentan contra la igualdad y la equidad,
resultan ser “odiosas”.
sean ejecutadas por equipos restringidos de personas que, en ocasiones, aun ampa-
rando su actividad en nobles propósitos de bien común, son, sin embargo, proclives a
favorecer con peculiar intensidad los intereses económicos o ideológicos de los gru-
pos a que pertenecen” (ob. cit., tomo III, págs. 418 a 421).
103
Sobre el principio de generalidad en materia tributaria, puede verse: Alais, Horacio, ob.
cit., págs. 215 y 126; Bidart Campos, Germán J., ob. cit., págs. 421 a 423; Casás, José
O, “Principios jurídicos de la tributación”, Capítulo IV del Tratado de Tributación, cit.,
tomo I, vol. 1, págs. 232 y 324 a 330; Principios Comunes... , cit., págs.160 a 161; y El
principio constitucional de generalidad en materia tributaria, en Doctrina 1994-1998
del Boletín de la Asociación Argentina de Estudios Fiscales, tomo I, págs. 58 a 73;
Cortés Domínguez, Martín, Ordenamiento..., cit., págs. 92 y 93; De Juano, Manuel, ob.
cit., tomo I, pág. 363; García Vizcaíno, Catalina, ob. cit., tomo I, págs. 279 y 280; Giuliani
Fonrouge, Carlos M., ob. cit., tomo I, págs. 297 y 298, nº 183, Menéndez Moreno, Alejan-
dro (director) y colaboradores, 1.2. “Principio de generalidad”, de la Lección 3 “Los
principios constitucionales del Derecho Financiero”, ob. cit., págs. 76 y 77; Navarrine,
Susana Camila, y Asorey, Rubén O., ob. cit., págs. 24 y 25; Queralt, Juan Martín, Lozano
Serrano, Carmelo, Casado Ollero, Gabriel, y Tejerizo López, José M., ob. cit., págs. 108
a 111; Spisso, Rodolfo R., ob. cit., págs. 347 a 352; Telerman de Wurcel, Graciela L.,
ob. cit., tomo I, vol. 2, págs. 96 a 98; Uckmar, Victor, Principios comunes..., cit., págs. 160
y 161; Villegas, Héctor B., quien considera que este principio se refiere más a un
aspecto negativo que positivo. No se trata de que todos deban pagar tributos, según la
generalidad, sino que nadie debe ser eximido por privilegios personales, de clase,
linaje o casta” (ob. cit., págs. 91 y 92). La Constitución de Brasil establece en su art.
153 que los impuestos sobre la renta y ganancias de cualquier naturaleza estarán
informados por los principios de generalidad, universalidad y progresividad, en la
forma de la ley. La Ley General Tributaria española de 2003 prevé este principio en su
artículo 3, apartado 1, transcripto precedentemente.
68
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
Se ha afirmado también que quienes deben tributar son todos los que
tengan aptitud económica para hacerlo, con lo cual se hace alusión a la vin-
culación con la capacidad contributiva o económica.105
104
Sobre la vinculación entre la generalidad y la igualdad ante el tributo, puede verse:
Cortés Domínguez, Martín, quien expresa: “Si la equitativa distribución de las cargas
fiscales es la expresión tributaria ante la Ley, ésta implica la generalidad, que no es más
que un reflejo de la propia igualdad” (Ordenamiento..., cit., págs. 92 y 93); Ekmekdjian,
Miguel Ángel, quien señala: “Una consecuencia inmediata del principio de igualdad
fiscal es la generalidad fiscal. Esto significa que nadie que tenga la capacidad contribu-
tiva prevista en la ley puede ser eximido de pagar el tributo. Así como el art. 16 de la
Constitución veda la discriminación arbitraria en perjuicio del contribuyente, prohíbe
también privilegiar a ciertas personas o categorías de personas con exenciones, o
beneficios fiscales, en detrimento de otras. El límite es, también en este caso, el de la
razonabilidad. En otras palabras, el tratamiento más beneficioso a ciertas categorías de
contribuyentes es aceptable sólo cuando se funda en razones de programación econó-
mica, social o política” (ob. cit., pág. 343); Giuliani Fonrouge, Carlos M., considera que
“...Como derivación del principio de igualdad, es menester que los tributos se apliquen
con generalidad, esto es abarcando íntegramente las categorías de personas o de
bienes previstas en la ley, y no a una parte de ellas” (ob. cit., tomo I, pág. 297, nº 183);
Navarrine, Susana Camila, y Asorey, Rubén O., quienes sostienen que del principio de
igualdad ante la ley y ante las cargas públicas, consagrado en el art. 16 de la Constitu-
ción Nacional, “...surge implícito el principio de generalidad tributaria, en virtud del cual el
gravamen debe afectar en forma universal, sin hacer discriminaciones individuales que
impliquen la gravabilidad de cosas o sujetos en forma individual o el otorgamiento de
exenciones, liberalidades o beneficios tributarios que puedan constituir privilegios per-
sonales” (ob. cit., págs. 24 y 25); Spisso, Rodolfo R., que considera que el principio de
generalidad puede ser visto como una especificación del principio de igualdad (ob. cit.,
pág. 330); Uckmar, Victor, quien opina que ambos principios “...se encuentran íntima y
profundamente vinculados” (Principios comunes..., cit., pág. 160).
105
Sobre la vinculación entre la generalidad y la capacidad contributiva o económica, puede
verse: Casás, José O, quien expresa: “El principio de generalidad en materia tributaria
puede expresarse en términos resumidos afirmando que, conforme a él, todos los
integrantes de la sociedad deben contribuir al sostenimiento del Estado, de acuerdo a
su capacidad contributiva. En suma esta formulación significa que todos los que tengan
aptitud económica deben contribuir a los gastos del Estado” (“Principios jurídicos de la
tributación”, Capítulo IV del Tratado de Tributación, cit., tomo I, vol. 1, pág. 324); Menéndez
69
RICARDO XAVIER BASALDÚA
70
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
Ya John Stuart Mill daba cuenta que “...algunos afirman que la regla
del impuesto proporcional grava con mayor dureza a las rentas modestas
que a las grandes”.108
108
Stuart Mill, John, ob. cit., pág. 798.
109
Jarach, Dino, luego de advertir que “Este principio se halla expresado en casi todas
las Constituciones de los diferentes países” y que “El significado de este principio en
general y en el caso especial de la Argentina ha sido objeto de diferentes
interpretaciones”, señala que “...en los Estados Unidos una formulación de la
Constitución Federal análoga a la mencionada del artículo 4º de la nuestra, fue
interpretada en el sentido que los impuestos directos podían ser recaudados por el
Gobierno Federal en proporción del número de habitantes de cada Estado; fue necesario
el transcurso de más de cien años para que el Gobierno Federal pudiera introducir el
impuesto a la renta (Income Tax), previa enmienda constitucional (la XVI de 1913)
¡para que el Congreso norteamericano pudiera establecer el impuesto a la renta con
escala progresiva y liberado del vínculo del censo! Siempre en los Estados Unidos, el
principio de proporcionalidad establecido en la Constitución de llinois fue interpretado
por la justicia de ese Estado como una prohibición de los impuestos progresivos”.
Acota que “En la Argentina, se interpretó dicho principio como que la proporcionalidad
requerida por la Constitución no significa la prohibición de los impuestos progresivos
y que no se exigía una proporción respecto del número, sino de la riqueza de los
habitantes” (Finanzas..., cit., pág. 326).
71
RICARDO XAVIER BASALDÚA
110
De Vedia y Mitre, Mariano, ob. cit., págs.157 y 158.
111
Terry, José A., ob. cit., pág. 168.
112
Bidart Campos, Germán J., ob. cit., pág. 416.
72
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
113
Ekmekdjian, Miguel Ángel, ob. cit., págs. 342 y 344.
114
Spisso, Rodolfo R., ob. cit., pág. 336.
115
C.S.J.N.: “Eugenio Díaz Vélez c/ Provincia de Buenos Aires”, del 20-6-1928 (Fallos;
151:359); “Gregorio Morán c/ Provincia de Entre Ríos”, del 30-11-1934 (Fallos: 171:390),
“Ayerza, Alejandro c/ Provincicia de Córdoba”, del 26-8-1940 (Fallos: 187:495), “Malvina
Mason de Gil c/ Municipalidad de Santa Rosa”, del 12-4-1943 (Fallos: 195:270).
116
García Belsunce, Horacio A., ob. cit., págs. 104 a 106.
73
RICARDO XAVIER BASALDÚA
74
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
Por otra parte, hemos visto que en el artículo VI del G.A.T.T., párrafos
2 y 3, se consagra el principio de proporcionalidad con relación a los dere-
chos antidumping y compensatorios.
75
RICARDO XAVIER BASALDÚA
do, ob. cit., tomo III, págs. 181 a 289; Spisso, Rodolfo R., ob. cit., págs. 353 a 393;
Stuart Mill, John, ob. cit., pág. 793; Tarsitano, Alberto, “El principio de capacidad contri-
butiva: un enfoque dogmático”, Cap. XVI de Estudios de derecho tributario constitucio-
nal e internacional, cit., págs. 407 a 423; Telerman de Wurcel, Graciela L., ob. cit., tomo
I, vol. 2, págs. 105 a 111; Tosi, Loris, “Efectividad. Aspectos subjetivos y objetivos de la
capacidad contributiva”, Capítulo IX del Tratado de Derecho Tributario, cit., tomo I,
págs. 285 a 339; Valdés Costa, Ramón, ob. cit., págs. 130 a 139; Uckmar, Victor,
Principios comunes..., cit., págs. 62 y 65 a 68; Villegas, Héctor B., ob. cit., págs. 98 a
101; Yebra Martul-Ortega, Perfecto, ob. cit., pág. 378.
119
Consideran relevante a este principio, entre otros: Casás, José Osvaldo, quien afirma:
“La capacidad contributiva es el principio por antonomasia que, elaborado primero
desde la ciencia de las finanzas y luego jurídicamente desde el campo dogmático del
derecho tributario, ha alcanzado tal rango logrando su recepción constitucional explí-
cita en diversos ordenamientos contemporáneos” (“Principios jurídicos de la
tributación”, cit., pág. 314); Cortés Domínguez, Matías, quien considera que se trata
del principio tributario por antonomasia y que es un típico y exclusivo principio tributa-
rio: es el criterio material de justicia (ob. cit., págs. 71 a 82; García Etchegoyen, Marcos
F., ob. cit., págs. 244 y 245; Jarach, Dino, que expresa que “El tributo aduanero es un
impuesto y como tal tiene por causa la capacidad contributiva, y en particular la capa-
cidad contributiva que resulta de la importación de una mercadería para destinarla al
consumo...” (El hecho imponible, cit., pág. 171); Plazas Vega, Mauricio A., quien, sin
embargo, precisa: “Cuando el tributo persigue fines fundamentalmente fiscales, el
principio más relevante, desde el punto de vista constitucional, es el de la capacidad
contributiva, sin perjuicio de los restantes principios. Si el objetivo del tributo es funda-
mentalmente extrafiscal, en cambio, la consulta de la capacidad contributiva tiene una
relevancia menor y, por ende, la evaluación sobre la constitucionalidad del ingreso
estatal ha de efectuarse a la luz de los demás principios que orientan la intervención
del Estado en la economía” (“Estudio preliminar. La definición de tributo”, cit., pág. 37);
Tarsitano, Alberto, quien, refiriéndose al orden jurídico argentino, considera que la
capacidad contributiva constituye un principio constitucional implícito (“El principio de
capacidad contributiva: un enfoque dogmático”, Cap. XVI de Estudios de derecho tribu-
tario..., cit., pág. 414.
120
En la Encíclica Mater et Magistra, con relación a los impuestos se expresa: “Principio
fundamental en un sistema tributario conforme con la justicia y la equidad, es que las
cargas sean proporcionadas a la capacidad contributiva de los ciudadanos”. (nº 29.
Juan Juan Juan XXIII, 15-5-1961.
76
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
121
Al principio de la “capacidad contributiva” se refiere la Constitución italiana de 1949 en
su artículo 53 (“Todos están obligados a concurrir a los gastos públicos con arreglo a
su capacidad contributiva”). Al respecto, en el Tratado de Derecho Tributario, dirigido
por A. Amatucci, cit., puede verse: Moschetti, Francesco, autor del Capítulo VIII “El
principio de la capacidad contributiva”, tomo I, págs. 240 a 284, así como a Tosi, Loris,
autor del Capítulo IX “Efectividad. Aspectos subjetivos y objetivos de la capacidad
contributiva”, tomo I, págs. 285 a 339. También en esa obra, puede verse lo expuesto
al respecto por Liccardo, Gaetano, en el Capítulo I “Introducción al estudio del
DerechoTributario”, tomo I, págs. 18 y 22 a 24.
122
Al principio de la “capacidad económica” se refiere la Constitución española de 1978
en su artículo 31, apartado 1 (“Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públi-
cos de acuerdo a su capacidad económica, mediante un sistema tributario justo inspi-
rado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance
confiscatorio”) y la Ley General Tributaria de España de 2003, artículo 3, apartado 1. Al
respecto, puede verse a: Cortés Domínguez, Matías, ob. cit., págs. 71 a 82 (25 a 38);
Pérez de Ayala, José Luis, y González, Eusebio, ob. cit., págs. 185 a 193; Alonso
González, Luis Manuel, ob. cit., págs. 63 a 65.
123
La Constitución de Brasil dispone en su art. 145 que “Siempre que sea posible, los
impuestos tendrán carácter personal y se exigirán de acuerdo con la capacidad eco-
nómica del contribuyente...”. La Constitución de Paraguay prevé en su art. 181 con
relación al tributo que “Su creación y su vigencia atenderán a la capacidad contributiva
de los habitantes y a las condiciones generales de la economía del país”. La Constitu-
ción de Venezuela de 1999 prescribe en su art. 316 que “El sistema tributario procura-
rá la justa distribución de las cargas públicas según la capacidad económica del o la
contribuyente, atendiendo al principio de progresividad, así como la protección de la
economía nacional y la elevación del nivel de vida de la población; y para ello se
sustentará en un sistema eficiente para la recaudación de los tributos”.
124
Consideran que no se trata de un principio o concepto jurídico, entre otros: Giuliani
Fonrouge, Carlos M., que advierte: “Con el propósito loable por cierto, de evitar la
discrecionalidad en el ejercicio del poder tributario, una parte de la doctrina (cita a
Griziotti, Ingrosso, Trotabas, Jarach) pretende condicionar su legitimidad a la existen-
cia en el sujeto pasivo, de idoneidad o capacidad económica. La racionalidad de la
tributación dependería, según aquella, de la capacidad contributiva de las personas
individuales o colectivas, sin la cual la imposición derivaría en la arbitrariedad o irra-
cionalidad. A pesar de la autoridad de Griziotti y de quienes comparten su opinión,
77
RICARDO XAVIER BASALDÚA
78
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
79
RICARDO XAVIER BASALDÚA
Sea cual fuere la posición que se adopte con relación a este principio
en el orden tributario en general, se advierte que el mismo resulta inaplica-
ble con relación a los derechos aduaneros.130
80
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
132
Sobre el principio de no confiscatoriedad, puede verse: Basaldúa, Ricardo Xavier,
Derecho Aduanero, cit, págs. 236 y 237; Bidart Campos, Germán J., que enseña: “El
principio de no confiscatoriedad apunta directamente al derecho de propiedad; como
el tributo toma parte del patrimonio o la riqueza del contribuyente, ese quantum debe
mantenerse dentro de ciertos límites razonables; cuando la parte absorbida es
sustancial, se configura una confiscación inconstitucional. El derecho judicial ha
elaborado una pauta importante en orden a la confiscatoriedad, estableciendo que
el gravamen que absorbe más del treinta y tres por ciento de la materia imponible –
cuando ésta es capital y no renta- es inconstitucional por lesión al derecho de la
propiedad” (ob. cit., págs. 417 a 419); Bielsa, Rafael, quien enseña “Confiscatio en
el léxico latino –de donde procede la palabra confiscación- es el acto de privar de un
bien a alguno para aplicarlo al fisco (Suetonio)” (ob. cit., págs. 57 a 61); Casás, José
O, “Principios jurídicos de la tributación”, Capítulo IV del Tratado de Tributación, cit.,
tomo I, vol. 1, págs. 336 a 346; Cortés Domínguez, Matías, ob. cit., pág. 100; Dalla
Vía, Alberto R., ob. cit., págs. 263 y 264; Fernádez Lalanne, ob. cit., tomo I, pág. 309;
Ferreiro Lapatza, José Juan, “Los principios constitucionales del orden tributario: la
no confiscatoriedad”, Cap. VI de Estudios de derecho tributario constitucional e inter-
nacional, cit., págs. 201 a 208; García Belsunce, Horacio A., ob. cit., págs. 107 a 124;
García Etchegoyen, Marcos F., ob. cit., págs. 214 a 231; García Vizcaíno, Catalina, ob.
cit., tomo I, págs. 282 a 290; Giuliani Fonrouge, Carlos M., quien afirma “Tampoco
cabe alegar la confiscatoriedad (...) cuando se trata de tributos que gravan la im-
portación de mercaderías” (ob. cit., tomo I, págs. 298 a 301, nº 184); Jarach, Dino,
Finanzas..., cit., págs. 326 a 334, y Curso superior..., cit., págs. 139 a 150; Lejeune
Valcárcel, Ernesto, “El principio de igualdad”, Capítulo VII del Tratado de Derecho
Tributario, cit., tomo I, págs. 234 y 235; Luqui, Juan Carlos, Derecho constitucional
tributario, cit., págs. 65 a 70; Menéndez Moreno, Alejandro (director) y colaborado-
res, quienes consideran que este principio “...viene a ser límite a la progresividad
del sistema tributario” (ob. cit., págs. 80 a 82); Navarrine, Susana Camila, y Asorey,
Rubén O., ob. cit., págs. 25 a 27; Naveira de Casanova, Gustavo J., El principio de
no confiscatoriedad: estudio en España y Argentina, Mc Graw-Hill, Madrid, 1997;
Plazas Vega, Mauricio Alfredo, Curso , cit., tomo II, págs. 415 y 416; Queralt, Juan
Martín, Lozano Serrano, Carmelo, Casado Ollero, Gabriel, y Tejerizo López, José
M., ob. cit., págs. 115 y 116; Spisso, Rodolfo R., ob. cit., págs. 417 a 444; Telerman
81
RICARDO XAVIER BASALDÚA
de Wurcel, Graciela L., ob. cit., tomo I, vol. 2, págs. 105 a 111; Uckmar, Victor, Principios
comunes..., cit., págs. 73 y 74; Valdés Costa, Ramón, ob. cit., págs. 128 a 139. Véase la
Constitución de Brasil, cuyo art. 150 prohíbe “utilizar tributos con fines confiscatorios”; la
Constitución de Venezuela, art. 317, que prevé que “Ningún tributo puede tener efecto
confiscatorio...”. Asimismo, la Constitución española, en su art. 31 y La Ley General
Tributaria española de 2003, que prevé este principio en su artículo 3, apartado 1.
133
La Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en su art.
17 expresa: “1. Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.
2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad”. La Constitución Nacional de
Argentina establece en su artículo 17 que “La propiedad es inviolable”. La Constitución
de Brasil garantiza en el artículo 5º la inviolabilidad de la propiedad y en su apartado XXII
prescribe “Se garantiza el derecho de propiedad” y en su apartado XXIII precisa que “La
propiedad atenderá a su función social”. La Constitución Política de Colombia en su
artículo 58 dispone que “Se garantizan la propiedad privada y los demás derechos
adquiridos con arreglo a las leyes civiles..”. La Constitucin del Paraguay expresa en el
artículo 109 que “Se gatantiza la propiedad privada, cuyo contenido y límites serán
establecidos por la ley, atendiendo a su función económica y social, a fin de hacerla
accesible para todos. La propiedad privada es inviolable”. La Constitución del Uruguay
prescribe en su artículo 32 que “La propiedad es un derecho inviolable, pero sujeto a lo
que dispongan las leyes que se establecieren por razones de interés general”.
134
En Argentina, el artículo 17 de la Constitución Nacional luego de declarar que “La propie-
dad es inviolable” expresa que “La confiscación de bienes queda borrada para siempre
del Código Penal argentino”.
135
Luqui, Juan Carlos, señala que “Una presión tributaria demasiado fuerte, aparte de
afectar el derecho de propiedad, puede llegar a colocar la riqueza en estado de difícil
conservación y reproducción, lo que inevitablemente se produce cuando el contribuyen-
te no puede absorber, sin deterioro de la misma riqueza, la carga tributaria en la medida
en que ésta presiona. Es éste el principio general de la proporcionalidad, algunas
veces llamado principio de la “no confiscación”, expresión que nos resistimos a usar. La
excepción al principio de la proporcionalidad se encuentra en los derechos aduaneros,
pero en éstos actúan otras razones y, por lo mismo, la Constitución para ellos determina
82
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
Rafael Bielsa sostiene que “La ley impositiva puede gravar el patrimo-
nio, y con mayor razón la renta; pero la imposición no puede pasar o exceder
de las necesidades racionales del Estado. Lo que excede (como tendencia
del fiscalismo) y afecta lo esencial de la propiedad es confiscación”.137
83
RICARDO XAVIER BASALDÚA
Por otra parte, puede advertirse que, a veces, las altas alícuotas de los
denominados impuestos internos persiguen una clara finalidad extrafiscal,
84
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
140
Dino Jarach, Curso superior..., cit., pág. 148. Asimismo, en Finanzas..., cit., pág. 328.
141
Así, por ejemplo, el Código Aduanero argentino prevé en su artículo 666 que “El Poder
Ejecutivo, en ejercicio de las facultades conferidas en el apartado 1 del artículo 664, no
podrá establecer derechos de importación que excedieren del equivalente al seis-
cientos por ciento del valor en aduana de la mercadería, cualquiera fuere la forma de
tributación”. Este artículo no innovó, sino que reprodujo la facultad hasta entonces
prevista en el art. 125 de la Ley de Aduana. Surge claro que la alícuota máxima autori-
zada tiene un claro propósito disuasivo. Ahora bien, debe advertirse que en el art. 665
del Código se establece que “Las facultades otorgadas en el apartado 1 del art. 664
deberán ejercerse respetando los convenios internacionales vigentes”, entre los que
se destacan, obviamente, los compromisos asumidos en las negociaciones
multilaterales en el marco del G.A.T.T. antes y ahora en el de la O.M.C., así como los
derivados de la A.L.A.D.I. y del Mercosur. Nótese que el Poder Legislativo no tiene
limitación alguna y que, al respecto, la Corte Suprema de Justicia de la Nación declaró
que si el Estado puede prohibir la introducción de mercaderías, del mismo modo
debe considerárselo autorizado para arribar a un resultado semejante mediante el
ejercicio del poder tributario (in re “Montarcé, Marcelo A.”, sentencia citada supra).
Naturalmente, también aquí se aplican las limitaciones emergentes de los compro-
misos asumidos a nivel internacional.
142
Con relación a la inaplicabilidad del principio de no confiscatoriedad en materia adua-
nera, la Corte Suprema de Justicia de la Nación argentina en la sentencia recaída in re
“Montarcé, Marcelo A.”, del 17-9-1974 (Fallos 289:443), expresó en su considerando 3º
“Que la jurisprudencia de esta Corte, en cuanto tiene declarado que determinados
impuestos, en la medida que exceden el 33% de su base imponible afectan la garan-
tía de la propiedad, por confiscatorios, no es aplicable cuando, como sucede en la
especie, se trata de tributos que gravan la importación de mercaderías, bien se advier-
ta que si no es constitucionalmente dudoso que el Estado, por razones que hacen a la
promoción de los intereses económicos de la comunidad y su bienestar, se encuen-
tra facultado a prohibir la introducción al país de productos extranjeros (arts. 67, incs.
12, 16 y 28 de la Constitución Nacional), con igual razón debe considerársele habilita
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RICARDO XAVIER BASALDÚA
86
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
143
Alberdi, Juan Bautista, sostenía que “...la aduana debe ser una y nacional en cuanto al
sistema de percepción y aplicación del producto de sus rentas” (Bases y puntos de
partida para la organización política de la República Argentina, Ediciones Estrada,
Buenos Aires, 1943, pág. 166).
144
Sobre el principio de uniformidad de los derechos aduaneros, puede verse: Alais,
Horacio, ob. cit., págs. 218 a 220; Alsina, Mario A., Basaldúa, Ricardo Xavier, y Cotter
Moine, Juan Patricio, ob. cit., tomo IV, pág. 372, nota 16; Basaldúa, Ricardo Xavier,
Derecho Aduanero, cit., págs. 239 a 243; Casás, José O, Principios Comunes..., cit.,
págs.170 a 172; De Juano, Manuel, ob. cit., tomo I, pág. 365; González, Joaquín V., ob.
cit., págs. 407, nº 402, y 432 nº 428; Luqui, Juan Carlos, Derecho constitucional tribu-
tario, cit., págs. 70 a 77; Sagües, Néstor P, Tarifas aduaneras uniformes y diferenciales
en el derecho constitucional argentino, Buenos Aires, revista La Ley, 1984-C-803 a
809; Santa Cruz, Jorge Andrés, Los derechos aduaneros diferenciales en la Constitu-
ción argentina, Buenos Aires, revista La Ley, 1991-C-785 a 794.
87
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GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
147
Al respecto puede verse: Basaldúa, Ricardo Xavier, Derecho Aduanero, cit., págs. 349
a 353, y Áreas francas. Concepto y utilidad. Problemática de su compatibilidad con el
Mercosur, Revista de Estudio Aduaneros, I.A.E.A., nº 6, 2do. semestre 1993 - 1er.
semestre 1994, págs. 17 a 28; Sagües, Néstor P, refiriéndose al entonces artículo 67,
inciso 1º, de la Constitución Nacional, opinó: “Por nuestra parte, conjeturamos que
ese artículo constitucional es en principio bueno para el Estado federal, ya que evita
leyes-castigo para ciertas provincias, y leyes-privilegio para otras. Pese a ello, el bien
común puede demandar en casos particulares trato más favorable y tuitivo para algu-
nas zonas, tanto para hacer más fácil la radicación de empresas y servicios, como
para hacer más atractivo el tipo de vida en ellas, sobre todo si resultan naturalmente
inhóspitas; y aquí aparecen las tarifas diferenciales (Tarifas aduaneras uniformes y
diferenciales en el derecho constitucional argentino, revista La Ley, 1984-C-803 a
809); Santa Cruz, Jorge Andrés, Los derechos aduaneros diferenciales en la Constitu-
ción argentina, Buenos Aires, revista La Ley, 1991-C-785 a 794.
148
La Constitución argentina en el art. 75 faculta al Congreso de la Nación en el inciso
18 (ex art. 67, inc. 16) a “Proveer lo conducente a la prosperidad del país, al adelanto y
bienestar de todas las provincias, y al progreso de la ilustración, dictando planes de
instrucción general y universitaria, y promoviendo la industria, la inmigración, la cons-
trucción de ferrocarriles y canales navegables, la colonización de tierras de propiedad
nacional, la introducción y establecimiento de nuevas industrias, la importación de
capitales extranjeros y la exploración y la exploración de los ríos interiores, por leyes
protectoras de estos fines y por concesiones temporales de privilegios y recompensas
de estímulo”; y en el inciso 19 (incorporado en la reforma de 1994) a “Proveer lo
conducente al desarrollo humano, al progreso económico con justicia social, a la
productividad de la economía nacional, a la generación de empleo, a la formación
profesional de los trabajadores, a la defensa del valor de la moneda, a la investigación
y al desarrollo científico y tecnológico, su difusión y aprovechamiento. Proveer al cre-
cimiento armónico de la Nación y al poblamiento de su territorio; promover políticas
diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual desarrollo relativo de provincias y
regiones. Para estas iniciativas, el Senado será Cámara de origen”.
149
Cámara Federal de Bahía Blanca, 28-8-1958, Luminelli, O. P., La Ley 92-18; Cámara
Federal de Comodoro Rivadavia, 17-10-1959, O.A.F., La Ley 93-32; C.S.J.N., Maggi, Este-
ban F., 9-12-1993, Fallos 316:2797 y La Ley 1994-C, págs. 126 a 139; C.S.J.N., Argentini,
Héctor M. y otros, 13-2-2001, La Ley, Suplemento Jurisprudencia penal 4-5-01.
89
RICARDO XAVIER BASALDÚA
En primer lugar, cabe advertir que el G.A.T.T. considera que los dere-
chos aduaneros constituyen una forma legítima de regular el comercio ex-
terior de mercaderías por parte de los Estados. Es más, sostiene que se
trata de la única forma ortodoxa y, por lo tanto, admitida, de regular dicho
comercio. En cambio, a ese fin las restricciones no arancelarias de natura-
leza económica se hallan vedadas (Art. XI).
90
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
91
RICARDO XAVIER BASALDÚA
92
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
De tal modo, si un Estado considera que ha sido objeto por otro país
de un tratamiento que constituye un menoscabo de las condiciones de
acceso a un mercado, no queda por ello autorizado a aumentar los
gravámenes a la importación respecto de los productos de dicho país sino
que debe seguir el procedimiento regulado en la O.M.C..
93
RICARDO XAVIER BASALDÚA
94
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
a) una interna, que hace a las relaciones entre los Estados Parte (intra-
zona) y consiste en asegurar la libre circulación interior de las mercaderías
originarias de los países miembros (“zona de libre comercio”), así como de
los servicios, de los capitales y de las personas. Esta liberación implica su-
primir en el nuevo espacio económico las restricciones a la circulación eco-
nómica, tanto las denominadas “arancelarias” (que se expresan a través de
los derechos aduaneros) como las “no arancelarias” de naturaleza econó-
mica (que se manifiestan de muy diversas formas: prohibiciones absolutas
o relativas a la importación, como los cupos, licencias, etc., y reglamentacio-
nes comerciales restrictivas -v. gr. ciertas normas técnicas y reglamentos
que dificultan o impiden sin razón valedera la circulación económica; otros,
justificados, deben armonizarse-). Además, debe asegurarse en ese ámbito
el trato igualitario o no discriminatorio (“trato nacional”) a las distintas activi-
dades económicas desarrolladas, con independencia de las fronteras políti-
cas, tanto en lo que hace a la tributación interior que las graven como a las
posibilidades de las empresas, de los profesionales y de los trabajadores de
los demás Estados Parte de establecerse y desarrollar sus actividades en
libre concurrencia con los nacionales.
b) una externa, que hace a las relaciones con los demás países (ex-
tra-zona), que implica la adopción de una política comercial común, traduci-
da básicamente en el establecimiento de un arancel externo común (carac-
terística esencial de la “unión tarifaria”), así como de otros institutos para
regular el tráfico internacional, y la armonización de las legislaciones en lo
pertinente (con la uniformización de las legislaciones aduaneras se logra la
“unión aduanera”).
95
RICARDO XAVIER BASALDÚA
96
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
764 establecía que la alícuota de la tasa de estadística que fijara el Poder Ejecutivo en
ejercicio de facultades delegadas no podía exceder del 3%, señalándose en la Expo-
sición de Motivos que “Se ha considerado que las alícuotas no deben exceder de
dicho porcentaje, teniendo en cuenta que se trata del pago de un servicio que, si bien
es de significativa importancia, debe guardar en su costo operativo un nivel de eficien-
cia razonable”. De conformidad con esta pauta, la ley 23.046 de 1984 fijó en un 1,50%
la alícuota de la tasa de estadística. Posteriormente, la ley 23.664 elevó la alícuota al
3% y, además, eliminó el límite máximo fijado en el artículo 764 del C.A., presagiando
la desnaturalización del tributo. Mediante decreto nº 1998/92 se elevó su alícuota a un
10%. A pesar de que en el cuarto considerando se justificaba la elevación con la
necesidad de “reorganizar el Servicio de Información Estadístico de la Nación”, ello
dió lugar al inmediato reclamo de los demás Estados del Mercosur. En el informe
oficial sobre las medidas adoptadas el 28 de octubre de 1992 (La política comercial
externa y las reglas del G.A.T.T.) para justificar el incremento de la tasa de estadística
se invocaron “...problemas coyunturales tanto externos como internos... .Hasta tanto
dicho fenómeno tenga lugar, sin embargo las industrias sustitutivas de importaciones
se encuentran en una situación de desprotección relativa que justifica la imposición
de una tasa mayor de estadística como medida transitoria”. No obstante, ante la
protesta, la Resolución del Grupo Mercado Común (G.M.C.) nº 123/94, en su Anexo
referido a las “restricciones no tarifarias a eliminar”, incluyó, en primer lugar, el com-
promiso de Argentina de suprimir antes del 31 de diciembre de 1994 dicha tasa de
estadística en el ámbito del Mercosur. Ello tuvo lugar mediante decreto nº 2277/94,
que redujo al cero por ciento (0%) a partir del 1-1-1995 la alícuota de la tasa. En sus
considerandos se expresó que era necesario remover todos aquellos factores que
pudieran dificultar el proceso de apertura e integración económica. Posteriormente, el
decreto nº 389/95, si bien fijó en el 3% la alícuota, eximió de su pago a las mercaderías
que se exporten, a las originarias del Mercosur y a las que se importen
temporariamente. A continuación, por resolución del Ministerio de Economía nº 232/
96, se incorporó al art. 2º del decreto nº 389/95 un inciso i), que eximió de dicha tasa a
las mercaderías originarias de Chile, en atención a la suscripción del A.C.E. nº 35
entre el Mercosur y Chile, con el que se puso en marcha un proceso para conformar
una zona de libre comercio a partir del 1º de octubre de 1996. En atención a la suscrip-
ción del A.C.E. nº 36 entre el Mercosur y Bolivia -con el que se inició un proceso similar-
, por resolución M.E. nº 270/97 se dispuso que las mercaderías originarias de Bolivia
se hallan eximidas del pago de la tasa de estadística establecida por el artículo 1º del
decreto nº 389/95. Posteriormente, por decreto nº 37/98 se redujo al 0,50% la alícuota
de la tasa de estadística establecida en el decreto nº 389/95.
97
RICARDO XAVIER BASALDÚA
sión del Consejo del Mercado Común (CMC) nº 01/04 (“Régimen de origen
del Mercosur”). Cabe acotar que Paraguay obtuvo, a través de la Decisión
CMC nº 29/03 un régimen especial transitorio. Por otra parte, dada las ven-
tajas acordadas a la Comunidad Andina de Naciones en materia de origen,
por medio de la Decisión CMC nº 41/03 se dispuso que las mismas tam-
bién resultan de aplicación en intra-zona, es decir entre los propios socios
del Mercosur.
98
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
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RICARDO XAVIER BASALDÚA
162
El Arancel Externo Común fue establecido mediante las Decisiones CMC nros. 7/94 y
22/94, que fueron incorporadas a los órdenes jurídicos nacionales. Posteriormente
se dictaron, entre otras, las Decisiones CMC nros. 68/00, 31/03 y 38/05. Se distinguie-
ron los productos en convergencia en una Lista general de excepciones, en otra lista
para los bienes de capital y en otra para los bienes de informática y telecomunicacio-
nes.
163
En la Lista general se autorizaba originariamente a cada miembro a incluir 300 ítem,
salvo Paraguay que contaba con 399. Por su parte, a Uruguay se le reconocían las
ventajas derivadas del A.C.E. nº 1 suscripto con Argentina y del A.C.E. nº 2 firmado con
Brasil. Los miembros debían converger al nivel establecido el 1º de enero de 2001.
Sin embargo, por Decisión CMC nº 68/00 se los autorizó a mantener en excepción 100
ítem, salvo Paraguay que además de estos pudo conservar los 399 originarios. Por
Decisión CMC nº 31/03 se extendió el plazo de convergencia hasta el 31 de diciembre
del 2005. Uruguay fue autorizado a agregar 125 ítem y Paraguay 150 ítem. Finalmente,
por Decisión CMC nº 38/05 se dispuso que los Estados Parte podrán establecer y
mantener hasta el 31 de diciembre de 2008 una lista de ítem de la Nomenclatura
Común del Mercosur como excepciones al AEC, sin perjuicio de lo previsto en la
Decisión CMC nº 31/03. Así, la lista para Argentina y Brasil podrá contener como
máximo 100 item de la NCM hasta el 31-1-2008, 75 ítem de la NCM entre el 1-2-2008
y el 31-7-2008 y 50 ítem de la NCM entre el 1-8-2008 y el 31-12-2008. Por su parte,
Uruguay y Paraguay podrán mantener 100 ítem de la NCM hasta el 31-12-2008.
164
Los bienes de capital (BK) estaban sometidos a un régimen de convergencia espe-
cial. Argentina y Brasil debían converger el 1º de enero de 2001; en cambio, Uguay y
Paraguay recién el 1º de enero de 2006. El nivel máximo fijado era del 14%, autorizán-
dose luego su incremento hasta el 17%. La Decisión CMC nº 34/03 prevé el estable-
cimiento de un “Régimen Común de BK no producidos” para regir a partir del 1º de
enero de 2006. Paraguay y Uruguay gozan de un plazo de convergencia suplementario
que se extiende hasta el 31 de diciembre de 2010. Por Decisión CMC nº 40/05 se
prorrogó hasta el 1º de enero de 2009 el establecimiento del régimen común; se
100
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101
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VIII. CONCLUSIONES
166
Al respecto, remitimos a nuestro trabajo, Reflexiones sobre el Código Aduanero del
Mercosur, Revista de Estudios Aduaneros, I.A.E.A., nº 10, 2º semestre 1996 y 1er.
semestre 1997, Buenos Aires, págs. 115 a 129.
102
GRAVÁMENES AL COMERCIO EXTERIOR
Sin embargo, a nuestro entender, ello no puede ser una excusa para
los que estudian y formulan la doctrina tributaria que los lleve a desenten-
derse y, en definitiva, de tal manera a abandonar un sector que se sostiene
es tributario –en el caso, los impuestos aduaneros– en razón de sus pecu-
liaridades.
103
RICARDO XAVIER BASALDÚA
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