Está en la página 1de 4

CARACTERISTICAS CULTURALES DE LA SALUD DE LA

POBLACION DE CHIAPAS
A varios años de la llegada de la globalización, los límites que diferencian a las

culturas se han ido disipando. No obstante, el problema de ello no es el sincretismo con

el que se relacionan tradiciones en un principio ajenas, sino la hegemonía que unas

tienen sobre otras

Una de las tradiciones más arraigadas que se resiste a

desaparecer pese al creciente avance en el ámbito de la salud

es la medicina tradicional, y en la región sureste de México

aún se pueden encontrar curanderos o sanadores.

Los curanderos o sanadores son muy reconocidos y solicitados en sus

comunidades porque muchos de ellos ya tienen décadas en servicio, y se concentran

principalmente en las zonas rurales e indígenas. Para estos sanadores, la relación de sus

pacientes con la naturaleza se relaciona por eso para ayudarlos a recuperar la salud,

parten del conocimiento empírico obtenido auto aprendizaje o por una sabiduría

transmitida por sus padres y abuelos.

La supervivencia de este tipo de médicos y de esta medicina se encuentra

actualmente en riesgo no obstante que el gobierno del estado de Chiapas ha tomado

varias medidas para darle legitimidad y valor entre las comunidades.

Este noble oficio no necesita más que de la sabiduría que da la experiencia,

además del conocimiento y uso adecuado de los recursos que proporciona la naturaleza a

través de las plantas medicinales.


Es este conocimiento el que les permite identificar hasta 250 especies de plantas

con las que pueden atender muchas de las afecciones o males que afectan a sus

pacientes, sea de orden físico o espiritual.

“El conocimiento de nuestra gente se pierde por la

falta de documentos escritos. Siempre se ha pasado de

manera oral, pero no hay nada que preceda el

conocimiento. Nosotros nada más somos compiladores de

la información, los autores son la comunidad de Comitán,

porque ellos son quienes nos están externando sus saberes”

Sus conocimientos y prácticas se originan en sueños y en enfermedades que

anuncian el llamado a la práctica médica; afirman que su aprendizaje de tratamientos se

realiza a través de los sueños; en su práctica del tratamiento de los enfermos mantienen

la primacía los rezos e invocaciones y la medicina herbolaria sigue subordinada a la

dimensión transnatural.

Los médicos locales excluidos del grupo utilizan

plantas como sintomáticas más que como eje del

tratamiento; “es decir, según me explicaron, sus rezos son

los que ayudan a curar al paciente, de modo que las

plantas y sustancias que se usan adicionalmente sólo tienen el propósito de aliviar

molestias”. Más aún, con frecuencia las plantas útiles adquieren su potencia gracias a las

invocaciones y los rezos de los médicos locales. En su sistema de conocimiento las

plantas no poseen poderes intrínsecos, sino solamente los que les confieren el trato que

los médicos tienen con el mundo sobrenatural. Sin embargo, los médicos locales
reconocen que la medicina cosmopolita posee poderes terapéuticos de los que carece la

medicina local.

La situación actual muestra múltiples aristas que rebasan el campo de la salud

humana. La búsqueda y evaluación ancestral de plantas medicinales conforma un

inventario herbolario empírico enorme, en manos de comunidades indígenas y

campesinas, con no pocos casos efectivos para los cuales la medicina occidental no tiene

respuesta.

Era de esperar que la industria farmacéutica volviera la vista a todas esas

especies vegetales o fúngicas, y propusiera la identificación de sus principios activos,

argumentando la reducción de costos, la posibilidad de acelerar resultados y ampliar

beneficios si se partía del conocimiento local de los médicos tradicionales... y entonces

se complicaron las cosas.

La línea divisoria entre ambos conceptos radica en el objetivo final que se

pretenda. Si la función social sucumbe ante los intereses comerciales, si las patentes y la

propiedad intelectual se imponen al uso colectivo libre, si la apropiación del recurso

olvida su manejo y conservación —todo lo cual parece estar sucediendo—, entonces de

la bioprospección y sus beneficios se pasa a la biopiratería y sus injusticias. Sin duda,

ese no es el camino deseable. Las instituciones educativas y científicas deben

encaminarse hacia vías alternativas que valoren, reconozcan y retribuyan a las

comunidades indígenas sus claros aportes al conocimiento médico mundial


REFERENCIAS

https://www.sinembargo.mx/30-04-2018/3413732

https://unamglobal.unam.mx/universitaria-rescata-la-medicina-tradicional-

chiapaneca/

https://www.efe.com/efe/america/mexico/la-medicina-tradicional-en-chiapas-

resiste-los-avances-materia-de-salud/50000545-3601763

https://ecosur.repositorioinstitucional.mx/jspui/bitstream/1017/2183/1/60130_Do

cumento.pdf

También podría gustarte