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Cronología del Movimiento Estudiantil Mexicano 1968

Julio

El 22 y 23 de julio de 1968 ocurren una serie de enfrentamientos entre alumnos de las


Vocacionales 2 y 5 del IPN y la preparatoria Isaac Ochoterena, incorporada a la UNAM, El
cuerpo policíaco de granaderos es quien disuelve a la turba, deteniendo a varios
estudiantes y entrando a las instalaciones de dicha vocacional.

Entre el 26 al 29 de julio de 1968, varias escuelas inician un paro de labores, los


granaderos y el ejército entran a varias de las escuelas.38 El día 26, se llevan a cabo dos
manifestaciones autorizadas por el Departamento del Distrito Federal. Cada una de ellas
es convocada por diferentes agrupaciones y tienen itinerarios y horarios distintos. Una es
convocada por los estudiantes del IPN en protesta por la intervención de los granaderos
en la Escuela Vocacional 5 y en demanda de la desaparición del cuerpo de granaderos y
la destitución de los jefes de la policía preventiva del D.F., Luis Cueto y Raúl Mendiolea.
La otra manifestación es convocada por la CNED, la Juventud Comunista y las
sociedades de alumnos de diversas escuelas del IPN y de la UNAM, la cual es
denominada «Marcha Juvenil por el 26 de Julio», en conmemoración del XV aniversario
del asalto al cuartel Moncada y en solidaridad con la revolución cubana. Los
organizadores de esta marcha conocen el problema de los estudiantes de la Vocacional 5,
por lo que incluyen en sus mantas lemas de apoyo a sus reclamos. Esta marcha parte a
las 18 horas de Salto del Agua, continúa por San Juan de Letrán, hoy Eje Central Lázaro
Cárdenas, y concluye con un mitin en el Hemiciclo a Juárez.

La manifestación de los estudiantes del IPN sale a las 16 horas de la Plaza de la


Ciudadela. La marcha continúa su ruta en orden y concluye con un mitin en la Plaza del
Carrillón del Casco de Santo Tomás, cerca de las 19:30 horas. En ese momento, un
grupo de estudiantes opositores a la FNET se apodera del sonido para invitar a los
manifestantes a ir al Zócalo. La invitación es aceptada por cientos de estudiantes, quienes
se organizan y emprenden el camino; toman varios autobuses, se bajan en el Panteón de
San Fernando y desde aquí inician la marcha en dirección al Zócalo. A la altura de la
Torre Latinoamericana, coinciden con la manifestación de apoyo a la revolución cubana.
Ahí se marca una línea para que ésta continúe su ruta hacia el Hemiciclo a Juárez y los
del Politécnico hacia el Zócalo por la calle de Madero. En la esquina de Madero y Palma,
son atacados por granaderos y obligados a retroceder hasta la Alameda Central. Los
estudiantes se dirigen al mitin que se lleva a cabo en el Hemiciclo, donde informan de la
golpiza que han sufrido y piden apoyo. De inmediato, se organiza una marcha conjunta
que avanza hacia la Plaza de la Constitución, vitoreando a la UNAM y al IPN y lanzando
consignas a favor de la unidad estudiantil y contra los jefes policíacos y la represión. En
las calles de Palma y Cinco de Mayo, los estudiantes se encuentran de nuevo con los
granaderos y la policía, bajo el mando del subjefe de la Policía Preventiva del D.F., el
general Raúl Mendiolea Cerecero. Este se aproxima a los manifestantes para ordenarles
que se retiren «recibiendo en respuesta una lluvia de piedras». De inmediato el general
citado da una orden a las fuerzas policíacas. Estas se lanzan contra los manifestantes,
correteándolos y golpeándolos con brutalidad «sin distinguir entre manifestantes y simples
transeúntes, lo que obliga a todo el público a replegarse hasta la glorieta del Caballito».
Como resultado de la represión policíaca, hay más de 500 heridos y decenas de
detenidos, entre ellos algunos extranjeros. El procurador general de la República, Julio
Sánchez Vargas, gira órdenes de aprehensión contra «personas ligadas a los
desórdenes», entre los cuales se encuentran varios miembros del Partido Comunista
Mexicano. A partir de las 21:30 horas, agentes de la Dirección Federal de Seguridad, con
el apoyo de elementos del Servicio Secreto y de otras policías, ocupan las oficinas del
Comité Central del Partido Comunista y los talleres gráficos de la Voz de México, órgano
del PCM, y aprehenden a las personas que se encuentran en las instalaciones. En otros
sitios, se toman presos, sin orden judicial, a miembros del PCM, de la Juventud
Comunista y de la CNED.

El 30 de julio de 1968, las Preparatorias 1 y 3 son ocupadas por la policía y el ejército. La


puerta de la preparatoria 1, labrada del siglo xviii, es destruida por un soldado mediante
un tiro de bazuca. Ante estos hechos, el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra izó la
bandera nacional a media asta en Ciudad Universitaria y se pronunció públicamente en
desacuerdo con las acciones que atentaban en contra de la autonomía universitaria,
haciendo un llamado a la unidad para la defensa de la libertad de pensamiento, de
reunión y de expresión, así como de la misma autonomía.

Agosto

El 1 de agosto de 1968, el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra en Ciudad


Universitaria, condenaría públicamente los hechos, izando la bandera mexicana a media
asta y con un emotivo discurso se pronunciaría a favor de la autonomía universitaria y
exigiría la libertad de los presos políticos, refiriéndose a los estudiantes detenidos de la
Prepa 1.45 Ese mismo día encabezaría la marcha por la avenida de los Insurgentes,
donde surgió un lema muy común utilizado por el movimiento estudiantil, “¡Únete pueblo!”.

El 2 de agosto de 1968, los universitarios descontentos por el cambio de itinerario de la


manifestación del día anterior realizan dos mítines frente a la Torre de Rectoría de la
Ciudad Universitaria. En el primer mitin, los oradores piden que el rector Barros Sierra
suscriba el pliego petitorio estudiantil. Dos horas después, se realiza el segundo mitin,
luego de una marcha por el circuito de la Ciudad Universitaria. En este mitin, se califica de
«farsa oficialista» la manifestación encabezada por el ingeniero Barros Sierra. Se dice que
la masa universitaria había sido presa de las «maniobras de la rectoría para canalizar el
movimiento nada más hacia la protesta por la violación de la autonomía universitaria, pero
no hacia la solución de los problemas estudiantiles contenidos en el pliego». Los oradores
califican de poco combativo el discurso del rector de la UNAM y denuncian el control que
se ejerció sobre los participantes, a quienes no se permitió exponer su opinión sobre el
conflicto. Se constituye el Consejo Nacional de Huelga (CNH).
El CNH se forma sobre tres principios:

 Solo estarán representadas las escuelas en huelga, no en paro activo


 Habrá tres representantes por escuela, elegidos en asamblea
 No se admite la representación de federaciones, confederaciones, partidos o ligas,
solo de escuelas. En el CNH llegan a estar representadas 75 escuelas con un total
de 250 estudiantes miembros cuyas decisiones se hacían por mayoría de votos,
representaba por igual a alumnas, y reducía la animosidad entre las instituciones
rivales.

La Procuraduría General de la República informa que se solicitó al juez girar “orden de


aprehensión contra dirigentes del PCM y de varias organizaciones filiales” y que ha
consignado a siete personas relacionadas con el conflicto estudiantil por los delitos de
asociación delictuosa, sedición, daño en propiedad ajena y ataques a las vías generales
de comunicación. El Partido Comunista Mexicano publica un manifiesto: rechaza las
acusaciones en su contra; declara que hace suyas las demandas estudiantiles y denuncia
a la CIA de difundir documentos apócrifos, como el titulado “La Juventud al Poder”, que se
presenta bajo la firma de la Juventud Comunista de México. Víctor Manuel Sánchez,
fundador del MURO, critica al rector de la UNAM en una estación de radio.

El 3 de agosto de 1968, aparecen en los periódicos desplegados en pro y en contra del


movimiento estudiantil. La FNET, mostrando su lealtad al régimen, manifiesta que el
gobierno de México es víctima de una conspiración nacional e internacional «por parte de
los provocadores tradicionales organizados en las corrientes del maoísmo, y del
trotskismo», quienes, dice, desde hace tiempo estaban ya preparados para el estallido de
violencia, «si no en estos días, sí en las épocas en las que México ofrecerá su corazón a
la juventud del mundo en la XIX Olimpiada». La CNED declara en un manifiesto público
que las «organizaciones revolucionarias de la juventud están sufriendo la furia irracional
de los cuerpos policiacos». Y afirma: “el movimiento estudiantil se proyecta para derrotar
la violencia y abrir nuevos cauces a la democracia”. El director general del IPN, en
presencia del Comité Coordinador de Huelga del IPN, acepta encabezar la manifestación
que estudiantes, maestros y autoridades de esa institución tienen programada para el
lunes 5 de agosto, en protesta por la represión gubernamental y el allanamiento a centros
escolares por las fuerzas policiacas y del ejército. Pero advierte que su participación está
condicionada a que ninguna organización estudiantil aparezca como patrocinadora, y que
solo participen estudiantes y profesores del IPN. Tales condiciones son consideradas por
los estudiantes como pretextos para no participar, pues la manifestación ha sido
proyectada no solo por los Comités de Lucha del IPN, sino también por estudiantes y
profesores de la UNAM, de Chapingo y de la Normal, cuyos representantes han formado
una Comisión Organizadora de la Manifestación del 5 de agosto. La FNET acuerda no
participar en la manifestación; pretende levantar la huelga del IPN y acusa a los
«provocadores comunistas» de ser los responsables del conflicto. La FNET, tratando de
limpiar su imagen, censura al general Luis Cueto Ramírez, jefe de la Policía Preventiva
del DF, por haber declarado que dirigentes de su organización solicitaron la intervención
de la policía el 26 de julio. El general Cueto Ramírez dirige un oficio a los alumnos del
IPN, a petición del presidente de la FNET, José R. Cebreros, afirmando “que en ningún
momento el mencionado representante estudiantil solicitó a esta jefatura la intervención
de la policía en los actos que se desarrollaron durante el 26 de julio”.

El 4 de agosto de 1968, el movimiento estudiantil elabora un pliego petitorio que invalida


el de la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET), y contiene los siguientes
puntos:

 Libertad a los presos políticos.


 Derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal –los cuales
instituían el delito de disolución social y sirvieron de instrumento jurídico para la
agresión sufrida por los estudiantes–.
 Desaparición del Cuerpo de Granaderos.
 Destitución de los jefes policíacos.
 Indemnización a los familiares de todos los muertos y heridos desde el inicio del
conflicto.
 Deslindamiento de responsabilidades de los funcionarios culpables de los hechos
sangrientos.

El 27 de agosto de 1968 una multitudinaria marcha se dirigió al zócalo capitalino a las


15:20 horas. Fue la primera ocasión en que se insulta públicamente al presidente
mexicano, Gustavo Díaz Ordaz. Asisten aproximadamente 30 mil personas, las cuales
marcharon desde el Museo de Antropología. Aún no había salido la retaguardia de la
marcha a las 19 horas cuando fue izada en el astabandera del Zócalo un banderín
rojinegro. Al finalizar la manifestación, uno de sus líderes, Sócrates Campos Lemus, quien
años más tarde sería identificado como un infiltrado en el movimiento por parte del
gobierno, se pronuncia a favor de quedarse a esperar una respuesta del gobierno, a
escasos días del informe presidencial. En respuesta, 3500 estudiantes permanecen en
guardia.

La madrugada del 28 de agosto de 1968,51 varias tanquetas –las cuales destruyeron los
campamentos estudiantiles, soldados con bayoneta calada, granaderos, así como
camiones de bomberos, salieron desde las calles de Pino Suárez, Seminario y Moneda.
Los estudiantes gritan: “¡México, libertad!, ¡México, libertad!”, retirándose por Madero
siendo aproximadamente mil 500 personas, otros trataron inútilmente de detener la
marcha de los tanques ligeros tirándose a su paso o subiéndose a ellos. Al final todos
fueron desalojados del Zócalo. Los estudiantes no solo fueron desalojados, sino
perseguidos y golpeados a lo largo de las calles del Centro Histórico hasta la Torre
Latinoamericana, donde el Ejército corta cartucho. En El Caballito, en las inmediaciones
de Bucareli y Reforma, arremete a culatazos contra los estudiantes. En el operativo
participaron el 43.º y el 44.º Batallón de Infantería y 1.º de Fusileros Paracaidistas, al
mando del general Benjamín Reyes García; así como 12 carros blindados de la guardia
presidencial, cuatro carros de bomberos, alrededor de 200 patrullas de la policía
preventiva, cuatro batallones de tránsito y unos diez motociclistas de la Dirección General
de Tránsito. Durante la madrugada, empleados del Departamento del Distrito Federal
(DDF), ahora Gobierno de la Ciudad de México, izaron nuevamente el banderín rojinegro
antes del amanecer. Ese mismo día, varios burócratas del DDF fueron llevados en
camiones al Zócalo. Súbitamente, los propios empleados gubernamentales comienzan a
corear “¡Somos borregos!”, “¡Somos acarreados!” y “¡No vamos! ¡Nos llevan!”. Durante
este “acto de desagravio” a la Bandera Nacional, se abren las puertas del Palacio
Nacional, de donde salieron tanquetas del ejército para dispersar a los manifestantes.

En las horas subsecuentes, varios tiradores abren fuego contra estudiantes y soldados
desde el tercer piso del Hotel Majestic, el edificio ubicado en Madero #68, en la esquina
de Madero y Palma y desde algunos edificios de la avenida Pino Suárez. Posteriormente,
dos sospechosos de haber disparado desde los edificios son detenidos y se les
decomisan una subametralladora y un rifle M-2, sin embargo, los sospechosos fueron
liberados. Investigaciones posteriores señalan que los presuntos tiradores trabajaban para
las esferas más altas del gobierno al observarse un disparo que sale desde la Suprema
Corte de Justicia de la Nación.

Septiembre

El 7 de septiembre de 1968, se llevó a cabo un mitin en Tlatelolco, denominado “la


Manifestación de las Antorchas”. El 13 de septiembre de 1968, tiene lugar “La marcha del
silencio”, donde los manifestantes marcharon con pañuelos en la boca. El 14 de
septiembre de 1968, en un hecho aislado, cuatro trabajadores de la Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla son linchados en el pueblo de San Miguel Canoa
debido a los disturbios estudiantiles en la capital (un suceso que sería llevado a las
pantallas de cine con la película Canoa, realizada por Felipe Cazals en 1976). El domingo
15 de septiembre de 1968, con motivo del aniversario de la Guerra de Independencia,
Heberto Castillo dio El Grito de Independencia en la explanada de Ciudad Universitaria de
la UNAM sin imaginar que esto enfurecería al presidente. Tres días después, el 18 de
septiembre de 1968,63 el ejército invadió la Ciudad Universitaria.

En las primeras horas de la noche se inician una serie de choques violentos entre
estudiantes y granaderos en las zonas del Casco de Santo Tomás, de la Unidad Nonoalco
Tlatelolco y de la Unidad Profesional de Zacatenco. En el Casco de Santo Tomás los
estudiantes secuestran autobuses y los colocan en forma estratégica alrededor de las
escuelas; abren zanjas y derriban postes «con el fin de impedir el paso de los vehículos
policíacos». A las 19 horas arriban al lugar alrededor de mil 500 granaderos en autobuses
de pasajeros, y de inmediato rodean las instalaciones del Casco. Los politécnicos
incendian los camiones con los que habían bloqueado las calles aledañas al Casco, y
desde las escuelas y algunas casas comienzan a arrojar bombas molotov a los policías y
a los autobuses en que éstos habían llegado. Los granaderos lanzan en varias ocasiones
gases lacrimógenos, pero se repliegan para evadir las bombas molotov que les lanzan. La
lucha se extiende hasta la avenida Instituto Técnico, donde los estudiantes queman varios
autobuses. En la madrugada del día 24, «cientos de granaderos y soldados, apoyados
con tiros de fusil», toman todas las escuelas del Casco de Santo Tomás. Se detienen a
350 estudiantes, hombres y mujeres. Todos ellos son trasladados a las cárceles en
autobuses urbanos y vehículos policíacos. En la Unidad Profesional de Zacatenco, los
estudiantes también se enfrentan a las fuerzas policíacas.

Las batallas por tomar el Casco de Santo Tomás y la Unidad Profesional Zacatenco duran
más de doce horas. Los estudiantes politécnicos defienden sus escuelas a sangre y fuego
en contra de los granaderos; así que debe intervenir el ejército. En los primeros minutos
del día 24 de septiembre, el general Gustavo Castillo salió con mil soldados de su cuartel
general y se dirigió a la Unidad Profesional Zacatenco, en donde ya llevaban tres días de
enfrentamientos contra los granaderos. El general Carrillo tomó la Unidad Profesional con
el apoyo de mil soldados, 15 carros blindados, M-1, lanzagranadas y 150 judiciales. El
saldo oficial fue de 33 heridos y un muerto. A las tres de la mañana, el general Castillo
dejó a 400 soldados custodiando la Unidad Profesional Zacatenco, y con 15 carros
blindados y los 600 soldados restastes se dirigió a Santo Tomás. De la batalla por tomar
Santo Tomás da cuenta la revista francesa L'Express al informar que en los combates se
dispararon más de mil balas y que al final hubo 15 muertos; la información oficial del día
redujo el marcador a tres muertos y 45 lesionados.

Mientras eso sucede, en la zona de la Unidad Nonoalco Tlatelolco se registran choques


entre estudiantes y granaderos. Los granaderos recurren a las armas de fuego. Después
de un intenso tiroteo, toman la Vocacional 7,69 y detienen a los estudiantes que se
encuentran en el área.

Durante las ocupaciones de la Ciudad Universitaria y del Casco de Santo Tomás, varios
informes mencionan la participación de un agrupamiento denominado “Batallón Olimpia”,
el cual originalmente estaba destinado a cuidar las instalaciones olímpicas y pasó a ser un
grupo de choque, y fue responsable de varios enfrentamientos callejeros con los
estudiantes de varias vocacionales y preparatorias.

El 27 de septiembre cinco sospechosos son detenidos en Tlatelolco cuando se descubrió


que transportaban armas y municiones en esa unidad habitacional.

Octubre

El 1 de octubre de 1968, el ejército se retiró de la UNAM y el IPN.


El 2 de octubre de 1968

Matanza de Tlatelolco

Fue el 2 de octubre de 1968, un día después de la salida del ejército del campus de la
UNAM, cuando miles de personas se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas en
Tlatelolco para asistir a un mitin convocado por el Consejo Nacional de Huelga.

Mientras tanto, el ejército vigilaba, como en todas las manifestaciones anteriores, que no
hubiera disturbios, principalmente porque el gobierno tenía temor de que fuera asaltada la
Torre de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Asimismo, contaban con el apoyo de dos
helicópteros: uno de la policía y otro del ejército.

Por su parte, miembros del Batallón Olimpia, cuyos integrantes iban vestidos de civiles
con un pañuelo o guante blanco en la mano izquierda, se infiltraban en la manifestación
hasta llegar al tercer piso del edificio Chihuahua donde se encontraban los oradores del
movimiento y varios periodistas.

Cerca de las 5:55 de la tarde, dos bengalas rojas fueron disparadas desde la torre de
Tlatelolco. A las 6:10, sobrevoló la plaza un helicóptero del cual dispararon bengalas, la
primera verde y la segunda roja, presumiblemente, como señal para que los
francotiradores del Batallón Olimpia apostados en los edificios Chihuahua, 2 de Abril, 15
de Septiembre, I.S.S.S.T.E., Revolución de 1910 y la Iglesia de Santiago así como varios
miembros del Batallón Olimpia parapetados en los departamentos del Chihuahua y en el
corredor del tercer piso, abrieran fuego en contra de los manifestantes y militares que
resguardaban el lugar, para hacerles creer a estos últimos que los estudiantes eran los
agresores. Los militares, en su intento de defenderse, repelieron “la agresión de los
estudiantes”, pero ante la confusión, los disparos no fueron dirigidos contra sus agresores,
sino hacia la multitud de manifestantes que se encontraban en la plaza de Tlatelolco.

Muchos manifestantes que lograron escapar del tiroteo se escondieron en algunos


departamentos de los edificios aledaños, pero esto no detuvo a los miembros del ejército,
que -sin orden judicial- irrumpieron en algunos de los departamentos de los edificios de la
Unidad Tlatelolco, para capturar a los manifestantes. Horas después, la plaza estaba llena
de cadáveres y personas heridas. Los estudiantes fueron llevados a culatazos a dos
lugares: las puertas de los elevadores del edificio Chihuahua, donde fueron desvestidos
quedando solamente en ropa interior y golpeados, y al exconvento situado al lado de la
Iglesia de Santiago-Tlatelolco, donde reunieron a aproximadamente 3000 detenidos.
Otros fueron desnudados en las paredes del convento, donde un mes después aún
podían ser vistas manchas de sangre en los muros entonces blancos de la construcción.
Los periodistas fueron registrados y confiscados sus rollos usados y vírgenes, algunos
incluso fueron desvestidos y otros, como Oriana Fallaci, resultaron heridos. La Plaza fue
limpiada por el cuerpo de bomberos y la tropa de soldados se mantuvo ahí hasta el 9 de
octubre. Varios testigos aseguran que durante este lapso, el Batallón Olimpia se disfrazó
de empleados de luz y agua para poder buscar estudiantes fácilmente. Los detenidos, por
su parte, fueron enviados a distintas cárceles de la Ciudad de México; los cabecillas
fueron enviados al Campo Militar número uno o al “Palacio Negro” de Lecumberri así
como al Campo Militar n.º 1.

Aún se desconoce la cifra exacta de los muertos y heridos. El gobierno mexicano


manifestó en 1968 que fueron solo 20 muertos; tres años más tarde, la escritora Elena
Poniatowska, en su libro La noche de Tlatelolco, publicó la entrevista de una madre que
buscó entre los cadáveres a su hijo y reveló que por lo menos había contado 65
cadáveres en un solo lugar. El periodista inglés John Rodda, en sus investigaciones
independientes, durante las que entrevistó sobrevivientes y testigos de los sucesos en los
hospitales, calculó que el saldo fue de 325. Años más tarde, en una segunda
investigación, el número se rebajaría a 250.

Algunos autores, como Jorge Castañeda, creen que todo uso de la fuerza pública
comenzó a ser magnificado por la población luego de la operación contra los estudiantes
en Tlatelolco. Este autor sostiene que los estudiantes asesinados fueron 68, y que
también murió 1 soldado.

Sin embargo, la BBC de Londres, en una acotación hecha en el 2005 al despacho


informativo original del 2 de octubre de 1968, y luego de conocerse las implicaciones de la
CIA en los hechos, sostiene que el número de víctimas oscila entre 200 y 300, y que los
cuerpos rápidamente fueron retirados en camiones de transporte de basura.

En general las estimaciones calculan el número de muertos en un rango que va de los


200 hasta los 1500. Testigos afirman que hubo grúas recogiendo centenares de
cadáveres que había a su paso para luego ser arrojados e incinerados.

Los juegos olímpicos

El sábado 12 de octubre de 1968, Díaz Ordaz se presenta en el Estadio Olímpico de la


Ciudad Universitaria de la UNAM para inaugurar los XIX Juegos Olímpicos, bautizados
como la olimpiada de la paz. Durante la ceremonia, un grupo de manifestantes lanzó un
papalote de color negro en forma de paloma sobre el palco en donde se encontraban el
presidente y su comitiva, en repudio por la matanza del 2 de octubre.

Repudio de la masacre

Pese a la fuerte estrategia de censura del gobierno de México, luego de saberse la noticia
de la matanza del 2 de octubre, se suscitaron diversos actos y hechos asociados de
repudio. El caricaturista Abel Quezada publicaría como cartón el 3 de octubre en el diario
Excélsior un recuadro negro con la leyenda "¿Por qué?" Algunos funcionarios mexicanos
como Sergio Pitol, que se desempeñaba como agregado cultural en Belgrado,
renunciaron a su puesto. Se ha dicho que hizo lo mismo Octavio Paz como embajador de
México en la India, si bien el escritor se colocó "a disponibilidad" y continuó cobrando un
sueldo como parte del servicio diplomático mexicano hasta 1973.

En algunos casos se persiguió a periodistas dentro y fuera del país en caso de difundir la
noticia en cualquier medio de comunicación. Sin embargo, la noticia sí llegó a oídos de los
movimientos juveniles de Latinoamérica y Europa. En Centro y Sudamérica las
embajadas mexicanas fueron apedreadas; hubo marchas en Santiago de Chile.[cita
requerida] Se hizo un mitin en Londres frente a la embajada mexicana en simpatía con el
movimiento y en protesta por la represión cada vez más sangrienta por parte del gobierno;
hubo también marchas en Toulouse y en París (Francia). En Alemania, la embajada de
México fue grafiteada con “SS” rúnicas y cruces gamadas; la Unión de los Estudiantes
Suecos organizó una manifestación frente a la embajada de México y un mitin similar en
Helsinki, Finlandia, fue disuelto por la policía; el Consejo de Estudiantes de los Países
Bajos solicitó que sus atletas no participaran en los Juegos Olímpicos y el consulado
mexicano en ese país fue ocupado. En Moscú, los estudiantes latinoamericanos de la
Universidad Patricio Lumumba, protestaron frente a la embajada mexicana. El embajador
de Bélgica en México, Jacques Groothaert, expresaba que "el gobierno de Díaz Ordaz
estaba actuando con una fuerza innecesaria contra los estudiantes, y creía que las
reivindicaciones del movimiento universitario eran legítimas frente a un sistema
democrático "de caricatura". El expresidente Lázaro Cárdenas estaba incrédulo por la
actuación del ejército contra el pueblo mexicano.29

Se ha atribuido al periodista Jacobo Zabludovsky la frase "Hoy fue un día soleado (sic),
que en general se usa como ejemplo de como los medios de comunicación y el gobierno
estaban en complicidad para tapar lo ocurrido. No existe un consenso en las condiciones
en que habría ocurrido dicha afirmación.95 Los medios de comunicación masiva se
limitaron a difundir la versión oficial de los hechos de un zafarrancho. Solo el noticiario
televisivo Noticias Excélsior habría transmitido una grabación de 8 minutos con imágenes
tomadas en Tlatelolco, razón que habría ameritado la cancelación posterior de dicho
segmento por orden presidencial.
Últimos días

3 de Octubre

El 3 de octubre, el general Marcelino García Barragán, entonces secretario de la Defensa


Nacional, da una conferencia de prensa, en la que justifica la intervención del ejército: “Se
ordenó un dispositivo para evitar que los estudiantes fueran del mitin de Tlatelolco al
Casco de Santo Tomás, el ejército intervino en Tlatelolco a petición de la policía y para
sofocar un tiroteo entre dos grupos de estudiantes”. Y asienta: “el comandante
responsable soy yo. No se decretará el estado de sitio. México es un país donde la
libertad impera y seguirá imperando”. Y amenaza con actuar con la misma energía si
“aparecen más brotes de agitación”.

Los soldados continúan cateando los edificios cercanos a la Plaza de la Tres Culturas en
busca de estudiantes que se habían refugiado en ellos durante la refriega del día anterior.
Muchos jóvenes son detenidos y conducidos al corredor de la planta baja del edificio
Chihuahua, donde permanecen varias horas con los brazos en alto. Según informes
oficiales, las cifras de personas civiles muertas y heridas en Tlatelolco, registradas hasta
este día, son 30 muertos y 70 heridos; 53 de ellos heridos graves. También se notifica que
en el Campo Militar Número Uno están detenidas 1500 personas. El Senado de la
República, en un documento oficial firmado por 30 legisladores de la Gran Comisión,
“justifica plenamente” la intervención de la fuerza pública el 2 de octubre.

5 de octubre

El 5 de octubre el Consejo Nacional de Huelga da una conferencia de prensa, en la que


declara: Los estudiantes no provocaron ni prepararon o realizaron los sangrientos
sucesos del 2 de octubre. Quienes dieron pretexto para la represión militar fueron grupos
de individuos que ametrallaron al ejército y al pueblo, los cuales se identificaban entre sí
por medio de un guante o venda en la mano izquierda, los mismos que fueron vistos por
algunos estudiantes hacer arrestos y acatar órdenes de las autoridades policiacas. El
grupo mencionado causó la muerte con su acción a 150 civiles y 40 militares. El propósito
de la brutal represión del 2 de octubre era aprehender a todos los miembros del CNH para
descabezar el movimiento.

El 19 de octubre son declarados formalmente presos Raúl Álvarez Garín y Miguel


Eduardo Valle Espinosa, miembros del Consejo Nacional de Huelga. En un documento
oficial se indica que del 26 de julio al 24 de octubre de 1968 se han efectuado la
aprehensión de aproximadamente 5000 personas, de las cuales se han consignado al 10
por ciento aproximadamente.

El 25 de octubre en asambleas efectuadas en la Unidad Profesional de Zacatenco, los


estudiantes se pronuncian por no regresar a clases en tanto no se obtenga la libertad de
los estudiantes presos.35 El 27 de octubre fueron clausurados los XIX Juegos Olímpicos.
El 29 de octubre a las 12:30 horas, la Secretaría de la Defensa Nacional entregó a las
autoridades del IPN los edificios e instalaciones que habían sido ocupados por el ejército
desde el 24 de septiembre. El Consejo Nacional de Huelga efectúa asambleas generales
en diversas facultades y escuelas de la Ciudad Universitaria y de la Unidad Profesional de
Zacatenco. En todas las asambleas se confirma que el movimiento estudiantil debe
proseguir hasta la solución de las demandas contenidas en el pliego petitorio de seis
puntos.

El 31 de octubre a las 17:30, se inició en la explanada de la Ciudad Universitaria el “Mitin


de la Unidad”, programado por el CNH para mostrar la continuidad de la unidad del
estudiantado y del movimiento. En el mitin se toma el acuerdo de celebrar asambleas
generales en todas las escuelas del IPN y de la UNAM a partir del 4 de noviembre, para
que la base estudiantil decida la forma que adoptará el movimiento en las nuevas
circunstancias.

Noviembre

Durante el mes de noviembre el gobierno mexicano prosiguió la represión y persecución


tanto de objetivos que consideraba estratégicos a detener como de participantes en el
movimiento estudiantil que intentaba proseguir. Se montaron operativos policiacos tanto
por Servicios Especiales de la Jefatura de la Policía de la Ciudad de México como de
agentes encubiertos de la Dirección Federal de Seguridad, con el fin de detener a las y los
estudiantes que intentaban hacer pintas o repartir propaganda.

El 3 de noviembre el secretario de Educación Pública difunde un mensaje a través de la


radio y la televisión, llamando a los estudiantes a restablecer la normalidad escolar. Por
su parte, el director de la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, Gilberto Palacios,
informa que ha invitado a los alumnos, mediante cartas y telegramas, a que regresen a
clases, anunciando que estas reanudarán el 2 de diciembre del año en curso.

El 4 de noviembre durante todo el día, se realizan asambleas en diversos planteles de la


UNAM, del IPN y en la Escuela Nacional de Maestros para conocer la posición del
estudiantado en torno a la continuidad o suspensión de la huelga estudiantil. Se informa
que, en las asambleas, los estudiantes han acordado "continuar el paro y no volver a
clases hasta que haya sido solucionado el pliego petitorio de seis puntos"; también han
decidido “dirigirse hacia los sectores obreros y campesinos en busca de su apoyo”.

El 11 de noviembre aumentan las presiones para que los estudiantes retornen a clases y
circulan rumores de una posible intervención del estado en la UNAM. Ese día, luego de
dar una conferencia en Ciudad Universitaria, el escritor y activista José Revueltas fue
detenido en la colonia Portales. Revueltas era señalado por la prensa de ser el "autor
intelectual" del movimiento.

El 14 de noviembre el CNH somete a la consideración del estudiantado y del pueblo de


México, lo siguiente:
1. “Que no es posible pensar en el retorno a clases en tanto no se cumplan
plenamente las 3 condiciones que hemos fijado para ir al diálogo público.”
2. “Que respecto al diálogo público mantenemos la misma posición, aun cuando éste
se lleve a cabo habiendo iniciado las labores académicas.”

En conferencia de prensa, el CNH anuncia que una comisión de estudiantes de la


Facultad de Filosofía y Letras está elaborando un proyecto de estudio que servirá de base
para que la UNAM sea en el futuro una universidad crítica y desarrolle su labor académica
dentro de la autogestión. Igualmente se informa que la Facultad de Derecho está
preparando un estudio acerca de la reestructuración de la policía.

El 17 de noviembre se hacen nuevos llamados a los estudiantes para que regresen a


clases, advirtiendo de los peligros que corren las instituciones educativas si insisten en
sostener la huelga. En ese sentido se pronuncian los directivos de las escuelas del
Instituto Politécnico Nacional; así como el Consejo Universitario de la UNAM.

El 21 de noviembre en reunión del Consejo Nacional de Huelga se vota unánimemente


por el retorno a clases. Aunque se acuerda que esta deliberación sea sometida a la
consideración de las asambleas de todas las escuelas en huelga, para que la base
estudiantil determine una solución definitiva.

El 22 de noviembre el rector Barros Sierra llama al retorno a clases para el próximo


lunes . Se celebran asambleas en las diversas escuelas en huelga, para someter a
consideración del estudiantado la propuesta del Consejo Nacional de Huelga de regresar
a clases. En las asambleas se producen encendidas polémicas y resoluciones
encontradas: unas escuelas se pronuncian por levantar el paro, otras deciden prolongar la
huelga. Los estudiantes del IPN, en asamblea celebrada en el auditorio de la Unidad
Profesional de Zacatenco, rechazan la propuesta del CNH.

El 25 de noviembre se realizan asambleas estudiantiles en casi todos los planteles del


IPN, de la UNAM, en la Escuela Nacional de Maestros y en la Escuela Normal Superior de
México. Nuevamente las reuniones estudiantiles se caracterizan por las encendidas
discusiones entre los partidarios de la huelga y los que están a favor del retorno a clases.

El 6 de diciembre, reunidos en la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica del


IPN, la mayoría de los miembros del CNH, en su calidad de representantes de las
diversas escuelas en huelga, decide por votación disolver este organismo. Se anuncia
que con el objeto de continuar el movimiento estudiantil se procederá a fortalecer los
comités coordinadores de lucha de los planteles de la UNAM y el IPN, así como los de
Chapingo y de las escuelas normales. La tarea inmediata de los referidos comités
coordinadores será organizar una manifestación para el 13 de diciembre, denominada

“Gran Marcha de Protesta”, cuyo recorrido sería entre la Ciudad Universitaria y el Casco
de Santo Tomás.
El 12 de diciembre el Gobierno del Distrito Federal niega la autorización para la
realización de la manifestación estudiantil programada para el 13 de diciembre. La
Jefatura de Policía advierte: “ese acto no será permitido por carecer del permiso
respectivo”.

El 13 de diciembre, la manifestación estudiantil sale de la Ciudad Universitaria. En


Insurgentes están estacionados tanques militares, patrullas y camiones con granaderos,
con la orden de impedir el avance de la manifestación. Los estudiantes, con el recuerdo
reciente de la matanza del 2 de octubre, retroceden y regresan a Ciudad Universitaria. Al
mismo tiempo, agrupamientos del ejército y de la policía se encuentran estacionados en
las cercanías de los centros de estudio del Politécnico, en Zacatenco y en el Casco de
Santo Tomás, con el mismo objeto de impedir la movilización de los estudiantes.

El 16 de enero de 1969 fue detenido Fausto Trejo.

Flores Rosas Gabriela 6C

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