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¿QUÉ NO DECIR Y QUÉ NO HACER ANTE UNA PERSONA CON


TENDENCIAS SUICIDAS?

Es importante saber qué hacer ante una persona con conducta suicida, pero es
casi más importante y determinante, tener claro aquellas cuestiones que NO
debemos hacer:

NUNCA desafíes a la persona a que lo haga. Aunque estemos en un


momento de impotencia o frustración, NUNCA debemos decir frases del
tipo: “no creo que seas capaz de hacerlo”, “sólo quieres llamar la atención”,
etc., dado que puede actuar de “precipitante” de su propia crisis suicida y
ser el desencadenante para llevar a cabo el intento de suicidio.

No te muestres atemorizad@. Eso hará más difícil el entendimiento


(estamos menos receptivos a escuchar), y puede generar en la persona
sensación de incomprensión y de suponer una carga.

No juzgues ni reproches (tampoco de manera no verbal). No cuestiones si


el suicidio es o no correcto. No es un momento para dar lecciones morales o
consejos, ni para dar tu opinión sobre su situación, ni para convencer a la
persona sobre el valor de la vida.

No te comprometas con la persona a guardar confidencialidad. Busca


ayuda también entre sus familiares y amigos transmitiéndole a la persona
tu disposición a hacerlo, y también a quiénes vas a comunicárselo.

Este momento también es difícil para ti, por lo que también tienes que
cuidarte tú y compartir responsabilidad en los cuidados y disposición de
ayuda a la persona.

Hazle saber que “guardando el secreto” no le estás ayudando, y que


compartir el problema con familiares/allegados y profesionales es la mejor
forma de ayuda. En caso de que la persona rechace esta idea, es normal
que te preocupe que tu relación con él/ella se quiebre, pero si realmente
sientes que una vida está en peligro es preferible perder una relación que
perder a una vida.
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Además, la mayoría de las veces, los momentos de crisis de suicidio, aunque
son muy difíciles y angustiantes, son transitorios, y con el tiempo estas
personas suelen agradecer tu ayuda.

No controlar excesivamente. Evita situaciones de excesivo control,


sobreprotección o desconfianza hacia la persona, dado que esto puede
hacer sentir infravalorada o “infantilizada” a la persona, aumentando aún su
sentimiento de incapacidad.

No le mientas bajo ningún concepto. Ni aunque creas que lo haces en su


propio beneficio y para ayudarle, pues si hay nuevas recaídas de crisis
suicidas o esta situación persiste, es probable que la comunicación contigo
pierda fuerza, y perderemos entonces la “herramienta de la comunicación”
para manejar este tipo de situaciones.

No tratar de ayudar a la persona dándole falsas expectativas del tipo “todo


saldrá bien” o “seguro que se arregla”, etc. Esto puede resultar invalidante.

No minimices o relativices los problemas que le llevan a sentirse así, ni


trates de “avergonzar” o forzar a la persona para que cambie de opinión.

Comentarios del tipo “no es para tanto” o “todos tenemos problemas”, etc.
son irrelevantes y sobre todo innecesarios en este tipo de situaciones
(aunque se hagan con buena intención).

Tratar de persuadir a una persona que sufre de que “eso no es tan malo” o
que “lo tiene todo para vivir y le queda toda una vida por delante”, solo
puede aumentar sus sentimientos de culpabilidad por “no tener derecho” a
sentirse así, y de desesperanza por no ser capaz de encontrar otra solución
que le resulte de ayuda. En lugar de esto puedes emplear frases del tipo:
“Tal vez no entienda por lo que estás pasando, pero estoy aquí si necesitas
que hablemos”.

Evita comentarios del tipo: “Hoy te veo más animad@”; “Ya verás como
mañana estarás mejor”, etc. En muchas ocasiones, esto no es así; e incluso a
veces, el estado aparente no se corresponde con la vivencia emocional.
Esto puede hacer sentir a la persona incomprendida y con sensación de
“autoexigencia”, forzarla a “estar bien” para que sus familiares se sientan
mejor.

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