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la vida carcelera de Arguedas


----------1937 – 1938----------
José María Arguedas, el gran famoso escritor peruano, creador de grandes
libros, como “Yawar Fiesta” y” “Warma Kuyay” y “El Sexto” el cual vamos a hablar.
El Sexto es él es su cuarta novela que escribió por experiencia propia en el año
1937 y 1938, es una novela corta que narra la experiencia carcelaria de Arguedas
en uno de los penales más conocidos de la capital. Gabriel Osborno, y por el ego el
cual manifestó Arguedas, es un estudiante universitario que fue preso por su
actividad como líder estudiantil. Joven e idealista, la prisión significará para él
conocer de cerca el mundo criminal. Obligado a convivir con asesinos, maleantes y
detenidos de todo tipo.
José María Arguedas tuvo una mirada profunda a la literatura ya que, en sus obras,
el mostro todo lo que tenía adentro, todo sus sentimientos y emociones todo lo que
vivió. Para Arguedas nuestro país el Perú tiene una infinidad de culturas y lenguas,
en pocas palabras, tenemos biodiversidad de muchas cosas.

Pues muchas personas no tenemos aún claro que todos somos iguales, que todos
somos peruanos, que tenemos un mismo pasado histórico y glorioso que marcó el
destino de nuestro país. Por ello nosotros debemos sentirnos orgullosos de ser
peruanos y valorar lo que tenemos. Por estos y otros motivos debemos valorar la
importancia literaria de José María Arguedas,

En la obra El Sexto, cuenta las experiencias de Gabriel durante su prisión en la


conocida cárcel limeña. El aspecto sombrío, el envilecimiento de la persona son las
notas primeras que diseñan la forma de la cárcel y su mundo cerrado. Gabriel
ingresa en ella a causa de su actividad como líder estudiantil: al hacerlo, tiene la
impresión de haber penetrado en una ciudad turbulenta y desconocida. Los
personajes que encuentra con criminales, maleantes, degenerados, presos
políticos y estudiantes, su conducta, los hechos convertidos en norma carcelaria,
la estratificación del penal especie de jaula rectangular dividida en tres pisos
horizontales en donde se distribuyen, de abajo hacia arriba: vagos y asesinos,
maleantes no avezados, y detenidos políticos; la noche y la mañana contempladas
desde la celda, todo esto, por fin, en frente de Gabriel, y al mismo tiempo en su
entorno, lo impele a buscar perspectivas íntimas y externas para ordenar la
secuencia de figuras disformes que lo cercan.
Esa realidad que no es paisaje natural cosificada en el volumen oscuro de la cárcel,
lo incita al recuerdo de la infancia serrana, bajo el sol brillante que fustiga el campo.
La lluvia menuda, el cielo descolorido le recuerdan que la cárcel está en Lima; el
ruido de los automóviles, la torre de la iglesia cercana, no obstante, su proximidad,
le recortan el espacio y lo insertan en el paisaje de la prisión, crucero principal de
la ciudad moderna. El Sexto, erguido y voluminoso, se le asemeja un monstruo que
tritura a sus huéspedes imperturbablemente. En diálogo con Cámac, su compañero
de celda, sindicalista minero, intuitivo y serrano como él, Gabriel aprende las más
claras lecciones sobre la cárcel y la vida. Cámac tenía un ojo enfermo que le
supuraba sin pausa; pero por el sano irradiaba una luz convincente, de tenaz
rebeldía. La opacidad y el fulgor de sus ojos impresionan a Gabriel y trasuntan la
lucidez y el desvarío de las pláticas; entretanto, el monstruo cosificado adquiere
otra significación: en él se apretuja la estructura humana y económica del Perú
contemporáneo, sólo que, paradójicamente, el sector popular ocupa el nivel más
alto, cual si se hubiese invertido la pirámide social.

La novela es un cuadro descarnado de la vida carcelaria, que se desarrolla en un


edificio lóbrego donde conviven presos comunes con presos políticos. El dolor, la
angustia, el sufrimiento y la muerte, son los elementos vitales que giran alrededor
de la obra.
En pocas palabras, expresar tu perspectiva frente a los demás esta bien, debido a
que tenemos igualdad de expresión, pero muchas veces, son encarcelados e
castigados por querer cambiar el sistema, porque a las grandes familias les
perjudican, y debemos que entender que, todos podemos pensar diferente, que
debemos respetar los gustos, ideas, costumbres de los demás, para así, tener un
ambiente donde reine el respeto, amor, y empatía por el prójimo.

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