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ESCENARIOS

CULTURALES DE UNA
MODERNIDAD TARDIA

Fabio López de la Roche*

Los procesos de afirmación de la modernidad en Colombia se consolidan y


fortalecen fundamentalmente a partir de la década de los sesenta. El artículo
presenta algunos de los escenarios culturales en los cuales se configuran procesos
modernizadores y actitudes de modernidad: la consolidación de las Ciencias So-
ciales como campos autónomos, la secularización, el desarrollo de la industria
editorial, la revolución educativa, la influencia de los medios de comunicación y
la conformación de una moderna cultura cotidiana de masas. Desde el punto de
vista cronológico nos moveremos fundamentalmente en el marco de los últimos
cuarenta años (1960-1998), colocando el énfasis, en el tratamiento de los dis-
tintos escenarios y fenómenos estudiados, a veces en los años más cercanos a los
sesenta, a veces en los más próximos a los noventa, y en ocasiones contrastando
hechos y facetas iniciales y posteriores, de los fenómenos abordados.
Leonel Góngora (1932)

* Historiador. Investigador del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de


la Universidad Nacional y profesor del Departamento de Comunicación de la Universidad
Javeriana.

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L a configuración de la moder-
nidad está relacionada, por lo menos
mayor o menor y la huella decidida
o diluida de unas u otras institucio-
en la medida en que tenemos la
certeza de que es a partir de los años
en la teoría, con la aproximación a nes en la vida política y social (la sesenta que los procesos de moder-
un conjunto de criterios universales Iglesia, el estamento militar, el sis- nización y sobre todo las dinámi-
ideales que la idea involucra, noto- tema jurídico-normativo, la insur- cas culturales de la modernidad
riamente influenciados por los pro- gencia armada, etc.), con sus acentos comienzan a ser experimentadas
cesos de construcción social y estatal libertarios o autoritarios o con la masivamente por la sociedad co-
occidentales (europeos y norteame- mezcla de los unos y los otros. lombiana.
ricanos), tales como la conformación
de una burocracia y de una organiza-
ción estatal más o menos impersonal, La modernidad y la
situada por encima de los intereses modernización
particulares, representativa del bien
público y capaz de imponer un orden
durante los años del
social; la separación de la Iglesia y el Frente Nacional (1958-
Estado y la configuración progresiva 1974); del Posfrente
de una educación y una cultura lai- Nacional (1974-1991)
ca; la consolidación de un espíritu y del período
científico que haga posible el pro- inaugurado (?) por la
greso material y el desarrollo tec-
nológico restándole espacio a Constitución de 1991
la superstición y a la igno-
rancia en sus versiones Si bien en la primera mitad del
más retardatarias y per- siglo XX se venían abriendo paso en
petuadoras del status quo condiciones difíciles y hostiles los
tradicional; la libertad de procesos de modernización, así
conciencia, de pensa- como espacios y actitudes de
miento y de expresión de modernidad, es en la se-
las ideas, garantizada por gunda mitad del siglo XX
un ordenamiento político que se profundizarán y se
pluralista, competitivo y ampliará la cobertura de
abierto que posibilite la afir- estos procesos en la sociedad colom-
mación del individuo y de su biana. Esa extensión y profun-
autonomía, y por un orden ju- dización de la modernidad y la
rídico que consagre además de modernización (con las viejas y nue-
los derechos, ciertas obligaciones vas distorsiones y perversiones que
básicas de los ciudadanos. ellas sufren en el violento, enredado
y complejo contexto colombiano),
Pero como la historia es más Leonel Góngora, 1983
coincide cronológicamente con los
rica que la teoría, tenemos hoy en períodos del Frente y del Posfrente
día, finalizando el siglo XX, una rica No haremos referencia aquí al Nacional.
y compleja experiencia que nos contradictorio y difícil proceso de
muestra que la configuración de la configuración de escenarios y acti- La superación de la vieja
modernidad en cada sociedad nacio- tudes de modernidad en Colombia intolerancia político-religiosa
nal -por ejemplo, en cada sociedad en la primera mitad del siglo XX, y el nacimiento de nuevas
latinoamericana-, expresa al mismo proceso ampliamente abordado en intransigencias
tiempo, las particularidades históri- la historiografía1 . Nos centraremos
co-culturales de la construcción del prioritariamente en el período que Por el lado del sistema político,
Estado-Nación en cada país, el peso va desde 1958 hasta nuestros días, se produce el experimento de convi-

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vencia del Frente Nacional que per- piciarán esas y otras actitudes de au- Vaticano II, de la reacción antim-
mitió progresivamente superar aquel tonomía y de desgajamiento de la po- perialista contra la presencia norte-
principio de “con los míos, con ra- blación de las adscripciones americana en Vietnam, y de la
zón o sin ella” 2 e ir domeñando ideológico-políticas tradicionales. difusión de las distintas vertientes del
paulatinamente esa matriz de intole- marxismo en las universidades públi-
rancia político-religiosa que había Paralelamente con la disminu- cas entonces en expansión.
caracterizado a la cultura política li- ción progresiva de la intolerancia
beral-conservadora. Poco a poco, ideológica entre liberales y conserva- El anticomunismo primario de
pero irreversiblemente, las siguientes dores, durante el Frente Nacional van buena parte de la vieja clase políti-
generaciones se irán desprendiendo a incubarse nuevas formas de intole- ca liberal-conservadora, su apego a
de la costumbre de heredar familiar- rancia contra aquellos sectores creci- rígidas percepciones del orden y las
mente militancias políticas liberales dos al calor de la influencia de la jerarquías sociales, la tradición de
o conservadoras. Nuevos fenómenos Revolución Cubana de 1959, de la exclusión o de cooptación pater-
y nuevas instituciones sociales y cul- ruptura chino-soviética, de las ten- nalista de los sectores populares nu-
turales que aparecen en aquellos días, dencias de renovación social de la trían, de un lado, esas prácticas de
como lo veremos más adelante, aus- Iglesia estimuladas por el Concilio intolerancia contra las nacientes

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fuerzas políticas de izquierda. De otra dición de izquierdas la adopción des- presenta suficientes evidencias-, en
parte, la asunción religiosa y dogmá- de los sectores dominantes de polí- rigideces ideológicas, imposiciones
tica del marxismo como verdad re- ticas intolerantes y de exclusión burocrático-autoritarias en las orga-
velada (“la doctrina todopoderosa hacia estas nuevas fuerzas. nizaciones políticas, tendencias mi-
del proletariado”) por parte de la in- litaristas, excesos y abusos de los
mensa mayoría de los grupos de iz- Hay que decir en este punto que derechos humanos, cometidos en
quierda; su traslado mecánico de el ideario emancipador de las izquier- nombre de la libertad y la emanci-
modelos este-europeos o asiáticos de das (componente sustancial de los pación de los trabajadores. Quisié-
socialismo sin un suficiente benefi- procesos de modernización y de con- ramos subrayar, en este sentido, que
cio de inventario; su voluntad de figuración de actitudes de moderni- el papel de las izquierdas en los pro-
sustitución revolucionaria del siste- dad) si bien tuvo contribuciones cesos de modernización y afirmación
ma capitalista imperante por la vía sustanciales al desarrollo de pautas de la modernidad en Colombia, es a
de la lucha de clases y la insurgencia de justicia social, de aprecio por lo menudo contradictorio y no puede
armada, así como su cuestiona- popular y de crítica a los autorita- reducirse -como lo veremos más ade-
miento de la participación electoral rismos y los militarismos oficiales do- lante al observar otros planos de su
como un mecanismo de dominación minantes en la América Latina de contribución a la modernización-, ni
de la oligarquía (la política del aquellos días, derivó muchas veces - al juicio cargado sobre las facetas ne-
“abstencionismo beligerante”), esti- y la historia de la insurgencia arma- gativas de su actuación histórica ni
mulaban también del lado de la tra- da pasada y presente en Colombia a las visiones románticas o idílicas

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de sus trayectorias histórico-políti- cimiento y progresiva consolidación grupos de estudio conformados por
cas y culturales. de las modernas ciencias sociales en diferentes sectores intelectuales de
las décadas de los sesenta y setenta, izquierda (comunistas pro-soviéti-
El surgimiento de las el bipartidismo pierde el control de cos, maoístas, y sobre todo socialis-
ciencias sociales como la academia ante el avance de una tas trotsquistas), contribuyeron al
campos especializados creciente intelectualidad de izquier- esclarecimiento de las tendencias de
da o independiente desde el punto desarrollo de la sociedad colombia-
Un fenómeno muy importante de vista político-partidista. En esas na. No obstante los sesgos político-
en el proceso de modernización cul- décadas, bajo la influencia del pen- ideológicos de la investigación social
tural es el surgimiento relativamente samiento funcionalista norteameri- que se realizaba por esos días y su
tardío, a fines de los cincuenta y cano, pero sobre todo de diferentes notorio carácter político-instrumen-
comienzos de los sesenta, de las versiones de la teoría de la depen- tal (recordemos que en los estudios
ciencias sociales moder- sobre la naturaleza de la
nas en cuanto campos formación social colom-
especializados de la pro- biana se hacía la carac-
ducción intelectual (la terización del tipo de
sociología y la antro- sociedad y de las tenden-
pología en la Universidad cias del desarrollo socio-
Nacional y en la Univer- económico imperantes,
sidad de los Andes prin- para determinar conse-
cipalmente), con agentes cuentemente, por qué
profesionales y funcio- tipo de revolución se de-
nes igualmente espe- bía propender: si anti-
cializadas. Esto significó capitalista o antifeudal o
un relativo desplaza- ambas), tenemos que re-
miento de la veneración conocer hoy día retros-
parroquiana por las “lum- pectivamente, que en
breras” y los diletantes de esa tradición de mili-
saberes memorísticos y tancia política y de re-
enciclopédicos, así como flexión intelectual sobre
de los abogados impro- la realidad nacional se
visados de filósofos o forjaron muchos de los
historiadores. posteriormente más
prestigiosos intelectua-
Las implicaciones les y cientistas sociales
culturales amplias de la del país3 .
constitución, consolida-
ción y extensión de la Oscar Jaramillo (1947)
Estos procesos de
influencia social de las consolidación de las
ciencias sociales en la ciencias sociales moder-
modernización y afirmación de ac- dencia y del estructuralismo marxis- nas en los sesenta y setenta, si bien
titudes de modernidad en Colombia ta, matizadas con otras influencias resultan tardíos comparados con los
en las cuatro últimas décadas, reque- intelectuales (Freud, Lévi-Strauss, la desarrollos académico-institucionales
rirían de un estudio pormenorizado crítica textual, entre las más promi- e intelectuales en otras latitudes de
capaz de establecer etapas, escena- nentes), se configuraron las bases de América Latina 4 , expresan sin lu-
rios y procesos. Quisiéramos sin- una reflexión moderna sobre la rea- gar a dudas tendencias significativas
embargo llamar aquí la atención lidad nacional. Los debates políti- de internacionalización de la vida
sobre algunos hechos y momentos. cos y académicos y la elaboración de cultural colombiana, las cuales cons-
Es importante anotar, que con el na- ideas al interior de los numerosos tituyen un componente adicional de

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la modernización y de la configura- latinoamericano (García Canclini, La producción académica nacio-
ción de la modernidad. Martín-Barbero), la difusión de las nal ha aumentado significativa-
obras de Lyotard, Vattimo, Deleuze, mente en los últimos 15-20 años. La
Las ciencias sociales y las huma- Virilio, Derrida, Maffesoli y otros bibliografía de la cual puede dispo-
nidades recibirán desde finales de los representantes del pensamiento ner un estudiante universitario co-
70 y durante la primera mitad de los posestructuralista contemporáneo, lombiano en las disciplinas sociales
ochenta el influjo de y humanísticas durante
nuevas teorías y de nue- las décadas de los ochen-
vos autores (Foucault, ta y noventa va a mos-
Greimas, Barthes, Aus- trar un abanico cada vez
tin, Jakobson, Mc Lu- más amplio y plural de
han, Piaget, E. Fromm, temas, autores y referen-
Hobsbawm, Habermas, tes teórico-conceptua-
Horkheimer, Marcuse, les; y en cuanto a las
Perry Anderson, Pierre posibilidades de aproxi-
Vilar) y evolucionarán mación a las realidades
hacia un tipo de elabo- de la vida colombiana,
ración intelectual que un cubrimiento signifi-
sin renunciar necesaria- cativo de viejos y nue-
mente a la crítica del or- vos temas como la
den existente y a la Violencia y las nuevas
formulación de alterna- violencias, historia y
tivas de sociedad, adop- economía política del
tará una actitud menos narcotráfico; el cliente-
militante y menos instru- lismo y la corrupción; la
mental con relación al crisis del sistema de jus-
sentido político de la ticia y las alternativas
producción del conoci- para su solución; la afir-
miento social5 . mación de identidades
étnico-culturales; la in-
La segunda mitad de serción internacional del
los ochenta y lo que va país y las relaciones bila-
corrido de los noventa terales Colombia-Esta-
han mostrado también dos Unidos; el consumo,
una notoria disminu- las industrias culturales,
ción del encerramiento las culturas urbanas y los
cultural colombiano y comportamientos políti-
una mayor apertura a las cos y sociales de los jóve-
tendencias internacio- Oscar Jaramillo nes; la descentralización
nales de la investigación y sus aspectos económi-
social. La historia de las mentali- son sólo algunos de los fenómenos cos, políticos y administrativos; los
dades, el pensamiento sociológico y nombres que han permeado de procesos de colonización y po-
de Touraine y de Bourdieu, la re- nuevas influencias la vida intelec- blamiento y la historia de la evolu-
flexión semiológica de Umberto tual colombiana. Varios de los in- ción de la frontera agrícola, los
Eco, el pensamiento antropológico- telectuales citados han visitado macroproyectos de desarrollo, su im-
cultural de Cliford Geertz y antro- nuestro país por invitación de sus pacto en el ecosistema y los retos en
pológico-urbano de Marc Auge, el pares académicos y han estimulado cuanto a un desarrollo sustentable y
creciente interés por el pensamien- así el interés hacia sus produccio- a un uso socialmente responsable de
to comunicológico universal y nes intelectuales. nuestra biodiversidad, etcétera.

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Industria editorial, nuevos públicos
lectores y afirmación
de la modernidad

Un sector del campo cultural que ha jugado


importante papel en la comunicación y en el de-
sarrollo de esa relación entre la producción de la
academia y su recepción por parte de la sociedad
(no sólo por el estudiantado como nuevo público
masivo, sino también por los periodistas y los nue-
vos medios de comunicación), ha sido la indus-
tria editorial. En la ampliación de la cobertura
social y la formación de nuevos públicos lectores
por parte de la industria editorial en Colombia
tenemos que reconocer también el papel jugado
por las izquierdas políticas e intelectuales, que por
cierto fueron durante buena parte de los sesenta y
los setenta el público preferencial de pequeñas y
medianas empresas editoriales como Editorial La
Pulga, Ediciones Hombre Nuevo, Punta de Lan-
za, Editorial La Carreta, Editorial La Oveja Ne-
gra, entre las tantas que florecieron por esos días.
No está de más recordar que fueron estas edito-
riales las que publicaron los primeros trabajo de
Alvaro Tirado Mejía (Colombia en la repartición
imperialista 1870-1914, Ediciones Hombre Nue-
vo); de Jesús Antonio Bejarano (El siglo XIX en
Colombia, visto por historiadores norteamericanos.
Compilación, prólogo y notas de J. A. Bejarano,
Editorial La Carreta); de Estanislao Zuleta (Con-
ferencias sobre historia económica de Colombia, Edi-
torial La Carreta) y de Jorge Orlando Melo (Sobre
Historia y Política, La Carreta Inéditos Ltda.,
Medellín, 1979).

Nos hemos referido arriba a la conformación


a partir de los sesenta de las ciencias sociales como
campos especializados de la producción de saber
y al desarrollo de una industria editorial fuerte-
mente articulada a nuevos públicos lectores uni-
versitarios e intelectuales alternativos. Podríamos
afirmar retrospectivamente que esa articulación
entre ciencias sociales, universidad e industria edi-
torial (no sólo la de los sesenta y setenta, sino
también la muy dinámica de los ochenta y no-
venta con una ahora más clara proyección inter-
nacional), ha contribuido notablemente a la
ampliación de los públicos-lectores, a la erosión
de muchas de las instituciones, normas y actitu-
Alicia Viteri, mural (detalle) des asociados a la cultura tradicional y a la mo-

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dernización de las mentalidades. Pen- francés Daniel Pécaut se refería así, que el 80% de los nuevos trabajado-
semos cómo gracias a esa interacción en un escrito de finales de los 80, a res de las grandes ciudades han pasa-
se han masificado en nuestra histo- este proceso: do por la enseñanza secundaria. Este
ria cultural contemporánea distintos avance educativo, además, ha teni-
“sentidos comunes ilustrados” que En el curso de las dos últimas do lugar en forma mucho más equili-
han pasado a convertirse en concep- décadas se produjo también una re- brada que en otros países, como por
tos de uso amplio por parte de secto- volución educativa cuya amplitud no ejemplo el Brasil. No ha habido una
res significativos de la población: se ha captado aún. El debate político inflación universitaria antes de la ge-
desde las nociones sobre la “depen- se centró en sus deficiencias, en las neralización de la primaria. De 1950
dencia” y el “desarrollo”, a 1970 fue la primaria la
pasando por la “merito- que tuvo la expansión
cracia”, la “sociedad más rápida. Es evidente
civil”, el sentido demo- que se trata de un cam-
crático de “lo público”, la bio profundo de las es-
crítica de la tradición co- tructuras sociales que
lombiana de “intoleran- conduce a nuevos blo-
cia”, hasta llegar a las más queos. Los hijos de los
recientes de “los imagina- campesinos, con una for-
rios”, la problemática de mación primaria o un ru-
“género”, el “desarrollo dimento de enseñanza
sostenible”, las “hibrida- secundaria, no aceptan
ciones culturales” o el fácilmente la condición
“empoderamiento” de los de sus padres. Los jóve-
actores colectivos. nes urbanos, que han ter-
minado la secundaria y a
La revolución veces iniciado la carrera
educativa universitaria, no pueden
sino verse frustrados
Una de las más im- cuando resultan, pese a
portantes transformacio- todo, condenados a ta-
nes socio-culturales reas no calificadas o a os-
vividas por la sociedad cilar entre los mercados
colombiana durante el formales e informales de
período que estamos ana- trabajo6 .
lizando es la masificación
de la educación, fenóme- Hay que observar -y
no que trajo consigo ini- esto es bien diciente del
cialmente posibilidades tipo de modernidad con-
nuevas de ascenso social figurado en nuestra
para numerosos grupos de experiencia histórico-
la población, pero tam- política y de construc-
bién y a partir de un de- Oscar Muñoz (1951), Cortinas ción institucional-, que
terminado momento buena parte de la diná-
relacionado con la saturación del condiciones de los profesores, en la mica del proceso de ampliación de
mercado laboral y el crecimiento del miseria de las escuelas, la disfuncio- la cobertura de la educación en Co-
desempleo urbano juvenil, bloqueos nalidad de las universidades, y es lombia ha correspondido a esfuerzos
y frustraciones en cuanto a las expec- comprensible. Pero al lado de esto, (y cálculos comerciales, en honor a
tativas de ubicación laboral, consu- se descubre de pronto que el 94% de la verdad) de los particulares: a nu-
mo y ascenso social. El colombianista la población pasa por la primaria, y merosos colegios en manos de “due-

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ños” privados, comunidades e insti- (1964-70) como Lleras Restrepo progresiva de las instituciones y las
tuciones religiosas, en el caso de la (1966-70), intentan desarrollar un costumbres asociadas a la sociedad
educación primaria y secundaria; y proceso de modernización estatal, de tradicional, fue en esa década, don-
en cuanto a la educación superior, a realización de una reforma agraria de al calor no sólo de las medidas
una enorme cantidad de universida- (creación del Instituto Colombiano gubernamentales, sino sobre todo de
des e instituciones universitarias par- para la Reforma Agraria INCORA) los procesos socio-económicos de
ticulares que han proliferado en los y de promoción de la organización modernización (urbanización, capi-
últimos 15 años, muchas de ellas de sindical de la población trabajadora talización del campo, industrializa-
dudosas cartas de presentación. Un campesina con miras a llevar a buen ción) y de las dinámicas socio-
trabajo histórico-sociológico, com- término la reforma agraria (creación culturales que hemos venido descri-
parativo de las reformas univer- de la Asociación Nacional biendo en este trabajo, que comen-
sitarias en la Universidad Nacional de Usuarios Campesinos zó el resquebrajamiento definitivo
de Colombia y en la Universidad ANUC, en nuestro de la sociedad tradicional colombia-
Nacional Autónoma de México caso). Sabemos que na en cuanto modelo hegemónico
UNAM, nos muestra cómo mien- los dos países de organización de las relaciones
tras para los mexicanos la educación marcharán sociales9 .
superior es considerada un derecho en la década
y una responsabilidad pública, para siguiente por Nos hemos referido arriba a la ex-
los colombianos tiende a percibirse cursos políticos tensión de la cobertura de la educa-
prioritariamente como una respon- divergentes. ción, al desarrollo de las ciencias
sabilidad familiar7 . Sinembargo, sociales modernas y de los procesos
y retornando investigativos en las universidades,
Transformación de las a los sesenta, así como al movimiento expansivo
funciones de la cultura, difícilmente de la industria editorial. Estos proce-
masificación del consumo y podríamos sos tienen que ver con lo que Brunner
modernización de la vida decir de ha denominado, abordando el pro-
cotidiana Lleras ceso de incorporación de la moder-
Restrepo, nidad en Chile durante los sesenta,
En un muy interesante y recono- a pesar de “la emergencia de un sistema de pro-
cido trabajo sobre modernidad y reconocerle ducción cultural diferenciado para
transformaciones culturales en Chi- sus esfuerzos anti- públicos masivos”10 .
le, sus autores observan para el caso clientelistas, de
del país austral cómo la modernidad modernización Una de las características de la
se inicia en los años 20 y se profun- del Estado, contra incorporación de la modernidad es
diza a partir de 1964 “bajo el impulso la corrupción esta- que la cultura desplaza su centro des-
de las políticas reformistas y de cam- tal y a favor de de la esfera privada hacia la esfera pú-
bio social propiciadas por el gobier- la promoción blica, deviniendo progresivamente de
no demócrata-cristiano, las que y diversifica- Gustavo Zalamea un recurso privado para la distinción
eliminan las condiciones de preser- ción de la ex- (1951) social en un servicio público:
vación y de reproducción de las ins- portaciones, que
tituciones culturales y de los modos bajo su gobierno se hubieran elimi- La cultura tradicional, en todas
de interacción identificados con la nado “las condiciones de preserva- sus expresiones principales, era una
cultura tradicional”8 . No sabemos si ción y de reproducción de las cultura de circuitos sociales cerrados
con la misma intensidad que el pro- instituciones culturales y de los mo- y de base privada independientemen-
ceso chileno, pero podríamos decir dos de interacción identificados con te del apoyo que pudiera recibir de
que hay cierta coincidencia crono- la cultura tradicional”. Pero si bien organismos estatales. Era una forma
lógica de los procesos entre los dos no se produjo ese quiebre, y la so- de vida, un atributo de los individuos.
países en los años sesenta: tanto Frei ciedad colombiana ha tenido que El ideal de la cultura era el ideal del
desde su Revolución en Libertad asistir a un largo proceso de erosión hombre culto, el “gentleman”, fenó-

122 N ÓMADAS
meno específico de la sociedad civil modernidad. Veintinueve años des- para la regulación concertada de la
organizada en clases y estratos de cla- pués, en 1997, hemos asistido a la vida social.
se. La cultura era concebida como creación en Colombia del Ministe-
una manera-de-ser en el mundo; no rio de la Cultura, el cual probable- Miremos ahora lo que ocurre en
como una especialización. Con la mente corresponde a un nuevo la sociedad colombiana a comienzos
modernidad, la cultura abandona me- estadio y a unas nuevas demandas del Frente Nacional en relación con
tafóricamente la sala de ópera, y sale históricas de manejo especializado la ampliación del consumo masivo.
a las calles, entremezclándose con la de la actividad cultural. Desde hace Los años 60 muestran en Colombia
ciudad, con la economía, con el Go- unos años la cultura en Colombia los inicios del proceso de masifica-
bierno, con los movimientos políti- también ha empezado a concebirse ción del consumo de bienes materia-
cos y sociales, y reorganiza su por parte de algunas dependencias y les y simbólicos, en las décadas
infraestructura en torno de centena- agentes públicos como objeto de po- anteriores reducido a sectores más o
res de instituciones de diverso tipo líticas, es decir como “un servicio del menos selectos y pudientes de la so-
que reclaman atención pública y re- que debe hacerse cargo el Estado y ciedad. Bajo el impacto de nuevas
cursos del Estado, independiente de organismos privados, distribuyén- propuestas culturales, del desarrollo
su estatuto legal”. La cultura se dose a través de circuitos públicos, de los medios masivos y las industrias
“funcionaliza”: culturales y a
crecientemente partir de la
será tratada como constitución de
una dimensión es- un “mercado de
pecializada de la mensajes” se
sociedad, será configura una
estudiada por cultura cotidiana
especialistas y de masas como
producida y en- “el fenómeno
juiciada por un más prominen-
personal profesio- te de la cultura
nalizado en torno cotidiana pro-
de esas funciones. pia de la mo-
Su penetración dernidad”.
por el mercado, Afirman los au-
esto es, su distri- tores citados -
bución ampliada yendo más allá
y estandarizada en de los sesenta y
un espacio de proyectando su
intercambios re- Luis Fernando Peláez (1945), Ahora (detalle) mirada sobre
lativamente anó- procesos más
nimos, le resta “rareza” o “carisma”, de mercado o de base comunitaria, contemporáneos referidos a los seten-
permitiendo que sea apropiada por to- con la intervención reguladora de ta y los ochenta-, que ese mercado
dos o por cualquiera, siempre que organismos representativos de los de mensajes y esa cultura cotidiana
cuente con los medios y las compe- intereses locales, corporativos, em- de masas van a jugar un papel rele-
tencias de acceso11 . presariales, sindicales y estatales”12 . vante en el desplazamiento de “las
Muchas de las iniciativas de la an- formas tradicionales de organización
La creación del Instituto Colom- terior administración distrital de de la cotidianidad en torno a la reli-
biano de Cultura, Colcultura, en Antanas Mockus (el Observatorio gión primero y luego en torno al tra-
1968 es ya uno de los hechos tem- de Cultura Urbana o la creación del bajo y/o a la política”13 .
pranos indicativos de ese proceso de Sistema Distrital de Cultura para
funcionalización de la cultura, cons- Bogotá) fueron concebidos desde Sobre el primer aspecto resulta
titutivo de la incorporación de la una óptica de políticas culturales conveniente recordar hoy día cómo

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en los sesentas y a comienzos de los les traían consigo un efecto similar del hedonismo, del hiperconsumo y
setenta muchos de los símbolos y tes- de modernización a nivel de las sen- el individualismo llevado a límites in-
timonios icónicos que encarnaban la sibilidades: El rock y la música de los sospechados.
dominancia en los hogares de la cul- Beatles “empezaba a romper con la
tura tradicional (los cuadros de La forma tradicional de oír la música de
Última Cena, del Sagrado Corazón nuestros padres”14 . La secularización
de Jesús, de la Virgen del Carmen, y la redefinición de las
del Purgatorio, de la Virgen del Per- Varios años después -como muy relaciones entre Iglesia
petuo Socorro), empezaron a ser bien lo insinúan los analistas chile- Católica y Sociedad
descolgados y reemplazados progresi- nos en observación válida también
vamente por afiches o posters -repre- para la comprensión de los procesos Una de las transformaciones
sentativos de lo moderno a los ojos culturales contemporáneos en Co- socio-culturales más importantes
de los jóvenes de entonces- ante la lombia-, serán los mundos del traba- de las que ha vivido Colombia de
mirada escandalizada de nuestras jo y de la política, los que resultarán 1958 hasta nuestros días es sin lu-
abuelas. Los nuevos ritmos musica- vapuleados por los nuevos fenómenos gar a dudas la secularización o

Germán Londoño (1961)

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laicización de las mentalidades y ritos y ahora están desaparecien- fue así como en este campo... (el
de la vida social. La hegemonía de do sin que su lugar como elemen- del control natal...) y en el de la
la vieja cultura católico-conserva- to de convivencia social haya educación, los gobernantes libe-
dora se va a ir desmoronando pro- sido llenado por una cultura y una rales del Frente Nacional, sin en-
gresivamente en virtud de muy ética laica15 . contrar mayor oposición del
diversos factores. Entre ellos po- estamento dirigente conservador,
dríamos anotar la urbanización cre- Comentando el abando- avanzaron en lo que quizá sea el
ciente del país, la vinculación no, en el período más determinante logro del Fren-
progresiva de la mujer al mundo la- abordado, por te Nacional: la laicización del
boral, el surgimiento de estos nue- parte de los país. Sin acudir a las fórmulas de
vos escenarios de modernización Mosquera y sin tener que sufrir
que hemos venido presentando y los injustos y vehementes ata-
la configuración en ellos de la po- ques a que fueron someti-
sibilidad de comportamientos dos por la Iglesia los
electivos, opuestos a los roles gobernantes de la segunda Repú-
adscriptivos o incuestionablemente blica Liberal, se acudió a una fór-
preestablecidos propios de las so- mula de ancestro colonial, de
ciedades tradicionales. obedecer pero no cumplir. A la
Iglesia se le oyeron sus quejas en
Otro factor central que debilitó ese campo pero no se le prestó
el control eclesiástico de la vida cul- atención16 .
tural fue la progresiva adopción por
la población de los métodos de con- Hay que anotar también las pro-
trol natal, contra los cuales se mani- pias dificultades de la Iglesia Católi-
festaba abiertamente la Iglesia ca colombiana para renovarse y
Católica tradicional. La adopción en adecuarse a los nuevos vientos y las
los primeros gobiernos del Frente Na- nuevas realidades culturales de la vida
cional de amplios programas de pla- colombiana. El proceso que va de un
nificación familiar apoyados por la Monseñor Concha Córdoba exco-
Alianza para el Progreso y el Banco mulgando y anatematizando al cura
Mundial condujo a que “si en el pe- guerrillero Camilo Torres y de una
ríodo 1960-1965 la tasa de natalidad Iglesia Católica comprometida abier-
era del 44.6 por mil, ésta cayó al 31.0 tamente a comienzos de los sesenta
por mil entre 1980-1985”, observa con la defensa de los intere-
Tirado Mejía que ses de la oligarquía, a la
Iglesia Católica de hoy,
lo sorprendente de todo esto vinculada de una u otra manera a
fue que, un pueblo pregona- la mediación y a la búsqueda de
damente católico y apa- la paz en nuestro conflicto
rentemente sumiso a los armado, al cuestionamiento
mandatos de sus pastores de las operaciones de limpie-
aceptó y tomó para sí la za social efectuadas por la Policía
campaña antinatalista. contra indigentes y drogadictos (el
Con ello se comenzó a Germán Londoño, Cazador, 1995 caso del entonces obispo de Pereira
manifestar algo que pode- Darío Castrillón, hace unos pocos
mos denominar la crisis de la cul- dirigentes liberales, de la tradicional años), o al distanciamiento crítico de
tura y de la ética religiosa de táctica de enfrentamiento radical con Monseñor Rubiano con respecto al
nuestro país. Estas habían regido la iglesia ante sus pretensiones fren- gobierno Samper a través de la figura
secularmente las costumbres y los te al poder civil, Tirado agrega que simbólica del elefante, ha sido sin

N ÓMADAS 125
lugar a dudas un proceso largo y con- indigentes y consumidores de droga Lo evidente en el momento ac-
tradictorio, con muchos esguinces, y por parte de la Policía, unos años des- tual es que la crisis de la Iglesia Cató-
sin evidencias claras en este momen- pués, durante la campaña electoral lica se mantiene -no obstante la
to de una actitud de compromisos para la presidencia que llevaría al obtención por ella de un importante
éticos claros y de liderazgo de parte poder a Ernesto Samper, invitaría a lugar a la hora de las encuestas sobre
de las jerarquías ante la desbordante los colombianos a no votar por el credibilidad de distintas instituciones
crisis ética, política y social experi- candidato liberal, por haber acepta- a los ojos de la población- y ella está
mentada actualmente por el país. Tal do éste alianzas con grupos protestan- sufriendo hoy día una notoria compe-
vez el caso del propio Monseñor tes. Para muchos observadores de la tencia de iglesias y movimientos reli-
Castrillón, nombrado hace unos me- vida colombiana las declaraciones de giosos cristianos y carismáticos y hasta
ses Cardenal por el Papa Juan Pablo Castrillón nos devolvían a los tiem- de pastores electrónicos que tal vez lo-
II, refleje las contradicciones en la pos del sectarismo liberal-conserva- gran captar mejor las demandas y ne-
evolución reciente de la Iglesia Ca- dor de los cuarenta y cincuenta que cesidades de participación, expresión
tólica: ese obispo valeroso a quien no creíamos definitivamente desterrado y renovación de la vida ritual de los
le tembló la voz en Pereira para de- de nuestra experiencia político- creyentes, por cierto, en algunos ca-
nunciar las desapariciones de cultural17 . sos, con procedimientos preocupantes

Germán Londoño, Delacroix soñando con Africa, 1995

126 N ÓMADAS
de manipulación de las necesidades les regionales, y en los actuales mo- neros. Se desarrolla la mezcla de gé-
afectivas y psicológicas de sus cliente- mentos, de la televisión satelital y por neros estéticos y aparecen nuevos
las religiosas. cable, para no hablar del crecimien- formatos y subgéneros, incorporan-
to de otras industrias culturales, como do una serie de elementos expresivos
De todas formas, hay que anotar la discográfica y la de los grandes con- de la constitución de una nueva es-
que el panorama de cultos religiosos ciertos. ¿Qué le pasó a la sociedad co- tética televisiva: los tiempos fugaces,
en Colombia es actualmente bastan- lombiana en virtud de esos procesos? el hábito del fragmento (encarnado
te plural y la emergencia de nuevas ¿En sus mentalidades, en las percep- en el videoclip y en la práctica tec-
iglesias y nuevos movimientos llevó ciones de sí misma, en sus niveles de nológico-cultural del zapping) y la
a la supresión de cierto monopolio información y cultura general, en su lógica del show como estilo-marco20 .
histórico que la Iglesia Católica ha- cultura política, en sus lenguajes y
bía tenido de la educación religiosa sensibilidades? A esta expansión de la televisión
en los colegios oficiales y privados y y del video, se suma también desde
a la promulgación de medidas jurídi- El desarrollo de la televisión a los ochenta un conjunto de procesos
cas de salvaguarda de los derechos de partir de los años ochenta es uno de tecnológico-culturales asociados a la
las minorías religiosas. Es simbólica- los procesos más dinámicos y tal vez revolución informática tales como el
mente diciente de esta transforma- de los de mayor incidencia en la vida uso de las parabólicas, la televisión
ción y pluralización de la vida cultural. De un lado, la llegada de la satelital y por cable, la adquisición
religiosa, que la Corte Suprema de televisión a color en 1979. Pero ade- de videocaseteras y videofilmadoras,
Justicia se haya pronunciado prohi- más y sobre todo, una ampliación de los computadores, la vinculación a re-
biendo la consagración de la Nación los circuitos, los lenguajes y los gé- des como Internet y otras, además de
al Sagrado Corazón de Jesús, ce- la proliferación en la
remonia ritual a través de la cual cotidianidad de los video-
los gobiernos refrendaban la su- juegos. Estos procesos tec-
puesta filiación católica de todos nológico-culturales han
los colombianos18 . dado lugar a la configura-
ción de nuevos desarrollos
Medios de comunicación, tecno-perceptivos, nuevas
industrias culturales y estéticas, nuevos lenguajes
transformaciones culturales expresivos y formas de vi-
recientes19 vir la vida cotidiana aso-
ciados a una nueva cultura
No hemos estudiado atenta- mediática21 la cual entra a
mente las transformaciones socio- interactuar compleja-
culturales ligadas a los procesos mente con tradiciones
transcurridos entre los inicios de culturales, estéticas y
la masificación del consumo de comunicativas previas.
bienes materiales y simbólicos al
cual nos referíamos antes y que Otros fenómenos rela-
ubicábamos en los sesenta, y el ac- cionados con la creación
tual panorama de difusión de la de escenarios y comporta-
prensa escrita, de las revistas, de mientos colectivos vincu-
fortalecimiento y desarrollo tec- lados a la conformación
nológico de la radio, de plurali- de cultura mediática, son
zación y segmentación de sus las radios F.M. con su es-
formatos y audiencias, de tímulo de una cultura
ampliación de la cobertura audio, la centralidad del
territorial de la televisión consumo ritualizado en
convencional, de los cana- Germán Londoño, E. Leiffson sobre un río, 1995 los grandes centros comer-

N ÓMADAS 127
“toma” de tres salas sagrado constitucionalmente en la
de cine en Bogotá Carta de 1991.
por el grupo “Ora-
ción Fuerte al Espíri- Si de un lado la televisión ha in-
tu Santo”. Hemos cidido en los procesos de urbaniza-
asistido también al ción (por ejemplo estimulando
surgimiento de pe- significativamente a través de su ex-
queñas salas de exhi- pansión cuantitativa y geográfica la
bición (cine-bares y urbanización cultural del campo), y
pequeños cines co- en los de secularización de las men-
merciales y alternati- talidades colectivas, de otro lado ella
vos) ante la crisis de ha sido también un espejo, un espa-
las grandes salas. Lo cio de representación de las transfor-
evidente aquí son las maciones modernizadoras sufridas por
claras implicaciones la cultura. Muestra de ello pueden ser
que estas transforma- “Los Victorinos”, recreando la histo-
ciones tecnológicas y ria del populismo anapista y de la iz-
de las formas de usar quierda de los setenta; “Señora
la ciudad entrañan Isabel”, reflejando las dificultades de
en la alteración de las las mentalidades familiares tradicio-
anteriores percepcio- nales para dar cabida a comporta-
nes de lo público y lo mientos autónomos de la mujer,
privado. anteriormente intolerables; “Hom-
bres”, posibilitando un tratamiento
Estos procesos tranquilo y no machista de la figura
tecnológico-cultura- del homosexual, o “Tiempos Difíci-
les asociados a la les”, recreando desde la ficción los
José Antonio Suárez (1955)
conformación de agudos conflictos político-militares
pautas de cultura entre Ejército, guerrillas y grupos
ciales con su desplazamiento de los mediática no transcurren por supues- paramilitares, haciendo visibles los
tradicionales lugares públicos de en- to sobre una tábula rasa. Ellos se abusos de los distintos actores y las
cuentro, la popularización de los imbrican de múltiples formas con las situaciones de riesgo vividas por la
grandes conciertos en las ciudades transformaciones socio-culturales población civil en las zonas de en-
grandes y medianas, y la conforma- que hemos venido analizando: con frentamiento armado, y poniendo en
ción de nuevas formas de la sociabi- los procesos de urbanización, de se- contacto el mundo cultural del tele-
lidad juvenil presentes en muy cularización, de emancipación de la vidente metropolitano con la
diversas “tribus” y otras variadas for- mujer y de transformación de los cotidianidad violenta y cruda de
mas juveniles de reunión. roles de género, de individuación, muchas zonas de colonización.
personalización o profundización del
La expansión del consumo de individualismo contemporáneo; con Si los medios de comunicación y
cine a domicilio (estimulado no sólo el interés creciente de las nuevas las industrias culturales crearon en los
por las tiendas de video-cine sino generaciones por la vida cotidiana, sesenta una cultura cotidiana de ma-
también por la inseguridad urbana), el humor y lo lúdico, el culto del sas y un mercado de mensajes que
ha llevado también al cierre de nu- cuerpo y el hedonismo, pero tam- tuvieron la función inicial de hora-
merosas salas de exhibición cinema- bién con la eclosión de la diversi- dar las murallas de la sociedad y un
tográfica y a su conversión en salas dad cultural y el descubrimiento de saber tradicional, en las décadas si-
de juego de billar o en lugares masi- nuevas identidades socio-culturales guientes ellos han jugado un papel
vos de oración de grupos cristianos y experimentado en los últimos años importante en la profundización y
carismáticos, cual es el caso de la por la sociedad colombiana y con- extensión de la modernización cul-

128 N ÓMADAS
tural. Obviamente no lo han hecho
ellos solos, sino confluyendo con las
modificaciones en las costumbres, en
la sexualidad, en los tipos de pareja y
de familia, en las formas de ejercicio
de la autoridad paterna o en las ma-
neras de relacionarse con el cura, la
monja o el gamonal.

Citas
1
Véanse entre otros: Rubén Jaramillo
Vélez, “La postergación de la experiencia
de la modernidad en Colombia”, en su li-
bro Colombia: la modernidad postergada,
Santafé de Bogotá, Argumentos-Temis,
1994, pp.22-50; Jorge Orlando Melo, “Al-
gunas consideraciones globales sobre ‘mo-
dernidad’ y ‘modernización’ en el caso
colombiano”, en: Revista Análisis Político,
No. 10, Bogotá, mayo-agosto 1990, p.29;
Fabio López de la Roche, “Cultura políti-
ca de las clases dirigentes en Colombia:
permanencias y rupturas” (especialmen-
te el aparte “‘Regeneración’ y antimo-
dernidad en la cultura”, pp.103-127), en:
Fabio López de la Roche, (compilador),
“Ensayos sobre cultura política colombia-
na”, Controversia, No. 162-163, CINEP,
Bogotá, 1990.
2
La expresión fue acuñada por el expresi-
dente Alberto Lleras Camargo, agudo
analista de la Violencia de los años cua-
renta y cincuentas. Reflexionando sobre
el fenómeno, anotaba como uno de los
principales factores estimulantes de la
intolerancia bipartidista “el insensato
consejo que ha presidido nuestras luchas:
‘con los míos con razón o sin ella’”, en:
Alberto Lleras Camargo, Sus mejores pá-
ginas, Segundo Festival del Libro Colom-
biano, Compañía Grancolombiana de
Ediciones S.A., sin indicación de ciudad
ni fecha, p.163.
3
Véase por ejemplo el artículo “Valor y pre-
cios de producción” del hoy exministro
de Economía José Antonio Ocampo, en
la revista socialista Teoría y Práctica en
América Latina, No. 14, abril 1979; de
Samuel Jaramillo “Hacia una teoría de la
renta del suelo urbano (2da. parte)” en la
misma publicación, No. 12-13, octubre
1978; el juicioso trabajo crítico del clási-
co libro de Mario Arrubla, Estudios sobre
el subdesarrollo colombiano, escrito por el
hoy miembro de la Junta Directiva del
Mónica Salazar (1975) Banco de la República, el historiador y Mónica Salazar (1997)

N ÓMADAS 129
economista Salomón Kalmanovitz, en la denamiento tradicional a la configuración ¿Oposición alternativa?, CINEP, Santafé de
Revista Ideología y Sociedad, No. 10, abril- de una sociedad moderna, en un proceso Bogotá, 1994, p.73.
junio 1974; las “Anotaciones breves para que arrancando desde los años veinte es-
taría aún en curso finalizando la década
15
Alvaro Tirado Mejía, “Del Frente Nacio-
un debate extenso sobre programas” del
de los ochenta. Véase, Francisco Leal nal al momento actual: Diagnóstico de
escritor Fernando Cruz Kronfly, en el No.
Buitrago, “El sistema político del una crisis”, en: Nueva Historia de Colom-
13, abril-junio 1975, de la misma Ideolo-
clientelismo”, en: Análisis Político, No. 8, bia, Bogotá, Planeta, 1989, pp.402. Las
gía y Sociedad; o el ensayo “La política en
Instituto de Estudios Políticos y Relacio- cifras son tomadas del Anuario Estadístico
la investigación social” del hoy muy re-
nes Internacionales, Universidad Nacio- de América Latina y el Caribe, de la
conocido cronista de las migraciones, las
nal, septiembre-diciembre 1989, CEPAL, edición 1986.
violencias y la vida colombiana, el escri-
tor Alfredo Molano, en la misma publi- pp.20,22. 16
Ibid., pp.402 y 403 respectivamente.
cación, No. 22, julio-septiembre 1977. 10
Brunner, Ob. cit., p.25. 17
Véase la información de prensa “‘Voten
4
Sobre los procesos de conformación del 11
Ibid., pp.28-29. en blanco’ pide Castrillón”, en: El Tiem-
campo de las ciencias sociales en Brasil, po, domingo 12 de junio de 1994, p.15A.
Argentina, Chile y Uruguay, sus años de 12
Ibid., p.30.
constitución y algunas especificidades
18
Sobre las posiciones de la Iglesia Católi-
nacionales de esos procesos, véase José
13
Ibid., pp.34-35. ca en los noventa pueden verse, de Fernán
Joaquín Brunner y Alicia Barrios, Inqui- González, el Capítulo 7 “El papel de la
14
Testimonio de Juan Antonio Pizarro en Iglesia católica en la coyuntura de los
sición, mercado y filantropía. Ciencias so- la Mesa Redonda “El movimiento estu-
ciales y autoritarismo en Argentina, Brasil, noventa: ¿Defensa institucional o búsque-
diantil de los setenta: un aporte para los da de la paz?” y sobre la problemática ob-
Chile y Uruguay, Santiago de Chile, noventa”, realizada en el auditorio Pablo
FLACSO, 1987 (especialmente las pági- jeto de este artículo, el Capítulo 8 “El fon-
VI de la Universidad Javeriana el 29 de do del problema: la relación entre Iglesia
nas 55-88). agosto de 1990, citado en: Fabio López y modernidad en Colombia”, en su libro
5
Habría que precisar a través de investiga- de la Roche, Izquierdas y cultura política. Poderes enfrentados. Iglesia y Estado en
ciones empíricas sobre nuestra historia in- Colombia, CINEP, Santafé de Bogotá,
telectual en las últimas cuatro décadas, 1997.
los cruces, encuentros y desencuentros
entre la investigación social más
19
Una visión más amplia y matizada de la
politizada que se desarrollaba desde la relación de los medios de comunicación
militancia y los grupos de estudio de iz- con las transformaciones socio-culturales
quierda, y la elaboración intelectual más contemporáneas puede verse en mi artí-
estrictamente académica, menos ligada a culo “Cultura mediática y videopolítica
la militancia política y producto de la en Colombia y América Latina”, próxi-
configuración de campos especializados mo a publicarse en Análisis Político, No.
del saber social y humanístico. 33, Bogotá, enero-abril 1998.
6
Daniel Pécaut, Crónica de dos décadas de
20
Sobre esto véase más ampliamente: Bea-
política colombiana 1968-1988, Bogotá, Si- triz Sarlo, Capítulo II “El sueño insom-
glo XXI, 1989, pp.26-27. ne”, en: Escenas de la vida posmoderna. In-
telectuales, arte y videocultura en la Argen-
7
Mariana Serrano Zalamea y Aura María tina, Buenos Aires, Ariel, 1997.
Puyana, “Procesos de reforma institu-
cional en la educación superior: los casos
21
Culturas o subculturas mediáticas, produ-
de la Universidad Nacional de Colombia cidas en buena parte por la incidencia de
y la Universidad Nacional Autónoma los medios de comunicación masiva, han
de México. Informe de Avance” existido en América Latina mucho antes
(mimeo), Santafé de Bogotá, de los ochenta, asociadas a la expansión
IEPRI-Colciencias, 1997. de la radio desde los años treinta, del cine
y de la prensa popular de masas en las
8
José Joaquín Brunner, Alicia Ba- décadas siguientes. La diferencia de esta
rrios y Carlos Catalán, Transfor- cultura mediática de los ochenta hasta
maciones culturales y modernidad, hoy, estaría en la diversidad de influen-
Santiago de Chile, Facultad Lati- cias tecnológicas que se conjugan en ella,
noamericana de Ciencias Sociales en su operancia en un contexto de crisis
FLACSO, 1989, pp.23-24. de los relatos de la modernidad (“razón”,
“revolución”, “vanguardia”, “progreso”),
9
Francisco Leal se ha referido a lo prolon- y en la pérdida o erosión sustancial de la
gada que ha sido la transición estructural centralidad de la cultura letrada.
de la sociedad colombiana, desde su or-

Mónica Salazar (1997)

130 N ÓMADAS

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