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CONTINUIDADES Y DISCONTINUIDADES
EN LA HISTORIA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES
Ludger Mees
fUPV-EHU)
4 Para este aspecto de la definición del concepto de «movimiento social moderno» véase
RASCHKE, 1.: Soziale Bewegungen. Ein historisch-systematischer Grundrij3, Frankfurt a.M.
1985, pp. 76-83. Una definición muy parecida ofrece RUCHT, D.: Modernisierung und neue
soziale Bewegungen. Deutschland, Frankreich und USA im Vergleich, Frankfurt a.M. 1994,
p. 76 s.
¿Vino viejo en odres nuevos? Continuidades y discontinuidades en ... 221
5 RUDE, G.: "Caras en la multilUd». en: Rudé, G.: La multitud en la historia, Buenos Ai-
res 1971 (1964). pp. 201-219.
222 Ludger Mees
Uno de los pocos consensos que parecen existir entre los investi-
gadores de los movimientos sociales modernos se ha plasmado en la
tesis que vincula el origen de estos movimientos al proceso de secula-
rización de las sociedades occidentales. Este largo proceso tendría sus
momentos claves en el Renacimiento, el triunfo de la reforma lute-
rana y la Ilustración. En la sociedad tradicional, el mecanismo deci-
sivo a través del cual se vehiculaba la integración social había sido la
religión. Ella legitimaba la autoridad política, fijaba las premisas para
la distribución de bienes materiales (economía moral), proporcionaba
la interpretación del universo, dotando así de sentido a la vida de los
individuos, y permitía la construcción de identidades por la vía de la
confrontación con otras comunidades, fundamentalmente las de los
infieles y herejes. Desde el momento en que comienza a cuestionarse
el papel de la divinidad como eje central de la historia, deja de ser in-
tocable por la acción del hombre. Con la posibilidad de discusión de
la transcendentalidad y la fatalidad que en las sociedades tradiciona-
les regían los destinos de fieles e infieles, se derrumbó uno de los pi-
lares básicos del Antiguo Régimen porque se abría, por vez primera
en la historia de la humanidad, un nuevo y desconocido horizonte
para la acción colectiva. Sólo en sociedades modernas, en las que la
política no se concibe como algo dado y radicalmente separado de
la voluntad humana, si no como algo factible, moldeable y expuesto a
la creatividad individual y colectiva, son posibles movimientos socia-
les que pretenden intervenir activamente en el proceso histórico y que
aspiran de forma consciente a un orden social radicalmente distinto, a
un «cambio de raíz». «Los movimientos de este tipo son concomitan-
¿ Vino viejo en odres nuevos') Continuidades y discontinuidades en .. , 223
and Presellt. 50. 197 L pp. 76-136 {versión castellana: Tradición, revuelta y consciencia de
clase. Eslllltim sobre la crisis de la sociedad preindustrial, Barcelona 1979, pp. 13-62}.
~ en balance de la discusión acerca de la «economía moral» con amplias referencias bi-
bliográficas puede encontrarse en GAILUS, M. / LINDENBERGER, T.: «Zwanzig Jahre "Moralis-
che Okonomie". Ein sozialhistorisches Konzept ist volljahrig gewordem>, en: Geschichte und
Gesellschaft, 20. 199'+. pp. .+69-477.
¿ Vino viejo en odres nuevos? Continuidades y discontinuidades en ... 225
15 LERNER. D.: «Modernización (l. Aspectos Sociales»>, p. 174, en: Enciclopedia Interna-
cional de las Ciencias Sociales, tomo VII, Madrid 1975, pp. 169-176.
16 Para el análisis y la crítica de la teoría de la modernización norteamericana desde el
punto de vista de un historiador véase WEHLER, H.-u.: Modernisierungstheorie und Ges-
chichte, Gottingen 1975.
¿Vino VIeJO en odres nuevos') Continuidades y discontinuidades en ... 229
17 STEIN, L. van: Gesc/zichre der sociaien Bewegung in Frankreich van 1789 bis auf IIn-
sere Tage, 3 tomos. Leipzig 1850.
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18 Para estos datos de la biografía de von Stein véase el artículo de BLASIUS, D.: «Lorenz
von Stein (1815-1890)>>, en: Wehler, H.-U. (Ed.): Deutsche Historiker, tomo 1, Giittingen
1971, pp. 25-38.
19 Von Stein, tomo IlL p. 113 (trad. L.M.).
20 ¡bid., tomo l. p. CXXX.
¿Vino vieJo en odres nuevos? Continuidades y discontinuidades en ... 231
21 BL..\sny p. 36.
,2 Somban. \\'.: SOl"ia!i.I/lllIS l/lid sociale Bewegl/Ilg, lena ]896.
2' Hoy en día Somban es más conocido por su enciclopédico análi'ls po'tenor de la his-
toria del capilalismo. el'. Somoan. W.: De,. /Iloderne Kapitalis/Ilus. ::: toml'''. Leip¿ig 1902.
2" Sin emoargo. 50rnban nune" fue miembro del partido socialdemócrala, manteniéndo,t'
fiel a un liberalismo burgués ,ociairt'forrnisla. girando al final de su vida hacia un reacciona-
rio consen'adurismo no carenlt' de l'it'na, st'nsibilidades sociales, lo que facilitó su instru-
mentalización por los nacionalsocialistas. Véase al respecto e] artículo de VOM BROCKE. B.:
«Werner Somoan». en: Wehkr led.l. Delll",he Historiker. torno V. pp. 6]7-634.
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28 ÁLV,.... REZ ][-:\CO. J. / PEREZ LEDES\lA. ~I.: «Historia del movimiento obrero. ¿Una se-
gunda ruptura'\>. en: Rel'i.Ha de Occidente. 12. abril 1982, pp. 19-41, cita p. 40.
29 Raschke. pp. 76-83, RIECH\lA". 1.: "Cna nueva radicalidad emancipatoria: las luchas
por la supervivencia y la emancipación en el ciclo de protesta "post-68"», en: Riechmann. 1. /
Fernández Buey. F.: Redes que dl/Illibertad. Introducción a los nuevos movimientos sociales.
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Barcelona 1994, pp. 47-102. Este apartado del libro de Riechmann y Fernández Bueyes pro-
bablemente la más completa y, por su sólido conocimiento de la bibliografía internacional,
mejor informada introducción en la discusión teórica del concepto movimiento social en len-
gua castellana. Los restantes manuales entran generalmente de lleno en la descripción de los
diferentes movimientos, sin apenas referirse a los aspectos teóricos y conceptuales de la te-
mática. La obra de Cruells, todavía muy vinculada a la tradicional equiparación entre movi-
miento social y movimiento obrero se conforma con unas observaciones introductorias acerca
de «La sociedad de la era industria!» y «Las ideas sociales». Cf. CRUELLS, M.: Los movimien-
tos sociales en la era industrial, Barcelona2 1973 (l. ed.: 1967), pp. 16-73. Muy devaluada
por su aproximación tradicional y sobre todo por su excesiva carga moralizante es la obra de
Roger Riviere, J.: Historia de los movimientos sociales, Madrid 1971. Aquí nos encontramos
continuamente con revelaciones de este tipo: «Con la revolución industrial del siglo XIX, se
ha perdido el sentido de lo sagrado, de la religión, de la ley moral divina» (p. 32). Menos pa-
tético y abarcando un espectro más amplio de movimientos sociales es el trabajo de V. Alba,
que sin embargo defiende sin grandes pretensiones teóricas la misma interpretación restric-
tiva del concepto: «Trataré en este texto de las ideologías y los movimientos que se refieren a
la estructura de la sociedad y que tienen por objetivo modificarla. En la edad contemporánea,
estos movimientos e ideologías giran en torno a lo que se llama el movimiento obrero». Cf.
Alba, Y.: Las ideologías y los movimientos sociales, Barcelona2 1977 (1. ed.: 1972), p. 16.
Una crítica a esta concepción unilateral de los movimientos sociales, «absolutamente inacep-
table cuando hablamos de un siglo, como el nuestro, caracterizado en este aspecto por una ri-
queza y diversidad que ha desbordado absolutamente el marco de las protestas y reivindica-
ciones decimonónicas>,. se encuentra en Núñez Florencio, R.: Sociedad y política en el si-
glo xx. Viejos -' IlI/ClOS 1I100'imientos sociales, Madrid 1993, p. 16. El autor dedica 11 de un
total de 303 página.. a retlexiones teóricas y conceptuales. Juan Manuel Guillem Mesado cen-
tra sus reflexiones teóricas en la diferenciación entre movimientos sociales industriales y
preindustriales. Cf. Guillem Mesado, J.M.: Los movimientos sociales en las sociedades cam-
pesinas y Los movimientos sociales en las sociedades industriales, Madrid 1993 y 1994
(véase especialmente el capítulo 1: «Clasificación de los movimientos sociales», del primer
tomo citado, pp. 7-26).
¿Vino vIeJo en odres nuevos" Continuidades y discontinuidades en '" 235
30 SMELSER. :\,: Teoría del cOIllI"'r/1II1l1eIllO colecrim, FCE, México 1989 (orig, ingl.:
1963).
236 Ludger Mees
31 Rucht, p. 77.
¿Vino viejo en odres nuevos? Continuidades y discontinuidades en ... 237
Je TILL.Y. CH. / TILLY. L. / TILLY. R.: Tlle Rebellious Century: 1830-1930, Harvard U.P ..
Cambridge. \1ass. 1975. Esta clasificación se completa con un tercer tipo, pero según los
Tillys en la edad contemporánea casi desaparecido. Es el caso de la competitive actioll, que se
da cuando un grupo define a otro como enemigo con el fin de atacar sus recursos.
JJ JE\"KI\"S. c.: "Sociopolitical Movements». en: Long, S.L. (ed.): Handbook of Politicai
Behaviour, tomo~. :'\ew York! London 1981. pp. 81-153.
238 Ludger Mees
34 TOURAII\E, A.: ú¡ sociedad postindustrial, Ariel, Barcelona 1971; Bell, D.: El adveni-
miento de la sociedad post-industrial, Madrid 1976.
35 Rucht, pp. 127-155.
36 Esta definición del fordismo -hay otras- se basa en RorR, R.: «Fordismus und neue
soziale Bewegungen», en: Wasmuth, U. (Ed.): Alternativen zur alten Politik? Neue soziale
Bewegungen in der Diskussion, Darmstadt 1989, pp. 13-37.
¿Vino vIeJo en odres nueyos'~ Continuidades y discontinuidades en ... 239
J7 OFFE. c.: Partidus {'olíticos .' nl/elos mm'imientos sociales, Madrid 1988: OFFE. c.:
«New Social ~10\emenls: Challenging the Boundaries 01' Institutional Politics». Social Re-
search,52, 1985. pp, 817-868.
38 OFFE, Partidos. p, 21 (J,
240 Ludger Mees
39 Rucht, p. 138.
40 Thompson, E.P.: La formación de la clase obrera en Inglaterra, 2 vols., Barcelona
1989 (orig.: 1963). Una buena valoración en castellano de la obra de Thompson así como de
su importancia para la historia social europea la ofrecen los diferentes artículos con numero-
sas referencias bibliográficas publicados en el número monográfico que la revista Historia
Social (18, 1994) publicó en honor del fallecido historiador británico.
41 Una primera aproximación teórica acerca del culturalismo histórico se puede encontrar
en Samuel, R.; People's History and Socialist Theory, London 1981; dos tomas de postura
más recientes en DANIEL, D.: «"Kultur" und "Gesellschaft". Überlegungen zum Gegenstands-
bereich der Sozialgeschichte», en: Geschichte und Gesellschaft, 19, 1993, pp. 69-99; Kas-
chuba, W.: «Kulturalismus: Kultur statt Gesellschaft?», en: ibid., 21, 1995, pp. 80-95.
¿Vino vieJo en odres nuevos') Continuidades y discontinuidades en ... 241
.jC El valor de esta ampliació/l de la historia social es admitido incluso por algunos de lo,
historiadores más crítico, con las nuevas tendencia. Véase por ejemplo el artículo de
J. KOCK.-\: Perspektiwn für die Sozialgeschichte der neunziger Jahre». en: Schulze. W. I ed.l:
O<
que sucedía con los viejos movimIentos que trataban de representar los intereses concretos de
un grupo concreto. los nuevos movimientos sociales no se dirigen a grupos particulares pro-
curando defender sus intereses. Por el contrario. extraen su apoyo de grupos socialmente di-
fusos que se identifican con valores o problemas no sectorializables». Cf. RI\ER.\. J.\I.: «In-
tereses, organización y acción colectiva». en: Benedicto. J. I \1orán. \1.L. ieds.l: Sociedad.\
política. Temas de sociología política. \1adrid 1995. pp. 269·298. cita p. 283.
242 Ludger Mees
way to stave off pressure for reformo The wider bourgeoisie and middle
class could seek to impose itself on the oligarchy behind abolitionist
rallying cries; and they might even hope lo subdue lhe restiveness of
the labouring classes through abolilionisl leclures and sermons. And
last but not least small producers. domestics. artisans and al! lypes of
wage or salary eamer could see in anli-slavery measures a check on the
powers of the wealthy».-17
47 BLACKBt·R\;. R.: Tile On'rtl/TlII, ,,( C,,/ollial SI<H"erY l7ió-l ¡;'./8. London 1%8. p. 5.,6.
Para el abolicionismo en btado, L nido,. \Iagdol llega a conc!u,ione, ,imilare,: The peo- O<
pIe who ,igned anri,]awf) petition, made up a grand coalition 01' ,ocial gwup' ior reformo
The men anJ women in the anti,la\ery campaign Ii\ed in all parls 01' the c'itie, anJ in their
nearby counrr~ ,iJe,. The~ carne irom all walks 01' life. Their varied occupatlOn,. from
"agenl" lo "\1001 graJa". \lere Ii,ted under at least 120 out 01' a possible 212 cla"ification,
used in this ,tudy". CL \lagJol. E.: Tile Anri,/men' Rank and File, New York 1986. p. 61.
48 DRESCHER. S.: Capiw/is/II and 5/lJ\en: Brirish Mobi/izarion in Compararive Penpec-
rive, London 1986: Oldfield. J.R.: Popular Polirics l1l1d British Anti-Slavery. The Mobilisll-
rioll o(Public Opinion Again.1t rhe 51<11'1' Trade. l787-J807, Manchesler 1995.
0" FL.\DEL.\\;D. B.: ,,'Our Came being One and lhe Sarne": Abo1itionists and Chartism».
en: W ALV!\;. J. l,ed.l: 5/men 11l1d Brirish 5uciery 17776-l846, London 1982, pp. 69-99: Dt·-
BOIS, E.: "Women', Righ¡, and Abolition: The Nature 01' the Connection», en: PERRY. L. I
FELLMAN, 1\1. (ed'.I: Ami.l/m'us Recul1.IÍdered. Sell' Perspectives on the Abolitiol1isrs. Lon-
don 1979, pp. 23g-251: GL\SS\IA\; HERSH. B.: «Am 1 not a Wornan and a Sister~ Abolitio-
nisls Beginnings of "ineteenth-Centur~ Feminism», en: ibid., pp. 252-283.
244 Ludger Mees
50 Por sólo citar un ejemplo véase el libro del historiador checo RROCH, M.: Social Pre-
conditions of National Rerival in Europe. A Comparative Analysis ofthe Social Composition
of Patriotic Groups among ¡he Smaller European Nations, Cambridge 1985.
51 TARROW, S.: POll'er in Movement. Social Movements, Collective Action and Politics,
Cambridge 1994, p. 5.
52 No existe un «determinate link between class and territory but a variety of relationships
according to economic and political circumstances». Cf. Keating, M.: «Do the Workers Re-
ally Rave No Country? Peripheral Nationalism and Socialism in the United Kingdom,
France, Italy and Spain», en: Coakley, J. (ed.): The Social Origins of Nationalist Movements.
The Contemporary West European Experience, London 1992, pp. 62-80, cita p. 78 s.
¿Vino vIeJo en odres nuevos') Continuidades y discontinuidades en ... 245
" MEES. L. / DE P.... BLO. S.: .. Historia social del nacionalismo vasco 11876-1937). Teoría
y práctica de un movimiento social ínterc!asisla». en: Beramendi. J. / \láiz. R. ! \"úñez Seixas.
Xosé M. (eds.): Xariollalislll in Europe. Pasr alld Presen!, \01. 11. Santiago de Compostela
1994, pp. 247-274: .\1[[s. L.: Ell/re nación y c/lISe. Elllacionalismo \'l/SCO \ \u hase social en
perspectiva compararim. Bilbao 1991.
5.1 ME[S, L.: .\'aciOlwlismo \'l/SCO. 1l101'imienlO ohrero y Cllt'.uión social, 1Y03-19:!3 J. Bilbao
1992; MEES. L.: ..Sex:ia! Solidarity and \"ationalldenlity in lhe Ba-,que Countf): the Ca'ie of the
Nalionalist Trade L'nion ELA-STV .. (artículo de un libro colecti\o a publicar en London. 19971.
55 «B ut leaders can onl y create a social mo\ement when lhey tap more deep-rooted fee-
lings of solidarity or identity ... CL Tarro". p. 5.
56 A:"DERSO:". B.: 1magined Comlllllniries. Ref/eetiolls on rile Origin alld Spread ofSario-
nalism, London 2 1991: Hobsba", m. E.J.: SaTions and Ilationalislll since 1780. Programme.
mwh, realin. Cambridge 1990.
57 Los nacionalistas reconocieron pronto la imponancia de los factores edad y género para la
movilización, lo que se plasmó en la creación de organizaciones nacionalistas juveniles y de mu-
jeres. Cf. C.... \II:"O. l. / GUZ....LA. L.: lll\'entlld y fUlcionalismo vasco. Bilbao (1901-1937), Bilbao
1991; Ugalde. \1.: Jflljeres _\' nacionalismo msco. Génesis y desarrollo de Emakllme Aben~ale
Barza. 1906-1936. Bilbao 1993: BL-RsAt,. X. de (seudónimo): Emakume. La organización de la
mujer en el nacionalismo ,asco". en: Esrudios de Historia Social, 2-3, 1977, pp. 445-5%.
246 Ludger Mees
58 L¡PSET, S.M.: El hombre político. Las bases sociales de la política, Madrid 1987
{1960}.
59 Th.: "Panik im Mitte1stand», en: Die Arbeit, 7, 1930,643-652.
GEIGER,
60 KATER, M.R.: The Nazi Party. A Social Profile of Members and Leaders, 1919-1945,
Cambridge, Mass. 1983.
¿Vino viejo en odres nuevos'1 Continuidades y discontinuidades en... 247
Tabla I
La estratificación social de los yotantes del ~SDAP entre 1928 ~. 1933
(7, de los \otantes provenientes de las categorías sociales indicadas)
---- - ... --._-------_.----------.._ - _ . _ - - - _ . _ - _ ..._--
Autónomos/Ayudan. 26 27 31 30 31 24
Emplead./Funcionar. 12 l3 11 12 12 15
Obreros 30 26 25 26 26 32
«Sin profes.»: jubilad. 13 17 17 17 16 13
Amas de casa. hijos sin profesión 17 17 16 16 16 17
Total 98 100 100 100 101 101
-,-----,'------,._,._- ---_._------------------------------._-------
61 M.-\:\s TE 1:\. P.: Die MitgliedeT l/lid Wdh!er der .vSDAP /919·1933. L'ntersl/chungen ~l/
ihrer schichtenmü(Jigell ZusammellJ<'t~ulIg. Frankfurt 1988. p. 199 (<<Die "SDAP erweist
sich als die Partei der Weimarer Zeit mÍ[ dem starkslen schichtenübergreifenden Charakter.
ihr Mittelstandsübergewicht isr nur sch\\ ach ausgepragt» j.
62 CHILDERS. T.: The ,'I'a~i Vorer. The Socia! FOll/llfarion (I( Fascism in Gennllll\. 1919·
1933, Chapel Hill / London 1983: F-\LTER. J: Hitlas Irdh/er. ~1ünchen 1991: HA~IILTO:\.
R.F.: Who Voted For Hitler:). Princelon 198~.
248 Ludger Mees
Total 32
24
1933 26
31
• Amas de caso etc.
11. 1932 26 DJubilados
30
• Obreros
7. 1932 25 • Empl.lFunc.
31 • Autón.
1930 26
27
1928 30
26
O 10 20 30 40
63 Childers, p. 268.
64 Falter, p. 364 «<V olkspartei des Protests»).
¿Vino viejo en odres nuevos? Continuidades y discontinuidades en ... 249
Tabla 2
Los votos del NSDAP: las variables confesión ~. urbanización
(en % del censo)
Total: Católicos 2 9 15 14 28
Cato zonas urbanas 3 11 16 14 26
Cato zonas rurales 1 7 15 14 31
Total: Protestantes/ 2 18 39 33 .f.f
Prot. zonas urbanas 2 16 32 27 37
Prot. zonas rurales 2 19 46 40 53
Total: Censo 2 15 31 26 39
Fuente: Falter (1991). 184. ILa categoría de protestllllfes inclu)e aSimismo al resto de las
confesiones ).
60 • Tot.: Cato
• Cato Urb.
SO • Cato Rur.
O Total: Prot.
40 • Prat. Urb.
• Prot. Rur.
• TaL Censo
30
20
10
O
1928 1930 7. 1932 11. 1932 '933
" Es ob\ io que el criterio de] predominio del sector de las clases medias empleado en los
servicios sociales y culturales subrayado por muchos teóricos de los NMS no puede servir
para la comparación al tratarse de un fenómeno relativamente nuevo.
66 Roland Roth. por ejemplo. articula sus «dudas empíricas» y vaticina una estructura so-
cial de los ~ MS mucho más heterogénea de lo que sostiene la tesis de las clases medias. ef.
ROTH, pp. 13-J7. c"itas pp. 15 YJJ.
250 Ludger Mees
67 Tarrow, pp. 59 s. Esta idea es uno de los ejes argumentales del libro de Tarrow y se podrían
reproducir muchas más citas como la siguiente: «Though early analysts insisted on the importance
of class in galvanizing these movements, it was through the interclass and translocal coalitions
created through print and association that the first successful movements took shape» (pp. 191 s.).
68 «(oo.) en cierto sentido los nuevos movimientos sociales no son más que los movimien-
tos antiguos en situaciones nuevas. Con ello relativizamos la cuestión novedad/vejez de los
movimientos sociales: en cierto sentido se trata de una cuestión de perspectiva, de dónde fije-
mos nuestra atención, de si nos interesa más destacar las continuidades o las rupturas en nues-
tra narración del decurso socia!». Cf. Riechmann / Fernández Buey, p. 69.
¿Vino viejo en odres nuevos') Continuidades y discontinuidades en ... 251
69 ¡bid., p. 73.
70 ¡bid., p. n.
71 ¡bid., p. 71.
72 Rucht, pp. 15-l ,.
252 Ludger Mees
La única vía que se me antoja para llegar a comprender que las dos
citas que encabezan este artículo no se encuentran tan alejadas la una
73 ¡bid., p. 512 (<<Die Se1bstbezeichnung wie auch die externe Etikettierung a1s neue so-
zia1e Bewegungen solllen zunachst ledig1ich eine Distanz zur Arbeiterbewegung a1s der
"k1assischen" sozia1en Bewegung zum Ausdruck bringen»).
74 TARROW: p. 191.
¿Vino viejo en odres nuevos? Continuidades y discontinuidade~ en ... 253
75 Tn.LY. Ch.: "Social Movements and ~alional Politics», en: BRIGHT, Ch. / HARDING, S.
(eds.): Statemaking and Social JfOl·ements. E55ays in History and Theory, Ann Arbor 1984.
pp. 297-317. cita p. 316.
76 Jl!uA. S.: Historia social/sociología histórica, Madrid 1989, p. 84.