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un socio?
Derecho Societario
“¿Qué sucede si muere uno de mis socios? ¿Los demás socios tenemos
que continuar la sociedad con sus hijos, cónyuge o padres (sus
herederos)?, son algunos de los interrogantes que surgen en las
empresas y emprendimientos como consecuencia de la relevancia que
los socios dan a la persona de los demás socios.
“¿Qué sucede si muere uno de mis socios? ¿Los demás socios tenemos que continuar la
sociedad con sus hijos, cónyuge o padres (sus herederos)? ¿Podemos incorporar alguna
cláusula que disponga que los herederos no van a formar parte de la sociedad en caso de
fallecimiento?”, son preguntas que surgen frecuentemente, en particular cuando se trata de
emprendimientos o pequeñas empresas conformadas por personas que se conocen y tienen
relación entre sí y que han decidido constituir una sociedad para llevar adelante su negocio
o emprendimiento.
Los motivos detrás de las preguntas mencionadas pueden ser múltiples, pero, en general,
responden a la importancia que los socios dan a la persona de los demás socios, lo que los
lleva a concluir que ellos quieren ser socios de la persona que eligieron como tal, no de sus
hijos, cónyuge u otros herederos.
Sociedades personalistas y capitalistas
Para responder al interrogante planteado, resulta útil recurrir a una distinción muy usual
entre sociedades personalistas y capitalistas. Ciertamente, no se trata de que en unas
sociedades hay personas sin capital y en otras hay capital sin personas. En absoluto. Toda
sociedad tiene personas (los socios) y capital.La distinción apunta a la mayor o menor
relevancia que tiene el elemento personal, la persona de los socios, en la sociedad.
Y así tenemos las sociedades personalistas, en las que la persona de los socios cobra
singular relevancia, y las sociedades capitalistas, en las cuales la persona de los socios tiene
poca relevancia. Ejemplo típico de las primeras es la Sociedad Colectiva (SC) y de las
segundas es la Sociedad Anónima (SA).
Es decir, la regla general es que en caso de fallecimiento de alguno de los socios el contrato
social se resuelve parcialmente, lo cual significa que los herederos no continúan como
socios (no heredan el puesto de socio), debiendo pagárseles, en dinero o mediante la
entrega de algún bien, el valor (real) de la parte correspondiente al socio fallecido. Solución
lógica atendiendo al carácter personalista que tienen las sociedades colectivas, en las cuales
la persona de los socios tiene singular relevancia.
No obstante, la ley posibilita que, al momento de redactar el contrato social, los socios
pacten lo contrario, es decir que los herederos del socio difunto se incorporarán como
socios, continuando la sociedad con ellos sin necesidad de un nuevo contrato.
Sin embargo, como muchas empresas familiares o conformadas por amigos o conocidos se
constituyen bajo la forma de SA y como la Ley General de Sociedades establece que “los
socios pueden prever en el contrato constitutivo causales de resolución parcial y de
disolución no previstas en esta ley” y que en las SA “el estatuto puede limitar la
transmisibilidad de las acciones”, se puede entender que los socios podrían prever en el
estatuto de la SA que ante el fallecimiento de un socio el contrato se resolverá parcialmente,
debiendo abonarse a los herederos el valor (real) de las acciones que tenía el socio fallecido.
Es decir, excepcionalmente se podría prever en las llamadas SA cerradas lo que es la regla
en las SC.
La norma es clara: cuando existe pacto expreso de incorporación de los herederos, ese
pacto es obligatorio para la sociedad, el resto de los socios y los propios herederos. Los
herederos continúan en la sociedad, pero no les serán inoponibles por tres meses las
eventuales limitaciones que se hayan pactado respecto de la transmisibilidad de las cuotas
sociales, pudiendo cederlas libremente. No obstante, debido al elemento personalista de las
SRL, la ley otorga a los restantes socios el derecho de preferencia para la adquisición de
esas cuotas.
Ahora bien, lo que no queda claro es qué sucede a falta de pacto expreso de incorporación,
es decir, qué sucede si el contrato social no dice nada respecto del fallecimiento de un socio.
En este sentido, se han dado dos interpretaciones diferentes: 1) una interpretación sostiene
que ante la falta de pacto, la regla es la incorporación de los herederos a la sociedad (como
en las SA); otra interpretación afirma que la regla es la resolución parcial del contrato
(como en las SC).
Siguiendo este principio, se entiende que en las SAS los socios podrían pactar que ante el
fallecimiento de uno de ellos, la sociedad se disuelva y se proceda a su liquidación, que el
contrato se resuelva parcialmente, abonando a los herederos la parte correspondiente del
socio fallecido (como en las SC), o que los herederos se incorporen a la sociedad (como en
las SA).
Pero, ¿qué sucede si los socios no pactaron nada? Esto es importante, porque en general las
SAS se constituyen con el modelo de contrato aprobado por la Dirección General de
Inspección de Personas Jurídicas, que no contiene cláusula específica relativa al tópico.
La respuesta más lógica es que se aplica la regla de la SA: los herederos se incorporan a la
sociedad, y esto porque la SAS es una sociedad por acciones y las acciones (nombre que
tiene la participación de un socio en una SA) son libremente transmisibles. De hecho, para
transmitir una acción de una SAS se sigue un procedimiento similar al seguido para las SA.
Conclusiones
Más allá de lo que la legislación dispone respecto de cada uno de los tipos societarios, lo
cierto es que en esta materia rige el principio general de la autonomía de la voluntad de las
partes, es decir, el principio de que las partes son libres de pactar el contenido de las
cláusulas que regirán sus relaciones, siempre y cuando se respeten las normas imperativas
y no se afecte el orden público.
Es por eso que, al momento de constituir una sociedad, los socios pueden pactar una
cláusula que expresamente disponga la incorporación o no de herederos y, en este último
caso, el procedimiento para liquidar su parte, teniendo en cuenta ciertas cuestiones que
ordena la ley, como la imposibilidad de prohibir la transmisibilidad de acciones, la
necesidad de tomar en cuenta siempre el valor real de la participación societaria (acciones o
cuotas sociales).
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Feb 15, 2021 | Derecho civil, Derecho contractual, Novedades
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