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TEMA 2: MORFOSINTAXIS DEL

CASTELLANO MEDIEVAL

1. EL SUSTANTIVO:
Es a saber que el vino, rrazimos del qual son nasçidos en el monte, quitado del
sol mas caliente e es seco de natura mas que aquello que es nasçido en los
lugares llenos de mojados e vnbriosos. El vino quanto mas es bermejo e espeso,
tanto mas engendra sangre. Mas alabado e mas suaue de todo vino es aquello
quanto a todas nasçiones que nasçen en la tierra extendida entre los montes e
valles, los rrazimos del qual son de buen dulçor, de acabada madureza, el color
de los quales es dorado […].

Pseudo-Aristóteles, Secreto de los secretos (primera mitad s. XIII)

En castellano medieval estos sustantivos en -or solían usarse en femenino. Esto forma parte
de la norma del estándar. En el castellano hablado en Valencia solemos decir “la calor”, por
calco al valenciano.

DECLINACIONES LATINAS:
La lengua latina utiliza un sistema casual. Hay seis casos. En latín clásico, ese sistema de
declinaciones se mantiene. Pero en época medieval empieza a reducirse este sistema. De seis
casos se reduce a uno o dos casos. Pasamos de una lengua que tiene una configuración
sintáctica (aglutinadora) frente a un tipo lingüístico que es el analítico, sobre todo con
relación a las preposiciones. Son secuencias, un conjunto de relaciones. Esto es lo que han
desarrollado las lenguas romances. El analítico se concreta mediante la representación
sintáctica de las diferentes secuencias. Quedarán restos de estructuras sintácticas en
castellano (restos sintácticos), residuos de casos, en castellano del latín.

Hay que tener en cuenta la cantidad de casos del latín y que intentaban cubrir la mayor parte
de las funciones sintácticas. De ahí pasamos a una simplificación. De esos casos, el sistema
se va simplifiacado a uno solo (caso oblícuo) o a dos (caso recto y el oblicuo). A esto lo
llamamos sincretismo. Las causas:
- Fónicas: dos fenómenos:

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- Pérdida de la consonante final.
-Pérdida de la cantidad vocálica
- Homonimias: en el momento en el que se crearon, eran un estorbo de la interpretación del
componente semántico y para la comunicación. Por lo que lo que se hace es simplificar.
- Los casos representan las funciones sintácticas. Pero lo que hay que tener en cuenta es que
ya en latín existen construcciones prepositivas. Son dos procesos paralelos pero que acaban
en un mismo resultado. Ambas llevaban al final del sistema casual.

Una de las causas de esta eliminación es la insuficiencia de las desinencias. No llegaban a


todo, ya que también se usaban las preposiciones.

- Le latín vulgar empieza a invertir el orden de la oración. El sistema de sujeto, objeto,


verbo, y en latín vulgar ya se invierte el orden verbo objeto. Esto lleva a la inutilidad
del sistema de casos en una oración. Cuando una palabra tiene una desinencia que
puede pertenecer a dos casos, por lo que el orden es clave para saber en qué caso
estamos. Pero al alterar este orden, esta deducción ya no es válida.

Las declinaciones, en este sicretismo, se han movido:


- La primera y segunda son el modelo para las demás, porque tenían el mayor peso del
vocabulario. Son modelos de las restantes. Se reducen al caso oblicuo.
- La tercera: hay dos tipos de declinación de acuerdo con los tipos de palabras. las
inparasilábicas (3 o más sílabas), se asimilan a las parasilábicas (2 sílabas). Dejan de
ser neutras y se convierten al modelo general de la tercera declinación.
- La cuarta: se asimila a la segunda, por su cercanía formal.
- La quinta: ya en latín se declinan como la primera, por lo que pasa declinarse como la
primera.

El castellano evoluciona al caso oblicuo. No como otras lenguas romances, como el francés,
que tuvo una época en la que evolucionó a recto y al oblicuo. En castellano no tenemos este
sistema bicasual. Tenemos solo el caso oblicuo, diferenciada en número. Si nos queda un
resto del sistema bicasual está en el artículo masculino. Este viene de EL, ELLE(<ILLE),
ELO (<ILLUM, ILLO). Ocurrió que la variante segunda desapareción. Y nos qudós solo
“él”. Por una parte, el factor del apócope. La incidencia del apócope que hico que la o de
ELLO cayera, entonces era igual que él. Por otra, un proceso de extensión analógica. si el

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artículo no cumple con el sistema casual, se asimila al caso oblicuo. Se confluye en la única
forma “ell”. Este es el único resto en castellano.

La tendencia general que nos ha legado el latín provienen de este caso oblicuo. Cuando
hablamos de palabras como “mesa”... proceden de este caso, pero hay excepciones, que
proceden del resto de casos que existían en latín. Es lo que se denominan restos formales.
Estos restos afectan a unidades léxicas aisladas.

Por ejemplo, los días de la semana. “Dies” de lunes, se asimila a los otros para adaptarse.
Esos cinco días de la semana, ya que sábado y domingo vienen de otra parte, se forman del
genitivo, no del oblicuo. Esto por una parte. Después tenemos el adverbio “luego”, cuyo
étimo es LOCO. Después tenemos “essora”< IPSA HORA. Viene de un ablativo. También
tenemos un adverbio como “ahora” que viene del ablativo AC HORA.

GÉNERO:

Ya en época Imperial, en el siglo I DC, los tres géneros del latín ya empieza a simplificarse
con una oposición en dos géneros: masculino y femenino. El neutro se tendrá que reasignar.
También hay que aclarar que las desinencias casuales marcaban la función sintáctica, pero no
para el género en el caso de los sustantivos. En los sustantivos no había una desinencia para
el género. Por lo que las palabras de la primera declinación eran en su mayoría femeninas,
mientras que las de la segunda eran en su mayoría masculinas. Una primera tendencia, en el
romance castellano, era que las palabras de la primera declinación pasasen a ser femeninas, y
las de la segunda, masculinas en su mayoría. Ahora hay desajustes entre el género en latín y
en castellano. Esto se resuelve mediante tendencias complementarias. Por ejemplo, tenemos
“pinus”, de la segunda declinación. Esta era femenina en latín, en castellano se mantiene la
desinencia pero cambia el género. También puede darse el caso complementario, en el que se
mantiene el género y cambia la desinencia. Por ejemplo en “socru, socra”. En el caso del
castellano algo hubo en la evolución de la palabra para que cambie de género, y al revés. Es
una evolución compleja.

Los neutros pasan al masculinos. Los neutros en -a pasan al femenino con el sentido de
colectividad.

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Se adapta el género al conjunto de palabras que presentan diferenciación de sexo. En general
se matiene el género etimológico. Pero en otrso casos se adapta el género a la terminación o
el caso contarrio, se modifica el género para adaptarse a la terminación.

Creación de formas femeninas analógicas. Como por ejemplo: de tigre- tigra, de infante-
infanta, de señor-señora. En los primeros textos podemos encontar escrito “la señor”. Por lo
que encontramos estas formas analógicas formadas con la -a. Con esto hay que tener cuidado,
porque hay que ir caso por caso. Las palabras tienen vida, y a veces en los primeros estadios,
la influencia de las lenguas circundantes entran muchos galicismos a partir del XVIII. Pero en
el XIII también entran galicismos. Estos casos de formas femeninas analógicas, la sintaxis
histórica está atravesada por la dialectología histórica para cada caso. Hya que ver caso por
caso.

NÚMERO:
Igual que el género, el latín no designaba número. No tenía marcas, pero sí que es cierto que
en el paso del latín al castellano tenemos la oposición singular/plural, y la -s la sacamos del
acusativo plural. Esta S también se documenta en nominativos arcaicos.

Las oposiciones contable/no contable del latín continúan en castellano. Se generan también
nuevos significados a partir del número. Se crea el alomorfo -es, para más comodidad para la
pronunciación. En la evolución del latín al castellano, las palabras que por apócope cae la E
final y por fuerza se crea ese alomorfo -es. Este alomorfo consigue que las palabras que
habían sufrido ese apócope recuperen la E final. Es un procedimiento de motivación
eufónica. En palabras que terminan en semivocal (rey) el alomorfo presenta una variante:
vacila entre reyes/ reys, leyes/leys. Se documentan en los textos ambas formas.

El castellano tenía mucha mayor flexibilidad con el plural que el castellano actual. Había un
contagio más frecuente de una palabra en plural que arrastraba a otra.

Artículo de Lapesa:
Es un artículo de madurez en la obra de Lapesa. Es un artículo que se publica en 1964. No es
un artículo ni de consolidación de su carrera ni de formación filológica. Por ello es muy
copleto, muy analítico y ambicioso en sus objetivos científicos. Lo que se plantea es

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establecer las grandes líneas de evolución sintáctica del latín al español. Condujo el camin de
la sintaxis latina a lo que es ya la sintaxis española
Uno de los pasos del altín al español es la transmutación de un procedicmiento sintético a uno
analítico. De un sistema de casos a un sistema de proposiciones analíticas. es la conversión de
la marca casual a una estructura sintagmática preposicional. Esta es la gran línea evolutiva
del latín al español. Pero hay que matizar.

¿Esto quiere decir que en latín siempre se configuraba de manera sintética?


No. En Latín, el sistema de casos era insuficiente para abrazar todas las funciones sintácticas.
Entonces, el sistema complementario eran las preposiciones. Combinaba el procedimiento
analítico. Sí qeu es cierto que el sistema de preposiciones del latín era mucho menos que en
castellano. Aún así, no todo es procedimiento sintético. también se dan fórmulas
preposicionales.

El sistema de casos desaparece y todo confluye en la evolución en términos de sincretismo.


Los casos se van reduciendo hasta que desembocan en el caso oblicuo. Es una síntesis de
todos los casos.

Las tres categorías:


1. Estructuras sintácticas de sustitución del latín al castellano.
2. Restos sintácticos que perviven desde el latín al castellano. Será importante matizar
que estos restos, la mayoría, perviven en el español actual. Otros se han quedado a
medio camino, o que pertenecen a una sincronía. Como Agora. Este es un resto
sintáctico. Imitan fielmente las estructuras sintácticas latinas.
3. Fenómenos lingüísticos en los que se da al mismo tiempo un proceso de sustitución
sintáctica y un proceso de estructuras que son resultado de restos. Categoría híbrida.

1ª categoría: de la configuración sintáctica latina a la sustitución al español.


- Primer fenómeno: sujeto o predicado nominal con preposición. Aquí tenemos las
estructuras sintácticas de sustitución del latín al castellano.
Fuera/fueras+suj.
Fasta+suj.
entre según+suj.

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- Caso genitivo. Este caso ha dejado restos formales, no sintácticos. Es decir, que
afectan a una sola pieza aislada. Pero el alcance del genitivo para haber generado
restos sintácticos es mínima. Del conjunto de casos, los que menos incidencia han
tenido en la creación de restos sintácticos son el genitivo y el dativo. Los que tienen
mauor incidencia en la creación de restos sintácticos son el acusativo y el ablativo.
- El genitivo partitivo latino: se sustituye por una estructura prepositiva iniciada
por DE. Ya en latín había un elemento que designaba un elemento partitivo. El
procedimiento canónico era sintético, pero ya existía uno analítico. El paso al
castellano no incluye este genitivo, sino que se sustituye por la composición con
DE. Esta se contagia de otras estructuras sintácticas, los cuantificadores. Hoy,
en el español dialectal sobre todo rurales, se puede escuchar “una poca de agua”.
Si yo digo que dialectalmente algunas construcciones perviven, esto tiene
implicaciones etimológicas en el estudio de la propia historia de la lengua. De
cara a la dimensión americana panhispánica de la lengua, vemos también que
muchos usos de la lengua medieval van a América, y se quedaron. Por eso, a
veces cuando hablamos del castellano actual, cuando decimos que algo es una
arcaísmo, lo es desde nuestra visión peninsular. Tenemos que abrir la mirada,
porque hay otras regiones que las siguen usando.
- Genitivo en construcciones no partitivas. Se sustituye la marca causal por una
estructura con DE. Tenemos el testimonio de las glosas emilianenses que nos
enseñan la desaparición de este genitivo no partitivo.
- Concurrencia (coincidencia) de la preposición DE y otras preposiciones en el
contexto sintáctico de la complementación nominal. Lo primero que hay que
entender es que el área del genitivo latino no coincidía con el área semántica de
la preposición DE. Los contenidos semánticos del genitivo no correspondían
con lso contenidos semánticos de la prep. DE. En este caso, se generaban
algunas construcciones extrañas a nuestros ojos del español actual. Formalmente
no era un genitivo, pero sí una estructura de sustitución. Imitaba al genitivo. En
general, el régimen preposicional de los sustantivos deverbales res petan la
preposición del verbo, con su régimen preposicional. Hay una continuidad con
el régimen verbal y el del sustantivo.
- Casos de Dativo. Menos continuidad en los restos sintácticos que el Genitivo. No hay
restos sintácticos del datio. Lo que sí que quedan son restos formales. Hay uno
palpable: Los pronombres personales átonos de complemento indirecto (le, les).

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Vienen de ILLI, ILLIS. En realidad, la oposición acusativo/dativo, en el caso de los
pronombres personales, es el único resto de casos latinos que ha quedado. LOs
sintagmas preposicioneles a y para son lo que lo vehiculan, y otros menos frecuentes:
en y por. Pasamos a un sintagma preposicional. Hay una distinción en latín entre el
dativo, que se aplica a persona, y el acusativo, que se aplica a cosas. Con la
construcción con A se usa para personas, y sin preposición, para objetos. En
castellano el acusativo también puede referirse a personas. Lo que ocurre es que esta
distinción entre a- indirecto/ sin a- directo no es tan clara. El castellano tiene una
tendencia mayoritaria porque refleja el acusativo de persona, y es reflejarlo sin
preposición. Es norma general. El castellano genera una estructura del latín y el
acusativo de persona lo deja sin preposición. Esta tendencia es de 90%-10%. Es muy
general. Esos 10% es de la forma con A, que nace de forma simultánea. Esa tendencia
minoritaria es la que se acaba imponiendo. En castellano, en el XIII, hay una
tendencia mayoritaria del CD sin A, pero simultáneamente nace la forma con A, que
es la que se acabará imponiendo y la que usamos actualemnte. Casi siempre un
fenómeno tine unos contextos favorecedores. Se da esa creación de tendencia con
unos contextos mínimos y se va propagando. Esta forma con A se acompaña desde los
inicios en dos contextos favorecedores: Con pronombres personales tónicos, no
decimos “firio ell”, sino “firio a ell”; con nombres propios. dentro de esta tendencia
que usa la A es que se da más en singular que en plural. Al final, esta indistinción o
ampliación de acusativo de personas en español será el germen para el leísmo, laísmo
y loísmo.
En latín existían las construcciones de infinitivo subordinado, el sujeto de ellas
fluctuaba en representarse entre el dativo y el acusativo. Esta vacilación pasó al
castellano, y a veces en castellano medieval lo vemos. En la lengua medieval tdavía se
mantiene la fidelidad la forma del dativo sin la A, pero a partir del XVI ya aparece la
A. en castellano medieval el sujeto todavía sin A, y a partir del XVI ya se representa.
- Oraciones sustitutivas del ablativo latino. El ablativo es el caso que ha dejado más
restos sintácticos en español. Aún así, no podemos pensar que tanto el acusativo como
el ablativo solo han dejado rstos sintácticos, porque seguramente la forma de hablar
ahora sería muy cercana al latín. is no se hubiese producido la invasión árabe, nuestra
pronunciación sería muy parecida al italiano. en sintaxis pasa lo mismo. El ablativo,
por encima de todo, ha generado estructras de sustitución. Dentro de esta tenencia

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minoritaria, el ablativo es el que más restos ha generado. Dentro de lo poco, el que
más.
Algunas estructuras no son solo marcas causales, sino que ya son analíticas. Se
conciben como elementos de sustitución proque hay una evolución en la sustitución.
Algunas ya son en su origen en latín analíticas:
- Ablativo de coparación. El latín lo podía expresar por el ablativo. El castellano
genera dos estructuras: “más que” y “más de”. La más usada es la primera. En
castellano medieval también existía “más de”.
- El ablativo de origen o procedencia. En latín, se expresaba o bien con una
forma sintética o bien con una preposición. La preposición prototípica en latín
sería “AB”. En castellano se transmuta en “de” y “desde”.
- Ablativo de causa: dos procedimientos: sintético, por medio de los casos, y el
analítico con las preposición “per” :en castellano “por”.
- Ablativo construído por las preposiciones SINE y ABSQUE. Son
preposiciones que marcan la inexistencia de algo. En castellano: “sin”.
- El agente de la pasiva. Se producían usos discordantes con la norma actual. En
“El rey so airado”, significa que el rey me ha enfadado. Si lo pasamos a la
forma pasiva. “he sido enfadado por el rey”. Pero de forma idiomática, no lo
diríamos en pasiva. Hay otro origen, el de Por, que ya existía en latín con la
preposición Per+acusativo.

2ªcategoría: restos sintácticos:

Antes hemos dicho que el genitivo apenas ha dejado restos sintácticos. Ese “apenas” se
refleja con las siguientes construcciones:
- En castellano actual decimos “montes Pirineos”, este es un resto del genitivo.
- Queda un reducto en el Pirineo Aragonés. Se ha desxcubierto en un texto Aragonés
“Carreralas Penyas”.
- “Pero kabu monte”, “per caput monte”. Son los inicios de la preposición “kabu,
kabe”.
- La palabra “pezuña”<PEDIS UNGLA. Es un caso formal del caso oblicuo, aunque
tiene un trasfondo del genitivo.
El genitivo ha dejado mu pocos restos. tenemos una construcción, cuando el genitivo tiene
funciónsintáctica de preposición, sistemáticamente el genitivo se sustituye por una

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construcción pro DE. Pero también quedan restos del genitivo propias de la Edad Media,
como Burgos la casa, Valencia la ciudad. Nombran una cualidad del topónimo. Es una
adjetivación ponderativa. Es un reto del genitivo apositivo. En latín se diría “Paris la
ciuitatis”. En castellano han quedado unas construcciones muy parecidas: “el asno de
Sancho”. Con esto podemos estar diciendo dos cosas: o que Sancho tiene un asno, o que
Sancho es un asno.

Genitivo exclamativo. tenemos por ejemplo “felices vosotros”. En el caso de “Ay de mí”, sí
que hay un proceso de sustitución.

Acusativo y ablativo de extensión y de cantidad. Complementos sin preposición son los


restos. Son estructuras sin preposición. Tenemos “Quanto dexo no lo prezio un figo” (lo que
dejo, no tiene valor). “Un libro, tres duros más caro”.

Complementos temporales sin preposición. Tenemos pervivencias sintácticas de acusativos y


ablativos sin preposición. tenemos ejemplos como “esta noch”, “todo’l dia”, “tres años”,
“muchos días”, remiten a acusativos y ablativos con significado temporal. Incluso los
podemos encontrar hoy en día. Son estructuras que se han consolidado en la sintaxis
española. Pero los tenemos que tratar como pervivencia de la sintaxis latina. Ablativos sin
preposición. En este caso tenemos dos grupos:
- Restos formales: “hogaño”< HOC ANNO, “agora”< HAC HORA, “essora”< IPSA
HORA. Los llamamos formales del ablativo latino porque son solo piezas léxicas. No
son segmentos sintagmáticos. Lexicalizaciones, son adaptaciones de sintagmas a
palabras. se han aglutinado. Por lo que son restos fromales.
- Restos sintácticos: “todos los años”, “una mañana”, “aquel año”.

Restos del ablativo de lugar y causa. Estructuras procedentes del ablativo con sentido
locativo. Este caso pervive en construcciones sin preposición. Dos estructuras:
- Exida, ribera, oriellas… + de + SN.
- Río, loma+ adv. (arriba, abaxo, etc…). Combinación de un sustantivo común que
indica lugar más un adverbio.

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Los de causa se refieren de forma exclusiva a fórmulas. Son fórmulas con un proceso de
trasposición del latín al español de forma fiel. reproducen la sintaxis latina tal cual. Tenemos
el ablativo de causa:
- Fórmula “Fe que devedes”. su significado es valorativo y con un grado alto de
veracidad. es cómo reafirmarse sobre el contenido. Es como decir “doy fe”.
- Fórmula “malo (mi, te, se… posesivo) pecado”, “mal pecado”. Este molde vuelve a
aparecer más adelante. Es un molde recurrente. Significan “por desgracia”, son
adverbios adjuntos, como denominaría Alarcos. Son adverbios que inciden sobre todo
el conjunto predicativo.

Restos del ablativo de circunstancia con comitante. La circunstancia con comitante quere
decircuando dos acciones se implican, cuando hay una acción principal que recibe matices a
partir de un circunstancial. En caso del ablativo, su función sintáctica más cercana son los
complementos circunstanciales. Los adverbios en mente son restos sintácticos dentro de este
apartado. Los “mente” son ablativos ya de por sí, es una creación románica. Esta
construcción la crea el romance. Es un resto sintáctico por la separación gráfica. Hoy
diríamos que es un resto formal, pero en español arcaico los elementos iban separados. Son
los adverbios de modo. Volvemos con expresiones en las que directamente afecta a un
agente. Estas construcciones son restos sintácticos. Tenemos:
- Grado a +SN, Merçed a+SN
- Mal grado , mal (de)+ ni, tú, su…+ Grado. Esa complementación con de no es del
sintagma. Sigue siendo sin preposición, ya que ese “de” está dentro del sintagma. Son
expresiones ligadas a la expresión poética de cancioneros.
- El espada en la mano, la espada sacada, espada en alto… son complementos sin
preposición.

Ablativo absoluto latino. Estructura que tiene como núcleo un participio de pasado + CN
declinado en ablativo en latín. Esta estructura pasa intacta sintácticamente del latín al
castellano. Fundada la ciudad de Roma, se construyeron palacios. Da cuenta de una acción
previa a la acción principal. Con el Humanismo del XV se usaban mucho estas estructuras.
Los humanistas tenían mucho interés por la antigüedad. En castellano se asumieron tantos
latinismos que la lengua ha aceptado varios de ellos y han perdurado a lo largo de las épocas.
Fósiles de participios, que se han trascategorizado. Por ejemplo, “incluso” <INCLUSU, que
era un verbo. En el XVII concordaban con su complemento nominal. El participio de

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presente, lo distinguimos con la marca formal NT (no obstante). en los textos castellano-
aragoneses medievales existe el “non embargant(e)”. Son participios de presente que se
trascategorizan.

3ª Categoría: signo híbrido, en la que dentro de un mismo proceso hay estructuras


sintácticas de sustitución pero también restos sintácticos.
- Genitivo exclamativo latino. En términos generales, hay una sustitución por un
complemento con DE (¡ay de mí!, ¡hay del triste!…). Sustitución del genitivo por
estructuras con preposición. Hay una excepción en exclamaciones de alegría, en la
que sí que hay un resto que se conserva (felices vosotros).
- Genitivo apositivo. De manera sistemática, se sustituye por una construcción con DE.
Por otro lado, también podemos ver este genitivo apositivo, en la lengua medieval,
aparece como resto del genitivo apositivo ejemplos como Burgos la casa, París la
ciudad.

EL ADJETIVO:
1. Tipos de adjetivos en latín y en castellano

Presenta una continuidad respecto al sustantivo, en su forma al menos. el adjetivo es una


palabra lexemática. Presenta una funcionalidad dentro de la cadena sintagmática y su función
principal es restringir la extensión semántica del adjetivo al que acompaña.

El latíntenía dos grandes clases de adjetivos:

1. De tres terminaciones. Se declinan por la 2ª declinación en el caso del masculino y


neutro, y la primera para los femeninos.
2. De dos terminaciones. Aunque también hay de una terminación. La nota común en
ambos es que se declinan por la tercera declinación. Dentro de este tipo, hay de tres,
dos y una terminación, aunque los dos últimos son los más frecuentes.

Este sistema adjetival latino se traspasa al castellano como el sustantivo. En la etapa del latín
vulgar ya hay una fusión entre el masculino y neutro, por lo que solo hay dos desinencias (-
um y -a). Este es el germen de la variación de género con la forma masculina en O (<UM) y
la femenina en A. Otro gran grupo son los invariables (en género, no en número), como
“feliz”. Esto ya en castellano.

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Existe una tendencia que arrastra al conjunto de adjetivos de la tercera declinación, de dos
declinaciones, hay una tendencia en romance de que se esforzará por crear variabilidad,
moción de género. De un adjetivo que tiene una forma única para masculino y femenino, el
castellano creará variación en el género (rudo, ruda <RUDIS). Esto ocurre porque la lengua
se esfuerza en ensanchar sus posibilidades de variación. Esto va en la línea de lo que es
invariable en latín, en hacerlo variable.

La lengua a partir del XIV, en cuanto a género, se crean de forma masiva los femeninos
analógicos. Se ensancha la variabilidad. En un proceso paralelo a la del sustantivo, también a
partir del XIV, los adjetivos que inicialmente son adjetivos invariables se crea la forma
femenina analógica. Se añade una A del femenino, y se aplica a un constituyente léxico. LAs
creaciones más representativas son sufijos que atesoran esta capitalización:

- -or-a<OREM
- ón-, -ona<-ONEM (ladrón, ladrona)
- -és, -esa< -ENSE (leonés, leonesa)ç

En la etapa de orígenes la variación fonética está constreñida a la que nos da el latín. Partimos
de lo que nos da el latn, el castellano da un sistema básico, y luego va más allá. Partimos del
latín, pero el castellano los adopta y se esfuerza para ir más allá. Da a los adjetivos la
variación que no tenían en latín.

La tendencia contraria o complementaria sería que de lo que era variable en latín, se pasa al
resultado raro de invariable en castellano. Se ve muy claro en los adjetivos multiplicativos.
Como por ejemplo: DUBLUS, -A, -UM> doble. Es una tendencia minoritaria, la
predominante es la de ensanchar la variabilidad.

El género neutro adjetival, en el español actual, pervive en el pronombre “lo”.

En la categoría de número pasa lo mismo que el sustantivo, la marca S del latín se interpreta
como marca de plural en romance, sobre todo en iberorromance. Se crea también el alomorfo
ES, para el contexto de consonante final. La incidencia del apócope en los adjetivos incide en
ellos a partir del XIII. Sobre todo, si la palabra siguiente empieza con vocal, se suele generar
este apócope. Y todavía no es un resultado lexicalizado, sino analítico. Bueno o malo sufren
apócope. También en formas como “fuert” de fuerte, “much” de mucho… Tiene incidencia
en el XIII.

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2. Grado del adjetivo

La tendencia general es un procedimiento sintético. Por ejemplo, en “mayor, -is”. En latín se


dan los dos procedimientos. En castellano, en cambio, habrá mayor desarrollo del analítico.
Los grados del adjetivo:

- Positivo (el adjetivo en punto muerto)


- Comparativo: superioridad, igualdad e inferioridad.
- Superlativo: absoluto y relativo.

El grado comparativo de superioridad lo expresa con la terminación “-ior”, la marca casual,


que se declina como un adjetivo de la tercera declinación. Hay otro procedimiento, que es el
analítico. Este es cuando utiliza la construcción “magis… quam”. El 90% de los casos es el
procedimiento sintético de la marca casual de IOR, y el otro es para los adjetivos terminados
en: -eus, -ius, -aus.

Marcus doctior quiam Publius.

Marcus doctior Publio (Ablativo).

Se puede expresar de estas dos formas, con el nominativo con el ablativo.

El grado de inferioridad se expresa con un procedimiento analítico: minus… quam.

El grado de igualdad es mediante: Tam… quam.

El superlativo combina procedimientos sintéticos con analíticos.

- Valor absoluto:
a) Procedimiento sintético: -issimus.
b) Procedimiento analítico: bene, máximo, multum + adj.
- Valor relativo (procedimiento analítico):
a) -issimus+ genitivo plural.
b) Prep. inter+ acusativo plural
c) Ex, e + ablativo plural.

Las pervivencias gramaticales hay del latín al castellano son:

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- Grado comparativo de superioridad: procedimiento analítico: “más de” (en castellano
medieval). Más tarde “más que”. A parte de esta última forma, también se registra en
textos aragoneses y en riojanos “plus que”, y en textos gallego portugueses del XIII
“chus que”.
- Grado comparativo de inferioridad: menos que.
- Comparativo de igualdad: En castellano se forma el tam quam con el tan como. El
segundo elemento procede de QUO MODO, de ahí el “como”. Tenemos también en
los textos medievales una estructura de valor enfático: más que non.
- Comparativo: tenemos en castellano esta herencia de adjetivos que conservan forma,
función y significación de grado. Magnus, maior, maximus. Han pasado a engrosar el
vocabulario del español pero no marcan gradación.
- Superlativo: Cuando pensamos en un superlativo en castellano, pensamos en “-ísimo”.
Este es un procedimiento muy tardío en la historia del español. Se utiliza de manera
tardía a partir del XV. Las cartas al rey siempre empezaban con un “Serenísimo”.
Antes de utilizar este sufijo, se utilizaba el procedimiento analítico con much,
mucho+adj. Este procedimiento ya lo vemos en latín con bene+ adjetivo. Lo que
encontramos en la expresión literaria desde el XII al XV es este procedimiento
patrimonial de bien, much y fuer + adj. Después, por la corriente arraigada del
humanismo, se empezó a utilizar “-ísimo”. Hoy en día conviven ambos.
- El relativo: el más …de.

3. Funciones del adjetivo

La función prototípica del adjetivo es restringir el área semántica del sustantivo. Esta es su
función básica.

a) Adjetivos en función predicativa. La función predicativa tiene casi siempre como


forma un sintagma adjetival y puede incidir sobre el CD y Suj. En castellano medieval
tenemos ejemplos como:

Redondas auie las oreias

Por muertas los dexaron en Corpes.

Respondió Apolonio como oscalentado.

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El adjetivo aparece solo, con preposición por/ de/ con o con el adverbio como.

b) El adjetivo en función atributiva: hace referencia al sujeto. Es una herencia del latín, y
el castellano medieval, aunque el verbo prototípico es “ser”, se amplía a verbos de
movimiento (verbos semicopulativos: venir, ir…). Tenemos la estructura de “ser”+
adj. (ser recibidor).
c) Función incidental. Su rasgo principal es su autonomía sintáctica que se refleja en que
se produce como una predicación secundaria con respecto a la principal, en la que el
verbo está elidido. Es un comentario adicional al sustantivo, como un adjunto externo.

Alto es el poyo, maravilloso et grant. (Es como un comentario evaluativo)

Pueden ir precedidos de las conjunciones COMO, SI, MAGUER y la conjunción


conjuntiva QUE.

4. Colocación del adjetivo

3.3.4 Los adjetivos en función adverbializadora.

Esto ya se daba en latín con el uso del acusativo neutro con función adverbial. El adjetivo con
función de adverbio ya se daba en latín, con el uso del acusativo neutro.

Ej. Dulce ridentem… / Dulce loquentem- Dulcis, dulce


Adjetivo de dos terminaciones declinado por la 3ª declinación. En latín significaba de manera
dulce, dulcemente, pero se expresaba en acusativo neutro. Hoy en día también decimos
hablar bajo o hablar alto. En español medieval encontramos: dio grandes voçes.
la lengua va renovando sus aspectos de expresión, va adaptando y transformando las formas
de designar un contenido

Esta función adverbializadora del adj tmb se da en caste medieval como el adjetivo firme:
En lugar de utilizar firmemente, se utiliza firme y equivale al adverbio.

Incluso, este adverbio en el español arcaico, algún adverbio conservaba la -s analógica de


algunos adverbios y aparece por ejemplo un ejemplo como

15
Ej.Ca nunca lo vieram, ca nuevos son llegados.

ca nuevos: ca de nuevos. Hace referencia a nuevamente. ‘nuevo’ pero con la s analogica de


algunos adverbios que aparecen a veces en este adjetivo que en realidad tiene valor adverbial.
Esto después se pierde, solo está vigente en el español arcaico.

esa concordancia aparecía incluso en este adjetivo que tiene valor adverbial. Es una s extraña
a nuestros ojos de gramática consolidada, ya que vemos un adjetivo con función adv que
concuerda con el referente, el antecedente al que se refiere, pero esto solo en época arcaica,
después desaparece.

3.3.5 Los adjetivos en función de participio absoluto

Cuando hablamos de los restos latinos hablamos de las conjunciones absolutas. Estas se
conforman por un participio o por un adjetivo de base participial y un referente: fundada la
ciudad de Roma. Para el caso que estamos estudiando, en las construcciones absolutas, el
adjetivo, suele ser un adjetivo de base participial, de base verbal.

Estructura del ablativo absoluto: Participio o adjetivo de base participial + referente,


constituyente oracional al que se refiere.

Las construcciones absolutas tienen una proyección de pasado, una circunstancia previa y
después viene la acción principal: Desnudas las espadas, comenzaron a luchar.
Hasta el siglo XVI, entrado el renacimiento, lo común es que la construcción absoluta se
posponga a la acción principal, a la predicación principal. La costumbre en los textos es que
hasta el XVI la construcción absoluta se pospone y a partir del XVI se antepone. Por ejemplo:
Resçibiolo el Çid, abiertos las amos braços
Como vemos, está pospuesta a la acción principal. Ya vemos que a partir del XVI la
costumbre es anteposición.
1. POSICIÓN DEL ADJETIVO

¿Qué hereda y el castellano respecto al latín? ¿Qué transmuta respecto al latín? ¿Qué hace el
castellano con las estructuras heredadas?

16
El latin clásico, cuando hay una secuencia sintáctica sustantivo + adjetivo (el adjetivo
pospuesto) en latin clásico es la posición marcada. En español actual es lo contrario: la
posición marcada es la no marcada en latín, la anteposición.

En latín clásico la posición marcada es la posposición y la no marcada es la anteposición,


mientras en castellano es a la inversa: la posición marcada es la anteposición y la no marcada
la posposición.

La posición marcada abre las dos posibilidades en español contemporáneo.

Partimos del latín donde tenemos sust + adj, mientras en español es al contrario adj + sust la
posición marcada.

El latin clásico, cuando hay una secuencia sust + adjetivo, con el adjetivo pospuesto, en latin
clásico es la posición marcada. La posición no marcada a la inversa, adj + sust.
En español actual es lo contrario, es la no marcada en latin. La posición marcada es la
anteposición, la no marcada es la posposición.
La posición no marcada siempre será pospuesta, pero en la posición marcada se puede
anteponer o posponer.

La posición marcada está impregnada de valores expresivos, subjetivos e intersubjetivos,


valores asociados a la pragmática.
La posición no marcada es la descripción de la realidad tal y como es.

Trasladado a la historia de la lengua, la posición marcada tenía que ver, además de con
valores subjetivos del hablante, desde el punto de vista de los textos, tiene que ver con
modelos retóricos, tenía motivación retórica o de moda literaria. Motivación de la cultura
escrita.

En los primeros tiempos del español, de los romances, es rara la anteposición del adjetivo.
¿Qué significa esto? Esto significa que aún pervive el modelo latino. Llega un momento en
que cuando pasamos del lat clásico al vulgar, la fase avanzada del latín vulgar, que es de
donde nacen las lenguas romances, tenemos muchos procesos avanzados que ya se habían

17
dejado atrás en el lat clásico. En latín vulgar esta posición de sust + adj como posición
marcada ya se había desgastado, no tenía sentido. Cuando en el lat vulgar se utiliza sust + adj
pierde los valores que tenía en el latin clásico, entonces esa posición ya no nos sirve como
marcada. Esa posición marcada que ya no nos sirve es la que pasa al romance. La posición
marcada pasa al romance como no marcada, porque se ha desgastado. Ej, Cuando comemos
mucha paella, aunque nos guste mucho la aborrecemos. Lo mismo pasa con la estructura de
sust+adjetivo. Se rutiniza y se descuelga de su posición sintáctica y de su valor.
Influido por este proceso, en los primeros tiempos del romance, es todavía rara, la
anteposición literaria del adjetivo. En los primeros tiempos, motivado por el proceso de
desgaste del lat vulgar es raro ver adjetivos antepuestos.

Contextos: donde sí existe la anteposición del adjetivo.

- Textos poéticos donde condiciona la rima y el ritmo.

- La poesía épica o juglaresca. La tradición retórica que se elabora en este entorno


poético es el epíteto épico, que tiene una configuración sintáctica o se expresa
sintácticamente con el sustantivo enmedio y un adj antepuesto y otro pospuesto.

Son dos contextos donde hay anteposición del adjetivo pero están mediatizados por el propio
sistema literario e influidos por el propio contexto de la poesía épica. Solo en los primeros
tiempos de la expresión literaria, algo muy localizado.

Clasificación semántica de los adjetivos y su posible posición

1. Adjetivos valorativos:

Son los que portan, los portadores de valores expresivos, subjetivos, intersubjetivos, y la
posición, en términos generales, de estos adjetivos, es la anteposición. Los adjetivos
valorativos, frente a los descriptivos que sí que tienen una posición obligada, la posposición,
pero los valorativos tienen más movilidad. A partir del texto alfonsí, la anteposición del
adjetivo valorativo es lo más frecuente. A partir del siglo XV digamos que es cuando se abre
la mayor libertad posicional. Un adjetivo valorativo puede ir antepuesto o pospuesto. La

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mayor libertad posicional tiene que ver con la multiplicación de contextos (explicados más
abajo, contexto s. XV).

¿Por qué a partir del XV?


El siglo XV es importante por muchos motivos. En este siglo hay muchas revoluciones, a
nivel antropológico, literario, artístico, cultural y lírico es un enorme programa de renovación
en todos los aspectos de la vida. El programa humanista está abierto al mundo. La primera
vez que el ser humano tiene percepción del tiempo es en este siglo. Con el Renacimiento se
da lugar a dejar atrás el antropocentrismo, debido al paso del tiempo, los relojes públicos.
También surgen nuevas necesidades comunicativas: tratados pedagógicos, tratados de
botánica, etc. La lengua adquiere una versatilidad que no tenía antes. La lectura estaba
reservada a las clases altas, lectura de alta nobleza y, poco a poco, se democratizó.

La lengua ensancha sus límites a la vez que la literatura y la lengua escrita. Hasta el XV lo
normal es la anteposición, pero a partir de este hay mayor movilidad posicional.

Ejemplos de adjetivos valorativos:


-Verdadera sabiduría.
-Bello poema.

2. Adjetivos descriptivos: Describen la realidad tal y como es, ofrecen una cualidad
objetiva de un referente. Ejemplo: energía eólica.

3. Adjetivos de relación o pertenencia: se clasifica la realidad. Podemos hablar de los


diferentes tipos de energía: energía solar, eólica, nuclear, termodinámica. Estos son
adjetivos de relación o pertenencia. Por ejemplo: los gentilicios como soldados
castellanos, leoneses, extremeños. Siempre su posición es pospuestos.

4. Adjetivos cuasideterminativos: nos referimos a un tipo de adjetivos que hoy en día los
damos por hecho porque ya están consolidados por la lengua. Por ejemplo. la referida
historia, el antecedente capítulo, el citado personaje. ¿Cuál es su función? No es una
referencia externa. Su función es anafórico. Están especializados en establecer
referencias intratextuales, dentro del texto, son como anáforas dentro del texto.

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Cuando leemos los textos medievales, no solemos encontrar estos adjetivos, aparecen a partir
del siglo XV. ¿Por qué? ¿Qué implica que yo haga referencias intratextuales? Las
referencias intratextuales implica en último término que tengamos un control, una
familiaridad y dominio de lo escrito, que tengamos plena conciencia de muchas cosas
complejas y abstractas, de cómo se estructura un texto, de cómo se lee un texto. Estos
conocimientos no existían antes del siglo XV, se inicia con los estudios humanistas como
Nebrija, que era latinista. El uso de estos adjetivos que propician relaciones intratextuales
implica control y expertizaje sobre la cultura escrita del momento.

Respecto a su evolución, seguramente en el siglo XV haya un despegue de estos adjetivos,


pero antes habría pocos testimonios o ninguno, pero en el XV va hacia otros aspectos de la
lengua.

5. Adjetivo en posición formularia: Más que hablar de un adjetivo, hablamos de una


secuencia fija, una secuencia lexicalizada, se trata de un segmento de adj + sust y
siempre en ese orden. Ejemplos: Patria potestad, libre albedrío, de orden fijo e
invariable.

Conclusión: estamos de acuerdo en que existen multitud de condicionantes que influyen en la


posición del adjetivo. En todo caso, Lapesa llega a la conclusión de que los adjetivos en
función especificativa, adj descriptivos, tienden a posponerse. Mientras que los adjetivos
valorativos tienden a anteponerse, los adjetivos en función explicativa, los valorativos,
tienden a anteponerse.

La anteposición se relaciona con la posición marcada y la posposición con la posición no


marcada, en español.

Práctica tema 2: los adjetivos

-Fase 1 acercamiento al sentido completo del texto. Que tengamos una visión panorámica de
los dos textos. En qué se parecen y cómo los podemos vincular.

TEXTO 1

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Abié redondas las orejas,
blanquas como leche d'ovejas;
ojos negros e sobreçejas;
alba fruente, fasta las çernejas,
la faz tenié colorada,
como la rosa cuando es granada;
boque chica e por mesura
muy fermosa la catadura.
[…]

De su beltat dexemos estar,


que non vos lo podria contar.
Contar vos e de los sus vestimentes
e de los sus guarnimentes.
El peyor día de la semana
non vistie panyo de lana;
assaz prendié oro e argento,
bien se vistie a su talento.
[…]

En estas dos primeras estrofas, el poeta describe a una mujer, a su amada. La describe en
términos o en dimensiones físicas (1ª estrofa) y su vestimenta, la indumentaria (2ª estrofa).

Atanto era de buena entençión,


que a todos tornaba razón.
Así el loco como el sage,
todos la tienen por de paratge.
Tanto era buena fablador
e tanto habié el cuerpo gençor,
que un fijo de emperador
la prendria por uxor.

21
Todos dizien: "¡Qué domatge
d'esta fembra de paratge!".
De todas cosas semeja sabida,
¿cómo passa tan mala vida?
Bien debe llorar esta juventa
porque nasçió tan genta.

El poeta completa la descripción con la dimensión psicológica de la mujer, la parte del


ánimo, la impresión que deja en el resto. En el primer verso de la 3ª estrofa (Atanto era de
buena entençión) dice que tiene entendimiento, sabiduría y hay una palabra clave para
entender la cualidad de toda persona pero sobre todo de la mujer: la mesura. El equilibrio, el
sentido común, la sensatez, el cabal. Por eso dice que tenía tan buena intención, que hasta al
más despistado lo volvía al terreno de la razón. Uxor, uxoris: mujer.

Genta tiene que estar relacionado con gençor, después lo explicaremos.

TEXTO 2.

Dos serranas he trovado


a pie de áspera montaña,
segund es su gesto e maña,
non vezadas de ganado.

De espinas trahen los velos


e de oro las crespinas,
senbradas de perlas finas
que le aprietan sus cabellos,
ruvios, largos, primos, bellos,
e las trufas bien posadas,
amas de oro arracadas,
segund doncellas d’estado.

Fruentes claras e luzientes,

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las çejas en arco alçadas,
las narizes afiladas,
chica boca e blancos dientes;
ojos prietos e rientes,
las mexillas como rosas,
gargantas maravillosas,
altas, lindas, al mi grado.

Estas tres primeras estrofas tienen 3 actores líricos. El yo poético y las serranas. El marqués
escribe un poema a sus hijas. Las encuentra, las describe físicamente (los cabellos, las frentes,
gargantas, etc., tanto la frente como el cuello eran elementos sensuales, la boca, la nariz, los
ojos, los dientes) hace una descripción muy completa del rostro, de la cara.

Carmiso alto e liso


cada qual en los sus pechos,
porque Dios todos sus fechos
dexó, quando fer las quiso.
Dos pumas de paraíso
las [sus] tetas igualadas
en la su çinta delgadas
con aseo adonado.

Blancas manos e pulidas,


e los dedos no espigados,
a las juntas no afeados,
uñas de argén guarnidas;
rubíes e margaridas,
çafires e diamantes,
axorcas ricas, sonantes,
todas de oro labrado.

Ropas trahen a sus guisas,


todas fendidas por rayas,

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do les paresçen sus sayas
forradas en peñas grisas;
de martas e ricas sisas
sus ropas bien asentadas,
de azeituní, quartonadas,
de filo de oro brocado.

El marqués en estas tres estrofas sigue describiendo a sus hijas, de arriba a abajo, se centra en
sus cuerpos. Blancas manos, uñas de argén guarnidas (uñas adornadas con plata). También se
fija en la indumentaria.

Yo las vi, sí Dios me vala,


posadas en sus tapetes,
en sus faldas los blanchetes,
que demuestran mayor gala.
Los finojos he fincado,
segund es acostumbrado
a dueñas de grand altura:
ellas, por la su mesura,
en los pies m’an levantado.

c. 1429, Íñigo López de Mendoza (marqués de Santillana), “Cantar a sus fijas loando su
fermosura”, en Poesías completas, ed. de M. Á. Pérez Priego, Madrid, Alhambra, 1983-
1991.

Para terminar de entender la imagen con que Santillana quiere terminar el poema, los
blanchetes son perros, que tenían las hijas del marqués, una imagen típica del XV. Cuando
llega el marqués se arrodilla y ellas lo levantan, por su mesura, como tienen mesura no lo
dejan en el suelo, lo levantan, porque son mesuradas. El concepto de mesura aplicado a una
habilidad como el equilibrio, la sensatez, el punto medio.

En estos dos textos, desde el punto de vista argumental, son descripciones que están
actualizando un tópico o motivo temático frecuente en la lírica europea: la descriptio puellae,

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procedente de la poesía amatoria latina. Esto ya lo cantaba Horacio, Ovidio, los grandes
poetas del amor en latín. La poesía amatoria latina sigue su recorrido y en la alta edad Media
hasta el nacimiento de la lírica amatoria en Occitania, en el sur de Francia, Aix en Provence.
La lírica amatoria es descendiente de la poesía amatoria latina. La lírica románica medieval
nace en Occitania con la lírica del amor cortés, cruza todo el norte peninsular y se va hasta el
espacio gallegoportugués, hacía Finisterre. Alfonso X el Sabio escribía cantigas en
gallegoportugués, mientras que sus textos los escribió en castellano. Esto sucede porque el
castellano no era concebido como lengua para la expresión lírica, por eso no escribe en
castellano poesía. El primero en escribir lírica en castellano es Juan Ruiz.

Cuando hablamos de lingüística histórica tenemos la idea errónea de que la lengua


evoluciona solo por sucesión temporal de etapas, lineal. Es normal pensar así, pero hay un
método novedoso, reciente pero revolucionario. Estos textos cronológicamente están a dos
siglos de distancia, pero en cuanto a contenido están muy próximos, porque son los dos
descriptio puellae. Quizá vamos a encontrar dos similitudes en textos que no perviven en la
misma época.
La forma de trabajar de la lengua hasta ahora es seguir la línea temporal, pero debe ser
complementado por este modelo. Por ejemplo: una investigación corporal que tome como
corpus todas las descriptio puellae desde orígenes hasta nuestros días.

Por eso vemos estas dos descriptio puellae muy alejadas en el tiempo pero con elementos
formales y de contenido muy parecidos.

Análisis de los adjetivos de los textos: forma, función y significación.


Texto 1:

Abié redondas las orejas,


→ Según su forma: adjetivo de 3 terminaciones del 1r grupo, que se declina por la 1ª
declinación. La desinencia del morfo -a (género) y el morfo -s (número).
→ Según su función. Desde el punto de vista funcional, tiene función de C.
Predicativo e incide sobre el CD (orejas). Está en posición focalizadora, hoy en día
diríamos “tenía las orejas redondas”. Respecto a abié debemos tener en cuenta que
haber, en su origen compartía el significado de posesión con el verbo tener. Pero llega

25
un momento en que uno de los cambios trascendentales es la desaparición de haber
como verbo de posesión y pasa a auxiliar, porque se vacía de contenido.
→ Según su significación, semánticamente, sería un adjetivo descriptivo.

blanquas como leche d'ovejas;


→ Según su forma:
→ Según su función:
→ Según su significación:
ojos negros e sobreçejas;
→ Según su forma:
→ Según su función:
→ Según su significación:

alba fruente, fasta las çernejas,


→ Según su forma:
→ Según su función:
→ Según su significación:

la faz tenié colorada,


→ Según su forma:
→ Según su función:
→ Según su significación:

como la rosa cuando es granada;

boque chica e por mesura


→ Según su forma:
→ Según su función:
→ Según su significación:

muy fermosa la catadura.


→ Según su forma:
→ Según su función:

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→ Según su significación:

EL PRONOMBRE:

RASGOS GENERALES:
El castellano medieval es fruto de una reestructuración. Esta reestructuración se concreta en
la creación del artículo como categoría gramatical. Es un proceso enteramente románico.
También es cierto que si vemos ambos sistemas, en realidad la similitud es alta. Se mantienen
las clases fundamentales de pronombres; incluso, en algunos subtipos de pronombres, como
los personales o los demostrativos, se conserva el caso (personales) y el género neutro (lo,
esto, eso, aquello). Desde el punto de vista funcional, hay una continuidad de funciones en
estos elementos. Por ejemplo, la referencia anafórica, la deíctica… Dentro de cada paradigma
ya afloran algunas diferencias más. en su conjunto, hay similitudes en alto grado. Una tercera
nota común es una nota que ya hemos visto: el polimorfismo. Convivencia de variantes
fonéticas, gráficas, morfosintácticas… Incluso variantes textuales. la razón de ser de que
surja es que el sistema no estaba consolidado. El sistema pronominal sí que es cierto que se
consolida a partir del XIV, y que habrá otros fenómenos que tardarán más, pero, de alguna
manera, en el XIV se avanza mucho en esta cuestión, sobre todo en los cuantificadores.
Por ejemplo:
mici, michi, mibe, mib… MIHI>mí

Los pronombres personales tanto en singular como en plural.

1. FORMAS TÓNICAS (Documento AV):


- Nominativo:
● EGO> Menéndez pidal parte de una diptongación. Este diptongo se cerraría en
“ieo” hasta “ió”. Lausberg tiene otra propuesta (completar).
● TU
● ILLE: Se toma la forma de pronombre de lejanía para formar el pronombre de
persona: Él. La variante más antigua es “elle”. A partir del XV, por apócope,
pasa a “él”.
● NOS>Nos+alteros (a partir del XIV, primero con valor enfático).

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● VOS >vos+alteros. Era una forma de respeto pero a medida que va pasando el
tiempo, pasa a utilizarse en varios grupos de la población. A partir del XV, se
populariza en la nobleza, y ya no tiene el sentido de reverencial, como cuando
solo se usaba para la realeza. El valor reverencial pasa a usarse en formas
como Vuestra Merced, vuestra reverencia… El “vos” ya estaba desgastado.
Nos y Vos se utilizan para todas las funciones, son formas únicas. A diferencia
de lo que hemos visto en singular. Cuando cambiamos a otras funciones,
cambiaban las formas.
● ILLOS
La diferencia entre los pronombres de la primera y la segunda persona con los de la tercera es
que los de la tercera persona tienen diferenciación de género, mientras que la primera y la
segunda no, solo tiene una forma.

- Dativo:
● MIHI
● TIBI
● NOVIS y VOBIS (desaparecen)
- Ablativo:
● MECUM: la preposición la posponen (me +cum> cum+migo>conmigo)
● TECUM
● SECUM
● NOVISCUM> noscum (desgaste fonético)> cum-noscum> connosco>
connusco
● VOBISCUM (mismo proceso que el anterior)
2. FORMAS ÁTONAS:
- Acusativo:
● ME
● TE
● SE
● NOS
● VOS> os. Aquí se produce el paso de VOS a OS a finales del s. XV. Hasta el
XVI no se consolida.
Forma única para las funciones de CD y CI, que cubre el acusativo en
castellano. En la tercera persona, en cambio, manifiesta formas diferentes para

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expresar estas dos funciones. Es lo que queda de los casos latinos de manera
más clara, ya que se distingue el Acusativo del Dativo:
(completar)

PRINCIPALES ALTERACIONES DE LOS PRONOMBRE ÁTONOS:


- La apócope: Hay un contexto propicio para la apócope. Los pronombres personales
átonos, en los textos medievales, se apocopan. ocurre más en los pronombres de
tercera persona, y más en las singulares que en las plurales: pronombre en singular
combinado con una palabra acabada en vocal.
Al Cid la manol va besar.
- La aglutinación de secuencia de pronombres. Por ejemplo: /que me lo/> quemblo.
- Asimilación o metátesis. “dalle”, en la que dos consonantes se asimilan. También
pasa esto en el imperativo como “dalde”.
- La posición. La prototípica en el castellano medieval es la pospuesta o enclítica. Con
todo, y es uno de los cambios más tardíos, sacar al pronombre de la posibilidad de
intercalarse entre dos verbos. En la edad media, que tenía mucha flexibilidad
posicional, se interpolaba entre o bien el auxiliar (avedesme olvidado), o bien en lo
que será el tiempo de futuro (amar lo he). En castellano medieval, el pronombre
átono, como es una forma débil, no puede ni iniciar oración ni ir tras pausa. Se pueden
anteponer en dos supuestos: en el caso de que aparezca un adverbio o ante una
conjunción.
- Funciones: Las funciones primarias, las argumentales, son las de CD y CI, que se
corresponden con el acusativo y el dativo. Pero no es una correspondencia exacta.
Estas dos funciones se manifiestan mediante las construcciones de sintagmas
preposicionales y las de la propia forma de pronombre. Es poco usual en el castellano
medieval la reduplicación nominal como “te crié a ti”. A partir del XIII ya se va
generalizando.
leísmo, loísmo, laísmo:
El origen viene del latín. En las construcciones de infinitivo, oraciones subordinadas y
construcciones de doble acusativo el altín distinguía entre las categoría de persona y cosa. En
castellano, el OD puede referirse a personas, y el Indirecto a objetos. El origen está en los
verbos que en latín rigen dativo. En el paso del latín al castellano, los verbos que en origen
regían dativo, en castellano pasan a regir acusativos.

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El leísmo se da desde el XIII. Este es el aceptado por la Academia de la Lengua. El leísmo
femenino singular y plural, uso testimonial. El de cosa, testimonial. El laísmo muy raro hasta
el XIII. El loísmo, muy residual, aparece más en plural que en singular.

POSESIVOS:
Lo primero que hay que comentar con relación con los posesivos es que es un sistema muy
parecido al latín: mismas categorías. Se conserva el género y el número de lo poseído y el
número del poseedor (un poseedor y varios poseedores). Esa es la configuración que se
mantiene desde el latín, que continúa. Es cierto que se pierde el carácter reflexivo de la
tercera persona: el suus, sua, suum con ese carácter reflexivo pierde este carácter con el paso
del latín al español. En la tercera persona, en resumen, desaparece ese carácter reflexivo.

Frente a otras lenguas romances, como por ejemplo frente al francés o al italiano o al catalán
o al aragonés (como variedad romance), el castellano no generó un descendiente romance
para la forma plural de varios poseedores de la 3ª persona. ILLORUM: tenemos esta forma,
que traducida sería “de ellos, de ellas”; en castellano, esta forma no ha generado una forma
etimológica continuadora, pero en otras lenguas sí. En francés, por ejemplo, leur; en italiano,
loro; en catalán, llur(s); en aragonés, lur(es). Ni el castellano ni el portugués presentan estas
formas, dentro de la Romania lingüística.

Esto ha sido una introducción al sistema latino de posesivos. Hemos visto que el castellano
presenta una continuidad y que no presenta descendiente romance de ILLORUM. Si vemos
las formas de la evolución del latín al castellano, no presenta problemas en la evolución. El
posesivo no ofrece problemas; son evoluciones fonéticas regulares. Dicho esto, ya vamos a
centrarnos en el aspecto capital del tema de los posesivos: proceso de nivelación que se
produce en la serie pronominal en las formas masculinas y femeninas.

Recordemos cuando explicamos en el tema 1 el proceso de nivelación: implica que hay dos
formas en contienda, siendo una de ellas muy productiva y representativa, y siendo la otra
minoritaria, teniendo menos frecuencia de uso; hay una pugna entre ambas formas, entre la
forma que se abre paso y tiene mayor amplitud discursiva y entre la forma que va haciéndose
minoritaria. Termina sobreponiéndose la forma más representativa.

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Ejemplo: Castiello y castillo. Llega un momento en que illo es más frecuente, y a mediados
del XIV la lengua selecciona illo en detrimento de iello: ese es el proceso de nivelación. La
lengua actúa en favor de la forma más productiva. Dos formas muy parecidas, pero una es
más representativa, y la lengua escoge esta.

Otro ejemplo: tenemos las formas masculinas meus, tuus, sius; y las femeninas mea, tea, sua.
Esas formas confluyen en mi, tu, su. Lo que ocurrió para llegara este resultado fue un proceso
de nivelación. Esta nivelación culmina a inicios del s. XIV, en el que ya tenemos consolidado
el sistema de posesivos castellano. Es bastante temprano a diferencia de otros procesos. A
inicios del XIV ya tenemos esto resuelto. Lo que ha ocurrido por en medio es:
Masculinas → MEUS, TUUS, SUUS > mio, to, so.
Femenino → MEA, TUA, SUA > mia, tua, sua (estas formas femeninas que aparecen de
forma natural se le suman otras variantes derivadas del debilitamiento de la A). Cuando la A
se debilita, se forman las formas mie, tue, sue. Estas formas viven entre los siglos XI y XIII,
entre la creación de las lenguas romances con la aparición de los primeros textos, de la
expresión literaria.

Tenemos la primera fase, la arcaica. Por contagio de las femeninas, se crean las variantes
masculinas mio, tuo y suo. Y todas ellas conviven en estos siglos. Es la primera fase,
caracterizada por el polimorfismo. Hay muchas variantes.

En la segunda fase (s.XIII en adelante), el juego es que mi(e), tu(e), su(e), ya en los inicios
del XIII, la vocal final se va a perder, y ya deriva en mi, tu, su. Con las formas femeninas,
siempre se ponían de forma antepuesta, nunca pospuesta. En esta fase la apócope ya ha
actuado en las formas femeninas, y en las masculinas nos sigue dando mi, to, so. A finales
del XIII se confundían ambas formas, ya que eran parecidas. En los textos a finales del XIII
empezamos a ver cambios en los pronombres (se confundían en el género, sobre todo en el
masculino). En la forma femenina, algún caso esporádico, pero ocurría más en la forma
masculina. Este proceso tiene dos explicaciones, esta es la tradicional.

La tradicional (seguimos con ella): tenemos esta situación de confusión: mi, to, so y mi, tu,
su se intercambian. Tenemos dos formas para lo mismo. En la fase tercera (inicios del siglo
XIV), ya tenemos que, entre estas formas, se han seleccionado las formas femeninas: mi, tu,
su. En el siglo XIV, ya tenemos consolidado el sistema de posesivos en castellano.

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Explicación alternativa a la tradicional: podemos concebir las formas masculinas y
femeninas como alomorfos que van a derivar en una forma sincrética, que recoge estos
alomorfos. Tendríamos dos series de alomorfos que derivan en la forma sincrética mi, tu, su.
Esto se explica de la siguiente forma: volvemos a la fase 1 → tenemos una teoría alternativa,
porque mio, tuo y suo podría haber presentado también una apócope: mi(o), tu(o) y su(o). Las
formas femeninas siempre proclíticas (antepuestas); las masculinas, tanto proclíticas (delante)
como enclíticas (detrás). Si hubo apócope en la E final, también pudo haber apócope en la O
final (en las formas masculinas). Ambas formas concluyen en mi, tu, su, según esta teoría
alternativa.

La primera teoría, la tradicional, pone énfasis en que el esfuerzo lo llevan a cabo las
formas femeninas para asimilarse a ese modelo para las formas masculinas (esfuerzo de
arrastre): las formas femeninas hacen función de arrastre para consolidar el sistema. La teoría
alternativa pone el énfasis en el apócope como factor decisivo; hemos cambiado la
perspectiva.

¿Qué otra clase de pronombre contagia para crear “tuyo/a” y “suyo/a”? El modelo es “cuyo”.
Este proceso de creación es un paralelo, según la teoría alternativa, a tuo y suo; por una parte,
está la serie tónica (mío, tuyo, suyo) y, por otra parte, la serie átona.

Pasamos a la posición de estos elementos: las formas femeninas siempre en posición


proclítica, y las del masculino tanto antepuestas como pospuestas. Se da una cosa curiosa: el
mio, to, so sabemos que da mi, tu, su → en principio, son formas átonas, pero en la lengua
medieval podían funcionar también como formas tónicas, como hoy en día funcionaría el
suyo. Puedo decir 70 de los sos (= 70 de los suyos). La forma que hoy tomamos por átona, se
utilizaba como tónica también sin dejar de usarse como átona. Y de manera inversa también,
ya que “el tuyo, el suyo”, que hoy lo relacionamos como forma tónica, y de manera
pospuesta, en la lengua medieval se podía anteponer, y podía funcionar como determinante
además que como pronombre. Por ejemplo: Un suyo soldado, un suyo hombre.

Ampliación de usos respecto del latín. Al latín le faltaban unos usos que el castellano amplía.
Por ejemplo, las relaciones de parentesco: en castellano medieval nos encontramos los
pronombres posesivos que designan parentesco, mientras que en latín este esquema no

32
existía. Como So sobrino del Cid. Para partes del cuerpo y relaciones de parentesco, el espaol
actual no continuará con estas designaciones. Se han reducido las designaciones del posesivo.
En español medieval se amplían y después se repliegan.

Una estructura muy emblemática que nos vamos a encontrar en los textos: las
construcciones enfáticas de artículo determinado o indeterminado + posesivo +
sustantivo (la mi casa). Estas construcciones alternaban con las construcciones sin artículo.
En castellano medieval encontramos la mi casa y mi casa. El uso del artículo significaba
realce. Incluso los demostrativos podían usarse en lugar del artículo, podíamos encontrar
aquella mi casa, aquel mi amigo… Con el demostrativo se usaba solo cuando queríamos dar
realce a la información. Uno de los vectores de cambio del medieval al clásico es el reajuste
morfosintáctico. Y en esta época del español preclásico se concentran cambios
morfosintácticos. Uno de ellos, que desaparece en esta época dando el paso al español
clásico, es la desaparición de esta estructura (artículo + posesivo + sustantivo). Por lo que a
partir del siglo XIV ya no encontraremos estas estructuras.

DEMOSTRATIVOS:
En latín teníamos un sistema muy complejo que tiene los siguientes componentes: un sistema
tripartito que marca la deixis, marca el grado de proximidad/lejanía d e los diferentes objetos.
también tenía un pronombre de identidad (IPSE, IPSA, IPSUM) y un pronombre anafórico de
referencia (IS, EA, ID). El primer grado es el de hic, haec, hoc: primer grado de proximidad.
Estas formas desaparecen, no llegan al castellano. Llegan con otras. El primer grado en
castellano (este, esta, esto), se forma sobre el segundo del latín (ISTE, ISTA, ISTUM). El
grado de mayor lejanía (aquel) se forma sobre el tercero del latín (ILLE, ILLA, MILLUD). El
tercer grado de lejanía del castellano, entonces, sí que se corresponde con el tercero del latín.
El pronombre de identidad IPSE, IPSA, IPSUM es el que llevará al segundo grado de lejanía
del castellano (ese, esa, eso). La P acaba ensordeciendo y desapareciendo. IPSE, IPSA,
IPSUM son las formas etimológicas de las que derivan ese, esa, eso. En latín tenemos estos
pronombres referenciales anafóricos IS, EA, ID, que desaparecen; no dejan descendencia.

En resumen, ¿cómo se forma el sistema tripartito en castellano? Recapitulemos:


- Primer grado este, esta, esto: proviene del segundo grado del latín ISTE, ISTA,
ISTUD.
- Grado intermedio ese, esa, eso: IPSE, IPSA, IPSUM.

33
- Tercer grado, de lejanía, aquel, aquella, aquello: el refuerzo ya en latín vulgar de
ECCEUM, ECCE, ATQUE y AC + ILLE, ILLA, ILLUD. Ese refuerzo vendría por el
desgaste del pronombre.
Estas formas de aquel, aquella y aquello contagian al resto del paradigma. Entonces,
encontramos aqueste junto a este (convivencia), así como aquesse y esse, y aquel. Con esto
queremos decir que se podían intercambiar aqueste y este, y aquesse y esse. Entrado el XVI,
las formas aqueste y aquesse se irán perdiendo. Como curiosidad, en riojano, encontraríamos
esti, essi, aquelli.

¿Qué sistema de demostrativos hereda el entorno romance? El castellano, el tripartito. Sin


embargo, el binario es propio de lenguas como el francés, el italiano, el catalán (aquest,
aquell) -el valenciano acepta tres: este, eixe, aquell-. El rumano tiene un sistema binario
también. El portugués tiene un sistema tripartito, como el castellano.

Por último, vamos a trabajar con IPSE: sabemos una de las direcciones de IPSE → es el
responsable de la creación del grado intermedio de los demostrativos (ese), pero también
conserva intacto su valor de identidad, lo que sucede que va a transmutar la forma en este
sentido: EGOMET IPSE es una construcción analítica que se va a lexicalizar y va a generar >
MEDIPSIMUS (valor de identidad: mismo).
[Dato de gramática: Mismo siempre como adjetivo, nunca como pronombre. Esto está muy
extendido. Hay que buscar alternativas, como “de este”. ]

PRONOMBRES INDEFINIDOS CUANTITATIVOS:

Lo primero es que el sistema latino era muy complejo y no muy bien organizado. En el caso
de estos pronombres hay que hablar de reajuste, en diversas direcciones. Hay un reajuste
profundo del sistema latino al castellano. Estas direcciones son:
- El indefinido UNUM, en latín, existía, pero solo se usaba como numeral. Lo que hace
el castellano, y esto es uno de los vectores de este reajuste, es la ampliación de caso
de UNO. De ALIQUI SUMO > alguno. Amplía usos de UNO en relación con el latín
y se usa UNO… OTRO. Se utiliza también para marcar la impersonalidad con valor
de uno cualquiera. Tenemos también como introductor de un sustantivo en el
discurso. Es una función presentadora. Por último, ampliación de uso como
clasificador.

34
- Otra dirección del reajuste: el latín tenía dobletes sinonímicos: OMNIS o TOTUS, y
el castellano se queda con TOTUS (todo), y OMNI se pierde. Otro doblete
sinonímico: QUIDAM o CERTUM y el castellano se queda con cierto. Tenemos
también ALLIUS ALTER, que nos da “otro”. NEMO NULLUS: nulo. De variantes,
encontramos, de otro; otris, otre, otrie, y otrien. De nuevo vemos otra prueba de
polimorfismo.
- Se mantienen como función primaria, de sujeto, por ejemplo, “al”, que significa “otro,
otra cosa”. Tenemos “algo”, que viene de ALIQUOR. “Nada”, que viene de RES
NATA.
- Se pierden formas compuestas del latín y que en castellano no existen. Tenemos
formas con los elementos QUIS, AL, YA y VOLO (querer).
- Con los numerales, se pierde DUAS, se apocopan cien y mil, los ordinales solo llegan
hasta el 5, y a partir del 6 se forman con -eno. Se conservan los multiplicativos (doble,
triple…) y se conservan algunos distributivos como “cada” o “sendos”.

7 de marzo de 2022
Continuación de los pronombres indefinidos y con los relativos, y luego veremos el artículo.
De los pronombres indefinidos nos quedó ver:
A) Indefinidos compuestos con quis, ya-, al- y derivados de VELLE (desaparecen):
- quis > quis cada uno
- ya- > yaquantos
- al- > alquantos
- Derivados de VELLE > qualsevuel, qualbis
B) Indefinidos compuestos con QUARERE (pervivencia):
- quienquier (a)
- qualquier (a)

De los numerales, dijimos que se perdía el DUAS latino. Conservamos solo los ordinales
hasta el número 5; a partir del sexto, en medieval, se formaba con el sufijo productivo -eno
(seseno, seteno, noveno…). Pervivencia de los multiplicativos (doble, triple) y los
distributivos (cada, sendos).
PRONOMBRES RELATIVOS

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Tenemos, por una parte, QUI > qui. Este ‘qui’ alterna en la lengua medieval con ‘quien’.
Estamos hablando de pronombres relativos, no de los interrogativos. Tanto ‘qui’ como
‘quien’ se refieren siempre a persona. ‘Qui/quien’ alternan hasta el siglo XV. A partir del
XV, se utiliza de forma exclusiva el ‘quien’.

‘Qui’ viene de QUI, pero ‘quien’ viene de QUEM. Conviven, son dos variantes, pero
provienen de dos étimos distintos.

Sabemos que en la actualidad tenemos la variación de ‘quien’, ‘quienes’. A partir del siglo
XVI, se generaliza la forma plural. Antes ‘quien’ se aplicaba tanto para singular como para
plural.

Tenemos también QUALEM > cual y QUALES > cuales. Tanto ‘cual’ como ‘cuales’
(escritas con grafía <q> en medieval) forman una unidad sintáctica muy consolidada desde el
siglo XIII con el artículo → el qual, los quales (sobre todo en función de sujeto, importante
matización porque en la lengua medieval también se documenta el relativo ‘qual’ sin el
artículo y como término de preposición). Esa tendencia contraria de ausencia de artículo se da
cuando el relativo va acompañado de preposición, de forma que se inserta dentro del término
(se diría ‘a qual’, por ejemplo, en lugar de ‘al cual’, como diríamos ahora).

QUID > que. Tanto ‘que’ como ‘qui’ (relativos simples y átonos) se suelen reforzar en la
lengua medieval de forma temprana con artículo o con demostrativo (sobre todo el de lejanía
-aquel qui, aquel que-). ‘Aquel qui’ o ‘aquel que’ como unidades sintácticas consolidadas que
sirven como antecedente.

CUIUS, CUIA > cuyo, cuya. Solo vive en castellano, portugués y, de manera residual, en
italiano dialectal de Cerdeña. Valor adjetival, es un pronombre relativo con valor de
adyacente. Recibe los morfemas de género y número del sustantivo al que acompañan.
Cuando es término de preposición, se integra entre la preposición y el sustantivo. La forma
CUIUS proviene del genitivo latino; no es resto formal, porque para ello debería tener una
forma lingüística perceptible para considerarlo resto formal (sabemos que la -s que queda de
los días de la semana es resto de un genitivo).

Pasamos al artículo.

ARTÍCULO

36
En latín no existía el artículo, sí en griego. Desde el punto de vista interno del latín, nos
podemos hacer la pregunta de cómo cubría el latín el significado estructural que tendría el
artículo; con qué medios aproximados al artículo contaba el latín. Los medios eran
fundamentalmente dos:

- ILLE, ILLA, ILLUD: pronombre demostrativo de lejanía.


- IPSE, IPSA, IPSUM: pronombre de identidad.

Ambos pronombres tienen una función común, la deíctica; son elementos deícticos, sirven
para señalar o mostrar elementos del discurso. Recaerán, por evolución, en la determinación
de un elemento.

Recordemos que uno de los contenidos más importantes de este tema era la formación del
artículo románico como el fenómeno más relevante. ¿Qué forma románica salía de ILLE,
ILLA, ILLUD? El pronombre personal de la tercera persona, tanto singular como plural.

Vamos a ver la evolución del demostrativo latino al artículo, teniendo en cuenta la


distribución en la Península Ibérica, pues, como sabemos, los artículos en romance provienen
de ILLE, ILLA, ILLUD e IPSE, IPSA, IPSUM, pero no a partes iguales.

IPSE, IPSA, IPSUM es testimonial en la evolución al romance, no en su función deíctica en


latín, sino que ya hablamos de evolución al romance. IPSE, IPSA, IPSUM se refleja, por
ejemplo, en el artículo salat, “sa”, que se utiliza en Mallorca: “sa avión”. El catalán de
Mallorca retiene muchos elementos del catalán medieval a la vez que castellanismos. Este
artículo vive en el catalán en tres zonas: en Mallorca (catalán insular), Tàrbena (o la Vall de
Gallinera, que el profesor duda), Girona (en la costa también se utiliza el salat), y también
está el Sardo, que no es una zona, sino una variedad/modalidad lingüística románica.

Quitando las áreas que acabamos de mencionar, el resto de áreas románicas provienen de
ILLE, ILLA, ILLUD.

Evolución formal/formación de artículo desde el punto de vista formal:

a) ILLE > el(e), ell(e), el


b) ILLA(M) > el(a), ell(a), (e)la, la

En ambas series anteriores (masculina y femenina), tenemos los alomorfos el(e/a) y ell(e/a).
Confluyen dos formas que pertenecen a dos géneros diferentes.

37
Serie femenina: ‘la’ se utiliza con sustantivos iniciados con consonante; ‘el’ o ‘ell’ se utiliza
en sustantivos empezados con vocal (en principio, cualquier vocal, pero a partir del XVI se
restringen las vocales y ahora ‘ell’ se utiliza solo para la vocal <a>, sea tónica o átona; a
partir del XVIII, con la norma actual, se restringe a la <a> tónica).

Las formas ‘ele’, ‘elle’ y ‘ela’ solo viven en los textos primitivos (las glosas y los fueros).

El sistema actual ‘ela’ se da desde finales del XII; son tempranísimas las formas con ‘ella’.

c) ILLUD > el/lo, elo.

‘Elo’ para textos primitivos.

‘Lo’ para el neutro en la gramática actual: se utiliza para sustantivar. También se utiliza en
estructuras intensivas o intensificadoras: lo guapo que era.

‘El’ es una triple alomorfía que aparece -junto al ‘el(e/a)’ de las series masculina y femenina-.

No hay confusión entre ‘lo’ y ‘el’ porque ya tempranamente se reinterpretó ‘el’ como
masculino (por semejanza formal con la serie masculina ‘el’ que ya hemos visto).

d) ILLOS > los


e) ILLAS > las

Volvemos a ILLE: controversia etimológica.

- La tesis tradicional, que se debe a Menéndez Pidal, defendía que el artículo masculino
‘el’ provenía del nominativo ILLE.
- Sin embargo, la propuesta alternativa, que se debe a Ralph Penning, defiende que el
artículo determinado ‘el’ podía provenir de ILLUM (como acusativo) > el(o). Elo:
caída por apócope natural de la -o > el.
- Hay una tercera propuesta, de Rafael Lapesa, que apunta a un origen bicausal: caso
recto y caso oblicuo. ‘El’ provendría de un caso recto nominativo ILLE y el artículo
determinado ‘lo’ provendría del caso oblicuo ILLUM.

Pasamos a la evolución del demostrativo al artículo, de nuevo:

Dos tendencias complementarias:

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- Tendencia principal y contenido esencial de la gramática histórica: creación del
artículo románico a partir del demostrativo latino.
- Pervivencia en términos de continuidad estilística del uso del demostrativo
latino. Uso muy especializado o localizado que vive dentro del entorno literario. Esta
pervivencia del demostrativo latino en la literatura castellana medieval es de carácter
exclusivamente estilístico y vive en el ecosistema literario. En ese sentido, estos usos
del demostrativo latino que pervive en la literatura castellana medieval no eran usos
genuinos de la época; no respondían al uso real de la lengua (pilar metodológico de
Rafael Lapesa: insistir en separar lo genuino de lo real, lo estilístico y lo real.

Vamos a situarnos en la primera tendencia.

Tenemos ILLE, ILLA, ILLUD, cuyo valor originario primero es deíctico. Estas formas se
empiezan a utilizar mucho, a partir del siglo V d.C, con la aparición de la literatura cristiana.
Cuando un elemento se gasta mucho, termina por perder sus valores originales, de modo que
estas formas van perdiendo ese valor deíctico y van gramaticalizándose. Tenemos ese valor
originario que se va desgastando con el uso, y hay unas fases de desgaste:

- Progresivo desgaste semántico de ese valor funcional deíctico.


- Se pierde el acento/énfasis acentual de ILLE. Se convierte en un elemento átono.
- El artículo empieza a experimentar una restricción sintáctico-semántica: utilización
exclusiva con sustantivos ya mencionados en el texto. Los sustantivos ya
mencionados se conciben como reales, existentes, frente a los sustantivos irreales,
indeterminados. Se relaciona la estructura del elemento ILLE + sustantivo con lo real,
lo existente; la ausencia del artículo se relaciona con lo virtual, con lo indeterminado.

Cuando llegan los textos romances, ya encontramos el artículo, pero eso no quiere decir que
cada vez que encontremos un demostrativo en literatura medieval sea un artículo. Hay autores
que quieren recrear el uso de demostrativos como artículos para recrear literariamente épocas
anteriores. Hay que comprobar si un texto recrea la época cristiana o si ya es tendencia de
artículo.

Cuando se cumplen las fases anteriores, ya tenemos la creación del artículo.

Particularidades funcionales del artículo en la lengua medieval:

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El artículo exige el carácter individualizado de lo referido por el nombre. Para que el artículo
aparezca, la condición es que exista ese carácter individualizado de aquello que refiere el
nombre. Ese es el contexto general donde aparece el artículo.

Donde no suele aparecer el artículo es:

- Con sustantivos de carácter genérico. Ejemplo: ni da conseio padre a fijo, ni fijo a


padre.
- Tampoco aparece cuando el artículo se refiere a grupo o a una cantidad
indeterminada. Burgueses e burguesas por las finiestras son.
- Puede faltar con valor colectivo o abstracto. Sediendo cristianismo en esta amargura.
- Puede faltar con sustantivos de valor de materia: latón que es pobre tinto.

Correlación entre:

- Presencia del artículo y función de sujeto: son más los artículos que aparecen en
función de sujeto.
- Ausencia de artículo y función de término de preposición (sobre todo en
localizaciones temporales…).

Construcciones:

- Artículo como elemento sustantivador de adjetivos: lo bello y lo sublime.


- Otras construcciones en la Edad Media en las que parece conservarse el valor
pronominal deíctico originario: el melhor de toda la tierra o Mio Cid el de Vivar.
- Infinitivo acompañado de artículo: diferentes grados de lexicalización. En valenciano,
lo vemos claro: dinar y el dinar. Ese artículo es plenamente un artículo. En medieval,
hay casos que se han consolidado y que están estandarizados (los haberes -las
posesiones-, el cantar) y que son de alto grado de lexicalización. Puede haber otros
casos, pues hay infinitas posibilidades, pero si son de creación reciente o están en un
proceso inicial no van a ser casos lexicalizados o ampliamente consolidados.

Hasta ahora hemos explicado la tendencia tradicional.

La tendencia complementaria la entendemos como continuidad estilística. A partir del siglo


V, con la desintegración del Imperio Romano, la literatura se extiende por Europa y los

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autores de esa época escriben literatura espiritual para comunicar un mensaje evangélico,
persuasivo. Los demostrativos latinos ocupan un lugar importante, porque son instrumentos
de persuasión para acercar la materia al pueblo.

Llegada a la etapa romance, este uso abusivo de los demostrativos pasa al castellano. La
forma literaria de la poesía épica ofrece una línea de continuidad estilística desde la literatura
latina. Los demostrativos son elementos directos para que el oyente participe de esa acción.

La forma literaria posterior a la épica que también reutilizará esta tendencia es el romancero.
Ya tenemos la continuidad estilística que va desde la literatura latina hasta el romancero,
pasando once siglos de por medio.

Tenemos que recordar que se trataba de usos artificiales venidos de la literatura latina, un uso
hinchado del demostrativo que no se correspondía con el uso real de la lengua. Nos ubicamos
en un plano literario, estilístico; no tenemos que interpretarlo como un uso corriente de la
lengua, sino como un artificio.

8 de marzo de 2022

Dos prácticas

Práctica 1- De las diferentes clases de pronombres:

"Et so bien cierto que la avedes vos conplida mente de vuestro padre et de la vuestra madre,
ca ellos heredaron la de los suyos. Et contar vos he commo la ovo vuestro padre del rey don
Ferrando, nuestro abuelo. Quando el rey don Ferrando fino en Seuilla, era y con el la reyna
donna Juana, su muger, et el infante don Alfonso, su fijo, mio padre, que fue rey, et el infante
don Alfonso de Molina, su hermano, et todos o los mas de sus fijos; et dexolos a todos muy
bien heredados, saluo a vuestro padre, que era muy moço. Et don Pero Lopes de Ayala, que
lo criaua, traxo el moço al rey et pidiol por merced que se acordase del. Et quando el llego,
estaua ya el rey çerca de la muerte; pero non pudiendo fablar si non a muy grant fuerça,
dixol: "Fijo, vos sodes el postremer fijo que yo oue de la reyna donna Beatriz, que fue muy
santa et muy buena mugier, et se que vos amaua mucho; otrosi [vos amo yo], pero non vos
puedo dar heredad ninguna, mas douos la mi espada Lobera, que es cosa de muy grant virtud,

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et con que me fizo Dios a mi mucho [bien], et douos estas armas, que son sennales de alas et
de leones".

1335, Juan Manuel, Libro de las armas, PUBLICACIÓN: José Manuel Blecua, Gredos
(Madrid), 1981.

(Primera mitad del XIV, conformación de la prosa castellano medieval. )

Es un seguimiento de herencias, de generaciones: Fernando III el Santo, Alfonso X el Sabio,


Fernando IV (hijo regente), Sancho IV, Alfonso XI…

Recomendación para el análisis:

- Identificación gramatical: identificar desde el español actual y desde nuestra


competencia como estudiantes el estatuto gramatical de lo que vamos a analizar.
- Evolución histórica: pasar a la evolución histórica y cerrar con una conclusión..

Análisis:

- La avedes: Ese “la”, desde el español actual, es un pronombre personal átono, 3ª


persona del singular, femenino, y con función de CD. Hemos identificado ya su
estatuto funcional.

ILLA pronombre personal e ILLA demostrativo: homonimia. Confluyen en una forma, pero
vienen de bases etimológicas distintas. Lo más importante desde el punto de vista de lo que
queda del latín en el castellano o el resto más importante respecto de la estructura gramatical
del latín que pervive es esta oposición dativo-acusativo:

Por un lado, tenemos LE y LES, y por otro LO, LAS, LOS, LAS. Es el resto formal y
sintáctico de una oposición que ya existía en latín (tenemos acusativo y dativo):

Acusativo:

● ILLU(M) > elo > lo


● ILLA(M) > la
● ILLOS > los
● ILLAS > las
● ILLUD > lo (neutro)

Dativo:

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● ILLI > le
● ILLIS > les

Tenemos esta oposición que pervive en castellano. Es el resto más importante. Este es un
resto estructural. Es un resto que está dentro del edificio gramatical de la lengua. incide en la
sintaxis. Esa oposición pervive.

Todo esto tendríamos que decir con el ‘la’, de La avedes.

Posición natural de los clíticos (pronombres átonos) en castellano medieval → pospuesta


(enclítica). Aquí el pronombre está antepuesto. Ello se explica por el ‘que’. Cuando tenemos
una conjunción delante, el pronombre se antepone al verbo.

- Avedes vos conplida mente… ‘Vos’: pronombre personal sujeto, tónico, es una forma
de respeto en toda la lengua medieval. Este tratamiento de respeto se opone al tú, que
es de familiaridad, y a partir del XVI, por el desgaste que sufre (porque la nobleza
cada vez lo gasta más entre sí), se va generalizando y se desgasta su uso,
desembocando incluso en un uso ofensivo en el XVII (pasando de un uso reverencial
a un uso ofensivo).
- De vuestro padre et de la vuestra madre: dice de la vuestra madre, pero no de el
vuestro padre. Es una construcción enfática, marcada. La construcción sin artículo es
la no marcada. La segunda es la marcada. Estructura artículo+posesivo+sustantivo:
enfática. Todavía hay otro medio gramatical para marcarla más aún: demostrativo
(esta mi madre).
- Ca ellos heredaron la de los suyos: pronombre personal tónico o sujeto. Desde la
descripción del español actual, diríamos, en cuanto a la forma, que hay una diferencia
entre la primera y la segunda persona, y la tercera. Cuando hay término de
preposición, digo a mí o a ti (primera y segunda personas); en cambio, diría a él
(tercera persona), sin cambiar el pronombre. Otra es la distinción de género: yo y tú
no tienen esta distinción; la tercera persona sí. Con ello tendríamos la descripción
gramatical.

Además, ellos no existía en latín, es propio de las lenguas romances. Surge de los
demostrativos de lejanía (ILLOS). En castellano, el demostrativo de lejanía dio el artículo
determinado (el, la, los, las), el pronombre personal de tercera persona (ella, él, ellos, ellas) y

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el demostrativo (ACCU ILLE), con el refuerzo. Generó esas tres categorías en castellano: las
dos primeras de creación románica.

DEDIT (dio) ILLI (a él) ILLUM (lo, eso): se lo dio. Son formas muy parecidas entre ellas,
por eso es importante separarlas.

Ellos es, por tanto, creación del demostrativo de lejanía, acusativo masculino plural ILLOS.
- La de los suyos: Es un pronombre posesivo tónico, 3.ª persona del plural, de un
poseedor, masculino. Su posición, en castellano actual, es siempre pospuesta.

Constitución formal: suyo surge de la forma femenina MIA, TUA, SUA, y de ahí surgen las
variantes masculinas (por imitación o analogía): MIO, TUO, SUO. Imitando la forma CUYO,
se forma TUYO y SUYO.

Primera fase: las femeninas son modelo para las masculinas.

Segunda fase: por analogía a ‘tuyo’ y ‘suyo’ se adopta la forma actual de ‘cuyo’.

La posición de “tuyo”y “suyo” en la Edad Media tenía más flexibilidad. Podía ir antepuesta
como pospuesta. Antepuesto: un suyo hombre. Esto también pasaba con los átonos (TO, SO).

- Et contar vos he: está intercalado (interpolado). El pronombre átono está interpolado
entre el auxiliar y el infinitivo. Es una construcción perifrástica. Esto desembocará en
el futuro simple (contar he > contaré). Mediante un proceso de gramaticalización,
desemboca en un proceso de lexicalización.

Cualquier pronombre interpolado es uno de los últimos cambios en la sintaxis histórica.


Hacia mediados del XVII, desaparece (la interpolación), para que se produzca la fusión y
desemboque en ese futuro simple, lexicalizándose la forma perifrástica.

En su origen, la perífrasis en latín tenía un sentido de obligación. ahora se ha diluído. Pero en


el español actual también usamos el futuro para dar órdenes, por lo que aquí es donde hay
cierta pervivencia.

La posición, hasta bien entrado el XVII, será interpolada. También en los tiempos
compuestos, como en HABEDES ME OLVIDADO.

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- Commo la ovo: tenemos la ovo y no tenemos ovo la por el commo. El commo es un
adverbio y este condiciona la posición del pronombre átono y propicia la
anteposición.
- Con el: pronombre personal tónico, de 3ª de singular, término de prep. y es un CC
compañía. Su punto de origen, de “el”, es ILLE. Lapesa propugnaba un origen
bicasual. Que se declinara en nominativo cuando fuese sujeto, y para el resto de
funciones, declinado por el acusativo (ILLUM). Es lo mismo que el caso recto y el
oblicuo.
- La reyna: es un artículo determinado, en singular, es un grupo nominal con “reyna”,
viene del demostrativo de lejanía (ILLAM). Con ILLA(M) se crea “elo” y “ella” >
(e)la, el(a): el, la. En la gramática actual, hay dos alomorfos, y EL solo se usa en
nombres femeninos que comienzan por una A tónica. En castellano medieval, ‘la’
para consonante y ‘el’ ante cualquier vocal. A partir del XVI ‘el’ solo con la <a>; con
la reforma del XVIII, ‘el’ solo ante nombre femenino con <a> tónica y ‘la’ para
consonante.
- Su muger: posesivo con función de determinante. Su punto de origen: esta forma es la
femenina, porque muger es femenino, por lo que cubre que en estadios anteriores a
este, entre los siglos XII y XIII, teníamos un conjunto de variantes, y ya en el XIII,
con las primeras propuestas literarias, vemos ya que las formas femeninas se habían
conformado como MI TU SU. Estas presionan a las masculinas para que adopten este
modelo. Por lo que MIA, TA, SA > MI, TU, SU. Vamos a ver rastros de confusión a
lo largo del XIII, y en el XIV estarán ya resueltos (¿a partir de mediados del XIII?).
- Et el infante don Alfonso: artículo determinado, masculino singular, forma un grupo
nominal. Punto de origen ILLE como demostrativo de lejanía. Las otras formas
gráficas que podían aparecer eran la latinizante ‘elle’ o ‘ell’ (esta última pervive
durante mucho tiempo).
- Mio padre: construcción no marcada, porque no es el mio padre, sin acompañamiento
del artículo o del demostrativo. Sin embargo, no es todavía mi padre; la forma mio
siguió hasta finales del XIV. Viene de MEUS, y da “mío”. Mio se utiliza hasta finales
del XIV, pero incluso después se especializa esta construcción en la lengua poética, y
encontramos en el XVII ejemplos como mio coraçon, pero está encapsulado en la
lengua poética, que es un ecosistema sofisticado en el uso del lenguaje.

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- Et todos o los mas de sus fijos. Neutralización o simplificación de dobletes léxicos en
latín en la evolución al castellano. Entre OMNIS y TOTUS elegimos TOTUS;
OMNIS se quedará como raíz culta.
- Que: tenía muchos valores en época medieval. Aquí es una conjunción.
- Et dexolos: los está unido al verbo, en posición pospuesta. Pronombre personal átono
de 3.ª persona; los pronombres átonos de 3.ª son los restos sintácticos más importantes
que nos ha dejado el latín, es pervivencia del latín en forma de acusativo, de ILLOS.

Está pospuesta, enclítica. Por regla general de la gramática, en la lengua latina, los
pronombres personales no podían empezar oración ni iban tras pausa. Obligatoriamente, van
pospuestos. La conjunción ET separa segmentos. En cambio, commo la ovo sí que propicia la
anteposición.

- Et pidiol por merced: Esta L encubre LE. Motivaciones de su apócope (natural): hay
tres contextos propicios de la apócope:
1. Que la palabra anterior termine en vocal.
2. Que el pronombre sea singular.
3. Que sea de tercera persona.

Vamos a encontrar muchos más pusome que pusol.

DEDIT ILLI ILLUM: dio a alguien algo → se lo dio. En castellano actual diríamos se lo dio,
pero en castellano medieval pospondríamos los pronombres (no pueden ir antepuestos, al
empezar oración). Diríamos diogelo (dio ge lo) > dióselo. (I) lliello > gello > ge lo > se lo. El
paso de ge lo a se lo se da en el siglo XVI (a partir del XVI encontraremos se lo, motivándose
el cambio por expresiones reflexivas como atóselo -a sí mismo- que se contagian al resto de
verbos, generalizándose se lo).

- Que yo oue: pronombre personal tónico, sujeto. Dos propuestas etimológicas, la de


Menéndez Pidal y la otra (está en la teoría de ayer, creo). Lo que tiene en común es el
desplazamiento del acentro.
- Non vos puedo dar herdad ninguna: Antes utiliza el non y luego ninguna. Negación
expletiva. Viene de NEC UNU y NEC UNA. Es cuando aparece el NON y otra
negación para remarcarlo.
- La mi espada: Es una construcción marcada enfática. También podemos usar “aquesta
espada”. Conviven ambas opciones, por lo que se alterna con el demostrativo.

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- Que es cosa: es un relativo átono, en función de sujeto. Viene de QUID. Hay otra
propuesta, que dice que viene de QUEM.
- Con que me fizo Dios a mi: están las dos formas de manifestarse el acusativo o el
dativo: pronombre personal átono o grupo prepositivo (a + pronombre). La
reduplicación pronominal es rara que apareciese hasta el XIII. Lo que aparecía era el
precedente o referente nominal remarcado por un pronombre (el Cid la manol va
besar).
- E dovo estas amas: viene del segundo grado de demostrativo del latín ISTE, ISTA,
ISTUD. Tenemos “estas” que viene de ISTAS.

2.ª PRÁCTICA:

Nos vamos a centrar en los posesivos:

Hasta el XVII encontramos mio corazón. Aquí ya está fijado e uso de mi corazón como
determinante posesivo. En cambio, en tierra mía, se inmoviliza mía, restringido a la posición
pospuesta. Podemos hacer referencia a la discusión gramatical sobre si ese mía es adyacente
o determinante. Tiene valor enfático.

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Texto de mediados del XIII, cancilleresco, que sale de la corte alfonsí. Texto administrativo.
Documentos de Alfonso X dirigidos a Galicia. Tengamos en cuenta que es de mediados del
XIII.

Bienes: masculino plural. Tendría que ser sos, de acuerdo con el sistema que tenemos. Sin
embargo, recordemos que MIE, TUE, SUE ya cae la E a principios del XIII, quedando las
formas femeninas MI, TU, SU que arrastran al masculino. Ya se da esa confusión del género
por la caída de la E: distorsión entre SOS y SUS.

En el mio tiempo: no todavía en mi tiempo. Mio se alarga en su uso, forma más cercana a su
etimología.

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So termino: es lo esperable, porque es masculino singular, entonces usa “so” en vez de “su”.

En un mismo fragmento, aparece so y su. Lo esperable en el XIII sería el so. Sin embargo,
estamos a mitad del XIII, más cercanos al último cuarto del XIII, en donde ya se generaliza
más su, pero a mitad del XIII encontramos estos casos de confusión. Hay variación, son casos
de confusión. Es una forma inestable en este momento, no está fijada.

Nin de gelo tomar: está antepuesto porque tenemos el nin, tanto como adverbio como como
conjunción.

Su grado: tendría que ser so grado, porque es masulino. En los restos latinos, vimos mal so
grado (que es el malgrat catalán -aunque, en castellano-).

Su libre voluntad: su se usa porque está con un femenino, su forma propia.

Este mio privilegio: ¿forma marcada?

Mio seello de plomo: mio es la forma que más se alarga.

Andados de: ya vividos.

Regnant en uno: reinando conjuntamente (en uno), con la reina.

Mio fijo: de nuevo, mio antepuesto.

Enero, febrero, marzo, agosto, octubre. Texto de Aleixandre ¿¿¿¿?????

21 de marzo de 2022

4. EL VERBO

Vamos a recordar aspectos que ya sabíamos del verbo: ¿cómo se caracterizaba el verbo? La
predicación es uno de los universales del hablar (praedicare); decíamos que la categoría
básica del predicar es el verbo. En este sentido, por esta afirmación, recordemos que el verbo
es la única categoría que no puede ser reemplazada por otra.

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El pronombre, por ejemplo, como palabra categoremática puede reemplazar a un sustantivo, a
un adverbio o a un adjetivo, pero un verbo no. El verbo es el motor de la predicación, de la
oración, del hablar.

e más, aunque tu pariente propinco sea (e desta rregla non fallesçerá aunque tu primo,
sobrino, hermano e, aun más te digo, aunque tu padre sea) que sy syente que tú te
enamores e bienquerençia demuestres o amor tomares con la cosa suya, o que él ama
e bien quiere, que luego en ese punto, en su coraçón non se engendre una mortal
malquerençia, odio e rrencor contra ty. E de allý te piensa ya malquerer e faser obras
malas e te dañar en lo que pudiere públycamente o escondidamente, segund el estado
de la persona lo rrequiere.

A. Martínez de Toledo, Arcipreste de Talavera (El Corbacho), 1438

Es un texto con lenguaje “gracioso” (cortesano, entre nobles). Se habla en un mismo texto del
verbo “mal querer” y del sustantivo “malquerencia”. No sabemos qué se da antes. A partir de
estos, se da “bien querer” y “bienquerencia” (¿?).

1. Comparación de la flexión verbal latina con la española.

Lo primero que hay que decir es que hay que enmarcar el estudio del verbo con esta cita de
Rafael Lapesa. Dice que las irregularidades del sistema verbal del español son herencia
caótica del sistema verbal latino. Hay muchas irregularidades en la formación, en la raíz…
Estas irregularidades Lapesa las vincula con la herencia caótica del sistema verbal latino.
Este, una de las características que tiene es la diversidad de los patrones de acentuación
(acentuales) frente a la irregularidad del español. Frente a estas irregularidades, el español se
esfuerza por marcar una regularización.

Hay grandes diferencias entre el sistema verbal latino y el español. Cuando hemos estudiado
el adjetivo o los pronombres hemos visto una línea de continuidad bastante acentuada. Son
diferencias menores. Pero en el caso del verbo no es así, se rompe de manera clara. Hay
diferencias destacables. Algunas son:

- Hay oposiciones de paradigmas gramaticales que se pierden. Categorías o


propiedades del verbo que no perviven en castellano como en latín (pasiva…).
- El paso de 4 conjugaciones del latín a 3 en el castellano.

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- Innovaciones. Creación o transformación ya en romance de esos gramaticales que no
existían en latín. Formas lingüísticas en dos direcciones: transformar lo que ya hay y
crear de lo que no hay.
● La primera la podemos ejemplificar con el futuro: el simple existía en latín y
existe también en castellano, pero lo que sí que cambia (y ahí la innovación)
es que se pierde la forma verbal específica del latín (sintética, con sus propias
desinencias) y se crea una estructura analítica o perifrástica para expresar el
futuro; perdemos el paradigma del futuro, las formas verbales del latín con las
desinencias específicas con que reconocemos el futuro y creamos una forma
diferente para expresar futuro. Es una de las grandes diferencias.
● La otra innovación (en términos de creación): creamos un tiempo verbal que
no existía en latín, como el condicional. La formación del condicional es una
creación del romance.
- Por último, otra de las grandes diferencias que vamos a estudiar es esa diversidad a la
que hacíamos referencia en cuanto a las formas acentuales latinas, que tienen una
menor estabilidad en el patrón acentual, frente a una mayor uniformidad y estabilidad
en el patrón acentual del castellano.

En definitiva, hemos visto cuatro grandes diferencias: pérdida de oposiciones de paradigmas


gramaticales, reducción de cuatro conjugaciones a tres, innovaciones en términos de
transformación y creación, y la diversidad de los patrones acentuales frente a la uniformidad.

Dicho esto, vamos a empezar con el punto 1.

Estableceremos la comparación de ambos sistemas. Fijémonos en el cuadro “Estructura del


verbo latino”, con oposiciones de paradigmas paralelos. Si bien algunos de ellos persisten en
castellano aunque sea de forma residual, se ha perdido esa oposición gramatical.
Empezaremos con la voz activa y pasiva:

El latín tenía un paradigma completo para la voz activa y pasiva, y eran paradigmas
completos, no defectivos. La pasiva también existe en castellano, y es verdad: el español es
una lengua que puede expresar contenidos en voz pasiva, pero los expresa mediante la forma
del perfectum, mediante la construcción perifrástica ser + participio. Lo importante es que
todas las formas del infectum se pierden, y son formas que tienen una desinencia en
específico para marcar la pasiva. Se pierde el futuro (como ya hemos dicho), igual que el

51
infectum, perviviendo la construcción perifrástica del perfectum. El castellano permite
expresar contenidos en voz pasiva, pero no es un paradigma completo; tenemos una voz
pasiva, pero no es una oposición sistemática a la voz activa.

En latín: infectum frente a perfectum (tanto en el paradigma de la voz activa como en el de la


pasiva). Tiempos y formas verbales para el aspecto infectum y tiempos y formas verbales
para el aspecto perfectum.

En castellano: existe el aspecto. Es una categoría residual que se aplica sólo al tiempo, al
matiz temporal y a ciertas formas verbales. Es funcional solo en ciertas formas verbales y no
en otros.

Nos ha quedado resto del infectum y del perfectum, pero de forma muy muy residual, por
tanto. En latín, el infectum hace referencia al proceso durativo (que dura en el tiempo) y el
perfectum es una acción acabada (proceso cerrado). Adicionalmente, también puede tener el
matiz temporal de acción puntual, no durativa, acabada. La gran diferencia con el castellano
es que el aspecto no existe de forma opositiva, sino de forma residual únicamente.

También tenemos los modos indicativo, subjuntivo e imperativo.

Lo que tenemos en latín es una serie de oposiciones gramaticales que, en castellano, se


pierden en buena medida: se pierde la oposición activa-pasiva con sus paradigmas completos
y se pierde la oposición gramatical del aspecto.

2. Reducción a tres conjugaciones.

Sabemos que el latín tenía 4 conjugaciones: -ARE (1ª), -ERE (2ª) (primera e larga), -ERE (3ª)
(primera e breve), -IRE (4ª) (la segunda conjugación es con e larga, y la tercera con e breve).

Los verbos de la tercera se reparten entre la segunda y la cuarta al latín; entonces es cuando
pasamos a un sistema con tres conjugaciones: -AR, -ER, -IR.

Dos motivos para este cambio:

- El inventario de verbos de la tercera conjugación latina era muy pobre, limitado


- A la hora de declinarse los verbos por el tema verbal había complejidad: complejidad
a la hora de derivar por temas verbales.
-

52
Un tema verbal es el radical que singulariza a un conjunto de tiempos verbales; con un
lexema o raíz, agrupamos un conjunto de tiempos verbales. Por ejemplo, en el caso de
AMARE tenemos AMO, AMAS, AMAT… En este caso tenemos el tema “am” para singular,
y “ama” para plural de presente. El tema es la raíz.

En cada tiempo cambia el tema. Para las formas de Infectum usamos el tema de presente, y el
tema de perfecto para las formas del Perfectum. Hay un tercer tema en latín, que es el supino.
Frente a este modelo regular, los verbos de la tercera solían ser irregulares en los temas de
presente y de perfecto. Uno de los ejemplos es el verbo Hacer. Hay enormes diferencias. Es
muy complejo declinar estos temas, por lo que se pierde.

Facere, facio, feci, factum- como vemos es irregular.

Unido al inventario limitado de los verbos más la complejidad temática, esta declinación se
pierde por no ser productiva, por lo que se asimila a la 4ª o a la 3ª. Puede haber también
migraciones de la 2ª a la 4ª del latín, que luego será la 3ª en castellano. Tenemos por ejemplo
“adverter - advertir”, “compete (competer) - competir”, “cerner - discernir”; mediante la
adjunción de afijos han adquirido otro significado, y por ello cambia el tema, la conjugación.

La conjugación latina incluye 3 tipos de cambios:

1. El cambio basado en mutilaciones. como la pérdida de la voz activa- pasiva. LAs


formas en pasiva desaparecen.
2. Por sustitución. Por ejemplo, el imperfecto de subjuntivo que en castellano es un
cambio por sustitución. El lugar del imperfecto del subjuntivo, en latín está en el
infectum, pero este pasa a ser el futuro del subjuntivo en castellano (amarem,
amares…), esta casilla se completa con el pluscuamperfecto (amaveram) de indicativo
y de subjuntivo (amavissem) en latín pasan a esa casilla del infectum. Acaban siendo
el pasado de subjuntivo en castellano.

pasado de subjuntivo (infectum) > futuro de subjuntivo (infectum).

pasado de ind. y subj. (perfectum) > pasado de subjuntivo (infectum).

3. Por innovación: transformación del futuro o la creación del condicional.

53
La 1ª conjugación es en realidad la más productiva y la única viva en español. No es un
inventario cerrado, sino abierto, productivo, porque la mayor parte de los sufijos de valor
temporal se concentra en esta conjugación. Por ejemplo:

● Sufijo latino IDIARE >


○ -EAR (castellano): tararear, tuitear, whatsappear (extranjerismos). Indican
procesos.
○ -EJAR (catalán): xafardejar, boicotejar, sovintejar (a partir de ‘sovint’),
colpejar.

BAPTIDIARE > bautizar (forma culta), pero la forma antigua que se escuchaba en castellano
antiguo es ‘batear’ o ‘batiar’. ‘Batear’ es la que agota la evolución fonética.

Otros sufijos de esta conjugación tan productiva:

● -IZARE (-izar): de ahí ‘nacionalización’ (nacionalizar), ‘nominalización’


(nominalizar)...
● -IFICARE: cosificar, edificar, verificar, deificar.
● -IGUARE: dio en castellano medieval verbos como ‘amuchiguar’ (de ‘much’).

Hay patrones regulares, pero otros que escapan. Por ejemplo, en participio tenemos ADO e
IDO, pero también hay veces en que los verbos se escapan de estos patrones regulares.

Participios fuertes (rizotómicos, frente a los ¿arizotónicos?). Puesto - la forma analógica y


esperable al patrón regular sería ‘ponido’. Hay otro participio que había en el Siglo de Oro,
que era ‘cocho’, de CUCTUM (cocer) > cocho.

Último punto: Reflejo de esa diversidad de la acentuación frente a la uniformidad que existe
en castellano: lo vemos en una forma flexionada del latín APPERIRE > abrir. APPERIO con
la tonicidad acentual en PPE, pero la tonicidad se desplazada en APPERIS (en A). La
irregularidad de la acentuación en latín siempre hay que llevarla a la regularidad.

3. Unificación de los temas verbales.

Eliminación (asimilación) de los temas verbales (ya la hemos visto). El latín tenía tres temas
verbales: presente, perfecto y supino.

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El supino se pierde sin dejar ningún rastro. Vamos a ver alguna diferencia de matiz, porque
en próximos contenidos veremos que hablaremos de formas que se pierden, pero que dejan
restos. Con el supino no pasa. Pero más adelante veremos que se pierde el participio de futuro
pasivo, también conocido como gerundivo (ya no es una forma verbal), pero hay restos de
gerundivo. En el caso del supino, no hay restos, directamente.

El supino tiene la forma del participio ATUS (-us, -a, -um), ITUS (-us, -a, -um). Solo se
podía declinar con dos casos: el caso acusativo y el ablativo. Cuando se declina mediante
caso acusativo, desarrolla un valor de finalidad. Cuando se declina mediante caso ablativo,
desarrolla un valor modal, mediante la preposición DE. En el primer caso, la preposición que
acompañaría al verbo sería POR o PARA (destinado por/para luchar, por ejemplo - valor
final). En cambio, cuando se declina por el ablativo se sustituye por DE y tiene valor modal.
Por ejemplo “fácil de hacer” (facile factum). No desaparecen estas expresiones, pero no se
expresan con una forma de supino. Se opta por otra forma, Es un sustituto del latín. Se
sustituye. El supino, en este caso, no ha pervivido de forma original a las lenguas romances,
pero su valor sí.

El tema de perfecto se asimila al tema de presente, y solo queda en castellano un tema: el de


presente. Mediante desinencias creamos otros tiempos verbales, pero con una misma raíz.
Esta es la diferencia. Ya que se usa el mismo tema para estos tiempos, usando diferentes
desinencias. Ya en el latín clásico, escritores escriben ya equivocándose “amasti” en ves de
“amauisti”. Es una asimilación del tema de perfecto al de presente. En la gramática castella,a
de los tres temas verbales (presente, perfecto y supino) solo queda el de presente. Los otros
dos o se eliminan o se asimilan al de presente.

4. Cambios fundamentales en el paso de la conjugación latina a la española.

- Número y persona

Hay una correspondencia prácticamente total entre el sistema latibno y castellano excepto en
el imperativo. Es la única diferencia. En el imperativo ocurren dos cosas:

1- Se podía expresar en latín en presente y el futuro, mientras que en castellano solo en


presente. El futuro desaparece.

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2- La tercera persona tanto del presente como del futuro del latín desaparece en español. A
pesar de que también exista en castellano la tercera persona para dar una orden, esta se crea a
partir del subjuntivo, por lo que no hay una tercera forma para el imperativo. La toma
prestada del subjuntivo. En latín sí que había una tercera persona (AMA, AMATE,
AMANTO).

Por lo que hay una continuidad de número y persona casi total, menos en la tercera persona
del imperativo.

- La voz

En latín, la voz activa y pasiva tenían paradigmas propios provistos de desinencias. Esto en
castellano se pierde. Lo que sí que pervive es el modelo de formación de la pasiva de perfecto
(fui amado). Esta es la pasiva perifrástica. La pasiva en castellano existe, pero reducida a las
formas del perfectum y materializada en la construcción analítica de SER + participio.

Ya en latín se da ese abandono de las formas sintéticas con sus correspondientes desinencias
con un contexto sintáctico que acelera ese proceso de desaparición de las formas analíticas a
favor de las formas sintéticas.

Había una diferencia entre: ‘la casa es pequeña’ y ‘la casa está cerrada’. Se produce un
reanálisis; son formas muy parecidas. CLAUSA está creado a partir de CLAUDERE, a partir
de un verbo. Digamos que ese reanálisis es el acelerador para que se propague la forma
perifrástica y que se abandonen las formas del infectum. Hay una mínima diferencia formal
entre ellas. Esa elevada frecuencia da valor a la estructura sintética, muy parecida a la
perifrástica. Se parecen, por lo que son más. Arrinconan a la forma analítica.

A partir del siglo V d.C., ya se dan muestras en latín de la pasiva refleja, de lo que será en
castellano la pasiva refleja.

- El aspecto

Ya sabemos en latín había una oposición que construía paradigmas gramaticales entre el
infectum y el perfectum, oposición que desaparece en el castellano. Es una función funcional
si la comparamos con el imperfecto de indicativo. El aspecto se reduce a esa pareja de
aspectos verbales en el que en una narración se habla de un proceso durativo y uno acabado.
Este es el único matiz temporal que resiste del aspecto como tal.

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Con el aspecto hay que cruzar otra variable importante. Gramaticalmente, la funcional se
focaliza en el imperfecto y el perfecto de indicativo simple, pero hay que añadir el modo de
acción. Hay que fijarse en el contenido semántico del verbo. Hay verbos permanentes, que
marcan un proceso. Y verbos desinentes que para realizarse la acción tiene que llegar a su
final.

Significado propio de los verbos: la semántica o el modo de acción. Desde el punto de vista
del modo de acción, hay dos tipos de verbos:

1- Verbos permanentes, que son durativos y marcan un proceso que dura en el tiempo.

2- Verbos desinentes: tienen la singularidad de que para realizarse semánticamente o para


cerrar el círculo de su significado (para que llegue al receptor) su acción tiene que finalizar.
Su propia semántica exige que la acción finalice. Verbos como cerrar, morir, nacer.

A veces hay un cruce entre el aspecto imperfectivo y un verbo desinente. Se puede dar un
choque, una contradicción: tenemos el aspecto que marca un proceso durativo y un verbo
desinente que tiene que llegar al final. En esa contradicción, siempre gana lo gramatical:
siempre adaptamos la semántica a partir del aspecto. El aspecto lo movemos para adaptar la
semántica del verbo. Si yo digo ‘disparar’, es un verbo desinente (tiene que llegar a término),
pero sí digo ‘mientras disparaba’ puede haber una contradicción: utilizamos el mismo
aspecto, pero se transforma entendiéndose como acto repetido. El aspecto transforma la
semántica del verbo en términos de repetición de un acto. Adaptamos el léxico, la semántica.

- Modo y tiempo

Se mantienen los modos indicativo y subjuntivo, sin grandes novedades. Los modos aparecen
como tales. El imperativo solo se conserva en castellano en las segundas personas (del
singular y plural). Hemos dicho que en español se pierde el futuro de imperativo, y también
se pierde esa tercera persona.

La segunda persona del plural, que es AMATE, evoluciona así: > -ad (amad), -ai (rústica), -á
(siglos XV, XVI y XVII). La forma -á (amá) se popularizó mucho durante estos siglos, los
Siglos de Oro. Otro ejemplo: esforçá (para dar ánimo).

Presente de subjuntivo y futuro: se puede expresar con ello la orden.

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La norma del español actual, con un pronombre enclítico, la “-d” cae, pero en cambio
decimos idos.

Tiempos:

El tiempo futuro AMABO desaparece en favor de la construcción perifrástica X > amaré.

Lo que se transforma es el imperfecto de subjuntivo por las formas del pluscuamperfecto de


indicativo y de subjuntivo.

Formas que desaparecen sin dejar rastro o un rastro mínimo:

- Imperativo de futuro
- Infinitivo pretérito
- El supino
- El participio de futuro activo y pasivo, pero ambos dejan restos en formas de
sustantivos. El primero, por ejemplo ha perdurado en UENTURUS> “ventura”.

El imperativo en latín tenía dos tiempos: el presente y el futuro. El infinitivo pretérito


también desaparecía (AMAUISE), el supino también desaparecía y el participio de futuro
activo y pasivo. (Resumen del punto anterior).

Participio de futuro pasivo es el que termina en -ndus, -nda, -ndum: amandus, amanda,
amandum. Tiene un valor de obligación. Es “lo que debe ser amado”. Quedan restos en forma
de sustantivo, pero también se perdió.

5. El futuro y el condicional. Las formas compuestas.

En este punto, vamos a hablar del futuro y del condicional. Todavía no es la conjugación
romance, es todavía la latina. Vamos a explicar que el futuro va a desaparecer, las marcas
diferenciales bo bis bit bimus bitis bunt van a desaparecer. Se transmutan en la construcción
perifrástica desde el latin al romance, que es la transformación al futuro. Después, ¿qué
ocurre con amarem? que pasa al futuro del subjuntivo. El imperfecto de subjuntivo se crea
con el hqoiadboa isbd

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El pasado de subjuntivo pasa a ser el futuro de subjuntivo, y el pasado de indicativo y
subjuntivo del perfectum pasa a formar el pasado de subjuntivo del infectum.

Tenemos unas formas que pasan al imperfecto del subjuntivo, porque está la v en paréntesis,
porque es la marca de perfecto que ha desaparecido. Todo

Solo queda el presente de indicativo del perfectum que pasa a ocupar el lugar en el pasado del
infectum. Por lo que, así, desaparecen todas las formas del perfectum. De lo que había a lo
que queda, solo queda este tiempo que pasa al tema del presente. Por eso tenemos la
conjugación en su paso al romance, los verbos ya en latín, los tiempos absolutos.

(ver diapos. 7 del power del verbo).


El futuro desaparece (amabo, bis bit), pero desaparece la forma de representarlo. Se
representaba mediante una forma sintética. Lo que tenemos es la perífrasis amare habeo, que
en su evolución, evoluciona hasta la forma actual del amaré AMARE HABEO> amaré.
Amare habebam es el condicional, que evolucionará a amaría: AMARE HABEBAM>
amaría.El condicional se crea mediante una construcción perifrástica.

- Evolución del futuro.


Tenemos una forma de futuro que desaparece: la forma simple (o sintética). La expresión de
futuro pervive, lo que cambia es la forma de expresarlo.

- 1 y 2 conjugación (bo bis bit bimus bitis bunt).


- 3 y 4 conjugación (am, as, at, amus, atis,).

Hay tres tipos de causas por las cuales desaparece el futuro con la forma sintética:

1. Causas fonéticas. Tenemos AMAUI y AMABIT. La diferencia entre ambas es


mínima. El verbo con U es el pasado simple, la forma de perfecto, el que lleva una B
es el futuro, es lo que dará “amará”. Tenemos que esta distinción tan fina produce
confusión a la hora de escuchar los verbos. por esa cercanía entre estas dos formas
verbales creaba confusión, y esto no es deseable.

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2. Morfológica: Tenemos AUDIAM y AUDIAM, son dos formas homónimas, parecen
iguales pero no lo son Una es del presente de subjuntivo y otra el futuro de indicativo.
Los dos valores temporales confluyen en una misma forma, en una misma iconicidad.
Pero son dos formas: el futuro y el presente de subjuntivo. Esto es indeseable para la
lengua porque hay una confluencia deseable y es una de las causas para la
desaparición de dwkdod

3. Semántico funcional: El valor básico del tiempo futuro es el de proyectarse sobre


elementos que van a venir. Ese es el valor básico. Pero no explotaba todos los valores
que podía tener el futuro, y la perífrasis sí que lo hacía. Por lo que viene a llenar un
hueco en aquello que no podía llenar el futuro. Se crean perífrasis como son: UOLO o
DEBEO + LABORARE. Como en toda perífrasis, el peso semántico lo lleva la forma
no personal, y la info gramatical la lleva el verbo conjugado. Estas construcciones
perifrásticas se proyectaban hacia el futuro. Son valores asociados al futuro pero con
otros valores: el valor de desear algo, el de deber… Estos matices que incluye la
actitud del hablante, con estos valores de deseo, voluntad… no podía plasmar el
futuro simple. De ahí que se necesite una nueva estructura de futuro. Por eso se echa
mano de las perífrasis para recrear estos valores. como no son cosas hechas y que han
de venir, se crea una asociación entre lo que se debe hacer en el futuro. Lo que se
tiene que hacer pero todavía no se ha hecho. Es una proyección hacia el futuro muy
directa entre estos valores modales y la idea de futuro. El punto de origen del futuro
está en estas construcciones en latín. Y a partir de estas construcciones, cogiendo este
modelo, ya pasamos a una segunda fase que es la construcción perifrástica pero con el
verbo auxiliar HABERE. Y ya veremos AMARE HABEO. Esto ya tiene idea de
futuro. Estos valores se proyectan ya aquí en el futuro. Se crea una relación de
iconicidad entre esta expresión y la idea de futuro.
[iconicidad: cuando algo formal te ofrece pistas de algo determinado]. Estás asociando esta
construcción con esa forma de futuro y el punto de anclaje son los valores modales. Es como
si Santiago cuando viene a clase con un jersey rojo viene alegre y gris triste. Rojo significa
alegría y gris triste. Esto es una relación icónica, cada elemento representa un valor. cuando
los hablantes decían AMARE HABEO ya sabían que tenía valor de futuro. ]

- Esquema general de la evolución.

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amavet/ amabit > Volo/ Debeo + LABORARE > Amare habeo > Amare (h)a(b)eo >
amare ayo> amare aio> amare eo/ amare ai> amare é/ AMARÉ

amare aio> amare eo/ amare oi> amare (h)é/amar-(h)é>amar-(h)é

AMARE HABEO> amare (h)a(b)eo> amare ayo> amare aio> amare eo/ amare oi> amare é/

Las dos explicaciones confluyen en el mismo resultado. La más actualizada es la segunda. La


gramaticalización es cuando una pieza léxica se convierte en gramatical. En este caso se
convierte e una marca de desinencia. Es un proceso de gramaticalización muy profundo.

En “amare habeo” vemos que la H desaparece con facilidad. La bilabial, un elemento abierto
a velarizaciones, se debilita. Lo que hace que se debilite es el proceso entero de
gramaticalización. La tendencia más poderosa que lo desgasta es el vaciamiento del verbo, el
propio desgaste semántico propicia el desgaste fonético. El verbo pierde su cuerpo fónico a
través de perder su cuerpo semántico. Deriva a “ayo”. Pasa de semivocálico a
semiconsonántico. Y aquí tenemos dos posibilidades: o bien, según la teoría tradicional, /ai/
diptonga y se convierte a /eo/, y en /eo/, la /o/ final por apócope natural suele caer, nos queda
solo la desinencia -e, y nos queda amaré.
[iconicidad: cuando algo formal te ofrece pistas de algo determinado]. Estás asociando esta
construcción con esa forma de futuro y el punto de anclaje son los valores modales. Es como
si Santiago cuando viene a clase con un jersey rojo viene alegre y gris triste. Rojo significa
alegría y gris triste. Esto es una relación icónica, cada elemento representa un valor. cuando
los hablantes decían AMARE HABEO ya sabían que tenía valor de futuro. ]

- Esquema general de la evolución.

amavet/ amabit > Volo/ Debeo + LABORARE > Amare habeo > Amare (h)a(b)eo >
amare ayo> amare aio> amare eo/ amare ai> amare é/ AMARÉ

61
amare aio> amare eo/ amare oi> amare (h)é/amar-(h)é>amar-(h)é

AMARE HABEO> amare (h)a(b)eo> amare ayo> amare aio> amare eo/ amare oi> amare é/

Las dos explicaciones confluyen en el mismo resultado. La más actualizada es la segunda. La


gramaticalización es cuando una pieza léxica se convierte en gramatical. En este caso se
convierte e una marca de desinencia. Es un proceso de gramaticalización muy profundo.

En “amare habeo” vemos que la H desaparece con facilidad. La bilabial, un elemento abierto
a velarizaciones, se debilita. Lo que hace que se debilite es el proceso entero de
gramaticalización. La tendencia más poderosa que lo desgasta es el vaciamiento del verbo, el
propio desgaste semántico propicia el desgaste fonético. El verbo pierde su cuerpo fónico a
través de perder su cuerpo semántico. Deriva a “ayo”. Pasa de semivocálico a
semiconsonántico. Y aquí tenemos dos posibilidades: o bien, según la teoría tradicional, /ai/
diptonga y se convierte a /eo/, y en /eo/, la /o/ final por apócope natural suele caer, nos queda
solo la desinencia -e, y nos queda amaré.
La otra explicación más innovadora nos dice que primero cae la O, y nos quedamos con
“ai”>e.

Forma muy típica de los textos medievales: amar lo he. En español actual diríamos “lo
amaré”. La construcción perifrástica todavía permitía la interpolación de los pronombres
átonos hasta bien entrado el XVII. Luego solo permitirá posición proclítica: amaré.

¿Qué ocurre con la desinencia?

FARAYO, MORRAYO→ están escritas en las jarchas, manifestaciones del romance. Estas
formas en castellano actual se dirían: haré y moriré. Si partimos la palabra por el tema,
tenemos el segmento vocálico que tenemos en amare oyo, por eso podemos reconstruir bien
la perífrasis. Este es el proceso intermedio.

La marca desinencial retiene la tonicidad. Vamos a ver qué ocurre cuando esto pasa.

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Tenemos, por ejemplo, el verbo “querer”: querer-(h)é>querré. La E es el elemento tónico, por
lo que la vocal pretónica desaparecerá. Entonces esta vocal es candidata a desaparecer, por lo
tanto tendremos querr- é. Otros verbos: poner-é, tener-é, que sufre un a´sincopa, y dará>
ponré y tenré (formas muy frecuentes en los textos medievales).

Otro proceso que se da en estas formas es la metátesis. Entonces se transforma de esta


manera. Aparece terné, porné, en las que se metatiza la N con la R y se produce la metátesis.
En estas llegamos a nuestro actual tendré y pondré porque se genera una consonante
epentética y de apoyo. La elección de esta tiene que ver con el punto de articulación próximo
a ella. Entonces la consonante epentética será d.
TENER- É> TENRÉ> TENDRÉ.
poner-é> ponré> pondré

- Evolución del condicional.

El condicional se forma con una expresión perifrástica, pero utilizamos el imperfecto del
verbo habebam. Ocurre también,

AMARE (HAB)E(B)A(M)> amar(e) éa> amar-ía

Se quedan la E larga y la A, y se pierde el acento vocálico. La E se pierde porque tenemos


dos vocales iguales. La vocal final se pierde. Por disimilación, para disimilarse con relación
al timbre de la a se cierra de la E a la I, y aquí tendríamos - amaría. Es un proceso de
disimilación para diferenciarse de la A. La E está muy próxima a la A, por eso de disimila.
También se podrían interpolar pronombres átonos en su estructura, como también pasa en el
futuro.

En los textos medievales encontramos tanto -amaríe como -amaría. La evolución del latín
nos lleva a -ía. Se da un vacilación entre ambas, inflexiona, se cierra un grado, la vocal A y se
crea esta forma. Esto ocurre entre los siglos XIII y XIV.

Ya en el último cuarto del siglo XIV se consolida amaría, haciendo desaparecer amarie. Es
frecuente en el siglo XIII la aparición de amarie.

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Esto no solo ocurre en el condicional, sino que también en el imperfecto.
FACIE> FACIA

6. Pretéritos fuertes y pretéritos débiles.

Hay una serie de dobletes, unas formas de participio que son dobletes. Una son fieles a la
etimología (participios fuertes) y la otra son los participios débiles( los que son resultado de
un proceso de extensión analógica). Por ejemplo: político corrupto (fuerte, el más cercano a
la etimología). El participio débil es resultado de un proceso de expresión analógica porque
se sube al tren del proceso analogica, se aplica un rodillo, un proceso de extensión analogica,
y se van creando participios como en una fábrica. como churros. En cambio, los participios
fuertes son piezas de museo, porque no siguen un patrón, son formas únicas y son más
difíciles de encontrar.

El alcance funcional de unos y otros es que yo puedo decir “me he abstraído de la clase”,
pero no puedo decir *“me he abstracto de la clase”. En el estado actual de la lengua hemos
llegado a especializar funcionalmente, y esta especialización se entiende en que los
participios fuertes están limitados a ser adjetivos, y no pueden ser verbos.

Si vamos a otros posibles ejemplos, vamos a ver que todos irán en la misma dirección.
Enlazamos esto con la Fraseología. Podemos decir, por ejemplo, “asesino confeso”,”judío
converso”, “miembro electo”, “sano y salvo”, pero no *“sano y salvado”, puedo decir
“profesor sustituto”... todo esto son colocaciones. Y esto está dentro de la fraseología. Tienen
en común es que la fraseología es la supervivencia de estados anteriores de lengua en el
estado actual. Si yo digo: “tomarlas de Villadiego”, se ha pedido el referente, peor ha
adquirido un significado que lo aprendemos en bloque, de memoria. Sabemos que significa:
salir de manera escopetada. “A troche y moche”, son palabras que no tienen vida más allá de
la oración en la que van. ¿Qué son los participios fuertes? son fósiles, formas arqueológicas
que perviven porque están más cerca de la etimología.

Los participios fuertes tienen la tonicidad (el acento tónico) en la raíz, en el radical. Los
débiles tienen la tonicidad en la desinencia. Tenemos que, desde nuestra sincronía, desde el
estado actual de la lengua, es decir, desde el español actual, a los participios fuertes los

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solemos asociar los fuertes con la regularidad y los débiles con la irregularidad. La tendencia
general es convertir los participios débiles en fuertes. ¿?

TENUI>tuve (la forma medieval: tove).

Daría un resultado diferente, pero es que es descendiente de tuve, es lo que nosotros hemos
adoptado como tuve. La forma medieval de esto era tove, pero tove no procedía de TENUI. A
partir del verbo que provoca la fuerza de abstracción de la analogía, a partir de HABUI,
tenemos un proceso de metátesis HAUBI, y después OVE. Este ove fue el modelo para crear
por analogía otros modelos como por ejemplo TOVE. Un verbo tan frecuente como es estar,
viene de STO, STETI> estide, “yo estide” es yo estuve. Estide es el resultado natural de
STETI, De “estedi”, por analogía, llegamos a estove, y de ahí a estuve.

Por regla general lo que vamos a encontrar en los pretéritos fuertes y débiles.

- Siempre se va a arrastrar a las formas fuertes para convertirse en formas débiles. Por
ejemplo:
Meter>metí (<MISI) → Mise (forma esperable en la medieval era “mise”). pero al
final se convierte en un pretérito débil por la falta de tonicidad en la marca
desinencial.
Escribir> escribí (SCRIPSI)-> escrisse
Placui> plauci> plogo> plugo.

- A veces en los participios fuertes se cierra la vocal por metafonía.

VENI tenemos la primera persona del singular del pretérito perfecto. Se cierra por metafonía
y es vine, ese vine, se puede contagiar a otras formas verbales, pero estas, hay vacilación
entre viniste/ veniste, o también entre fize, fiziste, feziste. Esa metafonía a veces persiste y a
veces se elimina.

El polimorfismo es una de las señas de identidad en el español medieval, ya que la lengua se


está haciendo. Por ello, existe el polimorfismo, que es la prueba evidente de evolución
lingüística.

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6. Pretéritos fuertes y pretéritos débiles.

Los participios fuertes están más cercanas a la etimología, y los débiles responden al modelo
regular. Los fuertes presentan la tonicidad en la raíz (cocho) y los débiles, en la desinencia
(cocido). En el español actual, desde el punto de vista funcional, los débiles son mayoritarios
por ese proceso extensivo de la analogía. Semánticamente, los fuertes se han independizado y
su función es la de adjetivo. Los fuertes se han especializado semántica y funcionalmente.
Por ejemplo, cuando decimos ‘abstracto’ frente a ‘abstraído’, cuando decimos ‘converso’
frente a ‘convertido’, ‘impreso’ frente a ‘imprimido’.

7. Cambios en la acentuación. Regularización acentual.

Importante el concepto de regularización. Hay que retomar las palabras de Lapesa cuando
decía que el sistema verbal castellano es resultado de la herencia caótica del sistema verbal
latino. Y esa herencia caótica se manifiesta en la distribución acentual. La idea nuclear que
vamos a explorar en este punto es que el castellano, en su evolución interna, va a alejarse lo
máximo posible de esa distribución desigual del latín, y va a propiciar una uniformidad
acentual. Esto se desarrolla mediante 6 tendencias.

Frente a esta divergencia en los acentos en las formas verbales del latín, la lengua castellana
reduce al máximo esa irregularidad acentual, y va a tender a la regularización. Pero, como
pasa en todo proceso vivo, siempre hay reductos que escapan a esta tendencia general. Esta
diversidad no es la norma, que es la regularización, pero existe.

En general, se conserva el mismo patrón acentual que existía en latín. Cuando el castellano ve
que el latín se comporta de manera regular, como ese es el comportamiento que interesa, lo
adopta. Esa es la filosofía. El latín tiene un comportamiento regular en la distribución
acentual de las formas verbales; cuando esta homogeneización existe en el latín, eso lo adopta
el castellano (esa es la primera tendencia: lo que es regular en latín lo va a adoptar el
castellano).

Segunda tendencia: se centra en los verbos de la tercera conjugación. Estos verbos eran los
que terminaban con la marca desinencial de infinitivo -ERE (e breve). Precisamente esta es la
conjugación que se pierde y que se integra en la segunda y la cuarta.

Los rasgos principales de la tercera conjugación latina (los rasgos por los cuales se pierde):

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- Inventario pobre. No tiene un número alto de verbos.
- Los temas (presente, perfecto, supino) de la tercera conjugación eran muy diferentes
entre sí, por lo que era una conjugación muy compleja en ese sentido. Ejemplo:
FACERE tenía el tema de presente en FACIO; el perfecto en FECI; participio de
pasado (supino) FACTUM.

Ahora interesa la homogeneización. Siempre en cada tendencia nos vamos a referir a la


regularización acentual. En esta segunda tendencia, se propicia también esa regularización.

Hemos dicho dos características de los verbos de la tercera, pero otra era que en estos verbos
(que tenían una acentuación particular, porque eran palabras esdrújulas -precisamente porque,
cuando tenemos una vocal breve, el acento recae en la anterior: la tonicidad está en la primera
sílaba en FACERE-). Para regularizar ese modelo, el primer paso es convertir esa “e” breve
en “e” larga, y entonces el acento se desplaza a una posición posterior. Entonces, tenemos
‘fager’, ‘dezir’. Se trata del desplazamiento en el acento, en la tonicidad. El proceso histórico
es convertir esos verbos en “e” larga, lo que implica un desplazamiento acentual.

Una forma flexionada como FACIMUS, en que la tonicidad está en la primera sílaba, cuando
la “i” breve pasa a ser “i” larga, logramos “hacemos” (desplazamiento acentual). Es un
proceso de uniformización acentual, regularización. Esta tendencia forma parte del patrón
acentual propio del castellano, que genera antes palabras llanas (paroxítonas) que agudas
(oxítonas).

Excepciones: del verbo IRE, cuyo tema de presente es VADO. VADIMUS > vamos. Pérdida
de la vocal postónica y consecuente contracción de la palabra. Se mantiene la tonicidad en la
misma sílaba que en latín, a pesar de que hay una reducción de tres sílabas a dos.

Tercera tendencia: se centra en las formas verbales latinas con yod, en concreto con la yod
cuarta. La tercera y la cuarta tendencia son complementarias. Primera persona del singular
del presente de indicativo RECIPERE (RECIPIO > recibo: segmento Py). Con la segunda y
tercera persona del singular de estas formas, tenemos RECIPIS y RECIPIT. Aquí ocurre lo
siguiente: no tenemos yod, porque para ello tendría que haber un contexto vocálico, que es el
que forma la yod. Aquí tenemos contexto consonántico. Lo que ocurre es que sabemos cuál
es el punto de llegada, pero si vamos a los puntos intermedios, vemos que ese resultado no es
el que debería de haber dado, porque no hay Yod. Tendría que haber dado de RECIPIS >
*rezbes, y de RECIPIT > *rezbe. Pero en castellano tenemos “recibes” y “recibe”. En

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castellano, lo que ha ocurrido es que ha dado paso a una regularización acentual, por lo que
se habría producido un caso de analogía. Cuando ve que va a llegar ahí, y que no es un final
deseable porque hay un desacoplamiento acentual, da un volantazo y recurre a la analogía. El
sistema lingüístico quiere uniformidad, y con “*rezbes” no lo hay, hay una disonancia. No es
deseable. Entonces, lo que hace la lengua es tomar la forma “recibo” como modelo y lo usa
para las otras dos personas. Incluso para la 3ª del plural.

Lo que ocurre con la 1ª y la 2ª del plural: RECIPIMUS (>recibimos)y RECIPITIS. Se


mantiene el propio acento del latín. Este proceso de analogía interviene en las personas 2ª y
3ª del singular y 3ª del plural.

La cuarta tendencia, que es complementaria, se trata de la desaparición de la yod de la 1ª


persona del singular y en la 3ª del plural, en los presentes de indicativo. Aquí también hay un
entorno fónico de Yod. Tenemos una forma como APÉRIO (APERIRE, abrir)> abro. Pero
hay una serie de pasos intermedios antes.

APERIO > ápero > abro

Lo primero es la pérdida de la yod, una yod 4ª (Ry). La consecuencia de perderla es retrotraer


el acento un grado. Por lo que se convierte en esdrújula. De aquí, por fonética popular,
pasamos a “abro”. En el resto de personas en latín:

ÁPERIS > ábres

ÁPERIT > ábre

Frente a la diversidad acentual del latín, el castellano propicia con la desaparición a la


regularización. El modelo era la 1ª persona, de normal. Pero aquí lo que ocurre es que la 1ª ya
ha hecho su trabajo con la primera tendencia, y las otras dos tienen que hacer su propio
trabajo, sin influencia de la 1ª. Aquí la 2ª y 3ª son el modelo para crear la 1ª. Estas dos
arrastran para crear “abro”. Entonces, con la desaparición de la yod se propicia la creación de
“abro”. Es un modelo de creación de palabras bisilábicas, llanas…

El español tiende a hacer transparente la estructura silábica. El patrón silábico es consonante


vocal. El patrón silábico cerrado es el que tiene margen implosivo cuando acaba en
consonante. Es el caso de “rezbe”. El castellano intenta evitar este patrón silábico de signo

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abierto. El castellano rechaza los márgenes implosivos. Tendencia a crear marcos silábicos de
signo abierto.

Quinta tendencia: tiene que ver con las primeras y segundas personas del plural de tres
tiempos verbales del latín → imperfecto de indicativo, pluscuamperfecto de indicativo latino
(AMAVERAM - se pierde el tema de perfecto VE- > amara) y pluscuamperfecto de
subjuntivo latino (AMAVISSEM -se pierde el tema de perfecto VI- > amase).

Los AMAVERAM y AMAVISSEM dejaban su casilla (de la tabla) y pasaban a estar en el


imperfecto de subjuntivo.

Podemos encontrar formas verbales terminadas en -RA en textos del siglo XV, con valores
etimológicos (de pluscuamperfecto de indicativo). Pedro de Chinchilla era un traductor al
servicio de la casa de los Benavente, que traducía lo que los condes querían leer. Tres grandes
bibliotecas del siglo XV en el humanismo español: la de Santillana, la de los condes de Haro
y la de los condes de Benavente. Pedro de Chinchilla era un letrado que le tradujo la historia
de Troya a su mecenas, el conde de Benavente. En su traducción, encontramos formas
verbales terminadas en -RA con su valor etimológico original.

Esta quinta tendencia nos interesa porque, si yo me voy a una flexión como CANTABAM,
CANTABAS, CANTABAT, CANTABAMUS, CANTABATIS, CANTABANT, la tonicidad
está en la sílaba -TA- en la primera, segunda y tercera persona del singular, y en la tercera del
plural. En cambio, CANTABAMUS y CANTABATIS tienen la tonicidad en -BA-.
Divergencia en la distribución acentual o falta de homogeneidad. La quinta tendencia
pretende regularizar esto; para ello, se retrotrae el acento en estas dos formas
(CANTABAMUS y CANTABATIS).

El resultado no es uniforme: en Aragón dicen “cantabamos” (llana) y “cantabáis” (aguda).


Manuel Alvar es el gran artífice de la dialectología hispánica, y el primer atlas lingüístico de
Aragón, Navarra y La Rioja. Esta forma de “cantabámos” es una forma más cercana al latín.

La sexta tendencia: tenemos el cambio de acentuación en verbos cultos. Cambiamos el


acento que viene dado desde el latín por una razón desambiguadora. Cuando tengo del latín
CALCULO, de CALCULARE, en castellano lo que ocurre es que tenemos > “calcúlo”, para
diferenciarlo de los sustantivos (cálculo). Lo mismo sucede con “circulo” y “círculo” <
CIRCULO.

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Por otro lado, están también verbos en latín acabados en -IAR que conservan la acentuación
latina. Por ejemplo, abrévio < ABRÉVIO; tenemos LÍTIGO > lírio. Hay una tendencia fuerte
de acentuar estos verbos en la vocal I, por ejemplo “ansío” y no “ánsio”.

Tenemos los verbos acabados en -UAR. Por ejemplo: “adecuar”, en la norma del castellano
hay dos formas: adécuo o adecúo (esta es la forma más formal). Estas formas, en otros casos,
sí que se han fijado de manera clara como en “continuar”: “continúo” frente a “contínuo”
(para diferenciarse, función desambiguadora).

8. Desinencias personales.

La evolución de las desinencias verbales del latín al español. Hay 6 desinencias.

1. -N: Como pasa con los sustantivos y adjetivos neutros en caso acusativo, cae sin dejar
rastro.
2. -S: Es una marca icónica de la segunda persona del singular. Es el elemento más
reconocible que conocemos y lo relacionamos a ese elemento en particular. Esta -S es
el pretérito perfecto simple (dijistes), se genera por extensión analógica desde el siglo
XVIII, en el habla coloquial. Ya no aparece, porque no es una marca etimológica,
sino analógica. El entorno en el que se generalizó fue en el teatro y en la literatura
para caracterizar el lenguaje que se usaba en la realidad. En el siglo XVIII hay un
dramaturgo muy popular: Ramón de la Cruz, con sus sainetes.

¿Qué ocurre en las zonas en que la S se aspira? Decimos que la -S es la forma icónica
de la segunda persona del plural, pero qué sucede en según qué zonas. Sucede la
apertura vocálica. Se abre la vocal para marcar esa aspiración.

3. -T: tenemos una forma de las Glosas Emilianenses, que es “yet” < EST. En el Fuero
de Madrid, aparecen “serviot”. El Fuero de Madrid es uno de los primeros textos
castellanos jurídicos, del 1200-1220, aproximadamente. Es temprano ese manuscrito,
de forma que aún conserva la -T en la tercera persona; ese mantenimiento indica que
el documento es antiquísimo. Esto no lo encontraremos en los textos alfonsíes, con la
escritura ya romance. Lo encontraremos en textos prealfonsíes, de castellano arcaico.
4. Desinencia -MUS > -mos.
5. -TIS. En la segunda del plural tenemos que distinguir entre contexto vocálico o
consonántico:

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a. Contexto vocálico:
i. -ATIS > -ádes > -áes (pérdida de la consonante intervocálica) > -ais
(disimilación de la “e” porque había dos vocales abiertas juntas) > -ás
(simplificación el caso del español de América, reducción del
diptongo).
ii. -ETIS > -edes
iii. -ITIS > -idus
b. Contexto consonántico: -STIS (AMAUISTIS). Esto, desde el punto de vista
de la fonética regular, esta desinencia nos da a “-es”, que es la misma que la
segunda persona del singular. A partir de la segunda mitad del XVII ya
tenemos “amasteis”.
6. Verbo ESSERE. tenemos la segnda persona del plural, que es “sois”<ESTIS. Esta
forma se pierde, y se adopta una hipotética, que es *SUTIS> sodes> sois> sós
(Argentina y Uruguay).
7. 3ª del plural: -NT>-n.

9. Cambios en la raíz del verbo (vocal radical, yod y velarizaciones)

10. Verbos irregulares

11. Las formas verbales no finitas

Apuntes de Laura Ferrer de los últimos tres puntos:

Cambios en la raíz del verbo (vocal, radical, yod y velarización).

Cambios en la vocal de la raíz

Diptongación natural por evolución fonética regular (E breve tónica – ie; O breve tónica –
ue). No es sistemática, depende de la historia léxica de cada palabra. Ejemplos: ROTA —
rueda / rodar, rodaje; PETRA – piedra / pedrada.

Tenemos el verbo TENES – tienes.

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Por contra tenemos TENEMUS — tenemos. Estas formas se convierten en modelo de otras
formas orientadas a la no diptongación. Ej: entrego (ant. entriego, español arcaico).

Consonante velar en la raíz. RIGO – riego (*rego) ; FRICO – friego (*frego). Los resultados
esperables no se han dado, sino que se ha consolidado las formas diptongadas por efecto de la
consonante velar. Lo que hace es inflexionar la vocal anterior y diptonga.

PLANGO – plango – plaño

PLANGIT – plañe (forma modelo de la primera).

Lapesa: el sistema verbal castellano es una herencia caótica del sistema verbal latino.

Presión de las formas verbales diptongadas que presionan para igualar el sistema. Las formas
inicialmente diptongadas de manera natural ejercen presión sobre las formas de la misma
flexión para que diptonguen.

JOCOR – juego

JOCAMUS – jogamos — jugamos (por influencia con la forma diptongada). ¿Por qué
jugamos? Hay un diptongo encubierto, que aparezca la “u” indica que ha habido
diptongación. “Juegamos” indica falta de instrucción escolar, forma fuera de la normativa.

Tirra (textos primitivos diptongo encubierto) TERRA – tierra.

Cuando tenemos sustantivos que crean verbos; si tienen diptongo el verbo también.
Presupuesto – presupuestar.

Verbos terminados en -ir + vocal átona en la raíz. La vocal se suele cerrar por influencia de la
YOD junto con la desinencia. Se suele generalizar el cierra de la vocal en i: seguir - sigo;
pedir - pido (tendencias tempranas).

DORMIAMUS – durmamos (la yod cierra la vocal átona).

En verbos en -er (segunda) la vocal no flexiona: tenemos verter y no virtió.

Influjo de la YOD sobre la consonante (YOD verbal o desinencial, está entre la raíz y la
desinencia):

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El contexto fónico caracterizado por una yod con una consonante oclusiva sorda = se pierde
la YOD no tiene influencia.

PARTIO – parto

FACIO – hago

Contexto: consonante sonora (cualquier punto de articulación) sí que transforma la YOD.

AUDIO – oyo – oigo (la “g” es analógica, no etimológica).

FUGIO – huyo

Segmentos: LY + NY. “G” motivada por la imitación de otro modelo verbal previo (no
etimológica). Menéndez Pidal encuentra la motivación en verbos latinos como TANGO (de
TANGERE).

VALEO – valgo

TENEO – tengo

Verbos que tienen en la raíz una consonante velar en contexto no intervocálico. Lo vemos en
un sufijo muy productivo de verbos: -SCERE (-SCO): africación sorda (no pasa por sonora –
contexto no intervocálico); fricatiza; interdental sorda.

NASCO (Edad Media hasta el XVI) — nazco. Trueque de sibilantes durante la Edad Media.
El segmento -azco será modelo para crear un paradigma. Será testimonio de un proceso
analógico (luzco; venzco…). Se aplica hasta en los verbos derivados de DUCO (conducir,
reducir…) se han formado en base al modelo analógico (conduzco, reduzco… no como era
esperable condugo, redugo).

PLACEO – plago - plazco (modelo analógico de -azco).

Verbos irregulares

Son muy frecuentes: haber - ser - ir.

HABER

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HABEO (By) – *haio – heo (monoptongación) – he (caída pronta de la -o, hay casos de heo
en el XII, español arcaico).

HABES – aves // *HAS (reconstrucción que hacemos respecto del latín vulgar para entender
la creación de nuestr aforma actual) – as (forma contracta para nuestra forma)

HABET – ave // *HAT – a

HABEMUS – avemos // *HEMUS – hemos

HABETIS – avedes // *HETIS – heis (aquí triunfa la forma complet)

HABENT – aven // *HANT – han, an

SER

SUM – son (rarísimo, limitada al español arcaico); so (forma más extendida de la Edad
Media); soy (se generaliza a partir del XVI). La “y” no es etimológica. Dos explicaciones

Pronombre adverbial procedente de “ibi” que en un contexto de proximidad acaban


fusionándose por coaparición.

Necesidad de desambiguar semánticamente una homonimia: so puede ser preposición “so


pretexto de” (bajo la forma de) o la forma verbal. También ocurre con el verbo DONARE
tenemos “do” (doy) y el adverbio relativo “do”. También tenemos “estoy” otra forma verbal
influida por esto.

ES – no cogemos la del presente de indicativo; sino del futuro ERIS – eres

EST – es

SUMUS – somos

ESTIS – no cogemos la forma del presente de indicativo; sino la forma reconstruida *SUTIS
– sodes – soes – sois/sos.

SUNT – son

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Formas de subjuntivo; imperativo; gerundio – no se forma a partir de ESSERE sino SEDERE
(muy afín al verbo ESSERE)

Subjuntivo procede de SEDEAM – sieya – seya - sea (perdida del elemento diptongador y
favorecimiento del hiato).

Imperativo: desaparecen las formas de SUM y se sutituyen por SEDE – siee -see – sé;
SEDETE – seed – sed.

Geurndio: SEDENDO — sediendo (Berceo) – seyendo – seendo -siendo.

3) IR

Es uno de los más irregulares. Tiene poco cuerpo fónico, sus formas se confunden con
desinencias. Junto las formas originarias se desarrolla el uso de VADO, muy usado en latín
vulgar como sinónimo de EO.

IRE – ir. El gerundio es también analógico: yendo; no *eundo. ITUS –ido

IBAM, IBAS –

VADO – *vao – vau – vo

VADIS – VAS (latín vulgar) vas

VADIT – VA (latín vulgar) – va

VADIMUS – vamos

VADITIS – *VATIS

VADENT

SUBJUNTIVO DE IR (tomadas de VADERE)

VADAM – vaa - vaya (la “y” se genera la semiconsonante palatal, para romper la tendencia
antihiática).

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Las formas verbales no finitas (formas no personales del verbo)

INFINITIVO:

Latín: tenía morfema de voz + tiempo (se pierden). Tenía infinitivo activo y pasivo; presente
- pasado - futuro.

Castellano: infinitivo de presente.

GERUNDIO:

Se pierde el morfema de voz y de caso y se genera a partir del ablativo.

PARTICIPIO:

Se pierde morfema de voz y tiempo y se conserva solo la forma de pasado activo.

De la desinencia -ATU -ITU tenemos -ado -ido.

Existió un participio singular en castellano medieval que llegó hasta finales del XIV: -udo (ej:
conosçudo, sabudo) sobre los verbos de la 2ª conjugación en -er. Se generaliza en el XIII y a
partir del XIV empiezan a decaer y en el XV no se encuentran. Moda del provenzal
(influencia, que tuvo también peso en la apócope).

SUPINO: no deja rastro en el castellano.

Se pierden los participios de futuro activo y pasivo.

Activo (-TURUS-A-UM): “lo que vendrá”. Ventura = lo que vendrá (quedan algunos
sustantivos); futuro; factura…

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Pasivo (gerundivo -ENDUS-A-UM): sentido de obligación. Amando = lo que ha de ser
amado. Quedan sustantivos: vivienda, agenda, leyenda…

2.5.ADVERBIO, PREPOSICIÓN Y CONJUNCIÓN:


Lo primero que hay que decir es que la gramática latina tiene una división de dos grupos de
palabras. las palabras declinadibilia, no declinabilia (declinables y las no declinables). En las
primeras tenemos el sustantivo, el adjetivo, los pronombres y los verbos. Las no-
declinables son los adverbios, conjunciones y preposiciones, e incluso, las interjecciones.
Estos son los dos grandes grupos en latín. ¿Podemos trasladar este sistema al castellano?
en buena medida sí, pero haciendo una serie de matizaciones. Cuando hablamos en buena
medida es porque hay de prototípico es el que ofrece género y número y varían, pero a su
vez, hay sustantivos como lunes y crisis que son invariables. El singular y el plural tienen la
misma declinación (crisis y lunes, por ejemplo). Tenemos al revés, pronombres que
tampoco varían, como cuando decimos alguien, nada, todo. Por lo que, en buena medida sí
se puede aplicar pero con matizaciones

ADVERBIO:

En castellano, desde el punto de vista de la tradición gramática, el adjetivo restringe


semánticamente al sustantivo, el adverbio hace lo mismo (restringe) al verbo. Existen tres
tipos de adverbios en castellano, de acuerdo con su semántica.

- Adverbios lexemáticos. Son palabras invariables que indican una función terciaria
en el sentido de no-argumental, es decir que no son imprescindibles como bien
puede ser el complemento directo. Se puede prescindir de esa circunstancia. Ej.
Pronto, temprano, tarde. Presentan un contenido léxico sólido, y con ellos podemos
establecer series derivadas de palabras. Cómo de pronto: prontitud; tarde>
atardecer.

- Adverbios categoremáticos , que en realidad son pronombres pero que tiene una
significación categorial de adverbio. Por ejemplo, cuando decimos aquí, ahora. Este
tipo de segmentos tiene una semántica que debe completarse con el contexto. Por
eso son palabras categoremáticas. Sustituyen a una palabra lexemática.

- Adverbios entendidos como partículas discursivas, se comportan como


palabras morfemáticas. Las palabras morfemáticas son las encargadas de ejercer
nexos entre las diferentes palabras. Mantienen el etimológico pero desarrollan un
valor complementario de tipo discursivo, como por ejemplo cuando decimos
“encima”, marca una situación estática en la que no hay movimiento. En este caso
encima tiene un valor situacional locativo pero también ha desarrollado un valor
discursivo, como por ejemplo en la oración No ha venido y encima no me ha
avisado. Es un valor escalar o intensificador. Escalar en sentido que de alguna
manera establece grados en una escala. El proceso de gramaticalización es el

77
debilitamiento semántico. Es necesario que se vacíe ese valor situacional para que
aparezca el valor discursivo. Después adquiere otro valor en el plano del discurso,
un alcance discursivo. Cuando alude a todo lo dicho anteriormente.

Existen 2 grandes grupos de adverbios en castellano:


1. Adverbios calificativos: que califican tanto al verbo como al adjetivo. Tenemos, por
ejemplo, “comer bien”, comida buena o tristemente célebre (modificando al adjetivo).
Son adjetivos lexemáticos, ya que están más vinculados a la dimensión léxica.
2. Adverbios determinativos: Pueden modificar tanto al verbo como al adjetivo.
Tenemos: paseamos mucho, o muchos paseos, la relación de correspondencia
entre adjetivo y sustantivos. Muy difícil y muy fácil modifican a un adjetivo.

Los primeros admiten gradación y se pueden construir con construcciones intensivas o


enfáticas con LO. Como “lo tarde que era”. Esto sería la descripción funcional.

- La evolución histórica del latín al español.

¿Hay alguna marca desinencial o alguna pista para reconocer a los adjetivos en español?
Debemos fijarnos en el sufijo: -oso (frondoso), -ante (aislante), -al (mental)…

¿Y para los adverbios?


El único indicio forma es -mente. Es una creación romance, desde el latin, del sustantivo
mens, mentis, se va vaciando de significado y se adjunta a un adjetivo y tenemos como
resultado los adverbios en -mente. Es la forma más básica de crear adverbios en castellano.
No tiene significado. Al principio todavía pesaba mucho el reconocer la palabra “mente”
como segmento unido a un adjetivo, por eso, en los primeros textos vemos los adverbios
en -mente separados (como por ejemplo *rapida mente). La separación gráfica es indicio de
que el proceso de lexicalización está cumplido aún, sino que está en estado de cambio.

Estos adverbios manifiestan polimorfismo en la época medieval. Tenemos MENTE> mente,


mient, miente, mientre→ polimorfismo (diferentes variantes formales que pululan por los textos
hasta fijarse en la lengua). Se fijan en el XVIII, con la fundación de la RAE. Hasta este
momento no hay una institución real que fije la lengua. Por lo que, con la creación de la
Academia se establece un modelo con el Diccionario de Autoridades y la primera gramática.
Dentro de la RAE habrá fases porque las gramáticas escolares del siglo XIX también dan
fijación a la lengua.

Hay algunos textos que han ejercido esta fuerza de fijación sin formar parte de una
institución. Como los catecismos. No estaban escritos para la fijación de la lengua, pero
como se cantaban, se debía seguir una sola pronunciación, por lo que ayudó a la fijación de
la pronunciación. Sin pretenderlo, ya fan fijando la lengua poc a poco antes de la llegada de
la Academia.

Aparte de las marcas desinenciales del castellano, también había en latín. Teníamos estas
tres:
- -TIM: paulatin.
- -TER: suaviter. (suavemente)

78
- -E: optime

Estas eran las marcas diferenciales en latin.

Hay otro proceso interno dentro del castellano para formar adverbios. A partir de los
adjetivos: rápido, es un adjetivo que se utiliza como adverbio: habla muy rápido.

Hay unos adverbios que nos han llegado del latín. (es otra muestra de polimorfismo).

- IBI> y (allí), hy, hi, i→ polimorfismo (desaparece en el castellano clásico, junto a ende).
- INDE> ende (muestras del polimorfismo de inde: en, ne, n’, ‘n, ‘nde (de allí, de esto,
o significado partitivo como en catalán)). DE INDE> dende.
- SURSUM> suso. Hay una expresión latina que es susum corda, por eso se dice
saludos cordiales.
- DEORSUM>yuso
- ACCUM HIC> aquí.
- AD HIC> ahí
- AD ILLIC>allí
- JAM> ya
- NUMQUAM> nunca
- ACCUM HAC>acá
- AD ILLAC>allá
- SEMPER> siempre
- AD SIC> as(s)í. En los textos medievales suele aparecer con doble s, porque el
resultado es sordo.
- AC HORA> ahora
- DE EX POST> después, depués, dempués, depos…→ polimorfismo
- IN POST> empués, empos, enpos, em pos, en pos…→ polimorfismo
- TOTA VIA> todavía. En la obra del M. de Santillana aparece separado.
- AD NOCTEM> anoche.
- AD RIPAM> arriba.

A veces se genera en los adverbios una S analógica, adverbial, a partir de modelos como:
- JAM MAGIS> jamás
- MINUS> menos
- FORAS> fueras
Estas formas sirvieron como modelo para formas que no tenían la -s originariamente, como
por ejemplo:
- “antes”(<ANTE).
- “mientras” (< DUM INTERIM).
- “nuca(s)” (<NUNQUAM).

Hay creaciones romances que no existen en latín, como encima, que ya vemos cómo se va
lexicalizando. También tenemos enfrente que sería una creación románica. Por último, para
terminar con este tema, hay adverbios en latín se usan adverbios donde en castellano
usamos locuciones adverbiales, porque son más expresivas. Por ejemplo:
- CLAM> a escondidas, en escondido (medieval)
- CUMULATIM> a montones

79
- FORTASSIS> por fuerça, por fortia
- LIBENTER> de grado, de buen grado
- PAULATIM> poco a poco
- PLACIDE> a plazer
- REPTATIM> a gatas
- RETRORSUM> a reculas(> alrededor)
- SCIENTER> a sabiendas, ad sabendas
- STATIM> de golpe
- SUPINE>de colodrillo

Estos son adverbios con las terminaciones que hemos hablado y cómo se sustituyen por
locuciones adverbiales que son más expresivas y funcionales.

a escondidas es más moderna, en la variante medieval es “en escondido”. Por fuerza


también es muy conocida en castellano, y el valor que tiene es de “quizá”, como por
ventura. Per fortia aparece en textos latinso romances. Liberter es abundantísima y es clave
en el Cancionero de Baena.

[LECTURA ESENCIAL: capítulo de Echenique “Adverbios, preposiciones y conjunciones”. ]

PREPOSICIÓN:

Su naturaleza gramatical: son palabras morfemáticas. Esto quiere decir que realizan
conexiones entre palabras lexemáticas y categoremáticas. Son el nexo entre estos dos
tipos. Son instrumentos gramaticales que conectan diferentes palabras. Son índices de
subordinación intraoracional. Su trabajo está en el seno de la oración, pero no más allá de
la oración.

La gran diferencia con el latín es que frente al gran número de preposiciones que tenía el
latín, el castellano es defectivo: hay muy pocas preposiciones. Entonces, tenemos muy
pocas y subsisten:

- AD> a. Esta preposición se combina con acusativo para marcar movimiento.


- ANTE> ante
- CONTRA>contra
- CUM> con
- DE> de
- IN> en
- INTER> entre
- PER + PRO> por
- SECUNDUM> según, segunt, segund
- SINE> sin
- SUB> so
- SUPER> sobre
- TRANS> tras
- BAXIUS> bajo

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También existen preposiciones compuestas, creadas a partir de dos preposiciones en latín:
- DE EX DE> desde
- PRO AD> pora> para

Del árabe:
- HATTA> fasta> hasta
Sustantivos del latín que se han convertido en preposiciones:
- CABO> cabe> junto a. Viene del étimo caput, itis. El neutro capitia es cabeza. Es un
sustantivo habilitado por preposición.

Dos grandes grupos de proposiciones desde el punto de vista semántico y funcional:

-Preposiciones vinculadas al léxico. Ante (anterior, anterioridad), bajo (bajeza), contra


(contrariedad, contrario), tras. Son preposiciones íntimamente ligadas a lo léxico. Como
podemos suponer, están más restringidas semánticamente por esta relación con el léxico.
Están vinculadas a un significado básico.

-Preposiciones con significado estructural. Ligadas a lo sintáctico. Significados del tipo:


situación, localización, movimiento, dirección. Estos significados se constituyen con el
significado propio de la preposición que ya restringe, el propio significado de los sustantivos
y la relación que se establece con todos ellos. Todo esto conforma el significado estructural.
Los significados estructurales no son infinitos, son un conjunto cerrado. Entre lenguas
tipológicamente alejadas, como es por ejemplo el vasco, aunque tiene relaciones de
proximidad en sus aspectos tipológicos sí que tiene significados estructurales diferentes, o
algunos que no están en otras lenguas como por ejemplo el castellano, catalán o gallego.
Pero no son infinitos, aunque sí amplios. Lo que buscamos es razonar sobre el número de
significados de una lengua siempre es superior a las unidades de esa lengua. No hay una
relación directa entre una unidad y un significado estructural. Hay pocas unidades y muchos
significados estructurales. el castellano, para equilibrar la balanza es crear locuciones
preposicionales, que cubren un hueco en los significados estructurales. Si no hay una
preposición simple para ese significado estructural, creamos una locución y ya está.
Tenemos la locución, por ejemplo, en lugar de. No hay una equivalente en simple. En vez
de tiene un grado de gramaticalización más avanzado que en lugar de, que se puede
moldear más. Cuanto más gramaticalizada esté, menor posibilidad de flexibilidad.

También podemos hacer agrupaciones de preposiciones para crear un nuevo significado


estructural. Por ejemplo: a por, de por…

-Otro método es ante el pobre inventario de preposiciones, darle más trabajo a las que
tenemos, hacerlas polifuncionales.

A parte de esta relación, a partir de preposiciones latinas se crean adverbios: a+detrás>


atrás, DE IN ANTE> denante>delante (confusión de líquidas). BAJO> debajo, abajo.
Incluso, cuando tenemos los adverbios creados, estos, a su vez, crean locuciones
prepositivas: debajo de, delante de. Incluso, de manera muy restringida, tenemos “en contra
de” (<contra)a partir de proposiciones, creamos locuciones prepositivas. Un molde muy
productivo es prep+ sust+ prep (a causa de).

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CONJUNCIONES:

Las conjunciones son también palabras morfemáticas con una función doble o que actúan
en dos niveles. Por una parte actúan en un nivel inmediato de la oración, conectando dos
segmentos iguales (dos sustantivos, dos verbos), como por ejemplo en la oración “coser y
cantar”.

Primero tenemos este nivel con elementos categorialmente iguales. El intraoracional. Luego
tenemos otro nivel intraoracional, de mayor alcance, y se convierten las preposiciones en
índices de subordinación. Crean las relaciones entre dos oraciones: una subordinada y otra
principal: sustantivas, adverbiales… Por encima de ellas, ya en un nivel discursivo, tenemos
las locuciones conjuntivas, combinación estable de dos conjunciones: no obstante, sin
embargo… Tanto las preposiciones tienen un inventario muy pobre, y las conjunciones
también, en relación con el latín. Tenemos:

- Conjunciones copulativas: et, ac, atque, nec, neque, -que, ne quidem.


- Conjunciones disyuntivas: aut, vel, sive, seu.
- Conjunciones adversativas: sed, autem, al, tamen, verum.

En castellano, ese inventario se reduce muchísimo:


- Copulativas:
- ET> e, y (a partir del XVI).
- NEC> ni
- Adversativas:
- AUT> o
- Adversativas:
-MAGIS> mas
-PER HOC> pero
Subordinantes:
- Que (<QUOD, QUIA)--> polifuncional.
- Ca (<QUIA)
- Si: oraciones condicionales (E quisieronlo prender allí si podieran) y en las
interrogativas indirectas.
También se crean nuevas conjunciones a partir de la transposición de los adverbios con
nuevos elementos, como por ejemplo: como, cuando, luego, puesto que, ya que. El valor
extraoracional, unidades pluriverbales, locuciones conjuntivas, del tipo: no obstante
(participio de presente del verbo “obstar”), sin embargo, por tanto… También pasa con
durante, que viene del participio de presente del verbo durar.

- MAGUER+ (que) /maguera +(que): tiene un valor concesivo (aunque). Esta


conjunción, o locución conjuntiva, ya que va con el QUE, tiene un valor concesivo.
Vivió en castellano hasta la segunda mitad del XV. Luego se cambió por “aunque”.
A partir de la segunda mitad d e este siglo los autores comenzaron a usar “aunque”.
Hay una línea de división bastante importante. Su origen etimológico viene del
griego: “macairos” (voluntad, deseo)- de ahí su valor concesivo.

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Tenemos dos particularidades sintácticas, y es que en castellano medieval tenemos
generalmente el presente de subjuntivo usado en las subordinadas. Es el tiempo natural en
castellano. EN catalán medieval se usa el futuro de indicativo. En oraciones como Todo
aquel que dirá a mí, sería: todo aquel que me diga a mí; son casos muy localizados.

Hay una estructura muy común en castellano medieval: las oraciones subordinadas de valor
intensivo: enfermó de tan fiera manera que…

11 de abril de 2022

ELABORACIÓN SINTÁCTICA DEL PERÍODO ALFONSÍ:

Diacronía o trayectoria histórica del adverbio “alrededor” y la locución que se ha generado a


partir de este: “alrededor de”.

Partimos de una descripción gramatical del español actual. Alrededor es un adverbio. Ha


generado una locución prepositiva: alrededor de.

Significados de “alrededor” en el español actual:

- Sentido temporal aproximativo.


- Locativo: no estático, sino de movimiento. Circundando (la laguna, por ejemplo). Esta
idea de círculo nos acompañará para la discusión etimológica de la palabra.

Cuando hablamos de la idea de círculo, hay una idea asociada a “alrededor” que es: redol
(occitanismo). Cuando hablamos del “redol”, hablamos de una palabra dialectal. Está
restringida dialectalmente (vive en Huesca, en el aragonés, y en el andaluz). Su uso aragonés
se le da cuando tenemos luna llena, aparece un halo alrededor de luz: es el redol. Vuelve a
tener idea de redondez, de círculo. Esta idea está en redol: idea de círculo, redondez. En
última instancia, viene de ROTUNDUS. Por eso, hoy tenemos el término rotonda, por
ejemplo. La idea de círculo está en la base del significado de redol.

En el diccionario de la RAE aparecen sustantivados “el redor” y “el derredor”. Nos interesa
que tenemos dos sustantivos que provienen de “alrededor”. Pero son sustantivos; están
sustantivados, no son adverbios. “Redor” y “derredor” lo que tienen en común es la base
“redor”.

Análisi del adverbio actual (alrededor): alREdeDOR. El núcleo está escindido; tenemos en
medio el DE que proviene de “el DErredor”. Esta forma, la actual, se generaliza o empieza a

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manifestarse esta metátesis de estas dos sílabas (se metatiza) en la primera mitad del siglo
XV. Los primeros ejemplos que encontramos en castellano son de mitad del siglo XV. Lo
que tenemos antes es:

- redor (de)
- a redor (de)
- derredor (de)
- enderredor (de)
- de a derredor
- de enderredor

Tenemos el núcleo (redor) en todos los casos, sin escindir (tenemos el núcleo compacto,
completo, no como sucede en alREdeDOR). Son las formas castellanas que registramos antes
del siglo XV. Será a partir del siglo XV cuando registraremos el núcleo escindido o se
normalizará la forma que conocemos. Estas formas son muy evolucionadas porque parten de
la base léxica “redor” y se van añadiendo elementos prepositivos, y se van creando nuevas
formaciones.

El antecedente de ese estado avanzado -del resto de las formas a partir de “derredor (de)- lo
tenemos en “redor (de)” y “a redor (de”). Estas son de la etapa de Orígenes, las primeras
documentaciones en romance.

Esquemática/cronológicamente sería así:

RETRO > retoro y aretro > redor (de), a redor (de) > derredor (de), enderredor (de), de a
derredor, de enderredor

“Retoro” y “aretro” son los testimonios tardolatinos (pero ya lo que dará lugar al romance)
que se documentan en los siglos VIII- XII. Es lo que se denomina léxico hispánico primitivo.
Fase previa al romance.

Si vamos más atrás, ya nos vamos al étimo latino: RETRO. Este es el punto de origen.

Discusión etimológica: la propuesta etimológica tradicional es la de Corominas y Pascual en


su Diccionario Etimológico. Proponen la etimología RETRO. Recientemente, una
investigadora Espinosa Elorza lo deriva al redol occitano. Su propuesta viene dada por las
dificultades que plantea RETRO para que dé redor.

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Fonéticamente, RETRO en latín, en su evolución regular, en castellano da “riedro”. “Riedro”
ha dejado derivados como “arredrarse”, etc. Tal como pasa en muchas voces del castellano,
un étimo ha podido dejar dos descendientes: uno culto y uno evolucionado. Por ejemplo, de
POST tenemos un descendiente culto pos y un descendiente romance pues.

De RETRO, se ha formado redor y riedro. Espinosa Elorza ve problemas en justificar redor.

Lo ideal sería recoger ambas propuestas etimológicas y llegar a una confluencia. Hay una
última forma que creemos que da explicación a todo, y es la forma del aragonés medieval.
Tenemos, por una parte, “redol” occitano, y el “ròdol” del catalán. Hasta ahora no se habían
puesto sobre la mesa estas formas en una discusión filológica. En aragonés, ya no sólo
hablamos de “redol” como núcleo léxico, sino “rodor”. No está presente en gallego, en
portugués… Solo está en aragonés. De RODOR salen:

- aderrodor
- de aderrodor
- enderrodor

Son formas inéditas que solo aparecen en el aragonés, no en el romance. Creemos que el
aragonés medieval es un espacio lingüístico clave para entender la formación de RODOR y
“alrededor” en castellano. Por eso hablamos de una confluencia de las teorías de Corominas y
Espinosa. El cruce de RETRO y redol crea el aragonés rodor.

De RODOR > las formas castellanas.

El aragonés tiene un papel de intermediación entre el occitano y el catalán y entre el


castellano.

En la General Estoria (texto alfonsí) encontramos la forma “a derredol”. Es una forma única.
Cuando encontramos una forma única en toda la documentación de la lengua (que solo se ha
documentado una vez), la llamamos “hápax”. Esta forma remite al “redol” occitano. cuando
nos encontramos una forma como esta, única y decisiva para interpretar los datos, no nos
sirve solo consultar ediciones críticas; generalmente, los historiadores de la lengua confían en
los críticos textuales, porque sus obras tienen garantía de calidad, pero con un dato tan
decisivo hay que ir a la fuente manuscrita.

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Encontrar “a derredol” en un texto castellano quiere decir que puede ser influencia del
occitano, ya que la corte alfonsí era plurilingüe, o puede ser también que esté mediatizado por
algún otro elemento del texto cercano.

Todo esto nos lleva a concluir que cuando queremos investigar la historia de una palabra, no
podemos poner un muro en el área lingüística castellana, sino que tenemos que ensanchar la
mirada a todo lo hispánico.

Hemos dicho que la cronología del núcleo escindido alREdeDOR es del siglo XV, pero en el
último tercio del XIV ya tenemos el núcleo escindido. Quizá el aragonés también influyó en
la escisión del núcleo porque cronológicamente es anterior (en aragonés ya está
documentada).

PRÁCTICAS DEL VERBO

ÉPOCA DE ORÍGENES:

Conoadjutorio de nuestro duenno, dueno Christo, dueno salbatore, qual dueno get ena honore,
equal duenno tienet ela mandatjone cono Patre [...] Facanos Deus omnipotens tal servitio fere
que denante ela sua face guadioso segamus. (s., X, Anónimo, Glosas Emilianenses).

- Get < EST. Forma diptongada, elemento palatal semiconsonántico. La marca


desinencial -t todavía se conserva (resto de la forma verbal latina); marca desinencial
del latín.
- Tienet. La marca desinencial como resto de la flexión verbal latín. Diptongación de
la E breve tónica.
- Facanos. La C se pronunciaría como intervocálica sonora. Viene del imperativo
latino, segunda persona del singular. En español actual sería “haznos”. Ha generado
una vocal esvarabática o vocal de apoyo para crear regularidad en el patrón silábico
(cons. + vocal + cons. + vocal). Otro ejemplo de vocal esvarabática lo encontramos en
corónica (que se usaba en medieval), que evoluciona a crónica en castellano actual.

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- Segamus. El segmento G esconde, de nuevo, un elemento palatal semiconsonántico,
de una yod (-Dy-: SEDEAMUS → tendencia antihiática para romper el hiato, luego
se da de nuevo el hiato).

Todo cedrero quod venerit a Madrid caualero et in conzeio cantare et el conzeio fore amenido
per dare illi dado, non donent illi mais de III morabetinos;e si per mais paretaren los fiadores,
cadat illis in periurio (c. 1200, Anónimo, Fuero de Madrid).

- Venerit: forma que refleja el étimo original, el verbo original UENERIT. Futuro
perfecto de subjuntivo (todo aquel que hubiere venido).
- Cantare: futuro de subjuntivo. Es el pasado de subjuntivo en latín que pasa a ser
futuro de subjuntivo en el romance. Esa casilla vacía queda usurpada por los temas de
perfecto.
- Fore: su étimo en latín es FUERIT; es también el pretérito perfecto de subjuntivo,
pero con monoptongación. La forma está monoptongada.
- Donent: idéntica al término originario. Presente de subj. de DONARE.

CASTELLANO ALFONSÍ:

Estas debuxaduras eran tan bien figuradas e tan ricamientre que mejor non podrien seer, y era
cada una estoria fecha por si apartadamientre. E porque la de Troya fiziera apostremas que
todas las otras, pintaronla fuera en un portal que era cuemo logar apartado; y Eneas, maguer
que muchas uezes uiniera a aquel templo e uiera las otras estorias, non auie visto la de Troya.
Ond acaeçió assí, que la reyna su muger leuol alla, o mostrol tod el templo e las riquezas que
y auie e aquellas estorias todas (c. 1270, Alfonso X, Primera Crónica General [Estoria de
Espanna]).

Vamos a sumergirnos ahora en un texto alfonsí.

- Seer: su étimo es SEDERE, que es un verbo complementario al ESSERE latino. Muy


presente en el castellano medieval (veremos sedie en el texto del Libro de Aleixandre,
que esconde la forma verbal SEDEABAT).De SEDERE > seyer (forma aragonesa) >
seer > ser. Seyer: forma típicamente aragonesa, con la tendencia de crear entornos
fónicos antihiáticos.
- Eran: perfecto de indicativo. Étimo: ERANT. Desaparece la -t.

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- Podrien: condicional. El futuro y el condicional eran formas sintéticas, y esas formas
sintéticas se pierden. Si se pierden, se construyen mediante una construcción
perifrástica. POTERE HABEBANT: construcción perifrástica a partir de la cual
obtenemos podrían; en castellano medieval, hay vacilación entre podrien y podrían.

POTERE HABEBANT > POTER(E) (HAB)E(B)AN(T) > poder ían > podrían/podrien

Esa es la formación del condicional mediante esa perífrasis.

- Fiziera: viene de FACERET. Tiene valor originario, pluscuamperfecto de indicativo.


- Pintaronla: -la pron. átono. Pintaron: tema de perfecto. Es un perfecto débil, ya que
la tonicidad está en la desinencia. Es un modelo regular que sigue la extensión
analógica de los perfectos de -AVI e -IVI, que arrastra la mayor parte de los verbos.
Se intenta homogeneizar la conjugación castellana con estos dos modelos.

PINTAVI, PINTAVISTI, PINTAVIMUS, PINTAVISTIS y PINTAVERUNT.


PINTAVERUNT nos da pintaron.

Otro ejemplo de perfecto fuerte es “feci” de FACERE.

- Auie visto: El cierre de -a en -e decae en el XIV y en el XV ya no hay casos de -ie,


solo de -ia. Es muy frecuente en el XIII la presencia de -ie. Es un pluscuamperfecto de
indicativo, y está formado a partir de HABEBAT *VISITUS (forma reconstruida del
latín vulgar).
- Acaeçió: viene del hipotético *ACCADISCERE. Nos interesa el sufijo -SCERE, que
es muy productivo para la formación de verbos (florecer, envejecer…). Nos da un
resultado sordo (acaeçió).

La reyna Dido, quando sopo que Eneas tomaua aquella carrera tan luenga, semejol que no
tenie en coraçon de numqua tornar a ella. Por end enuiol su carta fecha en esta manera:
Eneas, mio marido: la razon quet yo enuio dezir es tal cuemo el canto del cigno, que se tiende
sobre la yerua roçiada e comiença de cantar un canto cuemo dolorido a la sazón que a de
morir. Pero las razones quet enuio dezir yo en esta carta no lo fago porque entiendo quet
mouras ni que tu faras mio ruego ni las cosas quet yo enuio dezir, ca non quiso Dios que yo
en tal punto me ayuntasse contigo (c. 1270, Alfonso X, Primera Crónica General [Estoria de
Espanna]).

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- Sopo: viene de SAPUI; también está sujeto al modelo analógico de OVO. Es un verbo
muy frecuente, como STOVE, TOVE. Dentro de la tendencia analógica de OVO.
- Fago: del verbo FACERE, es la 1ª del presente de indicativo. Viene de FACIO > fago
> hago. Tenemos un entorno de -Cy-, y tenemos una oclusiva sorda. En cambio,
cuando teníamos una sonora, la yod se mantenía, da igual el punto de articulación.

PRÁCTICA DE ADVERBIO, PREPOSICIÓN, CONJUNCIÓN

Comenta los nexos presentes en el siguiente texto y las relaciones oracionales más
significativas:

Los pueblos cuando oyeron estas razones e otras muchas e


muy buenas que les dixo Josep toviéronse por guaridos e fueron
muy alegres, e respusiéronle: - Señor, la nuestra salud e
el nuestrobien en tu mano es. ATvenos merced, ca nós de
grado serviremos al rey. E sobr’esto ovieron todos
grand sabor de fincar en la tierra, e fincaron, ca maguer
que se vendieran a sı́ mismos a Josep pora Faraón peró veyén
que Faraón, maguer que los quisiesse prender, que non
podrié, pues que a ellos non oviesse. E diz sobr’esto la
estoria que esto mismo cató Josep porque salió d’antes a fazerles
aquel pleito, maguer que lo non descubriera a ninguno. c.

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1275, Alfonso X, General Estoria. Primera parte.
Pedro Sánchez-Prieto Borja, Universidad de Alcalá, 2003.

- De aquella guisa: viene de *WISA. Variación en el castellano entre guisa (a guisa


de) y manera. Es muy frecuente en medieval. Sintagma prepositivo lexicalizado.
- Assi < AD SIC. Resultado sordo.
- Non: forma etimológica tal cual en latín.
- Mal: este adverbio antepuesto al infinitivo es una construcción muy frecuente en
castellano medieval (bien obrar, bien casar, mal fager, mal acostumbrar, bien
acostumbrar…).
- Aqui: viene de ACCUM HIC.
- Agora: adverbio temporal procedente del sintagma HAC HORA.
- Ende: de INDE
- Muy: MULTU> muito (portugués)> mucho/muy (castellano)

PREPOSICIONES Y CONJUNCIONES, 2º TEXTO:

- E: conjunción de valor aditivo y de progresión temática. En castellano medieval


también tenía valor de consecuencia.
- Tener por + adj.: “guaridos”, aquí, realiza la función de predicativo. A veces, tanto
el atributo como el predicativo solían ir acompañados por la preposición POR.
- Ca: predominante causal en castellano medieval, procedente de QUIA.
- Maguer que: viene del griego, del adjetivo MAKARIOS, E. Significa contento en
griego. Solo tiene vida hasta mitad del XV. A partir de la segunda mitad del siglo XV
se sustituye por aunque.
- Pora: cruce de preposiciones latinas POR y A > para.
- Peró: de PER HOC.
- Post.

Texto del Libro de Aleixandre:

VERBOS:

- Hay muchos gerundios (el gerundio es el soporte de las acciones).

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- Terminaciones en -ie. Sedie el mes de mayo y sedia: en el texto de finales del XIII
sedie, pero en la copia aragonesa del siglo XV tenemos sedia.
- Modelo en -abam y en -ia.
- Mucha proporción de imperfectos porque es una recreación del pasado.

12 de abril de 2022

2.6. Elaboración sintáctica en el periodo alfonsí.

- 1. Importancia de Alfonso X el Sabio en la formación del castellano literario.

Conformación del corpus / obra de Alfonso X el Sabio. Incidencia en la historia del español y
en su literatura. Su labor fue la de estandarización ortográfica en castellano, tras un primer
estadio de caos gráfico, derivado de una inestabilidad del sistema fonológico romance entre
lo que se pronuncia y lo que se representa gráficamente. Alfonso X es el primero que tiene
como meta en su reinado sistematizar esa ortografía; su labor es ordenar y sistematizar la
forma de representar y escribir en castellano.

No es que escriba un texto codificador, que por cierto son los pioneros. Cuando se dice que
Nebrija escribió el primer tratado, no se cuentan los tratados poéticos de occitania del siglo
XII.

Alfonso X codifica la lengua o establece esa primera codificación a través de tener en cuenta
todo el magma de variantes que hay, escogiendo una por coherencia interna y aplicándola de
manera sistemática.

La manera de codificar de Alfonso X, ya no solo ortografía sino también léxico, su manera de


estandarizar es mediante un corpus. Su corpus literario, a la vez que sirve como el primer
desarrollo de la expresión literaria en castellano de manera sistemática. Aparte de este
logro, está la labor de estandarización, siendo Alfonso X responsable de la codificación
ortográfica en sus textos.

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Hay que matizar lo de la primera expresión literaria en castellano, pues solo nos referimos a
la prosa, porque en la poesía todavía tardará un siglo en desarrollarse. Se desarrollará con el
Cancionero de Baena o con Juan Ruíz. Ahí nacerá la expresión lírica en castellano, porque
antes se expresaba en gallego-portugués (la lengua de preferencia para expresar sentimientos
hasta mediados del siglo XIV). El gallego-portugués, Alfonso X escribe sus Cantigas a Santa
María en gallegoportugués, porque el castellano no era una lengua apta para la poesía.La
poesía gallegoportuguesa se desarrolla al calor de la poesía provenzal. La moda llega a
Galicia y de Galicia pasa a Castilla, siendo ésta punto de destino a mediados del XIV.

Los tópicos de la literatura trobadoresca llegan hasta ¿mediados X? Antes tenemos a Berceo,
o el Cantar de mio Cid, e, incluso, el Auto de los Reyes Magos. Esto era una primera
reflexión sobre la labor de estandarización de Alfonso X.

Este corpus está compuesto, desde el punto de vista temático, por:


- La General Estoria. Historia universal del mundo, desde la creación hasta el reinado
de Alfonso X.
- I Crónica General de Espanna o La Estoria de Espanna. Propia del solar hispánico.
Estos son los dos grandes proyectos historiográficos de Alfonso X. Otras obras que
podemos destacar son las de interés legislativo, jurídico, cultural, astrología.
- Las siete partidas. Trata sobre las leyes, de interés jurídico. Temática legislativa,
jurídica.
- El libro del axedrez. Temática cultural, de entretenimiento.
- La ochava esphera. Astrología.
- El libro conplido del judizio e de las estrellas. También de temática científica.

Como podemos imaginar, estas obras se reciben de otros entornos culturales. La mayoría son
traducciones. Son textos sapienciales, textos doctrinales. Todos ellos están motivados por
traducciones. Algunas adaptaciones, pero en su mayoría traducciones. En el proceso de
traducción, primero se hacía un borrador (cuya traducción se filtraba con un redactor
especialista en castellano), luego el redactor especialista le daba un estilo propio (lo que sería
la segunda fase), fase de corrección y una última fase antes de pasar la traducción al códice
definitivo en que el copista lo trasladaba.

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Juego dialéctico entre traducción y compilación: ya entendemos que la traducción siempre
condiciona. La traducción va a estar ligada al original. Más o menos fiel al original, este es el
ideal de la traducción, pero esto a veces ocurre y a veces no. Casi siempre, la traducción era
muy literal. El texto resultante debía parecerse mucho al original. Si extraigo datos de la
lengua histórica de traducciones, hay que estar vigilantes porque puedo estar trabajando con
materia adulterada Esa es la circunstancia. Traducción por una parte, y compilación por otra.
Cuando trabajo con varios materiales textuales de una lengua es compilación. No es muy
lejano lo que se hace en creación literaria. Un escritor se forma con lecturas. Si antes hemos
hablado que la cultura en la Edad Media era muy fiel al texto original, también hay que
recordar que no juzgaba la imitación. Es más, se premiaba. Era lo normal en la época. La
compilación tiene que ver, por ejemplo, cuando se describe a Tirant lo Blanc y sabemos que
es una novela de novelas. Tirant lo Blanc está formada por diferentes retazos de texto que se
pueden rastrear. La compilación tiene que ver con el hecho de tener a mano varios textos,
materiales, e ir usándolos para tu texto resultante. En resumen, consiste en acopiar materiales
y ordenarlos para crear un texto nuevo. Esto se hacía en la General Estoria y la Estoria de
España. Se crea ese proceso dialéctico entre la traducción y la creación o la compilación, por
tanto.

Un dato muy importante: en la cultura alfonsí (scriptorium alfonsí), cuyo centro estaba en la
Escuela de Traductores de Toledo, antes se contaba con la versión castellana que con la latina
(la versión castellana se traducía al latín). Si el latín era la lengua de prestigio hasta ese
momento, Alfonso X se arriesga con su apuesta por el castellano. La versión latina casi
siempre aparecía una vez que teníamos la versión castellana.

Los copistas tenían limitada su tarea a copiar el texto resultante; el que hacía la labor de
ensamblar lo resultante era el redactor o el corrector de estilo. El copista aparece en la fase
final. Estos textos que sirven para conformar la Estoria de España casi siempre son historias
universales en latín (por ejemplo, la historia universal de Juan de Verona) → textos
historiográficos en latín son fuente para crear estos textos históricos castellanos. Es verdad
que la originalidad reside en la elección de las fuentes y en cómo se ensamblan esas fuentes,
y cómo se recrea en la sintaxis castellana (ya con una perspectiva sintáctica y discursiva
castellana).

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La convivencia de lenguas. Cuando se van creando las traducciones, se usan varias lenguas:
el árabe, el latín… Si estas lenguas son las de prestigio, pasamos a vulgarizarlas al romance,
es un proceso de vulgarización. Se vulgarizan los textos latinos, árabes y hebreos, pero se
traducen los que están en lenguas romances. Esta es una puntualización terminológica:
traducción únicamente de textos en lenguas romances.

- El carácter plurilingüe de la corte de Alfonso X el Sabio.


Alfonso X el sabio se rodeó de varios colaboradores en su escuela de Traductores de Toledo:
italianos, hebreos, franceses, vascos, aragoneses…. Los italianos se encargaban de pasar al
latín la versión castellana. En toda corte, la expresión literaria con la música y todo lo que es
expresión de sentimientos, se realizaba en gallegoportugués (presente en la vida de la corte a
través de la literatura y la música). Las fuentes francesas, occitanas, italianas… Hay muchas
lenguas implicadas en la cultura alfonsí y va a ser una constante. Porque si vamos al aragonés
medieval, ahí ya tenemos incluso cuatro pasos para llegar al aragonés. Un corpus muy difícil
de analizar. Si no dominamos la fuente o lengua original de una traducción, tendremos
muchos problemas en el análisis lingüístico; por eso es difícil este corpus.

Este aspecto del plurilingüismo es muy importante para su corte.

Alfonso X y sus colaboradores llegan a consolidar una primera expresión literaria, al tiempo
que crean una norma común desde el punto de vista lingüístico, mediante lo que se ha
llamado la elaboración sintáctica. Todo esto es previo a Nebrija, a la estandarización y a la
codificación tal como la entendemos. Aquí la codificación se fija a través de los textos.

Una última nota dentro del corpus alfonsí: el corpus alfonsí no consiguió tener un estilo
personal homogéneo. A pesar de los intentos por crear mecanismos orientados a crear una
prosa castellano-medieval, no consigue un estilo personal por tres motivos:

- Por la amplitud. Es muy amplio.


- Por la propia diversidad de materias. Demasiados ámbitos (científico, jurídico…).
- El hecho de que la mayor parte de las obras de su corpus sean resultado de
vulgarizaciones / de traducciones y que estén condicionadas por el texto fuente, no
permite que haya mucho estilo personal.
-

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2. Formación y desarrollo de la sintaxis castellana. Tipos de texto y sintaxis.

ELABORACIÓN SINTÁCTICA:
“Elaborar” nos dice que es un proceso, laborioso, dilatado en el tiempo, proceso creativo,
intervención individual…. Esta es la elaboración sintáctica. No es que partamos de la nada,
cuando Alfonso crea la sintaxis castellana no es que parta de la nada; todo texto tiene su
cadena de textos, no está aislado, sino que viene de algo y se dirige a algo afín a él. La
General Estoria, por ejemplo, está dentro de una tradición de textos historiográficos.
Tenemos esta cadena de textos en la que se inscriben las obras del corpus alfonsí.

¿Cuáles son los dos principios generales de la sintaxis propiamente alfonsí?:


1. Como la lengua todavía no está codificada o estandarizada, hay gran presencia de
oralidad en la lengua escrita. Fuerte componente de la oralidad en la lengua escrita.
2. Existencia de una sintaxis compleja ya desde Orígenes . La idea tradicional que se
tenía de la evolución de la sintaxis castellana era: partía de que en los primeros textos
se daba una sintaxis precaria, muy deficitaria, con predominio solo de la
coordinación, y la idea principal decía que poco a poco esta sintaxis se va haciendo
más compleja y más sofisticada, adoptando mecanismos de subordinación. Esta hay
de desecharla, porque con una atención más individualizada a los nexos: la
subordinación ya está desde orígenes; no hace falta que se desarrolle después, esta es
una idea falsa. Ya se da esa complejidad sintáctica. No es que partamos de una
sintaxis precaria hasta llegar una compleja, sino que ya desde Orígenes tenemos una
sintaxis evolucionada y partimos con todos los mecanismos necesarios para que esta
se desarrolle. Por ejemplo, la conjunción, que atesora muchas funciones, tiene un
carácter polifuncional.

-Características del sistema sintáctico alfonsí:


- Se da una acumulación sumativa de elementos funcional y semánticamente
equivalentes. Por ejemplo: se convirtió en dueño e en principe e señor de esa tierra.
- Abundancia de estructuras paralelísticas o de correlaciones, por ejemplo: “tanto
como”.
- Preferencia por los incisos y aclaraciones yuxtapuestas.
- Uso abundante de elementos anafóricos, deícticos y cuantificadores.

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Vamos a pasar a un estadio mayor de concreción. ¿Qué elementos representativos de
cohesión sintáctica son los más frecuentes en la prosa alfonsí?

En aquella cibdat de Carthago auie un grand templo que fiziera fazer la reyna Dido a onra
dEscolapio quando poblara la cibdat; e por que los omnes ouiessen mayor sabor deuen ir fazer
y oration, fiziera y pintar muchas estorias de los grandes fechos que acaecieran por el mundo, e
sennaladamientre la de Troya que fuera aun poca sazon auie; y estas debuxaduras eran tan
bien figuradas e tan ricamientre que meior non podrien seer, y era cada una estoria fecha por
si apartadamientre. E por que la de Troya fizieran apostremas que todas las otras, pintaron la
fuera en un portal que era cuemo logar apartado.

Alfonso X, Primera Crónica General (Estoria de España)

En negrita: mecanismos de elaboración sintáctica.

¿Qué elementos son los responsables de la elaboración sintáctica?

- E porque: es otro nexo que siempre se acompaña de la e, que le da dinamismo


narrativo al texto. La e es una catalizador en un motor.
- E sennaladamientre: sinónimo de “sobre todo” o “especialmente” actualmente,
restringe el conjunto.
- Tan bien… tan ricamientre que: construcción intensificadora.

En este fragmento se ve que la conjunción <e> es uno de los mecanismos más frecuentes de
cohesión sintáctica discursiva. Es una variante gráfica de la ye y tiene un valor aditivo. En
aquella época la E tiene otros valores asociados: un valor causal junto porque, un valor ilativo
o consecutivo, y, sobre todo, tiene un valor de continuidad discursiva, dota al texto de
dinamismo narrativo.

Comentario de las dos lecturas complementarias:


- Orden de palabras, tópicos y focos en la prosa alfonsí, de Inés Fernández Ordóñez
- La organización del párrafo alfonsí, de Javier Elvira

1. Orden de palabras, tópicos y focos en la prosa alfonsí, de Inés Fernández


Ordóñez:

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Trata en su artículo sobre qué pasa en el orden de palabras en la oración alfonsí. Este es su
centro de investigación: el orden de palabras. En ese orden de palabras emergen dos
fenómenos sintácticos, la topicalización y la focalización.
- Topicalización: topos
- Focalización: focos
Estamos hablando de un mismo concepto.Cuando digo topo o foco, la operación discursiva
que se activa es que yo pongo por delante un elemento para resaltarlo semánticamente,
porque quiero como productor del texto realzarlo semánticamente, y ello se aplica tanto al
topo como al foco. Designa lo mismo. Entonces, ¿por qué se diferencian? Por el alcance
sintáctico que tienen. El tópico tiene un alcance sintáctico mayor, porque puede hacer
referencia a elementos de párrafos anteriores, mientras que el foco se limita a la estructura
oracional (ámbito intraoracional). Todo elemento en primera posición puede ser tópico o
puede ser foco. Diferencia entre alcance extraoracional o intraoracional.

Por defecto, el sujeto en la prosa alfonsí siempre estaba en posición posverbal. Y el tópico, la
operación de topicalizar, puede afectar a oraciones subordinadas. Una oración subordinada
puede convertirse en tópico. Puede dislocarse de su lugar original y ponerse en primera
posición. Un pronombre personal átono, por ejemplo, no puede ser un tópico, porque ya
sabemos que actúa dentro del marco oracional y, por otra parte, el pronombre solo podía estar
antepuesto al verbo cuando lo precedía o un adverbio o una conjunción. Por regla general,
iban después, excepto cuando tenían delante un adverbio o una conjunción, que es cuando
pueden ser focos.

¿Qué contextos prototípicos se dan como focos? ¿Qué elemento fácilmente se convierten
en focos? Nosotros tenemos dos contextos sintácticos donde la focalización se da con más
frecuencia.
Dos entornos/contextos sintácticos:
- Los pronombres personales átonos. Sobre todo, hay diferentes entornos que favorecen
la posición de foco en los pronombres. Los pronombres son elementos muy
susceptibles de convertirse en focos. El contexto propicio es cuando se da el estilo
directo, en un diálogo por ejemplo.
- La inversión predicativa. Este sería el segundo contexto. Afecta a un único
constituyente. Sobre todo, afecta a adjetivos y participios que se anteponen al verbo.
La inversión predicativa se basa en la anteposición del adjetivo o participio al verbo.

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La puerta cerrada es: se invierte predicativamente. Cerrada está siendo el elemento
focal porque el verbo está al final. Ejemplo: esta enfermedad mía es: “mía” es el
elemento focal.

Para terminar con el artículo de Inés Fernández, cabe decir que realiza una investigación muy
sugerente porque lo que viene a decir es que en la General Estoria, que es de factura norteña
(está comprobado que los intervinientes en esta obra eran del norte), hay más focalización
frente a otros textos que no tienen esta factura norteña. Viene a establecer una sugerencia de
intervención del corpus interesante. El eje cronológico se cruza con el eje dialectal. La
dialectología histórica es necesaria.

2. La organización del párrafo alfonsí, de Javier Elvira:


J. Elvira se centra en un mecanismo discursivo que se denomina la opción referencial.

Tiene dos bifurcaciones, hace referencia al referente. Al referente lo podemos marcar


mediante una referencia deíctica o anafórica, vía pronombre. O lo podemos marcar vía
nombre propio. Tenemos esos dos caminos para marcar la opción referencial.

En su investigación llega a la conclusión de que en la prosa Alfonsí, se utilizan más nombres


propios para marcar la opción referencial. Recuerda cuáles son los mecanismos de prosa
discursiva en la prosa alfonsí, y encuentra elementos del tipo: aquel año… (construcciones
temporales).

Otro elemento es el calderón que es un signo tipográfico que aparece en los manuscritos que
es un antecedente del punto y seguido. Él habla de estos elementos antes de lanzarse a hablar
de la llamada opción referencial. También pasa revista a los diferentes entornos sintácticos

Habla de estos elementos antes de lanzarse a hablar de la opción referencial.

Pasa revista a los diferentes entornos sintácticos donde hay un pronombre (cuando tenemos
un sintagma prepositivo -dixo a él-, cuando tenemos una estructura de comparación…), pero
sobre todo se centra en su objeto de estudio, que es la opción referencial.

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Defiende la idea de que cuando aparece el nombre propio, también es un mecanismo de
cohesión discursiva. Sobre todo, el nombre propio se utiliza para delimitar unidades
narrativas dentro del texto. Otra finalidad que tiene es que sirve para introducir digresiones.
Una digresión, por definición, es una unidad secundaria que se aparta del canal principal; por
ejemplo, es un “meandro”. Es una separación del canal principal. Este canal sirve para marcar
estas digresiones. Los nombres propios sirven para delimitar las digresiones discursivas en el
texto. Un correlato que ayuda a esa delimitación es el cambio del tiempo verbal. No solo con
poner el nombre propio funciona, sino que nos ayudamos con el tiempo verbal para marcar
más esa transición.

Este nombre propio se apoya también en otros elementos deícticos anafóricos como “el dicho
Hércules”, “este Hércules”. Esto hace referencia a que ya hemos hablado anteriormente de
Hercules. Incluso cuando hay mucha distancia textual del nombramiento del personaje, se
suele decir“aquel”.

En definitiva, Javier Elvira destaca los elementos nominales; dice que son más frecuentes los
nombres propios que los pronombres para realizar esta función de transición entre unidades
narrativas, pero esto todavía está en desarrollo y más adelante se crearán elementos más
sofisticados (la puntuación), que mejorarán el sistema de referencias. Estamos ante un
sistema en desarrollo, en la época.

PRÁCTICA “AQUÍ SE COMIENÇA LA HISTORIA DE ÉRCULES”:


Dos elementos focales:
- E comoquier que los… Los está antepuesto al verbo y al sujeto, precisamente porque
antes tenemos la locución conjuntiva “e comoquier que” (=aunque), por eso lo
podemos focalizar.
- E todos los que a la sazón d’él alguna buena obra fizieron de estorias e de gestas.
- E otrosí = también. Conector discursivo de valor aditivo. Continuador de la
información, valor aditivo, frecuente en castellano medieval, sobre todo en la prosa
alfonsí.
- El primer Ércules, el segundo Ércules…. Con Ércules el grande se introduce la
unidad narrativa principal, y después hay ordenación (el primer, el segundo…).

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- Acumulación sumativa de elementos semántica y funcionalmente equivalentes: e
omne muy entendido e sabio e muy valiente.

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