17.prácticas de Técnicas Terapéuticas - 2º TT - Compressed

Experto/a en Terapia Transpersonal
Segundo Grado
Prácticas de técnicas terapéuticas
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EXPERTO/A EN TERAPIA TRANSPERSONAL
Estimad@ Acompañante del Alma,
Ha llegado el momento de vivenciar el bello oficio de la ayuda, a través de

la puesta en práctica y, al mismo tiempo, de la experimentación de algunos
recursos y conocimientos terapéuticos que estás integrando en tu camino
formativo como terapeuta transpersonal.
Solemos decir que a meditar se aprende meditando… De la misma

forma, a acompañar se aprende acompañando. Recuerda que la ayuda es
connatural al ser humano: crecemos y nos desarrollamos gracias a la ayuda
que recibimos de otros; más tarde, el anhelo de ayudar a otras personas
nace como impulso natural en el ser humano. De esta forma encontramos
un equilibrio, orquestado por la propia vida, que nos permite desplegar la
vocación profunda y poner nuestros dones al servicio de la expansión de la
consciencia.
En este punto de tu formación, te proponemos un proceso práctico con

una triple vertiente:
• Por una parte, tendrás ocasión de experimentarte desde el rol del

acompañante poniendo en práctica las técnicas propuestas.
• Por otra, te experimentarás desde el lugar del acompañado/a

vivenciando en primera persona las técnicas en las que tu terapeuta
en prácticas te guiará.
• Y por último, experimentarás el valioso aprendizaje que se da cuando

damos un paso atrás para situarnos en el lugar del observador y
atestiguar la dinámica que se da entre acompañante y acompañad@.
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De esta forma, vivirás un triple proceso junto con dos compañer@s con
quienes conformarás grupo de prácticas: como terapeuta en prácticas,
guiarás en 2 técnicas o recursos terapéuticos a un@ de tus compañer@s;
como acompañado/a, vivirás en tu propia piel 2 prácticas en las que te guiará
otr@ de tus compañer@s del grupo. Y, en tercer lugar, como observador/a
atestiguarás la puesta en práctica de 2 técnicas o recursos terapéuticos. De
esta manera, vivirás un total de 6 sesiones prácticas desde distintos roles
o “lugares”. Cada sesión tendrá una duración de entre 45 y 60 minutos.
Esta vivencia permite:
• Poner en práctica y, al mismo tiempo, experimentar algunas de las

técnicas facilitadas a lo largo de esta formación. Tal vivencia favorece
una mayor soltura a la hora de guiar a otras personas en la inmersión
en sí mismas.
• Consolidar determinadas habilidades terapéuticas, tales como la

escucha consciente, la mirada inclusiva y la presencia terapéutica.
Dichas aptitudes las aprendemos tanto cuando las ponemos en
práctica, como cuando vivenciamos su efecto beneficioso en nosotros,
gracias al acompañamiento por parte de otra persona.
• Atestiguar lo que sucede “entre líneas” durante la aplicación de

una técnica terapéutica, es decir, el vínculo que se genera entre
acompañante y acompañado/a, algo que se torna incluso aún más
significativo que el recurso terapéutico aplicado.
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Observaciones previas acerca del “desde dónde”
Para llevar a cabo las 6 sesiones prácticas, te facilitamos a continuación una

propuesta de estructura para cada una. Dichas sesiones no constituyen un
proceso terapéutico, algo que no resta valor a este espacio de práctica y
aprendizaje.
Un espacio de aprendizaje nos brinda la oportunidad de darnos cuenta de

aptitudes de las que tal vez no éramos conscientes, al tiempo que pone
de relieve dificultades y aspectos de nuestra persona que precisamos
madurar. En este sentido, te invitamos a abrirte a este proceso vivencial con
humildad y mente de principiante. La humildad te permitirá distenderte,
reconociendo que estás en proceso de aprendizaje, y abrazar cada error
recordando que éste es el “maestro” por excelencia. El cultivo de la mente
de principiante, por su parte, te permitirá abrirte con inocencia a este
proceso, sin dar nada por sentado…
Tanto la humildad como la mente de principiante son dos grandes

“aliados” del terapeuta, ya que permiten recordar, una y otra vez, que cada
encuentro con otro ser humano es como un “lienzo en blanco” donde todo
está por descubrir… Desde esta perspectiva, nuestra labor no es “saberlo
o resolverlo todo”, sino más bien al contrario: vaciarnos y dejar a un lado la
intención de cambiar al otro, abrirnos al encuentro genuino y profundo con
esa persona que, al igual que nosotros, navega la vida con los recursos que
tiene en cada momento.
Si en el encuentro podemos aportar algo al otro, contribuyendo así a que

cuente con alguna herramienta más, será gratificante; en cualquiera de los
casos, lo que sí está en nuestras manos es la posibilidad de ofrecer nuestra
presencia más genuina, nuestra escucha desprovista de exigencias y juicios,
nuestro corazón abierto y dispuesto a acoger lo que hay. Te invitamos,
por tanto, a que vivas este espacio de aprendizaje y prácticas como una
posibilidad de compartir profundidad y vínculo, algo que quizás refuerce
los puentes al núcleo esencial que todos compartimos.
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Estructura de las sesiones de práctica terapéutica
A continuación, te detallamos la estructura propuesta para cada sesión.

Además, te facilitamos un modelo de informe que recoge esta propuesta de
forma sintética. Podrás emplear este informe para anotar lo más significativo
de cada sesión.
Por otra parte, al final de este mismo documento dispones del elenco
de prácticas propuestas para estas 6 sesiones, de tal modo que puedas
consultarlas con facilidad.
Recuerda que, de estas 6 sesiones, cada un@ de los componentes de

tu grupo de prácticas facilitaréis cada un@ dos técnicas desde el rol del
terapeuta, viviréis otras dos desde el rol de acompañado/a y atestiguaréis
dos prácticas desde el lugar del observador/a. Te invitamos a que completes
cada sesión del informe de acuerdo con tu propia vivencia desde el rol que
hayas ocupado en cada una, extrayendo lo más significativo para ti de cada
sesión y compartiéndolo con tu tutor/a al finalizar el proceso.
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1ª sesión
Como en todo primer encuentro, te proponemos que dediques gran

parte de esta primera sesión a conocer ampliamente a la persona a la que
acompañas: sus circunstancias vitales actuales y, en alguna medida, también
las pasadas; su historia familiar; sus vínculos más significativos... Se trata de
que obtengas un amplio “mapa” de su persona y circunstancias.
Para ello, puedes basarte en la técnica Preguntas clave en la primera

consulta. No se trata de que realices todas las preguntas de forma
exhaustiva, sino más de que las tomes a modo de inspiración.
Convendrá, asimismo, que en esta primera sesión inicies a la meditación

a tu acompañado/a, indicándole la importancia de esta práctica en su
proceso y guiándole en los tres pilares de la Meditación Transpersonal. Para
refrescar los tres pilares de la meditación y algunos aspectos importantes
de la práctica, puedes consultar la Guía de Iniciación a la Meditación:
https://redtranspersonal.com/wp-content/uploads/2022/01/GUIA-
INICIACION-A-LA-MEDITACION.pdf
Puedes terminar la iniciación a la meditación invitando a la persona a

mantenerse en plena atención a la respiración, contando internamente 40
respiraciones conscientes.
Indicaciones útiles
• Para generar un espacio de confianza, será oportuno que al inicio de

la sesión te presentes también tú y compartas algún detalle personal
con tu acompañado/a, como lo pueda ser tu motivación para realizar
esta formación en Terapia Transpersonal.
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• Trata de que las preguntas clave no se conviertan en una especie

de “interrogatorio” que intimide a tu acompañado/a, sino en una
conversación amena en la que muestres genuino interés por su
persona y su vida.
• Es importante que en este primera encuentro informes a tu

acompañado/a de algunos aspectos prácticos de vuestros encuentros,
tales como: frecuencia de las sesiones y duración de las mismas.
Puedes asimismo invitarle a exponer sus dudas o cualquier pregunta
que le surja en relación al proceso.
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2ª sesión
• Inicia la segunda sesión con 7 minutos de meditación, nombrando de

nuevo, al inicio de la práctica, los tres pilares a modo de recordatorio
y anclaje. Recuerda explicar a tu acompañado/a que indicarás la
finalización de la práctica meditativa con un toque de crótalos,
gong o cuenco. Puedes invitarle a vivir estos 10 minutos como una
oportunidad para volver a este momento, a sí mismo/a, a abrirse a ‘lo
que hay’ en este momento...
• Tras la práctica meditativa compartida, abre un amplio espacio de

Escucha Consciente. Tal vez puedas invitar a tu acompañado/a a
compartir contigo cómo le ha ido desde el último encuentro, cómo se
encuentra… Escucha con plena atención e interés. Durante la sesión,
puedes formular algunas preguntas fértiles al hilo de lo que comparta,
sin intención de completar “el mapa de su persona”, sin intención
de hacer nada en especial o de que tus preguntas sean “geniales”…
Permanece sin intención, escuchando, interesándote vivamente por el
otro…, ofreciéndole toda tu presencia. Observa los juicios que pueda
formular tu mente, las anticipaciones, los “debería”… Y vuelve al
momento presente.
• Mientras escuchas, “entrena tu mirada” en observar cómo se expresa

tu acompañado/a, su postura corporal, sus gestos, su forma de mirar…
Toma consciencia también a menudo de tu propia postura corporal,
de tu forma de mirar…
• “Lee entre líneas” el lenguaje no verbal; tal vez esta observación

atenta dé lugar a preguntas que no sólo tengan que ver con el lenguaje
verbal, tales como: ¿Cómo te estás sintiendo en este momento? O
incluso surja algún gesto por tu parte que acompañe al otro, como
pueda ser una respiración profunda, un cambio de postura…
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3ª sesión
• Inicia la sesión invitando a tu acompañado/a a compartir 10 minutos

de meditación.
• La técnica propuesta para llevar a cabo en esta sesión es Atención a

la emoción. Para ello, podrás dedicar un espacio inicial de concreción
de la emoción con la que trabajar durante este espacio. Puede ayuda
el que invites a tu acompañado/a a revisar si ha vivido alguna situación
conflictiva en los últimos días, y a que se haga consciente de cómo se
sintió en ese momento… Desde este ‘rastreo’ inicial, puedes invitare
a llevar la atención a su cuerpo para tomar consciencia de cómo se
está sintiendo y así, de forma natural, guiarle en poner presencia en
la emoción.
• Al finalizar la técnica, invita a tu acompañado/a a expresar sus tomas

de consciencia más significativas. Puedes, incluso, invitarle a escribir
sus comprensiones antes de compartirlas contigo.
• Dedicar el espacio necesario para concretar la emoción objeto de

mirada y de consciencia es fundamental para que la técnica sea eficaz.
De hecho, tengamos en cuenta que este espacio inicial ya forma parte
en sí mismo de la puesta en práctica de La presencia en la emoción.
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4ª sesión

de meditación.
• La técnica propuesta para llevar a cabo en esta sesión es Cuidar

al niño/a interior. Para ello, podrás dedicar un espacio inicial para
generar un entorno seguro que invite a tu acompañado/a a entregarse
a esta práctica.

• Antes de adentrarte en la visualización propiamente dicha, convendrá

que guíes a tu acompañado/a en una relajación que le permita
acceder a un estado más profundo. Esta relajación previa permite que
la persona se arraigue en su cuerpo, al tiempo que propicia un clima
de seguridad e intimidad.
• Procura que tu tono de voz sea pausado y lo suficientemente bajo

como para que se te escuche bien. Es importante que dejes pausas
entre las frases, de tal modo que la persona acompañada pueda
acceder a su vivencia.
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5ª sesión

de meditación.
• La técnica propuesta para llevar a cabo en esta sesión es la

visualización Honrar mi camino de vida. Para ello, podrás dedicar
un espacio inicial para generar un entorno seguro que invite a tu
acompañado/a a entregarse a esta práctica.

• Antes de adentrarte en la visualización propiamente dicha, convendrá

que guíes a tu acompañado/a en una relajación que le permita acceder
a un estado más profundo. Esta relajación previa permite también que
la persona se arraigue en su cuerpo, al tiempo que se propicia un
clima de seguridad e intimidad.
• Procura que tu tono de voz sea pausado y lo suficientemente bajo

como para que se te escuche bien. Es importante que dejes pausas
entre las frases, de tal modo que la persona acompañada pueda
acceder a su vivencia.
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6ª sesión

de meditación.
• La técnica propuesta para llevar a cabo en esta sesión es La silla

terapéutica. Para ello, podrás dedicar un espacio inicial de concreción
del nudo de conflicto de tu acompañado/a, de tal forma que seleccione
la “parte” de sí mismo/a que a menudo le molesta, y que con frecuencia
es fuente de autocrítica y sufrimiento. Una vez identificada la “parte
sombría”, podrás invitar a la persona a poner nombre a ésta, así como
a hacerse consciente de la “parte opuesta”. Recuerda que, cuando
nos vivimos en conflicto interno, sucede que una parte de nosotros
mismos lucha contra otra: el duro VS el blandengue, la fuerte VS la
víctima, el espiritual VS el mezquino…

• Dedicar el espacio necesario para concretar las partes internas del

conflicto con las que se trabajará es fundamental para que la técnica
se lleve a cabo con aspectos concientizados y “tangibles” para la
persona. De hecho, tengamos en cuenta que este espacio inicial ya
forma parte en sí mismo de la puesta en práctica de La silla terapéutica.
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Experto/a en
Terapia Transpersonal
Segundo Grado
TÉCNICA TERAPÉUTICA:
La fotografía panorámica
EXPERTO/A EN TERAPIA TRANSPERSONAL: Técnica terapéutica: La fotografía panorámica
TÉCNICA A continuación, se presenta un protocolo de preguntas variadas que ayudan al

TERAPÉUTICA acercamiento del terapeuta a las tres áreas fundamentales de la vida del cliente,
además de la indagación en torno al motivo de consulta.
La fotografía
panorámica Conviene reiterar que esta formulación se presenta a modo de inspiración, y en
nada supone un método rígido para lograr el propósito de obtener la mencionada
“fotografía panorámica” del cliente en esta primera sesión.
1.Marco familiar
• ¿Cuántos años tienes? Esta pregunta aporta claves sobre el ciclo vital en el que puede encontrarse
el cliente. ¿Su apariencia concuerda con su edad biológica?
• ¿Tienes hermanos? ¿Qué puesto ocupas? ¿A qué se dedican? Sin ánimo de establecer
generalizaciones, pero sí hipótesis de trabajo que encaminarán nuestras posteriores preguntas. En
este sentido no es lo mismo ser hijo o hija única, o bien ser el mayor, el segundo o el más pequeño
de los hermanos.
• ¿Qué edad tienen tus padres?, ¿viven? ¿A qué se dedican (o dedicaban)? Gracias a esta pregunta
podemos explorar si existe algún duelo no resuelto ¿Se emociona el paciente al hablar de algún
progenitor muerto? ¿Hace cuánto que se produjo la muerte? Es también importante tomarlo en cuenta
a la hora de realizar ejercicios relacionados con los padres, y enmarcar ciertas preguntas en el pasado
o en el presente. La dedicación de los padres también puede dar pistas sobre el nivel socio-cultural
de la familia de origen, y de posibles expectativas depositadas sobre el futuro profesional.
• ¿Hay algo relevante en tu marco familiar? Una pregunta muy abierta para recoger información sobre
sucesos significativos de la familia: separaciones, infidelidades, abortos, exclusiones, malos tratos o
cualquier otro aspecto que la persona quiera destacar en esta primera sesión.
2. Marco profesional
• ¿A qué te dedicas? La respuesta a esta cuestión aporta información sobre una relevante área de la
vida actual del cliente.
• ¿Desde hace cuánto tiempo te dedicas a ello?
• ¿Estás a gusto en ese trabajo? ¿Te sientes útil y sientes que recibes reconocimiento por lo que
aportas? ¿Hay conflictos en tu entorno laboral y en qué medida te afectan?
• ¿Dónde vives? ¿En familia, solo...? ¿Desde cuándo? ¿Estás a gusto así? Con estas preguntas nos
acercamos a la vida afectiva del cliente.
3. Marco afectivo y relacional

•¿Tienes pareja? ¿Vive con ella? ¿Desde cuándo sois pareja? ¿Tienes hijos?, ¿qué edad tienen?
•¿Has tenido anteriormente otras parejas? Exploramos si ha habido separaciones anteriores,

posibles duelos no resueltos con antiguas parejas y el nivel de conflicto y repetición de patrones.
•¿A qué se dedica tu pareja? Puede darnos pistas sobre el nivel de afinidad e intereses comunes
que fundamentan la relación.
•¿Qué cualidad admiras más de tu pareja o de la persona más cercana ahora para ti?
•¿Cómo gestionas la soledad?
•¿Cuáles son tus relaciones afectivas más importantes?
4. Motivo de consulta
•¿Qué te ha traído a consulta?
•¿En qué crees que la terapia te puede ayudar? Con esta pregunta afloran las expectativas
depositadas en la terapia, al tiempo que ayuda a concretar el objetivo principal del
acompañamiento.
•¿Cuál dirías que ha sido “la gota de agua” que te ha motivado a solicitar terapia?
•¿Desde cuándo te pasa?
Facilitador/a en Terapia Transpersonal
Cuaderno de Prácticas Terapéuticas:
Meditación con 40 Respiraciones
Cuaderno de Prácticas Terapéuticas: Meditación con 40 Respiraciones
Cuaderno ¿De dónde proviene esta práctica?
de Prácticas La cuenta de respiraciones es una práctica de enfoque de la atención, samatha, que
Terapéuticas: prepara a la meditación propiamente dicha o vipassana, con una atención abierta a todo
lo que aparezca en el campo de conciencia. El control consciente de la respiración resulta
Meditación fundamental en el pranayama del yoga, y en el anapanasati budista. En sí, la técnica de
con 40 contar respiraciones aparece como tal en zen, denominándose susokusan. Aplicado a la
educación mindfulness, la experta Susan Kaiser Greenland menciona esta práctica de forma
Respiraciones amable, como aprender a montar en bici usando ruedines. La cuenta de respiraciones
estabiliza la mente, y la prepara para la práctica de la meditación, por lo que resulta ideal
como iniciación.
¿En qué consiste?
La práctica propone contar 40 exhalaciones de manera consciente, modificando

conscientemente el ritmo de la respiración, haciendo que la respiración sea diafragmática o
abdominal. Se presta atención al curso de la respiración y las sensaciones físicas asociadas,
a la vez que se lleva una cuenta interna, alargada, de las exhalaciones.
Entrenamos de manera particular la vuelta al presente cuando uno se hace consciente de

que se ha despistado y ha perdido la cuenta. No se trata de una competición para llegar al
número cuarenta, sino entrenar una actitud amable y compasiva hacia el despiste. Se celebra
ante todo que uno ha despertado de la ensoñación mental, y vuelve al presente.
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Se puede volver a empezar, o retomar por el último número que se recuerde haber contado.
¿Para qué sirve?
La práctica de la atención deliberada o consciente a la respiración activa el área prefrontal del cerebro, abriendo
nuevas vías neuronales a un control más efectivo de las amígdalas cerebrales, responsables de la reacción de estrés.
Nos capacitamos así ejercitando la atención para una gestión emocional más efectiva, compasiva y menos represiva.
Los estudios han demostrado que ocho semanas de práctica intensa son suficientes para modificar la estructura de
nuestro cerebro. En estado de mera relajación, nuestra mente va de un lado para otro, funcionando en una azarosa red
neuronal que se activa por defecto. Presos de esta dispersión mental, es más probable la invasión de sensaciones de
ansiedad y de preocupaciones sin sentido que empiezan a poblar nuestra conciencia.
Con la práctica de la meditación y de las 40 respiraciones, nuestra mente se enfoca, y comienzan a surgir sensaciones
de calma y confianza.
¿En qué momento del proceso terapéutico puede ser útil?
Como terapeutas transpersonales, es de vital importancia que consideremos a la meditación como nuestra práctica
estrella, la que realmente señala la dirección de salida del laberinto de nuestra mente, hacia el interior. Es un honor
iniciar a un paciente en la práctica de la meditación, y realizarlo con esta práctica sencilla y libre de contenidos
esotéricos. Podemos introducirla como un entrenamiento o gimnasia de la atención.
Introducción
Voy a mostrarte como realizar un sencillo ejercicio que te iniciará en la meditación, o práctica formal de la atención
plena (mindfulness).
Se trata de realizar una verdadera gimnasia de la atención, que irá de la natural dispersión y despiste de nuestra mente
a volver, una y otra vez, al objeto de atención que uno elige.
Escogemos la atención a la respiración, dado que solo puedes ser consciente de cómo respiras ahora mismo. La
respiración es una gran puerta de entrada al instante presente.
Como otros procesos corporales, la respiración puede funcionar bien de manera automática o voluntaria, basta con
que prestes atención de manera deliberada y compasiva.
Instrucciones
Esta práctica propone contar 40 respiraciones completas. (Inhalando y exhalando por la nariz). Se entiende por
respiración completa, el proceso que incluye un ciclo de inhalación y exhalación.
Comienza por atender a tu postura, con los pies en paralelo y apoyados en el suelo. Coloca la espalda recta, sin
apoyarla en el respaldo de la silla, con los hombros atrás y las manos reposando sobre tus muslos. Baja ligeramente
el mentón para liberar las cervicales.
Para contar cada respiración completa, enumerarás interiormente cada una de ellas en el momento en que te
encuentras soltando el aire... procediendo a exhalar lentamente: unoooooo... dooossssss... treeesssss... vaciando
completamente los pulmones.
La cantidad de aire que inhales depende de tus ritmos, pero es recomendable que inicialmente procedas a inhalar
un poco más de aire de lo que tomarías de forma natural, y que de la misma forma alargues gradualmente el tiempo
dedicado a la exhalación. Siente como las tensiones físicas y emocionales se van disolviendo con cada exhalación
larga.
Es posible que, en los comienzos del ejercicio, sientas que se agolpan pensamientos pendientes, y que tu conciencia
se vea invadida por algún contenido que te cause cierta ansiedad... No importa, permite que aflore lo que sea. Todo
lo que surge, en realidad ya está ahí… al practicar la introspección, te das cuenta, y puedes hacer algo efectivo para
entrar en calma.
Observa todo lo que va a suceder en el campo de tu conciencia con una mirada interna amable y compasiva,
comprendiendo la naturaleza de tu mente humana. Sonríe internamente a todo lo que sucede durante el ejercicio.
Para desarrollar la atención sobre la propia mente y sus correspondientes “idas y venidas”, esta práctica forma de
mindfulness te lleva acompañar tu respiración de forma consciente, en su ascenso y descenso, sintiendo y percibiendo
tanto las sensaciones corporales como los pensamientos que circulan mientras observas durante el ejercicio.
Prosigue atravesando y sosteniendo todo lo que surja, observando no sólo que tu mente es capaz de estar atenta a
la numeración progresiva de los 40 pasos, sino que además permanece consciente de pensamientos y sensaciones
que simultáneamente inundan tu campo de conciencia.
Recuerda que, aunque tratas de no despistarte de la cuenta al seguir el curso de algún pensamiento, lo verdaderamente
importante en el ejercicio es dar te cuenta que te has despistado. Entras entonces en el ahora, y procedes a volver,
una y otra vez, al enfoque que has decidido de tu atención despierta. Cada desatención “observada”, supone un
pequeño despertar del “sueño” que discurre automático en el seno de las corrientes de pensamiento asociativo, y al
fluir de tus emociones y sensaciones físicas.
Si de pronto te das cuenta de que te has despistado, vuelve al número de la respiración en el que crees que te
despistaste… por ejemplo el 18… y desde ahí sigue respirando y contando hasta el 40.
Si al finalizar el ejercicio te encuentras calmado y decides continuar en silencio, tienes la opción de volver a contar
otras cuarenta respiraciones o bien permanecer observando, ya sin cuenta, mientras tus pensamientos, emociones
y sensaciones corporales desfilan, dándote cuenta de los mismos, sin que te identifiques con ellos. Sigues colocado
en el lugar de seguridad que te proporciona colocarte en el observador de todo lo que surge en el escenario de tu
conciencia.
Colocarte en la posición del observador despierta la llamada Conciencia Testigo, una especie de espectador que ve el
espectáculo de su mente mientras él permanece compasivo y sin toma parte, neutral y ecuánime.
Para representar mejor esta idea, te puedes imaginar sentado a la orilla de un río (la conciencia testigo), mientras
pasan troncos flotando en la corriente de conciencia. Troncos que como vienen se van, apareciendo y desapareciendo en
la pantalla de la conciencia, al igual que nuestros pensamientos, emociones y sensaciones… que como vienen se van,
sin que por ello te aferres a ellos, identificándote con los mismos.
Es también posible que, en el seno de una vida ajetreada, con pocos espacios de –no acción–, experimentes resistencias
a detener te, y respirar conscientemente, merece la pena que entonces te preguntes:
¿Cuánto tiempo voy a tardar realmente en realizar el ejercicio? ¿Cuánto falta para terminar?
Es posible que finalmente dediques unos diez minutos a completar las cuarenta respiraciones, y sin embargo el nivel
y calidad de ideas que paulatinamente surgen de tu mente merecen sin duda la pena y la inversión de tiempo.
La práctica del silencio autoconsciente trabaja en los niveles más profundos de tu inconsciente, drenando antiguas
bolsas de dolor. Al final de la travesía, observarás el cambio cualitativo de expansión y apertura que ha experimentado
tu conciencia. Otras veces, será necesario continuar con la práctica para ir llegando a estados de calma y serenidad
cada vez más profundos, que lleguen a permear nuestra conciencia ordinaria durante nuestra actividad cotidiana.
La perseverancia trae ventura.

(I Ching)
Experto/a en
Segundo Grado
La escucha cardíaca
EXPERTO/A EN TERAPIA TRANSPERSONAL: Técnica terapéutica: La escucha cardíaca
TÉCNICA
TERAPÉUTICA ¿De dónde proviene?
La escucha La escucha es la práctica nuclear de la terapia, y su origen se sitúa en la psicología
cardíaca cardíaca humanista, corriente que reconoció la importancia de escuchar activamente al
paciente, más allá de otros recursos terapéuticos que se aplican durante el proceso.
Tal comprensión elevó la escucha al nivel de una técnica terapéutica que se puede
cultivar y desarrollar.
La Escucha Cardíaca da un paso más al integrar aptitudes, tales como la ecuanimidad,

el estado de presencia y una actitud compasiva, lo que convierte el acto de escuchar
en una práctica meditativa, al tiempo que en el “motor generador” de un espacio
sanador de autodescubrimiento. En este sentido, la escucha trasciende la categoría
de “técnica” para ser considerada un estado de consciencia propiciador del proceso
de autoconsciencia.
¿Para qué sirve la práctica?

Fundamentalmente, para que el cliente se sienta escuchado y validado en su expresión. La escucha cardíaca
genera un campo de consciencia que propicia el despliegue la autoobservación y la toma de consciencia de
aspectos intrínsecos del conflicto.
Al mismo tiempo, al tratarse de una escucha amplia que soslaya juicios de valor y consejos acerca de lo que
“debería de hacer” el cliente, se propicia un proceso profundo de autoindagación; gracias a dicho proceso,
la persona acompañada va encontrando respuestas y claves propias para transitar su particular laberinto.
Por último, entrenar de forma sostenida la escucha cardíaca en sintonía con la dimensión esencial, permite
establecer un vínculo profundo con la persona a la que acompañamos.
¿En qué momento del proceso terapéutico es útil?

A lo largo de todo el proceso.
Recordemos que, para el terapeuta, esta forma de escucha supone un verdadero entrenamiento en la
atención bidireccional –“oreja fuera, oreja dentro”– y en el vaciamiento de sí para poder brindar un
acompañamiento en presencia.
3
Beneficios de la Escucha Cardíaca

La sanadora vivencia de que la propia perspectiva es validada y reconocida por quien escucha.
La calidad y profundidad del vínculo que se establece entre terapeuta–cliente.
Al escuchar plenamente presentes, creamos el espacio de consciencia fundamental para el despliegue de

la mirada interior y del “darse cuenta”. Cuando el cliente percibe que está siendo plenamente escuchado,
sin condiciones ni juicios, se siente especialmente comprendido, de modo que sus barreras defensivas
comienzan a diluirse en beneficio de una expresión más honda y auténtica, libre de las máscaras que suelen
condicionar la interacción social cotidiana.
Propicia una ampliación de la autoconsciencia, no sólo para el cliente, sino también para el terapeuta; éste,
al entrenarse en la escucha sin juicio y con plena aceptación, se hace más consciente de sus propios patrones
automáticos a la hora de escuchar, revirtiendo esto en una mayor capacidad de acogida y de presencia.
Obstáculos de la Escucha Cardíaca

o La desatención: cuando no escuchamos con atención y presencia, con suma facilidad nuestra escucha
se ve enturbiada por un sinfín de prejuicios, creencias y expectativas que, a modo de barrera, nos
separan de lo que acontece en el momento presente, así como de la posibilidad de establecer un
vínculo profundo con nuestro cliente. Al mismo tiempo, la desatención hace que nos identificamos
con toda la gama de juicios e interpretaciones que nuestra mente genera sobre aquello que creemos
estar escuchando. Estas interpretaciones están condicionadas por nuestro particular “programa” que, a
modo de “filtro”, nos aleja de lo que acontece aquí y ahora, así como de la realidad de nuestro cliente.
De no ir más allá del “filtro” gracias al ejercicio de la atención plena, acabamos por seleccionar tan solo
aquello que confirma las propias creencias y preconceptos, cerrando la puerta a lo nuevo y creativo que
brinda un encuentro terapéutico transpersonal.
o El blindaje emocional: como hemos visto en el tema de esta semana, otro elemento que obstaculiza
la escucha cardíaca es el intento de “blindarse” ante las emociones que brotan en el espacio del
acompañamiento. Si escuchamos en plena atención, podemos reconocer aquello que nos “resuena”
emocionalmente, en lugar de cerrarnos por sentirnos amenazados y vulnerables.
Blindarnos emocionalmente hace que cerremos la puerta a la profundidad del vínculo con el cliente y
que limitemos su autoindagación. Al mismo tiempo, el hecho de cerrarnos a nuestras propias emociones
hace que adoptemos, inconscientemente, actitudes manipulativas durante el acompañamiento; dichas
actitudes pueden reflejarse, por ejemplo, en la “planificación” de lo que vamos a decir a continuación
o en la necesidad de “resolver” cuanto antes aquello que no podemos sostener. Cuando dejamos de
rechazar nuestras propias emociones contractivas y desarrollamos la capacidad de acogerlas, al mismo
tiempo nos tornamos más capaces de comprender y sintonizar con el otro, acogiéndole tal cual es.
En definitiva, darnos cuenta de que “el dolor del otro es, en alguna medida, también el propio dolor”,
nos abre a la inteligencia del corazón desde la que como terapeutas transpersonales acompañamos.
o La necesidad de agradar y resolver es otro obstáculo nada desdeñable. Esta necesidad puede generar
que en consulta estemos más preocupados por complacer y agradar a nuestro cliente, que en escucharlo
y comprenderlo.
¿Puedes reconocer en ti cuándo buscas ser validad@ y refrendad@ mientras escuchas?
La necesidad de agradar se suele manifestar a través de expresiones corporales o micro gestos faciales
complacientes, tales como la sonrisa, el asentimiento o las intervenciones verbales constantes. Este tipo
de expresiones pueden estar señalando la necesidad de causar una buena impresión.
Los 3 pilares de la Escucha Cardíaca

1. Oreja dentro, oreja fuera: una importante clave de la escucha cardíaca consiste en mantener la atención
tanto hacia dentro como hacia fuera, es decir, hacia la persona que se está expresando. Este tipo de atención
integral la podemos comparar con la imagen metafórica de mantener una oreja dentro y otra oreja fuera.
Mantener una oreja dentro significa que, mientras escuchamos, prestamos atención a los propios
pensamientos, emociones y sensaciones que brotan durante la escucha. Esta observación sin juicio de los
propios procesos concede la libertad de darnos cuenta de aquellos contenidos emocionales y mentales que
habitualmente condicionan la escucha. Además, la oreja dentro nos permite dar “un paso atrás”, dejando
cierta distancia desde la que podemos acoger compasivamente lo que estamos sintiendo y pensando,
al tiempo que facilitamos un espacio en el que la otra persona se expresa sin la interferencia de nuestras
propias proyecciones.
Por otra parte, durante la escucha mantenemos la oreja fuera prestando plena atención a lo que el otro
expresa –a través de sus palabras y también del lenguaje no verbal–, al tiempo que le brindamos hospitalidad
en nuestro corazón.
2. Desde dónde escuchamos: la autoobservación también nos capacita para darnos cuenta del propósito
subyacente en la escucha: ¿Escuchamos para acoger y comprender?, ¿o quizás para confirmar ciertas ideas
y preconcepciones? ¿Lo hacemos tal vez para tratar de “salvar” al otro? Darnos cuenta de qué nos mueve,
nos permite hacernos conscientes del desde dónde escuchamos y, por ende, mejorar la calidad de nuestra
escucha.
Para indagar en el desde dónde escuchamos y qué partes de nosotros afloran en la escucha, podemos
preguntarnos a menudo:
“¿Quién está escuchando en este momento?”
Cuando nos ejercitamos en esta práctica de autoobservación, acabamos por constatar que es posible dejar
a un lado los intereses de aquellas partes de nosotros más carentes, necesitadas de valoración e inseguras,
para hacer espacio al otro y acogerlo con un corazón dispuesto y amplio.
3. Las pausas: la escucha cardíaca supone aprender a respetar y a sostener las pausas silenciosas en el
espacio de acompañamiento. En este sentido, resulta de gran importancia darse cuenta de la propia
necesidad de llenar los espacios de silencio cuando ésta hace acto de presencia: ¿Cómo te sientes en los
silencios?, ¿tal vez aparece una sensación de ansiedad, impaciencia, amenaza, inseguridad...?
Mantenerse presente en los silencios puede resultar difícil e incómodo, a menos que mantengamos una
sólida práctica meditativa y nos hagamos “amigos del silencio”. Podemos decir que el silencio como estado
de consciencia es uno de los principales “ingredientes” para convertir la escucha en una verdadera escucha
con el corazón.
Atención a la emoción
Cuaderno de Prácticas Terapéuticas: Atención a la emoción
de Prácticas John Welwood, inspirándose en el trabajo de focusing emocional de Eugene Gendlin,

propone en su Psicología del Despertar llevar al paciente a un tipo de meditación en el
Terapéuticas: que uno observa y sostiene la emoción, en su componente más fisiológico. Al aprender a
Atención a la sostener en el campo de conciencia la pura sensación sentida en el cuerpo que asociamos a
la emoción, nos damos cuenta de que es pura energía vital en movimiento.
emoción En la práctica de reeducación emocional que presentamos a continuación, tan solo vamos a
entrenar el estar en contacto con las sensaciones físicas de la emoción a través de una actitud
mindfulness de aceptación, y no juicio, a la vez que sostenemos la emoción a través de la
respiración. En lugar de evitar la emoción incómoda, aprendemos a dedicarle la atención
que requiere, con una actitud compasiva. Al reducir la resistencia, el sufrimiento psicológico
se ve reducido y nos quedamos con el puro malestar físico… que bien respirado, acaba
cediendo y liberando la bolsa de dolor emocional que residía en el cuerpo. La emoción es
reconocida, sentida en el cuerpo, y observada en su naturaleza impermanente.
¿En qué consiste?
Acompañamos al paciente a escanear su cuerpo a la vez que atiende su respiración, como

un viaje interno a las raíces corporales de su malestar emocional. Si estamos trabajando con
ansiedad, estrés, miedo, melancolía, falta de vitalidad, resentimiento…
Le preguntamos que dónde tiende a alojarse y esconderse esa emoción en el cuerpo, dónde tiende a sentirla. Una
vez localizada en el cuerpo, le pedimos que incremente su conciencia de las sensaciones físicas que asocia a esta
emoción… Se trata tan solo de observar, como en meditación, y aprender a sostener la emoción con la respiración, en
lugar de evitarla con mentalizaciones, o con acciones que tratan de desconectarnos de la emoción.
¿Para qué sirve?
La psicología ha demostrado que múltiples trastornos tienen en su origen la evitación como factor común. Adicciones,
trastornos alimenticios, trastornos de ansiedad… comparten que el que los sufre trata inútilmente de tapar su malestar
emocional haciendo algo o pensando en algo. Sin embargo, desde la disociación emocional, la emoción en el
inconsciente acaba generando un sufrimiento mayor, además de convertir al que lo padece en dependiente de algún
tipo de acción, consumo o ritualización mental de naturaleza obsesiva y recurrente.
La incorporación de mindfulness a terapia ha resultado clave para lograr salir del círculo vicioso de la única manera
posible, ya señalada por el budismo en su primera noble verdad: hay que aceptar la existencia del dolor y el malestar, y
aprender a convivir con ello como primer paso a una vida plena y feliz… que no excluye nada del campo de conciencia.
También pertenece al budismo la concepción de la impermanencia, que aplicado a la conciencia emocional lleva a
instalarse en una posición de observación segura. Recordamos que cualquier emoción tiene su recorrido, que pasará
al igual que surgió, se permite que siga su curso sin estancar su energía.
Es conveniente familiarizar previamente al paciente con la observación consciente de sus señales corporales. De esta
manera puede identificar más claramente las sensaciones físicas sentidas que forman parte de la fisiología de la
emoción. A su vez, esta práctica de atención en la emoción será la base de un trabajo posterior de presencia en la
emoción que veremos en el nivel avanzado, en la que podemos entrar en diálogo con la emoción y aprender de
ella, escuchar sus mensajes, investigar en su pasado… De momento, aprender a sostener la emoción ya resulta de
un enorme poder terapéutico, y es una herramienta que el paciente puede practicar en su día a día sin necesidad de
acompañamiento profesional.
Introducción
A continuación te propongo aplicar el trabajo que llevas realizado en cuanto atención a la respiración y a las señales
corporales para que observes cómo las emociones tienen una parte fisiológica, sentida en el cuerpo, que es la que
tratamos de evitar cuando son contractivas. Las emociones en sí no son positivas ni negativas, su contenido es informativo
y neutro… nos ponen en contacto con la realidad, nos hacen reaccionar a ella. Sin embargo, algunas emociones, como
el miedo, la tristeza y el enfado, llevan aparejadas sensaciones físicas que son molestas y desagradables.
Para no contactar con estas sensaciones a veces escapamos haciendo algo, o racionalizando… Haciendo que al final
el malestar emocional se convierta en sufrimiento psicológico. La emoción reprimida o disociada, se instala en el
inconsciente ganando poder y estancándose, convirtiéndose en un telón de fondo de nuestra vida. Si luchamos contra
la tristeza, ésta acaba convirtiéndose en una actitud melancólica de fondo. Te puede llevar a perder capacidad de
empatía y compasión, porque la tristeza de los demás también te acaba resultando irritante.
Por lo tanto, el camino a aprender a sostener y contener nuestras propias emociones, con el alivio que supone llevar la
atención a la respiración, nos permite desbloquear esa energía y dejarla fluir en la corriente de vida. La naturaleza de
la emoción es pasajera y transitoria. Ya que no podemos evitar que estos huéspedes indeseados aparezcan, tratarles
de forma amable, hacernos amigos de estas emociones, parece ser el camino más correcto para que se queden en
la casa de nuestra conciencia solo el tiempo que es necesario. Cuando se sienten rechazadas o ignoradas, acaban
quedándose a dormir en nuestro inconsciente.
Instrucciones
Lleva la atención a tu respiración. Observa cómo el aire entra y sale a través de tu nariz. Siente el fluir del aire a través
de tu nariz. Observa cómo el aire entra fresco al inspirar, y cómo sale caliente en la exhalación.
Te invito a realizar un escáner de tu cuerpo en busca del lugar donde tienden a expresarse estas sensaciones
desagradables asociadas a tu malestar emocional. Sin perder el contacto con la consciencia de la respiración,
observando desde el lugar de seguridad que te aporta… puedes observar y sentir las sensaciones físicas de tu cuerpo
en forma de tensión, cosquilleo, temperatura… ¿Cómo sientes ese malestar? ¿Dónde se aloja? Observa y siente…
Escanea tu cuerpo con tu mirada interna…
Cuando la tengas localizada, puedes levantar la mano…
Con los ojos cerrados, puedes compartir lo que observas en voz alta….
¿Dónde lo sientes?
¿Cómo lo sientes? ¿Qué sensaciones corporales te produce la emoción?
Observa y amplifica estas emociones. En lugar de resistirte a ellas, respíralas. Respira la emoción. Permítela ser, haz
incluso más lugar para ella. Al observar y aceptar, puede ocupar incluso más espacio en tu cuerpo… Observa cómo
se expande y circula la emoción… Permite que fluya…
Observa que, como tantos procesos mentales, la emoción también surge… se expresa… y se disuelve… Observa su
naturaleza transitoria…
Como un buen anfitrión, permite que este huésped esté de visita en tu conciencia… Cuando desee irse, suelta…
Déjalo ir… Observa cómo se va disolviendo a medida que respiras…
Comparte conmigo cómo van modificándose las sensaciones a medida que respiras…
(…)
Ahora que te sientes en calma, y que estas sensaciones de malestar han perdido fuerza… Agradece la capacidad de
tu conciencia para sostener y contener tu emoción. Cuando vuelvas a sentir con claridad las primeras señales de esta
emoción, en lugar de evitarlas, detente a observarlas. Respíralas…. Y permite que fluyan… Desde el lugar seguro
desde el que las observas.
Cuidar al niño interior
Cuaderno de Prácticas Terapéuticas: Cuidar al niño interior
de Prácticas Numerosos autores han seguido la estela trazada por Gustav Carl Jung a la hora de señalar
la presencia en nuestra psique de una instancia de naturaleza fundamentalmente emocional,
Terapéuticas: forjada en nuestra infancia, a la que llamamos “el niño interior”. A pesar de nuestra edad
cronológica y del desarrollo cognitivo propio del adulto, nuestra interacción emocional
Cuidar al niño tiende a seguir patrones inconscientes que quedaron fijados a una edad temprana.
interior ¿En qué consiste?
La práctica propone realizar un desdoble de estas dos conciencias, personal y prepersonal,

de manera que nuestra parte adulta pueda responsabilizarse plenamente de escuchar las
necesidades y emociones del niño interior, y proporcionarle los cuidados y la atención que
demande. Supone un acto de compasión profunda hacia necesidades que podemos disociar
al considerarlas demasiado infantiles, instalándonos en una posición victimista y de espera
inconsciente a que alguien nos atienda y preste atención.
¿Para qué sirve?
Supone el paso definitivo para independizarse emocionalmente de nuestros padres, y sentir

que podemos caminar por nuestra cuenta. Recuperamos las proyecciones que realizamos
inconscientemente en nuestras parejas, amistades e incluso hijos… Esperando de ellos una
atención y cuidados que ya no corresponden.
Puede ser una buena forma de culminar el trabajo con la parte prepersonal del cliente, que por lo general genera la
sintomatología de malestar que le haya podido traer a consulta.
Introducción
A menudo nos pillamos teniendo reacciones emocionales exageradas, que nos da hasta vergüenza reconocer. En
los demás vemos claramente cuando alguien reacciona de una manera infantil, desproporcionada… como si uno
demandara atención a través de pataletas emocionales que tratamos de disfrazar de racionalidad.
Este ejercicio lleva a identificar claramente cuál es la necesidad que está expresando lo que llamamos nuestro niño
herido, esa parte de nuestra personalidad que continúa relacionándose con el mundo como si fuéramos mucho más
vulnerables y pequeños de lo que en realidad somos.
Al identificar claramente a nuestro niño interior, y a sus necesidades emocionales, por vergonzosas e inapropiadas
que nos resulten desde nuestra mentalidad adulta, podemos colocarnos en posición de ofrecerle nuestros recursos,
atención y cuidado… como si de un hijo amado se tratara.
De esta forma te sentirás más maduro emocionalmente, y menos dependiente de la atención y cuidados de las
personas que te rodean. Desbloqueas así los momentos en los que te sientes víctima de las circunstancias, y te colocas
en la posición de cuidador principal de ti mismo. Es una práctica que fomenta de manera profunda tu amor propio.
Instrucciones
(Tras realizar una práctica breve de observación consciente del cuerpo)
…Y ahora que tu cuerpo está relajado, tus emociones en calma y tu mente sosegada, vas a tu propio niño interior.
Recuerda alguna imagen de ti mismo en tu primera infancia, asociada a alguna fotografía o video, con la que puedas
identificar con claridad a tu niño interno.
Observa su carita…, su mirada…, su gesto…, sus manos…, sus brazos…, sus pies…, observa su ropa y el lugar en
donde se encuentra. Siente sus emociones, percibe sus necesidades no satisfechas.
…Ves con claridad la raíz de su dolor, y sientes una profunda compasión… Desde tu corazón te surge abrazarle,
dándole todo tu amor y sintiendo cómo sus bracitos rodean con ternura y agradecimiento tu cuello.
…Respira con él, tranquilizándole al enlentecer el ritmo de tu respiración.
Susúrrale suavemente que lo quieres, que siempre vas a estar a su lado, que puede confiar en la vida. Siempre que te
necesite, vas a estar ahí para cuidarle y darle lo que necesite. Amas profundamente a este niño interior. Vas a velar
por él en los momentos de mayor confusión e inquietud. Este niño admira todas las capacidades que has desarrollado,
confía en ti y te siente fuerte. Tú crees en él, sabes que va a vivir cosas muy hermosas, que va a superar obstáculos
que ni siquiera imagina que sea capaz de superar. Sabes que en la aventura de la vida va a desarrollar potencialidades
sorprendentes que le harán florecer.
…Respira con él. Siente cómo su corazón late al ritmo perfecto…, siente cómo tu niño interior se tranquiliza y confía.
…Ahora mientras tu niño descansa tranquilo y seguro, y duerme apoyando su cabecita en tu hombro, abres tu visión a la
fortaleza de la vida que se abre paso a través de las dificultades y del dolor de la existencia… Das las gracias por las
capacidades que como adulto consciente has sido capaz de desplegar en beneficio de este niño que ahora proteges,
cuidas, orientas y atiendes.
Un sentimiento profundo de gratitud va conectando todas las células de tu cuerpo y sientes que tanto tu niño interior
como tú respiráis en el mismo campo de consciencia de gratitud y confianza profundas. Sientes cómo fluyes en el río
del devenir sabiendo que todo aquello que precises para el Camino te encontrará.
…Ahora sabes que eres capaz de apoyar y superar aquellos momentos de tu vida en los que sientas la inseguridad
y otros síntomas derivados de la confusión mental y de la carencia afectiva.
Cuando esos síntomas reaparezcan en el camino de tu vida puedes volver a recordar la imagen de tu niño abrazado
a ti, confiando en tus recursos de adulto, respirando en el sosiego que produce la protección y el amor que le otorgas.
Y ahora, para finalizar este ejercicio, voy a contar hasta 10, cuando llegue al número 10 te sentirás en la confianza
y en el amor vibrante de tu corazón abierto.
1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9…. y 10.
Toma una respiración profunda, mueve los dedos de tus manos y de tus pies y, lentamente, puedes abrir los ojos.
Honrar mi camino de vida
Cuaderno de Prácticas Terapéuticas: Honrar mi camino de vida
de Prácticas Esta práctica se inspira en el proceso de integración de las etapas de vida, al tiempo que
Terapéuticas: trabaja con los estados del yo, guiando a la persona a situarse en el adulto que es en la
actualidad.
Honrar mi
¿En qué consiste?
camino de vida
Esta visualización consiste en tomar consciencia del propio camino de vida, ubicando los
momentos vitales o estados del yo –‘yo niño’, ‘yo adulto’ y ‘yo futuro o potencial’– a distintas
alturas del camino. Se guía a la persona para visualizarse a sí misma en mitad de un camino,
detrás de él/ella al niño/a que fue y, enfrente, al yo que será. Esta visualización da una
perspectiva de la línea de vida, permitiendo al mismo tiempo la ubicación en el momento
actual.
¿Para qué sirve?
A menudo sucede que no somos conscientes de hasta qué punto nos vivimos atrapados en
un pasado que ya no es, y que sin embargo actualizamos constantemente en el presente.
Aunque en el cada día nos desenvolvamos como adultos en cuanto a los aspectos más
funcionales, es frecuente que internamente nos vivamos como el niño o niña que fuimos; de
esta forma, repetimos las mismas vivencias, emociones y estrategias de supervivencia que
antaño.
Reconocernos como adultos en el momento presente nos permite tomar consciencia de las infinitas posibilidades que
se abren frente a nosotros, al tiempo que nos permite abrir la puerta de la resiliencia.
Puede ser útil en un momento de sufrimiento emocional en el que la persona se ve afectada por vivencias del pasado,
sintiéndose sin recursos para gestionar las emociones desencadenadas. Esta práctica puede propiciar la toma de
contacto con los recursos de los que sí se dispone, pero que quedan velados por un movimiento emocional regresivo.
También puede ser útil para anclar en la consciencia los nuevos recursos que la persona ha ido desplegando durante
el proceso terapéutico, y arraigarse en el momento presente.
Por último, esta práctica está indicada para propiciar el sentimiento de autorreconocimiento y honra al propio camino
de vida, contribuyendo esto a consolidar un proceso de crecimiento y maduración.
Introducción
A lo largo de esta práctica te voy a guiar en una visualización durante la que podrás tomar perspectiva de tu camino de
vida. A menudo nos vivimos como si nos hubiéramos quedado parados en un tramo pasado del camino; cuando esto
sucede, basta con tomar consciencia de que, en realidad, hemos seguido transitando el camino, y que estamos ya en
otro lugar… solo que no nos hemos dado cuenta.
Poder reconocer que estamos donde estamos, y que somos los adultos que somos, nos permite entrar en contacto
con los muchos recursos que sí tenemos, y activarlos. Desde tal reconocimiento, es más viable integrar nuestras etapas
de vida y las vivencias pasadas.
Esta visualización propicia el sentimiento de reunificación interior y autorreconocimiento, de forma que sientas mayor
disponibilidad hacia e momento presente y, en definitiva, hacia la vida.
Instrucciones
Previa relajación y autoconsciencia del cuerpo
En postura sentada, te invito a entornar suavemente los ojos… Siente tus ojos relajados, tu rostro relajado, tu entrecejo
relajado… Suelta, relaja… Permítete este instante de estar contigo en un clima cálido y seguro…
Ahora siente las plantas de tus pies… siente su contacto con la superficie que sostiene tus pies… siente el arraigo,
sólido, firme… El suelo te sostiene… Desde las plantas de los pies, que hacen pleno contacto con el suelo, siente
cómo se sostienen tus piernas, sin esfuerzo… Siente tus pantorrillas…
Sigues ascendiendo con tu atención… ahora siente tus caderas… busca ese punto de apoyo en los huesos que hay
debajo de tus glúteos desde donde puedes mantener tu espalda vertical, sin esfuerzo… Siente cómo tu columna traza
una vertical…
Tu abdomen flojo, tus hombros relajados, suaviza todo tu cuerpo… Suaviza tus articulaciones…
Siente cómo la respiración te masajea internamente… inhalas… exhalas… y con cada exhalación tu cuerpo se relaja
más y más, tu mente se aquieta más y más…
A continuación, la relajación se enlaza con la visualización
Ahora que estás presente en tu cuerpo y que tu mente está en calma, visualiza / imagina un camino… un largo camino
que viene de muy atrás y sigue hacia delante. Visualízate a ti en mitad del camino, mirando al frente.
¿Cómo es ese camino? Recrea con todo detalle este camino: siente los olores, escucha los sonidos…
Ahora, te das la vuelta para mirar hacia atrás… Ahí, a lo lejos, ves una silueta… ¡Es la silueta de una criatura! Enfocas
un poco más tu mirada, y te das cuenta de que eres tú de pequeño/a… Mira a esa criatura, ahí, parada en el camino…
¿Cómo va vestido ese niño / esa niña? ¿Qué hace? ¿Te mira? ¿Qué edad tiene?...
Ahora llamas su atención y le saludas con una sonrisa y con la mano… Mira cómo se iluminan sus ojos… Te reconoce
y le reconoces… Ahora le haces un gesto para que se acerque… y ves cómo ese niño / niña emprende el camino para
llegar hasta ti. Mírale… ¿cómo camina?, ¿o bien se acerca corriendo? ¿Viene con timidez, con alegría, con un halo de
tristeza? Está cada vez más cerca… Ahora le miras con cariño y le indicas, con un gesto, que se llegue hasta donde
estás tú… Le tiendes una mano y le transmites confianza y calidez…
Dile internamente a esta inocente criatura:
“Ahora estamos aquí, juntos…Tú estás aquí conmigo”. Tómale de la manita y nota su tacto suave, tierno… Sostienes
su manita entre la tuya como hace un adulto / una adulta con toda criatura, y os dais la vuelta en el camino. Miráis al
frente, mientras tú le dices ahora:
“Yo ya he crecido, y ahora estás conmigo… Estás aquí, seguro/a… Mira cuánto camino tenemos por delante”. Observa
la carita de la criatura ahora… Mira sus ojos brillantes… Y, de nuevo, le dices suavemente: “Gracias por ser como
eres… gracias a ti yo he llegado aquí, y ahora puedo cuidar de ti”.
Y ahora miras al frente del camino, a lo lejos… Y ahí, enfrente, ves una silueta… la silueta de una persona adulta.
Enfocas tu mirada y… te ves a ti mismo/a de aquí a unos años… ¿Cómo viste esa persona; cuál es su gesto, su
postura…? Obsérvale con todo detalle…
Llama su atención para que te mire… Ahora os miráis… ¿Cómo te mira, cómo le miras tú?
Y ahora le dices internamente: “Llegaré hasta donde estás tú gracias a que soy como soy ahora…”.
Y ahora te das cuenta de que ese tú también te quiere decir algo desde el futuro… agudiza el oído… Escucha… ¿Qué
te dice?
Guarda esta valiosa clave en tu corazón para transitar el camino hasta él/ella…
Ahora puedes decir en voz alta: “Honro mi camino de vida”
Inspira profundo… exhala por completo… inhalas… y, al exhalar, dejas ir toda imagen y permaneces unos instantes
con la atención en tu respiración.
Para finalizar esta práctica, toma una última inspiración profunda… exhala completamente, al tiempo que abres tus
ojos.
Experto/a en
Segundo Grado
La silla terapéutica
EXPERTO/A EN TERAPIA TRANSPERSONAL: Técnica terapéutica: La silla terapéutica
TÉCNICA ¿De dónde proviene?

TERAPÉUTICA Esta técnica se inspira en la Silla Vacía, proveniente de la Terapia Gestalt y
La silla posteriormente adaptada por Kristin Neff, quien incorporó la dimensión de la
terapéutica autocompasión a la práctica. Desde el enfoque transpersonal, se hace hincapié en
el atestiguamiento de las partes internas en conflicto.
¿Para qué sirve la práctica?

La práctica está diseñada para integrar la sombra personal y restablecer, así,
la energía perdida en el conflicto interno. Es una técnica muy flexible que permite
indagar en los conflictos internos y en los aspectos no integrados de nosotr@s
mism@s.
¿En qué momento del proceso terapéutico es útil?

Su aplicación es útil y recomendable en las primeras fases de conocimiento del ego.
Una vez captada la esencia del conflicto, y vislumbradas las partes más sombrías con
las que el cliente lucha internamente, este ejercicio permite devenir más consciente
de la “guerra interna” y verse de forma más compasiva, a la vez que integral. 2
Tomas de conciencia sanadoras:

En esta situación, ¿qué partes de mí salen a relucir? ¿Cómo la lucha entre dos o más partes de mí genera
conflicto interno?
¿Soy algo más que una parte de mí?
¿Puedo relacionarme de una forma más amable con mis aspectos rechazados, en lugar de tratar de
deshacerme de ellos?
¿Qué ocurre cuando “pongo luz” a mi sombra?
¿Cómo introducir la práctica?

Tras identificar, junto con la persona acompañada, aquello que le molesta, irrita o conflictúa de sí misma, y
que con frecuencia conlleva emociones encontradas y lucha interna, se le ayudará a nombrar dos partes del
conflicto interno: el duro y el blandengue, la crítica y la víctima, la amigable y la iracunda….
“En este conflicto que me comentas, parece que hay varias partes de ti que entran en lucha… Te voy a
proponer una práctica que te ayudará a observar desde fuera a estas partes que están en juego, y a iniciar un
diálogo con ellas, de tal forma que puedas objetivarlas e, incluso, mirarlas más amable y compasivamente.
Al atestiguar de manera compasiva aquello que nos disgusta, algo se libera y surge, entonces, un espacio
más amplio para actuar y sentir de otra forma.
Por lo que me has comentado, en la situación que estás viviendo parece ser que, por una parte, surge en ti
un sentimiento de victimismo e impotencia y, por la otra, una intensa rabia que has expresado como “me
vienen ganas de pegarle cuatro gritos…”. Y con ambas pareces estar en conflicto… diría que te disgusta
sentir esto, ¿es así? Entonces, podemos decir que hay dos sentimientos contrapuestos que bien pueden
corresponderse con “dos partes de ti”… ¿Cómo podrías nombrar a cada una de ellas? ¿Qué nombre les
pondrías si tuvieran entidad propia?
Una vez nombradas ambas partes del conflicto, se procede con la vivencia de la técnica.
Ejemplo:
- Cliente: A una parte la llamaría “Iracunda” y, a la otra, “Victimista”.

- Terapeuta: Bien, entonces trabajaremos con la Iracunda y con la Victimista…
Instrucciones
Para llevar a cabo esta práctica, se disponen tres sillas en círculo. Dos de ellas serán las sillas de las dos
partes internas que están en conflicto; la tercera, será la silla del Observador compasivo. Durante el ejercicio,
se invitará a la persona a irse sentando en cada una de las sillas, con el fin de dar voz a cada parte y de
experimentarse en cada una de ellas.
Esta técnica también se puede llevar a cabo sustituyendo las sillas por hojas de papel en el suelo,
representando dos de las hojas a cada una de las dos partes del conflicto y, la tercera, al Observador
compasivo.
1. Una silla será para la parte X (nombrarla tal y como haya decidido el cliente; por ejemplo: “la
iracunda”), que lo que hace es…… (aquí se describe el comportamiento o emoción; por ejemplo:
“estallar en rabia”).
2. Otra silla será para la parte P (nombrarla tal y como haya decidido el cliente; por ejemplo: “la
víctima”), que lo que hace es…… (aquí se describe el comportamiento o emoción; por ejemplo:
“quedarse impotente y sumisa”).
3. La tercera silla será la silla del observador sabio y compasivo, que atestigua el diálogo entre las
otras dos partes.
Es importante que, al ocupar cada silla, se invite a la persona a respirar consciente y a tomar conciencia “del
cambio de silla”, así como de la parte a la que va a dar voz.
En cada silla, la persona asumirá que “es esa parte” y se expresará en primera persona. Se dirigirá a la otra
parte, ubicada en una de las dos sillas vacías, como un “tú”. De esta forma, ambas partes dialogarán entre
sí.
En ocasiones, el terapeuta podrá hacer preguntas directas a la parte acerca, por ejemplo, de cómo se
siente y piensa; en tal caso, la parte responderá directamente al terapeuta. A menos que haga este tipo de
preguntas para conocer más a la parte e instarla a expresarse, el terapeuta deberá estar atento para que las
voces no se dirijan a él; cuando esto suceda, animará al cliente a que se lo diga directamente a la otra parte:
Ejemplo:
- Terapeuta al cliente: “Exprésale a esa parte cómo te sientas respecto a ella.”

- Cliente al terapeuta: “Cuando aparece, me pone de los nervios…”
- Devolución del terapeuta: “Díselo a ella directamente, no a mí; es ella quien tiene que escucharlo…
Cuando apareces, me pones de los nervios… Díselo.”
PASOS
1.- Se invita al cliente a tomar asiento en la silla de la parte X (“iracunda”). Se le indica que tome consciencia
de la silla que ocupa y que sintonice con “la voz” de esta parte sin censura. Se le invita, asimismo, a darse
cuenta de su postura corporal y de las emociones que le surgen en esa silla, y a ponerlas en palabras:
postura fuerte, rígida, erguida, calor en la cara… Me siento como si fuera a estallar, siento tristeza….
A continuación, se le anima a expresar en voz alta y sin filtros lo que piensa y siente esa parte.
Ejemplo:
T: ¿Cómo te sientes en esta situación que estás viviendo, X? (X: el nombre de la parte. La situación puede
hacer referencia a algo que enfrenta el cliente en la actualidad –por ejemplo, un conflicto con la pareja– y
que activa en él o ella esas dos partes marcadas y contrapuestas)
C: Odio lo que está pasando… me da mucha rabia.
T: ¿Cómo te sientes en relación a P (haciendo referencia a la parte opuesta)? Exprésaselo directamente a

ella…
C: No soporto que tengas esa actitud victimista… Eres pusilánime.
T: X, ¿en qué situaciones apareces con más fuerza?
C: Cuando algo me enfada, porque no tiene solución fácil; también cuando está presente ese victimismo…
T: ¿Qué te gustaría hacer con esa parte victimista que tienes enfrente de ti ahora? Díselo a ella..
C: Liquidarte, que no existieras.
2.- Cuando la parte X se haya expresado suficientemente acerca de la cuestión, se invita a la persona a
ocupar la otra la silla: la de P. De nuevo, se le indica que observe su tono de voz, la postura corporal, la
expresión, las emociones que brotan…
T: “Toma conciencia de que ahora estás en la silla de P… Respira y déjate sentir… Cuando quieras, dale
voz a lo que sientes, tras haber escuchado lo que ha expresado la parte X… Verbaliza cómo te sientes,
respondiendo directamente a X. Simplemente, di lo que brote de tu interior…
(…)
T: P, ¿Cómo te gustaría ser tratado por X?
Se acompaña al cliente a mantener un diálogo durante un tiempo, ahora desde la silla de P, invitándole a
expresar cómo se siente en relación a la situación y también en relación a X.
10
3.- Tras este primer contacto con ambas partes habiendo ocupado la silla de cada una y habiendo hablado
“con su voz”, se invita al cliente a cambiar varias veces más de silla, yendo de la silla de X a la silla de P.
En cada cambio, se pregunta a la parte cómo se siente en relación a lo que le ha expresado la otra parte. A
medida que avanza el diálogo, el terapeuta va guiando la indagación hacia el descubrimiento de la función
que cumple cada parte, así como a constatar si son capaces de desplegar una mayor comprensión la una
con respecto a la otra.
Ejemplos preguntas:
T: X, ¿cuál es tu función?
T: X, ¿sientes que la parte P se da cuenta de la función que cumples?
T: X, ¿cómo te sentirías si la P reconociese tu función? Exprésaselo directamente…
T: X, ¿en qué cambiarías tú si P viera un poco más el valor de lo que haces?
T: P, X ha expresado que su función es… (se nombra la función que ha expresado X con palabras textuales
del cliente) ¿Cómo te sientes tras haber escuchado esto? Y tú, ¿sientes que P reconoce tu función?
….
11
Tras cada cambio de silla, se puede devolver un breve resumen al cliente de lo que ha expresado desde
la silla en la que acaba de estar; es importante no interpretar, sino limitarse a hacer una devolución con las
mismas palabras que la parte ha empleado:
T: Ahora estás en la silla de X, que ha expresado no entender cuál es tu función… ¿Cómo te sientes ante
esto que te ha dicho X? ¿Cómo te gustaría ser tratado por ella?
En general, es suficiente con que la persona ocupe cada silla entre dos y tres veces para que el diálogo tome
un cauce más conciliador y de mayor comprensión entre las partes, inicialmente opuestas.
4.- Finalmente, se invita al cliente a ocupar la silla del Observador compasivo, y a evocar su sabiduría más
profunda, desde donde es capaz de aceptar y de amar incondicionalmente… Unas respiraciones profundas
y unos momentos de silencio ayudan a centrarse y a evocar a esta dimensión atestiguadora y compasiva…
12
“Toma unas cuantas respiraciones profundas… Permite que tu corazón se suavice y se abra… Si te ayuda,
pon tu mano sobre el corazón para hablar desde él… Ahora observas a ambas partes por igual… Sientes que
puedes comprenderlas y validar sus perspectivas… Desde tu posición, puedes ser imparcial y no identificarte
con ninguna de ellas. Desde un nivel más profundo y amplio, puedes dar cabida a ambas voces…”
A continuación, se le invita a dirigirse a las dos partes.
T: ¿Qué quieres expresarle a la parte X?
C: X, lo que dices se parece mucho a lo que te decían tus padres… Veo que estás realmente asustada… Te
comprendo.
13
T: ¿Qué te gustaría decirle a P desde la silla del Observador compasivo?
C: P, Veo que estás realmente dolida, siento que todo lo que deseas es que te acepten tal y como eres…
5.- Después de que finalice el diálogo, se abre un espacio para compartir e integrar lo sucedido:
- ¿Cuáles han sido tus tomas de conciencia más relevantes?

- ¿Comprendes mejor ahora el origen y la función de estas dos partes?
- ¿Cómo te sientes ahora en relación a ellas?
- ¿Puede haber una nueva forma de gestionar tu situación actual que no sea la de “actuar” desde una de
las dos partes?
14

17.prácticas de Técnicas Terapéuticas - 2º TT - Compressed

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17.prácticas de Técnicas Terapéuticas - 2º TT - Compressed

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Experto/a en Terapia Transpersonal

Prácticas de técnicas terapéuticas

Prácticas de técnicas terapéuticas

Estimad@ Acompañante del Alma,

Ha llegado el momento de vivenciar el bello oficio de la ayuda, a través de

Solemos decir que a meditar se aprende meditando… De la misma

En este punto de tu formación, te proponemos un proceso práctico con

• Por una parte, tendrás ocasión de experimentarte desde el rol del

• Por otra, te experimentarás desde el lugar del acompañado/a

• Y por último, experimentarás el valioso aprendizaje que se da cuando

Prácticas de técnicas terapéuticas

Esta vivencia permite:

• Poner en práctica y, al mismo tiempo, experimentar algunas de las

• Consolidar determinadas habilidades terapéuticas, tales como la

• Atestiguar lo que sucede “entre líneas” durante la aplicación de

Prácticas de técnicas terapéuticas

Observaciones previas acerca del “desde dónde”

Para llevar a cabo las 6 sesiones prácticas, te facilitamos a continuación una

Un espacio de aprendizaje nos brinda la oportunidad de darnos cuenta de

Tanto la humildad como la mente de principiante son dos grandes

Si en el encuentro podemos aportar algo al otro, contribuyendo así a que

Prácticas de técnicas terapéuticas

Estructura de las sesiones de práctica terapéutica

A continuación, te detallamos la estructura propuesta para cada sesión.

Recuerda que, de estas 6 sesiones, cada un@ de los componentes de

Prácticas de técnicas terapéuticas

Como en todo primer encuentro, te proponemos que dediques gran

Para ello, puedes basarte en la técnica Preguntas clave en la primera

Convendrá, asimismo, que en esta primera sesión inicies a la meditación

Puedes terminar la iniciación a la meditación invitando a la persona a

• Para generar un espacio de confianza, será oportuno que al inicio de

Prácticas de técnicas terapéuticas

• Trata de que las preguntas clave no se conviertan en una especie

• Es importante que en este primera encuentro informes a tu

Prácticas de técnicas terapéuticas

• Inicia la segunda sesión con 7 minutos de meditación, nombrando de

• Tras la práctica meditativa compartida, abre un amplio espacio de

• Mientras escuchas, “entrena tu mirada” en observar cómo se expresa

• “Lee entre líneas” el lenguaje no verbal; tal vez esta observación

Prácticas de técnicas terapéuticas

• Inicia la sesión invitando a tu acompañado/a a compartir 10 minutos

• La técnica propuesta para llevar a cabo en esta sesión es Atención a

• Al finalizar la técnica, invita a tu acompañado/a a expresar sus tomas

• Dedicar el espacio necesario para concretar la emoción objeto de

Prácticas de técnicas terapéuticas

• Inicia la sesión invitando a tu acompañado/a a compartir 10 minutos

• La técnica propuesta para llevar a cabo en esta sesión es Cuidar

• Al finalizar la técnica, invita a tu acompañado/a a expresar sus tomas

• Antes de adentrarte en la visualización propiamente dicha, convendrá

• Procura que tu tono de voz sea pausado y lo suficientemente bajo

Prácticas de técnicas terapéuticas

• Inicia la sesión invitando a tu acompañado/a a compartir 10 minutos

• La técnica propuesta para llevar a cabo en esta sesión es la

• Al finalizar la técnica, invita a tu acompañado/a a expresar sus tomas

• Antes de adentrarte en la visualización propiamente dicha, convendrá

• Procura que tu tono de voz sea pausado y lo suficientemente bajo

Prácticas de técnicas terapéuticas

• Inicia la sesión invitando a tu acompañado/a a compartir 10 minutos

• La técnica propuesta para llevar a cabo en esta sesión es La silla

• Al finalizar la técnica, invita a tu acompañado/a a expresar sus tomas

• Dedicar el espacio necesario para concretar las partes internas del

TÉCNICA A continuación, se presenta un protocolo de preguntas variadas que ayudan al

• ¿Desde hace cuánto tiempo te dedicas a ello?