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Collins Randall. The credential society. New York, Academic Press, 1979.
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Ibid., p. 15. “The pattern in wich growth in university enrollments is followed by subsequent
economic development in 21 of 37 cases, but the exceptions (including the United States, France,
Sweden, Russia and Japan) are of such importance as to cause serious doubt on any necessary con-
tribution of higher education to economic development.”
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“In sum, what is learned in school has much more to do with conventional standards of
sociability and propriety than with instrumental and cognitive skills.”81
80
Ibid., p. 17. “There has been little study of what is actually learned in school and how long is retai-
ned. What evidence is available, thoug, suggests that schools are very inefficient places of learning.
Many of the skills used in managerial and professional positions are learned on the job, and the
lengthy courses of study required by business and professional schools exist in good part to raise the
status of the profession and to form the barrier of socialization between practitioners and layment.”
81
Ibid., p. 19. “En resumen, lo que se aprende en la escuela tiene más que ver con los estandares
de conveniencia y sociabilidad que con los de orden instrumental y de habilidades cognitivas.”
(Traducción propia).
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82
Ibid., p. 23.
83
Ibid., p. 24. Asimismo, el autor aclara la distinción entre tecnologías de producción y tecnologías
de administración y comunicación. Para esto ver p. 26.
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“...la espiral inflacionaria de títulos académicos no sólo o no tanto (se debe) a una
presión de orden económico, o a una respuesta del Estado en busca de consenso,
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sino como resultado del conflicto de poder que libran distintos actores sociales vin-
culados entre sí a través de la educación universitaria, tales como las profesiones, la
escuela en tanto institución, los estudiantes y los empleadores. Este autor (Randall
Collins), que sigue los planteamientos weberianos sobre la clausura profesional, ar-
gumenta que los grupos de interés asociados con las profesiones tienden a presionar
al aparato productivo para su expansión en la búsqueda de clientelas que les permi-
tan reforzar sus posiciones de privilegio dentro de la estructura de poder social.”84
84
Rodríguez Gómez Guerra Roberto, “Educación superior y desigualdad social” en la Revista
Mexicana de Investigación Educativa. Enero-junio México 1998, vol.3, núm. 5 p. 139 a 168. Este
autor también menciona que de los planteamientos del “enfoque credencialista” que se refiere a los
efectos de la devaluación de las credenciales en el nivel sistémico, se desarrolla en obras como “The
Diploma Disease” de P. Dore: “...quien establece una relación inversa entre el crecimiento de las
oportunidades universitarias y la de puestos de trabajo profesional, en el sentido de que el exceso de
oferta ocasiona la caída de los precios de mercado de las credenciales universitarias y empuja, con
ello, a la obtención de certificados que indican niveles de escolarización progresivamente más altos,
cuya función exclusiva es jerarquizar individuos y posiciones, antes que formar conocimientos,
destrezas y competencias requeridas y demandadas por el mercado de las profesiones.” p. 139. No
obstante lo anterior, esas dos grandes vertientes del enfoque credencialista –señala R. Rodríguez–
“...es decir, la explicación de la expansión universitaria como producto de procesos inflacionarios
en el mercado profesional o como efecto de la operación política de los grupos de profesionales, no
son en esencia contradictorias, antes bien pueden ser vistas como complementarias en el sentido
en que apuntan hacia zonas diferentes de acción social en que se desarrollan procesos que son
analítica y empíricamente plausibles y verificables.” Ibid., p. 140.
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85
Ibid., p. 66-71.
86
Ibid., p. 90.
87
Ibid., p. 91.
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88
Ibid., p. 132.
89
Ibid., 172.
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con los cambios en los modelos políticos. Las diferencias, por ejemplo,
entre los estados centralizados y los descentralizados juega un amplio
papel en la volatilidad de los mercados culturales, teniendo un efecto
indirecto en la formación de comunidades ocupacionales; así como, un
efecto directo lo tiene la intervención estatal en el reconocimiento legal
a la propiedad de los empleos.
Abordemos con mayor detenimiento los planteamientos de Randall
Collins sobre la crisis del sistema credencialista90 y la constitución de
comunidades profesionales.91
La crisis credencialista
Para Collins un número de diferentes posiciones políticas toman lugar
en el mercado de las credenciales y que en resumen agrupa en dos gran-
des posiciones:
90
En The credential society, op. cit. p. 191-204.
91
En Collins Randall. Conflict Sociology. Toward an Explanatory Science. New York, Academic
Press, 1975. p. 340-347.
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92
Ibid., p. 194.
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Tal es el caso de la oferta de educación superior en nuestro país, en la que se han limitado los
espacios que se ofrecen para ciertas carreras en instituciones públicas de educación superior y en
cambio se han ofertado mayores espacios en las nuevas “universidades tecnológicas”, las que no han
podido “posicionarse” debidamente.
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En México ya son célebres los pésimos resultados que en la educación primaria y secundaria se
obtienen en evaluaciones de organismos internacionales, como es el caso de la ocde.
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lar. Sin embargo, la eliminación de los requisitos educativos para los tra-
bajos, puede ser un paso necesario para la reestructuración del mundo
ocupacional, para así producir una igualdad de ingresos.
Ciertamente, aclara Collins, las credenciales educativas no son las
únicas barreras para el mercado libre de trabajo, pero son un compo-
nente crucial del sistema de barreras que tiene que ser removido. Por
tanto, la abolición de la credencialización implica cambios fundamenta-
les en la estructura de la desigualdad y por ello en la cultura moderna.
Randall Collins ha argumentado que la descredencialización en este
sentido tiene momentos aún con consecuencias revolucionarias. Y esto
no puede llevarse a cabo sin una completa reestructuración de las formas
organizativas. En el contexto de una reforma completa, algunas medidas
pueden no ser necesariamente difíciles, como la institucionalización de
una semana laboral corta y mayores periodos vacacionales. Por debajo
de las condiciones normales, claro que algunas medidas son mucho más
difíciles de implementar, como es el caso de la redistribución de los in-
gresos; en lugar de esto, gastar en educación ha sido un camino político
barato para la economía práctica keynesiana en los Estados Unidos.
El tema que centra Collins en la estratificación credencialista respec-
to de la estratificación ocupacional es la de “la propiedad de los puestos”.
Por lo que le parece que reestructurar esto puede ser la mayor y funda-
mental revolución económica que “hasta ahora nadie ha visto”.95 Por
ello hay razones para no esperar que tal reforma se haga fácilmente. Es
posible que las organizaciones y las jerarquías en las carreras profesio-
nales sean reestructuradas gradualmente con acciones específicas. Pero
la resistencia local puede ser difícil de vencer sin una reforma amplia y
una elevada movilización en ese sentido. No resulta fácil de creer que
los que se declaran liberales o aún los movimientos radicales, continúen
quedándose largamente en la tradición de la expansión en el acceso al
sistema credencialista. Dichos esfuerzos únicamente extenderán la na-
turaleza inflacionaria de ese sistema. En esa dirección, se pueden prever
–enfatiza R.C.– los temas comunes que no serán resueltos en un futuro
95
Ibid., p. 195.
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96
Ibid., p. 197.
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Comunidades Profesionales
Las profesiones no son un campo aislado en la Teoría General de las
Organizaciones de Randall Collins.97 Pero una clase particular de sus
miembros controlan la asociación profesional. Al mismo tiempo, los
profesionales a menudo trabajan en organizaciones jerárquicas (y no
solamente en años recientes, pues las más viejas profesiones, militares y
clérigos, pertenecen básicamente a organizaciones).
Las profesiones tienen una igualdad básica entre sus miembros, como
las organizaciones democráticas, pero los recursos son distribuidos en-
tre ellos de acuerdo a la manera en que emerge una jerarquía interna,
con controles de poder por un círculo interior, sobre las carreras indivi-
duales. Así las profesiones –dice R.C.– nos dan la oportunidad de apli-
car alguna de las ramificaciones de la “Ley de Hierro de la Oligarquía”,
mientras que al mismo tiempo ilustran las condiciones que dispersan la
autoridad formal en las organizaciones jerárquicas.
Las profesiones –nos dice R.C.– son ocupaciones con formas alta-
mente auto-concientes y auto-reguladas al interior de grupos de colegas.
Y citando a Wilensky98, señala que como extremo, la profesión ha ad-
quirido jurisdicción exclusiva en la práctica de habilidades particulares,
para admitir nuevas especialidades y para juzgar si o no las habilidades
son ejercidas adecuadamente. Los no-expertos (es decir, los no miem-
bros de la comunidad) son excluidos de estos derechos, aunque ocupen
posiciones jerárquicamente superiores en las organizaciones.
Como es el caso –añade el autor– de las ocupaciones y las organi-
zaciones, las profesiones tienen una “cobertura ideológica”. Ya sea en
la forma de una habilidad ideal, o bien en la forma de imparcialidad o
altruismo que rodee el ejercicio de su práctica. De manera diferente a
otras ocupaciones, las denominadas por Collins “profesiones fuertes”
97
Collins, Randall. Conflict Sociology. Toward an Explanatory Science. New York, Academic Press,
975. p. 584.
98
Wilensky, H.L. “The professionalization of everyone?”, American Journal of Sociology. 1964,
p. 137-158.
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